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OTORGAN A LEÓN OLIVÉ MEDALLA AL MÉRITO DE LA UNIVERSIDAD VERACRUZANA

 
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leonolive28 de junio de 2014

Por sus aportaciones en el estudio de las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, en particular el aspecto ético de este conjunto, el filósofo y matemático León Olivé, del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIFs) de la UNAM, recibió la Medalla al Mérito que otorga la Universidad Veracruzana (UV), en el contexto de su Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2014.

León Olivé, ex director del IIFs, ha destacado por abordar la filosofía de la ciencia y la tecnología; epistemología; relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, en particular cuestiones éticas de la ciencia y la tecnología; las sociedades del conocimiento; multiculturalismo, y relaciones interculturales.

El universitario resaltó que en el país tenemos un punto débil, porque no contamos con el avance científico y tecnológico deseable para impulsar no sólo el crecimiento económico, sino en particular el desarrollo de la colectividad, lograr mayor bienestar en la población, con base en el aprovechamiento social de esos conocimientos.

El galardonado, quien dirige el Seminario de Investigación sobre Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural, indicó que han abordado distintos proyectos de investigación, en particular sobre el tema de sociedad del conocimiento y cuál sería un modelo adecuado para un país como México.

En una colectividad como la nuestra, abundó, la economía se basa en la cognición científica y tecnológica. Sin embargo, también contamos con una riqueza de otro tipo, saberes como la medicina tradicional, cuya práctica han cultivado por siglos pueblos y comunidades indígenas. “Los médicos tradicionales tienen un caudal de conocimiento en herbolaria, pero también en agricultura”.

El autor del libro El bien, el mal y la razón, puntualizó que las aportaciones de la medicina tradicional son tan válidas, desde un punto de vista epistemológico, como el discernimiento científico y tecnológico. Han demostrado, además, utilidad y efectividad para resolver problemas de salud.

En el país los pueblos indígenas han desarrollado una gran cultura en torno al cultivo de la milpa, por ejemplo, que es un conocimiento no científico, pero que podríamos calificarlo y evaluarlo tan valioso y válido como el científico. En algunos hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social combinan la medicina tradicional con la alópata (convencional). “Esto debemos aprovecharlo”, indicó el universitario.

También, resaltó la necesidad de fortalecer una cultura de conocimientos que incluya el saber científico y tecnológico, así como a las prácticas ancestrales. “Es parte de lo que tratamos de hacer desde el seminario que dirijo y muchos son los proyectos que llevamos adelante”.

Al referirse a la presea recibida de manos de la rectora de la UV, Sara Ladrón de Guevara, mencionó que es satisfactorio, pero también implica gran responsabilidad. “Debemos continuar en lo que siempre hacemos, fortalecer la cultura científica y tecnológica, pero también la formación de nuevos licenciados, maestros y doctores, con una visión sobre la importancia de la ciencia y la tecnología”.

Trayectoria Académica

León Olivé es autor único de 10 libros, ha editado 12 colectivos y publicado más de 140 artículos de investigación sobre los mismos campos. Ha dirigido más de 30 tesis de posgrado.

Ha hecho aportes principalmente en tres campos: la epistemología y la filosofía de la ciencia y de la tecnología; el análisis de las relaciones interculturales (problemas sociales, culturales, éticos y políticos); y en el estudio de los vínculos entre sociedad, ciencia y tecnología, incluidos problemas éticos de las dos últimas.

También ha contribuido a la articulación de una epistemología pluralista que rechaza las posiciones absolutistas –la idea de que existe una forma única de pensamiento–, como los relativismos ilimitados que afirman que cualquier punto de vista es tan válido como otro, lo que le ha permitido desarrollar una filosofía original y socialmente comprometida.

Créditos: UNAM-DGCS-370-2014

EN FILOSOFÍA, DOCENCIA E INVESTIGACIÓN VAN DE LA MANO: CARLOS PEREDA FAILACHE

 
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carlospereda“En filosofía —y en las humanidades en general—, la indagación y la docencia son parte de un continuo y no algo separado. Al dar clases uno se alimenta en el diálogo con los alumnos y, con frecuencia, ellos nos indican qué atender y por dónde seguir”, señaló Carlos Pereda Failache.

Por sus aportaciones, el académico fue nombrado investigador emérito del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, entidad en la que ha realizado una intensa labor, la cual ha descrito como un “volver a los problemas mismos y pensar menos en su historia y protagonistas. No es que recomiende no leer, hay que hacerlo, pero la investigación del pasado debe servir para pensar sobre temas fundamentales como la libertad, la justicia, la mente, el cuerpo o la confianza social”.

Sobre cómo se decantó por esta actividad, comentó que supo que ésta era su vocación desde siempre, pues “desde joven me interesó la literatura y la reflexión y pronto me di cuenta de que el ejercicio filosófico era una manera de volverme un profesional en la deliberación y proseguir con mis intereses humanísticos”.

Por ello, estudió la licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación en Montevideo, Uruguay, su país natal, y en 1970, recibió una beca del gobierno germano para hacer su maestría y doctorado en Filosofía y Lingüística en la Universidad de Constanza, en la entonces Alemania Occidental.

“Parte de mi vocación ha sido la argumentación como alternativa a la violencia para resolver problemas. Para mí es un interés constante teorizar sobre cómo se construye y su poder en el pasado y el presente”, resaltó.

“Sin embargo, en los últimos tiempos, he buscado incursionar en la ética y en la filosofía política. Lo característico en esta labor es pasar de un interés a otro sin abandonar las líneas indagatorias originales, porque en esta disciplina los más diversos problemas y las inclinaciones personales se traslapan y encadenan”, añadió.

Pereda Failache obtuvo el título de doctor en Filosofía en 1974 con la tesis La teoría de la argumentación práctica en Kant y fue profesor asistente de la Universidad de Constanza por tres años.

“Al terminar el doctorado pensé en regresar a Uruguay, pero el país transitaba por uno de los momentos más duros de la dictadura. En 1978, por invitación de Luis Villoro, vine a trabajar a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, donde él coordinaba la sección de Humanidades”, recordó.

En esa época empezó a dar una clase en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM y el 21 de agosto de 1989 ingresó al IIF, “uno de los lugares más importantes para hacer filosofía en lengua castellana; estoy muy contento de trabajar ahí con colegas altamente competentes e inspiradores. Si uno no puede pensar con rigor y profundidad en un instituto como ése, no podría hacerlo en ninguna parte”.

Junto a su labor de investigación, Pereda reconoce que siempre le han importado las tareas docentes, principalmente en la FFyL, otro espacio decisivo de la vida cultural nacional (también ha impartido cursos en la UAM y en El Colegio de México).

Sobre su producción reciente, refirió que el año anterior publicó un libro, Sobre la confianza. “Es un tema que importa cada vez más; hoy suele hablarse de la confianza como un capital social no sólo en la filosofía, sino en sociología, en antropología y en teoría política, porque ninguna comunidad puede existir sin ella o al menos sin algunos grados de ésta”, refirió.

Por otro lado, apuntó, ideales como la libertad y la justicia son dos temas recurrentes de cualquier pensamiento que aborda la práctica.

Pereda es miembro de la Academia Mexicana de Investigación Científica, de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Argumentación (Ámsterdam, Holanda), de Filósofos por la Paz (Estados Unidos), de la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Ética (Aberdeen, Reino Unido), presidente de la Asociación Filosófica de México y representante nacional del Consejo Directivo de la Sociedad Interamericana de Filosofía.

Aunque es reconocido en éste y otros países, “no puedo imaginar mi vida sin la UNAM. El IIF y la FFyL, más que mis lugares de trabajo, son mi segunda casa. El emeritazgo es un honor porque es un reconocimiento, en primer término, de los colegas y, en segundo, de la Universidad Nacional en su conjunto, esa maravillosa institución que es un fragmento decisivo de la cultura del siglo XX en lengua castellana. Es un desafío para continuar con mi labor y no una pausa en el camino, porque pienso seguir con la investigación y con mis clases”, concluyó.

Créditos:UNAM-DGCS-289-2014