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Estudian en la UNAM lago Alchichica, joya acuática en peligro

 
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El desarrollo antropocéntrico planeado en forma inadecuada pone en riesgo la persistencia del lago Alchichica, en Puebla.
El desarrollo antropocéntrico planeado en forma inadecuada pone en riesgo la persistencia del lago Alchichica, en Puebla.

20 de Agosto de 2012

Aunque es un tesoro para la ciencia, y uno de los cuerpos de agua mexicanos más conocidos, el desarrollo antropocéntrico planeado en forma inadecuada pone en riesgo la subsistencia del Lago Alchichica, en Puebla.

Ha sido estudiado, a lo largo de 15 años, por integrantes del Proyecto de Investigación en Limnología Tropical de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM. Javier Alcocer Durand, quien encabeza el equipo de trabajo, reconoció que en México hay ejemplos de sitios similares, donde la falta de planeación y control de las actividades humanas conllevan a la pérdida irreparable de sus ecosistemas.

De origen volcánico, Alchichica fue creado por una explosión freatomagmática; data del Pleistoceno tardío, y es uno de los pocos lagos calificados como “hondos” en el país. La química de sus aguas es muy peculiar, y es probable que ésta sea la causa de que albergue una biota tan particular.

Por ello, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) lo considera, en la Región Hidrológica Prioritaria Cuenca Oriental, como un sitio de importancia para la conservación de la variedad de especies acuáticas epicontinentales.

Se caracteriza por sus estructuras carbonatadas, que recuerdan a los arrecifes coralinos y conforman un anillo casi continuo, que corre paralelo a la línea de la costa. Los microorganismos, sobre todo cianobacterias, se desarrollan y forman estratos o biopelículas que crecen capa a capa, y conforman los estromatolitos.

Cuenta con especies consideradas microendémicas, y a la fecha se han descrito cinco: el alga diatomea Cyclotella alchichicana, el crustáceo copépodo Leptodiaptomus, el isópodo Caecidotea williamsi, el pez Poblana alchichica, y el anfibio Ambystoma taylori.

Además, el charal de Alchichica y la salamandra de Taylor están enlistados en la NOM-059-ECOL-2001, el primero en la categoría de especie amenazada, y la segunda, como sujeta a protección especial; se sabe que otras que comparten ese ecosistema también son nuevas para la ciencia y se encuentran en vías de ser descritas.

En cuanto a los servicios ecosistémicos del lago, pueden catalogarse en cuatro grandes rubros: el aprovisionamiento, evidenciado sobre todo por la pesca artesanal del charal; la regulación, relacionada con el clima, pues tiene un gran potencial para fijar CO2 atmosférico, exportarlo como carbono biogénico al fondo y conservarlo en los sedimentos profundos; el cultural, en que los habitantes tienen una relación profunda de misticismo y leyendas, y el soporte, porque se trata de un sitio de esparcimiento y recreación donde se practica la natación, el buceo y el windsurf.

Alcocer advirtió que la sobre-extracción del agua del manto freático es una actividad creciente en la región, para cubrir las necesidades de una agricultura de riego en expansión, así como para dotar de líquido potable a las poblaciones en desarrollo. La agricultura de la zona combina dos características desfavorables: las especies sujetas a cultivo y las técnicas de irrigación, que no son adecuadas para regiones áridas y semiáridas como Alchichica.

De seguir este proceso de desecación, sostuvo, se corre el riesgo no sólo de eliminar el área litoral, sino también de alterar el balance del lago, con lo que se perderían las condiciones oligotróficas requeridas para el buen desarrollo de los estromatolitos y demás biota acuática, pues serían impactados de manera negativa y se pondría en riesgo la persistencia de ese cuerpo de agua, “sin duda una joya acuática para México y el mundo”.

Boletín UNAM-DGCS-510
FES Iztacala.

Lagos del Amazonas emiten gases de efecto invernadero

 
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El IRD de Francia y la UN desarrollaron una iniciativa sobre la cuenca amazónica para estudiar la cuantificación en los lagos de Yahuarcaca, en inmediaciones de Leticia (Amazonas).
El IRD de Francia y la UN desarrollaron una iniciativa sobre la cuenca amazónica para estudiar la cuantificación en los lagos de Yahuarcaca, en inmediaciones de Leticia (Amazonas).

14 de Agosto de 2012

Expertos de la UN encontraron, por primera vez, emisiones de dióxido de carbono (CO2) y metano (CH4) en los lagos de Yahuarcaca en el Amazonas.

Según los tradicionales modelos globales del ciclo del carbono, propuestos por el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), los ríos son los principales ecosistemas acuáticos que actúan como drenajes naturales del elemento químico (en sus formas orgánica e inorgánica) al llevarlo desde los continentes hasta los océanos.

Sin embargo, diversos estudios han mostrado que los lagos, ciénagas, represas y zonas inundadas también podrían almacenar y liberar gran cantidad de carbono en sus formas de CO2 (dióxido de carbono) y CH4 (metano), pero, por el momento, estos cuerpos de agua no son considerados dentro de los balances propuesto por el IPCC.

“Teniendo en cuenta que estos modelos subestiman el aporte de CO2 y CH4 en ecosistemas acuáticos diferentes a los ríos, se buscó aportar información adicional para contribuir a los esfuerzos internacionales para cuantificar sus emisiones en zonas húmedas tropicales”, dice el profesor Juan Gabriel León, doctor en Dominio de las Ciencias de la Tierra y el Medioambiente y profesor de la UN en Palmira.

Toma de muestras

Por esta razón, el Institut de Recherche pour le Développement (IRD) de Francia y la UN desarrollaron una iniciativa sobre la cuenca amazónica que se centró en efectuar dicha cuantificación en los lagos de Yahuarcaca, en inmediaciones de Leticia (Amazonas).

En la actualidad, según los investigadores, estos son alimentados por el arroyo del mismo nombre, que no representa más del 10% de las aguas que ingresan al sistema, las cuales dependen del régimen de precipitación local. El aumento del nivel del río Amazonas inunda todo el sistema lagunar durante casi cuatro meses al año.

Según Dora Martín, magíster en Estudios Amazónicos de la UN: “esta dinámica les confiere a los lagos una característica esencial, que tiene que ver con la enorme variación del nivel del agua con respecto al régimen hidrológico propio del cauce principal, es decir, una gran importancia ambiental por almacenar el agua”.

Así, cada quince días, en estos cuerpos de agua se tomaron las muestras para cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

“En cada punto se escogieron zonas de máxima profundidad para medir también características físicas y químicas, así como los GEI disueltos en el agua y los flujos. Igualmente, en la zona litoral de los reservorios donde la profundidad es inferior a 10 metros, hicimos el mismo trabajo adicionando la cuantificación de los GEI que salen por ebullición”, afirma el profesor León, director de la investigación.

Sí hay emisión

Si el IPCC no tiene en cuenta estos cuerpos de agua continental para la medición de los GEI porque la hipótesis es que estos lugares no los expiden, la investigación comprobó que los lagos de Yahuarcaca sí contribuyen de manera significativa a su emisión.

“En todas las estaciones, la evolución de concentraciones de CO2 y de CH4 es la misma y se comporta de la misma manera: en aguas altas estos gases se acumulan en el fondo de la columna de agua en cantidades considerables”, explica el profesor León.

En contraste, en épocas de poca agua, como en sequía, se halló que las concentraciones de oxígeno son más elevadas y las de CO2 más débiles. Esto, según el profesor Frederic Guerin, investigador del IRD en Francia, “puede resultar de un aporte mínimo de materia orgánica que viene de la cuenca, lo que limita la respiración del sistema acuático”.

Así, el experto afirma que los lagos estudiados liberan considerables cantidades de GEI, pues su zona de inundación expide entre 13 y 370 milimoles por metro cuadrado por día de CH4 y de CO2, así como 38 de CH4 por ebullición, que constituyen el 75% de los flujos de metano hacia la atmósfera.

Esta información ayudará a caracterizar mejor los ecosistemas que también contribuyen a las emisiones, los cuales, por lo general, son achacados solo a la actividad humana. Así, se tendrá un panorama real del papel que cumple la naturaleza en el calentamiento global, un fenómeno que, según esta clase de investigaciones científicas, es más normal de lo que se pensaba.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co