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La influencia de un legado milenario

 
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Conferencia "La influencia de India y China en la cultura Japonesa".
Conferencia "La influencia de India y China en la cultura Japonesa".

15 de abril de 2012

Los avances científicos y tecnológicos de los países asiáticos deben verse a través de su herencia cultural, moral, religiosa y social, así como del modo como han dejado su huella en Occidente.

De esta manera, al analizar la influencia de India y China en la cultura japonesa, la literata y docente universitaria Gabriela Santa describe la importancia de conocer y acercarse a esta historia ancestral, a sus implicaciones filosóficas. Y eso hizo en esta sesión de la Cátedra Jorge Eliécer Gaitán: Asia Pacífico, a la que fue invitada para hablar sobre multiculturalismo.

“Lo interesante es ver que estas culturas, diferentes en algunos aspectos, tienen cosas muy parecidas a Colombia: un país que también está en desarrollo, que se debate entre guerras civiles y avances tecnológicos, científicos e investigaciones; pero que también tiene pobreza, desempleo, corrupción, como en la India, por ejemplo”, señaló Santa.

En su introducción, la conferencista hizo referencia a los diversos elementos culturales que le pertenecen solo a Japón, como el shinto o sintoísmo (religión nativa de este país), del cual se ha podido comprobar, con bastante contundencia, que es una religión puramente japonesa, aunque algunos estudiosos insisten en darle un origen chino.

Posteriormente, abordó el tema de las influencias indias que recibió Japón. Señaló, por ejemplo, que el budismo se esparció por varios países de Asia y Europa: “Muestras claras de este fenómeno son el rey Ashoka, de Grecia, y el rey Milinda o Menandro, del imperio Kushán, que adoptaron esta religión y cambiaron completamente la idiosincrasia de su pueblo”.

Cabe anotar, resaltó la docente, que hay estudiosos que afirman que en la época de Jesús había, en los terrenos que él pisó, inscripciones budistas en arameo. Y se sabe que hubo monjes budistas que, en peregrinaje, llegaron hasta Inglaterra e Irlanda e influyeron en las creencias druídicas de estos países.

De otro lado, habló de las contribuciones de China y Corea a la cultura y a la vida cotidiana japonesa. De China llegó el cultivo de arroz, la escritura y todo el esquema de organización política y social. De allí arribaron también diferentes técnicas artísticas, como la pintura paisajista con tinta, así como toda la simbología que los chinos habían dado al movimiento de las estrellas: la astronomía y la astrología.

Con respecto a Corea, dijo: “de ahí les llegó la arquitectura, la forma de las edificaciones y las técnicas de construcción. Solo que en este país se empleaba la piedra, mientras que en Japón se usaba la madera”.

Finalmente, repasó la historia de las religiones: hinduismo, taoísmo y budismo chang. Y terminó con la influencia de los samuráis en la cultura japonesa, la ceremonia del té y del ukiyo-e y el sumi-e, los dos géneros pictóricos tradicionales más importantes del Japón.

El ikebana

La segunda parte de la sesión estuvo a cargo de María Lucía Leyva de Barbosa, maestra en ikebana de la Ichiyo School of Ikebana, de Tokio, que gracias a una estadía de más de ocho años en Japón se especializó en dicho arte.

Según Leyva, se trata del estudio de las flores japonesas: de cómo tratarlas, de cómo arreglarlas. Su nombre chino es K-Do, que significa ‘el camino de las flores’. “Es el sendero que lleva al ser humano a realizarse, a la perfección. A través de las flores y de lo que nos muestra la naturaleza podemos llegar a ser mejores seres humanos”, asegura.

El ikebana, continúa la especialista, nació por el amor infinito que tienen los japoneses por la naturaleza y sus elementos, a los que consideran moradas sagradas. De allí que su trato sea de sumo respeto.

Reconoció, finalmente, la importancia de acercarse a esta cultura, y en general a la de los países asiáticos. Pues son dignos de imitar.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Estudia la UNAM cáncer y diabetes en su banco de moscas

 
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Juan Rafael Riesgo Escovar, del INb de la UNAM.
Juan Rafael Riesgo Escovar, del INb de la UNAM.

10 de abril de 2011

• Es el más grande del país, reúne mil cepas mutantes de la especie Drosophila melanogaster, o mosca de la fruta, modelo utilizado desde hace un siglo para observar la comunicación celular
• Con ellas, en el Instituto de Neurobiología investigan transducción de señales y cicatrización, dijo Juan Rafael Riesgo Escovar
• En esa entidad, generan mutaciones en los insectos y los intercambian con otros grupos de investigación en México, Estados Unidos, Japón e India

Para estudiar los mecanismos de comunicación celular, el proceso de cicatrización y el origen y desarrollo de enfermedades como el cáncer y la diabetes, la UNAM cuenta con el banco de moscas más grande del país.

Esta singular colección biológica se conforma de mil cepas mutantes de la especie Drosophila melanogaster, también llamada mosca de la fruta, muy conocida entre los biólogos porque desde hace un siglo se utiliza como modelo de experimentación genética, debido a su pequeño genoma (descifrado en el año 2000), formado por cuatro pares de cromosomas y alrededor de 13 mil 600 genes.

Juan Rafael Riesgo Escovar, del Instituto de Neurobiología (INb) de la UNAM, junto con sus colaboradores, genera mutaciones en los insectos y los intercambian con otros grupos de investigación en México, Estados Unidos, Japón e India.

Miden de uno a 1.5 milímetros, son embriones durante 10 días y se desarrollan como adultos para completar un ciclo de vida de un mes y medio; además, comparten con muchos animales mecanismos básicos como la transducción de señales, formas de comunicación celular que traducen señales del medio externo y hacen posible que no vivamos aislados y desarrollemos procesos como el gusto, el olfato y la vista, explicó, en entrevista, Riesgo Escovar.

Herramientas biológicas

Desde que el genetista estadounidense Thomas H. Morgan (Premio Nobel de Medicina, en 1933) comenzó a trabajar con las moscas de la fruta en 1906, estos insectos se han convertido en una herramienta biológica para saber cómo percibimos el medio exterior y cómo se comunican las células dentro del organismo, comentó Riesgo, biólogo por la UNAM, y doctor en esa disciplina por la Universidad de Yale.

En su laboratorio del INb, ubicado en el campus Juriquilla de esta casa de estudios, el universitario ha reunido por 12 años grupos previamente identificados de mil cepas de moscas en diferentes etapas de desarrollo que viven dentro de tubos de ensayo, alimentadas con levadura de pan, grenetina y piloncillo.

Una habitación de su laboratorio con anaqueles organizados y una temperatura controlada de 18 grados Celsius las alberga; representan singulares herramientas biológicas en las que se incluyen genes humanos, para que luego repliquen funciones determinadas de interés científico.

Ensayo con moscas

Los insectos “son inofensivos, no dañan los cultivos, ni a las personas, así que los podemos enviar y recibir por correo”, explicó respecto a su intercambio con otros expertos mundiales en Drosophila melanogaster.

“Generamos mutaciones para saber cómo funcionan estas señales de transducción, muy parecidas entre diferentes especies animales, pues funcionan bien y están muy conservadas evolutivamente”, abundó.

Para el universitario, el desarrollo de estos mutantes es una forma de conocer mecanismos generalizados de varias especies. “Es como tener un carro y no saber cómo funciona, así que le quito una pieza para ver qué es lo que no puede hacer, le quito una llanta y no puede andar. El tipo de ensayos que hacemos se llama de falta de función; también podemos hacer lo contrario, experimentos de ganancia de función, donde se agregan cosas para ver qué pasa”, señaló.

Entre las modificaciones, se generan cepas de insectos diabéticos, anósmicos (sin olfato), con vista parcial y con defectos de desarrollo embrionario, como todos problemas que desarrollan los seres humanos.

Algo útil de la mosca de la fruta es que sus secuencias de ADN no tienen mucha redundancia, es decir, no hay dos o tres que hagan lo mismo y eso facilita su estudio. “Además, se puede hacer genética, descubrir genes, saber cuáles se necesitan para un proceso, y así podemos aislar y caracterizar”, acotó el experto, que en su posdoctorado aisló en Drosophila, uno de los primeros mutantes en la vía de la insulina, denominado Chico, análogo a un gen de vertebrados.

Finalmente, indicó que constituyen un modelo genético valioso, flexible, versátil, económico y fácil de mantener, pues les permite tener muchos organismos en un sitio pequeño.

Créditos: UNAM-DGCS-212/2011/unam.mx

Tsunamis que pueden causar graves daños golpean a México en lapsos que van de los 25 a los 50 años

 
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A partir de estudios realizados, se ha desarrollado un mapa de las zonas seguras en Barra de Potosí, Guerrero, en caso de grandes olas, y queremos hacer lo mismo a lo largo de la costa del Pacífico, refirió Priyadarsi Debajyoti Roy, del IGl de la UNAM.
A partir de estudios realizados, se ha desarrollado un mapa de las zonas seguras en Barra de Potosí, Guerrero, en caso de grandes olas, y queremos hacer lo mismo a lo largo de la costa del Pacífico, refirió Priyadarsi Debajyoti Roy, del IGl de la UNAM.

14 de marzo de 2011

• Priyadarsi Roy, del Instituto de Geología de la UNAM, realiza excavaciones en Barra de Potosí, Guerrero, para entender cómo se registró este fenómeno en el pasado, en un proyecto conjunto entre la Universidad Nacional y la Universidad Anna de la India
• Pese a que las costas del país reciben estos eventos cada lustro, nuestros reportes abarcan apenas un siglo, mientras que en naciones como Japón, datan de hace mil 500 años, añadió

“México recibe el impacto de un tsunami con olas de un metro cada cinco años, pero aquellos capaces de provocar un verdadero daño, tanto en comunidades, como en el ecosistema, con oleajes de tres a cinco metros de altura, golpean nuestras costas con una recurrencia que va de los 25 a los 50 años”, explicó Priyadarsi Debajyoti Roy, del Instituto de Geología (IGl) de la Universidad Nacional.

El académico, junto con Elena Centeno, directora del instituto, se ha dedicado a investigar cómo se han registrado estos fenómenos en el pasado, en un proyecto bilateral entre la UNAM y la Universidad Anna, de la India. “Se trata de una labor muy importante porque, aunque estos fenómenos se han dado siempre, el país apenas tiene registros desde hace poco más de un siglo, mientras naciones como Japón los han consignado desde hace más de mil 500 años”.

Para reconstruir estos eventos, el profesor de la Facultad de Ciencias se ha dedicado a excavar una serie de trincheras en Barra de Potosí, Guerrero, para estudiar uno de los tsunamis más recientes del país, el de 1985, que resulta interesante, “porque aquí el primer movimiento importante de tierra, el del 19 de septiembre, no produjo estas grandes olas, pero la réplica del día 21, sí”.

Esto demuestra lo importante de entender la relación entre el origen de un tsunami y el daño que puede causar, “pues al poblado guerrerense no le afectó el oleaje que produjo el primer sismo, mucho más potente, y que tuvo su epicentro al norte de Lázaro Cárdenas, Michoacán; la réplica provocó una oleada que penetró medio kilómetro en tierra, se generó frente a Zihuatanejo y eso marcó la diferencia”.

Para entender a cabalidad lo sucedido, el académico se ha dedicado a investigar la zona, y no sólo a través de perforaciones, sino de entrevistas realizadas a lugareños, porque en esta labor los testimonios son igual de importantes que las mediciones.

“Con sus relatos, los habitantes nos permitieron saber qué pasó aquel 21 de septiembre, cómo el mar se replegó para luego regresar con olas de cuatro metros que penetraron prácticamente 500 metros tierra adentro, y cómo los 100 pobladores del lugar pudieron huir a sitios elevados, con lo que evitaron pérdidas humanas”.

“En esta tarea, las muestras de suelo dicen tanto como las crónicas de los locales, pues al analizar los registros geológicos y encontrar ciertos sedimentos, como granos pesados, fósiles marinos o bromo, hallamos una huella sumamente detallada que nos indica el momento de un tsunami, hasta dónde llegó, de qué tamaño eran las olas e incluso qué microorganismos traían consigo”, explicó.

Estudiar en Barra de Potosí es clave para entender los paleotsunamis, es decir, los que se dieron mucho tiempo atrás, porque rehacer aquello que se dio hace pocos años, permite recorrer el camino de vuelta y recrear lo que pasó en otras eras.

Después de 2004, nada fue igual

El 26 de diciembre de 2004, el terremoto de Sumatra-Andamán generó una serie de tsunamis que impactaron en prácticamente todos los países que bordean el océano Índico y provocaron la muerte de más de 200 mil personas.

“Esta tragedia fue una llamada de atención para nosotros los científicos, porque antes de esa fecha no nos habíamos ocupado a fondo de estos fenómenos. El mejor ejemplo es que si uno busca textos al respecto, de 2003 hacia atrás apenas hallará uno o dos por año, pero si hacemos lo mismo en el lapso que comprende de mediados de la década pasada hasta el día de hoy, encontraremos cientos de publicaciones anuales, por lo menos”, indicó.

“Aquel desastre marcó nuevos parámetros en todos los campos, desde el científico hasta el social, porque ha sido el más destructivo del que se tenga memoria. De hecho, es el que ponemos en el nivel más alto de intensidad, concepto que depende del daño causado y no tanto por la cantidad de energía liberada”.

Por ello, señaló que los estudios que realizan la UNAM y la Universidad de Anna son muy importantes. “A partir de nuestras observaciones hemos desarrollado un mapa detallado de las zonas seguras en Barra de Potosí en caso de grandes olas, y queremos hacer lo mismo a lo largo de la costa del Pacífico”.

Para los nipones estos fenómenos son tan frecuentes que ya forman parte de su cultura, y no es de extrañar que la palabra tsunami sea de origen japonés; la voz tsu significa ‘puerto’, y nami ‘olas’, explicó.

Sin embargo, los registros en México son pobres, aunque al revisar los datos históricos nos han revelado episodios interesantes, narró. Por ejemplo, hay testimonios de que en 1787, uno con olas de 18 metros de altura penetró cuatro kilómetros y azotó las playas de Corralero, Oaxaca.

En nuestro país, la costa del Pacífico es particularmente susceptible, porque tenemos una placa oceánica, la de Cocos, que se introduce en otra continental, conocida como de Norteamérica, a gran velocidad, casi ocho centímetros por año, lo que provoca sismos frecuentes.

“Sin embargo, también existen noticias de eventos en el Caribe, con una frecuencia mucho menor, pero no por ello menos digna de ser estudiada”.

La cartografía con las zonas riesgo que trabajamos puede resultar de gran utilidad para salvar vidas. Nuestra siguiente área de observación será la michoacana, y aunque hay variantes que no nos dejan tomar determinado rumbo, vamos en la dirección correcta y dentro de pronto podremos ver el mapa completo, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-150-2011/unam.mx

La participación de países emergentes, determinante en el Foro Económico de Davos

 
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José Francisco Reyes Durán señaló que pese a los signos de recuperación económica que se observan desde 2009, los índices de desempleo a nivel mundial aún son preocupantes.
José Francisco Reyes Durán señaló que pese a los signos de recuperación económica que se observan desde 2009, los índices de desempleo a nivel mundial aún son preocupantes.

27 de enero de 2011

• La importancia creciente que tienen en el panorama financiero internacional y el papel que representarán en el futuro, los convierte en actores a considerar, dijo José Francisco Reyes Durán, de la Facultad de Economía de la UNAM

La participación de países emergentes como Brasil, Rusia, India, China, Corea, entre ellos México, será crucial en el Foro Económico de Davos, tras la crisis económica mundial y la influencia que tendrán en el futuro, “por lo que esas naciones aportarán elementos centrales en la discusión de las nuevas reglas”.

José Francisco Reyes Durán, secretario de Planeación de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, subrayó que el Foro puede lograr acuerdos que favorezcan el desarrollo mundial, pues busca redefinir mecanismos y esquemas de regulación posterior a la crisis que ha reconfigurado la economía global.

Este año, explicó, los participantes en la reunión se concentrarán en definir la realidad tras la crisis y, a partir de ahí, se concentran en discutir y encontrar las medidas para establecer una mayor cooperación internacional; de ahí, el título de esta edición Normas Compartidas para la Nueva Realidad.

Sin embargo, alertó, esperemos que esto no quede en un simple planteamiento y que la regulación, al menos en materia climática y financiera, se aplique, pues a través de ellas, se darán muestras de la voluntad política para la construcción de un mejor mundo.

El economista detalló que la reunión tiene cuatro ejes de trabajo: responder a la nueva realidad; buscar perspectivas económicas y definir políticas para el crecimiento inclusivo; apoyar la agenda del G-20, y construir una Red de Respuesta Internacional al Riesgo.

“La asamblea anual en Davos, Suiza, es la única instancia capaz de presentar, de manera amplia, los retos en la agenda global, y proponer ideas y soluciones para el G-20. Además, ahora trabajará en la red antes mencionada”.

Se trata de un sistema que podrá ser utilizado por líderes públicos y privados con el propósito de reconocer los riesgos sistémicos y mitigar las crisis antes de que ocurran.

El Reporte de Riesgo 2011 —presentado por el organismo— detallaba que “los sistemas del siglo XX no estaban diseñados para gestionar los focos rojos del siguiente milenio. Por ello, se requieren nuevos esquemas en red para identificar y abordar los riesgos globales antes de que se conviertan en una crisis global generalizada”.

Recuperación parcial de la economía mundial

La economía mundial ha mostrado signos de recuperación a partir de 2009, pero aún no alcanza los niveles que tenía antes de la crisis en 2007. Sin embargo, comentó, lo más preocupante es la tasa de desempleo mundial, alertó.

Los países desarrollados tienen una media de desocupación del nueve por ciento, pese a que a nivel global está en 6.5 por ciento. También, apuntó, las deudas de estas naciones se han incrementado; en las naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han aumentado en 24 por ciento en los últimos tres años.

Por otro lado, indicó, los países emergentes, sobre todo los integrantes del BRIC (Brasil, Rusia, India y China), comienzan a tener una influencia cada vez mayor sobre la economía global. Se calcula que su crecimiento estará por encima de la media del orbe (2.5 por ciento), al registrar un promedio de cinco por ciento anual.

La economía mundial parece haber superado el foco rojo de depresión internacional y muestra signos de recuperación, pero su comportamiento aún es incierto que se explican por un contexto de gran incertidumbre, en el que se observan factores como un persistente desempleo, gran nivel de endeudamiento y temor a una inflación.

Por ello, el especialista detalló que los países emergentes deben apostar su desarrollo a la consolidación de su mercado en combinación con la concreción de acuerdos regionales con naciones de igual tamaño y características similares.
Créditos: UNAM-DGCS-054-2011/unam.mx

En aumento, alergias al hule natural

 
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Un trabajador recolecta, mediante el método tradicional, hule natural de un Hevea brasiliensis.
Un trabajador recolecta, mediante el método tradicional, hule natural de un Hevea brasiliensis.

• En la última década se han incrementado en países como México, China e India

• Con ese material, obtenido del árbol Hevea brasiliensis, se manufacturan más de 40 mil artículos de uso hospitalario y doméstico

Las alergias, y los padecimientos que desencadenan, como rinitis, asma, dermatitis atópica y conjuntivitis, afectan hoy en día a 500 millones de personas, sobre todo niños y jóvenes del primer mundo; por ello, el XXI será el siglo de las alergias, prevé la Organización Mundial de la Salud.

En cuanto a las alergias al látex del árbol del hule (Hevea brasiliensis), se han incrementado en la última década en países en desarrollo como México, China e India, debido a la creciente utilización de más de 40 mil artículos de uso hospitalario (guantes, catéteres, equipos de venoclisis) y doméstico (guantes para lavar, zapatos, tenis y ligas, entre otros), manufacturados con ese material.

“Según estudios preliminares, realizados en colaboración con algunos hospitales de la Ciudad de México, la prevalencia de las alergias al hule natural entre niños sometidos a múltiples cirugías, como aquellos que padecen espina bífida, es de más de 40 por ciento; entre el personal de salud (médicos, enfermeras y odontólogos), de 20 por ciento, y entre la población en general, sólo de 1.8 a dos por ciento”, señaló Adela Rodríguez Romero, académica del Instituto de Química (IQ) de la UNAM.

Reacción exagerada

La investigadora del Departamento de Química, y quien encabeza un equipo de estudio dedicado al tema, explicó que una alergia es una reacción exagerada a una sustancia normalmente inocua; aparece en personas con cierta predisposición genética, expuestas varias veces a un alérgeno.

Existen diferentes tipos: en el polen, la caspa de animales domésticos, las frutas, el veneno de insectos y el hule natural, entre otros.

“De las más de 200 proteínas que contiene el hule natural, 13 han sido clasificadas por la Unión Internacional de Sociedades de Inmunología como alergénicas; algunas, incluso, no pierden su potencial alergénico cuando el látex del árbol del hule es sometido a procesos de manufactura o vulcanización”, afirmó Rodríguez Romero.

Las alergias al hule natural (reacciones a éste o a sus productos derivados, mediadas por mecanismos inmunológicos y acompañadas de manifestaciones clínicas) pueden ser de hipersensibilidad tipo I ó de tipo IV.

Las reacciones de hipersensibilidad tipo I, mediadas por las inmunoglobulinas tipo E, son las más graves, porque pueden exacerbarse y derivar en un choque anafiláctico, dijo.

Las reacciones de hipersensibilidad tipo IV, llamadas también reacciones de contacto (como la dermatitis alérgica), generalmente son benignas, con hiperemia (aumento de la irrigación sanguínea en un órgano o tejido), prurito y ardor.

Caracterización de alérgenos

Una alergia es un proceso inmunológico bastante complejo. Personas con predisposición genética, al exponerse por primera vez a un alérgeno, producen inmunoglobulinas tipo E en piel o mucosas.

En los basófilos y otras células conocidas como mastocitos, o células cebadas, los anticuerpos se unen en forma específica a receptores de alta afinidad, explicó.

Después, en una segunda exposición al alérgeno, se presenta un entrecruzamiento entre las inmunoglobulinas tipo E, que liberan, por desgranulación, mediadores de la inflamación, tales como histamina, leucotrienos y prostaglandina (éstos, además de inflamación, causan lagrimeo, prurito y otros síntomas alergénicos).

Rodríguez Romero y sus colaboradores han logrado caracterizar algunos alérgenos, tanto del hule natural como de ciertos productos derivados de él, que se venden en el país, para saber qué parte de ellos es clave para el reconocimiento de las inmunoglobulinas tipo E, mediadoras de las alergias al hule natural.

“El proceso de caracterización de los alérgenos comprende desde la confirmación de su alergenicidad, hasta la definición de su función y estructura; es decir, no sólo caracterizamos su función biológica, su peso molecular y carga, sino también obtenemos su estructura tridimensional, lo que facilita su identificación e incrementa la posibilidad de modificar epítopos conformacionales (regiones inmunológicamente activas de los alérgenos).

“Gracias a ello, y a estudios inmunológicos in vitro, podemos determinar las regiones de reconocimiento de las inmunoglobulinas tipo E”, explicó la experta.

Dos regiones de reconocimiento

Un logro de Rodríguez Romero y sus colaboradores es haber determinado dos regiones de reconocimiento de las inmunoglobulinas tipo E en dos alérgenos principales del hule natural: el Hev b 2 y el Hev b 6.

“Para clasificar los alérgenos se recurre al nombre científico de la planta o del animal en cuestión. En el caso del árbol del hule (Hevea brasiliensis) se utilizan las tres primeras letras del género: Hev, y la primera letra de la especie: b, seguida de un número consecutivo”, aclaró.

Los investigadores universitarios ya terminaron de estudiar el alérgeno Hev b 6, y continúan con los alérgenos Hev b 1 (conocido también como factor de elongación del hule), Hev b 2, Hev b 3, Hev b 5, Hev b 8 y Hev b 11.

“Vamos a comparar sus características inmunológicas y bioquímicas, y quizás en poco tiempo tengamos perfectamente estudiados cinco alérgenos presentes en algunos productos manufacturados con hule natural, como guantes, preservativos y materiales quirúrgicos”, indicó Rodríguez Romero.

En relación con el alérgeno Hev b 2, los universitarios encontraron que es una enzima llamada glucanasa, la cual está glicosilada en dos sitios en forma natural.

“Sabemos que los sitios de glicosilación son regiones de reconocimiento de las inmunoglobulinas tipo E porque, cuando eliminamos esos azúcares, la alergenicidad disminuye. Ésta no se pierde completamente porque alguna parte proteica del alérgeno Hev b 2 es reconocida también por las inmunoglobulinas E. Pero, en este caso, los azúcares son importantes”, refirió Rodríguez Romero.

Ya hicieron pruebas con esa enzima en basófilos, con resultados interesantes, asociados a cuestiones inmunológicas nunca antes reportadas.

Desarrollo de pruebas de diagnóstico

Los investigadores de la UNAM piensan elaborar, con un número mínimo de alérgenos, un kit de diagnóstico que permita saber de manera sencilla si una persona es o no alérgica al hule natural, y en caso de que vaya a ser sometida a alguna cirugía, si debe o no utilizarse en ella material hipoalergénico.

Con ese fin han obtenido, mediante protocolos aprobados por los comités de ética de diversos hospitales, sueros de pacientes, y han practicado pruebas inmunológicas en otros individuos para establecer, según su reacción a un determinado alérgeno, si son o no alérgicos al hule natural.

Asimismo, en el Instituto de Química utilizan pruebas de Elisa o Western Blot para reconocer, en sueros de voluntarios que tienen síntomas de alergia por el uso de productos manufacturados con hule natural, los diferentes alérgenos de éste.

Pretenden desarrollar también una prueba más simple, práctica y rápida, como una tira diagnóstica en la que sólo sea necesario poner una gotita de suero de sangre para llegar a alguna conclusión médica.

Síndrome látex-fruta-polen

De 30 a 50 por ciento de las personas alérgicas al hule natural muestran una hipersensibilidad asociada a frutas o pólenes.

A este fenómeno se le conoce como síndrome látex-fruta-polen, y ocurre cuando las inmunoglobulinas tipo E reconocen una proteína alergénica de alguna fruta (kiwi, fresa, chabacano, manzana o nuez, entre otras) o de algún polen, y la confunden, por su parecido, con un alérgeno del látex, al cual ya habían estado expuestas en un primer momento.

A diferencia de otras alergias mediadas por las inmunoglobulinas tipo E, e inducidas por una o unas cuantas proteínas alergénicas, las alergias al hule natural pueden ser inducidas por 56, aunque sólo 13 han sido clasificadas por la Unión Internacional de Sociedades de Inmunología.

Los síntomas del síndrome látex-fruta-polen pueden aparecer también con alérgenos de venenos de insectos, como abejas, y de productos del mar, como camarones.

Reacciones de hipersensibilidad tipo I

Las personas que corren mayor riesgo de desarrollar reacciones de hipersensibilidad tipo I por alérgenos del látex, son los profesionales de la salud (médicos, enfermeras y odontólogos), los pacientes sometidos a múltiples intervenciones quirúrgicas, los obreros de fábricas de llantas y de productos de hule, así como los científicos que usan habitualmente guantes de látex en sus experimentos.

Aproximadamente el 25 por ciento de la población mundial padece o ha padecido reacciones de hipersensibilidad tipo I, cuyas consecuencias van desde una irritación leve hasta la muerte súbita por un choque anafiláctico.

Créditos: UNAM. DGCS -237/ unam.mx