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La velocidad de la información es el trasfondo de los asesinatos de periodistas: investigador de la UAM

 
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México es uno de los países más violentos para la prensa *Los regímenes autoritarios son sumamente débiles a la información instantánea, asegura Villamil Uriarte
México es uno de los países más violentos para la prensa. Los regímenes autoritarios son sumamente débiles a la información instantánea, asegura Villamil Uriarte

15 de enero de 2011

La velocidad de la información es el trasfondo de los asesinatos de periodistas en México, quienes a manera de testigos profesionales obtienen fuentes de información y la mandan a todos los rincones del mundo, consideró el doctor Raúl Villamil Uriarte, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“El periodista da cuenta testimonial, como un acto de fe, de lo que sucede en la sociedad; difunde la información por algún medio –sea escrito, radial, televisivo o cibernético– y con ello potencia la vigilancia ciudadana sobre la corrupción, la impunidad y la producción delirante de víctimas”, aseguró.

“En los sistemas de comunicación contemporáneos la velocidad es una aliada al poder; simultáneamente la velocidad de la información es el antídoto contra la impunidad, las dictaduras y los Estados totalitarios”, apuntó Villamil Uriarte, académico del Departamento de Educación y Comunicación, y autor de diversos artículos y libros sobre violencia, terror y locura, entre otros.

“Los regímenes más autoritarios en la historia son sumamente débiles a la información instantánea, en especial a aquellas notas que denuncian el abuso de poder. El periodismo ha empezado a impactar las estructuras económicas, políticas y sociales de una manera contundente al denunciar de inmediato la prepotencia de los sistemas autoritarios basados en el asesinato, la tortura y la crueldad que sustentan las llamadas grandes democracias, lo que ahora es denunciado al instante”.

Wikileaks

Para el académico de la UAM Xochimilco el fenómeno que ha provocado Wikileaks “es el escenario privilegiado para entender la relación del Estado con sus gobernados y con los ciudadanos comunes y corrientes que somos todos.

“Wikileaks es el mejor ejemplo de la relación del oficio de la investigación periodística con la denuncia de la impunidad mundial de los gobernantes, que ven en sus súbditos a infantes menores de edad a los que hay que ocultarles información.

“Lo interesante de este evento es el escándalo que se ha producido en una sociedad global que opina a través de diferentes redes sociales y puede tirar oligarquías. Lo que antes era un mundo oscuro y opaco, ahora se transluce a todo el planeta con una velocidad infernal.

“Los muros levantados a la intolerancia y a las dictaduras se desvanecen a la velocidad de la luz”, recalcó.

Villamil Uriarte (autor de El imperio de lo siniestro o la máquina social de la locura,  UAM-X, CSH, 1999) explicó que pese a que es imposible delimitar el perfil sicológico de los asesinos de periodistas (y de los atentados en contra de los medios de comunicación), ello “se puede hacer inteligible en el contexto de los intersticios y pliegues de los actos de poder, como voces que denuncian y ponen de manifiesto el proceso de desaparición y muerte de un sistema civilizatorio como el nuestro, puesto en marcha en aras de la democracia.

“La mirada panóptica del poder tiene un punto de inflexión en el periodismo crítico, el poder controlarlo todo, lo que quiere decir que eso que viste, no lo viste; eso que tú sabes, no es cierto; eso que sientes, no lo sientes. El ejemplo de esta pedagogía del terror es el asesinato de aquellos que se atreven en los medios masivos a desmentir y a cuestionar esta tendencia totalitaria de un Estado cínico.

“Los poderes globalizados tienden a un control absoluto de la información, pero cuando el periodismo crítico los reta, los desafía y los confronta, lo que se pone en riesgo es la propia vida”, concluyó.

Recuadro

Un total de 57 periodistas fueron asesinados en 2010 en el ejercicio de su profesión, contra 76 en 2009, según el balance hecho público por Reporteros sin Fronteras (RSF), que menciona a México como uno de los tres países más violentos para la prensa. En el informe, RSF denunció que 51 periodistas fueron secuestrados, 535 fueron detenidos y otros mil 374 agredidos o amenazados. Además, 504 medios de comunicación fueron censurados y 127 periodistas tuvieron que abandonar sus países de origen.

Créditos: UAM/Dirección de Comunicación Social/uam.mx

Analiza investigador de la UAM el uso mediático de la epidemia de la Influenza A/H1N1

 
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23 de abril 2010

* El manejo de la emergencia sanitaria condujo a la resignificación de los espacios públicos

La epidemia de la influenza A/H1N1 en México pudo haber sido utilizada por las autoridades para dilatar y manipular asuntos que requerían atención urgente, comenta el doctor Raúl Villamil Uriarte, profesor del Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En el artículo “La propagación del miedo en las sociedades contemporáneas. La influenza en México”, que publica la revista El Cotidiano número 159 editada por esta casa de estudios, el especialista puntualiza que continúa pendiente el proceso de legislación del Estado de excepción.

La alerta sanitaria y la posible manipulación mediática, señala, dejaron al descubierto la crisis profunda del sistema de salud nacional; el nulo trabajo de prevención de cuadros epidémicos, y el espectáculo de violencia institucional fundamentada en la difusión del miedo como un dispositivo disciplinario que toma espacios públicos y los convierte en escenarios de control social.

Para Villamil Uriarte, el manejo oficial de la emergencia sanitaria condujo a la resignificación de los espacios públicos, convertidos en lugares de contagio por la epidemia; se trataría de un dispositivo que afila la mirada social, estigmatiza, señala, separa y aísla.

La masa como manifestación de las pasiones se convierte, poco a poco, en un territorio político deshabitado. Y “ahí donde hace dos años había multitudes enardecidas en la calle, entre dos y tres millones en la ciudad de México, protestando con un ¡Ya basta a la violencia!, ahora hay calles y plazas vacías por el miedo al contagio”.

El experto considera imprescindible hacer notar que la epidemia, ahora pandemia, existe; el virus infecta y produce efectos sociales y cuadros diagnósticos individuales, pero “no podemos dejar pasar el momento presente por el cual la sociedad mexicana atraviesa, y que se expresa en el incremento de la violencia y la crueldad, en todas las presentaciones conocidas hasta ahora e inimaginables para la mañana siguiente”.

El investigador de la Unidad Xochimilco destaca que el país vive desde hace ya varias décadas un enfrentamiento de fuerzas políticas y sociales a la manera de una guerra de baja intensidad; el ejército avanza y toma territorios en los estados, los barrios, las calles y las casas.

A eso se suman “levantones” de transeúntes, secuestros, enfrentamientos entre cuerpos policiacos e instituciones de procuración de justicia tomadas por el narcotráfico.

Ante la emergencia real por la epidemia, no es de extrañar que se imponga un estado de sitio, en complicidad con las instituciones de salud, para producir gobernabilidad y control de los ciudadanos.

Por el precedente sentado hace un año “estamos pendientes del rebote de la epidemia, que se calcula podría ser verdaderamente devastador”. En esa perspectiva, ¿cómo se utilizará el miedo?, concluye.

Créditos: UAM/Dirección de Comunicación Social/uam.mx