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Guante quirúrgico facilita intervención en niños y recién nacidos.

 
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7 de Enero del 2013
Con un ingenioso y económico dispositivo, inventado en Corea y adoptado en Colombia, ahora se puede operar a neonatos con total seguridad, en menos tiempo y a costos muy bajos.
La laparoscopia de puerto único para operar la región abdominal es una técnica que evita hacer varias incisiones en el vientre del paciente. Por lo general, se usa un costoso equipo que muy pocos hospitales tienen en el país, pero este se puede reemplazar por un sencillo guante quirúrgico.
Se trata de la cirugía de laparoscopia por puerto único (CLPU), pero llevada a cabo con un sencillo guante quirúrgico, en lugar del costoso equipo que se usa en las intervenciones abdominales para retirar tumores, el bazo, el apéndice o efectuar otro tipo de operaciones en esa cavidad.
En el procedimiento tradicional se deben hacer varias incisiones (puertos) en el vientre de la persona. Por estas se introducen tubos especiales a través de los cuales se insertan los instrumentos quirúrgicos (por ejemplo, la lente con la que los médicos observan el interior del paciente, las pinzas, los cauterizadores, etc.).
Pero la CLPU solo requiere una incisión. Y, aunque antes era usada principalmente en adultos, lo novedoso es que ahora se usa también en niños y toma fuerza en centros pediátricos como el Hospital Infantil La Misericordia (HOMI) y otros de gran prestigio en el país.
Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, en el cual participó el docente Fernando Fierro, coordinador de la Especialidad en Cirugía Pediátrica de la Facultad de Medicina, estableció que es una opción que garantiza óptimos resultados tanto de salud como estéticos.
El procedimiento
En la técnica se utiliza un retractor de fascia (un instrumento que separa los músculos cercanos al ombligo y deja un orificio de acceso), pero se le acopla un guante quirúrgico tradicional que se introduce en la hendidura.
Así, cada dedo del guante hace las veces de un puerto a través del cual se puede insertar un instrumento diferente, el cual puede tener entre 3 o 5 mm de grosor (dependiendo del tamaño del paciente). De este modo, se obtiene un multipuerto híbrido. “Otra función que tiene es evitar que de la cavidad abdominal se escape el CO2 que se inyecta para mantener el área distendida”, afirma el profesor Fierro.
El procedimiento se ejecuta con anestesia general, intubación endotraqueal (para garantizar la respiración) y aplicación de antibiótico profiláctico (de manera preventiva). Se hace un corte en la piel en el pliegue umbilical, de abertura vertical de unos dos centímetros en la fascia (membrana que envuelve las estructuras anatómicas).
En la mayoría de los casos, se utiliza la técnica extracorpórea, que consiste en sacar del cuerpo la parte del órgano que se va a intervenir, lo que disminuye el tiempo quirúrgico y posibles infecciones.
Mediante la CLPU, desde el 2009 se han atendido a unos 140 pacientes en el HOMI, en donde labora el docente de la UN. El paciente atendido de menor edad tenía ocho días de nacido y pesaba 2,5 kg.
Al ser niños tan pequeños, el rango de acción de los cirujanos es limitado y deben confiar en los equipos de video y los instrumentos. Por eso, este tipo de intervenciones requieren de gran habilidad y, sobre todo, de mucha experiencia.
Aun así, asegura el profesor, es una excelente opción porque tiene múltiples ventajas. Por ejemplo, el tiempo promedio de cirugía se reduce a 46,4 minutos y el de hospitalización, a 44,8 horas.
Además, niños y padres se reincorporan a sus actividades en la mitad del tiempo que tarda la cirugía convencional.
Según el docente, los niños pueden regresar a sus jornadas deportivas dos semanas después de la intervención (aunque los padres sienten miedo y los dejan en casa una o dos semanas más, sin que sea necesario).
Otras ventajas son que, al hacer una única incisión, desaparece el riesgo de lesiones de vejiga y de los vasos abdominales, disminuye el dolor posoperatorio –pues no se presenta traumatismo de los músculos–, se requieren, dado lo anterior, menos analgésicos y quedan cicatrices imperceptibles.
Ventajas económicas
Los equipos usados para hacer la CLPU en otros países son muy costosos. Por esta razón, el método era oneroso tanto para el paciente como para la institución de salud y no se practicaba con frecuencia en Colombia, y menos en niños.
Con la adaptación del guante quirúrgico (que, para el propio doctor Fierro, tiene un valor casi simbólico), se contribuye a disminuir significativamente el valor de la intervención.
“La intervención con un equipo normal cuesta alrededor de 500 mil pesos, pero con el guante, unos 50 mil. Además, cabe aclarar que los costos hospitalarios de una cirugía laparoscópica son más elevados que los de una común”, advierte el experto.
Lo cierto es que, además de ser un procedimiento que se puede aplicar en los pacientes menos favorecidos, es una oportunidad para que los centros hospitalarios que no disponen de medios para practicar estas intervenciones del modo tradicional incorporen a sus procedimientos esta técnica segura y sumamente beneficiosa para la comunidad en general.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El uso de un sencillo guante quirúrgico, como medio para introducir los equipos de laparoscopia, reduce el precio de la intervención.

El uso de un sencillo guante quirúrgico, como medio para introducir los equipos de laparoscopia, reduce el precio de la intervención.

7 de Enero del 2013

Con un ingenioso y económico dispositivo, inventado en Corea y adoptado en Colombia, ahora se puede operar a neonatos con total seguridad, en menos tiempo y a costos muy bajos.

La laparoscopia de puerto único para operar la región abdominal es una técnica que evita hacer varias incisiones en el vientre del paciente. Por lo general, se usa un costoso equipo que muy pocos hospitales tienen en el país, pero este se puede reemplazar por un sencillo guante quirúrgico.

Se trata de la cirugía de laparoscopia por puerto único (CLPU), pero llevada a cabo con un sencillo guante quirúrgico, en lugar del costoso equipo que se usa en las intervenciones abdominales para retirar tumores, el bazo, el apéndice o efectuar otro tipo de operaciones en esa cavidad.

En el procedimiento tradicional se deben hacer varias incisiones (puertos) en el vientre de la persona. Por estas se introducen tubos especiales a través de los cuales se insertan los instrumentos quirúrgicos (por ejemplo, la lente con la que los médicos observan el interior del paciente, las pinzas, los cauterizadores, etc.).

Pero la CLPU solo requiere una incisión. Y, aunque antes era usada principalmente en adultos, lo novedoso es que ahora se usa también en niños y toma fuerza en centros pediátricos como el Hospital Infantil La Misericordia (HOMI) y otros de gran prestigio en el país.

Un estudio de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá, en el cual participó el docente Fernando Fierro, coordinador de la Especialidad en Cirugía Pediátrica de la Facultad de Medicina, estableció que es una opción que garantiza óptimos resultados tanto de salud como estéticos.


El procedimiento

En la técnica se utiliza un retractor de fascia (un instrumento que separa los músculos cercanos al ombligo y deja un orificio de acceso), pero se le acopla un guante quirúrgico tradicional que se introduce en la hendidura.

Así, cada dedo del guante hace las veces de un puerto a través del cual se puede insertar un instrumento diferente, el cual puede tener entre 3 o 5 mm de grosor (dependiendo del tamaño del paciente). De este modo, se obtiene un multipuerto híbrido. “Otra función que tiene es evitar que de la cavidad abdominal se escape el CO2 que se inyecta para mantener el área distendida”, afirma el profesor Fierro.

El procedimiento se ejecuta con anestesia general, intubación endotraqueal (para garantizar la respiración) y aplicación de antibiótico profiláctico (de manera preventiva). Se hace un corte en la piel en el pliegue umbilical, de abertura vertical de unos dos centímetros en la fascia (membrana que envuelve las estructuras anatómicas).

En la mayoría de los casos, se utiliza la técnica extracorpórea, que consiste en sacar del cuerpo la parte del órgano que se va a intervenir, lo que disminuye el tiempo quirúrgico y posibles infecciones.

Mediante la CLPU, desde el 2009 se han atendido a unos 140 pacientes en el HOMI, en donde labora el docente de la UN. El paciente atendido de menor edad tenía ocho días de nacido y pesaba 2,5 kg.

Al ser niños tan pequeños, el rango de acción de los cirujanos es limitado y deben confiar en los equipos de video y los instrumentos. Por eso, este tipo de intervenciones requieren de gran habilidad y, sobre todo, de mucha experiencia.

Aun así, asegura el profesor, es una excelente opción porque tiene múltiples ventajas. Por ejemplo, el tiempo promedio de cirugía se reduce a 46,4 minutos y el de hospitalización, a 44,8 horas.

Además, niños y padres se reincorporan a sus actividades en la mitad del tiempo que tarda la cirugía convencional.

Según el docente, los niños pueden regresar a sus jornadas deportivas dos semanas después de la intervención (aunque los padres sienten miedo y los dejan en casa una o dos semanas más, sin que sea necesario).

Otras ventajas son que, al hacer una única incisión, desaparece el riesgo de lesiones de vejiga y de los vasos abdominales, disminuye el dolor posoperatorio –pues no se presenta traumatismo de los músculos–, se requieren, dado lo anterior, menos analgésicos y quedan cicatrices imperceptibles.


Ventajas económicas

Los equipos usados para hacer la CLPU en otros países son muy costosos. Por esta razón, el método era oneroso tanto para el paciente como para la institución de salud y no se practicaba con frecuencia en Colombia, y menos en niños.

Con la adaptación del guante quirúrgico (que, para el propio doctor Fierro, tiene un valor casi simbólico), se contribuye a disminuir significativamente el valor de la intervención.

“La intervención con un equipo normal cuesta alrededor de 500 mil pesos, pero con el guante, unos 50 mil. Además, cabe aclarar que los costos hospitalarios de una cirugía laparoscópica son más elevados que los de una común”, advierte el experto.

Lo cierto es que, además de ser un procedimiento que se puede aplicar en los pacientes menos favorecidos, es una oportunidad para que los centros hospitalarios que no disponen de medios para practicar estas intervenciones del modo tradicional incorporen a sus procedimientos esta técnica segura y sumamente beneficiosa para la comunidad en general.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Nuevo método para evaluar procesos de Ingeniería Eléctrica

 
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18 de Septiembre del 2012
Docentes de la UN en Manizales desarrollaron técnicas de valoración de la práctica de la Ingeniería Eléctrica, para calificar los procesos de aplicación de esta disciplina.
A partir del trabajo desarrollado con Thernium y la CHEC (Central Hidroeléctrica de Caldas), la UN desarrolló una metodología de evaluación aplicada a procesos de generación, distribución y transmisión de energía, pues en la dinámica de ambos proyectos se evidenció que el país no cuenta con una base en este sentido.
“Queremos proporcionar un modelo que permita calificar los procesos que hace una empresa o un conjunto de ingenieros electricistas en tareas propias de esta profesión, como la operación de redes de distribución de energía, la instalación de redes subterráneas, proyectos residenciales, procesos de generación, entre otros”, afirma el profesor Eduardo Cano Plata, de la UN en Manizales.
El procedimiento consiste en evaluar, con el marco regulatorio colombiano, una lista básica de elementos que van acompañados de su normativa y de un articulado que especifica cómo debe ejecutarse determinada labor, comparándola con el quehacer de la empresa. Finalmente, la UN indica si lo está haciendo bien o mal y cómo podría mejorar.
Entre sus componentes particulares está la aplicación de los métodos tradicionales de esta disciplina, que implican la valoración de las buenas prácticas (como verificar que los sistemas eléctricos cuenten con polo a tierra y que haya interruptores que protejan a las personas en caso de un corto circuito en zonas húmedas, como baños, entre otras).
“Esta metodología es una interacción entre lo que podría llamarse un panel de expertos y un híbrido de un proceso de inspección desde el punto de vista del reglamento de instalaciones eléctricas del país. A este se suma una valoración de ambos aspectos según la normativa que regula el proceso que se esté ejecutando. Al final se entrega un concepto que se adjunta al trabajo del auditor tradicional para evaluar la calidad”, explica el investigador.
El marco regulatorio para efectuar tal procedimiento surgió con la Constitución de 1991, pero comenzó en el año 1994 con la ley de servicios públicos y la del sector eléctrico.
De allí se derivaron una serie de normativas, un cuerpo colegiado que se encarga de definir los procesos de generación de energía en el país a partir de un manual regulatorio y suplementos del Congreso y de entidades como la Superintendencia de Servicios Públicos y el Ministerio de Minas y Energía.
“Dentro de este mar de normas que tienen que estar en consonancia con el marco regulatorio descubrimos que algunos puntos son contradictorios. Por eso, podremos hacer sugerencias al ente regulador para que vea el listado que estamos desarrollando con la metodología”, concluye el profesor Cano Plata.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.h
La UN diseño una metodología de técnicas de evaluación para al Ingeniería Eléctrica.

La UN diseño una metodología de técnicas de evaluación para al Ingeniería Eléctrica.

18 de Septiembre del 2012

Docentes de la UN en Manizales desarrollaron técnicas de valoración de la práctica de la Ingeniería Eléctrica, para calificar los procesos de aplicación de esta disciplina.

A partir del trabajo desarrollado con Thernium y la CHEC (Central Hidroeléctrica de Caldas), la UN desarrolló una metodología de evaluación aplicada a procesos de generación, distribución y transmisión de energía, pues en la dinámica de ambos proyectos se evidenció que el país no cuenta con una base en este sentido.

“Queremos proporcionar un modelo que permita calificar los procesos que hace una empresa o un conjunto de ingenieros electricistas en tareas propias de esta profesión, como la operación de redes de distribución de energía, la instalación de redes subterráneas, proyectos residenciales, procesos de generación, entre otros”, afirma el profesor Eduardo Cano Plata, de la UN en Manizales.

El procedimiento consiste en evaluar, con el marco regulatorio colombiano, una lista básica de elementos que van acompañados de su normativa y de un articulado que especifica cómo debe ejecutarse determinada labor, comparándola con el quehacer de la empresa. Finalmente, la UN indica si lo está haciendo bien o mal y cómo podría mejorar.

Entre sus componentes particulares está la aplicación de los métodos tradicionales de esta disciplina, que implican la valoración de las buenas prácticas (como verificar que los sistemas eléctricos cuenten con polo a tierra y que haya interruptores que protejan a las personas en caso de un corto circuito en zonas húmedas, como baños, entre otras).

“Esta metodología es una interacción entre lo que podría llamarse un panel de expertos y un híbrido de un proceso de inspección desde el punto de vista del reglamento de instalaciones eléctricas del país. A este se suma una valoración de ambos aspectos según la normativa que regula el proceso que se esté ejecutando. Al final se entrega un concepto que se adjunta al trabajo del auditor tradicional para evaluar la calidad”, explica el investigador.

El marco regulatorio para efectuar tal procedimiento surgió con la Constitución de 1991, pero comenzó en el año 1994 con la ley de servicios públicos y la del sector eléctrico.

De allí se derivaron una serie de normativas, un cuerpo colegiado que se encarga de definir los procesos de generación de energía en el país a partir de un manual regulatorio y suplementos del Congreso y de entidades como la Superintendencia de Servicios Públicos y el Ministerio de Minas y Energía.

“Dentro de este mar de normas que tienen que estar en consonancia con el marco regulatorio descubrimos que algunos puntos son contradictorios. Por eso, podremos hacer sugerencias al ente regulador para que vea el listado que estamos desarrollando con la metodología”, concluye el profesor Cano Plata.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html