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Proponen nueva red para estudiar fenómenos meteorológicos y climáticos,

 
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1 de noviembre de 2013

Proponen nueva red para estudiar fenómenos meteorológicos y climáticos
Proponen nueva red para estudiar fenómenos meteorológicos y climáticos

Mediante 10 receptores/antenas conectados al sistema de posicionamiento global, David K. Adams y Arturo Quintanar, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, estudian los Sistemas Convectivos de Mesoescala, responsables del 70 por ciento de las lluvias en el noroeste del país registradas de junio a septiembre.

Proporcionará información clave para estudios de sequía, huracanes y tormentas tropicales, así como mejores predicciones de modelos numéricos.

Científicos del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, proponen el establecimiento de una nueva red meteorológica y climatológica en México basada en tecnología de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés) para entender las condiciones meteorológicas/climatológicas que conducen a sequías, así como las que propician lluvias, huracanes y tormentas tropicales.

La propuesta surgió de un estudio piloto para el análisis de fenómenos convectivos representados como sistemas de nubes con gran desarrollo vertical, que causan hasta 70 por ciento de las lluvias en el noroeste del país, entre junio y septiembre de cada año.

Los llamados Sistemas Convectivos de Mesoescala (MCS, por sus siglas en inglés) tienen una organización espacial (cientos de kilómetros) y temporal; duran hasta un día y se propagan por más de 200 kilómetros a lo largo de la Sierra Madre Occidental. Se caracterizan por lluvias intensas, granizo, relámpagos y ráfagas violentas.

Las precipitaciones ocurren en Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua durante este periodo, debido al monzón de Norteamérica, fenómeno anual generado por los cambios en la circulación atmosférica de escala continental.

Por el volumen de lluvias que causan y los daños que estas tormentas pueden ocasionar, es fundamental conocer las condiciones que propician su generación.

Para caracterizar estos fenómenos se requiere conocer la evolución de la cantidad de vapor de agua en la atmósfera. Para medir esta variable, David K. Adams y Arturo Quintanar, del CCA, desarrollaron el proyecto Estudio de sistemas meteorológicos convectivos en México mediante tecnología GPS, financiado por UNAM PAPIIT IA101913.

Con este fin y en colaboración con tres universidades mexicanas y una estadounidense, se instaló una red meteorológica de GPS, integrada por 10 receptores/antenas, a través de la Sierra Madre Occidental y en las planicies de las costas de Sonora y Sinaloa. Varias estaciones de GPS Meteorología de la Red Suominet también proporcionarán datos.

Cada dispositivo mide la cantidad de vapor de agua en la columna atmosférica, además de variables meteorológicas superficiales, explicó David K. Adams.

Si la cantidad de vapor de agua es baja, no hay posibilidad de precipitaciones; al aumentar su concentración, se pueden formar nubes y después lluvias. El monitoreo de esta variable meteorológica proporcionará información relevante para estudiar el ciclo diurno de lluvias sobre la Sierra Madre Occidental, observar el crecimiento y propagación de los MCS, así como entender fenómenos como huracanes y tormentas tropicales, precisó.

Al respecto, Quintanar subrayó que las observaciones proporcionarán información clave para realizar investigaciones de modelaje de alta resolución y para mejorar la predicción a corto y mediano plazo con modelos numéricos.

Estas redes permiten trabajos más completos para determinar la evolución del vapor de agua en el territorio nacional, conocimiento relacionado con el uso hídrico racional y el control de sequías e inundaciones. Por su relevancia, deben mantenerse por décadas para obtener datos relevantes acerca de los impactos del cambio climático, destacó.

A futuro, se plantea la construcción de un programa de meteorología GPS que proporcionará experiencia para actividades futuras.

Creditos: UNAM-DGCS-654

Biología, crucial para afrontar los retos del presente y aportar soluciones para el futuro.

 
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24 de Enero del 2013
“La biología cambia tu perspectiva. Al abarcar todo el planeta, aporta conocimientos a cada una de las ciencias. A lo largo de mis estudios he tomado conciencia del cuidado de plantas, animales y el ambiente”, compartió Andrea Acosta Rodríguez, alumna de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.
En la actualidad, quienes se dedican a esta área laboran en docencia e investigación, diseñan e instrumentan proyectos de rescate, conservación y explotación racional de recursos naturales, y proponen leyes para regular su uso y garantizar su protección. Además, aportan a la biomedicina, biotecnología, biología molecular, biodiversidad, educación ambiental, nutrición y ecología.
La disciplina se enfoca a entender cómo funcionan los seres vivos y los ambientes a los que pertenecen, y propone aplicaciones útiles para la sociedad. “Para afrontar los riesgos que implican el calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, es preciso generar conocimiento”, aseguró Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.
En ocasión del Día del Biólogo, que se conmemora en el país el 25 de enero, aludió a la importancia de esta disciplina ante la destrucción del ambiente. Por ejemplo, los bosques y otras comunidades vegetales naturales, al captar lluvia, generan materia orgánica, mantienen suelos para la agricultura y producen oxígeno, explicó.
Además, los expertos del IB trabajan en la descripción de la biodiversidad de México, pues aún no hay un listado completo de las especies existentes en territorio nacional; concretar uno requiere años de trabajo y apoyo a especialistas.
Sequía, reto inmediato
En el año 2000, el tres por ciento de la superficie terrestre registraba sequía extrema. De persistir las condiciones ambientales actuales, para 2100 será un 30 por ciento, refirió el responsable del Laboratorio de Fisiología Molecular del Jardín Botánico del IB.
Ante este panorama, desarrolla líneas de investigación para comprender el impacto respectivo. En específico, estudia las adaptaciones de las plantas al calor y a la falta de agua.
“En el laboratorio analizamos cómo, a lo largo de millones de años, los agaves han sobrevivido a la falta del líquido y temperaturas extremas. Esta capacidad, que se explica por sus características morfológicas y fisiológicas, probablemente esté codificada en el genoma”, expuso.
Estos organismos emplean mecanismos que impiden la pérdida de líquido en las horas de más calor al evitar la evapotranspiración. En un humano, equivaldría a no sudar para retener agua.
El objetivo es determinar cómo los agaves toleran condiciones extremas, porque estas adaptaciones para evitar la evapotranspiración complican la regulación de su temperatura.
“Encontramos que el cogollo —que resguarda a las hojas más inmaduras y al meritesmo apical del tallo—, al contrario del resto de la planta, abre sus estomas en el día si el calor es elevado. Esto reduce su temperatura foliar varios grados centígrados debajo de la temperatura del aire”.
Además, localizamos diferencias entre estas hojas y las del resto de la roseta a nivel de algunas proteínas (llamadas chaperonas moleculares) que protegen a otras de la desnaturalización. Este conocimiento podría ser utilizado en agricultura para lograr cultivos resistentes a condiciones climáticas extremas, explicó.
Estos trabajos se realizan en el Jardín Botánico, que resguarda a una de las colecciones de agaváceas más importantes del mundo y alberga a 80 por ciento de las especies existentes en México (centro de origen de esta familia de plantas) y 65 por ciento del planeta.
El futuro
El especialista expuso que ante las exigencias que plantean temas como la contaminación o la restauración ambiental, se deben aprovechar e integrar los conocimientos ya obtenidos y generar aplicaciones sustentables y robustas.
La bioinformática, relacionada con el manejo de cantidades grandes de datos —como el número de especies en un ecosistema, sus interacciones y localización— permitirá un mejor desarrollo de la biología de sistemas complejos, precisó.
La combinación de estas disciplinas será útil para diseñar estrategias orientadas a proteger el ambiente y explotar una región de manera sustentable. El futuro de la biología está en el modelaje de herramientas matemáticas y computacionales que expliquen el funcionamiento de los ecosistemas, a fin de minimizar los daños causados por las actividades humanas.
En México, cada 25 de enero se conmemora el Día del Biólogo, fecha establecida en 1961 por el Colegio de Biólogos de México y expertos de la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico Nacional, con la finalidad de proteger a los integrantes del gremio.
El 19 de enero de 1939 fue creada la licenciatura respectiva. Los planes de estudios se han modificado de acuerdo a las necesidades académicas y sociales. En la actualidad, las ramas de zoología, botánica, manejo de recursos naturales y su conservación, y biología molecular y celular, son las de mayor interés entre los estudiantes.
Boletín UNAM-DGCS-048
Ciudad Universitaria.
Generar conocimiento en esta disciplina ayudará a encarar los riesgos derivados del calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, expuso Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología de la UNAM.

Generar conocimiento en esta disciplina ayudará a encarar los riesgos derivados del calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, expuso Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología de la UNAM.

24 de Enero del 2013

“La biología cambia tu perspectiva. Al abarcar todo el planeta, aporta conocimientos a cada una de las ciencias. A lo largo de mis estudios he tomado conciencia del cuidado de plantas, animales y el ambiente”, compartió Andrea Acosta Rodríguez, alumna de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza.

En la actualidad, quienes se dedican a esta área laboran en docencia e investigación, diseñan e instrumentan proyectos de rescate, conservación y explotación racional de recursos naturales, y proponen leyes para regular su uso y garantizar su protección. Además, aportan a la biomedicina, biotecnología, biología molecular, biodiversidad, educación ambiental, nutrición y ecología.

La disciplina se enfoca a entender cómo funcionan los seres vivos y los ambientes a los que pertenecen, y propone aplicaciones útiles para la sociedad. “Para afrontar los riesgos que implican el calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, es preciso generar conocimiento”, aseguró Jorge Nieto Sotelo, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

En ocasión del Día del Biólogo, que se conmemora en el país el 25 de enero, aludió a la importancia de esta disciplina ante la destrucción del ambiente. Por ejemplo, los bosques y otras comunidades vegetales naturales, al captar lluvia, generan materia orgánica, mantienen suelos para la agricultura y producen oxígeno, explicó.

Además, los expertos del IB trabajan en la descripción de la biodiversidad de México, pues aún no hay un listado completo de las especies existentes en territorio nacional; concretar uno requiere años de trabajo y apoyo a especialistas.


Sequía, reto inmediato

En el año 2000, el tres por ciento de la superficie terrestre registraba sequía extrema. De persistir las condiciones ambientales actuales, para 2100 será un 30 por ciento, refirió el responsable del Laboratorio de Fisiología Molecular del Jardín Botánico del IB.

Ante este panorama, desarrolla líneas de investigación para comprender el impacto respectivo. En específico, estudia las adaptaciones de las plantas al calor y a la falta de agua.

“En el laboratorio analizamos cómo, a lo largo de millones de años, los agaves han sobrevivido a la falta del líquido y temperaturas extremas. Esta capacidad, que se explica por sus características morfológicas y fisiológicas, probablemente esté codificada en el genoma”, expuso.

Estos organismos emplean mecanismos que impiden la pérdida de líquido en las horas de más calor al evitar la evapotranspiración. En un humano, equivaldría a no sudar para retener agua.

El objetivo es determinar cómo los agaves toleran condiciones extremas, porque estas adaptaciones para evitar la evapotranspiración complican la regulación de su temperatura.

“Encontramos que el cogollo —que resguarda a las hojas más inmaduras y al meritesmo apical del tallo—, al contrario del resto de la planta, abre sus estomas en el día si el calor es elevado. Esto reduce su temperatura foliar varios grados centígrados debajo de la temperatura del aire”.

Además, localizamos diferencias entre estas hojas y las del resto de la roseta a nivel de algunas proteínas (llamadas chaperonas moleculares) que protegen a otras de la desnaturalización. Este conocimiento podría ser utilizado en agricultura para lograr cultivos resistentes a condiciones climáticas extremas, explicó.

Estos trabajos se realizan en el Jardín Botánico, que resguarda a una de las colecciones de agaváceas más importantes del mundo y alberga a 80 por ciento de las especies existentes en México (centro de origen de esta familia de plantas) y 65 por ciento del planeta.


El futuro

El especialista expuso que ante las exigencias que plantean temas como la contaminación o la restauración ambiental, se deben aprovechar e integrar los conocimientos ya obtenidos y generar aplicaciones sustentables y robustas.

La bioinformática, relacionada con el manejo de cantidades grandes de datos —como el número de especies en un ecosistema, sus interacciones y localización— permitirá un mejor desarrollo de la biología de sistemas complejos, precisó.

La combinación de estas disciplinas será útil para diseñar estrategias orientadas a proteger el ambiente y explotar una región de manera sustentable. El futuro de la biología está en el modelaje de herramientas matemáticas y computacionales que expliquen el funcionamiento de los ecosistemas, a fin de minimizar los daños causados por las actividades humanas.

En México, cada 25 de enero se conmemora el Día del Biólogo, fecha establecida en 1961 por el Colegio de Biólogos de México y expertos de la Universidad Nacional y el Instituto Politécnico Nacional, con la finalidad de proteger a los integrantes del gremio.

El 19 de enero de 1939 fue creada la licenciatura respectiva. Los planes de estudios se han modificado de acuerdo a las necesidades académicas y sociales. En la actualidad, las ramas de zoología, botánica, manejo de recursos naturales y su conservación, y biología molecular y celular, son las de mayor interés entre los estudiantes.

Boletín UNAM-DGCS-048

Ciudad Universitaria.

La sequía exige planificar el uso del recurso hídrico.

 
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El profesor Ramos resalta que el reto de la agricultura es garantizar el agua para los cultivos.
El profesor Ramos resalta que el reto de la agricultura es garantizar el agua para los cultivos.

26 de Septiembre del 2012
Eso asegura el agrónomo Héctor Fabio Ramos, de la UN en Palmira, sobre el fenómeno, que está haciendo proliferar plagas y enfermedades en los cultivos del país.

El extenso periodo de sequía de las últimas semanas, no solo ha puesto en jaque el abastecimiento de agua para consumo humano en algunos departamentos colombianos, sino a los agricultores del país, que ya empiezan a sentir los efectos en los cultivos.

Una situación que, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), va a continuar de manera intensa. Pues, aunque se prevé que en los próximos días llegarán las lluvias al país, para aliviar un poco la crisis, los meses de diciembre, enero y febrero serán particularmente secos en todo el territorio nacional.

El agrónomo Héctor Fabio Ramos Rodríguez, docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UN en Palmira, asegura que, durante el fenómeno de El Niño, la sequía tiene graves implicaciones, tanto para la fisiología de las plantas como para la sanidad de los cultivos, pues el calor y la falta del líquido aumenta las plagas y las enfermedades.

“Hay muchas plantas que no resisten la falta de agua. Y, cuando esa sequía se manifiesta de manera intensa y prolongada, comienzan a aparecer los denominados “chupadores” (zancudos, chinches, moscas blancas), insectos que extraen lo poco que tiene la planta para sobrevivir. Así, se ve afectada fisiológicamente por enfermedades que repercuten negativamente en la producción”, dice Ramos.

Por eso, la proliferación de vectores y enfermedades es inminente en los cultivos. Tal es el caso de algunos cultivos del Valle y del norte del Cauca, en donde, según el agrónomo, se ha observado un notorio daño de los cultivos de cacao, plátano y  guayaba.

“Constatamos que, como efecto de los intensos periodos de sequía, han aparecido todos estos insectos, que están dañado los cogollos de las plantas de las más de 70 hectáreas en Padilla. Muchas malezas están alternándose con los chupadores, que ocasionan daños muy graves, pues las plagas invaden las plantas jóvenes y reparten virus por todas las plantaciones”, afirma el investigador.

Un recurso preciado

Sin embargo, el profesor Héctor Ramos insiste en que el reto de la agricultura frente a las difíciles situaciones climáticas actuales está en garantizar el agua, planificando el uso del preciado líquido.

“El agricultor que no planifique su recurso hídrico, prácticamente va a desaparecer. Los agricultores deben establecer pozos para sus cultivos. Algunos creen que es muy costoso tenerlos. Pero en el suelo existen acuíferos desde los tres metros de profundidad que se deben aprovechar y cuya construcción puede costar entre 600 y 800 mil pesos”, dice Ramos.

Por esta razón, los agricultores deben cavar pozos y tener tuberías de hasta 12 metros de profundidad para extraer el vital líquido y regar sus cultivos mediante la técnica de goteo, que riega únicamente lo que necesita la planta. Así, es eficiente y lo protege.

El investigador concluye que también es decisivo el trabajo que las corporaciones autónomas regionales hagan para administrar bien el recurso natural, así como el del Estado en dar garantías a los agricultores y el de la universidad en impartir conocimiento.

“El Estado, así como dirigió estrategias para reducir los efectos de las inundaciones sobre la agricultura, debe encaminarse a mitigar los efectos de la sequía en el Valle del Cauca. Asimismo, debe regular también los acuíferos y los pozos naturales. Además, la universidad debe ejecutar proyectos de extensión solidaria en los que asesore a los agricultores del país”, concluye Ramos.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

El fenómeno de El Niño traerá sequías a partir de enero

 
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El Niño y La Niña son dos fenómenos climáticos globales que obedecen, respectivamente, al aumento de la temperatura del pacifico tropical o a su disminución. En enero el fenómeno de El Niño se sentirá más fuerte.
El tiempo ya no alcanza para hacer embalses ni diseños adecuados.

14 de Agosto de 2012

El recurso hídrico será el más afectado por el drástico fenómeno climático, pues, según docentes de la UN, ya es tarde para hacer embalses y diseños adecuados que permitan ahorrar agua.

El Niño y La Niña son dos fenómenos climáticos globales que obedecen, respectivamente, al aumento de la temperatura del pacifico tropical o a a su disminución. Colombia está relativamente cerca de esta zona, por lo que esas fluctuaciones la afectan con fuerza.

Así, el país ha vivido durante los últimos años fuertes temporadas de invierno que han ocasionado el desbordamiento de ríos y la inundación de sectores habitados, por lo cual innumerables familias han perdido sus propiedades y han tenido que desplazarse a tierras más altas.

Esa variación entre una temporada fría y una caliente ocurre de manera lenta, pues se demora años para cambiar de un estado a otro.

Óscar José Mesa Sánchez, profesor titular del Departamento de Geociencias y Medioambiente de la Facultad de Minas de la UN en Medellín, explica: “estamos entrando en el fenómeno de El Niño, y eso representa para Colombia, en términos generales, disminución de las lluvias y predominio del tiempo seco, reducción de los caudales de los ríos y las quebradas y aumento de los incendios forestales”.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), para el periodo comprendido entre agosto y septiembre del presente año, se esperan precipitaciones con valores por debajo de los promedios mensuales en los departamentos del centro y norte de la región caribe.

Además, el Ideam hizo un llamado a las empresas operadores de acueductos y a la comunidad en general a hacer vigilancia de las reservas de agua y un uso racionado del líquido.

La temperatura subirá unos cuantos grados, pero, según asegura el docente: “tenemos un clima muy estable, y varía mucho más durante el día. Sin embargo, vamos a sentir días con un particular aumento de tres o cuatro grados. Lo que más nos afectará será la disminución de las lluvias. Las fuentes de agua y los abastecimientos empezarán a disminuir y, si no se tienen reservas, se pueden presentar racionamientos de agua”.

Para el docente, un acueducto bien diseñado debería aguantar esa disminución de los caudales, pero hay sitios en el país que no fueron bien diseñados ni han hecho las inversiones teniendo en cuenta que las poblaciones aumentan. En el Valle del Cauca ya empiezan a verse disminuciones importantes en los caudales del río Cauca, y algunos de los municipios que se abastecen de este afluente ya sufren dificultades.

Y agrega: “El tiempo ya no alcanza para hacer embalses ni diseños adecuados. Un ingeniero tiene que ser capaz de conocer el futuro para que una cosa tan importante como el abastecimiento de agua sea seguro y soporte este tipo de veranos que son naturales. Pero si ya no se hizo, no hay tiempo para empezar”.

La escasez de lluvias ocasiona aumento de la evaporación, entonces la cantidad de agua de los suelos disminuye y el aumento de las temperaturas también favorecerá la presencia de  incendios forestales.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Habitamos un planeta sediento, señala especialista del PCMyL

 
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Habitamos un planeta sediento, señala especialista del PCMyL
Habitamos un planeta sediento, señala especialista del PCMyL

• Gloria Vilaclara Fatjó, del Posgrado de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, señaló que, debido a la relativamente poca disponibilidad de agua dulce alrededor del orbe, el hombre está obligado a optimizar el uso que hace del líquido

Sólo el 2.5 por ciento de toda el agua que hay en el mundo es dulce, y de ésta, el ~70 por ciento está congelada, mientras que el otro 30 por ciento es de origen subterráneo. “Para agravar el escenario, sólo el 0.4 puede estar disponible para emplearla en la sustentabilidad alimentaria, y de ésta, en porcentaje, cerca del 67 se localiza en lagos de agua dulce, 12 en humedad del suelo, 10 en la atmósfera, ocho en humedales y menos del dos por ciento corresponde a ríos”.

Tras considerar estas variables, Gloria Vilaclara señaló en el auditorio Agustín Ayala-Castañares, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL), que vivimos en un planeta sediento y eso obliga a optimizar el uso hídrico. Además, la coordinadora del posgrado (PCMyL) de esa entidad subrayó la estrecha relación entre el líquido y la seguridad alimentaria y refirió algunos cálculos actuales.

Hay mil millones de seres humanos subnutridos en todos los países, y México no escapa a esa realidad. Las necesidades de ese rubro sólo podrían ser cubiertas para el año 2050, si la producción agrícola aumentara en proporción al crecimiento poblacional. Pero lo anterior se ve comprometido por otros problemas, como es el uso progresivo de espacios para cultivo para generar biocombustibles en lugar de alimentos, acotó.

Sobreexplotación de especies

En su turno, Felipe Amezcua Martínez, del ICMyL, campus Mazatlán, indicó que México aporta el 1.5 por ciento de la producción pesquera mundial, y pese a contar con una flotilla de tres mil 439 embarcaciones mayores, no figura entre las 10 potencias en este apartado.

“Incluso somos superados por países con menores extensiones de mar territorial, como Perú, Chile, Filipinas y Tailandia”, apuntó.

Una de las razones de este fenómeno es la sobreexplotación de especies como el camarón, tiburón y diversas especies de peces, pues esto ocasiona disminuciones en sus poblaciones y, por ende, en su captura.

Desde su perspectiva, los retos que debe enfrentar nuestro país son, por un lado, entender cómo funcionan los ecosistemas marinos; sin embargo, la escasez de científicos pesqueros, agrava la situación. Por el otro, los planes de manejo son contados o endebles y la pesca está enfocada a pocas especies, por lo que es imperativo diversificarla, así como realizar mayor investigación.

Humedales de Xochimilco

Luis Zambrano González, del Instituto de Biología, estableció que debido a que el 25 por ciento de la población del país está en el Valle de México, la restauración ecológica de los humedales de Xochimilco ayudaría a enfrentar la problemática actual del agua.

La situación de Xochimilco es compleja, indicó el investigador, por la variabilidad de oxígeno disuelto y amonio en el líquido, entre otros contaminantes. Las chinampas, recordó, generaban diversidad, de ahí se obtenían comida y flores sin necesidad de extracción hídrica; sin embargo, el manejo incorrecto generó distintos grados de contaminación.

Zambrano González, propone fomentar participación interdisciplinaria en las tomas de decisiones, fomentar el diálogo entre académicos y recuperar conocimientos locales, pues está seguro de que estos ecosistemas proporcionan un servicio que beneficia a todos los habitantes.

Créditos: unam.mx/boletin/344/2012