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IDENTIFICAN EN MÉXICO ESPECIES DE ROEDORES SILVESTRES PORTADORAS DE HANTAVIRUS

 
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roedorcontaminadoCuatro tipos de hantavirus relacionados con el Síndrome Pulmonar por Hantavirus (SPH) en América —una de cuyas especies infectó y mató a nativos de Estados Unidos por primera vez en 1993— circulan en ratones silvestres de México, según pesquisas científicas de un grupo binacional en el que participan investigadores de la UNAM.

Hasta ahora se ha identificado ese número, pero puede haber más tipos y especies de roedores reservorios, si se considera que desde Canadá hasta Argentina se habían detectado más de 35 tipos de hantavirus hasta el año 2010 y que en México hay 235 de las mil 280 especies de roedores que habitan en América Latina. Tan sólo en una recolección de 410 muestras de dos estados de nuestro país se encontraron tres de esos cuatro patógenos.

El grupo binacional, que estudia la prevalencia de la infección en la nación, está integrado por Cornelio Sánchez Hernández y María de Lourdes Romero Almaraz, biólogos de la UNAM; Hiroaki Kariwa, de la Universidad de Hokkaido (UH), Japón y Celso Ramos, del Instituto Nacional de Salud Pública.

Al primero identificado en América se le llamó sin nombre y se encontró en el ratón venado (Peromyscus maniculatus), exclusivo del continente americano. En 1993, se registraron casos mortales en humanos asociados al patógeno, en el suroeste de EU, en un lugar conocido como Four Corners (donde convergen los estados de Colorado, Arizona, Nuevo México y Utah).

En América, agregó el investigador del Instituto de Biología (IB), los reservorios naturales de los hantavirus son los roedores de la familia Cricetidae y principalmente de las subfamilias Sigmodontinae, Neotominae y Cricetinae, con los géneros Oryzomys, Sigmodon, Neotoma, Peromyscus y Reithrodontomys.

Éstos son específicos para cada especie de roedor, pero en América tienden a ser llevados por especies simpátricas al mismo tiempo, lo que representa una complejidad mayor en el estudio de la relación virus-hospedero.

En México —indicó Sánchez Hernández— el primer hantavirus descrito se encontró en muestras de sangre de roedores de las especies Sigmodon mascotensis, Oryzomys couesi y Baiomys musculus, obtenidas en Playa de Oro, al noroeste de Manzanillo, Colima, en 2004. Para este estudio se analizaron 600 muestras de esos pequeños mamíferos en el Southern Research Institute, en Alabama. A este patógeno se le conoce como hantavirus oro.

Dos años después, en Guerrero y Morelos, el grupo binacional identificó otras tres especies de roedores portadores. Previamente, se obtuvieron muestras de sangre de 410 ratones silvestres de 32 especies, analizadas luego en la UH.

Siete especies de roedores resultaron positivas: Peromyscus aztecus, Peromyscus beatae, Peromyscus megalops, Reithrodontomys sumichrasti, Reithrodontomys megalotis, Megadontomys thomasi y Neotoma picta, con una prevalencia total de 10.5 por ciento.

Análisis de secuencias de nucleótidos y análisis filogenéticos realizados por Kariwa en la UH mostraron que pertenecen a tres linajes distintos, nombrados Virus Huitzilac (HUI), cuyo hospedero es R. megalotis, de Morelos; Virus Montano (MTN) y Virus Carrizal (CAR), encontrados en las especies P. beatae y R. sumichrasti, de la montaña de Guerrero.

“Encontramos que se localiza en especies endémicas de Guerrero, pero pueden compartir sus huéspedes con otras variedades simpátricas, es decir, con aquellas que habitan las mismas áreas”.

Las muestras de suero obtenidas no se han analizado en México debido a que, por la alta peligrosidad viral y el riesgo de contagio, deben analizarse en un laboratorio con bioseguridad tipo 4, de los cuales hay pocos en el país.

Por esta razón se recolectaron y enviaron a la UH. Allá se identificaron y se integró la descripción de las nuevas especies de hantavirus. Además de las muestras de suero, Kariwa obtuvo un antígeno que se puede utilizar en suero humano para detectar la presencia del patógeno.

De ahí que en una segunda fase del proyecto, María Eugenia Manjarrez, jefa del Departamento de Virología del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), lo pruebe en muestras de suero de pacientes con síntomas de neumonía aguda que en diagnósticos previos resultaron negativos a leptospirosis, dengue y otras enfermedades.

En Guerrero y Morelos, no se han detectado personas con anticuerpos, pero en Yucatán sí. “Seguro estuvieron en contacto con el hantavirus. Afortunadamente no les causó daño”.

Aunque no se han diagnosticado fallecimientos a causa de alguno de estos tipos en México, el patógeno representa un riesgo de bioseguridad en el país, donde habitan 235 especies de roedores potencialmente reservorios e infectantes, porque están en todos los ambientes, advirtió Sánchez Hernández.

La alteración del entorno por actividades antropogénicas y el cambio climático también amplían el riesgo de contagio. “Al abrirse nuevos ambientes, los roedores migran a otros hábitats y entran en contacto con otras especies, transmiten enfermedades y dispersan el virus”.

Estos mamíferos son portadores asintomáticos, pero la enfermedad se dispersa por contacto entre especies simpátricas. El hombre se infecta por contacto con orina, heces fecales, saliva o sangre de ratones, a través de lesiones en la piel, por mordidas o al respirar el virus en algún lugar donde hayan quedado restos de sus orines o excrementos.

En Europa y Asia, causa un síndrome de tipo hemorrágico renal; en América, el SPH. “Ambos pueden ser fatales según la exposición al virus y la salud y defensas del enfermo. En nuestro continente se han registrado casos de mortalidad humana, excepto en México y algunos países de Centro América y el Caribe”.

Los síntomas iniciales del SPH son similares a un resfriado común, con dolor de cabeza y muscular, fiebre, catarro, tos, secreción nasal y dificultad para respirar. En casos graves produce edema alveolo-pulmonar, que puede ser progresivo o pleural.

Por la variabilidad sintomática, se incluye en el cuadro de una neumonía atípica y puede ser confundido con tuberculosis, histoplasmosis, dengue o leptospirosis, entre otras enfermedades con las que comparte elementos radiológicos y clínicos, por lo que el diagnóstico debe diferenciarse con la historia epidemiológica. Además, como no se conoce como zoonosis en la nación, no se analiza como causa probable de padecimientos y los casos pueden pasar inadvertidos.

“Dado que en México habita una gran diversidad de roedores, es necesario analizar a un mayor número de especies para detectar su posible infección con el hantavirus y estar preparados para cualquier emergencia. Para eso es necesario desarrollar estrategias con información básica sobre la distribución y demografía de estos animales y sus patógenos, así como de su epidemiología”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-203-2014

MÉXICO CUENTA CON RECURSOS Y CAPACIDADES PARA AFRONTAR LA TUBERCULOSIS

 
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controltuberculosisEn el siglo XXI, la tuberculosis se mantiene como una de las enfermedades infecciosas más mortíferas y es la segunda causa mundial de muerte provocada por un agente infeccioso. Cada año se reporta un promedio de nueve millones de casos nuevos y 1.7 millones de defunciones. En México, en 2011 se diagnosticaron más de 19 mil casos nuevos en todas sus formas y fue causa de dos mil 72 decesos.

El país cuenta con recursos y capacidades para atenderla de forma oportuna. Está en marcha una campaña que garantiza tratamiento gratuito en los servicios del sistema nacional de salud. Debemos tener claro que es una enfermedad del presente, que tiene cura, sostuvo Raúl Romero Cabello, profesor investigador de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

En el marco del Día Mundial de la lucha contra la Tuberculosis, que se conmemora este 24 de marzo, el también presidente de la Asociación Mexicana de Vacunología advirtió que constituye un problema de salud mundial que no está próximo a erradicarse, es frecuente y no respeta edad, sexo o condición económica.

Cualquier persona puede contagiarse y debemos estar alertas para acudir a los servicios de salud de manera oportuna. Si bien se reportan cepas multirresistentes, puede curarse porque la mayoría de los casos responden bien al tratamiento disponible, basado en los fármacos isoniazida y rifampicina, sostuvo el también director General del Instituto para el Desarrollo Integral de la Salud (IDISA).

La gran simuladora

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa, causada principalmente por el bacilo de Koch o Mycobacterium tuberculosis y se contagia por vía aérea si las personas infectadas tosen, estornudan o escupen. Ataca al estado general de salud y de no tratarse oportuna y eficientemente, puede causar la muerte.

Romero Cabello, infectólogo del Hospital General de México, explicó que sus síntomas son tos crónica, fiebre, sudores nocturnos y pérdida de peso. En algún tiempo fue llamada “la gran simuladora” por sus semejanzas con otros padecimientos pulmonares. Actualmente las pruebas moleculares brindan mayor certeza en el diagnóstico, subrayó.

Además de los pulmones, puede localizarse en cualquier parte del organismo. Así, puede afectar los sistemas nervioso central, linfático, circulatorio y genitourinario; el aparato digestivo; los huesos; las articulaciones e incluso la piel.

En pacientes con enfermedades como diabetes, VIH, cáncer, leucemia y linfoma, entre otras, o que son prescritos con medicamentos inmunosupresores, es más frecuente y severa porque la respuesta de su sistema inmunitario es menos eficiente.

Romero Cabello expuso que los individuos infectantes transmiten las bacterias a través de las secreciones de las vías respiratorias. Estas permanecen en el medio ambiente y son inhaladas por personas cercanas que se contagian. En distintos territorios trabajan para desarrollar vacunas más eficientes, destacó el ex consultor de la Organización Panamericana de la Salud.

El académico recomendó acudir al médico en caso de presentar afecciones de vías respiratorias que duren más de tres semanas, tos crónica, pérdida de peso, debilidad o palidez generalizada para descartar que sea un caso de tuberculosis.

México cuenta con un sistema de salud eficiente para curar la enfermedad. Ante cualquier signo de alerta es necesario acudir al médico para recibir tratamiento a tiempo y evitar complicaciones, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-173-2014

Los jóvenes, la población más expuesta a la gonorrea.

 
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7 de Enero del 2013
La infección por Neisseria gonorrhoeae, bacteria que produce una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes, se ha convertido en un verdadero problema de salud pública.
Cada vez es más difícil recomendar tratamientos efectivos, dados los múltiples mecanismos de resistencia desarrollados por el patógeno.
La alta invulnerabilidad de la bacteria que produce la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae o gonococo, preocupa cada vez más a la medicina. Los tratamientos con quinolona y azitromicina están a punto de desaparecer por su poca efectividad. Ahora la esperanza está puesta en el uso de cefalosporinas de tercera generación, como una recomendación de primer orden, pues reportan una resistencia inferior al 1%.
“Este microorganismo muta con el tiempo y evade la eficiencia de los fármacos, lo que impide su eliminación y permite su propagación. Lo preocupante es que la industria farmacéutica no ha hecho grandes avances en el tema”, asegura Edith Ángel Müller, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.
El grupo de antibióticos de gran espectro conocido como quinolonas surgió como una gran alternativa para el manejo de estas infecciones. Sin embargo, durante la década de los noventa, el gonococo desarrolló defensas rápidamente para estos fármacos y alcanzó un alarmante 77% de inmunidad en algunas partes del mundo. Esto llevó a su retiro del mercado.
Asimismo, según algunos reportes médicos, el microorganismo está bloqueando los niveles de eficacia de la azitromicina. Y, aunque los casos no se encuentran documentados, se considera que la resistencia va en aumento. Este fármaco también se prescribe, en dosis inferiores, para atacar a la bacteria Chlamydia, causante de otra enfermedad de transmisión sexual.
Su invulnerabilidad está determinada por la clase de antibiótico que se use. La doctora Sara Rodríguez asegura: “después de identificar el mecanismo de acción del antibiótico, dentro de la bacteria se produce una mutación genética, y el gen resultante de este proceso altera el blanco del antibiótico”.
Según los últimos registros, también existen niveles significativos de resistencia a la penicilina (que llega al 11,2%) y al grupo de las tetraciclinas (44,5%). Pero es difícil establecer con exactitud dichos niveles, porque, además, las guías del Comité Nacional de Estándares de Laboratorios Clínicos de los EE. UU. (NCCLS, por sus siglas en inglés) no han definido parámetros específicos para los “microbial sensitivity tests” de azitromicina, un método propio para medir este fenómeno.
Revisión científica
Con la intención de conocer el estado actual de invulnerabilidad del gonococo, las doctoras de la UN Sara Rodríguez y Edith Ángel Müller revisaron los artículos científicos publicados desde 1980.
Evidenciaron la rápida evolución de sus mecanismos de resistencia antibiótica en las últimas décadas y una correlativa disminución progresiva de las alternativas de tratamiento disponibles. La investigación fue reconocida por los Laboratorios Lafrancol, en el concurso Excelencia Educativa, con una Mención Honorífica otorgada el 10 de agosto de 2012.
“Esperamos motivar el desarrollo de nuevas revisiones y proyectos de investigación que permitan conocer datos locales sobre el tema, para crear políticas públicas aplicadas a nuestra población”, manifiesta Ángel.
La revisión incluyó pacientes diagnosticados por cuadro clínico o por cualquier método de confirmación, así como una evaluación de cura microbiológica o clínica.
De la revisión histórica concluyeron que siempre se han usado múltiples esquemas de tratamiento antibiótico cuya eficiencia inicial ha sido alta, pero ha disminuido en corto tiempo. En algunos casos, niveles de invulnerabilidad del 10% llegaron a picos del 90% en tan solo quince años, como sucedió con la sulfonilamida en la década de los treinta.
Asimismo, otro antibiótico desarrollado específicamente para la gonorrea en 1973, la espectinomicina, empezó con un resultado eficiente; pero, para 1985, se documentó una resistencia del 7% y, en 1987, se suspendió su uso por alcanzar una del 50%. Sin embargo, en la actualidad existen varios lugares del mundo en los que aún recomiendan su uso.
Hoy en día, la ceftriaxona (del grupo de las cefalosporinas) es el antibiótico más eficiente, pero existe la necesidad de efectuar más estudios para desarrollar nuevos antibióticos, dado el carácter cambiante de N. gonorrhoeae.
Problema de salud pública
La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2011 estaban infectados unos 106 millones de personas. Las fallas en su diagnóstico o la falta de tratamientos antibióticos adecuados pueden traer complicaciones, como la orquiepididimitis (inflamación de los testículos y del epidídimo) o la enfermedad pélvica inflamatoria, con sus respectivas secuelas.
En los hombres produce uretritis, que se caracteriza por el flujo purulento en la uretra, e inflamación de los testículos. En las mujeres origina flujo vaginal, infección en el cuello del útero, inflamación de las trompas y, a largo plazo, infertilidad u embarazos ectópicos (que se gestan fuera del útero). Las madres también pueden dar a luz niños con afecciones en la vista.
Adolescentes, en riesgo
En Colombia, el reporte consolidado más actual (de 2010), emitido por el Ministerio de la Protección Social, estableció que en ese año hubo 91.123 personas diagnosticadas con alguna enfermedad de transmisión sexual, concentradas en Bogotá, Antioquia, Valle, Atlántico y Cauca. Cerca de la cuarta parte corresponde a gonorrea (OMS). En general, las personas entre los 13 y los 29 años de edad son las más vulnerables y corresponden al 60% de los infectados.
En este contexto, la OMS estima que hasta un 18% de las mujeres y un 3% de los hombres adolescentes adquieren el gonococo. No obstante, los reportes de países como Reino Unido, EE. UU. o Japón indican que, debido a la poca efectividad de los medicamentos, la infección está creciendo hasta llegar a un 25%, situación que podría ser más grave en países en vías de desarrollo, dadas sus características sociales. En Colombia, a esto se suma la escasez de información estadística precisa sobre la enfermedad.
Por lo pronto, según las especialistas de la UN, no existe una forma eficaz de combatir los altos niveles de resistencia de la bacteria, aunque sí es posible evitar el contagio mediante el uso de preservativos, mejores políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva y un sistema de salud que permita detectar la infección de forma temprana.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Los adolescentes y jóvenes entre los 13 y los 29 años deben reforzar las medidas de protección para evitar infecciones como la que produce el gonococo.

Los adolescentes y jóvenes entre los 13 y los 29 años deben reforzar las medidas de protección para evitar infecciones como la que produce el gonococo.

7 de Enero del 2013

La infección por Neisseria gonorrhoeae, bacteria que produce una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes, se ha convertido en un verdadero problema de salud pública.

Cada vez es más difícil recomendar tratamientos efectivos, dados los múltiples mecanismos de resistencia desarrollados por el patógeno.

La alta invulnerabilidad de la bacteria que produce la gonorrea, Neisseria gonorrhoeae o gonococo, preocupa cada vez más a la medicina. Los tratamientos con quinolona y azitromicina están a punto de desaparecer por su poca efectividad. Ahora la esperanza está puesta en el uso de cefalosporinas de tercera generación, como una recomendación de primer orden, pues reportan una resistencia inferior al 1%.

“Este microorganismo muta con el tiempo y evade la eficiencia de los fármacos, lo que impide su eliminación y permite su propagación. Lo preocupante es que la industria farmacéutica no ha hecho grandes avances en el tema”, asegura Edith Ángel Müller, profesora del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

El grupo de antibióticos de gran espectro conocido como quinolonas surgió como una gran alternativa para el manejo de estas infecciones. Sin embargo, durante la década de los noventa, el gonococo desarrolló defensas rápidamente para estos fármacos y alcanzó un alarmante 77% de inmunidad en algunas partes del mundo. Esto llevó a su retiro del mercado.

Asimismo, según algunos reportes médicos, el microorganismo está bloqueando los niveles de eficacia de la azitromicina. Y, aunque los casos no se encuentran documentados, se considera que la resistencia va en aumento. Este fármaco también se prescribe, en dosis inferiores, para atacar a la bacteria Chlamydia, causante de otra enfermedad de transmisión sexual.

Su invulnerabilidad está determinada por la clase de antibiótico que se use. La doctora Sara Rodríguez asegura: “después de identificar el mecanismo de acción del antibiótico, dentro de la bacteria se produce una mutación genética, y el gen resultante de este proceso altera el blanco del antibiótico”.

Según los últimos registros, también existen niveles significativos de resistencia a la penicilina (que llega al 11,2%) y al grupo de las tetraciclinas (44,5%). Pero es difícil establecer con exactitud dichos niveles, porque, además, las guías del Comité Nacional de Estándares de Laboratorios Clínicos de los EE. UU. (NCCLS, por sus siglas en inglés) no han definido parámetros específicos para los “microbial sensitivity tests” de azitromicina, un método propio para medir este fenómeno.


Revisión científica

Con la intención de conocer el estado actual de invulnerabilidad del gonococo, las doctoras de la UN Sara Rodríguez y Edith Ángel Müller revisaron los artículos científicos publicados desde 1980.

Evidenciaron la rápida evolución de sus mecanismos de resistencia antibiótica en las últimas décadas y una correlativa disminución progresiva de las alternativas de tratamiento disponibles. La investigación fue reconocida por los Laboratorios Lafrancol, en el concurso Excelencia Educativa, con una Mención Honorífica otorgada el 10 de agosto de 2012.

“Esperamos motivar el desarrollo de nuevas revisiones y proyectos de investigación que permitan conocer datos locales sobre el tema, para crear políticas públicas aplicadas a nuestra población”, manifiesta Ángel.

La revisión incluyó pacientes diagnosticados por cuadro clínico o por cualquier método de confirmación, así como una evaluación de cura microbiológica o clínica.

De la revisión histórica concluyeron que siempre se han usado múltiples esquemas de tratamiento antibiótico cuya eficiencia inicial ha sido alta, pero ha disminuido en corto tiempo. En algunos casos, niveles de invulnerabilidad del 10% llegaron a picos del 90% en tan solo quince años, como sucedió con la sulfonilamida en la década de los treinta.

Asimismo, otro antibiótico desarrollado específicamente para la gonorrea en 1973, la espectinomicina, empezó con un resultado eficiente; pero, para 1985, se documentó una resistencia del 7% y, en 1987, se suspendió su uso por alcanzar una del 50%. Sin embargo, en la actualidad existen varios lugares del mundo en los que aún recomiendan su uso.

Hoy en día, la ceftriaxona (del grupo de las cefalosporinas) es el antibiótico más eficiente, pero existe la necesidad de efectuar más estudios para desarrollar nuevos antibióticos, dado el carácter cambiante de N. gonorrhoeae.


Problema de salud pública

La gonorrea es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes en el mundo. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), a 2011 estaban infectados unos 106 millones de personas. Las fallas en su diagnóstico o la falta de tratamientos antibióticos adecuados pueden traer complicaciones, como la orquiepididimitis (inflamación de los testículos y del epidídimo) o la enfermedad pélvica inflamatoria, con sus respectivas secuelas.

En los hombres produce uretritis, que se caracteriza por el flujo purulento en la uretra, e inflamación de los testículos. En las mujeres origina flujo vaginal, infección en el cuello del útero, inflamación de las trompas y, a largo plazo, infertilidad u embarazos ectópicos (que se gestan fuera del útero). Las madres también pueden dar a luz niños con afecciones en la vista.


Adolescentes, en riesgo

En Colombia, el reporte consolidado más actual (de 2010), emitido por el Ministerio de la Protección Social, estableció que en ese año hubo 91.123 personas diagnosticadas con alguna enfermedad de transmisión sexual, concentradas en Bogotá, Antioquia, Valle, Atlántico y Cauca. Cerca de la cuarta parte corresponde a gonorrea (OMS). En general, las personas entre los 13 y los 29 años de edad son las más vulnerables y corresponden al 60% de los infectados.

En este contexto, la OMS estima que hasta un 18% de las mujeres y un 3% de los hombres adolescentes adquieren el gonococo. No obstante, los reportes de países como Reino Unido, EE. UU. o Japón indican que, debido a la poca efectividad de los medicamentos, la infección está creciendo hasta llegar a un 25%, situación que podría ser más grave en países en vías de desarrollo, dadas sus características sociales. En Colombia, a esto se suma la escasez de información estadística precisa sobre la enfermedad.

Por lo pronto, según las especialistas de la UN, no existe una forma eficaz de combatir los altos niveles de resistencia de la bacteria, aunque sí es posible evitar el contagio mediante el uso de preservativos, mejores políticas públicas sobre salud sexual y reproductiva y un sistema de salud que permita detectar la infección de forma temprana.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Tumaco, con problemas de diagnóstico de malaria.

 
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4 de Diciembre del 2012
Problemas de acceso a los diagnósticos y a tratamientos oportunos para las patologías más prevalentes de la región encontraron profesores que fueron en misión médica a Tumaco.
Ángel Sánchez y Victoria Valero, profesores de la Universidad Nacional de Colombia e investigadores del Proyecto “Estrategias de pre-eliminación de malaria en Colombia”, identificaron además la persistencia en malaria y otros determinantes de la crisis sanitaria y hospitalaria en este municipio.
También detectaron alta frecuencia de patologías febriles no asociadas a malaria y que los medicamentos para dicha enfermedad que están fuera de la normatividad vigente, abundan en gran parte de las farmacias locales.
Implementaron 300 pruebas rápidas para malaria donadas por el Instituto Suizo Tropical y de Salud Pública y encontraron que gran parte de la sintomatología compatible con malaria corresponde a otras infecciones transmisibles persistentes en la región. Con las pruebas encontraron un porcentaje pequeño de positivos, menos del 5%.
“Los altos niveles de pobreza, junto a la carencia de agua potable y condiciones ambientales y sanitarias ideales para una buena calidad de vida, son el detonante de la crisis en salud que vive la población tumaqueña”, indicó la profesora Valero.
“Eso llama muchísimo la atención, primero porque el número de casos que registra Tumaco es de los más altos para la Costa Pacífica y no coincide con las estadísticas que refieren tanto la Secretaría de Salud Municipal como la del Departamento. Estamos revisando la literatura para ver qué es lo que podría explicar eso, podría ser que estamos en un momento de baja transmisión por las condiciones climatológicas, pero no coincide porque habiendo mortalidad no encontramos casos de personas  infectadas”, explicó la profesora Victoria Valero, que viajó a la zona con el profesor Ángel Sánchez.
Según Valero, en Tumaco han registrado en la últimas semanas más de 200 casos de malaria, y a pesar de que visitaron varios lugares en los que la población refiere sintomatología compatible con la enfermedad, las pruebas que aplicaron no encontraron el total de casos que sugería el servicio de salud, lo que se puede deber a problemas de automedicación, o al periodo epidemiológico en el que se está, donde gran parte de la población sale de Tumaco por las vacaciones.
“Las dos muertes que encontramos son una alerta seria. En Colombia no se deberían registrar muertes por malaria debido a que se ha reducido considerablemente la transmisión y el número de casos, por las estrategias que se han implementado”, aseguró Valero.
Los investigadores realizaron el estudio entre el 18 y el 24 de noviembre como parte de un convenio de cooperación entre la Universidad Nacional y el Instituto Suizo Tropical y de Salud Pública, para la eliminación de ciertas patologías tropicales con énfasis en malaria.
El objetivo del viaje era investigar qué tanta fiebre y malaria pueden coexistir en un mismo momento. Detectaron que hay desabastecimiento de medicamentos legales y normados por el Ministerio en gran parte de las áreas donde estuvieron.
“Utilizamos encuestas y búsqueda activa, teníamos un formulario diseñado especialmente para capturar pacientes con malaria, pero lo que nos llamó mucho la atención es que estuvimos en las áreas con mayor  crisis sanitaria y encontramos que, a pesar de que las áreas donde se habían registrado dos muertes por malaria este año, los casos no se registran; parece ser que tenemos solo procesos de automedicación que enmascaran el diagnóstico”, indicó la docente.
La malaria se trasmite de un humano a otro por la picadura del vector llamado anófeles, que se alimenta de sangre. El parásito vive dentro de los glóbulos rojos.
“El proyecto tiene extensión a tres años y cuenta con una fase que proyecta trabajar en las áreas que han mostrado estadísticamente que tienen casos y que no los podemos detectar”.
Los investigadores esperan regresar a Tumaco y visitar algunos municipios en una misión médica a mediados de abril porque consideran que la región necesita ayudas humanitarias debido a que vive una emergencia en el sector sanitario y en el hospital que calificaron como bastante delicada.
Para el profesor Petter David Lowy Cerón, director del Instituto de Estudios del Pacífico de la Sede Tumaco, lo más interesante del proyecto son las alertas tempranas que hay sobre casos de malaria.
“En el país los datos de malaria llegan muy tarde, en muchos casos las personas han muerto y luego se conoce que tenían la enfermedad. Con este proyecto de investigación queremos unir la academia con la empresa privada y con alguna institución local, en este caso con el hospital departamental. La idea es que podamos tener alertas tempranas con el uso de tecnología”, indicó el profesor.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
La malaria se trasmite de un humano a otro por la picadura del vector llamado anófeles.

La malaria se trasmite de un humano a otro por la picadura del vector llamado anófeles.

4 de Diciembre del 2012

Problemas de acceso a los diagnósticos y a tratamientos oportunos para las patologías más prevalentes de la región encontraron profesores que fueron en misión médica a Tumaco.

Ángel Sánchez y Victoria Valero, profesores de la Universidad Nacional de Colombia e investigadores del Proyecto “Estrategias de pre-eliminación de malaria en Colombia”, identificaron además la persistencia en malaria y otros determinantes de la crisis sanitaria y hospitalaria en este municipio.

También detectaron alta frecuencia de patologías febriles no asociadas a malaria y que los medicamentos para dicha enfermedad que están fuera de la normatividad vigente, abundan en gran parte de las farmacias locales.

Implementaron 300 pruebas rápidas para malaria donadas por el Instituto Suizo Tropical y de Salud Pública y encontraron que gran parte de la sintomatología compatible con malaria corresponde a otras infecciones transmisibles persistentes en la región. Con las pruebas encontraron un porcentaje pequeño de positivos, menos del 5%.

“Los altos niveles de pobreza, junto a la carencia de agua potable y condiciones ambientales y sanitarias ideales para una buena calidad de vida, son el detonante de la crisis en salud que vive la población tumaqueña”, indicó la profesora Valero.

“Eso llama muchísimo la atención, primero porque el número de casos que registra Tumaco es de los más altos para la Costa Pacífica y no coincide con las estadísticas que refieren tanto la Secretaría de Salud Municipal como la del Departamento. Estamos revisando la literatura para ver qué es lo que podría explicar eso, podría ser que estamos en un momento de baja transmisión por las condiciones climatológicas, pero no coincide porque habiendo mortalidad no encontramos casos de personas  infectadas”, explicó la profesora Victoria Valero, que viajó a la zona con el profesor Ángel Sánchez.

Según Valero, en Tumaco han registrado en la últimas semanas más de 200 casos de malaria, y a pesar de que visitaron varios lugares en los que la población refiere sintomatología compatible con la enfermedad, las pruebas que aplicaron no encontraron el total de casos que sugería el servicio de salud, lo que se puede deber a problemas de automedicación, o al periodo epidemiológico en el que se está, donde gran parte de la población sale de Tumaco por las vacaciones.

“Las dos muertes que encontramos son una alerta seria. En Colombia no se deberían registrar muertes por malaria debido a que se ha reducido considerablemente la transmisión y el número de casos, por las estrategias que se han implementado”, aseguró Valero.

Los investigadores realizaron el estudio entre el 18 y el 24 de noviembre como parte de un convenio de cooperación entre la Universidad Nacional y el Instituto Suizo Tropical y de Salud Pública, para la eliminación de ciertas patologías tropicales con énfasis en malaria.

El objetivo del viaje era investigar qué tanta fiebre y malaria pueden coexistir en un mismo momento. Detectaron que hay desabastecimiento de medicamentos legales y normados por el Ministerio en gran parte de las áreas donde estuvieron.

“Utilizamos encuestas y búsqueda activa, teníamos un formulario diseñado especialmente para capturar pacientes con malaria, pero lo que nos llamó mucho la atención es que estuvimos en las áreas con mayor  crisis sanitaria y encontramos que, a pesar de que las áreas donde se habían registrado dos muertes por malaria este año, los casos no se registran; parece ser que tenemos solo procesos de automedicación que enmascaran el diagnóstico”, indicó la docente.

La malaria se trasmite de un humano a otro por la picadura del vector llamado anófeles, que se alimenta de sangre. El parásito vive dentro de los glóbulos rojos.

“El proyecto tiene extensión a tres años y cuenta con una fase que proyecta trabajar en las áreas que han mostrado estadísticamente que tienen casos y que no los podemos detectar”.

Los investigadores esperan regresar a Tumaco y visitar algunos municipios en una misión médica a mediados de abril porque consideran que la región necesita ayudas humanitarias debido a que vive una emergencia en el sector sanitario y en el hospital que calificaron como bastante delicada.

Para el profesor Petter David Lowy Cerón, director del Instituto de Estudios del Pacífico de la Sede Tumaco, lo más interesante del proyecto son las alertas tempranas que hay sobre casos de malaria.

“En el país los datos de malaria llegan muy tarde, en muchos casos las personas han muerto y luego se conoce que tenían la enfermedad. Con este proyecto de investigación queremos unir la academia con la empresa privada y con alguna institución local, en este caso con el hospital departamental. La idea es que podamos tener alertas tempranas con el uso de tecnología”, indicó el profesor.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Desconocido, el número de casos de virus del nilo en México.

 
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18 de Octubre del 2012
Aunque el brote de Virus del Oeste del Nilo (VON) en Estados Unidos cursa por una etapa al alza, en el continente está demostrada su presencia desde hace 13 años, y a partir 2003, se han documentado en México los primeros casos en humanos, explicó Raúl Romero Cabello, integrante del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Sin embargo, puntualizó, no hay razón para alarmarse hasta conocer la verdadera situación. Lo importante es tomar medidas preventivas contra enfermedades transmitidas por mosquitos: mantener cubiertos los depósitos de agua y evitar charcos alrededor de las casas para impedir la multiplicación de los insectos; colocar mosquiteros en puertas y ventanas, y usar repelentes, entre otras.
“Desconocemos cuántos casos podrían existir en México. Si no se tienen recursos para hacer un diagnóstico adecuado, no podremos establecer un parámetro que nos indique su presencia. La enfermedad que ocasiona podría confundirse con dengue, padecimiento de gran prevalencia en el país”.
Debido a la proximidad espacial y temporal de las infecciones de aves y humanos, los epidemiólogos han concluido que la transmisión sigue un ciclo enzoótico. Las aves, en particular las migratorias, actúan como reservorio y contagian a los mosquitos que, a su vez, propagan el microorganismo a los vertebrados.
El VON es un miembro de la familia Flaviviridae (género Flavivirus), a la que también pertenecen otros virus transferidos por mosquitos, como el dengue y la fiebre amarilla, o algunas hepatitis, detalló el académico.
El del Nilo mide entre 40 y 50 nanómetros, por lo general provoca síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómito y erupciones cutáneas, pero uno de cada 100 casos se torna grave y potencialmente mortal; entonces, puede afectar el sistema nervioso central (SNC) y generar meningitis o encefalitis virales.
“Las manifestaciones serán propias de la magnitud del daño en el SNC, puede haber desde cefalea intensa y vómito, hasta trastornos de la conducta, o pérdida de la fuerza en alguna región del cuerpo, problemas respiratorios, coma, parálisis y hasta la muerte”.
Los primeros casos se diagnosticaron en 1937, en el distrito West Nile, Uganda; de ahí se diseminó en forma importante por África, Medio Oriente y Asia. A fines del siglo pasado, en 1999, se identificaron y documentaron en EU. En México, uno de los estados donde mejor se ha estudiado y detectado es Yucatán.
Se estima que existen unas 60 especies diferentes de mosquitos que transmiten el VON, entre ellas las más representativas son Culex, Aedes y Anopheles que, además, podrían transmitir otros microorganismos. Por ejemplo, Aedes es responsable del virus del dengue, y Anopheles del protozoario plasmodium, que ocasiona el paludismo.
Sin embargo, acotó, el problema radica en la dificultad de identificación, pues de acuerdo con la severidad del caso, la sintomatología podría ser semejante a la que se manifiesta en el dengue.
Si se pretende hacer el diagnóstico de un caso en el que se sospecha la presencia del virus del Nilo, se deben cazar los mosquitos en el área donde se registra el padecimiento, y analizar los fluidos, en los que puede demostrarse la presencia de aquél. Otra forma, es a partir del suero de la sangre de los infectados.
“Al suero se le pueden hacer estudios inmunológicos o serológicos para determinar la presencia de antígenos del virus. Hoy los exámenes moleculares de ácido nucleico son mucho más contundentes; por ejemplo, la reacción de la polimerasa en cadena o en tiempo real, y las secuenciaciones de ácido nucleico por pruebas en tiempo real”.
Otra opción sería aislar el microorganismo, sea de los fluidos de los mosquitos o del tejido de los huéspedes mamíferos –humano, aves o caballos–, y colocarlo en cultivos para inducir su crecimiento y estar en posibilidad de identificarlo, concluyó.
Boletín UNAM-DGCS-640
Ciudad Universitaria.
Su brote en Estados Unidos vive una etapa al alza: en América su presencia está demostrada desde hace 13 años, y a partir de 2003, en México.

Su brote en Estados Unidos vive una etapa al alza: en América su presencia está demostrada desde hace 13 años, y a partir de 2003, en México.

18 de Octubre del 2012

Aunque el brote de Virus del Oeste del Nilo (VON) en Estados Unidos cursa por una etapa al alza, en el continente está demostrada su presencia desde hace 13 años, y a partir 2003, se han documentado en México los primeros casos en humanos, explicó Raúl Romero Cabello, integrante del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Sin embargo, puntualizó, no hay razón para alarmarse hasta conocer la verdadera situación. Lo importante es tomar medidas preventivas contra enfermedades transmitidas por mosquitos: mantener cubiertos los depósitos de agua y evitar charcos alrededor de las casas para impedir la multiplicación de los insectos; colocar mosquiteros en puertas y ventanas, y usar repelentes, entre otras.

“Desconocemos cuántos casos podrían existir en México. Si no se tienen recursos para hacer un diagnóstico adecuado, no podremos establecer un parámetro que nos indique su presencia. La enfermedad que ocasiona podría confundirse con dengue, padecimiento de gran prevalencia en el país”.

Debido a la proximidad espacial y temporal de las infecciones de aves y humanos, los epidemiólogos han concluido que la transmisión sigue un ciclo enzoótico. Las aves, en particular las migratorias, actúan como reservorio y contagian a los mosquitos que, a su vez, propagan el microorganismo a los vertebrados.

El VON es un miembro de la familia Flaviviridae (género Flavivirus), a la que también pertenecen otros virus transferidos por mosquitos, como el dengue y la fiebre amarilla, o algunas hepatitis, detalló el académico.

El del Nilo mide entre 40 y 50 nanómetros, por lo general provoca síntomas leves como fiebre, dolor de cabeza, náuseas, vómito y erupciones cutáneas, pero uno de cada 100 casos se torna grave y potencialmente mortal; entonces, puede afectar el sistema nervioso central (SNC) y generar meningitis o encefalitis virales.

“Las manifestaciones serán propias de la magnitud del daño en el SNC, puede haber desde cefalea intensa y vómito, hasta trastornos de la conducta, o pérdida de la fuerza en alguna región del cuerpo, problemas respiratorios, coma, parálisis y hasta la muerte”.

Los primeros casos se diagnosticaron en 1937, en el distrito West Nile, Uganda; de ahí se diseminó en forma importante por África, Medio Oriente y Asia. A fines del siglo pasado, en 1999, se identificaron y documentaron en EU. En México, uno de los estados donde mejor se ha estudiado y detectado es Yucatán.

Se estima que existen unas 60 especies diferentes de mosquitos que transmiten el VON, entre ellas las más representativas son Culex, Aedes y Anopheles que, además, podrían transmitir otros microorganismos. Por ejemplo, Aedes es responsable del virus del dengue, y Anopheles del protozoario plasmodium, que ocasiona el paludismo.

Sin embargo, acotó, el problema radica en la dificultad de identificación, pues de acuerdo con la severidad del caso, la sintomatología podría ser semejante a la que se manifiesta en el dengue.

Si se pretende hacer el diagnóstico de un caso en el que se sospecha la presencia del virus del Nilo, se deben cazar los mosquitos en el área donde se registra el padecimiento, y analizar los fluidos, en los que puede demostrarse la presencia de aquél. Otra forma, es a partir del suero de la sangre de los infectados.

“Al suero se le pueden hacer estudios inmunológicos o serológicos para determinar la presencia de antígenos del virus. Hoy los exámenes moleculares de ácido nucleico son mucho más contundentes; por ejemplo, la reacción de la polimerasa en cadena o en tiempo real, y las secuenciaciones de ácido nucleico por pruebas en tiempo real”.

Otra opción sería aislar el microorganismo, sea de los fluidos de los mosquitos o del tejido de los huéspedes mamíferos –humano, aves o caballos–, y colocarlo en cultivos para inducir su crecimiento y estar en posibilidad de identificarlo, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-640

Ciudad Universitaria.