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La industria de la nochebuena, basada sólo en una pequeña muestra de su diversidad.

 
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12 de Diciembre del 2012
La Nochebuena (Euphorbia pulcherrima), “la más hermosa” de las integrantes de esa familia vegetal, originaria de nuestro país, no sólo es parte de nuestra cultura y símbolo de identidad nacional, sino una de las plantas de maceta más importantes a escala mundial.
Expertos del Instituto de Biología (IB) de la UNAM han descubierto, mediante análisis genéticos, que los cultivares de esta especie proceden principalmente del norte de Guerrero; es decir, que toda la industria a su alrededor se basa en una muestra pequeña de su diversidad.
Con el hallazgo, realizado por Laura Trejo Hernández, del grupo de investigación de Mark Olson (del área de Diversificación morfológica, anatomía y biomecánica, del Departamento de Botánica del IB), se pretende permitir el aprovechamiento de la diversidad nacional y ofrecer ventaja a los productores.
En la venta de plantas en el mundo, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas. En Estados Unidos, principal productor, las ventas en tres meses alcanzan más de 200 millones de dólares, y se incrementan año con año. Se comercializa en todos los continentes; es símbolo navideño en todos los países (aún en el Hemisferio Sur, donde tienen que tapar las plantas con tela negra para que florezcan en verano) y también de fin de año en los pueblos no cristianos, relató Trejo Hernández, quien recientemente obtuvo su doctorado en esta casa de estudios.
En nuestro territorio, en el 2010 se vendieron 20 millones de plantas, que dejaron ganancias por 400 millones de pesos; el año pasado la cifra se incrementó a 600 millones de pesos. Los principales estados productores son Morelos, Michoacán, Distrito Federal, Puebla y Estado de México, indicó.
De forma silvestre, Euphorbia pulcherrima se distribuye desde el norte de México hasta Guatemala, por todo el Pacífico, desde Sinaloa hasta el sur del país centroamericano. En nuestro territorio también es posible encontrarla hacia el centro, desde la costa de Guerrero hacia Taxco, y hasta el sur de Morelos.
La mayor parte de las poblaciones, alrededor del 90 por ciento, está en México. Es casi endémica de nuestra nación y adorna jardines desde la época prehispánica, aclaró la experta.
La especie silvestre tiene un hábitat muy particular: requiere sombra y humedad, por lo que crece en barrancas de bosque tropical subcaducifolio o bosque tropical caducifolio, aunque también llega a crecer en selva mediana.
Los bosques del norte de México en esta época están secos, pero crece en las barrancas, abajo, cerca de los ríos, donde hay sombra y humedad. También tienen presencia en las selvas de Chiapas y Guatemala.
Por su distribución longitudinal, germina en distintos ambientes y “hemos observado que su variación genética cambia conforme se alejan unas poblaciones de otras, pero todas pertenecen a la misma especie. La diversificación del color en las brácteas, que va del rojo al blanco, podría responder a características ambientales”.
Entre las poblaciones silvestres y las cultivadas existen diferencias como el tamaño de la llamada “flor”; en los bosques y la selva, las brácteas son muy delgadas y forman un solo juego alrededor de las inflorescencias, de color amarillo. Mientras que las que se producen en invernaderos, son de mayor volumen, anchas y vistosas.
Las 21 poblaciones analizadas por la científica provienen de Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guatemala. “Tratamos de representar todo el Pacífico y el centro de México, con base en ejemplares de herbario antiguos, para llegar de manera más fácil a los lugares y tener respaldo de cada ejemplar”.
Se investigó la situación de las poblaciones silvestres y se realizó un mapa de su distribución y variantes genéticas; con ello es posible identificar el origen de cualquiera, mediante marcadores moleculares. En consecuencia, se pueden establecer programas de conservación y protección contra la biopiratería, añadió.
Trejo Hernández encontró que 20 por ciento de las poblaciones analizadas se ubican en áreas protegidas, “pero eso apenas representa una tercera parte de la diversidad”. Por ello, es necesario preservar a las restantes, de manera ideal en sus hábitats, para que continúen su evolución.
También halló más vulnerables: mediante el análisis, se reconoció a las poblaciones con variantes singulares, llamadas haplotipos únicos, que deben tener preferencia de conservación. Asimismo, detectó a las más amenazadas por el impacto humano, ubicadas en Morelos y norte de Guerrero.
Buscó un marcador genético que pudiera relacionar las plantas silvestres con los cultivares; “amplifiqué una gran cantidad de marcadores de cloroplasto y núcleo, con análisis de plantas silvestres y cultivadas, hasta encontrar el fragmento de genoma con la suficiente variación para separar unas de otras”.
Una vez detectados esos marcadores, dos fragmentos o secuencias intergénicas de cloroplasto, “diseñé un marcador específico para un gen del núcleo, con el uso de otras euphorbias”. Así se determinó la existencia de 12 variantes o haplotipos en el cloroplasto y nueve en el núcleo.
Los cultivares analizados provienen de Estados Unidos y México, los primeros, de mayor venta y con patente, como “Freedom”, “Sub-Jibi” y “Festival Red”. Y de nuestro país, el “Valenciana” y “Rehilete”. Ahí se hizo el hallazgo: “de todas las variantes que hallé en las poblaciones silvestres y analizadas con los fragmentos del genoma de cloroplasto, sólo dos están presentes en los cultivares. Ello significa que se han colectado pocas plantas, y en lugares específicos, para generar los cultivos”.
Si se aprovechara la riqueza genética no sólo se podría mejorar la Nochebuena de cultivo, sino reducir los costos de su producción. Por ejemplo, se lograrían tallos más fuertes, porque muchas se pierden por ruptura de los mismos; o bien, que sean resistentes a plagas, principalmente al hongo que afecta las hojas; a la sequía o al frío, o que se generen cultivares verticales, para tener una gran cantidad en una menor área.
En un trabajo cercano con los productores, sobre todo pequeños, de Morelos y Guerrero, así como de otras instituciones, como la Universidad Autónoma de Chapingo, y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Trejo Hernández espera que estos conocimientos contribuyan al manejo, mejoramiento y conservación de la especie.
Becada por National Geographic y con publicaciones en revistas como American Journal of Botany, también documenta cómo llegó la Nochebuena a la Unión Americana, y de ahí, a Europa. Hasta el momento parece ser cierta la historia de que Joel Roberts Poinsett, embajador estadounidense en México, la introdujo a la floricultura mundial.
Ese político, militar y naturalista estuvo en nuestro territorio de 1825 a 1830. Formaba parte de la Sociedad Histórica de América, y en las rutas de Humboldt, exploró nuestro territorio. Colectó ejemplares de plantas y animales, y mandó cargamentos de la Nochebuena al Jardín Botánico de Bartram, en Filadelfia.
Ahí se aclimató al invernadero, y en 1829 fue presentada en el primer festival de plantas y frutos de aquella ciudad. Hay un par de documentos del siglo XX que indican que la tomó de Taxco, aunque esta versión requiere respaldo en documentos más antiguos, consideró.
Laura Trejo prepara, junto con otros especialistas, un libro que aborde por primera vez, y desde diferentes perspectivas –incluido su uso medicinal–, a la Nochebuena.
Boletín UNAM-DGCS-765
Ciudad Universitaria.
En la venta de plantas a escala mundial, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas.

En la venta de plantas a escala mundial, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas.

12 de Diciembre del 2012

La Nochebuena (Euphorbia pulcherrima), “la más hermosa” de las integrantes de esa familia vegetal, originaria de nuestro país, no sólo es parte de nuestra cultura y símbolo de identidad nacional, sino una de las plantas de maceta más importantes a escala mundial.

Expertos del Instituto de Biología (IB) de la UNAM han descubierto, mediante análisis genéticos, que los cultivares de esta especie proceden principalmente del norte de Guerrero; es decir, que toda la industria a su alrededor se basa en una muestra pequeña de su diversidad.

Con el hallazgo, realizado por Laura Trejo Hernández, del grupo de investigación de Mark Olson (del área de Diversificación morfológica, anatomía y biomecánica, del Departamento de Botánica del IB), se pretende permitir el aprovechamiento de la diversidad nacional y ofrecer ventaja a los productores.

En la venta de plantas en el mundo, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas. En Estados Unidos, principal productor, las ventas en tres meses alcanzan más de 200 millones de dólares, y se incrementan año con año. Se comercializa en todos los continentes; es símbolo navideño en todos los países (aún en el Hemisferio Sur, donde tienen que tapar las plantas con tela negra para que florezcan en verano) y también de fin de año en los pueblos no cristianos, relató Trejo Hernández, quien recientemente obtuvo su doctorado en esta casa de estudios.

En nuestro territorio, en el 2010 se vendieron 20 millones de plantas, que dejaron ganancias por 400 millones de pesos; el año pasado la cifra se incrementó a 600 millones de pesos. Los principales estados productores son Morelos, Michoacán, Distrito Federal, Puebla y Estado de México, indicó.

De forma silvestre, Euphorbia pulcherrima se distribuye desde el norte de México hasta Guatemala, por todo el Pacífico, desde Sinaloa hasta el sur del país centroamericano. En nuestro territorio también es posible encontrarla hacia el centro, desde la costa de Guerrero hacia Taxco, y hasta el sur de Morelos.

La mayor parte de las poblaciones, alrededor del 90 por ciento, está en México. Es casi endémica de nuestra nación y adorna jardines desde la época prehispánica, aclaró la experta.

La especie silvestre tiene un hábitat muy particular: requiere sombra y humedad, por lo que crece en barrancas de bosque tropical subcaducifolio o bosque tropical caducifolio, aunque también llega a crecer en selva mediana.

Los bosques del norte de México en esta época están secos, pero crece en las barrancas, abajo, cerca de los ríos, donde hay sombra y humedad. También tienen presencia en las selvas de Chiapas y Guatemala.

Por su distribución longitudinal, germina en distintos ambientes y “hemos observado que su variación genética cambia conforme se alejan unas poblaciones de otras, pero todas pertenecen a la misma especie. La diversificación del color en las brácteas, que va del rojo al blanco, podría responder a características ambientales”.

Entre las poblaciones silvestres y las cultivadas existen diferencias como el tamaño de la llamada “flor”; en los bosques y la selva, las brácteas son muy delgadas y forman un solo juego alrededor de las inflorescencias, de color amarillo. Mientras que las que se producen en invernaderos, son de mayor volumen, anchas y vistosas.

Las 21 poblaciones analizadas por la científica provienen de Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guatemala. “Tratamos de representar todo el Pacífico y el centro de México, con base en ejemplares de herbario antiguos, para llegar de manera más fácil a los lugares y tener respaldo de cada ejemplar”.

Se investigó la situación de las poblaciones silvestres y se realizó un mapa de su distribución y variantes genéticas; con ello es posible identificar el origen de cualquiera, mediante marcadores moleculares. En consecuencia, se pueden establecer programas de conservación y protección contra la biopiratería, añadió.

Trejo Hernández encontró que 20 por ciento de las poblaciones analizadas se ubican en áreas protegidas, “pero eso apenas representa una tercera parte de la diversidad”. Por ello, es necesario preservar a las restantes, de manera ideal en sus hábitats, para que continúen su evolución.

También halló más vulnerables: mediante el análisis, se reconoció a las poblaciones con variantes singulares, llamadas haplotipos únicos, que deben tener preferencia de conservación. Asimismo, detectó a las más amenazadas por el impacto humano, ubicadas en Morelos y norte de Guerrero.

Buscó un marcador genético que pudiera relacionar las plantas silvestres con los cultivares; “amplifiqué una gran cantidad de marcadores de cloroplasto y núcleo, con análisis de plantas silvestres y cultivadas, hasta encontrar el fragmento de genoma con la suficiente variación para separar unas de otras”.

Una vez detectados esos marcadores, dos fragmentos o secuencias intergénicas de cloroplasto, “diseñé un marcador específico para un gen del núcleo, con el uso de otras euphorbias”. Así se determinó la existencia de 12 variantes o haplotipos en el cloroplasto y nueve en el núcleo.

Los cultivares analizados provienen de Estados Unidos y México, los primeros, de mayor venta y con patente, como “Freedom”, “Sub-Jibi” y “Festival Red”. Y de nuestro país, el “Valenciana” y “Rehilete”. Ahí se hizo el hallazgo: “de todas las variantes que hallé en las poblaciones silvestres y analizadas con los fragmentos del genoma de cloroplasto, sólo dos están presentes en los cultivares. Ello significa que se han colectado pocas plantas, y en lugares específicos, para generar los cultivos”.

Si se aprovechara la riqueza genética no sólo se podría mejorar la Nochebuena de cultivo, sino reducir los costos de su producción. Por ejemplo, se lograrían tallos más fuertes, porque muchas se pierden por ruptura de los mismos; o bien, que sean resistentes a plagas, principalmente al hongo que afecta las hojas; a la sequía o al frío, o que se generen cultivares verticales, para tener una gran cantidad en una menor área.

En un trabajo cercano con los productores, sobre todo pequeños, de Morelos y Guerrero, así como de otras instituciones, como la Universidad Autónoma de Chapingo, y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Trejo Hernández espera que estos conocimientos contribuyan al manejo, mejoramiento y conservación de la especie.

Becada por National Geographic y con publicaciones en revistas como American Journal of Botany, también documenta cómo llegó la Nochebuena a la Unión Americana, y de ahí, a Europa. Hasta el momento parece ser cierta la historia de que Joel Roberts Poinsett, embajador estadounidense en México, la introdujo a la floricultura mundial.

Ese político, militar y naturalista estuvo en nuestro territorio de 1825 a 1830. Formaba parte de la Sociedad Histórica de América, y en las rutas de Humboldt, exploró nuestro territorio. Colectó ejemplares de plantas y animales, y mandó cargamentos de la Nochebuena al Jardín Botánico de Bartram, en Filadelfia.

Ahí se aclimató al invernadero, y en 1829 fue presentada en el primer festival de plantas y frutos de aquella ciudad. Hay un par de documentos del siglo XX que indican que la tomó de Taxco, aunque esta versión requiere respaldo en documentos más antiguos, consideró.

Laura Trejo prepara, junto con otros especialistas, un libro que aborde por primera vez, y desde diferentes perspectivas –incluido su uso medicinal–, a la Nochebuena.

Boletín UNAM-DGCS-765

Ciudad Universitaria.

Estudios de la UN sobre orquídeas, premiados en Ecuador.

 
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Grupo de investigadores en el Congreso Internacional de Orquídeas Andinas (Ecuador).Un estudio sobre micorrizas de vainilla y otro de polinización de orquídeas y distribución espacial en Yotoco lograron el tercer puesto en pósteres.
Grupo de investigadores en el Congreso Internacional de Orquídeas Andinas (Ecuador).Un estudio sobre micorrizas de vainilla y otro de polinización de orquídeas y distribución espacial en Yotoco lograron el tercer puesto en pósteres.

14 de Noviembre del 2012

Un trabajo sobre las micorrizas de estas plantas y otro sobre su distribución espacial en la Reserva de Yotoco fueron reconocidos con el tercer puesto en el Congreso Internacional de Orquídeas Andinas.

En este destacado evento académico internacional —celebrado en Ecuador y que reunió a cientos de investigadores del mundo que se dedican a su estudio—, el grupo de Orquídeas y Ecología Vegetal de la UN en Palmira presentó doce trabajos investigativos, siendo el grupo con el mayor número de estudiantes asistentes al evento.

Con proyectos relacionados con micorrizas de orquídeas y enfocados en su diversidad en el Pacífico, bacterias asociadas a especies amenazadas (como la catleya cuadricolor), orquídeas de los bosques del Valle del Cauca, distribución espacial de Yotoco y otros trabajos conjuntos con otras instituciones, la UN de Colombia dejó ver su talento.

Dos de ellos se destacaron por su relevancia científica: el estudio sobre micorrizas de vainilla y el de su polinización y distribución espacial en Yotoco; ambos desarrollados por las estudiantes Ana Teresa Mosquera y Dora Helena Ospina, investigadoras del grupo. Estos lograron el tercer puesto en mejor póster de investigación.

“En el primer proyecto se reconoció el esfuerzo por desarrollar estrategias de cultivo que involucren la interacción microorganismo-planta. En el otro, la descripción de un sistema que tiene un potencial para entender algo que muchos ecólogos evolutivos han llamado ‘el misterio abominable de Darwin’: por qué las orquídeas no producen néctar para atraer a sus polinizadores”, dice el profesor Joel Tupac Otero, director del grupo.

El estudio de polinización está encaminado a entender las dinámicas poblacionales de las especies para usar esa información en programas de conservación y hacer un manejo de sus poblaciones que les garantice una sostenibilidad.

Según el investigador, esta es una planta de gran valor económico a nivel mundial como especie ornamental, pues su comercio, como flores de corte o vivas, mueve en el mundo alrededor de 2 billones de dólares anuales.

Sin embargo, el profesor Otero indica que su grupo ha puesto los ojos sobre estas especies “porque son la familia más diversa del mundo, y en la medida en que se van perdiendo los ecosistemas, también se pierden especies sin ni siquiera haber sido descritas para la ciencia. Por eso, este es un esfuerzo para conservar las especies, sus hábitats y documentar la riqueza natural del país”.

El grupo de investigación trabaja desde el año 2000 y fue registrado en Colciencias en el año 2006.

Su director afirma: “lo más importante es que el semillero de investigación ya está empezando a dar sus frutos; son graduandos que han tenido un desempeño ejemplar en congresos internacionales, lo que nos ha permitido estimular a los estudiantes que ingresan al semillero y mostrarles que existe un gran potencial científico; es demostrar que el trabajo que hace la UN es reconocido”.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Hongos de las orquídeas protegen cultivos de arroz.

 
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Las micorrizas de las orquídeas disminuyen la patogenicidad de los cultivos de arroz. Se espera que tengan el mismo efecto en otros cultivos.
Las micorrizas de las orquídeas disminuyen la patogenicidad de los cultivos de arroz. Se espera que tengan el mismo efecto en otros cultivos.

20 de Septiembre del 2012
El uso de micorrizas de las orquídeas disminuye el nivel de patogenicidad de los cultivos de arroz, al funcionar como una vacuna contra plagas. Se espera emplearlas en otras plantas.

Después de inocular plántulas de arroz con hongos de las raíces de las orquídeas (o micorrizas) en condiciones de invernadero, investigadores del Departamento de Ciencias Biológicas de la UN en Palmira corroboraron un efecto de protección. Pues el hongo actúa como una “vacuna” para la planta y activa sus defensas, lo que le permite evitar el ataque de patógenos.

Este hallazgo permitirá desarrollar nuevas técnicas de biocontrol de plagas que reduzcan las aplicaciones de pesticidas.

“A pesar de que solo hemos trabajado en cultivos de arroz, este trabajo abre muchas perspectivas. Así, queremos evaluar qué pasa fuera del invernadero con otros cultivos, como la papa, uno de los más atacados”, asegura el profesor de la UN en Palmira Joel Tupac Otero, director del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA).

De esta manera, el Grupo de Investigación en Orquídeas de la Facultad de Ciencias Agropecuarias continúa trabajando con otros grupos e instituciones en la implementación de métodos de control eficientes y ecológicos.

De las orquídeas a los grandes cultivos

Se estima que existen unas 30.000 especies de la llamada “flor nacional”, que exhiben llamativos mecanismos de polinización gracias a sus perfumes y contextura.

Estas interactúan con los hongos de sus raíces, de los cuales obtienen nutrientes y ayuda para que sus semillas germinen.

Sin embargo, las micorrizas actúan de una manera diferente en otras plantas, cuando las condiciones físicas de temperatura y humedad son adecuadas para su desarrollo.

“La micorriza patógena penetra en el cuello y bloquea los tejidos vasculares de algunas plantas hasta matarlas. En fríjol, papa, arroz, maíz y algunas plántulas de especies forestales, han sido devastadoras y han causado muchos daños económicos a los productores”, agrega el profesor Otero.

Por esta razón, el trabajo de los investigadores adquiere una mayor importancia, tras usarlas en arroz como mecanismo de defensa.

Finalmente, el trabajo continuará para extender su uso en cultivos en los que aún no se ha identificado resistencia ni tolerancia a plagas, pues la micorriza de la orquídea podría ser una respuesta eficiente y amigable con el ambiente.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Los mántidos y la capacidad de mimetismo

 
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Los mántidos pueden adoptar distintas formas de hojas, ramas o flores, así como múltiples coloraciones que los protegen de sus depredadores, destacó Enrique Mariño Pedraza.
Los mántidos pueden adoptar distintas formas de hojas, ramas o flores, así como múltiples coloraciones que los protegen de sus depredadores, destacó Enrique Mariño Pedraza.

20 de julio de 2010

• Adoptan múltiples formas y tonalidades para capturar a sus presas o evitar a los depredadores, señaló Enrique Mariño Pedraza, del IB de la UNAM
• Por estar soportada por un cuello flexible, su cabeza puede girar 180 grados, lo que le permite vigilar un campo visual de 360 grados
• Por su carácter enigmático el ser humano los ha representado en obras artísticas y son objeto de estudio en diversos campos científicos

En México, se han reportado alrededor de 50 especies de mántidos de las casi dos mil 500 conocidas a nivel mundial; estos insectos se caracterizan por su capacidad de mimetismo, porque pueden adoptar distintas formas de hojas, ramas o flores, así como múltiples coloraciones que los protegen de sus depredadores, destacó Enrique Mariño Pedraza, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

Son fácilmente reconocibles por sus patas anteriores raptoras (sirven para sujetar o atrapar), que posicionan de tal forma que parece que están rezando. “De hecho, es la causa por la que comúnmente se les conoce como rezadera, religiosa o mantis, término utilizado por los antiguos griegos y significa profeta o adivino”, señaló.

Los mántidos poseen una asombrosa capacidad para camuflajearse, abundó. Pueden adquirir la coloración y aspecto de ramas, hojas, hormigas o flores del entorno, e incluso algunas pueden confundirse con orquídeas.

Se distinguen por ser dicroicos, pues los adultos o “imagos” (último estadio del desarrollo de un insecto) de una misma especie, independientemente de su género, pueden tener más de una coloración, que puede ser verde, parda, grisácea, rojiza o pajiza.

Al adoptar múltiples formas y tonalidades pueden efectuar una captura segura de sus presas o evitar a sus depredadores, explicó el especialista del Departamento de Zoología del IB.

Un mito en torno a las mantis es creer que son venenosas; ninguna representa peligro para el hombre. Por el contrario, debido a sus cualidades para la caza, a principios del siglo XX se introdujeron a Estados Unidos las especies europea (Mantis religiosa) y china (Tenodera aridifolia sinensis), para el control biológico de plagas.

Posteriormente, la asiática siguió siendo utilizada como predadora de jardines, pero al alimentarse indiscriminadamente, arrasó con insectos tanto perjudiciales como benéficos; por lo tanto, los resultados no fueron del todo satisfactorios, indicó.

La mayoría se puede encontrar en regiones tropicales y subtropicales, aunque también es posible hallarlos en bosques secos, desiertos y zonas templadas.

En la región Neotropical, donde se ubica México, se han registrado 474 especies distribuidas en 91 géneros y seis familias; específicamente en nuestro país se han reportado 50 especies pertenecientes a 21 géneros y cinco familias, distribuidas en 16 estados como Veracruz, Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Tabasco, entre otros, recordó.

Los mántidos y el canibalismo

Los mántidos cometen ocasionalmente canibalismo cuando emergen las ninfas, porque los propios hermanos se convierten en el primer alimento que tienen a la mano.

En cuanto al canibalismo sexual, Mariño Pedraza apuntó que durante, o después de la cópula, la hembra suele arrancar la cabeza del macho, pero ésta es sólo una característica de la Mantis religiosa, aunque algunas otras especies la presentan cuando están en cautiverio.

Por ser depredadores voraces, se alimentan de víctimas vivas como moscas, pulgones e invertebrados en general. En casos extraordinarios, algunos de gran tamaño pueden comer ranas pequeñas, serpientes, colibríes o ratones, y también se ha descubierto que pueden complementar su ingesta con polen.

Basándose en el mimetismo, utilizan la técnica de la emboscada para atrapar a sus presas; su primer par de patas prensiles están adaptadas para la sujeción; tienen espinas y ganchos capaces de abrirse y cerrarse en cinco milésimas de segundo, lo que hace efectiva la captura de sus víctimas, detalló.

Morfología

Estos insectos están emparentados con las cucarachas (orden blattodea) y con las termitas (orden isóptera), pues comparten algunas características morfológicas.

Generalmente, los mántidos son de gran tamaño; algunos alcanzan los 17 centímetros, aunque también los hay de un centímetro de longitud. Las hembras son más grandes, pueden medir el doble que los machos.

Al igual que todos los insectos, acotó, el cuerpo de la mantis consta de tres segmentos: cabeza, tórax y abdomen.

La cabeza, de forma triangular, tiene dos grandes ojos compuestos y en el centro presenta tres ojos primitivos u ocelos; además, un par de antenas filiformes o plumosas y un aparato bucal masticador, que se caracteriza por sus resistentes mandíbulas. Puede girar 180 grados por estar soportada por un cuello flexible, que le permite vigilar un campo visual de 360 grados.

En el tórax presenta dos patas prensiles con las que captura a sus presas, y los dos pares restantes son ambulatorios; el par metatoráxico cuenta con un órgano auditivo capaz de detectar los ultrasonidos que son empleados por sus depredadores nocturnos, como murciélagos.

También tienen uno o dos pares de alas, el primero de naturaleza coriácea y reducido a escamas dorsales, y las segundas, membranosas y más desarrolladas; su abdomen es alargado con ocho segmentos, en el caso de las hembras, y seis, en los machos, añadió.

Entre los mántidos se presenta el dimorfismo sexual, siendo la hembra de mayor tamaño y robustez, pues su abdomen debe estar preparado para albergar los huevos y tener una reserva de proteínas durante la procreación y desarrollo.

Apareamiento

La temporada de apareamiento generalmente comienza en el otoño –a finales de septiembre y hasta inicios de diciembre–; el macho corteja a la hembra, la monta y sujeta con sus patas delanteras hasta inmovilizarla y depositar en la entrada del orificio genital el espermatóforo (bolsa que contiene los espermatozoides).

Según la especie, la hembra puede poner entre 60 y 400 huevos, que son depositados en una masa espumosa producida por sus glándulas abdominales.

El desarrollo y diapausa se presentan en invierno, y en la primavera las ninfas eclosionan de los huevos.

Con el tiempo, prosiguió, las larvas presentan un número de mudas variable, de tres a 12, sin importar que sean de la misma especie; en este proceso intervienen factores como la temperatura, humedad y sexo, entre otros, aunque en promedio alcanzan la adultez en tres meses.

Finalmente, Mariño señaló que los mántidos han tenido un carácter enigmático y misterioso para el hombre, lo que ha provocado que desde hace siglos sean representados en obras literarias o artísticas, y más recientemente hayan sido objeto de estudio en diversos campos de la ciencia como la taxonomía y fisiología etología, entre otros.
Créditos: UNAM. DGCS -431/unam.mx