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UTILIZAN ADN PARA COMBATIR TRÁFICO ILEGAL DE PLANTAS Y ANIMALES AMENAZADOS EN MÉXICO

 
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Sobreexplotados por los humanos debido a su belleza como organismos vivos, por la calidad de algunas sustancias de importancia alimenticia o medicinal y por partes de su cuerpo como pieles, plumas, huesos, flores o semillas, miles de plantas y animales sobreviven en el planeta en diversas categorías de riesgo y en ocasiones son rebasados por la extinción.
En países megadiversos como México, que ocupa el primer lugar mundial en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios y plantas, el tráfico ilegal de especies es intenso, sobre todo por su variedad, que incluye organismos endémicos o exclusivos de alguna región del territorio.
Para identificar a especies amenazadas y ayudar a ubicar las rutas de contrabando que las afectan, el Instituto de Biología (IB) de la UNAM participa, junto con otras instituciones nacionales, en el Proyecto de Códigos de Barras de la Vida Silvestre (Barcode of Wildlife Project), que utiliza ADN para identificar plantas y animales en riesgo.
En la iniciativa colaboran la investigadora del IB, Virginia León Régagnon (coordinadora nacional del proyecto); Guadalupe Velarde Aguilar y Gilda Andrade Michel, administradora y responsable de difusión en México, respectivamente, así como un grupo de especialistas en distintos grupos de organismos.
Además de esta casa de estudios, en México participan expertos de El Colegio de la Frontera Sur, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noreste, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
También, autoridades de la Procuraduría General de la República encargadas de perseguir los delitos ambientales y la División Científica de la Policía Federal, que aporta su experiencia en el uso del ADN para la identificación de restos humanos.
A nivel mundial contribuyen México, Sudáfrica, Kenia y Nigeria; este año se unirán dos naciones por definir de Asia y Sudamérica.
En 2013, Google otorgó uno de sus premios Global Impact Awards a esta iniciativa mundial para utilizar los códigos de barras genéticos encaminados a combatir el tráfico ilegal de especies.
El proyecto incluye la creación de una biblioteca de códigos de especies amenazadas y sujetas a tráfico internacional, que las autoridades puedan utilizar como herramienta de identificación rápida y eficaz de ejemplares o productos derivados y que fortalezcan las evidencias en los juicios.
Como en el supermercado
Así, se emula a los sistemas empleados en los supermercados para identificar cada producto, pero la diferencia es que éste es genético y recurre al ADN individual, una huella que permanece inalterada a través del desarrollo y es única para cada ser vivo.
Desde hace años, el ADN ha sido usado por los científicos para identificar organismos a partir de pequeños fragmentos de sangre, pelo, hojas o raíces.
En el Proyecto de Códigos de Barras de la Vida Silvestre se utiliza un pequeño fragmento de ADN para ese fin; actualmente, en todo el mundo se obtienen códigos de cientos de seres vivos y se espera que algún día todos tengan el suyo.
De manera conjunta, científicos y gobierno laboran para generar protocolos adecuados para que esos códigos se empleen de manera rutinaria en casos donde la identidad esté en duda, así como para construir un marco legal para que la huella de ADN sea válida en juicios y procedimientos administrativos.
Actualmente, se cuenta con una lista de 200 especies prioritarias, a partir de las cuales se obtendrán códigos de barras genéticos que constituirán la biblioteca de referencia, junto con los códigos de especies similares con las que se podrían confundir.
Mayor información del proyecto y sus avances en las páginas www.barcodeofwildlife.org y http://bwp-mex.blogspot.mx/.
Créditos: UNAM-DGCS-024-2014

adnmemoriaSobreexplotados por los humanos debido a su belleza como organismos vivos, por la calidad de algunas sustancias de importancia alimenticia o medicinal y por partes de su cuerpo como pieles, plumas, huesos, flores o semillas, miles de plantas y animales sobreviven en el planeta en diversas categorías de riesgo y en ocasiones son rebasados por la extinción.

En países megadiversos como México, que ocupa el primer lugar mundial en riqueza de reptiles, el segundo en mamíferos y el cuarto en anfibios y plantas, el tráfico ilegal de especies es intenso, sobre todo por su variedad, que incluye organismos endémicos o exclusivos de alguna región del territorio.

Para identificar a especies amenazadas y ayudar a ubicar las rutas de contrabando que las afectan, el Instituto de Biología (IB) de la UNAM participa, junto con otras instituciones nacionales, en el Proyecto de Códigos de Barras de la Vida Silvestre (Barcode of Wildlife Project), que utiliza ADN para identificar plantas y animales en riesgo.

En la iniciativa colaboran la investigadora del IB, Virginia León Régagnon (coordinadora nacional del proyecto); Guadalupe Velarde Aguilar y Gilda Andrade Michel, administradora y responsable de difusión en México, respectivamente, así como un grupo de especialistas en distintos grupos de organismos.

Además de esta casa de estudios, en México participan expertos de El Colegio de la Frontera Sur, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noreste, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.

También, autoridades de la Procuraduría General de la República encargadas de perseguir los delitos ambientales y la División Científica de la Policía Federal, que aporta su experiencia en el uso del ADN para la identificación de restos humanos.

A nivel mundial contribuyen México, Sudáfrica, Kenia y Nigeria; este año se unirán dos naciones por definir de Asia y Sudamérica.

En 2013, Google otorgó uno de sus premios Global Impact Awards a esta iniciativa mundial para utilizar los códigos de barras genéticos encaminados a combatir el tráfico ilegal de especies.

El proyecto incluye la creación de una biblioteca de códigos de especies amenazadas y sujetas a tráfico internacional, que las autoridades puedan utilizar como herramienta de identificación rápida y eficaz de ejemplares o productos derivados y que fortalezcan las evidencias en los juicios.

Como en el supermercado

Así, se emula a los sistemas empleados en los supermercados para identificar cada producto, pero la diferencia es que éste es genético y recurre al ADN individual, una huella que permanece inalterada a través del desarrollo y es única para cada ser vivo.

Desde hace años, el ADN ha sido usado por los científicos para identificar organismos a partir de pequeños fragmentos de sangre, pelo, hojas o raíces.

En el Proyecto de Códigos de Barras de la Vida Silvestre se utiliza un pequeño fragmento de ADN para ese fin; actualmente, en todo el mundo se obtienen códigos de cientos de seres vivos y se espera que algún día todos tengan el suyo.

De manera conjunta, científicos y gobierno laboran para generar protocolos adecuados para que esos códigos se empleen de manera rutinaria en casos donde la identidad esté en duda, así como para construir un marco legal para que la huella de ADN sea válida en juicios y procedimientos administrativos.

Actualmente, se cuenta con una lista de 200 especies prioritarias, a partir de las cuales se obtendrán códigos de barras genéticos que constituirán la biblioteca de referencia, junto con los códigos de especies similares con las que se podrían confundir.

Mayor información del proyecto y sus avances en las páginas www.barcodeofwildlife.org y http://bwp-mex.blogspot.mx/.

Créditos: UNAM-DGCS-024-2014

85% de las reservas pesqueras del mundo están agotadas

 
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Palmira, dic. 05 de 2013 – Agencia de Noticias UN- “Si no hacemos algo, en menos de 50 años el pescado va a ser algo que las personas van a conocer por fotografías o películas, pues este recurso se va a acabar”, dice el profesor José Igor Hleap de la U.N. en Palmira.
Él y otros investigadores de la Universidad Nacional de Colombia advierten que el país agota sus reservas y por esta razón, respaldan la más reciente declaración del ministro de Comercio de Nueva Zelanda, Tim Groser, quien reclamó una acción urgente para proteger las reservas pesqueras mundiales.
Durante la conferencia ministerial que la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebra en Bali (Indonesia), Groser, en nombre de un grupo de países entre los que ejerce se incluyen: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Islandia, Noruega y Perú, solicitó una acción urgente para proteger las reservas pesqueras mundiales a través de la reducción de las subvenciones nocivas.
En un comunicado de prensa, el ministro señaló que el 85% de las reservas pesqueras del mundo están agotadas, sobreexplotadas, explotadas en toda su capacidad o en proceso de recuperación.
“Necesitamos acción en varios frentes; la reducción de los subsidios que contribuyen a la sobreexplotación es una parte principal de cualquier solución”, señaló el ministro neozelandés. Además resaltó que ningún país quiere la destrucción de las reservas pesqueras del mundo, pero ese es el peligro que se cierne sobre algunas que son fundamentales, a menos que exista una cooperación internacional más eficaz.
De acuerdo con José Igor Hleap, ingeniero pesquero de la Universidad Técnica Estatal de Astrakhan y profesor de la U.N. en Palmira, el agotamiento de las reservas obedece principalmente a la sobreexplotación que ha venido realizando el mundo.
“Indudablemente la sobreexplotación intensiva ha acabado con estas reservas, muchas empresas han explotado permanentemente los recursos sin preocuparse en su reposición, lo han hecho con fines comerciales, pero se les ha olvidado que este es un recurso renovable que debe tener un tiempo para recuperarse”, afirma el experto.
En Colombia, según el Instituto Humbolt y el Ministerio del Medio Ambiente, hay un total de 173 especies aprovechadas y utilizadas para el consumo. De acuerdo con la evaluación nacional publicada en 2002 en el Libro rojo de peces dulceacuícolas de Colombia, de estas el 17% (31 especies) se encuentra con algún grado de amenaza.
Dichas especies, en efecto, según el docente, han disminuido notablemente y otras han desaparecido. “En Colombia la pesca es un sector muy descuidado por el Gobierno que no ha entendido la importancia que tienen sus dos océanos. Lo poco que se ha hecho en pesca no ha sido lo más indicado en cuanto a la protección de estos recursos, pues continúan los robos por parte de otros países y los mecanismos de control no son muy ágiles”, afirma Hleap.
Por ello, el profesor John Selvaraj, doctor en Manejo de Recursos Pesqueros e integrante del Grupo de Investigación en Recursos Hidrobiológicos de la U.N. en Palmira, hace hincapié en que debe haber un control respecto a la explotación de los recursos pesqueros que permita explotarlos de manera sostenible.
“No hemos tenido un control riguroso sobre la explotación de estos recursos. Históricamente los pescadores han podido capturar peces sin control alguno, sin tener procesos claros para la conservación. Deben haber vedas a los pescadores que les dé tiempo a los peces de reproducirse normalmente”, afirma Selvaraj.
Sin embargo, el profesor resalta que las vedas deben hacerse ofreciendo una alternativa económica  a los pescadores que son los beneficiados de los recursos.
Créditos: UNAL-768-2013

UNAL05122013-2Palmira, dic. 05 de 2013 – Agencia de Noticias UN- “Si no hacemos algo, en menos de 50 años el pescado va a ser algo que las personas van a conocer por fotografías o películas, pues este recurso se va a acabar”, dice el profesor José Igor Hleap de la U.N. en Palmira.

Él y otros investigadores de la Universidad Nacional de Colombia advierten que el país agota sus reservas y por esta razón, respaldan la más reciente declaración del ministro de Comercio de Nueva Zelanda, Tim Groser, quien reclamó una acción urgente para proteger las reservas pesqueras mundiales.

Durante la conferencia ministerial que la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebra en Bali (Indonesia), Groser, en nombre de un grupo de países entre los que ejerce se incluyen: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Islandia, Noruega y Perú, solicitó una acción urgente para proteger las reservas pesqueras mundiales a través de la reducción de las subvenciones nocivas.

En un comunicado de prensa, el ministro señaló que el 85% de las reservas pesqueras del mundo están agotadas, sobreexplotadas, explotadas en toda su capacidad o en proceso de recuperación.

“Necesitamos acción en varios frentes; la reducción de los subsidios que contribuyen a la sobreexplotación es una parte principal de cualquier solución”, señaló el ministro neozelandés. Además resaltó que ningún país quiere la destrucción de las reservas pesqueras del mundo, pero ese es el peligro que se cierne sobre algunas que son fundamentales, a menos que exista una cooperación internacional más eficaz.

De acuerdo con José Igor Hleap, ingeniero pesquero de la Universidad Técnica Estatal de Astrakhan y profesor de la U.N. en Palmira, el agotamiento de las reservas obedece principalmente a la sobreexplotación que ha venido realizando el mundo.

“Indudablemente la sobreexplotación intensiva ha acabado con estas reservas, muchas empresas han explotado permanentemente los recursos sin preocuparse en su reposición, lo han hecho con fines comerciales, pero se les ha olvidado que este es un recurso renovable que debe tener un tiempo para recuperarse”, afirma el experto.

En Colombia, según el Instituto Humbolt y el Ministerio del Medio Ambiente, hay un total de 173 especies aprovechadas y utilizadas para el consumo. De acuerdo con la evaluación nacional publicada en 2002 en el Libro rojo de peces dulceacuícolas de Colombia, de estas el 17% (31 especies) se encuentra con algún grado de amenaza.

Dichas especies, en efecto, según el docente, han disminuido notablemente y otras han desaparecido. “En Colombia la pesca es un sector muy descuidado por el Gobierno que no ha entendido la importancia que tienen sus dos océanos. Lo poco que se ha hecho en pesca no ha sido lo más indicado en cuanto a la protección de estos recursos, pues continúan los robos por parte de otros países y los mecanismos de control no son muy ágiles”, afirma Hleap.

Por ello, el profesor John Selvaraj, doctor en Manejo de Recursos Pesqueros e integrante del Grupo de Investigación en Recursos Hidrobiológicos de la U.N. en Palmira, hace hincapié en que debe haber un control respecto a la explotación de los recursos pesqueros que permita explotarlos de manera sostenible.

“No hemos tenido un control riguroso sobre la explotación de estos recursos. Históricamente los pescadores han podido capturar peces sin control alguno, sin tener procesos claros para la conservación. Deben haber vedas a los pescadores que les dé tiempo a los peces de reproducirse normalmente”, afirma Selvaraj.

Sin embargo, el profesor resalta que las vedas deben hacerse ofreciendo una alternativa económica  a los pescadores que son los beneficiados de los recursos.

Créditos: UNAL-768-2013

SOBRE EXPLOTADAS LA MAYOR PARTE DE ESPECIES DE CAMARÓN EN EL PAÍS

 
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A pesar de su gran riqueza pesquera, la mayor parte de especies de camarón en el país está sobre explotada; sólo quedan dos en buenas condiciones: los cafés del Golfo de México y del Pacífico mexicano. Las poblaciones silvestres están sujetas a una alta extracción, indicó Adolfo Gracia Gasca, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
Algunas de las poblaciones que están colapsadas son el blanco y rosado del Golfo, cuya captura ha mermado el recurso pesquero hasta llegar a menos del 10 por ciento de la producción. En la década de 1980, se producían entre 10 mil y 12 mil toneladas anuales del rosado, hoy sólo se obtienen unas 500, mientras que del blanco la extracción, que originalmente era mil 600 toneladas al año, ahora es de menos de 200.
En el Pacifico la situación es similar, pues muchas de las poblaciones del crustáceo marcan una disminución importante, abundó el también coordinador del Consejo Académico del Área de las Ciencias Biológicas Químicas y de la Salud de esta casa de estudios.
El descenso responde, en gran medida, a que se explota el crustáceo en casi todas las etapas de su ciclo de vida, es decir, se reproduce en el mar, donde los huevecillos eclosionan y las larvas crecen, pero se desplazan a las lagunas costeras donde pasan entre tres y cuatro meses para su desarrollo.
Una vez que alcanzan la etapa juvenil comienzan a ser explotados por las pesquerías artesanales dentro de la propia laguna y posteriormente en el mar, al emigrar hacia el océano, con lo que se conforma una pesquería secuencial en subadultos y adultos.
Además, prosiguió, “recientemente han aparecido pesquerías paralelas que se realizan en el mar sobre los camarones blancos del Golfo de México y Pacífico y azul del Pacífico, con lanchas y redes de monofilamento de deriva, es decir, se desplazan con la corriente y de esta forma los atrapan.
“Actúan sobre las mismas poblaciones que son capturadas por los barcos camaroneros que tradicionalmente han operado en el ambiente marino; todo esto conforma un conjunto de presión muy alta, más en las especies que están al máximo de explotación”.
Por otra parte, refirió, si bien el café del Golfo (Farfantepenaeus aztecus) y el del Pacífico mexicano (Farfantepenaeus californiensis) también se encuentran en esa situación, aún están en buenas condiciones y son las especies que sostienen, en mayor parte, la producción nacional.
Este crustáceo es el recurso más importante del país en la materia, pues representa hasta 40 por ciento del valor de la producción pesquera nacional sólo de especies en estado silvestre. En tanto, su cultivo ha crecido a más de 100 mil toneladas al año, cifra superior a la producción silvestre.
Ambas actividades (la captura y cultivo) deben ser complementarias para no afectar y lograr el máximo de producción y así promover la seguridad alimentaria; “cada una tiene su nicho”, aseguró. Sin embargo, en algunas ocasiones para establecer áreas de cultivo se ven afectados los manglares, que son esenciales para el desarrollo del ciclo de vida de los camarones.
“Afortunadamente, en México se ha tomado en cuenta la importancia de los manglares como áreas de crecimiento para ésta y otras especies. No obstante, son muchos los factores que intervienen en el aprovechamiento de este recurso y que le confieren una alta complejidad a su pesquería”, reconoció.
El camarón es una especie exitosa desde el punto de vista ecológico, debido a su alto potencial reproductivo que le permite responder a la explotación pesquera, “por lo que no podría hablarse de extinción por su sobreexplotación, pero sí del colapso de la captura y que se pueda terminar con ésta desde el punto de vista económico”.
Por lo general, estas especies alcanzan la madurez sexual a los ocho meses y en el año tienen dos periodos de reproducción masiva, además, son “oportunistas” para aprovechar las condiciones ambientales favorables para su crecimiento. Si se combina esto y se toman medidas adecuadas, se estaría en posibilidad de aprovechar su potencial, incluso para la recuperación de las poblaciones agotadas, finalizó el universitario.
Créditos: UNAM-DGCS-712-2013

UNAM29112013-1A pesar de su gran riqueza pesquera, la mayor parte de especies de camarón en el país está sobre explotada; sólo quedan dos en buenas condiciones: los cafés del Golfo de México y del Pacífico mexicano. Las poblaciones silvestres están sujetas a una alta extracción, indicó Adolfo Gracia Gasca, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.

Algunas de las poblaciones que están colapsadas son el blanco y rosado del Golfo, cuya captura ha mermado el recurso pesquero hasta llegar a menos del 10 por ciento de la producción. En la década de 1980, se producían entre 10 mil y 12 mil toneladas anuales del rosado, hoy sólo se obtienen unas 500, mientras que del blanco la extracción, que originalmente era mil 600 toneladas al año, ahora es de menos de 200.

En el Pacifico la situación es similar, pues muchas de las poblaciones del crustáceo marcan una disminución importante, abundó el también coordinador del Consejo Académico del Área de las Ciencias Biológicas Químicas y de la Salud de esta casa de estudios.

El descenso responde, en gran medida, a que se explota el crustáceo en casi todas las etapas de su ciclo de vida, es decir, se reproduce en el mar, donde los huevecillos eclosionan y las larvas crecen, pero se desplazan a las lagunas costeras donde pasan entre tres y cuatro meses para su desarrollo.

Una vez que alcanzan la etapa juvenil comienzan a ser explotados por las pesquerías artesanales dentro de la propia laguna y posteriormente en el mar, al emigrar hacia el océano, con lo que se conforma una pesquería secuencial en subadultos y adultos.

Además, prosiguió, “recientemente han aparecido pesquerías paralelas que se realizan en el mar sobre los camarones blancos del Golfo de México y Pacífico y azul del Pacífico, con lanchas y redes de monofilamento de deriva, es decir, se desplazan con la corriente y de esta forma los atrapan.

“Actúan sobre las mismas poblaciones que son capturadas por los barcos camaroneros que tradicionalmente han operado en el ambiente marino; todo esto conforma un conjunto de presión muy alta, más en las especies que están al máximo de explotación”.

Por otra parte, refirió, si bien el café del Golfo (Farfantepenaeus aztecus) y el del Pacífico mexicano (Farfantepenaeus californiensis) también se encuentran en esa situación, aún están en buenas condiciones y son las especies que sostienen, en mayor parte, la producción nacional.

Este crustáceo es el recurso más importante del país en la materia, pues representa hasta 40 por ciento del valor de la producción pesquera nacional sólo de especies en estado silvestre. En tanto, su cultivo ha crecido a más de 100 mil toneladas al año, cifra superior a la producción silvestre.

Ambas actividades (la captura y cultivo) deben ser complementarias para no afectar y lograr el máximo de producción y así promover la seguridad alimentaria; “cada una tiene su nicho”, aseguró. Sin embargo, en algunas ocasiones para establecer áreas de cultivo se ven afectados los manglares, que son esenciales para el desarrollo del ciclo de vida de los camarones.

“Afortunadamente, en México se ha tomado en cuenta la importancia de los manglares como áreas de crecimiento para ésta y otras especies. No obstante, son muchos los factores que intervienen en el aprovechamiento de este recurso y que le confieren una alta complejidad a su pesquería”, reconoció.

El camarón es una especie exitosa desde el punto de vista ecológico, debido a su alto potencial reproductivo que le permite responder a la explotación pesquera, “por lo que no podría hablarse de extinción por su sobreexplotación, pero sí del colapso de la captura y que se pueda terminar con ésta desde el punto de vista económico”.

Por lo general, estas especies alcanzan la madurez sexual a los ocho meses y en el año tienen dos periodos de reproducción masiva, además, son “oportunistas” para aprovechar las condiciones ambientales favorables para su crecimiento. Si se combina esto y se toman medidas adecuadas, se estaría en posibilidad de aprovechar su potencial, incluso para la recuperación de las poblaciones agotadas, finalizó el universitario.

Créditos: UNAM-DGCS-712-2013