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Indígenas yuri se resisten al “mundo blanco”.

 
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Su supervivencia era una incertidumbre, pero allí están, esquivando la civilización occidental. Imagen de la región tomada en el año 2010.
Su supervivencia era una incertidumbre, pero allí están, esquivando la civilización occidental. Imagen de la región tomada en el año 2010.

28 de Enero del 2013

En la selva amazónica colombiana viven los yuri, uno de los últimos pueblos aborígenes aislados del planeta. El reto para el país es preservar intacta la forma de vida de estas personas.

El último registro de contacto entre el grupo indígena de los yuri o caraballos con la sociedad occidental data de 1969, cuando el cauchero Julián Gil entró en su territorio y desapareció. Su hermano y unos militares lo buscaron, pero nunca lo encontraron.

Lo que sí hallaron fue a un grupo de nativos que nadie conocía y que los miraña (otro grupo aborigen de la zona) llamaban arojes o gente de guama. Se decía que estaban estancados en la edad de piedra y que comían humanos. Los blancos, en represalia por la desaparición de Gil, secuestraron a una de las familias aborigen y la llevaron al pueblo La Pedrera, en el Amazonas colombiano.

Nunca encontraron el cadáver del hombre ni comprobaron que se lo hubieran comido. Por eso, regresaron a los indígenas a su territorio. El hecho tuvo resonancia mediática. Incluso, la historia quedó registrada en el libro Perdido en el Amazonas, de Germán Castro Caicedo.

Desde entonces, la existencia de este pueblo oculto en la selva había permanecido en la incertidumbre. Solo perduraban historias de madereros y guerrilleros que decían haberlos visto.

Derecho al aislamiento

Solo cuarenta años después, luego de una exhaustiva investigación –corroborada con una expedición de sobrevuelo–, se determinó su supervivencia. Se calcula que solo hay catorce grupos. Fue un trabajo desarrollado por el politólogo Roberto Franco, Eliana Martínez, jefa del Parque Nacional Natural Río Puré y el fotógrafo Cristóbal von Rothkirch.

Es algo significativo, pues se trata de humanos que han decidido alejarse de la influencia de la civilización occidental. En el mundo, solo hay unas cien comunidades de este tipo, la mayoría en la Amazonia y en el gran Chaco paraguayo y boliviano. Se trata de una gran cantidad de culturas y lenguas.

A partir del estudio, Franco escribió el libro Cariba malo: episodios de resistencia de un pueblo indígena aislado del Amazonas, que editó este año la Universidad Nacional de Colombia y fue financiado por la ONG Amazon Conservation Team (ACT). Uno de sus objetivos centrales es contribuir a garantizar la forma de vida de estos pueblos indígenas.

Él y Juan Álvaro Echeverri, profesor de la UN en la Amazonia, coinciden en que el Gobierno debe garantizar ese aislamiento y evitar que se contagien de enfermedades a las que son altamente vulnerables (como gripa, malaria, hepatitis, paludismo y afecciones gastrointestinales).

“Son comunidades con elementos culturales muy valiosos que deben preservarse el mayor tiempo posible”, dice Franco. Los expertos coinciden en la necesidad de crear un plan de contingencia en caso de que los yuri entren en contacto con el resto de la sociedad. Y en convenio con la UN, ya se trabaja en este.

Detrás de sus huellas

La hipótesis que plantea Franco en su libro es que son descendientes de grandes cacicazgos –sociedades más complejas que las tribales– del río Amazonas, que migraron aguas arriba por el Caquetá y Putumayo a lo largo de varios siglos. Decidieron aislarse en la región del río Puré a finales del siglo XIX, dadas las malas experiencias que tuvieron con los blancos, la esclavitud y las enfermedades.

Franco explica que la hipótesis era que los indígenas caraballo y los yuri eran los mismos. Para comprobarla, Echeverri emprendió una tarea lingüística. Comparó 38 palabras yuri que un cura recopiló, durante la estadía de la familia indígena secuestrada en La Pedrera, con 10 lenguas compiladas en el siglo XIX. Así, determinó la conexión entre los dos grupos.

“Revisando las crónicas de Cristóbal de Acuña (1597-1675) y del padre Samuel Fritz (1673-1725), advertí una serie de correspondencias de tipo lingüístico, histórico y geográfico que indican que los yuri y sus vecinos, unos grupos que se tatuaban la cara y se la pintaban de negro, vivieron sobre el río Amazonas en la época de la Conquista”, explica Franco.

Añade que eran cacicazgos capaces de controlar el inmenso río, militarmente muy fuertes, con una organización social compleja, jerarquizada y con oficios especializados; y no un grupo igualitario, en el que todos hacen de todo, como las tribus comunes de la tierra firme amazónica.

Para escribir el libro, Franco hizo unas cincuenta entrevistas a indígenas, colonos, narcotraficantes, autoridades, biólogos, antropólogos, militares y exguerrilleros que aseguran haberlos visto.

Revisó archivos en Bogotá y bibliografía española, portuguesa, brasileña, peruana y colombiana. Además, viajó por Caquetá, Putumayo y Leticia. Finalmente, en noviembre del año 2010, sobrevoló la Amazonia y vio seis malocas.

“Ellos usan una técnica de resistencia muy pacífica de no enfrentarse ni atacar. Prefieren poner trampas en los caminos (con estacas agujadas y chuzos), para cerrarlos, como señal clara de que no se debe pasar”, explica.

Forma de vida

El profesor Echeverri destaca que, según registros de siglos anteriores, los yuri eran muy cultos, tenían ritos de iniciación, mucho conocimiento sobre su entorno, máscaras, bailes y cantos. “Probablemente han conservado todo eso”.

Franco señala que viven, sobre todo, de los productos de la selva, tienen agricultura y son sedentarios, pero se mueven cuando se ven amenazados. “Desde el aire vimos mucho plátano y chontaduro. Viven de peces y de la cacería; no tienen muchos anzuelos, cazan con lanzas grandes y pesadas”.

Ahora, su protección está en manos del Ministerio del Interior y de Parques Nacionales, que han dado algunos pasos con la ONG ACT para definir una política pública y conseguir recursos para proteger ese tipo de comunidades. Por lo pronto, viven relativamente tranquilos en el Parque Nacional Natural Río Puré, un paraíso natural en donde los cariba (‘hombres blancos’) no tienen cabida.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Indígenas del Amazonas, ejemplo de salud oral.

 
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21 de Enero del 2013
Los índices de enfermedades bucales como gingivitis o periodontitis son mínimos en comunidades indígenas del Amazonas. Variables evolutivas y prácticas de higiene autóctonas podrían ser las responsables.
Las comunidades indígenas de los corregimientos de La Chorrera y Tarapacá, en el departamento del Amazonas, reúnen todos los factores de riesgo para tener altos índices de enfermedad periodontal. Esta es una afección inflamatoria de las encías, progresiva e infecciosa que destruye el soporte del diente.
Extrañamente, los niveles hallados en estas personas son mínimos, según determinaron investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y estudiantes de la Maestría de Periodoncia.
En un estudio desarrollado durante el 2012 en La Chorrera, en el que examinaron a 95 nativos (58 mujeres y 37 hombres), entre los 18 y 80 años, de las etnias uitoto, bora, ocaine y munaine, encontraron que su sangrado en encías era del 56%; la placa bacteriana (cúmulo de comida sobre la superficie de los dientes), del 83%; y los cálculos, del 50%.
Los datos coinciden con los del primer estudio, adelantado en 2011 en el Corregimiento de Tarapacá, en el cual examinaron a 80 habitantes de la etnia ticuna (28 hombres y 52 mujeres), entre los 20 y 81 años. En este caso, el sangrado fue del 48%; la placa bacteriana, del 77%; y los cálculos, del 41%.
Andrea Escalante, especialista en Periodoncia de la UN, explica que hay un espacio poco profundo entre el diente y la encía, llamado surco gingival, que en personas sanas debe ser igual o menor a tres milímetros. Pero, cuando sobrepasa los cuatro milímetros, se considera que hay una pérdida de inserción debida al desgaste o destrucción del tejido que rodea al diente.
“En el caso de Tarapacá, se halló que el 82% tiene surcos gingivales menores o iguales a tres milímetros; en el de la Chorrera, el 89,9%. Esto significa que la mayoría tiene buena salud periodontal”, destaca la experta. En cambio, según la Tercera Encuesta Nacional de Salud Bucal (ENSB), hecha en Colombia en 1998 (el estudio más actual), la enfermedad afecta al 50,2% de la población general.
Costumbres propias
Los investigadores hicieron encuestas para determinar los factores de riesgo de padecer la enfermedad periodontal. Indagaron sobre hábitos de higiene oral, costumbres y consumo de tabaco o de cigarrillo.
La mayoría usa instrumentos de aseo bucal, pero en muchas ocasiones el cepillo es utilizado por toda la familia y no siempre tienen los medios económicos para adquirir crema dental.
Sus prácticas de limpieza incluyen utilizar palitos de plantas, sal y limón, carbón en polvo y ceniza (en algunos casos, también arena). Asimismo, recurren a fibras de la palma chambira o cumare (Astrocaryum chambira), que usan como seda dental.
Pero los profesores determinaron que estos pueblos amazónicos están perdiendo la costumbre de masticar hojas como las del cogollo de guayaba, yie nery y wocha, entre otras, que les ayudan a sanar enfermedades bucales.
Luego, en el estudio clínico, a cada paciente le revisaron todos los dientes; lo que es un valor agregado, pues otros estudios solo evaluaban el estado de máximo seis piezas. Después llevaron a cabo talleres para fortalecer hábitos y costumbres de higiene oral.
Para los expertos de la UN, el tamaño de la muestra es significativa, si se la compara con la ENSB de 1998, en la cual examinaron a 8.448 adultos en el país; de los cuales solo 528 eran habitantes de la zona oriental de Amazonas y de Orinoquia, entre los 15 y 44 años y los 55 y 74 años, respectivamente.
“La población de La Chorrera es de unos 3.200 habitantes y tenemos muestras de 95 adultos; en Tarapacá son casi 2.800 habitantes y la muestra fue de 80”, precisa María Hilde Torres, directora del estudio y profesora del Departamento de Salud Oral de la Facultad de Odontología.
“A pesar de que estadísticamente la muestra fue tomada por conveniencia y no de forma aleatoria simple –pues es difícil el acceso a esas comunidades–, tenemos una representación bastante grande en comparación con el tamaño de esa población”, asegura Escalante.
Los investigadores sostienen que es extraño que los resultados de la ENSB aseguren que en el Amazonas la enfermedad periodontal es una de las más altas del país, contrario a lo que evidencia el estudio de la UN.
¿Qué los protege?
“Sospechamos que hay factores filogenéticos (variables evolutivas) propios de nuestras comunidades indígenas que permiten la defensa de sus encías e impide el progreso de la enfermedad”, asegura la profesora Torres.
Por lo pronto, harán una investigación sobre los microorganismos que tienen en la boca, para determinar si son favorables para que no se desarrolle este mal y si son los mismos que tienen quienes habitan en las ciudades.
La profesora dice que, además, investigarán la condición genética de estas comunidades, para saber cuál es el mecanismo de defensa y cómo actúa el componente bioquímico e inmunológico de esa protección.
“Eso servirá para que los nativos sean conscientes, preserven su forma de autocuidado y no vayan a presentar los niveles de enfermedad periodontal severos del resto de la población del país. A nosotros esto nos permitirá conocer cómo prevenirla en la comunidad en general”, concluye.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Los hábitos alimenticios de los indígenas podrían estar relacionados con la baja incidencia de la enfermedad periodontal.

Los hábitos alimenticios de los indígenas podrían estar relacionados con la baja incidencia de la enfermedad periodontal.

21 de Enero del 2013

Los índices de enfermedades bucales como gingivitis o periodontitis son mínimos en comunidades indígenas del Amazonas. Variables evolutivas y prácticas de higiene autóctonas podrían ser las responsables.

Las comunidades indígenas de los corregimientos de La Chorrera y Tarapacá, en el departamento del Amazonas, reúnen todos los factores de riesgo para tener altos índices de enfermedad periodontal. Esta es una afección inflamatoria de las encías, progresiva e infecciosa que destruye el soporte del diente.

Extrañamente, los niveles hallados en estas personas son mínimos, según determinaron investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y estudiantes de la Maestría de Periodoncia.

En un estudio desarrollado durante el 2012 en La Chorrera, en el que examinaron a 95 nativos (58 mujeres y 37 hombres), entre los 18 y 80 años, de las etnias uitoto, bora, ocaine y munaine, encontraron que su sangrado en encías era del 56%; la placa bacteriana (cúmulo de comida sobre la superficie de los dientes), del 83%; y los cálculos, del 50%.

Los datos coinciden con los del primer estudio, adelantado en 2011 en el Corregimiento de Tarapacá, en el cual examinaron a 80 habitantes de la etnia ticuna (28 hombres y 52 mujeres), entre los 20 y 81 años. En este caso, el sangrado fue del 48%; la placa bacteriana, del 77%; y los cálculos, del 41%.

Andrea Escalante, especialista en Periodoncia de la UN, explica que hay un espacio poco profundo entre el diente y la encía, llamado surco gingival, que en personas sanas debe ser igual o menor a tres milímetros. Pero, cuando sobrepasa los cuatro milímetros, se considera que hay una pérdida de inserción debida al desgaste o destrucción del tejido que rodea al diente.

“En el caso de Tarapacá, se halló que el 82% tiene surcos gingivales menores o iguales a tres milímetros; en el de la Chorrera, el 89,9%. Esto significa que la mayoría tiene buena salud periodontal”, destaca la experta. En cambio, según la Tercera Encuesta Nacional de Salud Bucal (ENSB), hecha en Colombia en 1998 (el estudio más actual), la enfermedad afecta al 50,2% de la población general.


Costumbres propias

Los investigadores hicieron encuestas para determinar los factores de riesgo de padecer la enfermedad periodontal. Indagaron sobre hábitos de higiene oral, costumbres y consumo de tabaco o de cigarrillo.

La mayoría usa instrumentos de aseo bucal, pero en muchas ocasiones el cepillo es utilizado por toda la familia y no siempre tienen los medios económicos para adquirir crema dental.

Sus prácticas de limpieza incluyen utilizar palitos de plantas, sal y limón, carbón en polvo y ceniza (en algunos casos, también arena). Asimismo, recurren a fibras de la palma chambira o cumare (Astrocaryum chambira), que usan como seda dental.

Pero los profesores determinaron que estos pueblos amazónicos están perdiendo la costumbre de masticar hojas como las del cogollo de guayaba, yie nery y wocha, entre otras, que les ayudan a sanar enfermedades bucales.

Luego, en el estudio clínico, a cada paciente le revisaron todos los dientes; lo que es un valor agregado, pues otros estudios solo evaluaban el estado de máximo seis piezas. Después llevaron a cabo talleres para fortalecer hábitos y costumbres de higiene oral.

Para los expertos de la UN, el tamaño de la muestra es significativa, si se la compara con la ENSB de 1998, en la cual examinaron a 8.448 adultos en el país; de los cuales solo 528 eran habitantes de la zona oriental de Amazonas y de Orinoquia, entre los 15 y 44 años y los 55 y 74 años, respectivamente.

“La población de La Chorrera es de unos 3.200 habitantes y tenemos muestras de 95 adultos; en Tarapacá son casi 2.800 habitantes y la muestra fue de 80”, precisa María Hilde Torres, directora del estudio y profesora del Departamento de Salud Oral de la Facultad de Odontología.

“A pesar de que estadísticamente la muestra fue tomada por conveniencia y no de forma aleatoria simple –pues es difícil el acceso a esas comunidades–, tenemos una representación bastante grande en comparación con el tamaño de esa población”, asegura Escalante.

Los investigadores sostienen que es extraño que los resultados de la ENSB aseguren que en el Amazonas la enfermedad periodontal es una de las más altas del país, contrario a lo que evidencia el estudio de la UN.


¿Qué los protege?

“Sospechamos que hay factores filogenéticos (variables evolutivas) propios de nuestras comunidades indígenas que permiten la defensa de sus encías e impide el progreso de la enfermedad”, asegura la profesora Torres.

Por lo pronto, harán una investigación sobre los microorganismos que tienen en la boca, para determinar si son favorables para que no se desarrolle este mal y si son los mismos que tienen quienes habitan en las ciudades.

La profesora dice que, además, investigarán la condición genética de estas comunidades, para saber cuál es el mecanismo de defensa y cómo actúa el componente bioquímico e inmunológico de esa protección.

“Eso servirá para que los nativos sean conscientes, preserven su forma de autocuidado y no vayan a presentar los niveles de enfermedad periodontal severos del resto de la población del país. A nosotros esto nos permitirá conocer cómo prevenirla en la comunidad en general”, concluye.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

UN es facilitadora de encuentro nacional indígena.

 
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4 de Diciembre del 2012
Como un espacio para reflexionar, intercambiar y concertar acciones de vida, conforme a sus propios sistemas de pensamiento, se concibe el III Encuentro Nacional de Autoridades Tradicionales Indígenas.
La reunión tendrá lugar en San Miguel Granada (Cundinamarca), en los Jardines Ecológicos Varsan, entre el 5 y el 10 de diciembre.
Se propone contribuir a restituir el orden interno de los pueblos originarios del continente, en torno al territorio, el gobierno propio, la medicina tradicional, la educación propia y los calendarios y tradiciones culturales, en cumplimiento del mandato original recibido de sanar, reparar y corregir cantando para sostener el equilibrio de todo cuanto existe.
Según el profesor Reinaldo Barbosa, investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) y director del grupo Región y Territorio de la UN, se trata de un encuentro que se plantea dentro del ámbito del movimiento social indígena, pero por fuera de la formalidad de la representación legal de cabildos y organizaciones.
“Es más desde el trabajo espiritual y ceremonial, lo que llamamos ‘sabiduría ancestral’. Eso es lo que realmente convoca a este encuentro”, asegura.
Dicho objetivo trae consigo una ordenanza que fue entregada a los abuelos: hermanar los mandatos para hacer alianzas entre mayores, pues cada sabio (o abuelo) es guardián de dicha sabiduría. Por lo tanto, no es un asunto político ni una protesta contra el Estado.
Se trata de un encuentro espiritual en el sentido de acudir a esa cosmovisión que tienen los pueblos indígenas. Así, han indicado que ya es hora de que ellos, en cuanto cuidadores de esa sabiduría, se pronuncien y se dirijan a la sociedad mayoritaria colombiana, para que se sepa qué es lo que piensan y cómo lo piensan. “No lo que se escucha a voces. Ellos quieren hablar en primera persona”, dice.
El encuentro
Esta tercera versión del Encuentro es convocada por los abuelos de las nueve grandes casas culturales o de pensamiento; entre ellas las de la Sierra Nevada, el Cocuy, Amazonas, macizo colombiano y el pueblo embera y cuna, que llegaron en el encuentro anterior a esa unidad de propósito.
Por su parte, la UN, a través del grupo de investigación Región y Territorio del Iepri, obra en condición de mediador.
“Recibimos solicitud de ayuda y acompañamiento; por eso, estamos haciendo ese puente como facilitadores”, cuenta el profesor Barbosa.
Son más de 130 abuelos, representantes de unos 170 pueblos indígenas de Colombia. Además, desde el sur de Chile hasta el norte del Canadá, vienen unos 40 más de todo el continente a esa otra parte del encuentro que es el “Canto raíces de la tierra”. Este se describe como un rezo a la tierra desde el saber ancestral de los abuelos del continente, asociado a este otro proceso de cambio de ciclo del año 2012.
El profesor destaca la relevancia de que la UN sea parte de este trabajo, pues dice que tanto en la ley orgánica de la Institución como en la Constitución está contenido el carácter pluriétnico y multicultural. Según algunos de los principios, “aquí caben todas las formas de pensamiento y de expresiones culturales”.
Señala que esa es la riqueza de la UN en las distintas sedes: “ser la confluencia de todos los pueblos del país y del continente y reivindicar y validar en la práctica esa formulación”.
Por otra parte, manifiesta que la UN ha venido planteando la pertinencia de acompañar los procesos de formación de estos jóvenes indígenas, a través de las distintas líneas de investigación y de la extensión solidaria. De este modo, la UN está cumpliendo su misión histórica de contribuir con ese proceso académico.
Finalmente, al hablar de relaciones de interculturalidad y “diálogo de saberes”, es bueno que no solo se expresen los académicos, sino que se escuche también a los abuelos, que son portadores de sabiduría.
“La idea es abrirse a comprender y a oír ese otro punto de vista como conocimiento legítimo, y que los académicos se den la oportunidad de acercarse en ese ejercicio. De ese modo, la UN está cumpliendo su papel misional”, puntualiza.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
III Encuentro Nacional de Autoridades Tradicionales Indígenas.

III Encuentro Nacional de Autoridades Tradicionales Indígenas.

4 de Diciembre del 2012

Como un espacio para reflexionar, intercambiar y concertar acciones de vida, conforme a sus propios sistemas de pensamiento, se concibe el III Encuentro Nacional de Autoridades Tradicionales Indígenas.

La reunión tendrá lugar en San Miguel Granada (Cundinamarca), en los Jardines Ecológicos Varsan, entre el 5 y el 10 de diciembre.

Se propone contribuir a restituir el orden interno de los pueblos originarios del continente, en torno al territorio, el gobierno propio, la medicina tradicional, la educación propia y los calendarios y tradiciones culturales, en cumplimiento del mandato original recibido de sanar, reparar y corregir cantando para sostener el equilibrio de todo cuanto existe.

Según el profesor Reinaldo Barbosa, investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) y director del grupo Región y Territorio de la UN, se trata de un encuentro que se plantea dentro del ámbito del movimiento social indígena, pero por fuera de la formalidad de la representación legal de cabildos y organizaciones.

“Es más desde el trabajo espiritual y ceremonial, lo que llamamos ‘sabiduría ancestral’. Eso es lo que realmente convoca a este encuentro”, asegura.

Dicho objetivo trae consigo una ordenanza que fue entregada a los abuelos: hermanar los mandatos para hacer alianzas entre mayores, pues cada sabio (o abuelo) es guardián de dicha sabiduría. Por lo tanto, no es un asunto político ni una protesta contra el Estado.

Se trata de un encuentro espiritual en el sentido de acudir a esa cosmovisión que tienen los pueblos indígenas. Así, han indicado que ya es hora de que ellos, en cuanto cuidadores de esa sabiduría, se pronuncien y se dirijan a la sociedad mayoritaria colombiana, para que se sepa qué es lo que piensan y cómo lo piensan. “No lo que se escucha a voces. Ellos quieren hablar en primera persona”, dice.


El encuentro

Esta tercera versión del Encuentro es convocada por los abuelos de las nueve grandes casas culturales o de pensamiento; entre ellas las de la Sierra Nevada, el Cocuy, Amazonas, macizo colombiano y el pueblo embera y cuna, que llegaron en el encuentro anterior a esa unidad de propósito.

Por su parte, la UN, a través del grupo de investigación Región y Territorio del Iepri, obra en condición de mediador.

“Recibimos solicitud de ayuda y acompañamiento; por eso, estamos haciendo ese puente como facilitadores”, cuenta el profesor Barbosa.

Son más de 130 abuelos, representantes de unos 170 pueblos indígenas de Colombia. Además, desde el sur de Chile hasta el norte del Canadá, vienen unos 40 más de todo el continente a esa otra parte del encuentro que es el “Canto raíces de la tierra”. Este se describe como un rezo a la tierra desde el saber ancestral de los abuelos del continente, asociado a este otro proceso de cambio de ciclo del año 2012.

El profesor destaca la relevancia de que la UN sea parte de este trabajo, pues dice que tanto en la ley orgánica de la Institución como en la Constitución está contenido el carácter pluriétnico y multicultural. Según algunos de los principios, “aquí caben todas las formas de pensamiento y de expresiones culturales”.

Señala que esa es la riqueza de la UN en las distintas sedes: “ser la confluencia de todos los pueblos del país y del continente y reivindicar y validar en la práctica esa formulación”.

Por otra parte, manifiesta que la UN ha venido planteando la pertinencia de acompañar los procesos de formación de estos jóvenes indígenas, a través de las distintas líneas de investigación y de la extensión solidaria. De este modo, la UN está cumpliendo su misión histórica de contribuir con ese proceso académico.

Finalmente, al hablar de relaciones de interculturalidad y “diálogo de saberes”, es bueno que no solo se expresen los académicos, sino que se escuche también a los abuelos, que son portadores de sabiduría.

“La idea es abrirse a comprender y a oír ese otro punto de vista como conocimiento legítimo, y que los académicos se den la oportunidad de acercarse en ese ejercicio. De ese modo, la UN está cumpliendo su papel misional”, puntualiza.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Diálogo de saberes fortalece identidad cultural en Putumayo.

 
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26 de Noviembre del 2012
Investigadores de la UN en Palmira promovieron un encuentro entre los habitantes de la comunidad indígena Camënt a Biyá del municipio de Sibundoy. El objetivo, recuperar hábitos alimenticios ancestrales.
El cultivo del maíz (Šboachan) en el jajañ, como prefieren los indígenas Camëntsá que se llame a las chagras tradicionales, es en su saber ancestral, el lugar donde está presente y vigilante el pensamiento, el respiro y el ánimo de sus mayores, “es la cuna y el pensamiento del indígena”.
El cultivo del jajañ comprende un gran caudal de conocimiento sobre el medio natural: los astros, la inmensa diversidad de la tierra y el agua, el comportamiento de las plantas y los animales, la bondad de materiales constructivos y el abono, así como las habilidades en el uso productivo de estos elementos en agricultura y ganadería, medicina, veterinaria, protección contra pestes y enfermedades.
Como esta tradición tan importante para el Pueblo Indígena Camëntsá Biyá del municipio de Sibundoy en el departamento del Putumayo, hay muchas otras en donde según el Grupo de Investigación en Recursos Genéticos Neotropicales (Girfin), se observa un alto grado de desconocimiento de los hábitos alimenticios propios.
“En un amplio sector de este pueblo indígena, principalmente el juvenil, se observa un alto grado de desconocimiento de los hábitos alimenticios propios, cuyas causas pueden estar relacionadas con la falta de diálogo con los mayores, la incorporación de nuevas dietas alimentarias, la sustitución de cultivos ancestrales y sus formas de manejo en la chagra tradicional, y la escuela donde se transmiten usos y costumbres”, afirma la profesora Creucí Maria Caetano, del Girfin.
Es por ello que, teniendo en cuenta la metodología de acción-investigación participativa, los investigadores, de la mano de José Luis Maigual Juajibioy, estudiante de la Maestría en Ciencias Biológicas línea de investigación Recursos Fitogenéticos Neotropicales de la UN en Palmira, se realizó un inventario de la agrodiversidad con la comunidad.
“A los entrevistados, especialmente a las abuelas, se les preguntó aspectos relacionados con la alimentación, reconocida como una manifestación cultural relacionada con todos los aspectos de la vida Camëntsá. El estudio sensibilizó a jóvenes y adultos, quienes establecieron y fortalecieron el jajañ en sus predios. De igual manera lo hicieron profesores y alumnos de la escuela Rural Mixta San Félix y del Colegio Bilingüe Artesanal Kamëntsá”, afirma el estudiante.
El jajañ o chagra tradicional, según el investigador, provee los alimentos indispensables a las comunidades del Valle de Sibundoy, siendo el pilar fundamental para el etnodesarrollo, enmarcado en la soberanía alimentaria y la conservación de valores propios que determinan la identidad indígena.
“El ‘diálogo’ culminó en un evento de integración de 200 personas en el “Uacjnaité” o día de las ánimas, incluyendo intercambio de saberes (valoración de los mayores, poseedores de conocimientos que deben ser transmitidos a la nueva generación), demostración de preparo y exposición de recetas propias, y actos culturales”, dice Maigual.
El estudiante encontró que las técnicas empleadas para encontrar, procesar, preparar, servir y consumir los alimentos varían culturalmente y tienen sus propias historias (conocimiento asociado) que deben ser revaloradas.
La profesora Creucí concluye que la importancia de estos diálogos “es poder mantener o rescatar el conocimiento tradicional en estas comunidades, ya que lo que no se pregunta, no se cuenta y lo que no se cuenta, se pierde y, con ello, toda la biodiversidad. De esta manera, se contribuye para su identidad cultural en cuanto etnia”.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Niños, jóvenes y adultos compartiendo los alimentos que nos da Tsbatsana Mamá (Madre Tierra).

Niños, jóvenes y adultos compartiendo los alimentos que nos da Tsbatsana Mamá (Madre Tierra).

26 de Noviembre del 2012

Investigadores de la UN en Palmira promovieron un encuentro entre los habitantes de la comunidad indígena Camënt a Biyá del municipio de Sibundoy. El objetivo, recuperar hábitos alimenticios ancestrales.

El cultivo del maíz (Šboachan) en el jajañ, como prefieren los indígenas Camëntsá que se llame a las chagras tradicionales, es en su saber ancestral, el lugar donde está presente y vigilante el pensamiento, el respiro y el ánimo de sus mayores, “es la cuna y el pensamiento del indígena”.

El cultivo del jajañ comprende un gran caudal de conocimiento sobre el medio natural: los astros, la inmensa diversidad de la tierra y el agua, el comportamiento de las plantas y los animales, la bondad de materiales constructivos y el abono, así como las habilidades en el uso productivo de estos elementos en agricultura y ganadería, medicina, veterinaria, protección contra pestes y enfermedades.

Como esta tradición tan importante para el Pueblo Indígena Camëntsá Biyá del municipio de Sibundoy en el departamento del Putumayo, hay muchas otras en donde según el Grupo de Investigación en Recursos Genéticos Neotropicales (Girfin), se observa un alto grado de desconocimiento de los hábitos alimenticios propios.

“En un amplio sector de este pueblo indígena, principalmente el juvenil, se observa un alto grado de desconocimiento de los hábitos alimenticios propios, cuyas causas pueden estar relacionadas con la falta de diálogo con los mayores, la incorporación de nuevas dietas alimentarias, la sustitución de cultivos ancestrales y sus formas de manejo en la chagra tradicional, y la escuela donde se transmiten usos y costumbres”, afirma la profesora Creucí Maria Caetano, del Girfin.

Es por ello que, teniendo en cuenta la metodología de acción-investigación participativa, los investigadores, de la mano de José Luis Maigual Juajibioy, estudiante de la Maestría en Ciencias Biológicas línea de investigación Recursos Fitogenéticos Neotropicales de la UN en Palmira, se realizó un inventario de la agrodiversidad con la comunidad.

“A los entrevistados, especialmente a las abuelas, se les preguntó aspectos relacionados con la alimentación, reconocida como una manifestación cultural relacionada con todos los aspectos de la vida Camëntsá. El estudio sensibilizó a jóvenes y adultos, quienes establecieron y fortalecieron el jajañ en sus predios. De igual manera lo hicieron profesores y alumnos de la escuela Rural Mixta San Félix y del Colegio Bilingüe Artesanal Kamëntsá”, afirma el estudiante.

El jajañ o chagra tradicional, según el investigador, provee los alimentos indispensables a las comunidades del Valle de Sibundoy, siendo el pilar fundamental para el etnodesarrollo, enmarcado en la soberanía alimentaria y la conservación de valores propios que determinan la identidad indígena.

“El ‘diálogo’ culminó en un evento de integración de 200 personas en el “Uacjnaité” o día de las ánimas, incluyendo intercambio de saberes (valoración de los mayores, poseedores de conocimientos que deben ser transmitidos a la nueva generación), demostración de preparo y exposición de recetas propias, y actos culturales”, dice Maigual.

El estudiante encontró que las técnicas empleadas para encontrar, procesar, preparar, servir y consumir los alimentos varían culturalmente y tienen sus propias historias (conocimiento asociado) que deben ser revaloradas.

La profesora Creucí concluye que la importancia de estos diálogos “es poder mantener o rescatar el conocimiento tradicional en estas comunidades, ya que lo que no se pregunta, no se cuenta y lo que no se cuenta, se pierde y, con ello, toda la biodiversidad. De esta manera, se contribuye para su identidad cultural en cuanto etnia”.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Tradiciones afro e indígenas le ponen ritmo al Plan C.

 
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15 de Noviembre del 2012
Los estudiantes que vienen de regiones apartadas del país serán protagonistas mañana en la Plaza Central. Alrededor de cincuenta bailarines pondrán en escena lo mejor de sus culturas.
Nuevamente los talentos de la Universidad se toman la Plaza Central. Pero esta vez no serán cantantes, sino grupos de danza los que deleitarán al público con su despliegue de agilidad, coordinación y orgullo de sus raíces.
“Teniendo en cuenta que la UN en Bogotá cuenta con alrededor de 441 estudiantes indígenas, 85 afrocolombianos, 290 de municipios pobres, 78 provenientes de la Amazonía, 45 del Caribe y 98 de la Orinoquía, quisimos abrir un espacio para promover la interculturalidad, la diversidad de costumbres, el respeto por la diferencia y por las tradiciones”, afirma Diana García, profesional del Área de Acompañamiento Integral, que, junto con el Área de Cultura, promueve la actividad.
Los grupos participantes tendrán quince minutos para dar todo de sí en la tarima. Y, al final, quienes mejor representen el arraigo con la región, autenticidad en la coreografía, pertinencia de trajes, indumentaria y accesorios, expresión corporal, coordinación, así como manejo del escenario, recibirán bonos redimibles, además del reconocimiento de directivas y asistentes.
La apertura del evento estará a cargo del Grupo de Cobres del Conservatorio. Luego, los miembros de comunidades muiscas de Suba y Bosa rendirán tributo a la madre tierra con un antiguo ritual indígena. Posteriormente, el grupo musical Kapary y el de danzas Runa Tushy amenizarán la tarde.
Asimismo, los asistentes podrán conocer más sobre las culturas indígenas gracias a las representaciones de colectivos como Nachiré Naineku, del departamento del Amazonas, y Shamiwaira, del sur de la región andina del país, cerca de la frontera con el Ecuador.
Por su parte, los voceros de las danzas afro también estarán presentes con la participación de los grupos Renaciendo el Pacífico y Damagua y Catagua.
Durante esta nueva jornada de Plan C, también harán presencia el Grupo Artístico Institucional de Danzas Folclóricas, con su más reciente número: la danza wayú de los indios cariachiles, y el conjunto Chirimía UN, que pondrá a bailar a los asistentes al son de currulao, bambazú, abozao y canalete.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
En esta edición de Plan C, expresiones de culturas ancestrales llenas de color se verán en la Plaza Central desde las 3:00 p.m.

En esta edición de Plan C, expresiones de culturas ancestrales llenas de color se verán en la Plaza Central desde las 3:00 p.m.

15 de Noviembre del 2012

Los estudiantes que vienen de regiones apartadas del país serán protagonistas mañana en la Plaza Central. Alrededor de cincuenta bailarines pondrán en escena lo mejor de sus culturas.

Nuevamente los talentos de la Universidad se toman la Plaza Central. Pero esta vez no serán cantantes, sino grupos de danza los que deleitarán al público con su despliegue de agilidad, coordinación y orgullo de sus raíces.

“Teniendo en cuenta que la UN en Bogotá cuenta con alrededor de 441 estudiantes indígenas, 85 afrocolombianos, 290 de municipios pobres, 78 provenientes de la Amazonía, 45 del Caribe y 98 de la Orinoquía, quisimos abrir un espacio para promover la interculturalidad, la diversidad de costumbres, el respeto por la diferencia y por las tradiciones”, afirma Diana García, profesional del Área de Acompañamiento Integral, que, junto con el Área de Cultura, promueve la actividad.

Los grupos participantes tendrán quince minutos para dar todo de sí en la tarima. Y, al final, quienes mejor representen el arraigo con la región, autenticidad en la coreografía, pertinencia de trajes, indumentaria y accesorios, expresión corporal, coordinación, así como manejo del escenario, recibirán bonos redimibles, además del reconocimiento de directivas y asistentes.

La apertura del evento estará a cargo del Grupo de Cobres del Conservatorio. Luego, los miembros de comunidades muiscas de Suba y Bosa rendirán tributo a la madre tierra con un antiguo ritual indígena. Posteriormente, el grupo musical Kapary y el de danzas Runa Tushy amenizarán la tarde.

Asimismo, los asistentes podrán conocer más sobre las culturas indígenas gracias a las representaciones de colectivos como Nachiré Naineku, del departamento del Amazonas, y Shamiwaira, del sur de la región andina del país, cerca de la frontera con el Ecuador.

Por su parte, los voceros de las danzas afro también estarán presentes con la participación de los grupos Renaciendo el Pacífico y Damagua y Catagua.

Durante esta nueva jornada de Plan C, también harán presencia el Grupo Artístico Institucional de Danzas Folclóricas, con su más reciente número: la danza wayú de los indios cariachiles, y el conjunto Chirimía UN, que pondrá a bailar a los asistentes al son de currulao, bambazú, abozao y canalete.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html