Tag Archives: origen

Expansión del género Cattleya en Suramérica.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Cattleya trianae, también conocida como lirio de mayo. Hoy se registran 120 especies de catleyas, 80 más que las reseñadas hace 15 años.
Cattleya trianae, también conocida como lirio de mayo. Hoy se registran 120 especies de catleyas, 80 más que las reseñadas hace 15 años.

31 de Octubre del 2012

Con base en datos moleculares de ADN, hoy se registran 120 especies de catleyas, 80 más que las reseñadas 15 años atrás. Se ha redefinido y reorganizado toda la clasificación de este grupo de plantas.

“Una serie de plantas de otros sitios y que figuraban en otros géneros se han confirmado como catleyas”, aseguró Cássio van den Berg, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Estatal de Feira de Santana (Brasil), tras ofrecer la conferencia “Advances in the Phylogeny and Classification of the Expanded Cattleya” en el ciclo Jueves de la Biodiversidad, organizado por el Instituto de Ciencias Naturales de la UN.

El científico, que es la cabeza visible de este trabajo de investigación, señaló que el principal resultado es que el género Cattleya se ha expandido, pues había muchos otros grupos en Suramérica que no eran considerados parte del género. Sin embargo, pruebas moleculares de ADN mostraron su relación con este.

“Por doscientos años se pensó que este era un grupo limitado de plantas, pero después de este trabajo incluimos muchas otras especies también ornamentales”, afirmó.

Gracias a una poderosa herramienta de análisis del ADN, se puede identificar el grado de parentesco entre grupos de plantas y recuperar la información con base en el origen genético. “Así se pudo lograr este cometido”, contó.

La dinámica sugería desconocimiento de que estas especies fueran parte del género Cattleya. De hecho, según dijo, la taxonomía era hecha de manera muy tradicional. Pero los datos de ADN son más precisos y menos subjetivos.

Origen suramericano

Este género es, esencialmente, de origen suramericano. Se comparte en un fragmento de la zona andina de la región y otro de las montañas al oriente de Brasil. Pero hay una catleya que se encuentra en Costa Rica y es muy similar a la planta que se halla en Antioquia.

“Las andinas se reparten así: seis en Colombia (en donde se incluye la flor nacional), cuatro en Venezuela y una en Perú, cuyas plantas son de montaña. Hay otros grupos, como unas ochenta especies que son de la parte oriental de Brasil. Son de montañas, pero más bajas. Esta especie no tiene fin, pues su ciclo es anual. Así que vive hasta que se cae el árbol”, explicó.

Y agregó que, además de las 120 especies originales descritas en la actualidad, existen unos 10 mil híbridos conseguidos a partir de aquellas.

Aporte

El experto manifestó que este trabajo ha repercutido en la horticultura. Pero también, tomando la catleya como modelo, indaga sobre cómo pueden ser los mecanismos de evolución de las orquídeas; por ejemplo, de hibridación, de separación o especiación ecológica (con base en pequeñas diferencias ecológicas).

“Muchos de esos mecanismos pueden ser trabajados porque se cuenta con el ADN de cada especie. Sabemos en dónde crece, de dónde viene, en qué fecha florece, cuáles están juntas, cuáles se sobreponen. Hay muchos datos para comparar y hacer un modelo”.

Luego hizo referencia a las amenazas de esta especie. Reconoció su alto riesgo por su vistosidad y porque la destrucción de sus hábitats es un fenómeno muy fuerte y delicado, toda vez que proviene de bosques tropicales.

De Colombia dijo que ha desarrollado una buena labor, al identificar los sitios en donde habitan las catleyas. En este sentido, destacó el trabajo del Instituto Humboldt. “Eso ya es muy positivo. Se conoce cómo está la situación. Ya es un avance muy grande”, expresó.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Datos del origen de la vida en las estelas luminosas

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

La estela luminosa, fuente de información para entender la génesis del Sistema Solar o el origen de la vida en la Tierra.
La estela luminosa, fuente de información para entender la génesis del Sistema Solar o el origen de la vida en la Tierra.

18 de octubre de 2011

• Guadalupe Cordero, del Instituto de Física de la UNAM, propone establecer una red de cámaras fotográficas para estudiar esos meteoros
• Importante conocer la trayectoria tanto de procedencia, como del sitio de impacto, dijo

Si un objeto cósmico celeste en la atmósfera terrestre produce una estela de luz que, en ciertas circunstancias, puede ser tan intensa como el fulgor de Venus, y tan breve como un rayo, se trata de una estela luminosa, fuente de información para entender la génesis del Sistema Solar o el origen de la vida en la Tierra.

Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, dijo que este tipo de fenómenos es muy común, al grado que en un año pueden caer miles de toneladas de meteoroides y micrometeoritos.

Un meteoroide es un asteroide pequeño, menor a 10 metros y mayor a un milímetro. Objetos más pequeños se conocen como micrometeoritos. Si uno de los primeros cruza la atmósfera de la Tierra y se incendia, debido a la fricción, se produce una estela que recibe el nombre de meteoro.

Si logra resistir la interacción con la atmósfera sin alacionarse totalmente, es decir, que no se deshaga o experimente una fragmentación severa, se afirma que es un meteorito, y se cataloga en metálico y rocoso; el primero, resiste mejor al paso de esa capa de gas que rodea a nuestro planeta.

Hay que agregar, indicó la investigadora, que los objetos brillantes, causantes de meteoros, miden más de un centímetro, pues un objeto menor no produce este fenómeno porque se desgasta muy arriba y no alcanza a incendiarse.

Las estelas representan mayor interés porque permiten estudiar la trayectoria del meteoro para conocer su punto de origen que puede encontrarse, por ejemplo, en las cercanías de la Tierra, el cinturón de asteroides, o más allá.

“Aún más, si podemos prever dónde caerán, delimitar el área y encontrarlos, se podrán analizar con más precisión debido a que son fuente de información que aportará datos acerca de cómo era el Sistema Solar al momento de formarse o de conocer procesos en cuerpos antiguos.

“Se ha visto que algunos contienen compuestos prebióticos; incluso en ciertos casos se han localizado elementos que forman parte del ADN”, advirtió Guadalupe Cordero.

De ese modo, se refuerza la teoría de la Litopanspermia, cuyo planteamiento es que la vida no necesariamente se creó en la Tierra, sino en otro punto del Universo. Por medio de este intercambio de meteoroides entre cuerpos planetarios, reflexionó, pudo haber llegado la vida aquí, o al revés: la terrestre pudo haber salido a otros lados.

Con el propósito de fortalecer los estudios, Cordero elaboró un proyecto para colocar una red de cámaras fotográficas en el territorio nacional a fin de detectarlos.

Si bien existen en el mundo otro tipo de redes para hacerlo -radar o ultrasonido-, emplazar cámaras fotográficas de tiempo completo significará un avance en el país. “Espero recibir el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología para contar con una red mexicana”, adelantó.

Cordero Tercero confió en que se podrían fortalecer las herramientas de análisis para los objetos que caen del exterior (meteoroides, asteroides), como el caso de Chicxulub, en la Península de Yucatán, que cambió de manera radical la historia geológica y biológica de la Tierra.

Otra línea de estudio serán los cráteres de impacto, relacionados con el intercambio de materiales entre los cuerpos del Sistema Solar. “No se tenía idea de que el craterismo de impacto fuera un proceso tan importante, hasta que las sondas espaciales registraron estas estructuras en la Luna, Mercurio, Marte y Venus”, abundó.

Con base en investigaciones históricas del evento Tunguska, el estallido de un asteroide en Siberia el 30 de junio de 1908, y cuya fuerza, se calcula, desencadenó una energía de 13 megatones y, posteriormente, un sismo de magnitud 4.7 en la escala de Richter, Cordero colaboró con el astrónomo Arcadio Poveda, para analizar otro evento similar.

Estudiaron la información generada por el impacto de otro objeto en Curuçá, una región brasileña cerca de la frontera con Perú, el 13 de agosto de 1930, que según la crónica testimonial de un sacerdote dominico, produjo un sismo, bólidos y sonidos estridentes que causaron pánico en la población.

El año pasado, mencionó, se recibió un comunicado en el IGf para alertar que en los límites entre Puebla e Hidalgo se había escuchado un estruendo en el cielo.

“El personal de Protección Civil de Tulancingo supuso que habían explotado unas instalaciones de Pemex cercanas al lugar, y tanto ellos como trabajadores de la Secretaría de la Defensa Nacional, buscaron durante dos días algún indicio de peligro para los habitantes; obviamente no encontraron nada y dieron por cancelado el asunto”, relató.

“En febrero pasado tuvimos la noticia de otros sucesos en Zacatecas y Aguascalientes, y más recientemente, hubo otro en León, Guanajuato, fenómenos que con una red como la que propongo, podrían investigarse en toda su dimensión y, a la vez, darían oportunidad para informar a la población cuál es su naturaleza y falsas ideas al respecto”, concluyó.

Créditos: unam.mx/boletin/617/2011