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Indígenas del Putumayo dependen menos de la agricultura tradicional

 
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indigenascolombianosPalmira, jun. 03 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Una investigación permitió identificar que la agricultura tradicional en los resguardos de Tamabioy y San Félix, ya no representan una mayor fuente de ingresos para sus habitantes.

En estos lugares, que pertenecen a la zona del conocido resguardo indígena de Sibundoy Bajo, del Departamento del Putumayo, habitan familias indígenas pertenecientes a la comunidad Camëntsá. Allí, según el censo poblacional del cabildo, hay 330 habitantes en Tamabioy y 420 en San Félix.

En medio de sus múltiples expresiones culturales autóctonas, de las que hacen parte la lengua, la vestimenta, la música y la artesanía, sobresalen la agricultura en huerto casero –que durante años se ha considerado como su fuente principal de ingresos–, y la medicina alternativa.

En ese sentido, la agricultura tradicional ha sido considerada la actividad económica principal en ambos resguardos, que en lengua Camëntsá se conoce como jajañ. Otros sistemas agrarios presentes en los resguardos son: producción ganadera, producción de fríjol, frutales, pastos y cultivo de maíz en relevo de fríjol.

De acuerdo con Vandreé Julián Palacios Bucheli de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia, es fundamental determinar las actividades económicas de los resguardos haciendo énfasis en la actividad agrícola, identificar y clasificar los sistemas de producción, al igual que analizarlos en función de su cantidad, diversidad y calidad.

“Es importante estudiar estos aspectos, ya que actualmente con la demanda de nuevos productos alimenticios, las nuevas formas de vestir, el desarrollo tecnológico (especialmente el de las comunicaciones) y la demanda de educación básica y profesional, determinan un contexto donde el huerto casero por sí solo ya no es capaz de satisfacer las necesidades de la familia Camëntsá. Empiezan a surgir cambios como la introducción y difusión de la ganadería, las producciones de fríjol y frutales”, dice el profesor.

Por esta razón, encaminó un proyecto de investigación con Juan Carlos Barrientos Fuentes, a través del cual se caracterizaron y analizaron de manera comparativa los sistemas de producción agraria en los resguardos, empleando como fuente primaria el diálogo en las zonas de estudio mediante la realización de censos en ambos resguardos, seguidos de entrevistas con algunas familias de las fincas.

“Los resultados permitieron concluir que el 49,5% de las familias de los resguardos indígenas Tamabioy y San Félix generan sus ingresos a partir de la actividad agrícola. El resto de la población lo hace, entre otros, con la oferta de servicios (39%), artesanías (6%) y agroindustria (1,5%)”, señala el investigador.

Igualmente, el contacto con la población urbana, el comercio y la industria se manifiesta en una paulatina transformación hacia la producción y oferta orientadas hacia el mercado. “El recurso financiero se hace cada vez más importante por ser el medio que permite cubrir nuevas necesidades como educación, transporte, atención médica y vestuario convencional”, indica.

La multifuncionalidad es una de las estrategias que utilizan las familias indígenas para satisfacer las necesidades de su actual contexto imperante. En algunos casos se presentan tres sistemas agrarios dentro de la finca-hogar, lo que demuestra la necesidad de la diversificación de la producción.

“Este hecho se confirma con el número elevado de sistemas en transición, pues este resulta de combinar huerto casero y monoproducción; el primero provee alimentos, combustible y algunas medicinas y el segundo, recursos financieros. Este último sistema, si bien no permite una acumulación considerable de capital, sí provee de una cantidad aceptable, así como de seguridad alimentaria para las familias indígenas”, afirma Juan Carlos Barrientos Fuentes en el proyecto.

Por ello, concluye que en futuras investigaciones es necesario ahondar sobre el momento preciso en que los agroecosistemas, ajenos al huerto casero fueron introducidos en el valle de Sibundoy. Esto es relevante para comprender el proceso histórico del cambio social y económico que la comunidad Camëntsá ha experimentado, así como la influencia que ha ejercido la intromisión de la colonización sobre dichos cambios.

Créditos: UNAL-945-2014

LA FIESTA DEL NIÑOPAN, TRADICIÓN DE XOCHIMILCO

 
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Símbolo de la tradición de Xochimilco, la fiesta del Niñopan, el niño dios católico que nació el 24 de diciembre, es un fenómeno cultural que conjuga la tradición del cristianismo medieval y las raíces mesoamericanas.
Celebrada el 2 de febrero, es un referente de los pueblos originarios de la Ciudad de México: inicia el ciclo agrícola, hay mayordomías –en Xochimilco son organizaciones dedicadas al culto del niño dios y de La Candelaria– y es el día en que la gente lleva a bendecir las imágenes del niño dios, en canastas o en charolas con maíz o frijol, pues también es la fiesta de la bendición de las semillas.
La festividad era importante en el centro de México porque marcaba el inicio del año mesoamericano, como señala el mismo Bernardino de Sahagún, refirió Andrés Medina Hernández, coordinador del proyecto Etnografía de la cuenca de México, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
Algo interesante de esta tradición, agregó, es que se advierte una fusión entre el culto al niño dios y al maíz, de tal suerte que el primero simboliza a la divinidad de ese cereal, que tenía un papel central en la cosmovisión y mitología mesoamericana.
En esa fecha, como marca la tradición, se consume atole y tamales, que deben ser proveídos por quienes encuentran al “muñeco” (representación del niño dios) en la rosca del 6 de enero, día de los Santos Reyes.
“En la ciudad, la razón por la que se lleva a cabo esa práctica se ha perdido, sin embargo, en los pueblos originarios al sur de la urbe se encuentra la lógica que envuelve a la fiesta: el culto al maíz y al niño dios”, abundó Medina Hernández.
Aún más, sintetiza un simbolismo vinculado a la tradición mesoamericana, pues ambos tienen un periodo en que se ocultan. El maíz –que se supone huérfano– se entierra para que surja nueve meses después en forma de mazorca. El niño, escondido en la rosca, aparecerá el 2 de febrero, día de La Candelaria, cierre del lapso que comienza el 12 de diciembre, festejo de la Virgen de Guadalupe.
De acuerdo con el investigador, el siguiente momento de la fiesta del Niñopan es el comienzo de las posadas, anuncio de su nacimiento (el maíz, en la tradición mesoamericana). “En Xochimilco se hace otra celebración denominada Los posaderos; aquí, nueve funcionarios nombrados por el mayordomo se ocupan de una de las posadas, además de los padrinos del niño y de los encargados de la adoración del 6 de enero, también nombrados por el mayordomo”.
El 24 de diciembre es el nacimiento, se hace una gran celebración que culmina el día de La Candelaria.
Según el estudioso, se debe considerar la esencia de la festividad, “pues con frecuencia sólo se habla de religión popular, pero eso no dice nada de su especificidad. Si se quiere entrar a sus particularidades, hay que remitirse a lo que Alfredo López Austin denomina la ‘tradición religiosa mesoamericana’, en la que se conjuga la cosmovisión mesoamericana con el cristianismo medieval que trajo el clero regular. Esta conjunción genera una forma religiosa nueva que se mantiene hasta la actualidad y que no coincide con la iglesia oficial”.
El culto
Respecto de la figura del Niñopan, el investigador indicó que probablemente fue elaborada en el siglo XVI, época en que se esculpían con pasta de caña de maíz. No obstante, parece que ésta se elaboró con madera de colorín.
“Pero lo más interesante es que en el intento por determinar su origen, se motivó a que los mayordomos llevaran la figura al INAH para remozarla. La devolvieron con la recomendación de procurarle ciertos cuidados; desde entonces, sale protegida por una gran sombrilla, acompañada de una persona que porta un letrero que dice: no besar al niño, no tomar fotos con flash”.
Asimismo, añadió Medina, las autoridades de Gobernación advirtieron que el culto debe ser mantenido, pues en el momento en que se suspenda pasará a ser propiedad de la nación. “Eso motivó a que hubiera una exaltación de la comunidad y una enorme cantidad de solicitudes para rendir culto al Niñopan. Ahora, que quien quiera ser mayordomo tiene que esperar 40 años para ocupar el cargo”.
Cabe resaltar, añadió el antropólogo, que quien se compromete a la mayordomía no es propiamente la persona, sino la familia. “Quizá los inscritos no harán la fiesta, sino sus descendientes, pero comienzan a reunir dinero, a crear la red de apoyo que permitirá hacer una fiesta suntuosa, en la que el prestigio está de por medio”.
El mayordomo debe sufragar los gastos durante un año, construir una capilla especial para el niño y un área para guardar su ropa y regalos. Además, disponer de un lugar donde la gente pueda visitarlo. Sin duda, es una de las fiestas más costosas, porque es de una exuberancia extraordinaria.
“Al Niñopan lo tratan como a un ser vivo. El mayordomo lo hospeda en su casa en una cuna especial y lo viste con ropa adecuada, ligera en clima caluroso y abrigadora en frío. También la gente le lleva obsequios los días de los Santos Reyes y del Niño; en este último se hace una kermés para los pequeños del pueblo y el Niñopan es invitado.
Nunca debe dormir fuera de casa; sale temprano, participa en actividades en diversos lugares y regresa. A las ocho de la noche le dedican un rosario y se va a su habitación, concluyó.
Créditos:  UNAM-DGCS-753-2013

xochimilcoSímbolo de la tradición de Xochimilco, la fiesta del Niñopan, el niño dios católico que nació el 24 de diciembre, es un fenómeno cultural que conjuga la tradición del cristianismo medieval y las raíces mesoamericanas.

Celebrada el 2 de febrero, es un referente de los pueblos originarios de la Ciudad de México: inicia el ciclo agrícola, hay mayordomías –en Xochimilco son organizaciones dedicadas al culto del niño dios y de La Candelaria– y es el día en que la gente lleva a bendecir las imágenes del niño dios, en canastas o en charolas con maíz o frijol, pues también es la fiesta de la bendición de las semillas.

La festividad era importante en el centro de México porque marcaba el inicio del año mesoamericano, como señala el mismo Bernardino de Sahagún, refirió Andrés Medina Hernández, coordinador del proyecto Etnografía de la cuenca de México, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

Algo interesante de esta tradición, agregó, es que se advierte una fusión entre el culto al niño dios y al maíz, de tal suerte que el primero simboliza a la divinidad de ese cereal, que tenía un papel central en la cosmovisión y mitología mesoamericana.

En esa fecha, como marca la tradición, se consume atole y tamales, que deben ser proveídos por quienes encuentran al “muñeco” (representación del niño dios) en la rosca del 6 de enero, día de los Santos Reyes.

“En la ciudad, la razón por la que se lleva a cabo esa práctica se ha perdido, sin embargo, en los pueblos originarios al sur de la urbe se encuentra la lógica que envuelve a la fiesta: el culto al maíz y al niño dios”, abundó Medina Hernández.

Aún más, sintetiza un simbolismo vinculado a la tradición mesoamericana, pues ambos tienen un periodo en que se ocultan. El maíz –que se supone huérfano– se entierra para que surja nueve meses después en forma de mazorca. El niño, escondido en la rosca, aparecerá el 2 de febrero, día de La Candelaria, cierre del lapso que comienza el 12 de diciembre, festejo de la Virgen de Guadalupe.

De acuerdo con el investigador, el siguiente momento de la fiesta del Niñopan es el comienzo de las posadas, anuncio de su nacimiento (el maíz, en la tradición mesoamericana). “En Xochimilco se hace otra celebración denominada Los posaderos; aquí, nueve funcionarios nombrados por el mayordomo se ocupan de una de las posadas, además de los padrinos del niño y de los encargados de la adoración del 6 de enero, también nombrados por el mayordomo”.

El 24 de diciembre es el nacimiento, se hace una gran celebración que culmina el día de La Candelaria.

Según el estudioso, se debe considerar la esencia de la festividad, “pues con frecuencia sólo se habla de religión popular, pero eso no dice nada de su especificidad. Si se quiere entrar a sus particularidades, hay que remitirse a lo que Alfredo López Austin denomina la ‘tradición religiosa mesoamericana’, en la que se conjuga la cosmovisión mesoamericana con el cristianismo medieval que trajo el clero regular. Esta conjunción genera una forma religiosa nueva que se mantiene hasta la actualidad y que no coincide con la iglesia oficial”.

El culto

Respecto de la figura del Niñopan, el investigador indicó que probablemente fue elaborada en el siglo XVI, época en que se esculpían con pasta de caña de maíz. No obstante, parece que ésta se elaboró con madera de colorín.

“Pero lo más interesante es que en el intento por determinar su origen, se motivó a que los mayordomos llevaran la figura al INAH para remozarla. La devolvieron con la recomendación de procurarle ciertos cuidados; desde entonces, sale protegida por una gran sombrilla, acompañada de una persona que porta un letrero que dice: no besar al niño, no tomar fotos con flash”.

Asimismo, añadió Medina, las autoridades de Gobernación advirtieron que el culto debe ser mantenido, pues en el momento en que se suspenda pasará a ser propiedad de la nación. “Eso motivó a que hubiera una exaltación de la comunidad y una enorme cantidad de solicitudes para rendir culto al Niñopan. Ahora, que quien quiera ser mayordomo tiene que esperar 40 años para ocupar el cargo”.

Cabe resaltar, añadió el antropólogo, que quien se compromete a la mayordomía no es propiamente la persona, sino la familia. “Quizá los inscritos no harán la fiesta, sino sus descendientes, pero comienzan a reunir dinero, a crear la red de apoyo que permitirá hacer una fiesta suntuosa, en la que el prestigio está de por medio”.

El mayordomo debe sufragar los gastos durante un año, construir una capilla especial para el niño y un área para guardar su ropa y regalos. Además, disponer de un lugar donde la gente pueda visitarlo. Sin duda, es una de las fiestas más costosas, porque es de una exuberancia extraordinaria.

“Al Niñopan lo tratan como a un ser vivo. El mayordomo lo hospeda en su casa en una cuna especial y lo viste con ropa adecuada, ligera en clima caluroso y abrigadora en frío. También la gente le lleva obsequios los días de los Santos Reyes y del Niño; en este último se hace una kermés para los pequeños del pueblo y el Niñopan es invitado.

Nunca debe dormir fuera de casa; sale temprano, participa en actividades en diversos lugares y regresa. A las ocho de la noche le dedican un rosario y se va a su habitación, concluyó.

Créditos:  UNAM-DGCS-753-2013

Tradiciones afro e indígenas le ponen ritmo al Plan C.

 
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15 de Noviembre del 2012
Los estudiantes que vienen de regiones apartadas del país serán protagonistas mañana en la Plaza Central. Alrededor de cincuenta bailarines pondrán en escena lo mejor de sus culturas.
Nuevamente los talentos de la Universidad se toman la Plaza Central. Pero esta vez no serán cantantes, sino grupos de danza los que deleitarán al público con su despliegue de agilidad, coordinación y orgullo de sus raíces.
“Teniendo en cuenta que la UN en Bogotá cuenta con alrededor de 441 estudiantes indígenas, 85 afrocolombianos, 290 de municipios pobres, 78 provenientes de la Amazonía, 45 del Caribe y 98 de la Orinoquía, quisimos abrir un espacio para promover la interculturalidad, la diversidad de costumbres, el respeto por la diferencia y por las tradiciones”, afirma Diana García, profesional del Área de Acompañamiento Integral, que, junto con el Área de Cultura, promueve la actividad.
Los grupos participantes tendrán quince minutos para dar todo de sí en la tarima. Y, al final, quienes mejor representen el arraigo con la región, autenticidad en la coreografía, pertinencia de trajes, indumentaria y accesorios, expresión corporal, coordinación, así como manejo del escenario, recibirán bonos redimibles, además del reconocimiento de directivas y asistentes.
La apertura del evento estará a cargo del Grupo de Cobres del Conservatorio. Luego, los miembros de comunidades muiscas de Suba y Bosa rendirán tributo a la madre tierra con un antiguo ritual indígena. Posteriormente, el grupo musical Kapary y el de danzas Runa Tushy amenizarán la tarde.
Asimismo, los asistentes podrán conocer más sobre las culturas indígenas gracias a las representaciones de colectivos como Nachiré Naineku, del departamento del Amazonas, y Shamiwaira, del sur de la región andina del país, cerca de la frontera con el Ecuador.
Por su parte, los voceros de las danzas afro también estarán presentes con la participación de los grupos Renaciendo el Pacífico y Damagua y Catagua.
Durante esta nueva jornada de Plan C, también harán presencia el Grupo Artístico Institucional de Danzas Folclóricas, con su más reciente número: la danza wayú de los indios cariachiles, y el conjunto Chirimía UN, que pondrá a bailar a los asistentes al son de currulao, bambazú, abozao y canalete.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
En esta edición de Plan C, expresiones de culturas ancestrales llenas de color se verán en la Plaza Central desde las 3:00 p.m.

En esta edición de Plan C, expresiones de culturas ancestrales llenas de color se verán en la Plaza Central desde las 3:00 p.m.

15 de Noviembre del 2012

Los estudiantes que vienen de regiones apartadas del país serán protagonistas mañana en la Plaza Central. Alrededor de cincuenta bailarines pondrán en escena lo mejor de sus culturas.

Nuevamente los talentos de la Universidad se toman la Plaza Central. Pero esta vez no serán cantantes, sino grupos de danza los que deleitarán al público con su despliegue de agilidad, coordinación y orgullo de sus raíces.

“Teniendo en cuenta que la UN en Bogotá cuenta con alrededor de 441 estudiantes indígenas, 85 afrocolombianos, 290 de municipios pobres, 78 provenientes de la Amazonía, 45 del Caribe y 98 de la Orinoquía, quisimos abrir un espacio para promover la interculturalidad, la diversidad de costumbres, el respeto por la diferencia y por las tradiciones”, afirma Diana García, profesional del Área de Acompañamiento Integral, que, junto con el Área de Cultura, promueve la actividad.

Los grupos participantes tendrán quince minutos para dar todo de sí en la tarima. Y, al final, quienes mejor representen el arraigo con la región, autenticidad en la coreografía, pertinencia de trajes, indumentaria y accesorios, expresión corporal, coordinación, así como manejo del escenario, recibirán bonos redimibles, además del reconocimiento de directivas y asistentes.

La apertura del evento estará a cargo del Grupo de Cobres del Conservatorio. Luego, los miembros de comunidades muiscas de Suba y Bosa rendirán tributo a la madre tierra con un antiguo ritual indígena. Posteriormente, el grupo musical Kapary y el de danzas Runa Tushy amenizarán la tarde.

Asimismo, los asistentes podrán conocer más sobre las culturas indígenas gracias a las representaciones de colectivos como Nachiré Naineku, del departamento del Amazonas, y Shamiwaira, del sur de la región andina del país, cerca de la frontera con el Ecuador.

Por su parte, los voceros de las danzas afro también estarán presentes con la participación de los grupos Renaciendo el Pacífico y Damagua y Catagua.

Durante esta nueva jornada de Plan C, también harán presencia el Grupo Artístico Institucional de Danzas Folclóricas, con su más reciente número: la danza wayú de los indios cariachiles, y el conjunto Chirimía UN, que pondrá a bailar a los asistentes al son de currulao, bambazú, abozao y canalete.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html