



Nueve miembros de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán fueron certificados como jueces de lima lama por la Asociación Polinesia de Artes Marciales Lima Lama del Distrito Federal, luego de concluir su curso de un año, dirigido a combatientes avanzados con el grado de cinturón café y negro.
Algunos de ellos se reunieron con el director de esa unidad multidisciplinaria, Jorge Alfredo Cuéllar Ordaz, y el coordinador General de Extensión Universitaria, Jorge Luis Rico Pérez.
Se trata de Eréndira Hernández Rojas, profesora de lima lama de Cuautitlán, con 20 años de experiencia, así como de los alumnos Giovanny Rafael Islas Alberto, Diana Elizabeth Pineda Delgado, Lorena Estefanía Pineda Delgado, Eréndira Saraid Ramírez Cruz y Octavio Goyri Cervantes.
Ahora, en su calidad de jueces pueden participar en torneos selectivos de las 16 delegaciones del Distrito Federal. “Nuestro deber es mantener el orden y que se desarrolle el evento por completo”, comentó Islas Alberto.
Un arte marcial muy amplio
El lima lama es la conjunción de diversas técnicas, no sólo de boxeo y pateo, también puede incluir llaves y pelea en piso. Se divide en varios tipos: pelea continua, por puntos, kick boxing y full contact. También se compite en formas creativas, con música o con armas blancas, todo depende de la capacidad del practicante y del tiempo de entrenamiento.
La práctica del lima lama, señaló Pineda Delgado, se divide en rama femenil y varonil, que se subdividen en pesos ligero, mediano y pesado, y edades infantil, juvenil y adulta; en todas la principal responsabilidad de los jueces es mediar la contienda y cuidar la integridad física de los competidores.
La del juez es una posición que usualmente está en controversia, pues siempre habrá una parte que se considere afectada: quien pierde. Por ello, “no es fácil estar en el centro de la pelea”, aseguró la joven.
Islas Alberto inició en taekwondo, en el que alcanzó el cinturón negro, pero “cuando conocí el lima lama me gustó más. En él se da competencia más abierta y cercana a la realidad”. Además, se pueden inculcar valores y criterios para la vida, apuntó.
Por cada área de combate están presentes tres jueces (uno central y dos de esquina), quienes se desplazan en un ángulo de 90 grados cada uno; para tomar una decisión deben estar de acuerdo al menos dos de ellos, abundó Hernández Rojas.
Los combatientes tienen una zona “punteable”: de la cintura hacia arriba. El golpe al contrincante puede ser con la mano o el pie y entre más alta sea la patada, mayor valor tiene. Los jueces califican que en realidad haya contacto y que los golpes sean con técnica.
También se aseguran de que no exista la agresión, por ello, no se permiten golpes en la cara ni de revés, no agarrar ni empujar y no hay patadas bajo el cinturón. Sin embargo, todo depende de la modalidad, pues en algunas tiene más importancia la técnica y en otras el contacto y resistencia.
Créditos: UNAM-DGCS-346-2014