Tag Archives: iztacala

Herbario de la FES Iztacala, especialista en plantas mexiquenses

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Las colecciones del Herbario de Iztacala están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, explicó María Edith López Villafranco.
Las colecciones del Herbario de Iztacala están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, explicó María Edith López Villafranco.

20 de julio de 2010

• Cuenta con 35 mil ejemplares clasificados y varias colecciones de algas, hongos, plantas con semillas, comestibles y medicinales, dijo María Edith López Villafranco, titular del reservorio
• Completa el registro etnobotánico una recopilación de 100 escobas de varias regiones del país, hechas de fibras naturales como palma, mijo, coco y popotillo

Especializado en plantas mexiquenses, el Herbario de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, cuenta con 35 mil ejemplares clasificados y varias colecciones especializadas.

Comenzó a formarse en 1976, cuando se hicieron las primeras colectas, que se incrementaron sistemáticamente desde finales de los años 70.

Actualmente, “tenemos más de mil 300 ejemplares de algas, cerca de dos mil hongos, 30 mil fanerógamas (tienen raíz, tallo, hojas, semillas, y a veces, flores y frutos), además de mil 500 plantas medicinales y comestibles que forman una colección etnobotánica”, refirió María Edith López Villafranco, titular del reservorio.

Desde la década de 1980, el sitio está registrado en el Index Herbariorum a nivel internacional como Herbario IZTA, un acrónimo con el que se conoce en todo el mundo.

Las colecciones están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, que se usan en diversas colectividades del país, como las comestibles y medicinales.

“La más nueva es la etnobotánica, de referencia sobre los usos que se dan en las diversas comunidades vegetales y en determinados grupos humanos”, señaló la especialista.

Intercambios

Aunque está centrado en la flora del Estado de México –donde se ubica la FES Iztacala–, también tiene ejemplares de otras entidades del país, con las que tiene intercambios, donaciones y préstamos.

“Los herbarios son acervos de la diversidad biológica de plantas que hay en el país”, resumió López Villafranco, mientras mostraba ejemplares variados de algodón, tejocote, pera y un estropajo.

Entre los intercambios interesantes, destacan los que realizan con el Instituto de Biología de la propia UNAM, y con los herbarios de los institutos Politécnico Nacional (IPN) y Mexicano del Seguro Social (IMSS), este último dedicado exclusivamente a plantas medicinales.

“Cada ejemplar tiene una etiqueta de referencia con el lugar y fecha donde se colectó, en qué tipo de vegetación, el uso de la planta, quién dio la información y quién es el colector, ya sea el investigador o estudiante que fue a las comunidades y registró los datos”, detalló.

Medidas de conservación

Aunque los ejemplares no están vivos, están expuestos a la descomposición por ser materiales biológicos; para evitar la contaminación por insectos u hongos que se generan con la humedad, se deshidratan, se prensan y enfrían dentro de un refrigerador a menos 17 grados Celsius.

Tras este proceso, se montan en una cartulina donde se agrega una etiqueta con número de registro. La misma información también va a una base de datos, como en una biblioteca, explicó la experta.

“El herbario es como una biblioteca de plantas, donde cada ejemplar podría ser la página de un libro, pero en este registro hay datos que aún no han sido publicados”, añadió.

En estos espacios el material puede no olerse, pero la belleza de las flores y frutos son referencia para muchas investigaciones. “No sólo nos visitan los biólogos, también químicos, farmacéuticos, médicos, enfermeras, geógrafos, antropólogos y músicos”, apuntó.

Las colecciones

Una parte importante del herbario es la colección etnobotánica, un nexo entre las plantas y los humanos, donde es fundamental incluir el conocimiento empírico de las comunidades locales.

“Ayuda a saber qué especie existió en una zona y quizá ya no sobrevive. Su clasificación sirve para ubicar las poblaciones locales y evita nuevas colectas para estudios farmacéuticos”, añadió.

Otra original colección del Herbario IZTA es la que cuenta con un centenar de escobas hechas de fibras vegetales como mijo, coco, palma y popotillo, entre otras. Las hay para barrer hojas, pisos, empedrados, techos, chimeneas y anafres, refirió la universitaria.

Esta recopilación ha sido exhibida en el Museo de las Culturas Populares y en la propia FES Iztacala, concluyó.

Créditos: UNAM. DGCS -432/unam.mx

Apoyo a la salud visual en Tlalnepantla

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

La FES Iztacala y la Asociación Banco de Ojos IAP, brindarán atención odontológica, optométrica y oftálmica a personas de escasos recursos.
La FES Iztacala y la Asociación Banco de Ojos IAP, brindarán atención odontológica, optométrica y oftálmica a personas de escasos recursos.

23 de mayo 2010

• La FES Iztacala de la UNAM firmó un convenio con el Banco de Ojos IAP, en el que ambas entidades se comprometen, por cinco años, a brindar servicio a personas de escasos recursos
• Participarán estudiantes de las carrera de Optometría y Odontología

Para conformar grupos de atención odontológica, optométrica y oftálmica, y brindar servicio a personas de escasos recursos, la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala y la Asociación Banco de Ojos IAP, Lions Internacional, firmaron un convenio de colaboración. Con el acuerdo, ambas entidades se comprometen a desarrollar, por cinco años, este servicio comunitario.

Por parte de la FES Iztacala, participarán un estudiante de la carrera de Optometría y dos de Odontología, que apoyarán a profesionales que laboran en el Banco de Ojos; el objetivo será atender a un mayor número de pacientes, que serán canalizados, de ser necesario, a alguna de las clínicas especializadas.

En la suscripción del documento, el director de Facultad, Sergio Cházaro Olvera, señaló que esta unidad multidisciplinaria brinda atención, desde hace varios años, a personas de escasos recursos, en diversos estados del país y municipios del Estado de México; en esta labor, participan académicos y alumnos de todas las carreras que se imparten en esta instancia universitaria.

En la Sala de Consejo Técnico, el presidente de Fundación UNAM, Rafael Moreno Valle, señaló la importancia de una mayor vinculación de la actividad universitaria con la colectividad, pues en la medida en que esta última perciba beneficios de la educación y de los servicios que presta esta casa de estudios, se tendrá el respaldo necesario, a través del Congreso, para tener las asignaciones presupuestarias y mantener el nivel y calidad de la cobertura.

Por su parte, el presidente del Banco de Ojos IAP, Baltazar Núñez Rolan, destacó que se unen a la Universidad para brindar este servicio a la comunidad, que cada día requiere de mayor apoyo.

La FES Iztacala colaborará con los recursos humanos que brindarán atención en las instalaciones del Banco de Ojos de Tlalnepantla, abierto desde hace 15 años, y que atiende anualmente a alrededor de tres mil personas; al 25 por ciento no se le cobra el servicio, y al resto, sólo se le pide una cuota de recuperación. Con ello, se busca ampliar el cuidado visual en el municipio mexiquense.

En el Banco de Ojos se realizan cirugías menores y servicios oftalmológicos; además, se desarrolla una campaña de cataratas, con la que ya han realizado 20 operaciones.

Asistieron los jefes de las carreras de Optometría y Odontología, Martha Uribe García y Carlos Matiella Pineda, respectivamente; el jefe de la División de Investigación y Posgrado, Claudio Carpio Ramírez, y Medardo Contreras Villegas, presidente del Club de Leones de Tlalnepantla, entre otros.

Créditos: UNAM. DGCS -309/unam.mx

La vejez, un proceso integral

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Muchos ancianos están en sus casas, abandonados por sus familias; otros están solos, casi invisibles a la sociedad, afirmó Fernando Quintanar Olguín, de la FES Iztacala de la UNAM.
Muchos ancianos están en sus casas, abandonados por sus familias; otros están solos, casi invisibles a la sociedad, afirmó Fernando Quintanar Olguín, de la FES Iztacala de la UNAM.

• Realizar actividades que den sentido a la vida, integrar cambios en los roles familiares y mantener lazos afectivos son fundamentales en esa etapa de vida, dijo Fernando Quintanar, de la FES Iztacala de la UNAM

• Con Carlota García y Estela Flores, el doctor en psicología asesora a ancianos campesinos, cuidadores de hijos con discapacidad y sexoservidoras de la tercera edad

En Iztacala, un entusiasta grupo de ancianos acude a la Universidad, de 10 a 11 del día. Algunos asisten puntuales de lunes a viernes, otros van cuando quieren, pero ninguno de los 28 integrantes falta el día que hay fiesta.

“Entonces todos llegan”, narró entre risas Fernando Quintanar Olguín, profesor e investigador de la carrera de Psicología en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, quien ha dedicado 29 años de vida profesional a estudiar la vejez.

En la Clínica Universitaria de Salud Integral (CUSI), los ancianos llegan con ritmo pausado al aula 20, en el segundo piso. Ahí, personas que van de los 65 años a más de 80, en su mayoría mujeres, hablan de sus experiencias, reflexionan, recuerdan eventos significativos y hacen planes para tener un quehacer productivo presente.

“La vejez es la etapa donde se viven las consecuencias de los actos, cuando se hace una reflexión profunda de lo que somos y un análisis de los eventos a los que dimos prioridad.

“Muchos especialistas la abordan únicamente ligada a las enfermedades características, pero nosotros lo hacemos de una manera más amplia, integrando cambios que se pueden hacer en torno a la pareja, la familia, los nietos y amigos, para continuar su desarrollo y evitar la soledad y el abandono”, explicó el doctor en psicología.

Quintanar Olguín estudió la licenciatura y maestría en Psicología por la UNAM, y un doctorado en el área mediante un intercambio entre esta casa de estudios y la Universidad de Salamanca, en España. Evita términos como “adultos mayores” y “personas de la tercera edad”, y se ríe de aquel desafortunado término “adultos en plenitud”; con serenidad y afecto se refiere a sus pacientes como “viejos” y “ancianos”, así, con aceptación y sin simulaciones.

“Cuando llegaron casi todos hablaban de depresión, de enfermedades crónico degenerativas, de cáncer, de muerte y, sobre todo, de soledad. Aquí tienen una posibilidad de revisar su vida, y muchos, hacen cambios para vivir mejor el presente”, explicó el investigador, quien ideó en esa FES el Programa de Psicología del Envejecimiento, del que se desprende el curso que ofrece de lunes a viernes.

En el proyecto universitario también colaboran Carlota García Reyes-Lira y Estela Flores. “Entre los tres damos asesorías a grupos en Oaxaca, Hidalgo, Distrito Federal, Estado de México y aquí, en Iztacala”, detalló.

Marginados entre los marginados

Entre sus pacientes, a Fernando Quintanar y sus colegas les preocupan aquellos que no están en asilos o en algún programa asistencial hospitalario.

“Muchos están en sus casas, abandonados por sus familias; otros están solos, casi invisibles a la sociedad. Nosotros asesoramos a ancianos campesinos de Oaxaca, a un grupo de sexoservidoras de la Ciudad de México y a cuidadores de hijos con discapacidad en Hidalgo y Estado de México”, relató.

Quintanar descartó el abordaje de la geriatría, esa rama médica dedicada a las enfermedades de los ancianos, y elije la gerontología, una ciencia más amplia que incluye aspectos psicológicos, sociales, económicos y demográficos de la vejez.

“Tenemos que aprender a ser viejos, a abatir el aislamiento y la marginación en que viven los ancianos, incluso dentro de sus familias. Es conveniente que estén cerca del arte, de las flores y jardines que reflejan vida. Para integrarse a la sociedad actual, tienen que hacer cambios, integrar que los nietos, niños y jóvenes de hoy viven de otra manera, y asimilar esas diferencias”, recomendó.

Para ejemplificar a los viejos con sentido de vida, Quintanar recordó la anécdota de un grupo de jóvenes que cuestionaron a una anciana sobre actitudes y tecnologías que no existían en “sus tiempos”; pero ella respondió: “Oye, éste es mi tiempo”.

Créditos: Boletín UNAM-DGCS-175 – dgcs.unam.mx