A partir de silimarina, un extracto antioxidante y antinflamatorio proveniente de la planta mediterránea Silybum marianum, la investigadora Anahí Chavarría Krauser, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, ensaya un camino bioquímico para detener la muerte de neuronas dopaminérgicas, característica de la enfermedad de Parkinson, la cuarta causa de consulta en instituciones especializadas como el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
En vez de medicamentos que doten a los pacientes de dopamina –la sustancia que falta al cerebro en presencia de ese mal neurodegenerativo–, la científica prueba el efecto neuroprotector del compuesto en un modelo experimental de ratones para frenar el deterioro que el estrés oxidativo y la inflamación ocasionan en esas células cerebrales.
Asimismo, trabaja en la dosis precisa que podría funcionar como medicamento a base de silimarina para humanos y se tramita la patente para su aplicación.
“El Parkinson se caracteriza porque el estrés oxidativo y la inflamación llevan a la muerte de las hormonas dopaminérgicas. Buscamos detener ese proceso al evitar la oxidación y la inflamación en etapas tempranas de la enfermedad”, explicó Chavarría Krauser, adscrita al Departamento de Medicina Experimental que comparten la FM de esta casa de estudios y el Hospital General de México en la sede de este último.
Diagnóstico tardío
Generalmente, si un paciente es diagnosticado con esa afección ya ha perdido entre 70 y 80 por ciento de sus neuronas dopaminérgicas y padece un daño irreversible.
Para mantener al resto de esas células en funcionamiento, se trata a los enfermos con levodopa, que es un agonista dopaminérgico, a fin de controlar parcialmente los síntomas, que consisten en movimientos involuntarios de músculos, temblores en brazos, piernas, mandíbula y cara; rigidez en tronco y extremidades; lentitud en los movimientos, problemas de equilibrio y coordinación, depresión, trastornos del sueño y dificultades para masticar, tragar o hablar.
“Después de un tiempo, la mayoría de los pacientes presenta resistencia a la levodopa”, indicó la científica, quien con su estrategia ensaya un proceso que prevenga la muerte neuronal.
El complemento ideal de este trabajo sería contar con diagnósticos más tempranos, algún marcador biológico que permita conocer a detalle el desarrollo bioquímico de la enfermedad con la finalidad de administrar más oportunamente los neuroprotectores como la silimarina, consideró.
Extracto neuroprotector
La silimarina ya se utiliza como principio activo de un medicamento comercial contra enfermedades del hígado y a nivel experimental se ha probado contra la diabetes y Alzheimer, pero en este estudio se ensaya por primera vez para frenar el Parkinson.
“Es un extracto formado por cuatro flavonolignanos, de los cuales entre 70 y 80 por ciento es silibina, que se considera el más activo. Estamos probando si es más efectivo ese compuesto solo o el coctel con todos los componentes”, dijo.
Para probar la eficiencia de este producto de origen vegetal, desde hace cuatro años la universitaria ensaya en un modelo experimental de ratones a los que se induce Parkinson.
Hasta ahora, ha probado con sus colaboradores dos versiones del extracto vegetal en un modelo de ratones a los que se les ocasiona la enfermedad con la neurotoxina MPTP (siglas de 1-metil-4-fenil-1,2,3,6-tetrahidropiridina).
Tras aplicar la silimarina por vía intraperitoneal a los ratones, Chavarría y sus colaboradores observaron que a dosis de 50 y 100 miligramos por kilogramo de peso corporal los niveles de dopamina se conservaron en un 69 por ciento, disminuyó significativamente el número de células en apoptosis o muerte celular y se conservaron las neuronas dopaminérgicas; además, no tuvo efectos adversos en los animales de control.
En la etapa actual trabaja en la dosis precisa que podría funcionar como medicamento para humanos, así como en su solubilidad, con la meta de producirla para tomarse vía oral.
“En esta parte laboramos con especialistas del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, mientras que la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM tramita la patente para esta aplicación de un medicamento a base de silimarina”, finalizó.
Implantes con dopamina, opción para prevenir la enfermedad de Parkinson
• En experimentos con ratas, Patricia Vergara Aragón, de la FM de la UNAM, ha mostrado que los microimplantes con nanoporos son una opción innovadora de blindaje para mantener estable la dopamina; evita su oxidación y la libera crónicamente
• Con este avance ha logrado revertir las alteraciones motoras hasta 80 por ciento
• Obtuvo el Premio Nacional de Salud 2013 de la COPARMEX
Con modelos animales, Patricia Vergara Aragón, investigadora de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, obtuvo logros importantes para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. El primero fue la síntesis de matrices amorfas de dióxido de titanio, que funcionan como mini reservorios para la dopamina. Los reservorios contienen nanoporos a través de los cuales el neurotransmisor se libera por difusión.
Un segundo avance fue mantener estable (sin oxidar) la dopamina, por lo menos durante dos años, en el cerebro de ratas con hemiparkinsonismo. El tercero, evidenciar la biocompatibilidad de los reservorios con el tejido cerebral y al implantarlos en el núcleo caudado de ese tipo de animales, ha sido posible revertir las alteraciones motoras que presentan.
Las evidencias de recuperación en estos animales se obtuvo a través de análisis inmunohistoquímicos, video registro de pruebas conductuales y tomografías por emisión de positrones realizadas antes y después de recibir el implante.
Por esta investigación, la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) otorgó a la universitaria el Premio Nacional de Salud 2013, sector de organización no gubernamental.
En días pasados el jurado emitió su dictamen y el premio le fue entregado en el marco del Fórum Internacional en favor de la Salud, por conducto de la Comisión Nacional de Salud y Protección contra Riesgos Sanitarios. “Esta distinción reconoce el esfuerzo de personas, instituciones u organizaciones cuya actividad genere soluciones innovadoras para resolver los principales retos en materia de salud pública a través de investigación científica y tecnológica que ofrece un valor agregado en favor de la salud en México”, detalló Vergara Aragón.
Esta labor, prosiguió, es resultado de una colaboración multidisciplinaria con investigadores del Instituto de Física, Unidad PET ciclotrón de la FM y del Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada, unidad Legaria, del Instituto Politécnico Nacional.
Al grupo académico se suma la Asociación Mexicana Grupo Xicoténcatl en Pro Salud del Parkinson AC, cuya preocupación por la recuperación de los enfermos la ha llevado a vincularse con ese organismo y proponer alternativas de solución. “Se trata de un grupo de apoyo altruista que brinda terapia física, emocional y ocupacional; que fomenta la integración de familiares con sus enfermos”, destacó.
Estabilizar y encapsular la dopamina
Hasta ahora, “el logro más importante que hemos tenido es la estabilización de la dopamina por periodos prolongados de tiempo, algo en lo que México es precursor a nivel mundial”, subrayó.
En Inglaterra la dopamina se ha logrado sintetizar de manera artificial, pero su vida media es de dos minutos. “Nosotros logramos estabilizarla, es decir, evitar su oxidación por más de dos años en las ratas”, puntualizó.
Finalmente, reiteró que el siguiente paso es replicar el experimento en especies animales que vivan más tiempo. “La aplicación de los reservorios es menos invasiva con respecto a los estimuladores que se emplean en pacientes y el costo del implante es mínimo. El tratamiento podría ser replicado en personas con diagnóstico de piernas inquietas y autismo, entre otros. De confirmar nuestros logros, estaríamos listos para buscar un protocolo de investigación que nos permita probar los implantes con dopamina en humanos”.
Jaime Iván Velasco Velázquez, de la División de Neurociencias del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
30 de noviembre de 2011
• Por sus investigaciones, Jaime Iván Velasco Velázquez, del IFC de la UNAM, obtuvo el Premio Ciudad Capital Heberto Castillo Martínez 2011, que otorga el GDF a través de su Instituto de Ciencia y Tecnología, en la categoría de Científicos de 45 años o menos, en el área de Salud
La enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica son padecimientos del sistema nervioso con una característica interesante: son susceptibles de ser corregidos por un trasplante de neuronas diferenciadas de células troncales. Ello se debe a que el daño en esos pacientes es relativamente restringido, en regiones y tipos de células cerebrales particulares que causan la sintomatología.
Por sus investigaciones en el tema, Jaime Iván Velasco Velázquez, de la División de Neurociencias del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, obtuvo el Premio Ciudad Capital Heberto Castillo Martínez 2011, que otorga el gobierno del Distrito Federal (GDF), a través de su Instituto de Ciencia y Tecnología, en la categoría de Científicos de 45 años o menos, en el área de Salud.
En el Parkinson, las células que mayoritariamente mueren son las dopaminérgicas del cerebro medio, que en condiciones normales liberan dopamina hacia el cuerpo estriado. Si faltan, se registran alteraciones motoras que se manifiestan como temblor, rigidez y dificultad en los movimientos.
Se trata de la segunda más frecuente del sistema nervioso, sólo después de Alzheimer. Aunque no existen datos claros en México, se estima que entre uno y dos por ciento de la población mayor de 60 años padece Parkinson, informó el egresado de la carrera de Químico Farmacéutico Biólogo, y del doctorado en Ciencias Químicas, con especialidad en Bioquímica de la UNAM.
Desde 1971, recordó, se describió un modelo de roedores parkinsonianos, que se utiliza para ensayar distintas estrategias terapéuticas relacionadas, y que consiste en inyectar una toxina para causar la muerte de esas neuronas. En el caso del científico universitario, estas ratas se usan para ensayar el trasplante de neuronas dopaminérgicas diferenciadas de células troncales embrionarias.
Las embrionarias, aclaró, tienen la propiedad de ser muy versátiles en su capacidad de diferenciarse. Tienen un origen temprano, que es el blastocisto, y por esa razón son capaces de producir cualquier célula diferenciada en un organismo adulto.
“El trasplante lo hemos hecho tanto en el cuerpo estriado como en la sustancia nigra, y en ambos casos hemos observado una recuperación en la conducta; hemos visto que implantar neuronas que secretan dopamina en la región que requiere este neurotransmisor, disminuye significativamente la conducta de giro (dar vueltas de forma involuntaria) que presentan los animales enfermos”.
Para el caso de la sustancia nigra, abundó, se ha seguido otra estrategia en colaboración con Instituto de Neurobiología: emplear moléculas que atraen a los axones (prolongaciones) de las neuronas desde esa región, donde se implantan, hasta el estriado. “También en ese caso hemos observado una recuperación significativa”.
En tanto, la esclerosis lateral amiotrófica se caracteriza por la muerte de neuronas motoras, que permiten el movimiento voluntario. Los pacientes que sufren el mal se paralizan inicialmente de piernas y brazos y, eventualmente, fallecen porque se pierde la innervación o el contacto de los nervios con los músculos que controlan la respiración.
Las personas se asfixian después de algunos meses o años de padecer la enfermedad. Afecta entre cinco y seis personas por cada 100 mil.
En este caso, Velasco y su equipo diferencian células troncales embrionarias a neuronas motoras; “verificamos por varios marcadores moleculares que ocurre esa diferenciación neuronal. La identificación se hace mediante la expresión de una proteína fluorescente verde, muy fácil de ver en el microscopio”.
Aquí, el trasplante en animales transgénicos (que tenían la expresión de un gen humano mutado, causante de la enfermedad de tipo familiar) se hizo en la médula espinal de ratas adultas. Después del procedimiento, refirió el experto, se registró una recuperación transitoria en la conducta y los animales recobraron su movilidad.
No obstante, después de tres semanas, aún los trasplantados empezaron a paralizarse, de manera similar a los animales que no las recibieron. Después de un mes, se analizó su tejido y se encontró que no había ya neuronas “verdes”.
Entonces, se realizó la intervención, pero ahora en animales que no eran transgénicos. Después de más de un mes, esas neuronas seguían presentes en la médula espinal de las ratas. Eso significa que las trasplantadas pueden funcionar por un tiempo, pero el ambiente hace que mueran. “De la misma manera como observamos que las endógenas desaparecen, las implantadas también se degeneran”.
Esto apunta a que es muy importante considerar cuál será el ambiente al que se enfrenten las células una vez colocadas en el Sistema Nervioso Central. Ahora justamente estudiamos la manera en que se puede promover la supervivencia, independientemente del medio que afronten, sostuvo Velasco.
Una tercera línea en el laboratorio del universitario es la diferenciación in vitro a neuronas dopaminérgicas y motoras. Para ello, estudia el efecto del estradiol y la progesterona (hormonas con funciones importantes en la reproducción y en el cerebro adulto) en cultivos de células troncales embrionarias. Halló que ambas promueven la diferenciación tanto a neuronas dopaminérgicas como motoras.
El co-editor del libro de texto de reciente publicación Células troncales y medicina regenerativa, editado por el Programa Universitario de Investigación en Salud, aclaró que hasta ahora no existe tratamiento seguro y eficaz para ninguna afección del sistema nervioso, y en el caso de sus estudios “no hay que alentar falsas esperanzas; esto podría funcionar eventualmente”.
Por lo pronto, dijo sentirse contento por el premio. En el área de salud se realizan estudios epidemiológicos y clínicos, “mi investigación es básica y tiene relación con enfermedades del sistema nervioso, pero no hacemos procedimientos en humanos. De hecho, recientemente comenzamos a trabajar con células troncales humanas”, finalizó. Créditos: unam.mx/boletin/706/2011
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