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Cien años del natalicio del padre de la computación moderna.

 
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Alan Turing fue un matemático lógico que se encargó de plantear teorías logarítmicas desde lo computacional.

Alan Turing fue un matemático lógico que se encargó de plantear teorías logarítmicas desde lo computacional.

23 de Octubre del 2012

Tras cien años de su nacimiento, Alan Turing –creador de la teoría computacional– ha dejado un legado importante en ese campo, que hoy no para de evolucionar.
Lo que se conoce como “máquinas de Turing”, no son otra cosa que algoritmos y procedimientos matemáticos desarrollados por este matemático británico, desde lo computacional, para solucionar problemas.
Estas máquinas, de hecho, capturan la noción informal de un método eficaz en la lógica y las matemáticas, y proporcionan una precisa definición de un algoritmo o procedimiento mecánico.
“Por ejemplo, si usted quiere encontrar la mejor ruta para ir a algún lugar y tiene que pasar por varios puntos, puede ir a un algoritmo que le dice con exactitud cuál es la mejor ruta posible para llegar allá”, según ejemplifica Jesús Antonio Hernández Riveros, profesor del Departamento  de Energía Eléctrica y Automática de la UN en Medellín.
Estos conceptos se formalizaron teóricamente gracias al ingenio del científico y matemático lógico, quien desde los años treinta y cuarenta del siglo pasado planteó la teoría de la complejidad, que estudia la mayoría de procedimientos actuales para solucionar problemas; por ejemplo, lenguajes y procedimientos para ingeniería, por lo cual se le conoce como “el padre de la computación moderna”.
En ese sentido, el docente de la UN señala que hay un trayecto entre las máquinas de Turing y las que hoy vemos en las tecnologías de información moderna, llamadas máquinas bioinspiradas, es decir, procesos algorítmicos basados en la naturaleza y en cómo los seres humanos empezamos a desarrollar maquinas físicas y lógicas para solucionar nuestros problemas. Un ejemplo de estas son las redes neuronales artificiales, las celulares y los sistemas inmunológicos artificiales, entre muchos otros de ese tipo.
Otros ejemplos de las máquinas bioinspiradas son algoritmos de inteligencia colectiva y de evolución natural de las especies para entender con modelación y simulación cómo las abejas se mueven o las hormigas se van rotando.
El docente de la UN presentó sus conceptos en torno al legado de Alan Turing, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, a la par con otros académicos nacionales, como parte de las múltiples actividades que se desarrollan a nivel mundial por los cien años del nacimiento del científico londinense.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.ht

Tras cien años de su nacimiento, Alan Turing –creador de la teoría computacional– ha dejado un legado importante en ese campo, que hoy no para de evolucionar.

Lo que se conoce como “máquinas de Turing”, no son otra cosa que algoritmos y procedimientos matemáticos desarrollados por este matemático británico, desde lo computacional, para solucionar problemas.

Estas máquinas, de hecho, capturan la noción informal de un método eficaz en la lógica y las matemáticas, y proporcionan una precisa definición de un algoritmo o procedimiento mecánico.

“Por ejemplo, si usted quiere encontrar la mejor ruta para ir a algún lugar y tiene que pasar por varios puntos, puede ir a un algoritmo que le dice con exactitud cuál es la mejor ruta posible para llegar allá”, según ejemplifica Jesús Antonio Hernández Riveros, profesor del Departamento  de Energía Eléctrica y Automática de la UN en Medellín.

Estos conceptos se formalizaron teóricamente gracias al ingenio del científico y matemático lógico, quien desde los años treinta y cuarenta del siglo pasado planteó la teoría de la complejidad, que estudia la mayoría de procedimientos actuales para solucionar problemas; por ejemplo, lenguajes y procedimientos para ingeniería, por lo cual se le conoce como “el padre de la computación moderna”.

En ese sentido, el docente de la UN señala que hay un trayecto entre las máquinas de Turing y las que hoy vemos en las tecnologías de información moderna, llamadas máquinas bioinspiradas, es decir, procesos algorítmicos basados en la naturaleza y en cómo los seres humanos empezamos a desarrollar maquinas físicas y lógicas para solucionar nuestros problemas. Un ejemplo de estas son las redes neuronales artificiales, las celulares y los sistemas inmunológicos artificiales, entre muchos otros de ese tipo.

Otros ejemplos de las máquinas bioinspiradas son algoritmos de inteligencia colectiva y de evolución natural de las especies para entender con modelación y simulación cómo las abejas se mueven o las hormigas se van rotando.

El docente de la UN presentó sus conceptos en torno al legado de Alan Turing, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, a la par con otros académicos nacionales, como parte de las múltiples actividades que se desarrollan a nivel mundial por los cien años del nacimiento del científico londinense.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Desarrollan método para reconstruir fósiles.

 
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Método para la reconstrucción volumétrica de los fósiles.
Método para la reconstrucción volumétrica de los fósiles.


20 de Septiembre del 2012

Gracias a un estudio de paleontología en la alta Guajira, liderado por Pedro Patarroyo, profesor del Departamento de Geociencias de la UN, se identificaron las estructuras internas de algunos fósiles.

Se trata de una nueva metodología que tiene que ver con cortes que se les hacen, con el fin de efectuar su reconstrucción volumétrica (en 3D, por ejemplo), a partir de programas de computador.

Según el profesor Patarroyo, con esta técnica se puede reconstruir la estructura externa de los organismos y, de paso, identificar estructuras internas que a simple vista no son identificables.

“A diferencia de los biólogos, nosotros encontramos los organismos dentro de la roca, entonces solo vemos lo de afuera. Pero, con estos cortes, se pueden identificar sus formas y sus estructuras internas; lo que es necesario para hacer estudios de evolución y determinar la edad de las rocas y los nombres científicos de los fósiles”, señala.

Con esta investigación, centrada en organismos marinos, se aportaron datos muy reveladores en términos paleontológicos. De hecho, se demostró que algunas de estas especies existen en el país. “Se puede decir que las rocas que los contienen se formaron en unos mares de aguas tropicales hace unos 100 millones de años o un poco más”, asegura.

Este resultado sirve para saber cómo las especies actuales tienen relación con esas antiguas. Se puede hablar, además, de momentos calientes y fríos de la Tierra, entre otros.

“Esas rocas son muy importantes para el país porque en aquellos momentos, entre 100 y 80 millones atrás, hubo una gran cantidad de vida en los mares. Con base en esta se empezó a formar el petróleo que actualmente estamos explotando en el norte de Suramérica o en otras partes del mundo. Esto significa que, de alguna forma, tiene conexión con la actualidad”, dice.

Si bien los resultados son más de tipo técnico, destaca que el estudio tiene sus pros y sus contras. Con respecto a las ventajas, indica que las muestras fósiles no demandan preparación, se logran determinaciones taxonómicas y tendencias evolutivas. En relación con las desventajas, hace referencia a la destrucción de estas para examinarlas.

El método es útil para el adiestramiento técnico de geólogos y paleontólogos en formación, así como para los biólogos que trabajan cuestiones de evolución.

Finalmente, sostiene que se está impulsando la enseñanza de la geología en la educación media, pues se cree que esta ciencia estudia los artefactos humanos y sus asentamientos, los cuales, en realidad, son examinados por los arqueólogos. La geología involucra un tiempo más largo (desde hace 4.600 millones de años), que es el tiempo que se calcula para la formación de la Tierra.

Este trabajo fue presentado en el marco de la X Semana Técnica de la Geología e Ingeniería Geológica, llevada a cabo en la UN y organizada por los estudiantes de Geología del Departamento de Geociencias.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Reciben académicos de la UNAM premio José A. Cuevas

 
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El reconocimiento lo otorga el Colegio de Ingenieros Civiles de México
El reconocimiento lo otorga el Colegio de Ingenieros Civiles de México

26 de Julio de 2012

Por el artículo “Damage Detection in Instrumented Structures Without Baseline Modal Parameters“, José Alberto Escobar Sánchez y Roberto Gómez Martínez, investigadores del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, recibieron el Premio José A. Cuevas, al mejor artículo técnico publicado en 2010, que otorga el Colegio de Ingenieros Civiles de México A.C.

Aquí, se resume la tesis de Ramsés Rodríguez como alumno de doctorado de la UNAM –ahora profesor de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto de Politécnico Nacional–, quien propuso un modelo basado en uno que Escobar Sánchez planteó hace algunos años para encontrar qué y cuántos elementos estructurales y no estructurales se dañan debido a cargas dinámicas como las que ocasionan los sismos.

A partir de mediciones de vibración, se localizan los elementos estructurales y no estructurales que hayan tenido cambios en su rigidez; a esto se le llama cantidad de daño, que es un parámetro cuantitativo, explicó Escobar Sánchez.

Es útil, por ejemplo, desde el punto de vista de edificaciones existentes, porque después de un temblor, en construcciones que tienen plafones o acabados que no permiten ver las columnas y las trabes, sería posible determinar, por este método, si hay deterioro.

Si ya se conoce el daño, sería más simple ir directo al lugar y hacer las reparaciones pertinentes sin tener que hacer una global de todo el inmueble, como se hace actualmente, apuntó.

Por otro lado, la aplicación del método a estructuras nuevas consiste en, al tener un proyecto -por ejemplo, los planos de un edificio– y antes de construirlo, hacer la simulación de lo que le podría ocasionar un sismo, y estimar el escenario de posibles daños. Si el resultado muestra que pone en riesgo la estabilidad, se tendría que modificar el diseño para lograr una construcción más segura, indicó.

Otra aplicación sería estimar, a partir de una dañada, la cantidad de vida útil de un inmueble, y si se va a reparar, determinar el nivel de seguridad que se desea tener.

Éste es un tema relativamente nuevo y como tal, aún no hay una respuesta única que dé solución al problema, que además es de particular incumbencia para el Distrito Federal por tratarse de una zona sísmica, consideró.

El premio

“A mis alumnos de maestría y doctorado que realizan su tesis siempre les pido que presenten sus trabajos en congresos nacionales e internacionales, y que los publiquen en revistas. Esto es muy útil porque, parte de su formación consiste en ser capaces de sintetizar su investigación en 10 ó 15 páginas, y presentar lo esencial en un foro, ante especialistas”, comentó.

Éste es un reconocimiento al trabajo que hacemos en el Instituto, sobre todo porque tiene aplicaciones prácticas y directas en despachos de ingeniería, lo que esperamos sea en beneficio de la gente, concluyó.

Lea el artículo en : http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2012_460.html

Boletín UNAM-DGCS-460
Ciudad Universitaria.

Investigadores de la BUAP reciben reconocimiento internacional

 
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10 de agosto del 2011

Un artículo desarrollado por investigadores de la BUAP, relacionado con controladores visuales en robótica, fue seleccionado como el mejor trabajo, durante la Décima Conferencia Iberoamericana de Sistemas, Cibernética e Informática: CISCI 2011, que se desarrolló del 19 al 22 de julio en Orlando, Florida, Estados Unidos.

Jaime Cid Monjaraz y Fernando Reyes Cortés, profesores e investigadores del Centro Universitario de Vinculación de la VIEP y de la Facultad de Ciencias de la Electrónica, luego de someter su trabajo a un amplio proceso de evaluación, participaron con la ponencia “Controlador con retroalimentación visual para Brazo Robot¨.

El doctor Cid Monjaraz, quien presentó la ponencia, dio a conocer que el Presidente del Comité de programa, Nagib C. Callaos, le envió el documento que avala dicho reconocimiento, que se obtuvo durante la sesión: “Sistemas/Tecnologías de Control y sus Aplicaciones / Procesamiento de Imágenes ”.

Explicó que para la Conferencia se recibieron un total de 388 artículos y resúmenes, de los cuales se aceptaron 173 para ser presentados, luego de que cada uno fuera sometido a un promedio de seis minuciosas y estrictas evaluaciones, que hicieron un total de dos mil 359 revisiones.

Dicha revisión, similar a la de una revista especializada, permitió que tales trabajos se incluyeran en las memorias de la Conferencia y se espera sean incluidas en revistas científicas, debido a su alta calidad.

“Por ello es aún más satisfactorio hacer recibido dicho reconocimiento, que nos motiva a publicar un libro, como resultado del trabajo desarrollado en materia de controladores con retroalimentación visual para robótica”, agregó el investigador.

Cabe destacar que en el contexto de la CISCI 2011, se realizaron: El Octavo Simposio Iberoamericano de Educación, Cibernética e Informática: SIECI 2011, el Tercer Simposio Iberoamericano en Generación, Comunicación y Gerencia del Conocimiento: GCGC 2011 y la Tercera Conferencia Ibero-Americana de Ingeniería e Innovación Tecnológica: CIIIT 2011.

“Esta Conferencia ha sido organizada y patrocinada por el International Institute of Informatics and Systemics (IIIS), miembro de la International Federation for Systems Research (IFSR)”.

Explicó que se trató de una multi-conferencia, donde los participantes pudieron centrarse en un área y una disciplina, además de tener la posibilidad de asistir a ponencias en otras áreas bajo un enfoque sistémico que estimula la fertilización cruzada entre diversas disciplinas.

Este método, agregó, inspira a los especialistas, genera analogías y provoca innovaciones; uno de los principios básicos del movimiento de sistemas y un objetivo fundamental de la cibernética.

“Sistémica, cibernética e informática son tres áreas muy relacionadas e integradas entre sí, cuyas aplicaciones en la sociedad y en el ámbito corporativo, han venido aumentando paulatinamente e intensificándose continuamente, lo que fomenta innumerables aplicaciones en el ámbito corporativo y de negocios, de ahí su enorme importancia”, concluyó Cid Monjaraz.

Créditos: cmas.siu.buap.mx/1542

DESARROLLAN EN LA UNAM, MÉTODO DIAGNÓSTICO DE LA NEUROCISTICERCOSIS

 
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·        Permite seguir su evolución sin recurrir a técnicas complejas y costosas

·        Se estima que en México aproximadamente cinco millones de habitantes sufre cisticercosis, y 80 por ciento de ellos tienen el parásito alojado en el cerebro

·        Los cisticercos atacan el sistema nervioso; el paciente sufre dolores de cabeza, ataques epilépticos y, en casos extremos, demencia e incluso la muerte.

En México existen aproximadamente cinco millones de individuos con cisticercosis, y de ellos, casi del 80 por ciento tiene los cisticercos alojados en el cerebro. Según la Secretaría de Salud, tres de cada 100 personas con problemas neurológicos padecen neurocisticercosis, y una de cada 100 fallece por esa causa.

Ante ello, un grupo de investigadores del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, encabezado por José Luis Molinari Soriano, creó un método para diagnosticar la neurocisticercosis cuando los parásitos están viables, sin necesidad de recurrir a la resonancia magnética o a la tomografía computarizada, técnicas costosas practicadas en hospitales especializados.

Padecimiento neurológico

La neurocisticercosis es considerada una de las enfermedades neurológicas más peligrosas; es provocada por cisticercos, larvas del cestodo Taenia solium, conocido también como “solitaria”, que en estado adulto llega a medir más de 12 metros de longitud y habita en el intestino humano, donde elimina sus huevos que son expulsados con la materia fecal.

El parásito adulto no tiene sistema digestivo, tiene una cabeza, un cuello y un cuerpo formado por una serie de segmentos, cada uno de los que contiene testículos y ovarios.

Los segmentos más alejados de la cabeza son los que maduran más rápido, y una vez que llegan a ese punto, se separan del cuerpo con miles de huevos en su interior y salen al exterior en el excremento de la persona.

Cuando se ingieren alimentos contaminados, los huevos del parásito llegan al estómago, pierden su cáscara por la acción de los jugos gástricos; entonces pasan al intestino delgado y sufren la acción de la bilis y del jugo pancreático, que barren las grasas que cubren la bolsa con el embrión en su interior.

Ese proceso permeabiliza la membrana y permite el paso de agua y nutrientes al interior, lo que activa al embrión que, con sus seis ganchos, rompe el recubrimiento y sale al intestino.

Posteriormente, con ayuda de sus enzimas proteolíticas y ganchos, rasga la pared intestinal hasta encontrar una vena o arteria, que también perfora; en la corriente sanguínea viaja a diferentes tejidos de ojos, cerebro, corazón y subcutáneo, donde se instala y desarrolla hasta alcanzar su estado de metacestodo o cisticerco.

En la neurocisticercosis, después de cuatro o cinco años de infección los parásitos fenecen y el cuadro clínico del paciente se inicia; los síntomas más comunes son dolores de cabeza, ataques epilépticos y, en casos extremos, demencia y muerte.

Producción de anticuerpos

Para obtener los antígenos, con los que desarrollaron su nuevo método de diagnóstico, los investigadores universitarios trabajaron en el laboratorio con cerdos cisticercosos.

Primero, disecaron los parásitos y luego los colocaron en un medio de cultivo, para que secretaran proteínas. Con la prueba denominada inmunotransferencia detectaron tres antígenos en esas secreciones.

“Se desarrolló el nuevo método de inmunodiagnóstico de la neurocisticercosis a partir de los antígenos producidos por los cisticercos de T. solium en tubos de ensayo. Se partió de la idea de que en un ser humano parasitado los cisticercos vivos secretan esas sustancias en el cerebro, músculos u otro tejido donde se instalen, de manera que el huésped (el paciente) las considera extrañas y empieza a producir anticuerpos”, explicó Molinari Soriano.

Un antígeno puede ser una proteína o un carbohidrato extraño, que al entrar en un organismo (por lo general mamífero) induce la producción de anticuerpos. En el caso de la neurocisticercosis, los anticuerpos contra T. solium se pueden encontrar en el líquido cefalorraquídeo y en la sangre del huésped.

Los antígenos obtenidos por los investigadores no se habían reportado en la literatura científica como útiles para el diagnóstico inmunológico de ese padecimiento.

“Suponemos que una parte de los cisticercos que se emplean en otras investigaciones, o incluso en diagnósticos, podrían provenir de cerdos añosos con una infección antigua; además, muchos antígenos usados en la práctica diagnóstica se obtienen del tejido de los parásitos (antígenos somáticos).

“En otras palabras, cuando los cisticercos mueren en los tejidos de personas con cisticercosis, las proteínas somáticas se desprenden e inducen la formación de anticuerpos; de ese modo, cuando se hace un diagnóstico inmunológico con estos antígenos, lo que se reconoce son los anticuerpos que reaccionan contra los antígenos somáticos”, explicó.

Para la investigación, prosiguió el universitario, se emplearon cerdos de seis a 12 meses de edad, con infecciones recientes; es decir, antígenos producidos por animales vivos, reconocidos por anticuerpos específicos.

En un hospital que carece de una infraestructura de imagen se podría hacer un diagnóstico acertado sólo con una muestra de líquido cefalorraquídeo de pacientes con cisticercos vivos y con los antígenos mencionados, lo que permitiría al médico decidir qué tratamiento específico aplicar.

Este método, aclaró, no sustituye las imágenes de resonancia magnética ni de tomografía computarizada, fundamentales en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.

“Nuestro método podría ser útil en regiones pobres como la sierra de Guerrero, donde no se cuenta con equipo de resonancia magnética ni  tomografía computarizada, muy costosos”, especificó Molinari Soriano.

Con los antígenos obtenidos en el laboratorio es posible monitorear la evolución de un individuo enfermo; cuando los cisticercos mueren, las secreciones de antígenos cesan y, por lo tanto, ya no se producen anticuerpos, y los que aún existen, poco a poco, disminuyen hasta que desaparecen.

Molinari Soriano y sus colaboradores buscarán producir esos antígenos en el laboratorio mediante ingeniería genética. Este desarrollo científico fue publicado en la revista inglesa Annals of Tropical Medicine and Parasitology en 2004.

Fuentes de contagio

Las principales fuentes de contagio de la cisticercosis son los alimentos contaminados con huevos de T. solium, provenientes de seres humanos con taeniasis; también por la ingesta de carne de cerdo cisticercosa mal cocida.

Un adulto contaminado se convierte en un foco de infección porque arroja en el excremento de 50 mil a 100 mil huevos del parásito cada tercer día (puede contagiar a otras personas si no se lava las manos antes o después de ir al baño, o antes de preparar alimentos).

En las zonas rurales, los cerdos llamados de traspatio son los que corren mayor riesgo, porque se alimentan de las deyecciones humanas.

Créditos: DGCS de la UNAM

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