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AUMENTAN EN EL DF CONCENTRACIONES DE PÓLENES ALERGÉNICOS

 
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polenesalergicosEn las últimas semanas en el aire de la ciudad de México se han incrementado las concentraciones de pólenes alergénicos provenientes de árboles y pastos. Con ello ha aumentado considerablemente el riesgo de que ciertos sectores de la población padezcan diversos tipos de alergias, así como asma y otras respuestas patológicas.

“Esto ya lo esperábamos. Después de cinco años de análisis en la Red Mexicana de Aerobiología (REMA) de la UNAM sabemos que la cantidad de pólenes provenientes principalmente de árboles como fresnos, ailes y algunos del género Cupressus (cedros, juníperos y tuyas) empieza a crecer en el aire de nuestra urbe a partir de noviembre o diciembre. Estas concentraciones polínicas varían según la zona”, indicó María del Carmen Calderón Ezquerro.

Síntomas

La investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de esta casa de estudios y coordinadora de la REMA comentó que los síntomas asociados a las partes alergénicas de los pólenes, que son las proteicas, dependen tanto de las concentraciones y las especies polínicas, como de la sensibilidad de cada individuo.

Es decir, no todas las personas son sensibles a todas las especies polínicas, ni responden de igual manera a una en particular. Muchas pueden presentar síntomas asociados a las vías respiratorias o las mucosas y otras a los ojos, nariz, bronquios o garganta.

Por ejemplo, algunos individuos sólo registran molestias oculares: prurito, lagrimeo y sensación de tener los ojos rojos o un cuerpo extraño en ellos. Otros manifiestan síntomas nasales que generalmente son confundidos con un cuadro gripal por la mayoría de la gente e incluso por personal de salud: congestión nasal, escurrimiento, estornudos y comezón en la nariz.

Unos más, sintomatologías bronquiales: falta de aire, sibilancias (sonidos que produce el aire al pasar por las vías respiratorias congestionadas), tos y sensación de no poder respirar en forma adecuada. Asimismo, hay quienes muestran signos asociados a la garganta: irritación, cosquilleo y carraspeo.

“Aún más, puede haber combinaciones diferentes: pacientes que reaccionan con ojos y nariz, con nariz y bronquios o con bronquios y garganta; es decir, no existe una sola forma de responder ante una alergia”, apuntó Guillermo Guidos Fogelbach, médico alergólogo del Servicio de Alergia del Centro Médico Nacional Siglo XXI y colaborador permanente de la REMA.

Por otro lado, los síntomas que pueda presentar alguien que es sensible a una sola especie polínica serán diferentes de los que muestre quien lo es a 10.

“¿Por qué?, porque el que sea sensible a una tendrá síntomas durante menos tiempo que quien lo sea a las 10, este último los tendrá por la mañana, tarde o noche, o a lo largo del día. Eso dependerá de la sensibilidad y susceptibilidad”, agregó.

 Recurrencia

Algunos individuos presentan manifestaciones subcutáneas, oculares o respiratorias únicamente en primavera, otros sólo en invierno y unos más siempre que se acercan a una fuente emisora –como un parque– o se acuestan en el pasto. Para tratar con éxito una alergia polínica, el médico alergólogo debe tomar en cuenta la estacionalidad y recurrencia de los síntomas, el tiempo que la persona los padece y si están asociados a otras patologías.

Y es que si alguien lleva tres días con síntomas nasales como escurrimiento y estornudos, acompañados de otros como fiebre y malestar y no tiene antecedentes familiares, es difícil asociarlos a un cuadro alérgico, pero si desde hace meses o años los padece, en una temporada se incrementan y además tiene antecedentes familiares, se puede sospechar con fundamento que se trata de una alergia.

De ahí que sea fundamental no sólo ver el tipo de síntomas, sino también en qué temporada del año, durante cuánto tiempo y desde cuándo.

Lo más importante es la recurrencia. Las alergias no se acompañan de malestares generales como fiebre, pero si se presentan molestias bronquiales o nasales, son recurrentes y no se quitan, y un médico receta un tratamiento habitual para un cuadro gripal y no se mejora, y vuelven con igual magnitud o más agudizadas, lo mejor es hacer un alto y pensar que probablemente se tiene una sensibilidad alérgica, subrayó Guidos Fogelbach.

La REMA

Para determinar a qué es alérgica una persona, el médico alergólogo hace un estudio en el que se valora la historia clínica y recurrencia de sus síntomas.

Esto se complementa con pruebas, que consisten en aplicar o administrar diferentes alérgenos a través de un ligero rasguño o escarificación en la piel y ver la reacción de la persona (si es sensible, presentará una reacción local en el lugar de aplicación).

En este punto del problema es donde la labor de la REMA resulta invaluable, pues informa puntualmente qué pólenes se encuentran en el aire de varias zonas de la ciudad de México y en qué concentraciones.

“Hace cinco años mis colaboradores y yo comenzamos a hacer el Calendario Polínico. Hoy casi lo tenemos listo. De esta manera podremos informar con seguridad cuáles pólenes habrá en cada época del año, lo que permitirá que la gente tome las medidas de prevención necesarias y los médicos sepan cómo controlar las alergias y otras respuestas patológicas ocasionadas por ellos”, indicó Calderón Ezquerro.

Por lo pronto, la REMA tiene una página electrónica (www.atmosfera.unam.mx/rema) en la que cada semana se da cuenta de las concentraciones registradas en cada una de sus siete estaciones de muestreo (Cuajimalpa, Coyoacán, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Tlalpan, Gustavo A. Madero y Toluca), así como del pronóstico para la siguiente semana.

Los semáforos de alerta polínica de cada estación utilizan los colores tradicionales: el verde significa que las concentraciones de pólenes son bajas; el amarillo, moderadas; el rojo, altas y el rojo con negro, muy altas.

“Antes, esta clase de información se generaba muy poco en nuestro entorno. Sin embargo, al establecer la REMA nos abocamos a monitorear las concentraciones en esta urbe los 365 días del año. Por lo tanto, ya podemos decir con certeza qué pólenes hay en el aire de varias zonas y en qué concentraciones. Esta información es muy valiosa tanto para la gente como para el sector salud. Nuestro objetivo es crear lo que ya existe en Estados Unidos y Europa: una cultura que le permita a la gente cuidarse”, concluyó Calderón Ezquerro.

Créditos:UNAM-DGCS-158-2014

PROPONE UNIVERSITARIA MÉTODO DIAGNÓSTICO PARA IDENTIFICAR TRES VIRUS RESPIRATORIOS

 
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virusrespiratoriosPara identificar a tres virus causantes de enfermedades respiratorias, emparentados entre sí y cuyos síntomas se confunden con frecuencia, Rocío Tirado Mendoza, técnica académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, desarrolló un método diagnóstico que precisa, a nivel molecular, de cuál de ellos se trata.

A partir de líneas celulares y secuencias genéticas, la química farmacéutica bióloga, maestra en biología celular y doctora en ciencias biomédicas por esta casa de estudios, detecta los virus sincitial respiratorio, metapneumovirus y parainfluenza, todos en sus variantes humanas.

“Se trata de los tres microorganismos causantes de las principales enfermedades respiratorias y tienen como blanco principal a los ancianos y a la población infantil, de cero a cinco años”, indicó la universitaria en entrevista.

El sincitial respiratorio humano es el agente número uno de bronquiolitis, bronquitis y neumonía en niños de cero a dos años. Causa alrededor de 160 mil decesos anuales en el orbe, 10 mil de ellos en adultos mayores.

El metapneumovirus humano es un microorganismo descubierto en Holanda en 2001, por lo que aún no se tiene una estadística global confiable. “Aunque se describió hace pocos años, hay evidencia de su existencia en generaciones anteriores. A nivel mundial, es responsable del ocho por ciento de las infecciones en adultos mayores y tiene un índice de mortalidad de siete por ciento, cifra corta porque es de reciente descubrimiento”, precisó.

En tanto, el virus parainfluenza humano –distinto del de la influenza estacional y otros como el AH1N1, que en 2009 provocó una epidemia en la Ciudad de México— también causa bronquitis, bronquiolitis y algunos tipos de neumonía, aunque muchas cifras de su frecuencia se confunden con otros virus respiratorios.

Sin vacunas ni diagnósticos certeros

“Para ninguno de estos microorganismos existen vacunas ni antivirales. Además, en México la red de vigilancia epidemiológica no indica cuál de estos virus se presentan con mayor frecuencia, qué edades son las más afectadas y otras tendencias”, señaló Tirado Mendoza.

Los tres virus son estacionales y afectan generalmente en la época invernal, pero se desconoce cuál de ellos afecta más a la población nacional, aunque a nivel mundial es el sincitial respiratorio. “Falta investigación para conocer el flujo de movimiento de estos microorganismos en el país”, alertó.

Incluso, en los grandes hospitales nacionales (públicos y privados) no se tienen establecidos los métodos diagnósticos específicos para estos virus. “Ello y la similitud de los síntomas en los tres casos dificulta un diagnóstico certero, lo que es delicado en niños con daño respiratorio previo, asma o desnutrición”, subrayó.

Aislamiento viral y tipificación

En el Laboratorio de Biología de Microorganismos, adscrito al Departamento de Microbiología y Parasitología de la FM, la universitaria trabaja, a partir de muestras humanas obtenidas mediante exudado faríngeo, en el aislamiento viral y la genotipificación de esos microorganismos.

“Inicialmente establecimos una colaboración con el Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica (INDRE), después ampliamos la colaboración con el Hospital Adolfo López Mateos del ISSSTE para la obtención de muestras biológicas de los pacientes, con el propósito de llevar a cabo la detección y genotipificación de cada uno de estos virus”, apuntó.

Entre sus análisis destaca la comparación de cada muestra con cepas virales de referencia por ensayos de RT/PCR, que son amplificaciones de secuencias genéticas previamente establecidas. “Tenemos seleccionados los genes que nos interesan para cada uno de los virus y podemos hacer identificación y aislamiento preliminar, que luego confirmamos con ensayos moleculares”, explicó la especialista, con 23 años de experiencia en este ámbito.

Propuesta metodológica para evaluar la actividad virucida de productos desinfectantes

Tirado Mendoza propone que, con su método, las empresas farmacéuticas interesadas prueben la actividad virucida de sus productos desinfectantes. “Con la metodología establecida en el laboratorio es factible realizar esas pruebas (es decir, la eficiencia de un agente para destruir un virus) en algunos desinfectantes”.

Estos virus tienen una envoltura exterior vulnerable a detergentes y solventes orgánicos, que afectan su estructura y disminuyen su capacidad infectiva.

Los desinfectantes podrían desarrollarse en gel, alcohol o gotas, según su uso: para bebés, para limpiar las manos o para desinfectar superficies. “La idea es utilizar el método y los cultivos celulares, a fin de confrontar su eficiencia”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-059-2014

Hepatitis E, existe riesgo de que se propague en Colombia.

 
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21 de Enero del 2013
La patología, relativamente nueva en Colombia, se puede transmitir a través de las heces e hígado de cerdos, debido a las prácticas inadecuadas de higiene de los sistemas de producción porcina.
Investigadores avanzan en el diagnóstico de la incidencia de la enfermedad en Antioquia para establecer mecanismos de control.
La hepatitis E es causada por un virus propio de los porcinos. En el país, solo se ha reportado un posible caso de contagio humano en Antioquia. No obstante, los científicos advierten sobre una posible propagación, si no se toman las mínimas medidas preventivas.
Hasta hace solo tres años se estudia esta patología en Colombia, cuando despertó el interés de investigadores del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, debido a que hay indicios de que el virus puede contagiar al ser humano, si este consume carne de cerdo infectada.
Esto ocurre porque no se hace un adecuado manejo de los excrementos del animal en las plantas de sacrificio y en los lugares de procesamiento, sobre todo en Antioquia, en donde se produce el 46% de los porcinos del país y su consumo es mayor que en el resto del país (con un promedio de 14 kg por habitante al año).
¿Cómo se propaga?
Albeiro López Herrera, director del grupo de investigación en Biodiversidad y Genética Molecular de la UN (Biogem), cuenta que se quiso saber si los animales de Antioquia estaban infectados.
“Evaluamos las cinco principales plantas de sacrificio de la región. Tomamos muestras de sangre y comprobamos la presencia de anticuerpos contra hepatitis E”, precisa. Esto significa que los porcinos han estado infectados y su organismo ha producido proteínas especiales para detener la acción del virus.
Según los resultados del diagnóstico, el 30% de los animales sacrificados presentaban evidencia de contacto con el agente infeccioso. Esto no quiere decir que lo portaran en el momento del sacrificio, pues el organismo del cerdo ya se habría encargado de eliminarlo. Y, aunque las pruebas señalan un 12% de presencia del contagio en el hígado, el patógeno puede morir fácilmente con un buen proceso de cocción antes del consumo.
La forma en que se disemina es fecal-oral, pues, luego de infectar el hígado, se dirige al intestino y es excretado. Pero, si a las heces no se les da el manejo correcto, pueden llegar hasta las aguas usadas en los sistemas de riego de cultivos de consumo humano.
Síntomas asociados
Según el médico Francisco Javier Díaz, todos los tipos de hepatitis (A, B, C, D y E) se manifiestan generalmente con fiebre no muy alta, náuseas, pérdida del apetito y vómito. Luego, entre tres y siete días, aparece la ictericia, que es la coloración amarillenta de la piel, el tono café en la orina y la apariencia blanca o gris de las excretas.
La de tipo E se manifiesta de forma más intensa, pues la ictericia es más severa y ataca más fuerte a adultos jóvenes entre los 15 y los 40 años de edad. Además, es mucho más grave en mujeres embarazadas.
No obstante, la enfermedad –para la cual no hay un tratamiento específico–, se supera con reposo, consumo de alimentos con bajos contenidos de grasa y permanente observación del contagio, el cual se prolonga hasta por cuatro semanas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los porcentajes más altos de la afección se dan en regiones con sistemas de saneamiento deficientes. El 65% de las infecciones y muertes por hepatitis E se producen en Asia oriental y meridional. En Colombia, asegura el director de Biogem, las probabilidades de morir se podrían dar solo en un 3% de la población.
Prevención integral
Los investigadores resaltan que, con base en el diagnóstico desarrollado en los principales mataderos y granjas procesadoras de cerdo (análisis de muestras), determinarán los factores de riesgo para evitar que el virus llegue a las aguas residuales.
El profesor López Herrera explica que están clasificando las granjas según su bioseguridad, para saber el nivel sanitario mínimo que necesitan para no ser transmisoras de la enfermedad. “Allí hacemos unas encuestas para conocer si hacen un manejo apropiado de las excretas, con el fin de inactivar el patógeno completamente”.
Asimismo, hicieron exámenes clínicos a los productores porcícolas. Las muestras reportaron que alrededor del 12% de los trabajadores tienen anticuerpos contra el virus. Esto es evidencia de que han tenido contacto con él en algún momento. Este es uno de los indicadores que más llamó la atención de los investigadores, a partir del cual se trazarán nuevas líneas de investigación.
El proyecto sobre la epidemiología molecular de este virus en Antioquia es financiado por Colciencias y ha integrado a estudiantes de pregrado y posgrado y a docentes expertos de la Universidad de Antioquia, la Universidad Pontificia Bolivariana y la UN. Se espera que esta información ayude a las autoritarias sanitarias a tomar medidas preventivas para evitar el contagio de la enfermedad.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
En Colombia la identificación y estudio de la hepatitis E es relativamente reciente. Los investigadores buscan minimizar el riesgo de propagación.

En Colombia la identificación y estudio de la hepatitis E es relativamente reciente. Los investigadores buscan minimizar el riesgo de propagación.

21 de Enero del 2013

La patología, relativamente nueva en Colombia, se puede transmitir a través de las heces e hígado de cerdos, debido a las prácticas inadecuadas de higiene de los sistemas de producción porcina.

Investigadores avanzan en el diagnóstico de la incidencia de la enfermedad en Antioquia para establecer mecanismos de control.

La hepatitis E es causada por un virus propio de los porcinos. En el país, solo se ha reportado un posible caso de contagio humano en Antioquia. No obstante, los científicos advierten sobre una posible propagación, si no se toman las mínimas medidas preventivas.

Hasta hace solo tres años se estudia esta patología en Colombia, cuando despertó el interés de investigadores del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, debido a que hay indicios de que el virus puede contagiar al ser humano, si este consume carne de cerdo infectada.

Esto ocurre porque no se hace un adecuado manejo de los excrementos del animal en las plantas de sacrificio y en los lugares de procesamiento, sobre todo en Antioquia, en donde se produce el 46% de los porcinos del país y su consumo es mayor que en el resto del país (con un promedio de 14 kg por habitante al año).


¿Cómo se propaga?

Albeiro López Herrera, director del grupo de investigación en Biodiversidad y Genética Molecular de la UN (Biogem), cuenta que se quiso saber si los animales de Antioquia estaban infectados.

“Evaluamos las cinco principales plantas de sacrificio de la región. Tomamos muestras de sangre y comprobamos la presencia de anticuerpos contra hepatitis E”, precisa. Esto significa que los porcinos han estado infectados y su organismo ha producido proteínas especiales para detener la acción del virus.

Según los resultados del diagnóstico, el 30% de los animales sacrificados presentaban evidencia de contacto con el agente infeccioso. Esto no quiere decir que lo portaran en el momento del sacrificio, pues el organismo del cerdo ya se habría encargado de eliminarlo. Y, aunque las pruebas señalan un 12% de presencia del contagio en el hígado, el patógeno puede morir fácilmente con un buen proceso de cocción antes del consumo.

La forma en que se disemina es fecal-oral, pues, luego de infectar el hígado, se dirige al intestino y es excretado. Pero, si a las heces no se les da el manejo correcto, pueden llegar hasta las aguas usadas en los sistemas de riego de cultivos de consumo humano.


Síntomas asociados

Según el médico Francisco Javier Díaz, todos los tipos de hepatitis (A, B, C, D y E) se manifiestan generalmente con fiebre no muy alta, náuseas, pérdida del apetito y vómito. Luego, entre tres y siete días, aparece la ictericia, que es la coloración amarillenta de la piel, el tono café en la orina y la apariencia blanca o gris de las excretas.

La de tipo E se manifiesta de forma más intensa, pues la ictericia es más severa y ataca más fuerte a adultos jóvenes entre los 15 y los 40 años de edad. Además, es mucho más grave en mujeres embarazadas.

No obstante, la enfermedad –para la cual no hay un tratamiento específico–, se supera con reposo, consumo de alimentos con bajos contenidos de grasa y permanente observación del contagio, el cual se prolonga hasta por cuatro semanas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los porcentajes más altos de la afección se dan en regiones con sistemas de saneamiento deficientes. El 65% de las infecciones y muertes por hepatitis E se producen en Asia oriental y meridional. En Colombia, asegura el director de Biogem, las probabilidades de morir se podrían dar solo en un 3% de la población.


Prevención integral

Los investigadores resaltan que, con base en el diagnóstico desarrollado en los principales mataderos y granjas procesadoras de cerdo (análisis de muestras), determinarán los factores de riesgo para evitar que el virus llegue a las aguas residuales.

El profesor López Herrera explica que están clasificando las granjas según su bioseguridad, para saber el nivel sanitario mínimo que necesitan para no ser transmisoras de la enfermedad. “Allí hacemos unas encuestas para conocer si hacen un manejo apropiado de las excretas, con el fin de inactivar el patógeno completamente”.

Asimismo, hicieron exámenes clínicos a los productores porcícolas. Las muestras reportaron que alrededor del 12% de los trabajadores tienen anticuerpos contra el virus. Esto es evidencia de que han tenido contacto con él en algún momento. Este es uno de los indicadores que más llamó la atención de los investigadores, a partir del cual se trazarán nuevas líneas de investigación.

El proyecto sobre la epidemiología molecular de este virus en Antioquia es financiado por Colciencias y ha integrado a estudiantes de pregrado y posgrado y a docentes expertos de la Universidad de Antioquia, la Universidad Pontificia Bolivariana y la UN. Se espera que esta información ayude a las autoritarias sanitarias a tomar medidas preventivas para evitar el contagio de la enfermedad.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Desconocido, el número de casos de virus del nilo en México.

 
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18 de Octubre del 2012
Aunque el brote de Virus del Oeste del Nilo (VON) en Estados Unidos cursa por una etapa al alza, en el continente está demostrada su presencia desde hace 13 años, y a partir 2003, se han documentado en México los primeros casos en humanos, explicó Raúl Romero Cabello, integrante del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Sin embargo, puntualizó, no hay razón para alarmarse hasta conocer la verdadera situación. Lo importante es tomar medidas preventivas contra enfermedades transmitidas por mosquitos: mantener cubiertos los depósitos de agua y evitar charcos alrededor de las casas para impedir la multiplicación de los insectos; colocar mosquiteros en puertas y ventanas, y usar repelentes, entre otras.
“Desconocemos cuántos casos podrían existir en México. Si no se tienen recursos para hacer un diagnóstico adecuado, no podremos establecer un parámetro que nos indique su presencia. La enfermedad que ocasiona podría confundirse con dengue, padecimiento de gran prevalencia en el país”.
Debido a la proximidad espacial y temporal de las infecciones de aves y humanos, los epidemiólogos han concluido que la transmisión sigue un ciclo enzoótico. Las aves, en particular las migratorias, actúan como reservorio y contagian a los mosquitos que, a su vez, propagan el microorganismo a los vertebrados.
El VON es un miembro de la familia Flaviviridae (género Flavivirus), a la que también pertenecen otros virus transferidos por mosquitos, como el dengue y la fiebre amarilla, o algunas hepatitis, detalló el académico.
El del Nilo mide entre 40 y 50 nanómetros, por lo general provoca síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómito y erupciones cutáneas, pero uno de cada 100 casos se torna grave y potencialmente mortal; entonces, puede afectar el sistema nervioso central (SNC) y generar meningitis o encefalitis virales.
“Las manifestaciones serán propias de la magnitud del daño en el SNC, puede haber desde cefalea intensa y vómito, hasta trastornos de la conducta, o pérdida de la fuerza en alguna región del cuerpo, problemas respiratorios, coma, parálisis y hasta la muerte”.
Los primeros casos se diagnosticaron en 1937, en el distrito West Nile, Uganda; de ahí se diseminó en forma importante por África, Medio Oriente y Asia. A fines del siglo pasado, en 1999, se identificaron y documentaron en EU. En México, uno de los estados donde mejor se ha estudiado y detectado es Yucatán.
Se estima que existen unas 60 especies diferentes de mosquitos que transmiten el VON, entre ellas las más representativas son Culex, Aedes y Anopheles que, además, podrían transmitir otros microorganismos. Por ejemplo, Aedes es responsable del virus del dengue, y Anopheles del protozoario plasmodium, que ocasiona el paludismo.
Sin embargo, acotó, el problema radica en la dificultad de identificación, pues de acuerdo con la severidad del caso, la sintomatología podría ser semejante a la que se manifiesta en el dengue.
Si se pretende hacer el diagnóstico de un caso en el que se sospecha la presencia del virus del Nilo, se deben cazar los mosquitos en el área donde se registra el padecimiento, y analizar los fluidos, en los que puede demostrarse la presencia de aquél. Otra forma, es a partir del suero de la sangre de los infectados.
“Al suero se le pueden hacer estudios inmunológicos o serológicos para determinar la presencia de antígenos del virus. Hoy los exámenes moleculares de ácido nucleico son mucho más contundentes; por ejemplo, la reacción de la polimerasa en cadena o en tiempo real, y las secuenciaciones de ácido nucleico por pruebas en tiempo real”.
Otra opción sería aislar el microorganismo, sea de los fluidos de los mosquitos o del tejido de los huéspedes mamíferos –humano, aves o caballos–, y colocarlo en cultivos para inducir su crecimiento y estar en posibilidad de identificarlo, concluyó.
Boletín UNAM-DGCS-640
Ciudad Universitaria.
Su brote en Estados Unidos vive una etapa al alza: en América su presencia está demostrada desde hace 13 años, y a partir de 2003, en México.

Su brote en Estados Unidos vive una etapa al alza: en América su presencia está demostrada desde hace 13 años, y a partir de 2003, en México.

18 de Octubre del 2012

Aunque el brote de Virus del Oeste del Nilo (VON) en Estados Unidos cursa por una etapa al alza, en el continente está demostrada su presencia desde hace 13 años, y a partir 2003, se han documentado en México los primeros casos en humanos, explicó Raúl Romero Cabello, integrante del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Sin embargo, puntualizó, no hay razón para alarmarse hasta conocer la verdadera situación. Lo importante es tomar medidas preventivas contra enfermedades transmitidas por mosquitos: mantener cubiertos los depósitos de agua y evitar charcos alrededor de las casas para impedir la multiplicación de los insectos; colocar mosquiteros en puertas y ventanas, y usar repelentes, entre otras.

“Desconocemos cuántos casos podrían existir en México. Si no se tienen recursos para hacer un diagnóstico adecuado, no podremos establecer un parámetro que nos indique su presencia. La enfermedad que ocasiona podría confundirse con dengue, padecimiento de gran prevalencia en el país”.

Debido a la proximidad espacial y temporal de las infecciones de aves y humanos, los epidemiólogos han concluido que la transmisión sigue un ciclo enzoótico. Las aves, en particular las migratorias, actúan como reservorio y contagian a los mosquitos que, a su vez, propagan el microorganismo a los vertebrados.

El VON es un miembro de la familia Flaviviridae (género Flavivirus), a la que también pertenecen otros virus transferidos por mosquitos, como el dengue y la fiebre amarilla, o algunas hepatitis, detalló el académico.

El del Nilo mide entre 40 y 50 nanómetros, por lo general provoca síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómito y erupciones cutáneas, pero uno de cada 100 casos se torna grave y potencialmente mortal; entonces, puede afectar el sistema nervioso central (SNC) y generar meningitis o encefalitis virales.

“Las manifestaciones serán propias de la magnitud del daño en el SNC, puede haber desde cefalea intensa y vómito, hasta trastornos de la conducta, o pérdida de la fuerza en alguna región del cuerpo, problemas respiratorios, coma, parálisis y hasta la muerte”.

Los primeros casos se diagnosticaron en 1937, en el distrito West Nile, Uganda; de ahí se diseminó en forma importante por África, Medio Oriente y Asia. A fines del siglo pasado, en 1999, se identificaron y documentaron en EU. En México, uno de los estados donde mejor se ha estudiado y detectado es Yucatán.

Se estima que existen unas 60 especies diferentes de mosquitos que transmiten el VON, entre ellas las más representativas son Culex, Aedes y Anopheles que, además, podrían transmitir otros microorganismos. Por ejemplo, Aedes es responsable del virus del dengue, y Anopheles del protozoario plasmodium, que ocasiona el paludismo.

Sin embargo, acotó, el problema radica en la dificultad de identificación, pues de acuerdo con la severidad del caso, la sintomatología podría ser semejante a la que se manifiesta en el dengue.

Si se pretende hacer el diagnóstico de un caso en el que se sospecha la presencia del virus del Nilo, se deben cazar los mosquitos en el área donde se registra el padecimiento, y analizar los fluidos, en los que puede demostrarse la presencia de aquél. Otra forma, es a partir del suero de la sangre de los infectados.

“Al suero se le pueden hacer estudios inmunológicos o serológicos para determinar la presencia de antígenos del virus. Hoy los exámenes moleculares de ácido nucleico son mucho más contundentes; por ejemplo, la reacción de la polimerasa en cadena o en tiempo real, y las secuenciaciones de ácido nucleico por pruebas en tiempo real”.

Otra opción sería aislar el microorganismo, sea de los fluidos de los mosquitos o del tejido de los huéspedes mamíferos –humano, aves o caballos–, y colocarlo en cultivos para inducir su crecimiento y estar en posibilidad de identificarlo, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-640

Ciudad Universitaria.

De las enfermedades reumáticas, el lupus ocupa el tercer lugar en la demanda de consulta.

 
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Su incidencia en México es de aproximadamente el 0.1 por ciento de la población, pero “de ninguna manera podemos decir que es un padecimiento raro; en todos los hospitales hay pacientes internados”, afirmó Carlos Lavalle Montalvo, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Su incidencia en México es de aproximadamente el 0.1 por ciento de la población, pero “de ninguna manera podemos decir que es un padecimiento raro; en todos los hospitales hay pacientes internados”, afirmó Carlos Lavalle Montalvo, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

7 de Septiembre del 2012

En el contexto de las enfermedades reumáticas, después de la osteoartritis y la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico ocupa el tercer lugar en la demanda de consulta. Su incidencia en México es de aproximadamente 0.1 por ciento de la población, pero “de ninguna manera podemos decir que es un padecimiento raro; en todos los hospitales hay internados”, afirmó Carlos Lavalle Montalvo.

El jefe de la Subdivisión de Especializaciones Médicas de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de esta casa de estudios, explicó que se trata de una afección crónica, sin cura, y autoinmune.

Es un padecimiento donde los mecanismos de defensa, en lugar de luchar contra virus, bacterias y células cancerosas, lo hacen contra el propio organismo, destruyen los tejidos y pueden afectar al sistema nervioso, el corazón, los riñones, los pulmones, las mucosas o la piel. “A ello debe su denominación de enfermedad sistémica”, explicó el especialista.

Es compleja, existen más de 115 cuadros clínicos diferentes que se incluyen en ella, por lo que, si el médico no es especialista, difícilmente hará el diagnóstico acertado, indicó. Por ejemplo, algunas de sus manifestaciones no se pueden distinguir de las que ocurren en la artritis reumatoide.

El lupus es multifactorial, y para que se exprese clínicamente deben presentarse varios factores; “no es como la tuberculosis, donde el bacilo es el agente causal, y si se elimina, hay cura”. Aquí influyen aspectos genéticos, inmunológicos, ambientales y hormonales. Lavalle Montalvo hizo la analogía con una caja fuerte, que para abrirse requiere necesariamente los cuatro números de la combinación.

De manera semejante, la expresión clínica del lupus necesita todos esos elementos. Por ejemplo, si falta el agente desencadenante que puede ser ambiental, como luz ultravioleta o una infección, podría permanecer “silenciosa” por siempre y la persona será sana en apariencia.

Afecta, sobre todo, al sexo femenino en una relación que va de 10 a uno, y hasta 15 a uno, por lo que se postula que las hormonas tienen un papel crucial. De hecho, abundó el experto, en animales experimentales se ha demostrado que hormonas femeninas como los estrógenos favorecen su expresión, y que en el momento que se inyecta testosterona, se retrasa. El lupus predomina en personas de entre 20 y 40 años, etapa reproductiva de la vida.

Los síntomas más frecuentes son el llamado eritema en alas de mariposa, es decir, un enrojecimiento de la piel de las mejillas y la nariz, así como fiebre, caída del cabello, úlceras bucales que pueden ser dolorosas y dificultar la ingestión de alimentos, lesiones en la piel que pueden variar en su forma, y cambio de color en los dedos de las manos (de pálido, a cianótico o azulado, y finalmente rojo). Aunque en 90 por ciento de los casos el paciente presenta como primera manifestación dolor articular y muscular, aclaró.

Las expresiones más severas en el sistema nervioso central, pueden ir desde dolor de cabeza y depresión (una de las señales neurológicas más frecuentes), hasta infartos cerebrales, o bien, llegar a presentar en el riñón la lesión más grave, la glomerulonefritis proliferativa difusa, que produce daño severo, y de no tratarse puede requerir diálisis y trasplante.

Carlos Lavalle explicó que el lupus eritematoso sistémico afecta estructuras y órganos en diferentes proporciones. El 50 ó 60 por ciento de los pacientes tiene daño renal. Otras complicaciones son en el sistema nervioso central, o las afecciones cardiovasculares.

Es una enfermedad que requiere un equipo multidisciplinario de especialistas, como reumatólogos, neurólogos, cardiólogos y nefrólogos; un tratamiento con base en quimioterapia y, de forma más reciente, de medicamentos biológicos, según la severidad de las manifestaciones.

Existe lupus leve, moderado, severo y muy severo. Además, cursa por periodos de gran actividad, en los que el paciente se siente menos enfermo. En ocasiones, los fármacos son tan efectivos que se controla, y a veces no vuelve a presentarse. Eso puede suceder si el médico atiende con oportunidad y eficacia.

Lavalle Montalvo acotó que el tratamiento está en un proceso de cambio significativo; de manera tradicional, desde 1943, año en que se descubrió, se ha usado cortisona, y otra sustancia que controla la alteración de los mecanismos de defensa. En aquel entonces, la esperanza de vida de un paciente con lupus era de cinco años, hoy es de entre 20 y 25, si está bien controlado.

“Estamos en etapa de evaluar cuál es el papel de los medicamentos biológicos, que usan anticuerpos específicos para bloquear moléculas inflamatorias. En los próximos años, seremos testigos de grandes avances en biología molecular e inmunogenética para tratar de manera más eficiente a personas con enfermedades autoinmunes”. El beneficio podría ser desplazar a la cortisona, lo que constituye una ventaja impresionante, finalizó el experto.

Boletín UNAM-DGCS-551
Ciudad Universitaria.