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TRABAJA LA UNAM EN CENSO NUTRITIVO DE INSECTOS

 
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insectosnutritivosMéxico es un mosaico de vegetación, climas, suelos, etnias y alimentos. El Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) tiene registrada gran cantidad de animales comestibles, algunos poco comunes como armadillos, tortugas, tuzas y víboras.

“A lo anterior se deben agregar insectos presentes en la dieta de algunos grupos étnicos, como chapulines, abejas, avispas, hormigas, mariposas y piojos, seres de diversos tamaños, colores, formas y pertenecientes a órdenes como los hemípteros, ortópteros o megalópteros”, señaló José Manuel Pino Moreno, del Laboratorio de Entomología del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

“Aquí estudiamos los empleados como alimento, en coordinación con Julieta Ramos Elorduy, que empezó esta investigación hace más de 40 años. Hay numerosos antecedentes históricos de este uso en el país; en el Códice florentino, escrito hacia 1521 por fray Bernardino de Sahagún, se mencionan 96 especies comestibles en lo que hoy conocemos como la zona metropolitana del Valle de México”, expuso.

 En algunas regiones representan una fuente importante de ingreso familiar. En Oaxaca, Chiapas y Estado de México hay una gran cantidad usada no sólo para consumo local, sino para exportación. En Morelos, se importan jumiles de Guerrero y chapulines de Oaxaca y Puebla, incluso hay demanda en Canadá y Estados Unidos.

Para Pino Moreno, el objetivo es conocer los comestibles y medicinales y aquellos que, con su venta, ayudan a las finanzas de estas comunidades. “Primero hacemos un rastreo en las zonas en las que sabemos que se consume determinado insecto, como en los mercados de Cuautla, donde venden chapulines y jumiles”. Después se hace una recolecta y llevan el muestreo al laboratorio para su identificación. A muchos se les conoce sólo por su apelativo común; lo que buscamos es determinar su nombre científico.

“Sólo trabajamos con insectos que la gente ha reportado como comestibles. Nos interesa establecer su valor nutritivo porque es importante saber su cantidad de proteínas y micronutrimentos, como vitaminas, minerales y aminoácidos”.

El trabajo de campo incluye entrevistas y encuestas para establecer cuáles se ingieren, dónde se consiguen, sobre qué plantas se recolectan, cómo se preparan, dónde y quién los recoge y en cuánto se cotizan. “Así podemos determinar su distribución, abundancia y costo, entre otros datos”.

En el IB se conserva la única colección de insectos comestibles y medicinales del mundo (que ya cuenta con registros digitalizados). “De ahí podemos bajar la información recabada en el campo: fecha, lugar de colecta y quién lo identificó y describió”.

Usos de los insectos

A esta diversidad animal se le han encontrado múltiples usos. Muchos se utilizan como elemento decorativo o con fines medicinales, otros se han patentado por sus principios activos y también se cuentan los que tienen interés gastronómico.

En ciertas temporadas, los restaurantes ofrecen chinches acuáticas o libélulas y algunos los refrigeran para tenerlos disponibles todo el año. También es común que sirvan chapulines, que se preparan al mojo de ajo o fritos, se les pone sal, limón, chile piquín y son ofrecidos como botana.

Dichas especies experimentan diferentes estados de desarrollo. “Eso es importante porque en contados casos hemos detectado que se consumen en etapa adulta, pero la mayor parte se degusta en estados inmaduros, cuando son huevos, larvas, pupas o ninfas; éste es el caso del ahuautle, una mezcla de huevecillos de chinches acuáticas. En otros casos se prefieren las orugas, como pasa con los gusanos de maguey.

“Esta investigación es multidisciplinaria e interinstitucional. Trabajamos en coordinación con la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, el INCMNSZ, la Facultad de Estudios Superiores Iztacala y la Universidad Autónoma del Estado de México, entre otras instituciones.

“Con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos tenemos un proyecto con jumiles, a partir del cual encontramos que los venden en Cuautla, Zacatepec y Puente de Ixtla. Son una fuente de alimentación y de ingresos en la región”, dijo.

Los estados donde se ha detectado mayor consumo son el de México, con 160 especies; Chiapas, 155; Hidalgo, 145 y Oaxaca, 134. “En algunos casos tenemos registros esporádicos, como en Nuevo León, Aguascalientes y Guanajuato, lo que no significa que no existan insectos comestibles, sino que no los tenemos registrados a falta de un estudio sistemático”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-119-2014

Registran más géneros de chinches colombianos

 
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especiesinsectosBogotá D. C., feb. 05 de 2014 – Agencia de Noticias UN- Eccritotarsini es una tribu de insectos de la familia Miridae y del orden Hemiptera (chinches), de los cuales se encontraron ocho géneros que representan un nuevo reporte para el país.

Esta tribu es única gracias a sus características, sus individuos tienen una celda en la membrana del ala y un pulvilo (almohadilla carnosa) en forma de disco que ocupa el espacio interno de la uña.

Alejandra Álvarez Zapata, estudiante de décimo semestre de Biología en la U.N. que hizo el descubrimiento, comenta que esta tribu tiene incidencia en la agronomía, pues causa manchas en las hojas de algunas plantas (orquídeas) y daños en cucurbitáceas (zapallos, melones, calabazas, pepinos, entre otras).

Dentro del estudio también se hallaron siete nuevas familias de plantas hospedantes de esta tribu, así como datos sobre la distribución geográfica de los insectos. La gran mayoría están ubicados en la región Andina, especialmente en Cundinamarca, aunque también hay registros en los departamentos de Chocó, Meta y Magdalena.

Esta tribu contiene 107 géneros y 628 especies aproximadamente. Hasta el momento, solo 16 géneros se han encontrado en Colombia, los cuales pueden llegar a medir tres milímetros en promedio.

Álvarez explica que todos estos insectos (con seis patas y antenas) son fitófagos (que se alimentan de materia vegetal) y no a todos se les puede considerar plagas, pues algunos se alimentan de plantas que no son de interés económico.

Una característica del chinche es su aparato bucal picador chupador, el cual incrustan en el tejido vegetal o animal para, posteriormente, succionar.

Dentro de su investigación, la estudiante visitó seis museos entomológicos del país, dentro de los cuales están el museo del Instituto de Ciencias Naturales, el de la Facultad de Agronomía de la U.N., el de la Universidad de Antioquia y el de la Javeriana, entre otros.

Créditos: UNAL-58-2014

Las mariposas de la Orinoquía cobran vida en la UN.

 
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13 de Febrero del 2013
Ejemplares reales de tres de las principales familias de estos insectos se exponen con representaciones biológicas de sus propios ecosistemas en el Museo de Historia Natural (MHN) de la UN en Bogotá.
Mariposas de diferentes tamaños, formas, colores y texturas de la Orinoquía, reportadas en las playas de los ríos y en los bosques de este rico entorno geográfico y natural (caracterizado por morichales, sabanas, raudales, entre otros) cobran vida en la UN.
La exposición “Mariposas de la Orinoquía” es resultado de una investigación del profesor Gonzalo Andrade. Es itinerante y cuenta con la colaboración y montaje de la Dirección de Museos y Patrimonio Cultural (DMPC).
En ella, se presentan tres dioramas (hábitats de estos insectos), que recrean los diferentes escenarios en los cuales estos insectos conviven en esta región del país. Así, doscientas de estas especies atrapan por estos días la mirada de los visitantes.
Ha estado en las sedes de la UN y por distintos municipios del país con ejemplares impresos y recortados según sus figuras y formas. Pero, en esta oportunidad, se apostó por mostrarlas en vivo y en escenarios que recrearan su hábitat.
Sobre esto, Verónica Rocha, bióloga y coordinadora del MHN, afirma: “en las anteriores muestras, con los impresos, se quedaba un poco corto el público; ahora, al tener el material real y conservado, quisimos ambientar de manera más natural las especies”.
Así pues, la galería cuenta con tres escenarios, “Mariposas del Barranco”, “Mariposas de los Arenales” y “La Típica Orinoquia”. En ellos reúne a tres familias de estos insectos. La Pieridae, de colores claros, amarillos y blancos, ubicada en los arenales de las playas. La Papilionidae, con extensiones en las alas y de coloración rojiza-naranja, que hace presencia en zonas tropicales. Y la Nymphalide, de colores brillantes y localizada en los bosques del Orinoco.
Las mariposas son uno de los grupos de insectos megadiversos de Colombia. De ahí la importancia de visitar la muestra.
“En la Orinoquia colombiana están presentes 3.274 especies. Es el segundo grupo más biodiverso después de los coleópteros y es clave que la gente conozca esta biodiversidad y riqueza”, señala Johanna Madroñero, bióloga del MHN.
Igualmente, Rocha manifiesta: “la idea es mostrar más que su naturaleza biológica, para conocer hábitos alimenticios, su forma, tamaño y su dispersión; esas son el tipo de cosas que queremos transmitir a la gente de manera clara y didáctica”.
Por otro lado, el director del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UN, al cual está adscrito el MHN, Germán Amat, sostiene: “exposiciones temporales como esta mantienen vigente el concepto de los museos pedagógicos, pues cumplen una invaluable función social: divulgar la ciencia y dar a conocer el patrimonio natural”.
En ese mismo sentido, John Charles Donato, director del MHN, expresa: “El Museo presenta a los asistentes los hábitats, los ecosistemas y el material biológico vivo en una renovada colección que nos acerca a la realidad natural del país”.
Así, quienes vayan a ver esta muestra, que estará abierta hasta el mes de mayo, tendrán la posibilidad de recibir charlas guiadas y asesorías de investigadores y personal académico del ICN de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 12:00 m. y de 2:00 p.m. a 5:00 p.m.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El Museo de Ciencias Naturales presenta “Mariposas de la Orinoquía”, del profesor Gonzalo Andrade.

El Museo de Ciencias Naturales presenta “Mariposas de la Orinoquía”, del profesor Gonzalo Andrade.

13 de Febrero del 2013

Ejemplares reales de tres de las principales familias de estos insectos se exponen con representaciones biológicas de sus propios ecosistemas en el Museo de Historia Natural (MHN) de la UN en Bogotá.

Mariposas de diferentes tamaños, formas, colores y texturas de la Orinoquía, reportadas en las playas de los ríos y en los bosques de este rico entorno geográfico y natural (caracterizado por morichales, sabanas, raudales, entre otros) cobran vida en la UN.

La exposición “Mariposas de la Orinoquía” es resultado de una investigación del profesor Gonzalo Andrade. Es itinerante y cuenta con la colaboración y montaje de la Dirección de Museos y Patrimonio Cultural (DMPC).

En ella, se presentan tres dioramas (hábitats de estos insectos), que recrean los diferentes escenarios en los cuales estos insectos conviven en esta región del país. Así, doscientas de estas especies atrapan por estos días la mirada de los visitantes.

Ha estado en las sedes de la UN y por distintos municipios del país con ejemplares impresos y recortados según sus figuras y formas. Pero, en esta oportunidad, se apostó por mostrarlas en vivo y en escenarios que recrearan su hábitat.

Sobre esto, Verónica Rocha, bióloga y coordinadora del MHN, afirma: “en las anteriores muestras, con los impresos, se quedaba un poco corto el público; ahora, al tener el material real y conservado, quisimos ambientar de manera más natural las especies”.

Así pues, la galería cuenta con tres escenarios, “Mariposas del Barranco”, “Mariposas de los Arenales” y “La Típica Orinoquia”. En ellos reúne a tres familias de estos insectos. La Pieridae, de colores claros, amarillos y blancos, ubicada en los arenales de las playas. La Papilionidae, con extensiones en las alas y de coloración rojiza-naranja, que hace presencia en zonas tropicales. Y la Nymphalide, de colores brillantes y localizada en los bosques del Orinoco.

Las mariposas son uno de los grupos de insectos megadiversos de Colombia. De ahí la importancia de visitar la muestra.

“En la Orinoquia colombiana están presentes 3.274 especies. Es el segundo grupo más biodiverso después de los coleópteros y es clave que la gente conozca esta biodiversidad y riqueza”, señala Johanna Madroñero, bióloga del MHN.

Igualmente, Rocha manifiesta: “la idea es mostrar más que su naturaleza biológica, para conocer hábitos alimenticios, su forma, tamaño y su dispersión; esas son el tipo de cosas que queremos transmitir a la gente de manera clara y didáctica”.

Por otro lado, el director del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UN, al cual está adscrito el MHN, Germán Amat, sostiene: “exposiciones temporales como esta mantienen vigente el concepto de los museos pedagógicos, pues cumplen una invaluable función social: divulgar la ciencia y dar a conocer el patrimonio natural”.

En ese mismo sentido, John Charles Donato, director del MHN, expresa: “El Museo presenta a los asistentes los hábitats, los ecosistemas y el material biológico vivo en una renovada colección que nos acerca a la realidad natural del país”.

Así, quienes vayan a ver esta muestra, que estará abierta hasta el mes de mayo, tendrán la posibilidad de recibir charlas guiadas y asesorías de investigadores y personal académico del ICN de lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 12:00 m. y de 2:00 p.m. a 5:00 p.m.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Más de 120 especies de plantas carnívoras en vivo.

 
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19 de Octubre del 2012
La colección más importante, prolífica y amplia de plantas carnívoras de la que se tenga conocimiento en el país, fue expuesta en la UN, en el marco del “Día del Biólogo”, organizado por el Departamento.
Se trata de una compilación privada de más de 120 especies, que contó con un millar de individuos, la cual funciona bajo el nombre de “Colina carnívora”, la cual se dedica a la conservación, propagación, educación y comercialización de plantas carnívoras.
De acuerdo con Julián Gamboa, técnico aeronáutico, biólogo naturalista y coleccionista, las plantas carnívoras son vegetales muy especiales que se adaptaron esencialmente para atrapar presas vivas y alimentarse de ellas. Cuenta que a diferencia de las plantas comunes, estas no absorben nutrientes por sus raíces, por lo tanto crecen en suelos muy pobres.
“Pueden crecer en turberas y arenales, sitios donde hay mucha humedad, pero muy pocos nutrientes. Se encuentran en todas partes del mundo. En Colombia existen más de 50 especies ubicadas en todo el territorio nacional, en todos los climas y en todos los pisos térmicos”, asegura.
La variedad es “de largo aliento”, además vienen en tamaños, formas y colores diferentes. De hecho, existen más de 600 especies diferentes en todo el mundo y más de 600 híbridos.
Carlos Moreno, diseñador gráfico, coleccionista y naturalista autodidacta, cuenta que en Colombia se destacan las especies Drosera colombiana, D. esmeraldae y D. comunis; Pinguicula caliptrata y P. elongata; Utricularia subulata y U. tricolor, entre otras.
De Estados Unidos se destaca la Venus atrapamoscas y las Sarracenias; las pinguiculas de México, las Genliseas de Suramérica y los Nephentes del sudeste asiático. Estas últimas plantas, con jarrones colgantes, pueden vivir hasta unos 70 años; en tanto que otras plantas carnívoras viven solo un año.
Según él, la dieta de las plantas carnívoras es variada, se puede contar desde bacterias y microorganismos, pasando por insectos o animalitos, hasta pequeños roedores o ranas. Sus trampas varían dependiendo del tamaño de la planta y de las estrategias de captura; pueden ser trampas pasivas en forma de jarros o trampas pegajosas; o trampas activas que se cierran para atrapar moscas, a través de los movimientos más rápidos del reino vegetal.
Para Xavier Marquínez, profesor del Departamento de Biología de la UN, estas plantas son muy interesantes, dado que son buenas indicadoras de hábitats limpios, pues cuando hay contaminación, rápidamente desaparecen las poblaciones. Adicionalmente, por su ecología presentan distribuciones restringidas, lo cual determina que muchas especies puedan estar en peligro de extinción.
“Algunas tienen potenciales para control de patógenos, porque generan sustancias para el control de hongos y bacterias que podrían afectar a la planta durante el proceso de digestión”, asevera.
Charles Darwin se obsesionó tanto con las plantas carnívoras, que llegó a afirmar que le preocupaban más que el origen de todas las especies del mundo y que las defendería hasta el día de su muerte; las estudió desde 1960, un año después de publicar El origen de las especies, hasta la edición de Plantas insectívoras en 1875. Desde entonces, han generado diversas líneas de investigación, desde el punto de vista sistemático, de conservación, electrofisiología, ecología, biogeografía y evolución. “Son muy buenos modelos para esto, así como en nutrición mineral, bioquímica y  fisiología vegetal”, señala.
El profesor Marquínez resalta el trabajo de “Colina carnívora”, especialmente si se tiene en cuenta que dentro de los coleccionistas hay muchos que sacan las plantas de sus medios naturales. En ese sentido, depredan las poblaciones naturales, pero este no es el caso de Moreno y Gamboa.
“Ellos hacen propagación, incluso sus colecciones son como reservorios genéticos y de biodiversidad. Además son grandes divulgadores de un tema que es muy llamativo para todo el mundo, y particularmente para los niños, a quienes sensibilizan acerca del respeto a la naturaleza y del uso responsable de la biodiversidad, de manera pedagógica”, indica.
Finalmente, la invitación de este par de coleccionistas obedece a que muy pocos biólogos están involucrados en trabajar colecciones de plantas, incluso, con propósito económico. Generalmente, quienes lo hacen son personas por fuera del ámbito de la biología.
“No podemos proteger adecuadamente lo que no conocemos. Estas actividades de divulgación son importantes también por eso; conocer la biodiversidad para protegerla. Con ellos se pueden hacer alianzas estratégicas, para desarrollar protocolos de propagación que les puedan servir a ellos, generen reservas de biodiversidad como estrategia de conservación de algunas especies y, al mismo tiempo, permitan desarrollar investigación que nos beneficie académicamente”, puntualiza.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
La dieta de las plantas carnívoras es variada, se puede contar desde bacterias y microorganismos, pasando por insectos o animalitos, hasta pequeños roedores o ranas.

La dieta de las plantas carnívoras es variada, se puede contar desde bacterias y microorganismos, pasando por insectos o animalitos, hasta pequeños roedores o ranas.

19 de Octubre del 2012

La colección más importante, prolífica y amplia de plantas carnívoras de la que se tenga conocimiento en el país, fue expuesta en la UN, en el marco del “Día del Biólogo”, organizado por el Departamento.

Se trata de una compilación privada de más de 120 especies, que contó con un millar de individuos, la cual funciona bajo el nombre de “Colina carnívora”, la cual se dedica a la conservación, propagación, educación y comercialización de plantas carnívoras.

De acuerdo con Julián Gamboa, técnico aeronáutico, biólogo naturalista y coleccionista, las plantas carnívoras son vegetales muy especiales que se adaptaron esencialmente para atrapar presas vivas y alimentarse de ellas. Cuenta que a diferencia de las plantas comunes, estas no absorben nutrientes por sus raíces, por lo tanto crecen en suelos muy pobres.

“Pueden crecer en turberas y arenales, sitios donde hay mucha humedad, pero muy pocos nutrientes. Se encuentran en todas partes del mundo. En Colombia existen más de 50 especies ubicadas en todo el territorio nacional, en todos los climas y en todos los pisos térmicos”, asegura.

La variedad es “de largo aliento”, además vienen en tamaños, formas y colores diferentes. De hecho, existen más de 600 especies diferentes en todo el mundo y más de 600 híbridos.

Carlos Moreno, diseñador gráfico, coleccionista y naturalista autodidacta, cuenta que en Colombia se destacan las especies Drosera colombiana, D. esmeraldae y D. comunis; Pinguicula caliptrata y P. elongata; Utricularia subulata y U. tricolor, entre otras.

De Estados Unidos se destaca la Venus atrapamoscas y las Sarracenias; las pinguiculas de México, las Genliseas de Suramérica y los Nephentes del sudeste asiático. Estas últimas plantas, con jarrones colgantes, pueden vivir hasta unos 70 años; en tanto que otras plantas carnívoras viven solo un año.

Según él, la dieta de las plantas carnívoras es variada, se puede contar desde bacterias y microorganismos, pasando por insectos o animalitos, hasta pequeños roedores o ranas. Sus trampas varían dependiendo del tamaño de la planta y de las estrategias de captura; pueden ser trampas pasivas en forma de jarros o trampas pegajosas; o trampas activas que se cierran para atrapar moscas, a través de los movimientos más rápidos del reino vegetal.

Para Xavier Marquínez, profesor del Departamento de Biología de la UN, estas plantas son muy interesantes, dado que son buenas indicadoras de hábitats limpios, pues cuando hay contaminación, rápidamente desaparecen las poblaciones. Adicionalmente, por su ecología presentan distribuciones restringidas, lo cual determina que muchas especies puedan estar en peligro de extinción.

“Algunas tienen potenciales para control de patógenos, porque generan sustancias para el control de hongos y bacterias que podrían afectar a la planta durante el proceso de digestión”, asevera.

Charles Darwin se obsesionó tanto con las plantas carnívoras, que llegó a afirmar que le preocupaban más que el origen de todas las especies del mundo y que las defendería hasta el día de su muerte; las estudió desde 1960, un año después de publicar El origen de las especies, hasta la edición de Plantas insectívoras en 1875. Desde entonces, han generado diversas líneas de investigación, desde el punto de vista sistemático, de conservación, electrofisiología, ecología, biogeografía y evolución. “Son muy buenos modelos para esto, así como en nutrición mineral, bioquímica y  fisiología vegetal”, señala.

El profesor Marquínez resalta el trabajo de “Colina carnívora”, especialmente si se tiene en cuenta que dentro de los coleccionistas hay muchos que sacan las plantas de sus medios naturales. En ese sentido, depredan las poblaciones naturales, pero este no es el caso de Moreno y Gamboa.

“Ellos hacen propagación, incluso sus colecciones son como reservorios genéticos y de biodiversidad. Además son grandes divulgadores de un tema que es muy llamativo para todo el mundo, y particularmente para los niños, a quienes sensibilizan acerca del respeto a la naturaleza y del uso responsable de la biodiversidad, de manera pedagógica”, indica.

Finalmente, la invitación de este par de coleccionistas obedece a que muy pocos biólogos están involucrados en trabajar colecciones de plantas, incluso, con propósito económico. Generalmente, quienes lo hacen son personas por fuera del ámbito de la biología.

“No podemos proteger adecuadamente lo que no conocemos. Estas actividades de divulgación son importantes también por eso; conocer la biodiversidad para protegerla. Con ellos se pueden hacer alianzas estratégicas, para desarrollar protocolos de propagación que les puedan servir a ellos, generen reservas de biodiversidad como estrategia de conservación de algunas especies y, al mismo tiempo, permitan desarrollar investigación que nos beneficie académicamente”, puntualiza.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Agricultura se beneficiaría con cambios de las plantas.

 
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Los cambios metabólicos de las plantas pueden ser útiles para aumentar la resistencia de los cultivos a los insectos herbívoros.
Los cambios metabólicos de las plantas pueden ser útiles para aumentar la resistencia de los cultivos a los insectos herbívoros.

17 de Septiembre del 2012
La respuesta de las plantas al ataque de insectos herbívoros se manifiesta como un proceso natural de cambios metabólicos. Su estudio puede tener aplicaciones en la agricultura.

“Estoy estudiando cómo las plantas cambian su fisiología en respuesta a los daños que les causan los insectos, y cómo esos cambios de su fenotipo afectan, a su vez, el entorno de las comunidades de insectos”, aseguró Andre Kessler, doctor en Ecología Química de la Universidad de Cornell (EE. UU.).

Los efectos de esta resistencia inducida han sido estudiados extensamente, pero muy poco se conoce sobre su papel en la estructura de comunidades de artrópodos y su influencia en la dinámica de las poblaciones de insectos herbívoros.

Asimismo, el análisis de estas respuestas es muy desconcertante por la gran variedad de cambios metabólicos que, a su vez, funcionan como defensas directas o indirectas contra los atacantes.

“Cada respuesta es inducida por el propio ataque e incrementa la resistencia de la planta a los actuales y futuros ataques de los herbívoros”, agregó.

Los cambios en estos organismos tienen fuertes consecuencias ecológicas en su sistema de defensa, en sus costos y en los beneficios de inducir dichas respuestas.

Igualmente, los efectos sobre las comunidades de insectos pueden ser representativos al cambiar las condiciones de la obtención de alimento y la dinámica de comunicación de las plantas.

La guerra informativa de las plantas

Los cambios que se dan en estas y en las interacciones mutualistas entre ellas modifican radicalmente la estructura de las comunidades de artrópodos y afectan la dispersión herbívora.

Por otra parte, la adaptación a su “nuevo estilo de vida” podría beneficiar considerablemente su salud y ser de gran utilidad para conservar los cultivos.

“Estos estudios pueden servir como guía para el análisis objetivo de las respuestas de la planta inducidas por el ataque de los herbívoros y tienen un uso potencial en la agricultura”, precisó.

Finalmente, en el desarrollo de esas respuestas están comprometidas sus interacciones mutualistas con otros organismos, que generalmente son enemigos naturales de los herbívoros o de los  polinizadores.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html