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“El Sol no es una amenaza para el clima de la Tierra”.

 
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7 de Enero del 2013
Algunos científicos niegan que el calentamiento global sea producido por las emisiones de CO2 y las actividades humanas, y lo atribuyen a que el Sol está cambiando de tal manera que afecta el clima terrestre.
Sin embargo, según el físico Hugh Hudson, uno de los estudiosos del Sol más importantes del mundo, –en entrevista con la Agencia de Noticias UN– en este gran debate sobre el clima, los “negadores del calentamiento global” no tienen razón, pues el astro rey no altera el comportamiento climático terrestre. “Lo que hace es proporcionarnos la energía que disfrutamos y es esencial para la vida”.
En cuanto a las erupciones solares que podrían esperarse para el pico máximo solar, que se dice será en el 2013, el científico afirma que lo que sí podría verse afectado son las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales. En el anterior grupo de manchas solares, se presentaron “muchas erupciones medianas, pero ninguna gigante. Y esto nos hace pensar que este ciclo es diferente y que la variabilidad del Sol tiene propiedades que se extienden por más de once años”, dice.
En cuanto a las comunicaciones satelitales, Hudson comenta que “la vida de un satélite depende del dinero invertido, pues al diseñarlo lo pueden hacer muy seguro a las radiaciones o no tanto”. Y afirma que “existen muchos casos de satélites que han sido destruidos por la actividad solar”.
Con respecto a las misiones espaciales, el físico menciona que, por ejemplo, en el caso de un viaje a Marte, en el que los astronautas tardarían más o menos un año para llegar allí, podría haber “un riesgo serio de que durante ese tiempo haya una erupción y la salud de los astronautas se vea afectada”, pues “ellos no podrían sobrevivir a una emisión de este tipo”.
Los efectos de las partículas magnéticas solares pueden persistir varios días, según explica Hudson: “una erupción llena la heliósfera, o sea la cavidad que el Sol le hace al espacio sideral. Esta cavidad se llena de partículas que se pueden detectar durante algunos días después de la emisión”. Y agrega que “esta es una de las razones por las cuales los astronautas tendrían problemas en su viaje a Marte”.
De hecho, el mayor misterio que encierra el astro rey, para este científico, es la naturaleza de las erupciones solares, porque las radiaciones solares no son estables. “Se pueden hacer teorías sobre una estrella que pueden ser aparentemente satisfactorias. Sin embargo, no lo son para una esfera de gas caliente. El campo magnético tiene unas propiedades muy extrañas y una de esas es que acumula energía en la corona de una manera muy lenta y continua y, de pronto, hay una explosión. Por qué y cómo sucede aún no lo entendemos. Y algunas veces estas explosiones envían materia hacia el espacio”, expresa.
Al preguntarle por la estructura de la atmósfera solar y sus campos magnéticos, responde: “en su nivel más simple, la atmósfera del Sol es parecida a la de la Tierra. Hay gravedad, y esta la hala hacia el interior y, como consecuencia, forma capas estratificadas que se denominan fotósfera, cromósfera, región de transición y corona. El campo magnético es muy fuerte. En una mancha solar, es casi como la fuerza de un imán de nevera y se siente, pero el imán es pequeño, mientras que la mancha es más grande que Colombia. Se trata de una inmensa cantidad de energía que puede perturbar la atmósfera y reestructurarla. Una mancha solar es una estructura muy complicada”.
El estudio y las predicciones sobre el Sol
Así, la predictibilidad es un asunto científico y técnico muy importante, “por cuanto hay erupciones solares, eyecciones de masa coronal y perturbaciones que se propagan hacia la Tierra y causan cosas malas; por ejemplo, complicaciones de las comunicaciones mundiales, daños en los sistemas de distribución eléctrica y otros efectos en la ionósfera”.
El científico menciona que hay un gran interés en predecir este comportamiento. “Esta una de las mayores razones que nos estimulan a estudiar el Sol. Hasta cierto punto podemos hacer algunas predicciones, pero aún hay muchas cosas que no entendemos. Parte del problema es que su actividad comienza en su interior y se desplaza hacia el exterior, donde la podemos apreciar. Una vez en la superficie, de pronto, podemos entender eso que algunos llaman «surgimiento» del flujo solar, pero que aún no comprendemos del todo, pues la información sobre su interior es mucho más débil que la de su exterior”, dice.
Por ello, comenta, “hay varios satélites haciendo observaciones astronómicas, pero el RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) es el único que lo hace con rayos X intensos, es decir, rayos de 10 a 20 kilovoltios. Además, rota sobre su eje en línea directa hacia el Sol, lo cual es una configuración inusual para un satélite y nos otorga muchas ventajas. Sin embargo, ya tiene diez años y se está acabando, los satélites normalmente no duran tanto. Esperamos que siga funcionando a lo largo de este máximo solar, para poder seguir estudiando las erupciones”.
Retos actuales de la Astrofísica Solar
En cuanto a los desafíos científicos que existen en este campo, Hugh Hudson dice que el Sol está muy lejos y sus estructuras son muy complicadas. “No podemos hacer teorías si no las conocemos. Por eso, conseguir imágenes de alta calidad es clave”. Aunque esto se consigue de cierta manera desde el espacio, también se requieren instrumentos de alta resolución desde la superficie terrestre.
Explica que en Chile se encuentra el radiotelescopio ALMA, que comenzó a operar recientemente, y que hay otro telescopio inmenso que será instalado en Hawái (el ATST, Advanced Technology Solar Telescope), “el más grande en años para ver el Sol (tiene cuatro metros de diámetro). Y la razón para construirlo es conseguir la mejor resolución posible”.
Finalmente, el experto manifiesta que el astro está lejos, pero no tanto. “Por eso podemos colocar satélites en órbita a su alrededor. Ahora hay dos módulos lunares que están produciendo imágenes estereoscópicas para la Tierra. Son muy importantes porque nos dan la posibilidad de ver su estructura tridimensional como ningún otro instrumento astronómico. Pero esperamos poder verla también con otros satélites y otras longitudes de onda”.
Hugh Hudson
Observar el astro rey es más que una pasión para este físico. Examinar las erupciones solares, emocionarse –como Galileo– con la precisión de los datos que arrojan satélites como el RHESSI o el SDO y contribuir al descubrimiento de “nuevas pequeñas cosas” es parte de su trabajo.
Hugh Hudson se educó en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), y luego en la Universidad de California, en Berkeley (UCB), y en la de San Diego (UCSD). Después de diez años en Japón, regresó brevemente a la UCB y ahora está en Glasgow (Escocia), pensando en retirarse. Actualmente, se considera un estudiante de las propiedades globales del Sol, a partir de las mediciones precisas que ahora se pueden efectuar.
En la actualidad, se encuentra trabajando con los nuevos datos del satélite SDO (Solar Dynamic Observatory), un instrumento nuevo que se ha usado poco (fue lanzado por la NASA en el año 2010). “Con estos datos pude detectar el cambio del efecto Doppler del satélite, una cosa realmente menor, pero muy gratificante para mí, porque me mostró qué tan precisos son. Fue uno de esos momentos emocionantes, como le pasó a Galileo, pues tuve la oportunidad de ver cómo se mueven los satélites”, expresa.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales sí pueden verse afectadas por las erupciones solares, pero el comportamiento climático de la Tierra no, según Hugh Hudson.

Las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales sí pueden verse afectadas por las erupciones solares, pero el comportamiento climático de la Tierra no, según Hugh Hudson.

7 de Enero del 2013

Algunos científicos niegan que el calentamiento global sea producido por las emisiones de CO2 y las actividades humanas, y lo atribuyen a que el Sol está cambiando de tal manera que afecta el clima terrestre.

Sin embargo, según el físico Hugh Hudson, uno de los estudiosos del Sol más importantes del mundo, –en entrevista con la Agencia de Noticias UN– en este gran debate sobre el clima, los “negadores del calentamiento global” no tienen razón, pues el astro rey no altera el comportamiento climático terrestre. “Lo que hace es proporcionarnos la energía que disfrutamos y es esencial para la vida”.

En cuanto a las erupciones solares que podrían esperarse para el pico máximo solar, que se dice será en el 2013, el científico afirma que lo que sí podría verse afectado son las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales. En el anterior grupo de manchas solares, se presentaron “muchas erupciones medianas, pero ninguna gigante. Y esto nos hace pensar que este ciclo es diferente y que la variabilidad del Sol tiene propiedades que se extienden por más de once años”, dice.

En cuanto a las comunicaciones satelitales, Hudson comenta que “la vida de un satélite depende del dinero invertido, pues al diseñarlo lo pueden hacer muy seguro a las radiaciones o no tanto”. Y afirma que “existen muchos casos de satélites que han sido destruidos por la actividad solar”.

Con respecto a las misiones espaciales, el físico menciona que, por ejemplo, en el caso de un viaje a Marte, en el que los astronautas tardarían más o menos un año para llegar allí, podría haber “un riesgo serio de que durante ese tiempo haya una erupción y la salud de los astronautas se vea afectada”, pues “ellos no podrían sobrevivir a una emisión de este tipo”.

Los efectos de las partículas magnéticas solares pueden persistir varios días, según explica Hudson: “una erupción llena la heliósfera, o sea la cavidad que el Sol le hace al espacio sideral. Esta cavidad se llena de partículas que se pueden detectar durante algunos días después de la emisión”. Y agrega que “esta es una de las razones por las cuales los astronautas tendrían problemas en su viaje a Marte”.

De hecho, el mayor misterio que encierra el astro rey, para este científico, es la naturaleza de las erupciones solares, porque las radiaciones solares no son estables. “Se pueden hacer teorías sobre una estrella que pueden ser aparentemente satisfactorias. Sin embargo, no lo son para una esfera de gas caliente. El campo magnético tiene unas propiedades muy extrañas y una de esas es que acumula energía en la corona de una manera muy lenta y continua y, de pronto, hay una explosión. Por qué y cómo sucede aún no lo entendemos. Y algunas veces estas explosiones envían materia hacia el espacio”, expresa.

Al preguntarle por la estructura de la atmósfera solar y sus campos magnéticos, responde: “en su nivel más simple, la atmósfera del Sol es parecida a la de la Tierra. Hay gravedad, y esta la hala hacia el interior y, como consecuencia, forma capas estratificadas que se denominan fotósfera, cromósfera, región de transición y corona. El campo magnético es muy fuerte. En una mancha solar, es casi como la fuerza de un imán de nevera y se siente, pero el imán es pequeño, mientras que la mancha es más grande que Colombia. Se trata de una inmensa cantidad de energía que puede perturbar la atmósfera y reestructurarla. Una mancha solar es una estructura muy complicada”.


El estudio y las predicciones sobre el Sol

Así, la predictibilidad es un asunto científico y técnico muy importante, “por cuanto hay erupciones solares, eyecciones de masa coronal y perturbaciones que se propagan hacia la Tierra y causan cosas malas; por ejemplo, complicaciones de las comunicaciones mundiales, daños en los sistemas de distribución eléctrica y otros efectos en la ionósfera”.

El científico menciona que hay un gran interés en predecir este comportamiento. “Esta una de las mayores razones que nos estimulan a estudiar el Sol. Hasta cierto punto podemos hacer algunas predicciones, pero aún hay muchas cosas que no entendemos. Parte del problema es que su actividad comienza en su interior y se desplaza hacia el exterior, donde la podemos apreciar. Una vez en la superficie, de pronto, podemos entender eso que algunos llaman «surgimiento» del flujo solar, pero que aún no comprendemos del todo, pues la información sobre su interior es mucho más débil que la de su exterior”, dice.

Por ello, comenta, “hay varios satélites haciendo observaciones astronómicas, pero el RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) es el único que lo hace con rayos X intensos, es decir, rayos de 10 a 20 kilovoltios. Además, rota sobre su eje en línea directa hacia el Sol, lo cual es una configuración inusual para un satélite y nos otorga muchas ventajas. Sin embargo, ya tiene diez años y se está acabando, los satélites normalmente no duran tanto. Esperamos que siga funcionando a lo largo de este máximo solar, para poder seguir estudiando las erupciones”.


Retos actuales de la Astrofísica Solar

En cuanto a los desafíos científicos que existen en este campo, Hugh Hudson dice que el Sol está muy lejos y sus estructuras son muy complicadas. “No podemos hacer teorías si no las conocemos. Por eso, conseguir imágenes de alta calidad es clave”. Aunque esto se consigue de cierta manera desde el espacio, también se requieren instrumentos de alta resolución desde la superficie terrestre.

Explica que en Chile se encuentra el radiotelescopio ALMA, que comenzó a operar recientemente, y que hay otro telescopio inmenso que será instalado en Hawái (el ATST, Advanced Technology Solar Telescope), “el más grande en años para ver el Sol (tiene cuatro metros de diámetro). Y la razón para construirlo es conseguir la mejor resolución posible”.

Finalmente, el experto manifiesta que el astro está lejos, pero no tanto. “Por eso podemos colocar satélites en órbita a su alrededor. Ahora hay dos módulos lunares que están produciendo imágenes estereoscópicas para la Tierra. Son muy importantes porque nos dan la posibilidad de ver su estructura tridimensional como ningún otro instrumento astronómico. Pero esperamos poder verla también con otros satélites y otras longitudes de onda”.


Hugh Hudson

Observar el astro rey es más que una pasión para este físico. Examinar las erupciones solares, emocionarse –como Galileo– con la precisión de los datos que arrojan satélites como el RHESSI o el SDO y contribuir al descubrimiento de “nuevas pequeñas cosas” es parte de su trabajo.

Hugh Hudson se educó en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), y luego en la Universidad de California, en Berkeley (UCB), y en la de San Diego (UCSD). Después de diez años en Japón, regresó brevemente a la UCB y ahora está en Glasgow (Escocia), pensando en retirarse. Actualmente, se considera un estudiante de las propiedades globales del Sol, a partir de las mediciones precisas que ahora se pueden efectuar.

En la actualidad, se encuentra trabajando con los nuevos datos del satélite SDO (Solar Dynamic Observatory), un instrumento nuevo que se ha usado poco (fue lanzado por la NASA en el año 2010). “Con estos datos pude detectar el cambio del efecto Doppler del satélite, una cosa realmente menor, pero muy gratificante para mí, porque me mostró qué tan precisos son. Fue uno de esos momentos emocionantes, como le pasó a Galileo, pues tuve la oportunidad de ver cómo se mueven los satélites”, expresa.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Viable, un centro de lanzamiento espacial en México

 
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En su tesis profesional, Miguel Ángel Gómez Guzmán desarrolló un proyecto espacial, el primero presentado por un arquitecto mexicano.
En su tesis profesional, Miguel Ángel Gómez Guzmán desarrolló un proyecto espacial, el primero presentado por un arquitecto mexicano.

13 de febrero de 2011

• En Quintana Roo, el país tiene la ubicación estratégica para lanzar satélites geoestacionarios, aseguró Miguel Ángel Gómez, que con la tesis Centro de Lanzamiento Espacial Quintana Roo, obtuvo el título de Arquitecto por la UNAM

México cuenta con la cuarta mejor posición, a nivel mundial, para establecer plataformas espaciales encaminadas a armar y lanzar al espacio satélites geoestacionarios, aseguró Miguel Ángel Gómez Guzmán.

En su tesis profesional denominada Centro de Lanzamiento Espacial Quintana Roo, México, con la que obtuvo el título de Arquitecto por la UNAM, el universitario especificó que el municipio Othón Pompeyo Blanco, al sur de Quintana Roo, tiene una ubicación estratégica para ese proyecto, por su cercanía con la línea del Ecuador. “Por su latitud, que corresponde a los lanzamientos hacia el este, podemos ahorrar combustible”, explicó.

Las condiciones del sitio, afirmó, son las más favorables para construir una base, pues la trayectoria de los artefactos espaciales puestos en órbita sería hacia el este, y no cruzarían ninguna población, para evitar accidentes.

El proyecto arquitectónico especifica que el municipio Othón Pompeyo Blanco tiene una ubicación estratégica por su cercanía con la línea del Ecuador.
El proyecto arquitectónico especifica que el municipio Othón Pompeyo Blanco tiene una ubicación estratégica por su cercanía con la línea del Ecuador.

Centro de Lanzamiento Espacial

Por primera vez, un arquitecto mexicano desarrolló un proyecto espacial, dividido en tres líneas inéditas de investigación. La primera, el programa arquitectónico para el centro de lanzamiento; la segunda, el plan maestro para su establecimiento y, la tercera, dedicada a la ubicación geofísica.

El centro, explicó, estaría integrado por los complejos meteorológico y de telemetría, instalaciones para la preparación y montaje de satélites, base de lanzamiento, bancos de pruebas de los aceleradores de pólvora, plantas de producción de hidrógeno líquido y oxígeno, fábrica de propergol, área de vialidades y de restricción, pista de aterrizaje para naves espaciales y espacio para crecimiento, a futuro, de las instalaciones.

Para construirlo, enfatizó, México debe contar con un centro nacional de estudios espaciales; “contamos con las personas capacitadas, pero están disgregadas en distintos lugares. De unirnos, podemos desarrollar tecnología propia, y dentro de 25 años como máximo, convertir a nuestro país en una potencia que pueda competir a nivel mundial en cuestiones espaciales”.

Gómez Guzmán participó en el Cuarto Foro de Consulta, Formación de Recursos Humanos, organizado por la Agencia Espacial Mexicana, en Puerto Vallarta, Jalisco, para exponer la necesidad de crear una maestría en Arquitectura Espacial, pues “sólo dos universidades en el mundo imparten la especialidad”, acotó.

Tesis inédita

Durante la investigación para sustentar su tesis, Gómez Guzmán enfrentó diversos obstáculos, como la falta de información acerca del tema. “Pensé que la encontraría en otros trabajos académicos, sin embargo, al no hallarlos acudí a fuentes extranjeras en Internet, y a las oficinas de la Agencia Espacial Europea en México”, recordó.

El centro espacial, consideró, tardará varios años en pasar de los planos y maquetas a la realidad; sin embargo, México será una potencia en tecnología en la materia. “No hay proyecto que se pueda lograr sin entusiasmo y dedicación. Al principio puede sonar ficticio, pero los grandes soñadores aportan ideas que, más tarde, otros concretan. Lo importante es pensar en grande”, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-0088-2011/unam.mx