Tag Archives: vejez

NECESARIO ESTABLECER ESTRATEGIAS PARA ENFRENTAR INCREMENTO DE LA ESPERANZA DE VIDA DE LA POBLACIÓN

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

esperanzadevida16 de julio de 2014

En México hace falta establecer condiciones políticas e institucionales para hacer frente al envejecimiento poblacional, toda vez que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO), la esperanza de vida seguirá en incremento las próximas décadas, advirtió Verónica Montes de Oca Zavala.

La coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (SUIEV) de la UNAM, aseguró que se debe sensibilizar de manera permanente a los tomadores de decisiones, porque no consideran este aspecto prospectivo y están más enfocados en planear cómo distribuir y obtener ganancias de los recursos naturales.

La Universidad Nacional puede aportar a este rubro con investigaciones y asesoría a organismos que lo soliciten. Esta casa de estudios prevalece como una institución que busca soluciones y tiene un gran compromiso social, agregó la integrante del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS).

Las situaciones derivadas del envejecimiento no sólo se solucionarán con paliativos económicos, “debemos articular al tejido social y ser conscientes, desde los pequeños hasta los viejos, que debemos actuar de manera más comprometida con la colectividad y con este grupo poblacional”.

En ese sentido, la doctora en ciencias sociales, con especialidad en población por El Colegio de México, reconoció que en el país es necesario preparar recursos humanos básicos, técnicos y especializados.
“Tenemos que formar cuadros en distintas disciplinas, no sólo médicos: trabajadores sociales, sociólogos, demógrafos, antropólogos y gerontólogos, que desde los niveles más básicos atiendan a este segmento, que no sólo es vulnerable, pues también constituye un capital de talento y la gente tiene derecho a envejecer con dignidad”.

Hay que ver a este sector como un recurso de desarrollo y no como un problema, reiteró. Debemos reconfigurar los aspectos estigmatizados y discriminatorios que hay con respecto a la política negativa del envejecimiento.

Por ejemplo, en las ciudades no somos amables con los adultos mayores, no creamos espacios de inclusión, al contrario, nuestra infraestructura es excluyente y discriminatoria. “Los entornos que analizan los geógrafos son poco sociables y adecuados para ellos”.

Red Académica Internacional

En meses pasados, el SUIEV impulsó la creación de una Red Académica Internacional, en coordinación con la Dirección General de Cooperación e Internacionalización, que permitirá conducir a otras universidades estatales e internacionales, junto con la UNAM, en ese sentido.

El propósito es construir redes, actividades y proyectos interdisciplinarios que afirmen a esta casa de estudios como actor fundamental en las estrategias de largo plazo en la materia.

“Lo que buscamos es fomentar la investigación, el intercambio y la movilidad en tres temas: el envejecimiento activo, la protección social y la calidad de vida”, explicó.

En este proyecto participa el Consejo Superior de Investigación Científica de España; FLACSO de Argentina; la Universidad de Barcelona; la University of East Anglia, en Inglaterra; la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Juárez del Estado de Durango, además de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza y el IIS.

La idea es pensar en un envejecimiento activo dentro de un marco de derechos y protección social, que mejore la calidad de vida de las personas, concluyó.

Créditos:UNAM-DGCS-405-2014

Sin infraestructura suficiente para atender a los adultos mayores

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Mayra Guadalupe Niño Zúñiga, estudiante del Programa de Maestría en Trabajo Social, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM
Mayra Guadalupe Niño Zúñiga, estudiante del Programa de Maestría en Trabajo Social, de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

23 de julio de 2012

En la actualidad, se estima que alrededor del 10 por ciento de la población total del Distrito Federal está constituida por adultos mayores, y en los próximos años, habrá un incremento importante en su número. No obstante, la ciudad no está preparada para ello, ni en el ámbito de urbanidad, de servicios de salud o de las familias, aseguró Mayra Guadalupe Niño Zúñiga.

La estudiante del Programa de Maestría en Trabajo Social, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, advirtió que por el momento “no hay política social que tenga la cobertura para atender esta situación, porque el envejecimiento es una condición totalmente diferenciada entre hombres y mujeres”.

Si México no atiende este sector en los próximos años, enfrentará una circunstancia difícil de empobrecimiento, porque hablar de vejez también implica referirse a la marginación. “Seríamos un país de escaso desarrollo, con pocas oportunidades para nuestras generaciones de adultos mayores, y una mínima respuesta hacia el concepto de desarrollo humano en el mundo”.

La egresada de la licenciatura en Trabajo Social, que desarrolla la investigación “Género en la vejez y el proceso de envejecimiento”, consideró que el Estado carece de una respuesta a la situación de las mujeres en esa condición. Si bien existe el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), su visión no las considera de manera específica.

Por ello, Niño Zúñiga refirió que esta indagación busca demostrar que ellas atraviesan un proceso de choque, porque quizá sean de las últimas generaciones que todavía abonan al cuidado familiar. Hay un cambio en el rol, y no porque sea un grito de liberación, sino porque la coyuntura económica ha convocado a ese sector a estar en la parte productiva.

Además, la sociedad está acostumbrada a que los hombres son quienes proveen, tienen un trabajo reconocido y remunerado, pero en el momento que llega el proceso de jubilación y no tienen qué hacer, enfrentan un choque en el entorno de la familia.

Por lo general los varones adultos mayores están ausentes de la familia. “Si ocurre el proceso de la pensión o jubilación y regresan al cobijo o a la calidez familiar, las mujeres, que siempre han estado ahí, chocan, es como si tuvieran una nueva relación”.

La universitaria describió que comúnmente en esos encontronazos se dan dos procesos poco conocidos y analizados: separaciones y divorcios a esta edad, o síntomas de depresiones muy fuertes, que afectan la salud de ambos géneros.

Las mujeres, por constitución biológica, física y social, están más acostumbradas a la parte activa, aunque no remunerada. Empero, los hombres, al no encontrar este eco, caen en depresiones, que muchas veces los lleva a perder el control de sí mismos.

Por ello, propuso un enfoque multidisciplinario. Ante la modernidad y la globalización, es necesario abrir las miradas para atender a grupos específicos en la población. Desde el trabajo social consideramos de manera integral la salud, la educación, cimentar el concepto de ciudadanía en este sector, que sean sujetos de derechos, y construir comunidad. Además, en este proceso se debe involucrar a otras generaciones: jóvenes, niños, y quizá féminas de mediana edad.

Niño Zúñiga mencionó que la política social en la urbe está en un proceso de calidad, pero no del todo; las políticas sociales que hay son enunciativas. En específico, en el tema de las mujeres son meramente de atención inmediata, pero sin transformación.

Las adultas mayores en la Ciudad de México encuentran eco en que les den una tarjeta de apoyo y tengan cierta calidad en la atención, pero eso no las hace vivir mejor, concluyó.

Lea el artículo completo: http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2012_454.html

Boletín UNAM-DGCS-454
Ciudad Universitaria.

LOS MEXICANOS LLEGAN A LA VEJEZ SIN POSIBILIDAD DE AHORRO NI CAPACITACIÓN LABORAL

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

17 de abril de 2011

• Las bajas pensiones y la poca preparación coloca a este sector en una situación de inseguridad económica, destacó Verónica Montes de Oca, del IIS de la UNAM
• Se estima que, en 2050, el número de personas consideradas adultos mayores representará cerca de 30 por ciento de la población nacional, indicó

En México, las personas con 60 años y más llegan a la etapa de vejez sin capacidad de ahorro, muchos con baja escolaridad y poca preparación para el cambio tecnológico, o para cubrir sus necesidades laborales, afirmó Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

Esos factores, aunados a las depreciadas pensiones, colocan a este sector en una situación de inseguridad económica y laboral, que los ha llevado a incorporarse al trabajo informal en condiciones precarias, con sueldos reducidos y jornadas prolongadas, subrayó.

Actualmente, apuntó, una parte de los adultos mayores (60 años o más) son económicamente activos, pues del total nacional, 30 por ciento tiene empleo formal; no obstante, en las próximas décadas este segmento presentará tasas de participación de más de 50 por ciento de los habitantes del país, para los varones, y de casi 30 por ciento, para las mujeres –según estimaciones del Consejo Nacional de Población–, refirió la especialista en género y vejez.

En México, en 2010, el número de personas consideradas en este sector representó más del nueve por ciento, y se estima que esta cifra se incrementará en los próximos años, hasta alcanzar cerca de 30 por ciento en 2050.

Esta porción poblacional, recalcó, es pobre en su capacidad económica, y aunque puede tener capital social y cultural por la experiencia acumulada, o por haber enriquecido sus relaciones familiares, vive en incertidumbre grave frente a la rapidez del avance tecnológico, a las demandas del mercado laboral, por su baja escolaridad y por la ausencia de un esquema de protección universal.

Su continuidad en el mercado de trabajo, aún con enfermedades crónicas, se debe principalmente a que el poder adquisitivo en las familias ha disminuido, paulatina y progresivamente, desde hace décadas, abundó.

También, obedece a que los tratamientos médicos que necesitan deben ser costeados por ellos mismos o sus familiares, pues aún no cuentan, muchas veces, con los fármacos requeridos, abundó.

A nivel individual, precisó, el envejecimiento no se vive igual en hombres y mujeres; aunque ellas tienen mayor esperanza de vida, la generalidad no recibe ingresos por jubilación o pensión, y registran menores tasas de participación económica, lo que las coloca en una vulnerabilidad mayor a la de los varones.

Condiciones de trabajo

Los hombres y mujeres adultos mayores generalmente desarrollan actividades no asalariadas y carecen de cobertura médica y social, aunque por las horas laborales –en promedio, 39 a la semana– se les puede considerar trabajadores de tiempo completo.

Normalmente, ellas se insertan en actividades por cuenta propia, como ventas, trabajo doméstico, o viven del apoyo familiar, si fueron madres o esposas, indicó.

En cambio, los varones participan más en el mercado formal y eso les da la posibilidad de ser, por más tiempo, proveedores y padres de familia, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-223/2011/unam.mx

Ejercitar el cerebro evita enfermedades neurodegenerativas en la vejez

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Propiciar continuamente la actividad cerebral con actividades sencillas puede reducir el riesgo de alguna enfermedad neurodegenerativa, señaló Erika Gutiérrez Martínez.
Propiciar continuamente la actividad cerebral con actividades sencillas puede reducir el riesgo de alguna enfermedad neurodegenerativa, señaló Erika Gutiérrez Martínez.

9 de julio de 2010

• Mientras más activa sea una persona a lo largo de su vida, es menos propensa a esos padecimientos, dijo la especialista de la FP de la UNAM, Erika Gutiérrez Martínez
• El aspecto físico es importante, pero el interno lo es más, por ello hay que entrenar no sólo los músculos, sino la mente, aseveró

Actividades tan sencillas, comunes y divertidas como leer, jugar memorama, aprender otro idioma o incluso recordar qué ropa se usó la semana pasada mantienen sano nuestro cerebro.

La gimnasia o plasticidad cerebral es la capacidad que tenemos los humanos para hacer que nuestro cerebro se adapte funcionalmente y que el tejido nervioso se regenere o reorganice, detalló Erika Gutiérrez Martínez, especialista de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM. “Todo nuevo aprendizaje nos permite tener una mejor calidad de vida en las etapas adulta y de vejez”.

Estas conexiones no se dan por el simple hecho de mirar las cosas, “no podemos mantenernos como observadores pasivos, es necesario aprender cosas y situaciones nuevas”, agregó.

“Vemos los estímulos y, a partir de éstos, tomamos decisiones basadas en experiencias pasadas. La plasticidad cerebral es la generación de un nuevo aprendizaje debido a nuevas conexiones”, dijo.

Diversos estudios comprobados revelan que mientras más activa es una persona a lo largo de su vida, es menos probable que padezca enfermedades neurodegenerativas como Parkinson o Alzheimer, porque el conocimiento crea la estructura de ese centro nervioso.

Si desde niño se inculca el hábito de la lectura y del conocimiento autodidacta, y al avanzar la edad continúan estas prácticas, la persona tendrá menos posibilidad de experimentar estos trastornos.

La también académica de la FP señaló que no sólo se debe mejorar el aspecto físico, sino también el interno. Debemos hacer ejercicio corporal y mental para que todo nuestro organismo tenga un buen funcionamiento.

Las enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, Parkinson o esclerosis lateral amiotrófica atacan diferentes zonas del cerebro; por ello, las terapias para cada paciente son distintas, aunque la idea central es trabajar constantemente la materia gris, para que genere nuevas rutas y opciones.

Si una zona del cerebro está dañada, éste genera una nueva ruta o da la vuelta para continuar con el proceso de aprendizaje o solución de problemas, pues la plasticidad no sólo se aplica a situaciones cognitivas, sino también en caso de lesiones motoras.

Gutiérrez Martínez indicó que al usar una caminadora eléctrica o una bicicleta fija no sólo se ejercitan los músculos, tendones y huesos, sino también nuestro centro nervioso; las indicaciones que se dan a ese órgano para que realice la actividad requieren de vías accesorias específicas.

Para tener una buena salud mental, añadió, se necesita entrenar continuamente el estado cognitivo, es decir, tener siempre ocupado el cerebro en alguna acción o pensamiento.

Asimismo, es necesario cuidar la salud emocional y realizar trabajo físico que provoque la generación de endorfinas y encefalinas, que facilitan la plasticidad entre las neuronas, pues ésta no se refiere únicamente a las nuevas conexiones, también a la reorganización y liberación de más o menos neurotransmisores.

Además, la alimentación es básica; en la medida en que se consuman más productos que contengan antioxidantes, como las vitaminas C y E, betacarotenos, polifenoles o selenio, más se retrasará el envejecimiento de las neuronas, concluyó.
Créditos: UNAM. DGCS -410/unam.mx

La vejez, un proceso integral

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Muchos ancianos están en sus casas, abandonados por sus familias; otros están solos, casi invisibles a la sociedad, afirmó Fernando Quintanar Olguín, de la FES Iztacala de la UNAM.
Muchos ancianos están en sus casas, abandonados por sus familias; otros están solos, casi invisibles a la sociedad, afirmó Fernando Quintanar Olguín, de la FES Iztacala de la UNAM.

• Realizar actividades que den sentido a la vida, integrar cambios en los roles familiares y mantener lazos afectivos son fundamentales en esa etapa de vida, dijo Fernando Quintanar, de la FES Iztacala de la UNAM

• Con Carlota García y Estela Flores, el doctor en psicología asesora a ancianos campesinos, cuidadores de hijos con discapacidad y sexoservidoras de la tercera edad

En Iztacala, un entusiasta grupo de ancianos acude a la Universidad, de 10 a 11 del día. Algunos asisten puntuales de lunes a viernes, otros van cuando quieren, pero ninguno de los 28 integrantes falta el día que hay fiesta.

“Entonces todos llegan”, narró entre risas Fernando Quintanar Olguín, profesor e investigador de la carrera de Psicología en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, quien ha dedicado 29 años de vida profesional a estudiar la vejez.

En la Clínica Universitaria de Salud Integral (CUSI), los ancianos llegan con ritmo pausado al aula 20, en el segundo piso. Ahí, personas que van de los 65 años a más de 80, en su mayoría mujeres, hablan de sus experiencias, reflexionan, recuerdan eventos significativos y hacen planes para tener un quehacer productivo presente.

“La vejez es la etapa donde se viven las consecuencias de los actos, cuando se hace una reflexión profunda de lo que somos y un análisis de los eventos a los que dimos prioridad.

“Muchos especialistas la abordan únicamente ligada a las enfermedades características, pero nosotros lo hacemos de una manera más amplia, integrando cambios que se pueden hacer en torno a la pareja, la familia, los nietos y amigos, para continuar su desarrollo y evitar la soledad y el abandono”, explicó el doctor en psicología.

Quintanar Olguín estudió la licenciatura y maestría en Psicología por la UNAM, y un doctorado en el área mediante un intercambio entre esta casa de estudios y la Universidad de Salamanca, en España. Evita términos como “adultos mayores” y “personas de la tercera edad”, y se ríe de aquel desafortunado término “adultos en plenitud”; con serenidad y afecto se refiere a sus pacientes como “viejos” y “ancianos”, así, con aceptación y sin simulaciones.

“Cuando llegaron casi todos hablaban de depresión, de enfermedades crónico degenerativas, de cáncer, de muerte y, sobre todo, de soledad. Aquí tienen una posibilidad de revisar su vida, y muchos, hacen cambios para vivir mejor el presente”, explicó el investigador, quien ideó en esa FES el Programa de Psicología del Envejecimiento, del que se desprende el curso que ofrece de lunes a viernes.

En el proyecto universitario también colaboran Carlota García Reyes-Lira y Estela Flores. “Entre los tres damos asesorías a grupos en Oaxaca, Hidalgo, Distrito Federal, Estado de México y aquí, en Iztacala”, detalló.

Marginados entre los marginados

Entre sus pacientes, a Fernando Quintanar y sus colegas les preocupan aquellos que no están en asilos o en algún programa asistencial hospitalario.

“Muchos están en sus casas, abandonados por sus familias; otros están solos, casi invisibles a la sociedad. Nosotros asesoramos a ancianos campesinos de Oaxaca, a un grupo de sexoservidoras de la Ciudad de México y a cuidadores de hijos con discapacidad en Hidalgo y Estado de México”, relató.

Quintanar descartó el abordaje de la geriatría, esa rama médica dedicada a las enfermedades de los ancianos, y elije la gerontología, una ciencia más amplia que incluye aspectos psicológicos, sociales, económicos y demográficos de la vejez.

“Tenemos que aprender a ser viejos, a abatir el aislamiento y la marginación en que viven los ancianos, incluso dentro de sus familias. Es conveniente que estén cerca del arte, de las flores y jardines que reflejan vida. Para integrarse a la sociedad actual, tienen que hacer cambios, integrar que los nietos, niños y jóvenes de hoy viven de otra manera, y asimilar esas diferencias”, recomendó.

Para ejemplificar a los viejos con sentido de vida, Quintanar recordó la anécdota de un grupo de jóvenes que cuestionaron a una anciana sobre actitudes y tecnologías que no existían en “sus tiempos”; pero ella respondió: “Oye, éste es mi tiempo”.

Créditos: Boletín UNAM-DGCS-175 – dgcs.unam.mx