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Continúa el sexo sin protección, como principal vía de transmisión del VIH/SIDA en México

 
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Carmen Soler Claudín, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.
Carmen Soler Claudín, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM.

4 de diciembre de 2011

• Modificar las conductas de la población es un asunto complejo, porque implica abordar relaciones entre personas del mismo sexo, infidelidad y prácticas tempranas, dijo Carmen Soler Claudín, del IIBm de la UNAM
• Entre 1983 y 2011, en el país se han diagnosticado a 123 mil 162 hombres (82 por ciento) y 26 mil 721 mujeres (18 por ciento) con la infección

Como ocurre en otros países, en México el sexo sin protección prevalece como la principal vía de transmisión del Virus de Insuficiencia Humana (VIH) que produce el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), afirmó Carmen Soler Claudín, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM.

Modificar las conductas de la población es complejo, porque implica abordar asuntos como las relaciones extramaritales o entre personas del mismo sexo, así como las prácticas tempranas de los adolescentes, explicó.

“El VIH/SIDA es un problema de salud grave. En hombres jóvenes es una de las principales causas de mortalidad, y no se trabaja suficiente en la prevención”, destacó.

Algunas vías de transmisión, como las transfusiones sanguíneas, se controlaron con políticas públicas, que prohibieron la comercialización, práctica común que facilitó, en la década de los 80, la propagación de la infección.

“Para combatir otras formas de contagio es necesario erradicar estigmas y avanzar en educación sexual, con campañas dirigidas a los grupos donde se concentra en mayor medida, como varones que tienen sexo sin protección con otros hombres, y las personas que consumen drogas intravenosas. También, es fundamental mejorar las pruebas de diagnóstico, para que se hagan a tiempo y sean seguras, confidenciales y a bajo costo”, consideró.

Mortalidad sostenida

Según datos del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH/SIDA (CENSIDA), entre 1983 y junio del 2011 se diagnosticaron en México 123 mil 162 hombres (82 por ciento) y 26 mil 721 mujeres (18 por ciento) con la infección.

“La mortalidad se ha mantenido por debajo de cinco mil casos al año, no ha crecido, pero no se ha reducido. Se debe a que tenemos un problema estructural, pues por un lado, hay abasto de medicamentos con programas como el Seguro Popular, que ayudan a detenerla, pero por el otro, no se hacen diagnósticos a tiempo, más de la mitad de las pruebas reactivas son falsos positivos, y faltan profesionales en química para integrarse a los servicios”, dijo.

Soler, actual asesora del CENSIDA y quien por seis años coordinó el Programa de VIH/SIDA de la Ciudad de México, como parte de un convenio entre la UNAM y el gobierno capitalino, recordó que las pruebas de detección requieren, por Norma Oficial Mexicana, de una segunda de confirmación.

“A veces las personas se hacen una prueba y se angustian inútilmente si sale positiva; no está confirmada y resulta que no tienen VIH. En el caso contrario, se van tranquilas y tienen el virus, lo que implica que no inician su tratamiento ni afrontan la infección, lo que incrementa el riesgo para ellas y los demás”, señaló.

Indicó que CENSIDA lleva un registro oficial de enfermos con SIDA, pero faltan reportes de quienes viven con VIH. “Se estima que en ese grupo puede haber más de 120 mil ciudadanos en el país”, alertó.

Día Mundial de Lucha contra el SIDA

Sobre el Día Mundial de Lucha contra el SIDA, actualmente nombrado Conmemoración del Día Internacional de la Respuesta ante el SIDA, que se celebra desde 1988, cada primero de diciembre en todo el mundo, la investigadora opinó que recordarlo y mantenerlo en la agenda mundial, ayuda a alertar a la población.

Créditos: unam.mx/boletin/708/2011

Sufren violencia emocional en el noviazgo, 39 por ciento de los jóvenes mexicanos

 
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Ser víctima de algún tipo de abuso incrementa las probabilidades de padecer otro; entonces, quienes reciben violencia emocional corren mayor riesgo de ser objeto de la de tipo físico
Ser víctima de algún tipo de abuso incrementa las probabilidades de padecer otro; entonces, quienes reciben violencia emocional corren mayor riesgo de ser objeto de la de tipo físico

25 de diciembre de 2010

• Casi siete por ciento es agredido físicamente, y ocho por ciento de las mujeres de entre 15 y 24 años de edad, es objeto de abuso sexual, destacaron investigadores del CRIM
• En esta relación comienzan a desarrollarse y reforzarse desigualdades de género, que se traducen en patrones de esas transgresiones, sostuvieron

En México, 39 por ciento de los jóvenes de ambos sexos, de entre 15 y 24 años de edad, que tienen una relación de noviazgo, sufren violencia emocional, afirmaron Roberto Castro e Irene Casique, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

Las agresiones pueden ir desde insultos, humillaciones y amenazas, hasta golpes. Casi siete por ciento sufre maltrato físico en esa etapa, y ocho por ciento de las mujeres en esos rangos de edad, es objeto de agresión sexual, apuntaron.

De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en el Noviazgo 2007, en cuyo análisis de datos participaron los investigadores, se vive un grave problema social, porque en este tipo de relaciones comienzan a desarrollarse y reforzarse desigualdades de género, que se traducen en patrones de abuso emocional, físico y sexual.

Al hablar sobre los resultados de su investigación Violencia en el Noviazgo en México, aseguraron que existe relación entre la edad de los adolescentes y las diversas formas de maltrato que sufren.

Un hallazgo relevante es que la intimidación se incrementa conforme aumentan la edad. Entre los 15 y 19 años, el 32 por ciento de los jóvenes en el noviazgo sufre violencia emocional, mientras que de los 20 a los 24, el porcentaje crece a 41 por ciento.

Con la agresión física ocurre lo contrario. El 7.4 por ciento de los adolescentes de entre 15 y 19 años sufre violencia física, y el porcentaje disminuye a seis, entre los jóvenes de 20 y 24 años.

En cuanto a la agresión sexual, el 8.3 por ciento de las mujeres de 15 a 19 años es víctima, porcentaje que desciende a 7.8 por ciento entre el segmento de 20 a 24 años.

Los universitarios consideraron que las diversas formas de maltrato están relacionadas entre sí. La información confirmó que ser objeto de algún tipo de abuso incrementa las probabilidades de padecer otro; entonces, quienes fueron agredidos emocionalmente, tienen mayor riesgo de serlo también físicamente. De igual forma, las mujeres violentadas físicamente, son más vulnerables de ser abusadas sexualmente.

Cuando los adolescentes son vulnerados y piden ayuda, lo hacen principalmente a los amigos y a la madre, mientras que los maestros y el personal de instituciones públicas se ubican entre las alternativas menos recurridas.

Tanto mujeres como hombres califican estas conductas como poco positivas; no obstante, 17 por ciento de varones (casi el doble que ellas) consideró a la violencia física como una condición normal en el noviazgo, mientras que mayor número de mujeres (con una proporción de siete a cinco por ciento) dijo sentir vergüenza de reportar estos incidentes a alguna persona de confianza o autoridad, concluyeron.
Créditos: UNAM-DGCS-809/unam.mx

Comprender la lógica del mundo y los sexos

 
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Viernes 16 de Abril de 2010

La antropología que va más allá del positivismo o de la lógica causa-efecto, tiene que entender la lógica del mundo, de los sexos, de la naturaleza y de todas aquellas que tienen que ver con la condición humana, aseveró el Doctor Félix Báez-Jorge.

Durante la presentación de su libro El Lugar de la Captura: simbolismo de la vagina telúrica en la cosmovisión mesoamericana, en el Colegio de Antropología Social de la BUAP, el autor habló ante alumnos y catedráticos sobre éste y el papel de la antropología en los estudios de las culturas precolombinas.

“Si el pensamiento llamado racional funciona de manera causal, es decir causa-efecto, el pensamiento mitológico funciona por medio de analogías; las analogías centrales de este libro, retomadas de los mitos, códices, textos de cronistas y vestigios arqueológicos son, por mencionar algunos: tierra-mujer, hombre-maíz, copulación-siembra”, reveló

La sexualidad, por otro lado, es el instrumento simbólico que une estas analogías, “pero este es un tema olvidado en Mesoamérica, producto de lo que llamo aduanas inquisitoriales; es un tema extraordinario y El Lugar de la Captura es prueba de ello, pues de alguna manera explica la caja negra de la cultura mesoamericana”, comentó Báez-Jorge.

Por su parte, la Doctora Rosalba Ramírez Rodríguez, coordinadora del Colegio de Antropología Social, indicó que ésta es una obra completa, resultado de un arduo proceso de investigación que hace referencia a una amplia zona geográfica, así como a diferentes temporalidades.

“Nos invita a la reflexión, pues explora el núcleo duro de la cosmovisión mesoamericana a partir de la interpretación de la mitología, considerada como testigo del pasado y presente, y protagonista del futuro en las culturas indígenas”.

El antropólogo, señaló Ramírez Rodríguez, “hace de manera especial una invitación para realizar una investigación sobre la vagina dentada, planteada en El Lugar de la Captura, ya que no se ha dimensionado su complejo simbolismo.

A su vez, Víctor Hugo Valencia Varela, delegado del Instituto Nacional de Antropología (INAH) en Puebla, destacó que dicho libro es el mejor homenaje que Báez-Jorge pudiera hacerle a su maestro Claude Lévi-Strauss, quien, hiciera del autor el antropólogo que es hoy.

“Este libro además, es una importante aportación de lo que representa y significa el estudio de los detalles y elementos iconográficos, que se plasman en los vestigios arqueológicos, éstos son un elemento de estudio sociológico y analítico que van más allá de su concepto utilitario o de belleza artística”.

Al agradecer al Doctor Félix Báez-Jorge por plasmar un extenso tratamiento del mito en éste su décimo tercer libro, el también antropólogo Valencia Varela concluyó que el estudio antropológico es y debe ser analítico, propositivo y ante todo crítico.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx

EL AMOR, ¿UN ASUNTO DE HORMONAS?

 
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• La oxitocina y vasopresina están ligadas a los lazos afectivos que establecen las parejas, explicó Ignacio Camacho-Arroyo, de la Facultad de Química de la UNAM
• Variaciones en los receptores de estas hormonas podrían ayudar a determinar qué hombres son propensos a la infidelidad, añadió el neuroendocrinólogo

Quizá en un futuro no muy lejano, tan sólo baste aplicar una hormona para poner fin al dolor de un amor no correspondido, o un estudio genético permitirá determinar de antemano si nuestra pareja nos será fiel o se irá tras la primera cara bonita que se cruce en su camino, comentó Ignacio Camacho-Arroyo, de la Facultad de Química de la UNAM.

El investigador señaló que esto es factible porque, más allá de la poesía, los arrebatos románticos y las frases cursis bajo la luz de la Luna (o en el Messenger para los más posmodernos), “el amor es un fenómeno neurobiológico complejo e integral que involucra diferentes partes del cerebro, repercute en el organismo y proporciona una gama de sensaciones que van desde placer y gozo, hasta melancolía, obsesión y depresión”.

No es raro que los adolescentes, al sentir los primeros cosquilleos del amor, se muestren más inquietos, frustrados y distraídos, y tampoco es inusual que los padres al observar tal comportamiento se limiten a decir, “es que ya se le alborotó la hormona”, pero ¿qué hay de cierto detrás de esta frase tomada directamente de la sabiduría popular?

“Mucho”, dijo Camacho-Arroyo, quien agrega que “dado que el amor es un asunto complicado, resulta difícil atribuirle a una sola hormona todo este abanico de sensaciones; sin embargo, sabemos que dos de ellas están íntimamente ligadas a estos furores: la oxitocina y la vasopresina”.

La monogamia y el secreto de la supervivencia

Desde hace tiempo se conoce el papel que desempeñan la oxitocina y la vasopresina, pero en relación con otros fenómenos; por ejemplo, se sabe que la primera es muy importante en el trabajo de parto y lactancia, mientras que la segunda, resulta esencial en la diuresis.

Sin embargo, recientemente se descubrió que ambas libran dos batallas simultáneas, pues al tiempo que colaboran en procesos esenciales para el organismo, promueven que los lazos de pareja se estrechen cada vez más, y es que estas hormonas parecen segur al pie de la letra el dicho de “tanto en el amor como en la guerra, todo se vale”.

Estudios en laboratorio han demostrado que el aumento de oxitocina y vasopresina en ratones de pradera hacen que estos animales se mantengan con un solo compañero de por vida y que sean mucho más cariñosos con su prole.

Pero, ¿por qué es importante entender cómo se vinculan afectivamente los roedores? “Porque pasa algo similar con los humanos, además de que el amor está ligado a la supervivencia de las especies. Tomemos de ejemplo el amor de pareja, que lleva a la reproducción, o el amor materno o paterno, que hace que las crías reciban mayores cuidados y, por ende, tengan mayores posibilidades de sobrevivir”, explica Camacho-Arroyo.

De hecho, Darwin argumentaba algo parecido e incluso hoy en día diversos científicos aseguran que el amor “es un asunto de vida o muerte”, como el antropólogo Sydney Mellen, quien en su libro de 1981, The Evolution of Love, indica que sólo el cariño extremo explica que los niños del hombre primitivo hayan sobrevivido a la salvaje vida del pliopleistoceno (hace dos millones de años).

“Como los hijos de los homínidos pasan por un periodo largo de dependencia e indefensión en la niñez, la formación de vínculos duraderos entre los adultos explica el éxito reproductivo de los humanos. Una intimidad fuerte y duradera entre los padres proporciona a sus vástagos una capacidad superior para sobrevivir”, argumentó Mellen.

Para seres gregarios como los hombres, el amor, la solidaridad y la sensibilidad moral están por encima del egoísmo y la predominancia del más fuerte, escribió Darwin en El origen del hombre, la selección natural y la sexual. Esta hipótesis que tiene 130 años aún se mantiene vigente, pero habremos de esperar a ver qué nos dicen los investigadores en el futuro, porque para la ciencia, todo lo que tiene que ver con el amor siempre está en constante evolución.

¿Infieles por herencia genética?

El amor es un asunto evolutivo, pero también psicológico, biológico y químico. “En realidad se trata de un fenómeno tan complejo que involucra prácticamente todo, y a nivel hormonal funciona así: para que la vasopresina y la oxitocina actúen, deben unirse a unas proteínas llamadas receptores, y cuando esta conjunción se presenta, la actividad en todas las células cambia”.

“¿Qué se ha descubierto en relación a este tema?”, preguntó Camacho-Arroyo, a lo que él mismo respondió, “pues que la vasopresina tiene receptores específicos, y en éstos puede haber variantes. Cuando estas alteraciones se presentan, es mucho más factible que el hombre se mantenga soltero o que, si se casa, en poco tiempo establezca relaciones extramaritales o tenga severos problemas conyugales”.

Sin embargo, aunque las hormonas juegan un papel importante en la relación de pareja, eso no significa que todos estemos condenados a la tiranía de la genética, porque “los factores psicológicos e incluso los ambientales y culturales favorecen o no que una persona sea polígama, así que más que una sentencia, tener ciertas variantes de los receptores antes mencionados lo que hacen es determinar una predisposición a ciertas conductas”, aclara el químico.

La testosterona y las primeras fases del enamoramiento

Se sospecha que la proclividad a la infidelidad está ligada a las hormonas, porque así como la oxitocina favorece el apego o el desapego afectivo, hay otras que hacen que los enamorados se asemejen aunque sea un poco, como la testosterona.

Al respecto, el universitario explicó que, naturalmente, la testosterona se encuentra mucho más concentrada en los machos que en las hembras; sin embargo, diversos estudios han demostrado que el hombre, en los primeros meses de enamoramiento, muestra una clara disminución de este andrógeno, mientras que en la mujer sube.

“Esto hace que los varones modifiquen un poco su conducta y se muestren más tranquilos, mientras que las mujeres pueden estar más agresivas o alertas. Sin embargo, cuando pasa esta primera fase del enamoramiento, los niveles vuelven a la normalidad.

Los resultados, publicados la revista Psychoneuroendrochinology, sorprendieron a la comunidad científica porque durante mucho tiempo se creyó que la testosterona era una hormona eminentemente masculina, pero, como señalan algunas campañas de equidad de género, “es un asunto de hombres que también es de mujeres”.

El amor, un asunto estresante

Para Jaime Sabines, “los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan”, esto porque el poeta intuía quizá, como han hecho varios científicos, que durante el enamoramiento los cambios que experimentan las personas a nivel conductual son dramáticos.

“Y esto no es de extrañar, porque en esta etapa los afectados experimentan sudoración, cambios en la presión arterial y ritmo cardiaco, e incluso movimientos peristálticos en el abdomen —que no es otra cosa que una forma elegante de decir ‘mariposas en el estómago’—), expuso Camacho-Arroyo.

De hecho —explicó el científico universitario—, es tanto el estrés que produce este sentimiento, que podría ser considerado dañino en algunos casos, que no sorprende que el escritor chiapaneco agregara los siguientes versos a su poema más famoso: “Los amorosos no pueden dormir, porque si se duermen se los comen los gusanos, en la obscuridad abren los ojos y les cae en ellos el espanto”.

Entonces, si el amor genera tales niveles de ansiedad —pregunta el neuroendocrinólogo—, “¿por qué se dice que enamorarse es bueno? Fácil, porque se ha visto que beneficia al organismo e incrementa la salud; además, cualquiera que haya pasado por esto sabe que a fin de cuentas, es muy motivante estar enamorado”.

Se sabe que este estrés, cuando es moderado, mantiene al sujeto optimista, alerta e incluso lo predispone a realizar muchas más actividades que antes, señaló Camacho Arroyo; y como para responderle, Sabines añade: “Los amorosos juegan a coger el agua, a tatuar el humo, a no irse”.

Sin embargo, como sucede con todo, “si el estrés es extremo, como pasa cuando las relaciones son tormentosas, el enamoramiento representa una amenaza a la salud física y a la estabilidad mental”.

Quienes llegan a estos extremos “usualmente despliegan actitudes posesivas, celosas y destructivas, y fácilmente se pierden en la depresión, melancolía y en una percepción alterada de la realidad, donde parecería que todo lo que los rodea es malo”, dijo el científico. “Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción no aprendida. Y se van llorando, llorando la hermosa vida”, responde el poeta.

Pociones y remedios contra el mal de amor

En La Celestina, tragicomedia del bachiller Fernando de Rojas, la protagonista es una vieja bruja que a través de encantos y un lazo robado de la cintura de una doncella, promete despertar en la inocente Melibea una irrefrenable pasión por el enamorado Calixto, pero ¿qué hay de cierto detrás de este tipo de historias?

“De hecho siempre ha habido pociones de amor”, comentó Camacho-Arroyo. Y quien lo dude, tan sólo debe darse una vuelta por el Mercado Sonora para encontrar desde hierbas como el toloache, hasta filtros multicolores o perfumes que prometen subyugar la voluntad del ser querido y hacerlo rogar por cariño.

¿Pero tiene esto algún sustento científico? “No”, asegura el universitario, “pues aunque por ahí se venden incluso sprays con oxitocina, éstos en realidad no funcionan”.

Enamorarse a veces duele, tanto, que para concluir La Celestina, Fernando de Rojas hace decir a Pleberio, padre de Melibea: “¡Amor, amor! Dulce nombre te dieron, amargos hechos haces”. Y es por esto que, desde siempre, el hombre ha buscado sustancias para desembarazarse del llamado mal de amores.

“Este mal tiene que ver con neurotransmisores como la dopamina y serotonina, y como se sabe que fármacos como el Prozac incrementan los niveles de serotonina, se está tratando de ver si algunos antidepresivos sirven para esto.

Hasta ahora no se sabe si se puede hacer algo al respecto, pero probablemente dentro de no mucho sea posible aliviar esta afección, porque para ello sólo se necesita modificar el estado de ánimo del individuo, y para eso ya se sabe que hay diferentes medicamentos psiquiátricos”, expuso Camacho-Arroyo.

En busca de la pareja ideal

El amor siempre es complicado, pero Camacho-Arroyo es optimista y señala que si bien las cosas hoy se antojan difíciles, en el futuro no tendrían por qué serlo; de hecho, “se ha llegado a pensar que cuando la tecnología lo permita, para encontrar a la pareja ideal sólo bastará hacer el estudio genético de algunas variantes de receptores para determinar si el hombre o mujer son proclives a ser infieles”.

El investigador añadió que así como hoy, antes de casarse, se exigen pruebas sanguíneas, quizá en algunos años pusieran exigirse también exámenes de ADN para determinar qué tan propenso es el potencial compañero a la infidelidad. “Claro, esto es ciencia ficción, pero como su nombre lo indica, es ficción basada en la ciencia”.

Por lo pronto, y para ya no especular con lo que podría pasar en el futuro, sino para entender desde hoy cómo operan las hormonas en estos procesos, y en particular las sexuales, Camacho-Arroyo se dice dispuesto a profundizar en las investigaciones que desde hace décadas realiza en su laboratorio, e ignora cuándo esta labor llegará a su fin, “porque este es un trabajo del que estoy profundamente enamorado”.

Fuente:
Boletín UNAM-DGCS-096
dgcs.unam.mx

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