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MÉXICO VIVE SU MÁS GRANDE CRISIS DE SEGURIDAD HUMANA

 
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La realidad nacional se encuentra plagada de injusticias y vejaciones (evidentes cada día y en todos los rincones del país), que nos colocan en la más grande crisis de seguridad humana de nuestra historia, señaló Sandra Kanety Zavaleta Hernández, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
Pese a ser demandas urgentes, la pobreza, la insuficiencia alimentaria, la fragilidad social, la carencia en servicios de salud, el rezago educativo o las condiciones laborales mermadas, son temas ausentes en las agenda de seguridad y de desarrollo de la nación, agregó la doctora en relaciones internacionales.
Hoy, a nivel global, México es la tierra de los “ricos más ricos” y de los “pobres más pobres”; los primeros amasan fortunas que superan el producto interno bruto (PIB) de territorios enteros en bloque, mientras que los segundos viven en condiciones inferiores a las reportadas en muchos de los países más marginados.
México, país de contrastes
La población de San Juan Tepeuxila, Oaxaca, comparte condiciones similares a las registradas en Somalia, Burundi, Ruanda, Etiopía, Sudáfrica, Angola, República Democrática del Congo o Níger, la nación de menor desarrollo humano en el mundo.
En ese municipio, considerado el más carente de la República, 97 por ciento de la población vive en situación de pobreza (73 por ciento en condición extrema) y 87 por ciento de sus habitantes padece al menos tres “carencias sociales”, entre las que se encuentran rezago educativo, acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, así como calidad y espacios de vivienda y acceso a la alimentación.
“Más allá de lo que pudiera debatirse sobre la metodología de la clasificación o el concepto de “riqueza” y su opuesto, sobresale el hecho de que México registre niveles tan elevados de pobreza, inseguridad alimentaria, insalubridad, exclusión social, violación de derechos y otras situaciones lamentables equiparables a muchas padecidas en las regiones más carentes del mundo”, argumentó la también becaria posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).
Entre 2008 y 2010, la población nacional en condición de pobreza aumentó de 44.5 a 46.2 por ciento (un incremento de 48.8 millones a 52 millones). Aproximadamente, 36 por ciento de las personas en nuestro territorio viven en la variante llamada “moderada”, es decir, sin ingresos suficientes para adquirir la canasta de alimentos y el 10 por ciento en la “extrema”, sin lo necesario para acceder a la básica.
Desigualdades globales
Para Zavaleta Hernández, si algo distingue al mundo son sus injustos contrastes. “En el planeta, 20 de cada 100 individuos desembolsan dos dólares diarios por un café, mientras que otros tantos ‘sobreviven’ con menos de un dólar al día; los 500 más ricos poseen un ingreso infinitamente mayor a las percepciones de los 400 millones de personas más pobres y dos mil 500 millones de humanos obtienen dos dólares o menos por una jornada de trabajo”.
La esperanza de vida en Canadá, por ejemplo, es de 84 años, mientras que en Sierra Leona es de 48. Al mismo tiempo, mil millones de seres humanos no tienen alimentos, cifra similar a la suma de las poblaciones de EU, Canadá y la Unión Europea, donde cada habitante arroja a la basura 115 kilogramos de comida anualmente. En los “países desarrollados” se desperdicia casi la misma cantidad (222 millones de toneladas) que la producida en toda el África Subsahariana (230 millones de toneladas) en ese lapso.
¿Y qué hay acerca de América Latina?, preguntó la académica de la FCPyS. No podemos decir que estamos mejor, porque en ésta el hambre mata a diario 288 niños y en México, tan sólo de enero a marzo de 2013, se registraron 22 decesos al día por esta causa. Éstos son apenas algunos datos para ejemplificar los alcances de la crisis de seguridad humana en el país, a los que se añade que 20 por ciento de los connacionales se encuentra en rezago educativo.
Aquí, el promedio de escolaridad es de 8.5 años, lo mismo que en Zimbabue, Kenia, Sudáfrica, Kirguistán y Palestina. Adicionalmente, 25 por ciento de los mexicanos no tiene acceso a alimentos, mientras que en Namibia, el índice es de 18 por ciento, en Nepal del 17 y en Indonesia del 13 por ciento.
Otro aspecto a cuidar es la salud, pero una tercera parte de la población de nuestra nación no tiene acceso a servicio alguno —tanto a nivel público como privado— y más del 60 por ciento carece de seguridad social.
“Hoy, se evidencia un retroceso sin precedente en la vida de las personas alrededor del orbe. El sistema suele decirnos que ‘cuando sube la marea todos los barcos se elevan con ella’ y vemos que la tecnología avanza y las barreras comerciales se reducen, Sin embargo, es este esquema, que por naturaleza niega, excluye e ignora a gran parte de la población mundial, las injusticias y desigualdades, principalmente económicas y sociales, aumentan”.
Sin duda, es posible percibir avances positivos en la seguridad de las personas, pero es innegable que millones aún padecen problemas significativos que dificultan su consecución, lo que evidencia una regresión importante, concluyó Zavaleta.
Créditos: UNAM-DGCS-769-2013

injusticiasLa realidad nacional se encuentra plagada de injusticias y vejaciones (evidentes cada día y en todos los rincones del país), que nos colocan en la más grande crisis de seguridad humana de nuestra historia, señaló Sandra Kanety Zavaleta Hernández, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

Pese a ser demandas urgentes, la pobreza, la insuficiencia alimentaria, la fragilidad social, la carencia en servicios de salud, el rezago educativo o las condiciones laborales mermadas, son temas ausentes en las agenda de seguridad y de desarrollo de la nación, agregó la doctora en relaciones internacionales.

Hoy, a nivel global, México es la tierra de los “ricos más ricos” y de los “pobres más pobres”; los primeros amasan fortunas que superan el producto interno bruto (PIB) de territorios enteros en bloque, mientras que los segundos viven en condiciones inferiores a las reportadas en muchos de los países más marginados.

México, país de contrastes

La población de San Juan Tepeuxila, Oaxaca, comparte condiciones similares a las registradas en Somalia, Burundi, Ruanda, Etiopía, Sudáfrica, Angola, República Democrática del Congo o Níger, la nación de menor desarrollo humano en el mundo.

En ese municipio, considerado el más carente de la República, 97 por ciento de la población vive en situación de pobreza (73 por ciento en condición extrema) y 87 por ciento de sus habitantes padece al menos tres “carencias sociales”, entre las que se encuentran rezago educativo, acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, así como calidad y espacios de vivienda y acceso a la alimentación.

“Más allá de lo que pudiera debatirse sobre la metodología de la clasificación o el concepto de “riqueza” y su opuesto, sobresale el hecho de que México registre niveles tan elevados de pobreza, inseguridad alimentaria, insalubridad, exclusión social, violación de derechos y otras situaciones lamentables equiparables a muchas padecidas en las regiones más carentes del mundo”, argumentó la también becaria posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).

Entre 2008 y 2010, la población nacional en condición de pobreza aumentó de 44.5 a 46.2 por ciento (un incremento de 48.8 millones a 52 millones). Aproximadamente, 36 por ciento de las personas en nuestro territorio viven en la variante llamada “moderada”, es decir, sin ingresos suficientes para adquirir la canasta de alimentos y el 10 por ciento en la “extrema”, sin lo necesario para acceder a la básica.

Desigualdades globales

Para Zavaleta Hernández, si algo distingue al mundo son sus injustos contrastes. “En el planeta, 20 de cada 100 individuos desembolsan dos dólares diarios por un café, mientras que otros tantos ‘sobreviven’ con menos de un dólar al día; los 500 más ricos poseen un ingreso infinitamente mayor a las percepciones de los 400 millones de personas más pobres y dos mil 500 millones de humanos obtienen dos dólares o menos por una jornada de trabajo”.

La esperanza de vida en Canadá, por ejemplo, es de 84 años, mientras que en Sierra Leona es de 48. Al mismo tiempo, mil millones de seres humanos no tienen alimentos, cifra similar a la suma de las poblaciones de EU, Canadá y la Unión Europea, donde cada habitante arroja a la basura 115 kilogramos de comida anualmente. En los “países desarrollados” se desperdicia casi la misma cantidad (222 millones de toneladas) que la producida en toda el África Subsahariana (230 millones de toneladas) en ese lapso.

¿Y qué hay acerca de América Latina?, preguntó la académica de la FCPyS. No podemos decir que estamos mejor, porque en ésta el hambre mata a diario 288 niños y en México, tan sólo de enero a marzo de 2013, se registraron 22 decesos al día por esta causa. Éstos son apenas algunos datos para ejemplificar los alcances de la crisis de seguridad humana en el país, a los que se añade que 20 por ciento de los connacionales se encuentra en rezago educativo.

Aquí, el promedio de escolaridad es de 8.5 años, lo mismo que en Zimbabue, Kenia, Sudáfrica, Kirguistán y Palestina. Adicionalmente, 25 por ciento de los mexicanos no tiene acceso a alimentos, mientras que en Namibia, el índice es de 18 por ciento, en Nepal del 17 y en Indonesia del 13 por ciento.

Otro aspecto a cuidar es la salud, pero una tercera parte de la población de nuestra nación no tiene acceso a servicio alguno —tanto a nivel público como privado— y más del 60 por ciento carece de seguridad social.

“Hoy, se evidencia un retroceso sin precedente en la vida de las personas alrededor del orbe. El sistema suele decirnos que ‘cuando sube la marea todos los barcos se elevan con ella’ y vemos que la tecnología avanza y las barreras comerciales se reducen, Sin embargo, es este esquema, que por naturaleza niega, excluye e ignora a gran parte de la población mundial, las injusticias y desigualdades, principalmente económicas y sociales, aumentan”.

Sin duda, es posible percibir avances positivos en la seguridad de las personas, pero es innegable que millones aún padecen problemas significativos que dificultan su consecución, lo que evidencia una regresión importante, concluyó Zavaleta.

Créditos: UNAM-DGCS-769-2013

Necesario, un acuerdo migratorio México-EU que contemple la seguridad humana

 
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Erik Lee señaló que para Arizona, México es la nación número uno de intercambio comercial.
Erik Lee señaló que para Arizona, México es la nación número uno de intercambio comercial.

2 de marzo de 2011

• Erik Lee, director asociado del NACTS de la Universidad Estatal de Arizona, señaló que las leyes extremistas interfieren con la seguridad y competitividad de la región
• Silvia Núñez García, directora del CISAN de la UNAM, dijo que el tema está entrampado debido a juegos de intereses

El director asociado del Centro de Estudios Transfronterizos de América del Norte (NACTS, por sus siglas en inglés) de la Universidad Estatal de Arizona, Erik Lee, pidió un acuerdo mexicano-norteamericano migratorio realista y orientado a la seguridad humana.

En el Aula Magna Jacinto Pallares de la Facultad de Derecho (FD) se pronunció por el establecimiento de una estrategia que articule positivamente el trabajo con el sector académico para revitalizar las relaciones entre ambas naciones, y propuso que las universidades funcionen como un centro impulsor de ese esfuerzo, particularmente en lo que respecta al cruce fronterizo.

“Compartimos más de tres mil kilómetros de frontera y se necesita tender caminos prácticos para continuar las relaciones entre Estados Unidos y México”, señaló el académico, quien se pronunció por una reforma que deje de criminalizar y garantice el bienestar de los indocumentados.

Sobre el racismo y la preocupación de la soberanía en Arizona, Lee reconoció que actualmente hay una ley extremista. “Se trata de una situación tan compleja y caótica que es difícil comprender lo que pasa. Los conservadores de ese estado son tercos; no entiendo su preocupación por garantizar su seguridad ante una eventual invasión de inmigrantes, pero ahí está”.

En ese contexto, recordó que recientemente ese estado demandó al gobierno federal de la Unión Americana por “fracasar” en seguridad fronteriza y dejar la zona a merced de ilegales supuestamente violentos.

Después de que el año pasado fuera aprobada la ley migratoria que criminaliza a los indocumentados, “he descubierto que donde vivo hay un conocimiento sobre México muy importante, y no podía ser de otra manera, porque es la nación número uno de intercambio comercial con mi estado, lo ha sido por mucho tiempo y así continuará”, afirmó el director asociado del NACTS.

La entidad estadounidense ha sido casa de varias instituciones binacionales importantes, entre ellas la Comisión Arizona-México, que ya lleva 51 años. Tiene 13 comités de trabajo en áreas como el agua, el transporte y la agricultura.

Al ofrecer la conferencia Política migratoria y relaciones internacionales: una perspectiva desde Arizona, destacó la parálisis en la frontera que, a su juicio, interfiere con la seguridad y competitividad de la región, y enfatizó la necesidad de que se vea y utilice al comercio como un factor clave para la prosperidad.

Finalmente, la directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), Silvia Núñez García, lamentó que el tema migratorio “esté entrampado, sobre todo por estas lógicas políticas en las que tenemos procesos electorales que se suceden unos con otros y que se explica precisamente por este juego de intereses, tal cual nos expuso Erik Lee, al interior de Arizona, que termina por marcar la pauta”.
Créditos: UNAM-DGCS-124-2011/unam.mx