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POZO DE SAN LORENZO TEZONCO, OPORTUNIDAD PARA CONOCER EL SUBSUELO DE LA CIUDAD DE MÉXICO

 
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pozosanlorenzoEl estudio del pozo de agua potable San Lorenzo Tezonco, en la delegación Iztapalapa, es una oportunidad para conocer el subsuelo de la Ciudad de México. Sin embargo, las formaciones encontradas –a profundidades entre mil y dos mil metros– no resolverán el problema de abasto del recurso, pues es un asunto cuya solución requiere una visión integral, planteó Eric Morales Casique, del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM.

En la conferencia Investigaciones Hidrogeológicas en la Cuenca de México. ¿Qué aprendemos del pozo San Lorenzo Tezonco?, organizada por el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET), el investigador presentó resultados de la estratigrafía (estudio de los estratos), del análisis del registro geofísico (que brindan la posibilidad de definir unidades hidrogeológicas), de pruebas hidráulicas y las características químicas e isotópicas que permiten estimar la edad del líquido extraído.

“El estudio permitió conocer características geológicas del subsuelo, encontramos una secuencia de materiales volcánicos que hablan de edades antiguas, de 20 millones de años, cuya datación se hizo con isótopos de 40Ar/39Ar”. La datación por Carbono 14 del agua extraída del pozo permite estimar una edad o tiempo de residencia de poco más de 14 mil años, detalló el especialista en hidrología.

El pozo que fue perforado por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX), alcanzó dos mil ocho metros de profundidad y proporcionó información nueva sobre el funcionamiento del sistema hidrogeológico de la Cuenca de México.

Morales Casique mencionó que, como en otras grandes urbes del mundo, la principal fuente de abasto de la zona metropolitana es subterránea (45 por ciento). Sin embargo, “importamos agua de la cuenca del Río Cutzamala (29 por ciento), del Río Lerma (13 por ciento) y el resto proviene de fuentes más pequeñas”.

Estas fuentes externas se han buscado debido a los problemas que representa la extracción excesiva dentro de la cuenca, un volumen superior a la cantidad de líquido que se renueva, indicó el universitario.

Probablemente, la tarifa que se paga por surtir de agua a los habitantes de la Ciudad de México no sólo debería incluir los gastos de extracción, conducción y mantenimiento de infraestructura, sino también los del tratamiento para regresarla al ecosistema. Desde esa visión, el consumo de agua está subsidiado en buena proporción, dijo.

La extracción intensiva produce efectos como la eliminación del flujo base en ríos, agotamiento de manantiales, desaparición de humedales y, adicionalmente, de acuerdo con las características del subsuelo, puede presentarse subsidencia del terreno, uno de los problemas más fuertes de la metrópoli, pues buena parte de ésta se encuentra sobre lo que fue un sistema lacustre con sedimentos arcillosos altamente compresibles.

La subsidencia ocurre porque el agua del acuífero se extrae de manera excesiva; esto causa la despresurización de los sedimentos lacustres superficiales y produce la consolidación de las arcillas, explicó.

“El pozo Tezonco aportó información valiosa, pero se requieren más exploraciones en pozos adicionales y sobre todo pruebas hidráulicas antes de evaluar posibles impactos en el acuífero superior debido a la eventual explotación de acuíferos profundos”, acotó.

Por último, planteó que la productividad del pozo es buena, pero no puede hablarse de que se trata de un recurso grande, “pues no tenemos idea de cuánto es la recarga que recibe, incluso, desconocemos el volumen almacenado”.

Créditos: UNAM-DGCS-255-2014

Mexico requiere un marco legal para la explotación de recursos naturales

 
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8 de noviembre de 2013

En los últimos años, el manejo de los recursos naturales en México ha tenido manifestaciones de extrema tensión.
En los últimos años, el manejo de los recursos naturales en México ha tenido manifestaciones de extrema tensión.

• Es necesario analizar los conflictos que generan su manejo y utilización, poner de relieve los derechos de los actores sociales involucrados y generar propuestas de reformas jurídicas que modifiquen la legislación respectiva, sostuvo Fernando Pérez Correa, coordinador del SUESIR de la UNAM

En los últimos años, el manejo de los recursos naturales en México ha tenido manifestaciones de extrema tensión. Destacan la resistencia por el cambio en el uso del suelo en zonas turísticas y arqueológicas, el rechazo a los proyectos carreteros, las disputas por el agua, los conflictos por el aprovechamiento de los bosques y la explotación del subsuelo, entre otros.

El marco legal respectivo presenta contradicciones y no está bien definido. Desde la academia es necesario abordar estos temas, poner de relieve los derechos de los actores sociales involucrados y generar propuestas para modificar el régimen de explotación de estos elementos en el territorio nacional, sostuvo Fernando Pérez Correa, coordinador del Seminario Universitario de Estudios sobre Sociedad, Instituciones y Recursos (SUESIR) de la UNAM.

En el Coloquio Gestión Pública y Social de los Recursos Naturales, aludió a la necesidad de analizar el marco legal acerca del uso y administración de costas, tierras, bosques, agua, el espacio aéreo y el subsuelo, en relación con la agenda legislativa del país.

Finalmente, Fernando Castañeda Sabido, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), sede de los trabajos, subrayó que la gestión de estos elementos es un tema fundamental por estar vinculado con distintas cuestiones sociales, usos y costumbres de comunidades indígenas y la organización de estados y municipios. La temática es un ejemplo de la relevancia del SUESIR.

Créditos: UNAM-DGCS-667

Estudiantes diseñan dispositivo para el saneamiento ambiental

 
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Se trata de un Equipo de Mediciones Geoeléctricas en el subsuelo, que puede detectar elementos contaminantes, cuerpos de agua, metales, minerales e incluso cavernas
Se trata de un Equipo de Mediciones Geoeléctricas en el subsuelo, que puede detectar elementos contaminantes, cuerpos de agua, metales, minerales e incluso cavernas

17 de enero de 2011

Alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) diseñaron y construyeron un dispositivo que permite detectar la presencia de elementos contaminantes en el subsuelo, y tiene la capacidad de identificar cuerpos de agua, metales y minerales, entre otros materiales, además de registrar la presencia de cavernas.

Luis Alfonso Castro Castillo, de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y  Eléctrica (ESIME), Emmanuel Albino Tafolla Padilla, de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE), y el doctor Mario Norzagaray Campos, del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Sinaloa, del IPN, aseguraron que el Equipo de Mediciones Geoeléctricas en el subsuelo permitirá a los investigadores no sólo estudiar y tomar decisiones reales, acordes a las condiciones insitu, sino también obtener una serie de beneficios tecnológicos, económicos y ambientales.

Norzagaray Campos, coordinador del proyecto, explicó que este dispositivo para el saneamiento ambiental surgió porque en el CIIDIR el equipo con el que se realizaban las pruebas tenía que ser enviado a Canadá cuando registraba alguna falla, y el costo del envío y la reparación es muy alto. “Si lo queríamos reparar no encontrábamos refacciones, por lo que decidimos construir uno con tecnología nacional”.

El especialista politécnico señaló que con distintas modificaciones es posible utilizar  el equipo para la realizar trabajos de investigación en la industria química, petrolera, minera, agrícola y ganadera, entre otras. “Se puede perfeccionar y automatizar sus actividades diarias para adaptarlo a las necesidades de cada sector”.

Sobre las características del dispositivo, el alumno Luis Alfonso Castro Castillo, de la Carrera de Ingeniería en Control y Automatización de la ESIME, apuntó que sirve para realizar mediciones geoeléctricas. “Con este sistema se puede demostrar que en nuestro país es factible construir equipos para la investigación, a fin de evitar comprarlos en el extranjero a elevados costos; en caso de falla, la reparación será más rápida y barata, porque se contará con los diagramas y fabricantes dentro del país”.

Emmanuel Albino Tafolla Padilla, quien cursa la Carrera de Ingeniero Químico Industrial de la ESIQIE, agregó que con este tipo de proyectos se abre la posibilidad de nuevas investigaciones para el desarrollo de herramientas como el Equipo de Mediciones Geoeléctricas, que constituyen un avance en los estudios de impacto ambiental, sobre todo para el monitoreo de sitios en vía de recuperación, donde se aplica un método de remediación y  puede ser monitoreado en espacio y  tiempo real.

El grupo de desarrolladores politécnicos manifestó que como resultado de esta investigación multidisciplinaria, el CIIDIR Unidad Sinaloa contará con un dispositivo propio para sus proyectos de investigación.

Créditos: IPN/CCS/013/2011/comunicaciónsocial.ipn.mx

CON UN LABORATORIO SOBRE RUEDAS, ANALIZAN CONTAMINANTES DEL SUBSUELO

 
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• Toma de muestras, análisis de cromatografía de gases, gráficas por computadora y diagnósticos in situ, se realizan a bordo de una camioneta con equipo científico
• El vehículo está a cargo de Marcos Adrián Ortega Guerrero, del Centro de Geociencias de la UNAM, quien caracterizó el subsuelo de la ex refinería de Azcapotzalco

Una camioneta larga, tipo panel, aguarda en un área techada del estacionamiento del Centro de Geociencias de la UNAM, en Juriquilla, el próximo viaje de Marcos Adrián Ortega Guerrero, para evaluar el subsuelo contaminado en alguna región del país.

A simple vista, el vehículo parece convencional, pero al abordarlo se descubre que el espacio de los asientos traseros está ocupado por tubos metálicos, equipos de análisis químico, una computadora y una máquina hidráulica que, con solo mover tres palancas, se desplaza por la puerta trasera para luego levantarse tres metros fuera del vehículo e iniciar la toma de muestras a profundidades que van de 10 a 15 metros bajo tierra.

Se llama Laboratorio Móvil de Rastreo de Contaminantes del Subsuelo y es, desde 2005, una herramienta de trabajo de Ortega Guerrero y sus colaboradores, quienes dentro de esa camioneta pueden hacer análisis completos, que van del registro de muestras al diagnóstico de un sitio.

“El equipo cuenta con 10 tubos, cuya función es bajar varios metros al subsuelo con un electrodo adentro para tomar las muestras. La parte vital es el electrodo, que tiene una celda por la que entran los gases del subsuelo, y una placa que calienta a 120 grados, volatiliza los gases, y éstos entran al tubo por difusión molecular”, explicó el investigador.

Dentro del tubo, los gases suben y llegan a un cromatógrafo, donde se caracterizan químicamente.

En el cromatógrafo se analiza la muestra previamente volatilizada, y se detectan sus componentes, que se separan de acuerdo a su peso molecular. Así, los especialistas identifican los contaminantes y comprueban, por ejemplo, la presencia de hidrocarburos en el subsuelo.

Con este sistema se puede detectar la presencia de hidrocarburos en agua, suelo y en su fase de vapor.

“Con ayuda del equipo hidráulico, los tubos bajan entre 10 y 15 metros bajo tierra, pero solamente funcionan en sedimentos muy suaves; desgraciadamente, no en suelos duros ni en roca”, aclaró el ingeniero geólogo, con maestría en aguas subterráneas y doctorado en contaminación de acuíferos.

El investigador del Centro de Geociencias comentó que con el equipo del Laboratorio Móvil caracterizó, junto con sus colaboradores, el subsuelo de la ex refinería 18 de Marzo, ubicada en Azcapotzalco.

“Estuvimos tres o cuatro años allí, para detectar la presencia de hidrocarburos en el subsuelo”, señaló.

En su próxima salida, la camioneta se utilizará para hacer una evaluación del subsuelo en la capital de Zacatecas, que ha sufrido un derrame de gasolina.

“En esa entidad hay una fuga de gasolina muy importante, y van a solicitar a la UNAM apoyo para ver si podemos identificar la fuente y proponer algunas medidas de restauración”, finalizó Ortega Guerrero.

Fuente:
Boletín UNAM-DGCS-120
dgcs.unam.mx

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