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Modelo matemático simula vacunación contra el dengue.

 
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19 de Febrero del 2013
En Colombia existen casi 26 millones de personas en riesgo de padecer o morir por este mal, según el Ministerio de Salud y Protección Social. Ante esta realidad, la UN trabaja en una vacuna para combatirlo.
“El modelo matemático utilizado permite diseñar, simular y plantear acciones de control de la enfermedad”, asegura Guido Camargo, magíster en Ingeniería en Automatización Industrial y encargado del proyecto.
Con este se examinaron los reportes semanales de los casos que se han presentado en el país durante los últimos diecisiete años, con el objetivo de hacer predicciones que les permitan a los entes de control tomar las medidas requeridas.
El cálculo de probabilidades de los casos para el año 2012 en el país, hecho por el investigador de la UN, se aproximó a las cifras oficiales reportadas.
“Se estimó la carga de dengue en Colombia, para el periodo comprendido entre 2011 y 2014, sobre la base de un modelo dinámico calibrado con los datos de vigilancia. El modelo calculó el número anual de casos de dengue y dengue grave para las personas que reciben atención médica y para las que no lo hacen”, explica.
El Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), del Instituto Nacional de Salud (INS), reveló que, en el año 2012, la cifra de casos llegó a 25.526. La estimación hecha por Camargo arrojó la cifra de 22.256, predicción cercana a la real.
Además de las coincidencias, con el modelo se consiguió “simular diferentes campañas de vacunación en la búsqueda de un escenario óptimo de utilización de los recursos y beneficios obtenidos, en términos de la cantidad de infectados por el virus”.
La ventaja de poder simular, a través de algoritmos y ecuaciones, estas campañas es que se mitiga “el riesgo de probar diferentes dosis en seres humanos y el problema de ética que habría en ello; asimismo, se pueden manejar diferentes variables: cantidad de pacientes, edad, sexo, que hacen la investigación más beneficiosa”.
“No es indispensable vacunar personas, pues con el modelamiento se prioriza la población, se incrementan o disminuyen las dosis y se aumenta el tiempo de las campañas”, precisa.
De esta manera, los encargados de tomar decisiones en salud pública “pueden tener una estimación de cuánta gente tiene que vacunarse, el mínimo que tienen que vacunar y probar la eficacia de la vacuna”.
Las campañas, que están en una primera aproximación, permiten plantear sugerencias para que las políticas públicas “tengan un sustento mínimo de información que les proporcione mayor eficacia”.
El dengue es la única enfermedad tropical desatendida que se ha expandido en la última década. El número de casos se ha multiplicado por treinta en los últimos cincuenta años y tiene el potencial real de convertirse en epidemia mundial, según advierte un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“La vacuna es posible, espero que en corto tiempo esté disponible”, puntualiza Camargo.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el dengue tiene el potencial real de convertirse en epidemia mundial.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el dengue tiene el potencial real de convertirse en epidemia mundial.

19 de Febrero del 2013

En Colombia existen casi 26 millones de personas en riesgo de padecer o morir por este mal, según el Ministerio de Salud y Protección Social. Ante esta realidad, la UN trabaja en una vacuna para combatirlo.

“El modelo matemático utilizado permite diseñar, simular y plantear acciones de control de la enfermedad”, asegura Guido Camargo, magíster en Ingeniería en Automatización Industrial y encargado del proyecto.

Con este se examinaron los reportes semanales de los casos que se han presentado en el país durante los últimos diecisiete años, con el objetivo de hacer predicciones que les permitan a los entes de control tomar las medidas requeridas.

El cálculo de probabilidades de los casos para el año 2012 en el país, hecho por el investigador de la UN, se aproximó a las cifras oficiales reportadas.

“Se estimó la carga de dengue en Colombia, para el periodo comprendido entre 2011 y 2014, sobre la base de un modelo dinámico calibrado con los datos de vigilancia. El modelo calculó el número anual de casos de dengue y dengue grave para las personas que reciben atención médica y para las que no lo hacen”, explica.

El Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila), del Instituto Nacional de Salud (INS), reveló que, en el año 2012, la cifra de casos llegó a 25.526. La estimación hecha por Camargo arrojó la cifra de 22.256, predicción cercana a la real.

Además de las coincidencias, con el modelo se consiguió “simular diferentes campañas de vacunación en la búsqueda de un escenario óptimo de utilización de los recursos y beneficios obtenidos, en términos de la cantidad de infectados por el virus”.

La ventaja de poder simular, a través de algoritmos y ecuaciones, estas campañas es que se mitiga “el riesgo de probar diferentes dosis en seres humanos y el problema de ética que habría en ello; asimismo, se pueden manejar diferentes variables: cantidad de pacientes, edad, sexo, que hacen la investigación más beneficiosa”.

“No es indispensable vacunar personas, pues con el modelamiento se prioriza la población, se incrementan o disminuyen las dosis y se aumenta el tiempo de las campañas”, precisa.

De esta manera, los encargados de tomar decisiones en salud pública “pueden tener una estimación de cuánta gente tiene que vacunarse, el mínimo que tienen que vacunar y probar la eficacia de la vacuna”.

Las campañas, que están en una primera aproximación, permiten plantear sugerencias para que las políticas públicas “tengan un sustento mínimo de información que les proporcione mayor eficacia”.

El dengue es la única enfermedad tropical desatendida que se ha expandido en la última década. El número de casos se ha multiplicado por treinta en los últimos cincuenta años y tiene el potencial real de convertirse en epidemia mundial, según advierte un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“La vacuna es posible, espero que en corto tiempo esté disponible”, puntualiza Camargo.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Desabastecimiento de medicamentos para el cáncer, paradoja global.

 
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23 de Enero del 2013
La escasez de fármacos de bajo costo se convierte en un problema de salud pública mundial. Ampliar la competencia y promover el uso prudente de los biotecnológicos es una opción eficaz pero más costosa.
El día 30 de octubre pasado, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitió un comunicado sobre las medidas adoptadas para el suministro del fármaco doxorrubicina.
Este es usado en algunos tipos de cáncer, pero su suministro se interrumpió a nivel mundial desde el año 2011 por problemas del fabricante en Estados Unidos. La entidad, en colaboración con el titular del registro, estableció un plan de distribución controlado para garantizar la igualdad en el acceso (Agemed 2012).
Días antes, el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) de Colombia advirtió sobre su desabastecimiento, así como sobre el de seis medicamentos más, todos de bajo costo, con amplia competencia y usados como primera alternativa en el tratamiento de diversos tipos de cáncer.
Por la preocupación y compromiso de la Asociación de Médicos Hematólogos y de los fabricantes, el MSPS estableció una estrategia para garantizar atención adecuada a los pacientes: a corto plazo, permitir la importación de medicamentos vitales no disponibles; a mediano, dejar abierta la posibilidad de declararlos de interés de salud pública para distribuirlos si fuera requerido; y, a largo plazo, empezar contactos para producirlos conjuntamente con otros países, si el desabastecimiento se convierte en cíclico o crónico.
Los laboratorios manifestaron que, por el bajo precio, no son atractivos comercialmente. Una ampolla de doxorrubicina cuesta entre 4 y 14 dólares, según la marca; una de citarabina, entre 3 y 7 dólares; y una tableta de azatioprina, 0,5 dólares (Sismed, 2012).
Lo relativo a los precios requiere un análisis cuidadoso. Pero algo que no da espera es la revisión de la posible existencia de incentivos que desvíen los recursos hacia atenciones especializadas de mayor costo, con perjuicio de las intervenciones de menor complejidad y más costo-efectivas.
El 31 de octubre, el viceministro de Salud Pública, Carlos Mario Ramírez, inauguró la reunión del Grupo Técnico de Promoción y Acción sobre los Determinantes Sociales de la Salud de Unasur. En esta llamó la atención sobre la necesidad de abrir esta discusión en la Asamblea Mundial de la Salud y, en consonancia con declaraciones previas del ministro, destacó la importancia del trabajo conjunto para evitar que más países sufran la escasez, pues sería inaceptable e injustificable (MSPS 2012).
Regulación de los biotecnológicos
Los medicamentos biotecnológicos (MBT) constituyen un desarrollo científico para el tratamiento del cáncer y muchas otras enfermedades. Son una alternativa relevante cuando los pacientes no responden a las drogas de primera línea. En la mayoría de los casos, son una segunda o tercera opción, pero si se usan adecuadamente, pueden aumentar la calidad de vida. Por eso, la decisión de prescribirlos requiere juicio y prudencia.
El gasto público en los MBT ha crecido de forma sostenida y representa un reto para la sostenibilidad de los sistemas de salud del mundo. En Colombia, según el Fosyga, durante el año 2011, dicho gasto, por los veinte MBT de mayor recobro (coincidentes con el top de otros países), fue de 631 millones de dólares, cerca del 55% del valor del recobro total (955 millones de dólares).
En la lista se encuentran tres MBT para el cáncer con un solo oferente en el mercado. Dos de estos se incorporaron al POS el año pasado y tienen precios muy superiores a los de primera opción. En un escenario de desabastecimiento completo de estos últimos, usar exclusivamente MBT no sería deseable desde la racionalidad clínica y menos desde la perspectiva económica.
Una ampolla de trastuzumab, usada para un cáncer específico de mama, cuesta en promedio 3.000 dólares; una de rituximab de 100 mg, para el tratamiento de un tipo de linfoma, 1.000; o una de bevacizumab, para controlar el cáncer de colon, 480 (Sismed, 2012). En situación de competencia, estos precios podrían reducirse, lo cual significaría optimizar el gasto público e incrementar el acceso a la población.
¿Cómo lograrlo?
Desde enero pasado se discute una propuesta de reglamentación de la calidad, seguridad y eficacia de los MBT que ha suscitado encendidos debates. Dado que estos son el resultado de la manipulación tecnológica de organismos vivos, es de gran interés establecer altos estándares regulatorios, sin imponer barreras innecesarias a la competencia.
El proceso colombiano, sin embargo, marca la diferencia en el espectro global por la transparencia y apertura con que se conduce la participación y por la coincidencia temporal de los ajustes regulatorios que se adelantan en Estados Unidos y en Europa. El corazón del debate no se asocia a las posibilidades de fabricación en condiciones de calidad, sino a las preocupaciones sobre el desempeño clínico de los biocompetidores y el grado de exigencia de experimentos con humanos, para demostrar dicho desempeño.
En Europa, hace unos diez años, se establecieron exigencias muy estrictas para el ingreso de biosimilares (biocompetidores), por el incipiente desarrollo de técnicas de análisis y la poca experiencia en el uso. Expertos consideran que algunas son difíciles de aplicar y pueden hacer más lento el ingreso de la competencia, algo que coincide en varios aspectos con la posición de la Organización Mundial de la Salud (Portafolio, 24 de octubre del 2012).
Hoy existen muchas más herramientas para su evaluación, mayores capacidades de producción, se han comprobado los resultados clínicos favorables de los biocompetidores producidos con calidad y –sin duda, por la crisis económica que enfrentan los sistemas de salud– empezaron procesos de flexibilización de la regulación en Europa y en Estados Unidos. Esto permitirá un ingreso más acelerado de la competencia, en especial, de aquellos MBT menos complejos.
Son dos caras de la misma moneda. En ambos casos, el MSPS aplica los contenidos de la política de medicamentos recientemente expedida y considera el contexto internacional en el que se desenvuelve el debate. Sin embargo, el éxito de las estrategias trazadas depende en gran medida del margen de gestión pública nacional, en el cual es determinante el compromiso técnico del Invima, un acuerdo de los representantes gremiales y el indispensable acompañamiento de pacientes y médicos independientes.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El desabastecimiento de medicamentos para el cáncer podría afectar la continuidad de los tratamientos para esta enfermedad.

El desabastecimiento de medicamentos para el cáncer podría afectar la continuidad de los tratamientos para esta enfermedad.

23 de Enero del 2013

La escasez de fármacos de bajo costo se convierte en un problema de salud pública mundial. Ampliar la competencia y promover el uso prudente de los biotecnológicos es una opción eficaz pero más costosa.

El día 30 de octubre pasado, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitió un comunicado sobre las medidas adoptadas para el suministro del fármaco doxorrubicina.

Este es usado en algunos tipos de cáncer, pero su suministro se interrumpió a nivel mundial desde el año 2011 por problemas del fabricante en Estados Unidos. La entidad, en colaboración con el titular del registro, estableció un plan de distribución controlado para garantizar la igualdad en el acceso (Agemed 2012).

Días antes, el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) de Colombia advirtió sobre su desabastecimiento, así como sobre el de seis medicamentos más, todos de bajo costo, con amplia competencia y usados como primera alternativa en el tratamiento de diversos tipos de cáncer.

Por la preocupación y compromiso de la Asociación de Médicos Hematólogos y de los fabricantes, el MSPS estableció una estrategia para garantizar atención adecuada a los pacientes: a corto plazo, permitir la importación de medicamentos vitales no disponibles; a mediano, dejar abierta la posibilidad de declararlos de interés de salud pública para distribuirlos si fuera requerido; y, a largo plazo, empezar contactos para producirlos conjuntamente con otros países, si el desabastecimiento se convierte en cíclico o crónico.

Los laboratorios manifestaron que, por el bajo precio, no son atractivos comercialmente. Una ampolla de doxorrubicina cuesta entre 4 y 14 dólares, según la marca; una de citarabina, entre 3 y 7 dólares; y una tableta de azatioprina, 0,5 dólares (Sismed, 2012).

Lo relativo a los precios requiere un análisis cuidadoso. Pero algo que no da espera es la revisión de la posible existencia de incentivos que desvíen los recursos hacia atenciones especializadas de mayor costo, con perjuicio de las intervenciones de menor complejidad y más costo-efectivas.

El 31 de octubre, el viceministro de Salud Pública, Carlos Mario Ramírez, inauguró la reunión del Grupo Técnico de Promoción y Acción sobre los Determinantes Sociales de la Salud de Unasur. En esta llamó la atención sobre la necesidad de abrir esta discusión en la Asamblea Mundial de la Salud y, en consonancia con declaraciones previas del ministro, destacó la importancia del trabajo conjunto para evitar que más países sufran la escasez, pues sería inaceptable e injustificable (MSPS 2012).


Regulación de los biotecnológicos

Los medicamentos biotecnológicos (MBT) constituyen un desarrollo científico para el tratamiento del cáncer y muchas otras enfermedades. Son una alternativa relevante cuando los pacientes no responden a las drogas de primera línea. En la mayoría de los casos, son una segunda o tercera opción, pero si se usan adecuadamente, pueden aumentar la calidad de vida. Por eso, la decisión de prescribirlos requiere juicio y prudencia.

El gasto público en los MBT ha crecido de forma sostenida y representa un reto para la sostenibilidad de los sistemas de salud del mundo. En Colombia, según el Fosyga, durante el año 2011, dicho gasto, por los veinte MBT de mayor recobro (coincidentes con el top de otros países), fue de 631 millones de dólares, cerca del 55% del valor del recobro total (955 millones de dólares).

En la lista se encuentran tres MBT para el cáncer con un solo oferente en el mercado. Dos de estos se incorporaron al POS el año pasado y tienen precios muy superiores a los de primera opción. En un escenario de desabastecimiento completo de estos últimos, usar exclusivamente MBT no sería deseable desde la racionalidad clínica y menos desde la perspectiva económica.

Una ampolla de trastuzumab, usada para un cáncer específico de mama, cuesta en promedio 3.000 dólares; una de rituximab de 100 mg, para el tratamiento de un tipo de linfoma, 1.000; o una de bevacizumab, para controlar el cáncer de colon, 480 (Sismed, 2012). En situación de competencia, estos precios podrían reducirse, lo cual significaría optimizar el gasto público e incrementar el acceso a la población.


¿Cómo lograrlo?

Desde enero pasado se discute una propuesta de reglamentación de la calidad, seguridad y eficacia de los MBT que ha suscitado encendidos debates. Dado que estos son el resultado de la manipulación tecnológica de organismos vivos, es de gran interés establecer altos estándares regulatorios, sin imponer barreras innecesarias a la competencia.

El proceso colombiano, sin embargo, marca la diferencia en el espectro global por la transparencia y apertura con que se conduce la participación y por la coincidencia temporal de los ajustes regulatorios que se adelantan en Estados Unidos y en Europa. El corazón del debate no se asocia a las posibilidades de fabricación en condiciones de calidad, sino a las preocupaciones sobre el desempeño clínico de los biocompetidores y el grado de exigencia de experimentos con humanos, para demostrar dicho desempeño.

En Europa, hace unos diez años, se establecieron exigencias muy estrictas para el ingreso de biosimilares (biocompetidores), por el incipiente desarrollo de técnicas de análisis y la poca experiencia en el uso. Expertos consideran que algunas son difíciles de aplicar y pueden hacer más lento el ingreso de la competencia, algo que coincide en varios aspectos con la posición de la Organización Mundial de la Salud (Portafolio, 24 de octubre del 2012).

Hoy existen muchas más herramientas para su evaluación, mayores capacidades de producción, se han comprobado los resultados clínicos favorables de los biocompetidores producidos con calidad y –sin duda, por la crisis económica que enfrentan los sistemas de salud– empezaron procesos de flexibilización de la regulación en Europa y en Estados Unidos. Esto permitirá un ingreso más acelerado de la competencia, en especial, de aquellos MBT menos complejos.

Son dos caras de la misma moneda. En ambos casos, el MSPS aplica los contenidos de la política de medicamentos recientemente expedida y considera el contexto internacional en el que se desenvuelve el debate. Sin embargo, el éxito de las estrategias trazadas depende en gran medida del margen de gestión pública nacional, en el cual es determinante el compromiso técnico del Invima, un acuerdo de los representantes gremiales y el indispensable acompañamiento de pacientes y médicos independientes.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Los jóvenes, la población más expuesta a la gonorrea.

 
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7 de Enero del 2013
La infección por Neisseria gonorrhoeae, bacteria que produce una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes, se ha convertido en un verdadero problema de salud pública.
Cada vez es más difícil recomendar tratamientos efectivos, dados los múltiples mecanismos de resistencia desarrollados por el patógeno.
La alta invulnerabilidad de la bacteria que produce la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae o gonococo, preocupa cada vez más a la medicina. Los tratamientos con quinolona y azitromicina están a punto de desaparecer por su poca efectividad. Ahora la esperanza está puesta en el uso de cefalosporinas de tercera generación, como una recomendación de primer orden, pues reportan una resistencia inferior al 1%.
“Este microorganismo muta con el tiempo y evade la eficiencia de los fármacos, lo que impide su eliminación y permite su propagación. Lo preocupante es que la industria farmacéutica no ha hecho grandes avances en el tema”, asegura Edith Ángel Müller, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.
El grupo de antibióticos de gran espectro conocido como quinolonas surgió como una gran alternativa para el manejo de estas infecciones. Sin embargo, durante la década de los noventa, el gonococo desarrolló defensas rápidamente para estos fármacos y alcanzó un alarmante 77% de inmunidad en algunas partes del mundo. Esto llevó a su retiro del mercado.
Asimismo, según algunos reportes médicos, el microorganismo está bloqueando los niveles de eficacia de la azitromicina. Y, aunque los casos no se encuentran documentados, se considera que la resistencia va en aumento. Este fármaco también se prescribe, en dosis inferiores, para atacar a la bacteria Chlamydia, causante de otra enfermedad de transmisión sexual.
Su invulnerabilidad está determinada por la clase de antibiótico que se use. La doctora Sara Rodríguez asegura: “después de identificar el mecanismo de acción del antibiótico, dentro de la bacteria se produce una mutación genética, y el gen resultante de este proceso altera el blanco del antibiótico”.
Según los últimos registros, también existen niveles significativos de resistencia a la penicilina (que llega al 11,2%) y al grupo de las tetraciclinas (44,5%). Pero es difícil establecer con exactitud dichos niveles, porque, además, las guías del Comité Nacional de Estándares de Laboratorios Clínicos de los EE. UU. (NCCLS, por sus siglas en inglés) no han definido parámetros específicos para los “microbial sensitivity tests” de azitromicina, un método propio para medir este fenómeno.
Revisión científica
Con la intención de conocer el estado actual de invulnerabilidad del gonococo, las doctoras de la UN Sara Rodríguez y Edith Ángel Müller revisaron los artículos científicos publicados desde 1980.
Evidenciaron la rápida evolución de sus mecanismos de resistencia antibiótica en las últimas décadas y una correlativa disminución progresiva de las alternativas de tratamiento disponibles. La investigación fue reconocida por los Laboratorios Lafrancol, en el concurso Excelencia Educativa, con una Mención Honorífica otorgada el 10 de agosto de 2012.
“Esperamos motivar el desarrollo de nuevas revisiones y proyectos de investigación que permitan conocer datos locales sobre el tema, para crear políticas públicas aplicadas a nuestra población”, manifiesta Ángel.
La revisión incluyó pacientes diagnosticados por cuadro clínico o por cualquier método de confirmación, así como una evaluación de cura microbiológica o clínica.
De la revisión histórica concluyeron que siempre se han usado múltiples esquemas de tratamiento antibiótico cuya eficiencia inicial ha sido alta, pero ha disminuido en corto tiempo. En algunos casos, niveles de invulnerabilidad del 10% llegaron a picos del 90% en tan solo quince años, como sucedió con la sulfonilamida en la década de los treinta.
Asimismo, otro antibiótico desarrollado específicamente para la gonorrea en 1973, la espectinomicina, empezó con un resultado eficiente; pero, para 1985, se documentó una resistencia del 7% y, en 1987, se suspendió su uso por alcanzar una del 50%. Sin embargo, en la actualidad existen varios lugares del mundo en los que aún recomiendan su uso.
Hoy en día, la ceftriaxona (del grupo de las cefalosporinas) es el antibiótico más eficiente, pero existe la necesidad de efectuar más estudios para desarrollar nuevos antibióticos, dado el carácter cambiante de N. gonorrhoeae.
Problema de salud pública
La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2011 estaban infectados unos 106 millones de personas. Las fallas en su diagnóstico o la falta de tratamientos antibióticos adecuados pueden traer complicaciones, como la orquiepididimitis (inflamación de los testículos y del epidídimo) o la enfermedad pélvica inflamatoria, con sus respectivas secuelas.
En los hombres produce uretritis, que se caracteriza por el flujo purulento en la uretra, e inflamación de los testículos. En las mujeres origina flujo vaginal, infección en el cuello del útero, inflamación de las trompas y, a largo plazo, infertilidad u embarazos ectópicos (que se gestan fuera del útero). Las madres también pueden dar a luz niños con afecciones en la vista.
Adolescentes, en riesgo
En Colombia, el reporte consolidado más actual (de 2010), emitido por el Ministerio de la Protección Social, estableció que en ese año hubo 91.123 personas diagnosticadas con alguna enfermedad de transmisión sexual, concentradas en Bogotá, Antioquia, Valle, Atlántico y Cauca. Cerca de la cuarta parte corresponde a gonorrea (OMS). En general, las personas entre los 13 y los 29 años de edad son las más vulnerables y corresponden al 60% de los infectados.
En este contexto, la OMS estima que hasta un 18% de las mujeres y un 3% de los hombres adolescentes adquieren el gonococo. No obstante, los reportes de países como Reino Unido, EE. UU. o Japón indican que, debido a la poca efectividad de los medicamentos, la infección está creciendo hasta llegar a un 25%, situación que podría ser más grave en países en vías de desarrollo, dadas sus características sociales. En Colombia, a esto se suma la escasez de información estadística precisa sobre la enfermedad.
Por lo pronto, según las especialistas de la UN, no existe una forma eficaz de combatir los altos niveles de resistencia de la bacteria, aunque sí es posible evitar el contagio mediante el uso de preservativos, mejores políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva y un sistema de salud que permita detectar la infección de forma temprana.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Los adolescentes y jóvenes entre los 13 y los 29 años deben reforzar las medidas de protección para evitar infecciones como la que produce el gonococo.

Los adolescentes y jóvenes entre los 13 y los 29 años deben reforzar las medidas de protección para evitar infecciones como la que produce el gonococo.

7 de Enero del 2013

La infección por Neisseria gonorrhoeae, bacteria que produce una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes, se ha convertido en un verdadero problema de salud pública.

Cada vez es más difícil recomendar tratamientos efectivos, dados los múltiples mecanismos de resistencia desarrollados por el patógeno.

La alta invulnerabilidad de la bacteria que produce la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae o gonococo, preocupa cada vez más a la medicina. Los tratamientos con quinolona y azitromicina están a punto de desaparecer por su poca efectividad. Ahora la esperanza está puesta en el uso de cefalosporinas de tercera generación, como una recomendación de primer orden, pues reportan una resistencia inferior al 1%.

“Este microorganismo muta con el tiempo y evade la eficiencia de los fármacos, lo que impide su eliminación y permite su propagación. Lo preocupante es que la industria farmacéutica no ha hecho grandes avances en el tema”, asegura Edith Ángel Müller, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

El grupo de antibióticos de gran espectro conocido como quinolonas surgió como una gran alternativa para el manejo de estas infecciones. Sin embargo, durante la década de los noventa, el gonococo desarrolló defensas rápidamente para estos fármacos y alcanzó un alarmante 77% de inmunidad en algunas partes del mundo. Esto llevó a su retiro del mercado.

Asimismo, según algunos reportes médicos, el microorganismo está bloqueando los niveles de eficacia de la azitromicina. Y, aunque los casos no se encuentran documentados, se considera que la resistencia va en aumento. Este fármaco también se prescribe, en dosis inferiores, para atacar a la bacteria Chlamydia, causante de otra enfermedad de transmisión sexual.

Su invulnerabilidad está determinada por la clase de antibiótico que se use. La doctora Sara Rodríguez asegura: “después de identificar el mecanismo de acción del antibiótico, dentro de la bacteria se produce una mutación genética, y el gen resultante de este proceso altera el blanco del antibiótico”.

Según los últimos registros, también existen niveles significativos de resistencia a la penicilina (que llega al 11,2%) y al grupo de las tetraciclinas (44,5%). Pero es difícil establecer con exactitud dichos niveles, porque, además, las guías del Comité Nacional de Estándares de Laboratorios Clínicos de los EE. UU. (NCCLS, por sus siglas en inglés) no han definido parámetros específicos para los “microbial sensitivity tests” de azitromicina, un método propio para medir este fenómeno.


Revisión científica

Con la intención de conocer el estado actual de invulnerabilidad del gonococo, las doctoras de la UN Sara Rodríguez y Edith Ángel Müller revisaron los artículos científicos publicados desde 1980.

Evidenciaron la rápida evolución de sus mecanismos de resistencia antibiótica en las últimas décadas y una correlativa disminución progresiva de las alternativas de tratamiento disponibles. La investigación fue reconocida por los Laboratorios Lafrancol, en el concurso Excelencia Educativa, con una Mención Honorífica otorgada el 10 de agosto de 2012.

“Esperamos motivar el desarrollo de nuevas revisiones y proyectos de investigación que permitan conocer datos locales sobre el tema, para crear políticas públicas aplicadas a nuestra población”, manifiesta Ángel.

La revisión incluyó pacientes diagnosticados por cuadro clínico o por cualquier método de confirmación, así como una evaluación de cura microbiológica o clínica.

De la revisión histórica concluyeron que siempre se han usado múltiples esquemas de tratamiento antibiótico cuya eficiencia inicial ha sido alta, pero ha disminuido en corto tiempo. En algunos casos, niveles de invulnerabilidad del 10% llegaron a picos del 90% en tan solo quince años, como sucedió con la sulfonilamida en la década de los treinta.

Asimismo, otro antibiótico desarrollado específicamente para la gonorrea en 1973, la espectinomicina, empezó con un resultado eficiente; pero, para 1985, se documentó una resistencia del 7% y, en 1987, se suspendió su uso por alcanzar una del 50%. Sin embargo, en la actualidad existen varios lugares del mundo en los que aún recomiendan su uso.

Hoy en día, la ceftriaxona (del grupo de las cefalosporinas) es el antibiótico más eficiente, pero existe la necesidad de efectuar más estudios para desarrollar nuevos antibióticos, dado el carácter cambiante de N. gonorrhoeae.


Problema de salud pública

La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2011 estaban infectados unos 106 millones de personas. Las fallas en su diagnóstico o la falta de tratamientos antibióticos adecuados pueden traer complicaciones, como la orquiepididimitis (inflamación de los testículos y del epidídimo) o la enfermedad pélvica inflamatoria, con sus respectivas secuelas.

En los hombres produce uretritis, que se caracteriza por el flujo purulento en la uretra, e inflamación de los testículos. En las mujeres origina flujo vaginal, infección en el cuello del útero, inflamación de las trompas y, a largo plazo, infertilidad u embarazos ectópicos (que se gestan fuera del útero). Las madres también pueden dar a luz niños con afecciones en la vista.


Adolescentes, en riesgo

En Colombia, el reporte consolidado más actual (de 2010), emitido por el Ministerio de la Protección Social, estableció que en ese año hubo 91.123 personas diagnosticadas con alguna enfermedad de transmisión sexual, concentradas en Bogotá, Antioquia, Valle, Atlántico y Cauca. Cerca de la cuarta parte corresponde a gonorrea (OMS). En general, las personas entre los 13 y los 29 años de edad son las más vulnerables y corresponden al 60% de los infectados.

En este contexto, la OMS estima que hasta un 18% de las mujeres y un 3% de los hombres adolescentes adquieren el gonococo. No obstante, los reportes de países como Reino Unido, EE. UU. o Japón indican que, debido a la poca efectividad de los medicamentos, la infección está creciendo hasta llegar a un 25%, situación que podría ser más grave en países en vías de desarrollo, dadas sus características sociales. En Colombia, a esto se suma la escasez de información estadística precisa sobre la enfermedad.

Por lo pronto, según las especialistas de la UN, no existe una forma eficaz de combatir los altos niveles de resistencia de la bacteria, aunque sí es posible evitar el contagio mediante el uso de preservativos, mejores políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva y un sistema de salud que permita detectar la infección de forma temprana.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Obesidad, prioridad de salud pública del siglo XXI.

 
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El aumento de peso crece gradualmente con enfermedades como la diabetes, hipertensión, colesterol alto y con deficiencias cardiovasculares.
El aumento de peso crece gradualmente con enfermedades como la diabetes, hipertensión, colesterol alto y con deficiencias cardiovasculares.

8 de Noviembre del 2012

El sida y el virus del VIH, fueron declarados como la pandemia del siglo XX. Hoy en día, se considera la obesidad como uno de los mayores problemas de salud de este siglo.

Hernán Yupanqui, director de la Fundación Colombiana de Obesidad, señaló en UN Análisis* de UN Radio, que la obesidad es uno de los problemas más graves de salud en el país. Asimismo, explicó la diferencia entre obesidad y sobrepeso: “este último es la antesala de la obesidad, y se define científicamente cuando el índice de masa corporal, en relación entre el peso y la talla, es mayor de 25, mientras que la obesidad se define cuando es mayor de 30”.

El aumento de peso se asocia con el incremento de la grasa visceral, la cual se localiza en el abdomen y crece gradualmente en personas con enfermedades como diabetes, hipertensión, colesterol alto y con deficiencias cardiovasculares. Si en el país no se hace nada para prevenirlo, en los próximos años tendremos serios problemas con este tipo de patologías.

A las sociedades y culturas como la colombiana, donde la gastronomía tiene un alto contenido calórico, es difícil educarlas para cambiar los hábitos alimenticios que ahora son amenazas para la salud. Frente a esto, el doctor Yupanqui afirmó: “en la nación tenemos la Ley 1355 de 2009 (contra la obesidad), en la cual se integran la actividad física, la nutrición y los hábitos conductuales, todo esto asociado a un proceso educativo, en el cual deben intervenir los centros educativos de diferentes niveles”.

Posteriormente, Fabiola Becerra, docente de Nutrición Básica del Departamento de Nutrición de la Universidad Nacional de Colombia, indicó: “lastimosamente, muchas personas ven la obesidad como sinónimo de salud, pero está comprobado que no es así”.

La cultura alimentaria de los estudiantes universitarios, por ejemplo, consiste en comer algo rápido y económico, como un paquete y una gaseosa en lugar de fruta.

Por otra parte, la profesora Becerra explicó la diferencia entre las grasas saturadas y las grasas trans e indicó: “las grasas saturadas son malas para la salud ya que no tienen enlaces dobles en su estructura, lo cual dificulta su digestión, además de aumentar el colesterol y los triglicéridos. Mientras que las grasas trans sufren una modificación en su estructura química y se convierten en malas para la salud, pues aumentan el colesterol y los lípidos en la sangre”.

John Duperly, médico especialista en Medicina Interna y PhD en Medicina del Deporte, profesor de la Universidad de los Andes, señaló que hay argumentos suficientes para que los gobiernos y los sectores académicos vayan en contra de la tendencia al sedentarismo debida a la industrialización. “El problema grande es que no nos estamos moviendo lo suficiente para quemar las calorías”, recalcó.

Por último, Salvador Palacio González, director ejecutivo de la Fundación Alternativa y Salud Gorditos de Corazón, señaló: “hay que adoptar medidas de conciencia saludables. Colombia necesita políticas claras de educación. Esto es una batalla, hay que seguirla luchando, pues la situación es caótica y se debe hacer una campaña que toque a las familias del país”.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Los costos estimados del cambio climático no reflejan la dimensión real de sus repercusiones.

 
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23 de Octubre del 2012
Los métodos y modelos económicos actuales no fueron diseñados para la medición de los impactos del cambio climático en el planeta. Los costos estimados de los eventos extremos, si bien significativos, podrían no reflejar la seriedad del problema, aseguró Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam, Holanda.
Las herramientas básicas de esta disciplina no responden a las características del problema. Los cálculos disponibles no son sensibles a los efectos del calentamiento global, y tampoco consideran el valor de la biodiversidad. Sólo ponen un precio arbitrario o dejan fuera a las especies y no manejan la incertidumbre, puntualizó.
Si los modelos actuales contemplaran lo que una población tarda en recuperarse de los estragos causados por los desastres naturales más allá de un ciclo económico, porque esto sólo se registra a largo plazo, los costos podrían estar subestimados en más del 80 por ciento. “En el futuro, esto sería suficiente para modificar las políticas adoptadas para contrarrestarlo”.
Los desastres implican, tanto los efectos de la naturaleza, como la vulnerabilidad y exposición de la población. Los costos de las pérdidas por factores sociales se duplican cada década; los relacionados con el cambio climático, cada 70 años, dijo en la conferencia magistral La economía del cambio climático.
En el auditorio Nabor Carrillo de la Coordinación de la Investigación Científica (CIC) de la UNAM, explicó que el problema para conocer la dimensión económica de las repercusiones de los eventos extremos (como sequías, huracanes y lluvias torrenciales) radica en extraer el valor del impacto del calentamiento al estimar los daños.
Estrada Porrúa señaló que en economía, no se dispone de las herramientas para identificarlo, pues sólo contemplan, por ejemplo, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en el corto plazo, no así el cálculo de los daños provocados por este fenómeno a lo largo del tiempo, precisó.
Ciencia contra economía
Estrada Porrúa expuso que no existe un consenso entre científicos y economistas acerca de sus implicaciones. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el incremento de un grado en la temperatura del planeta equivaldría a pérdidas en latitudes bajas; con dos, desaparecería 25 por ciento de las especies.
El aumento de tres grados mermaría de la tercera parte de la biodiversidad conocida y el deterioro de bosques boreales y ecosistemas como la tundra; con cuatro, disminuiría el potencial agrícola global; con cinco, un tercio de la población padecería escasez de agua y hambrunas generalizadas, y con seis, se registraría la extinción generalizada de especies.
A diferencia de los escenarios adversos proyectados por científicos de todo el planeta, los economistas calculan que aún con el aumento de la temperatura mundial de hasta seis grados, el crecimiento del PIB global caería un máximo de cinco por ciento por año, equivalente al decaimiento sufrido en la crisis financiera registrada entre 2007 y 2009, estimada en 5.1 por ciento.
Lo anterior contrasta con un mundo distinto al que conocemos, contemplado en los modelos de cambio climático. Los físicos y biólogos advierten consecuencias graves; los economistas, no.
La estimación científica sugiere que las repercusiones económicas acumuladas hasta 2100 equivaldrían a varias veces el PIB global actual. “Nos conviene actuar para evitar más pérdidas”, concluyó.
Boletín UNAM-DGCS-648
Ciudad Universitaria.
Podrían estar subestimados en más del 80 por ciento y no consignar la seriedad del problema, señaló Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam.

Podrían estar subestimados en más del 8% y no consignar la seriedad del problema, señaló Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam.

23 de Octubre del 2012

Los métodos y modelos económicos actuales no fueron diseñados para la medición de los impactos del cambio climático en el planeta. Los costos estimados de los eventos extremos, si bien significativos, podrían no reflejar la seriedad del problema, aseguró Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam, Holanda.

Las herramientas básicas de esta disciplina no responden a las características del problema. Los cálculos disponibles no son sensibles a los efectos del calentamiento global, y tampoco consideran el valor de la biodiversidad. Sólo ponen un precio arbitrario o dejan fuera a las especies y no manejan la incertidumbre, puntualizó.

Si los modelos actuales contemplaran lo que una población tarda en recuperarse de los estragos causados por los desastres naturales más allá de un ciclo económico, porque esto sólo se registra a largo plazo, los costos podrían estar subestimados en más del 80 por ciento. “En el futuro, esto sería suficiente para modificar las políticas adoptadas para contrarrestarlo”.

Los desastres implican, tanto los efectos de la naturaleza, como la vulnerabilidad y exposición de la población. Los costos de las pérdidas por factores sociales se duplican cada década; los relacionados con el cambio climático, cada 70 años, dijo en la conferencia magistral La economía del cambio climático.

En el auditorio Nabor Carrillo de la Coordinación de la Investigación Científica (CIC) de la UNAM, explicó que el problema para conocer la dimensión económica de las repercusiones de los eventos extremos (como sequías, huracanes y lluvias torrenciales) radica en extraer el valor del impacto del calentamiento al estimar los daños.

Estrada Porrúa señaló que en economía, no se dispone de las herramientas para identificarlo, pues sólo contemplan, por ejemplo, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en el corto plazo, no así el cálculo de los daños provocados por este fenómeno a lo largo del tiempo, precisó.


Ciencia contra economía

Estrada Porrúa expuso que no existe un consenso entre científicos y economistas acerca de sus implicaciones. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el incremento de un grado en la temperatura del planeta equivaldría a pérdidas en latitudes bajas; con dos, desaparecería 25 por ciento de las especies.

El aumento de tres grados mermaría de la tercera parte de la biodiversidad conocida y el deterioro de bosques boreales y ecosistemas como la tundra; con cuatro, disminuiría el potencial agrícola global; con cinco, un tercio de la población padecería escasez de agua y hambrunas generalizadas, y con seis, se registraría la extinción generalizada de especies.

A diferencia de los escenarios adversos proyectados por científicos de todo el planeta, los economistas calculan que aún con el aumento de la temperatura mundial de hasta seis grados, el crecimiento del PIB global caería un máximo de cinco por ciento por año, equivalente al decaimiento sufrido en la crisis financiera registrada entre 2007 y 2009, estimada en 5.1 por ciento.

Lo anterior contrasta con un mundo distinto al que conocemos, contemplado en los modelos de cambio climático. Los físicos y biólogos advierten consecuencias graves; los economistas, no.

La estimación científica sugiere que las repercusiones económicas acumuladas hasta 2100 equivaldrían a varias veces el PIB global actual. “Nos conviene actuar para evitar más pérdidas”, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-648

Ciudad Universitaria.