Tag Archives: pobreza

PARA ABATIR POBREZA Y DESIGUALDAD HAY QUE TRANSFORMAR EL SISTEMA DE VALORES

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

abatirpobrezaSi no transformamos el sistema de valores en la sociedad no tendremos éxito en la solución de la pobreza y la desigualdad, planteó José Narro Robles, rector de la UNAM.

En su participación en el foro Las nuevas dinámicas de la desigualdad social ¿fracaso de las políticas económicas y sociales?, que se realiza hoy y mañana en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), Unidad León, de esta casa de estudios, consideró que para atacar estas problemáticas son indispensables tres factores: política, economía y la parte axiológica.

También advirtió que “si somos permisivos en cuanto a la acumulación de riqueza sin límites y favorecemos el hecho de que decisiones supranacionales afecten cuestiones nacionales, no avanzaremos”.

En la primera sesión, donde estuvieron Leonardo Lomelí Vanegas, director de la Facultad de Economía (FE) y Javier de la Fuente, titular de la ENES, reconoció que la pobreza y la desigualdad son problemas ancestrales, sólo que hoy somos más conscientes de qué son y qué representan, sobre todo porque en las últimas décadas han tenido un aumento importante a nivel mundial.

Además, abundó, ahora vemos en tiempo más real lo que pasa en el planeta y eso nos permite observar cómo la riqueza se ha acumulado en un porcentaje reducido de personas y, en consecuencia, la brecha entre este grupo y los que no tienen nada es cada vez mayor.

Pobreza no es lo mismo que desigualdad, pero ambas tienen solución y el primer paso es reconocer que existen, porque de otro modo no podemos dar los pasos necesarios para resolverlas, resaltó.

En su oportunidad, José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno de España, sostuvo que nunca como ahora en la historia de la humanidad “hemos tenido tantas oportunidades de reducir las desigualdades”.

Por primera vez desde la Revolución Industrial, el progreso económico ha sido mayor. Sin embargo, ha sido radicalmente desigual y se puede apreciar en la productividad, la competitividad, las relaciones laborales y los salarios.

Asimismo, aseguró que para dar respuesta al problema de pobreza y desigualdad es necesario insistir en los valores profundos de la democracia, porque implica la idea de igualdad y libertad en el sentido del reconocimiento de los derechos fundamentales.

Estos factores implícitos en la democracia deben ser las palancas políticas para el desarrollo de las naciones en un momento mundial como el actual, recalcó.

En palabras de bienvenida, De la Fuente estableció que aspectos como los salarios bajos, el campo empobrecido y la crisis, en general, han llevado a México a una situación de mayor pobreza y desigualdad.

En tanto, Lomelí Vanegas resaltó la importancia de consolidar la democracia por la vía de la ampliación de los derechos sociales: la educación pública gratuita, la salud universal y gratuita, la seguridad social, el seguro de desempleo y un salario mínimo digno.

Más tarde, participarán Rolando Cordera Campos, profesor emérito de la FE; Mario Luis Fuentes, integrante de la Junta de Gobierno; Ángel Gabilondo Pujol, doctor honoris causa por esta casa de estudios y Fernando Castañeda, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

Créditos: UNAM-DGCS-105-2014

MÉXICO VIVE SU MÁS GRANDE CRISIS DE SEGURIDAD HUMANA

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
La realidad nacional se encuentra plagada de injusticias y vejaciones (evidentes cada día y en todos los rincones del país), que nos colocan en la más grande crisis de seguridad humana de nuestra historia, señaló Sandra Kanety Zavaleta Hernández, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
Pese a ser demandas urgentes, la pobreza, la insuficiencia alimentaria, la fragilidad social, la carencia en servicios de salud, el rezago educativo o las condiciones laborales mermadas, son temas ausentes en las agenda de seguridad y de desarrollo de la nación, agregó la doctora en relaciones internacionales.
Hoy, a nivel global, México es la tierra de los “ricos más ricos” y de los “pobres más pobres”; los primeros amasan fortunas que superan el producto interno bruto (PIB) de territorios enteros en bloque, mientras que los segundos viven en condiciones inferiores a las reportadas en muchos de los países más marginados.
México, país de contrastes
La población de San Juan Tepeuxila, Oaxaca, comparte condiciones similares a las registradas en Somalia, Burundi, Ruanda, Etiopía, Sudáfrica, Angola, República Democrática del Congo o Níger, la nación de menor desarrollo humano en el mundo.
En ese municipio, considerado el más carente de la República, 97 por ciento de la población vive en situación de pobreza (73 por ciento en condición extrema) y 87 por ciento de sus habitantes padece al menos tres “carencias sociales”, entre las que se encuentran rezago educativo, acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, así como calidad y espacios de vivienda y acceso a la alimentación.
“Más allá de lo que pudiera debatirse sobre la metodología de la clasificación o el concepto de “riqueza” y su opuesto, sobresale el hecho de que México registre niveles tan elevados de pobreza, inseguridad alimentaria, insalubridad, exclusión social, violación de derechos y otras situaciones lamentables equiparables a muchas padecidas en las regiones más carentes del mundo”, argumentó la también becaria posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).
Entre 2008 y 2010, la población nacional en condición de pobreza aumentó de 44.5 a 46.2 por ciento (un incremento de 48.8 millones a 52 millones). Aproximadamente, 36 por ciento de las personas en nuestro territorio viven en la variante llamada “moderada”, es decir, sin ingresos suficientes para adquirir la canasta de alimentos y el 10 por ciento en la “extrema”, sin lo necesario para acceder a la básica.
Desigualdades globales
Para Zavaleta Hernández, si algo distingue al mundo son sus injustos contrastes. “En el planeta, 20 de cada 100 individuos desembolsan dos dólares diarios por un café, mientras que otros tantos ‘sobreviven’ con menos de un dólar al día; los 500 más ricos poseen un ingreso infinitamente mayor a las percepciones de los 400 millones de personas más pobres y dos mil 500 millones de humanos obtienen dos dólares o menos por una jornada de trabajo”.
La esperanza de vida en Canadá, por ejemplo, es de 84 años, mientras que en Sierra Leona es de 48. Al mismo tiempo, mil millones de seres humanos no tienen alimentos, cifra similar a la suma de las poblaciones de EU, Canadá y la Unión Europea, donde cada habitante arroja a la basura 115 kilogramos de comida anualmente. En los “países desarrollados” se desperdicia casi la misma cantidad (222 millones de toneladas) que la producida en toda el África Subsahariana (230 millones de toneladas) en ese lapso.
¿Y qué hay acerca de América Latina?, preguntó la académica de la FCPyS. No podemos decir que estamos mejor, porque en ésta el hambre mata a diario 288 niños y en México, tan sólo de enero a marzo de 2013, se registraron 22 decesos al día por esta causa. Éstos son apenas algunos datos para ejemplificar los alcances de la crisis de seguridad humana en el país, a los que se añade que 20 por ciento de los connacionales se encuentra en rezago educativo.
Aquí, el promedio de escolaridad es de 8.5 años, lo mismo que en Zimbabue, Kenia, Sudáfrica, Kirguistán y Palestina. Adicionalmente, 25 por ciento de los mexicanos no tiene acceso a alimentos, mientras que en Namibia, el índice es de 18 por ciento, en Nepal del 17 y en Indonesia del 13 por ciento.
Otro aspecto a cuidar es la salud, pero una tercera parte de la población de nuestra nación no tiene acceso a servicio alguno —tanto a nivel público como privado— y más del 60 por ciento carece de seguridad social.
“Hoy, se evidencia un retroceso sin precedente en la vida de las personas alrededor del orbe. El sistema suele decirnos que ‘cuando sube la marea todos los barcos se elevan con ella’ y vemos que la tecnología avanza y las barreras comerciales se reducen, Sin embargo, es este esquema, que por naturaleza niega, excluye e ignora a gran parte de la población mundial, las injusticias y desigualdades, principalmente económicas y sociales, aumentan”.
Sin duda, es posible percibir avances positivos en la seguridad de las personas, pero es innegable que millones aún padecen problemas significativos que dificultan su consecución, lo que evidencia una regresión importante, concluyó Zavaleta.
Créditos: UNAM-DGCS-769-2013

injusticiasLa realidad nacional se encuentra plagada de injusticias y vejaciones (evidentes cada día y en todos los rincones del país), que nos colocan en la más grande crisis de seguridad humana de nuestra historia, señaló Sandra Kanety Zavaleta Hernández, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

Pese a ser demandas urgentes, la pobreza, la insuficiencia alimentaria, la fragilidad social, la carencia en servicios de salud, el rezago educativo o las condiciones laborales mermadas, son temas ausentes en las agenda de seguridad y de desarrollo de la nación, agregó la doctora en relaciones internacionales.

Hoy, a nivel global, México es la tierra de los “ricos más ricos” y de los “pobres más pobres”; los primeros amasan fortunas que superan el producto interno bruto (PIB) de territorios enteros en bloque, mientras que los segundos viven en condiciones inferiores a las reportadas en muchos de los países más marginados.

México, país de contrastes

La población de San Juan Tepeuxila, Oaxaca, comparte condiciones similares a las registradas en Somalia, Burundi, Ruanda, Etiopía, Sudáfrica, Angola, República Democrática del Congo o Níger, la nación de menor desarrollo humano en el mundo.

En ese municipio, considerado el más carente de la República, 97 por ciento de la población vive en situación de pobreza (73 por ciento en condición extrema) y 87 por ciento de sus habitantes padece al menos tres “carencias sociales”, entre las que se encuentran rezago educativo, acceso a los servicios de salud y a la seguridad social, así como calidad y espacios de vivienda y acceso a la alimentación.

“Más allá de lo que pudiera debatirse sobre la metodología de la clasificación o el concepto de “riqueza” y su opuesto, sobresale el hecho de que México registre niveles tan elevados de pobreza, inseguridad alimentaria, insalubridad, exclusión social, violación de derechos y otras situaciones lamentables equiparables a muchas padecidas en las regiones más carentes del mundo”, argumentó la también becaria posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).

Entre 2008 y 2010, la población nacional en condición de pobreza aumentó de 44.5 a 46.2 por ciento (un incremento de 48.8 millones a 52 millones). Aproximadamente, 36 por ciento de las personas en nuestro territorio viven en la variante llamada “moderada”, es decir, sin ingresos suficientes para adquirir la canasta de alimentos y el 10 por ciento en la “extrema”, sin lo necesario para acceder a la básica.

Desigualdades globales

Para Zavaleta Hernández, si algo distingue al mundo son sus injustos contrastes. “En el planeta, 20 de cada 100 individuos desembolsan dos dólares diarios por un café, mientras que otros tantos ‘sobreviven’ con menos de un dólar al día; los 500 más ricos poseen un ingreso infinitamente mayor a las percepciones de los 400 millones de personas más pobres y dos mil 500 millones de humanos obtienen dos dólares o menos por una jornada de trabajo”.

La esperanza de vida en Canadá, por ejemplo, es de 84 años, mientras que en Sierra Leona es de 48. Al mismo tiempo, mil millones de seres humanos no tienen alimentos, cifra similar a la suma de las poblaciones de EU, Canadá y la Unión Europea, donde cada habitante arroja a la basura 115 kilogramos de comida anualmente. En los “países desarrollados” se desperdicia casi la misma cantidad (222 millones de toneladas) que la producida en toda el África Subsahariana (230 millones de toneladas) en ese lapso.

¿Y qué hay acerca de América Latina?, preguntó la académica de la FCPyS. No podemos decir que estamos mejor, porque en ésta el hambre mata a diario 288 niños y en México, tan sólo de enero a marzo de 2013, se registraron 22 decesos al día por esta causa. Éstos son apenas algunos datos para ejemplificar los alcances de la crisis de seguridad humana en el país, a los que se añade que 20 por ciento de los connacionales se encuentra en rezago educativo.

Aquí, el promedio de escolaridad es de 8.5 años, lo mismo que en Zimbabue, Kenia, Sudáfrica, Kirguistán y Palestina. Adicionalmente, 25 por ciento de los mexicanos no tiene acceso a alimentos, mientras que en Namibia, el índice es de 18 por ciento, en Nepal del 17 y en Indonesia del 13 por ciento.

Otro aspecto a cuidar es la salud, pero una tercera parte de la población de nuestra nación no tiene acceso a servicio alguno —tanto a nivel público como privado— y más del 60 por ciento carece de seguridad social.

“Hoy, se evidencia un retroceso sin precedente en la vida de las personas alrededor del orbe. El sistema suele decirnos que ‘cuando sube la marea todos los barcos se elevan con ella’ y vemos que la tecnología avanza y las barreras comerciales se reducen, Sin embargo, es este esquema, que por naturaleza niega, excluye e ignora a gran parte de la población mundial, las injusticias y desigualdades, principalmente económicas y sociales, aumentan”.

Sin duda, es posible percibir avances positivos en la seguridad de las personas, pero es innegable que millones aún padecen problemas significativos que dificultan su consecución, lo que evidencia una regresión importante, concluyó Zavaleta.

Créditos: UNAM-DGCS-769-2013

60% de alimentos frescos en las ciudades son de pequeños productores

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
Bogotá D. C., dic. 03 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los mercados de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali son abastecidos por pequeños productores. Sin embargo, dos terceras partes de ellos viven en situación de pobreza. Así lo concluyó un estudio realizado por la U.N.
El Grupo de Investigación en Gestión y Desarrollo Rural (GIGDR), de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Bogotá, se dio a la tarea de encuestar a 400 hogares campesinos de Cundinamarca, Boyacá y la ruralidad de Bogotá, Meta y Tolima como parte del proyecto “Acceso a Mercados y Seguridad Alimentaria en la Región Central de Colombia”.
Las conclusiones de ese trabajo se dieron a conocer durante el Foro Académico que lleva el mismo nombre y en el cual se presentaron los resultados de investigaciones realizadas por más de una decena de estudiantes de pregrado y posgrado de la Facultad.
Dentro de los resultados también encontraron que la mayoría derivan sus ingresos principalmente de la agricultura a pesar de que el acceso a la tierra es limitado (en promedio 3,3 hectáreas y en calidad de propietarios de 2 hectáreas), tienen una alta presencia de menores de edad y adultos mayores, una edad promedio por familia de 47 años y un bajo nivel de escolaridad.
Asimismo, el 39% del ingreso es invertido en alimentación y destinan menos del 20% de la producción al autoconsumo.
“Los cárnicos, las frutas y las verduras son los alimentos menos consumidos por los hogares campesinos encuestados”, añade Omar Gutiérrez, uno de los investigadores principales del proyecto.
En cuanto a los ingresos obtenidos a través de su participación en Mercados Campesinos, la iniciativa que surgió en 2004 desde las organizaciones campesinas y comunales, apoyada por el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativo (ILSA) y la ONG Oxfam, el 85% de los hogares destinan parte de estos a la compra de alimentos.
“Los mercados campesinos realizan un aporte significativo al garantizar la seguridad alimentaria de las familias campesinas, ya que es la tercera fuente de donde obtienen sus alimentos, ya sea por las vías del intercambio monetario o el trueque”, comenta Gutiérrez.
El investigador también destacó que el 83% de los productores encuestados aseguró haber tenido pérdidas debido a la variabilidad climática. Sin embargo, añade, la mitad de los hombres y mujeres que formaron parte del estudio hacen algo para combatir las adversidades del clima ya sea en época de invierno o de sequía.
Para Gutiérrez, el papel que juegan los pequeños productores en la seguridad alimentaria de los países es fundamental, aunque su trabajo no sea ampliamente valorado y reconocido: “Una sociedad que no pone en valor los aportes que ellos realizan está condenándolos a desaparecer”.
Sin embargo, ellos resisten y por el contrario apuestan por la innovación. El 55% de los encuestados consideran que han realizado cambios significativos en sus procesos productivos, comerciales y organizativos, las cuales corresponden a innovaciones en diseño de empaques y presentación del producto principalmente (45%), además de implementar técnicas de producción orgánica (20%) o transformar el producto (15%).
Créditos: UNAL-748-2013

UNAL03122013-1Bogotá D. C., dic. 03 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Los mercados de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali son abastecidos por pequeños productores. Sin embargo, dos terceras partes de ellos viven en situación de pobreza. Así lo concluyó un estudio realizado por la U.N.

El Grupo de Investigación en Gestión y Desarrollo Rural (GIGDR), de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Sede Bogotá, se dio a la tarea de encuestar a 400 hogares campesinos de Cundinamarca, Boyacá y la ruralidad de Bogotá, Meta y Tolima como parte del proyecto “Acceso a Mercados y Seguridad Alimentaria en la Región Central de Colombia”.

Las conclusiones de ese trabajo se dieron a conocer durante el Foro Académico que lleva el mismo nombre y en el cual se presentaron los resultados de investigaciones realizadas por más de una decena de estudiantes de pregrado y posgrado de la Facultad.

Dentro de los resultados también encontraron que la mayoría derivan sus ingresos principalmente de la agricultura a pesar de que el acceso a la tierra es limitado (en promedio 3,3 hectáreas y en calidad de propietarios de 2 hectáreas), tienen una alta presencia de menores de edad y adultos mayores, una edad promedio por familia de 47 años y un bajo nivel de escolaridad.

Asimismo, el 39% del ingreso es invertido en alimentación y destinan menos del 20% de la producción al autoconsumo.

“Los cárnicos, las frutas y las verduras son los alimentos menos consumidos por los hogares campesinos encuestados”, añade Omar Gutiérrez, uno de los investigadores principales del proyecto.

En cuanto a los ingresos obtenidos a través de su participación en Mercados Campesinos, la iniciativa que surgió en 2004 desde las organizaciones campesinas y comunales, apoyada por el Instituto Latinoamericano para una Sociedad y un Derecho Alternativo (ILSA) y la ONG Oxfam, el 85% de los hogares destinan parte de estos a la compra de alimentos.

“Los mercados campesinos realizan un aporte significativo al garantizar la seguridad alimentaria de las familias campesinas, ya que es la tercera fuente de donde obtienen sus alimentos, ya sea por las vías del intercambio monetario o el trueque”, comenta Gutiérrez.

El investigador también destacó que el 83% de los productores encuestados aseguró haber tenido pérdidas debido a la variabilidad climática. Sin embargo, añade, la mitad de los hombres y mujeres que formaron parte del estudio hacen algo para combatir las adversidades del clima ya sea en época de invierno o de sequía.

Para Gutiérrez, el papel que juegan los pequeños productores en la seguridad alimentaria de los países es fundamental, aunque su trabajo no sea ampliamente valorado y reconocido: “Una sociedad que no pone en valor los aportes que ellos realizan está condenándolos a desaparecer”.

Sin embargo, ellos resisten y por el contrario apuestan por la innovación. El 55% de los encuestados consideran que han realizado cambios significativos en sus procesos productivos, comerciales y organizativos, las cuales corresponden a innovaciones en diseño de empaques y presentación del producto principalmente (45%), además de implementar técnicas de producción orgánica (20%) o transformar el producto (15%).

Créditos: UNAL-748-2013

Positivo, no generalizar IVA en alimentos y medicinas: Grupo Nuevo Curso de Desarrollo

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Positivo para México no generalizar IVA en alimentos y medicinas, pues hubiera incrementado considerablemente la pobreza.
Positivo para México no generalizar IVA en alimentos y medicinas, pues hubiera incrementado considerablemente la pobreza.

18 de noviembre de 2013

• Hubiera provocado un aumento considerable de la pobreza, incluso en los grupos medios, y mayor inequidad en la distribución del ingreso, sostuvo

• También subrayó el incremento de la tasa marginal del ISR a las personas físicas, así como las iniciativas de reforma constitucional para la pensión generalizada para adultos mayores y el seguro de desempleo

Es positivo para México que en la propuesta de reforma tributaria enviada por el Ejecutivo federal al Legislativo no se incluyera la generalización del IVA en alimentos y medicinas, pues hubiera provocado un incremento considerable de la pobreza, incluso en los grupos medios, y mayor inequidad en la distribución del ingreso, consideró el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo.

También valoró de manera favorable el incremento de la tasa marginal del ISR a las personas físicas, el impuesto a las ganancias en Bolsa y a la distribución de dividendos de las empresas, el impuesto al carbono, a las empresas mineras, así como las iniciativas de reforma constitucional para la pensión generalizada para adultos mayores y el seguro de desempleo. El resultado de uniformar la tasa del IVA en 16 por ciento en el país también es positivo para las finanzas públicas nacionales.

Entre los cambios introducidos por el Congreso, consideraron que fue útil para la salud de la población gravar algunos alimentos de alto contenido calórico, en cambio, se debieron aprobar otras medidas, como el IVA a colegiaturas.

Integrado por 18 especialistas, el grupo propuso al Congreso de la Unión iniciar, de inmediato, un proceso de discusión nacional sobre los próximos pasos que deben darse para alcanzar la reforma hacendaria que necesita nuestro país, tanto en lo que se refiere a los ingresos públicos necesarios para financiar un sistema universal de salud y protección social, como a la reforma presupuestal y el federalismo hacendario.

Mediante un documento, los especialistas establecieron que las iniciativas de reforma para incrementar los ingresos públicos no han estado a la altura de nuestro rezago social, que en muchos casos aún es lamentable. Por ejemplo, en las tasas de mortalidad materna o en la precaria atención sanitaria a diversos grupos prioritarios, a tal grado que no cumpliremos varios de los Objetivos del Milenio definidos por la ONU para el 2015.

Para generar condiciones más propicias encaminadas a reformar de manera sustantiva la hacienda pública, se requiere procesar un acuerdo político de mayor alcance que ponga por delante el interés nacional y no los privilegios particulares o de grupo que marcan nuestras costumbres tributarias. Los partidos políticos deben hacerse cargo de esta tarea en virtud de su carácter de organismos de interés público y no confundirla con sus objetivos electorales de corto plazo.

La reforma, establecieron, sería mejor si se elimina la devolución del IVA a las grandes empresas productoras de alimentos; el ISR se vuelve más progresivo con mayores tasas para segmentos de ingreso más elevado; la consolidación fiscal se elimina por completo y se restringe sólo a casos excepcionales.

Asimismo, el impuesto a las ganancias de capital no tiene un régimen cedular y se acumula a los demás ingresos; se eliminan los tratamientos especiales a personas morales; se revisa el amparo fiscal; se anulan las facultades fiscales discrecionales del Poder Ejecutivo y se fortalecen los ingresos de estados y municipios.
Como parte de la reforma, el Grupo propuso la realización de un ejercicio de presupuesto base cero para alinear el gasto a las prioridades nacionales y corregir inercias y distorsiones clientelares. El presupuesto debe tener una orientación explícitamente redistributiva y promotora del empleo.

En una perspectiva de largo plazo y con orientación regional, se debería lanzar un programa nacional de inversiones vinculado a los sectores de mayor rezago y también de mayor potencial detonador. El gasto corriente, por su parte, aunque debe ordenarse y ejecutarse correctamente, no puede ser satanizado pues de él dependen muchos servicios públicos indispensables.

Los especialistas aseguraron que la recaudación adicional derivada de las propuestas es insuficiente en relación a las necesidades que México enfrenta. Una reforma hacendaria debería tener como guía y horizonte principal los requerimientos de gasto público, sobre todo en inversiones de infraestructura y desarrollo social, bajo condiciones favorables para el crecimiento económico, el empleo y la protección social universal.

Por ello, dijeron, necesitamos ejercer mejor el presupuesto, pero también gastar más. Conforme a las estimaciones presentadas, en 2018 el gasto gubernamental mexicano, como proporción del PIB, seguirá en niveles inferiores en comparación no sólo con los países de la OCDE, sino también de la mayoría de los de América Latina.

Desde este punto de partida y con base en las estimaciones sobre el presupuesto a ejercer de forma transparente y vigilada, se debería determinar tanto el esfuerzo tributario a realizar como las necesidades de financiamiento.

En el documento participaron Eugenio Anguiano, Ariel Buira, Cuauhtémoc Cárdenas, Rolando Cordera, Mauricio de Maria y Campos, Carlos Heredia, Saúl Escobar, Gerardo Esquivel, Mario Luis Fuentes, Juan Carlos Moreno, David Ibarra, Leonardo Lomelí, Ciro Murayama, Jorge Eduardo Navarrete, Enrique Provencio, Jaime Ros, Norma Samaniego y Carlos Tello.

Créditos: UNAM/DGCS/689 /2013

La pobreza, más que un problema estadístico

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Suponer que la pobreza es problema sólo de quienes la padecen, nos hace injustos e intolerantes, señaló Víctor Manuel Durand Ponte, emérito del IIS de la UNAM.
Suponer que la pobreza es problema sólo de quienes la padecen, nos hace injustos e intolerantes, señaló Víctor Manuel Durand Ponte, emérito del IIS de la UNAM.

16 de octubre de 2013

• Los apoyos que brinda el Estado para que ninguna persona padezca hambre o escasez excesiva no resuelven la situación, planteó Víctor Manuel Durand Ponte, emérito del IIS de la UNAM, en el marco del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se conmemora este 17 de octubre

Para erradicar la pobreza en que viven más de 53 millones de mexicanos, se requieren políticas públicas de salud, educación y acceso a la justicia orientadas a disminuir la desigualdad y que favorezcan a los sectores más desprotegidos del país. No se trata sólo de un problema estadístico, planteó Víctor Manuel Durand Ponte, emérito del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

Si bien los apoyos que brinda el Estado son relevantes para que ninguna persona padezca hambre o escasez excesiva, no resuelven la situación, pues no la abordan como un reto complejo y de dimensiones múltiples. Para eliminar las carencias, más que programas asistencialistas, se requiere el ataque frontal a la desigualdad que fractura a la sociedad mexicana, subrayó en ocasión del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se conmemora cada 17 de octubre.

Existen los recursos públicos para reorientar las prioridades de atención y eliminar las carencias de esta población. A la par, debe lucharse abiertamente contra la discriminación que padecen los pobres, quienes tienen tantos derechos como el más solvente. Es necesaria una revolución cultural para terminar con estas actitudes de menosprecio que vulneran su autoestima e integridad, sostuvo.

Suponer que el problema es sólo de quienes la padecen, nos empobrece y nos hace injustos e intolerantes. Es nuestra responsabilidad terminar con esta situación, recalcó.

Es una cuestión secular que en varias generaciones no se ha resuelto. Se requiere impulsar la investigación y el debate académico entre distintas posturas para mejorar las políticas públicas.

Para disminuir las diferencias sociales y las brechas de marginación, es necesario garantizar las mejores oportunidades educativas, un sistema de justicia imparcial y servicios de salud de calidad a los sectores más desprotegidos, recomendó.

Discriminación

En México, se estima que 53.3 millones de personas viven en situación de pobreza moderada, con al menos una carencia social en los rubros de salud, educación, seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentación, con una percepción mensual por debajo de la línea de bienestar económico.

Del total, 11.5 millones padecen pobreza extrema, al tener tres o más carencias sociales y recibir un ingreso mensual inferior a la línea de bienestar mínimo.

Al respecto, Durand Ponte expuso que la pobreza es un elemento constitutivo de la sociedad mexicana, que en el transcurso de los años se agrava en términos absolutos y propicia la marginación de sectores de la población cada vez más amplios.

Los pobres viven el desprecio y tratos ofensivos de otros sectores. Tal discriminación va contra el ejercicio de los derechos civiles y la autoestima de quienes menos tienen y debe combatirse desde el hogar y la escuela.

Esta condición, que caracteriza a la sociedad mexicana, se origina por distintas causas. Para eliminarla, se requiere el compromiso de todos, porque nos atañe incluso si no la padecemos, concluyó.

Créditos: Boletín UNAM-DGCS-619