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Determinan áreas prioritarias para la conservación de las 129 especies de mamíferos marinos del mundo

 
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Con el título de Distribución y conservación global de los mamíferos marinos, el texto identifica 20 sitios clave para la conservación de 123, y seis más, que habitan lugares de agua dulce, como el río Amazonas.
Con el título de Distribución y conservación global de los mamíferos marinos, el texto identifica 20 sitios clave para la conservación de 123, y seis más, que habitan lugares de agua dulce, como el río Amazonas.

25 de septiembre de 2011
• El artículo, de Gerardo Ceballos, del IE de la UNAM, en coautoría con Sandra Pompa, estudiante de doctorado, y Paul R. Ehrlich, de la Universidad de Stanford, se publicó en el Proceedings of the National Academy of Sciences
• Identificó 20 áreas críticas para su preservación
• En México, habitan aproximadamente 50 por ciento de ellos, lo que significa una gran responsabilidad

Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, en coautoría con Sandra Pompa, estudiante de doctorado, y Paul R. Ehrlich, investigador de la Universidad de Stanford (uno de los ecólogos más prestigiados en los últimos 50 años), publicó en el Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), un artículo en el que, por vez primera, se mapea la distribución mundial de las 129 especies de mamíferos marinos.

Con el título de Distribución y conservación global de los mamíferos marinos, el texto identifica 20 sitios clave para la conservación de 123, y seis más, que habitan lugares de agua dulce, como el río Amazonas.

“Por primera vez en la historia, diseñamos mapas de las áreas de distribución de cada una de ellas. También, hay una base de datos con información, como patrones de riqueza de las endémicas y en riesgo”, comentó.

Se ubican nueve sitios clave para la conservación debido a su riqueza, pues contienen 84 por ciento de las especies de mamíferos marinos. Además, se identifican otros 11 para la conservación, por su condición de irreemplazables; es decir, son singulares por ser los únicos sitios donde se encuentran ciertas especies endémicas. De ellas, seis están en las regiones marinas y cinco de agua dulce.

Procesos de extinción masiva

Estamos en medio de uno de los procesos de extinción de especies más grande en la vida del planeta. Han habido cinco masivas en tiempo geológico, es decir, millones de años, y estamos en la sexta.

Se llaman masivas a las ocurridas de manera abrupta, con un porcentaje muy alto. Por ejemplo, en el Cretácico desapareció el 95 por ciento de las especies, incluidos los dinosaurios. “La sexta es la única en los anales causada por el ser humano, y sus implicaciones directas van a responder el porqué es importante la conservación de los mamíferos marinos”, dijo Ceballos.

Una de las razones, quizá la más importante, es que recibimos del buen funcionamiento de los ecosistemas lo que llamamos servicios ambientales, beneficios que obtenemos de la naturaleza, como la concentración de los gases de la atmósfera, la calidad y la cantidad del agua, la fertilización de suelos y la prevención de desastres naturales. En el caso de los mamíferos marinos, su presencia indica la “salud” de su entorno.

Sitios prioritarios para la conservación

Estos sitios tienen dos características, una es la riqueza de mamíferos, como los del Golfo de California, en México, y otra es la presencia de especies exclusivas, como la vaquita marina, en el mismo lugar; la foca de Baikal, en el lago Baikal, Rusia, o el lobo marino de las Galápagos.

Esta información es útil porque constituye un conocimiento científico que permite ver los patrones de distribución y enfocar los esfuerzos a las áreas más importantes; no desperdigarlos, porque se cuenta con personal y recursos limitados, por lo que se deben destinar a regiones en las que se tendrá un mayor beneficio.

Los mamíferos marinos sufren una serie de impactos negativos derivados de las actividades del hombre. Son afectados por la destrucción directa, como la cacería de ballenas, o la indirecta, como los delfines atrapados en las redes de los barcos atuneros o tiburoneros, o porque la pesca excesiva en un área termina con su alimento. Con esto disminuye la capacidad del ambiente para mantenerlos.

“La vaquita marina, especie exclusiva de México, es el mamífero marino más amenazado del planeta, porque probablemente se extinga en los próximos 10 ó 15 años si no se logran instrumentar medidas de conservación exitosas”, alertó.

Se calcula que hay entre 300 y 350 ejemplares en todo el mundo, es decir, en el Golfo de California, frente al delta del río Colorado. De éstas mueren entre 30 y 35 ejemplares al año atrapadas en las redes en la pesca de tiburón y sierra, entre otros.

El mamífero acuático que se extinguió más recientemente (en 2008), en el río Yangtsé o Amarillo, en China, es el baiji, un delfín de agua dulce, debido a la caza ilegal y la medicina tradicional, que empleaba partes del cuerpo de ese animal.

En México, habitan aproximadamente 50 por ciento de las especies de mamíferos marinos del planeta, lo que significa una gran responsabilidad para su conservación.

Créditos: unam.mx/boletin/565/2011

Imagen: Wikipedia

Ubican en una planta los sitios donde se replica el ADN

 
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 María de la Paz Sánchez, del IE de la UNAM, junto con sus colegas, ha localizado en la planta Arabidopsis thaliana los sitios donde se inicia la duplicación del genoma, proceso al que los especialistas llaman orígenes de la replicación.
María de la Paz Sánchez, del IE de la UNAM, junto con sus colegas, ha localizado en la planta Arabidopsis thaliana los sitios donde se inicia la duplicación del genoma, proceso al que los especialistas llaman orígenes de la replicación.

2 de enero de 2011

• Es el segundo trabajo mundial que revela los orígenes de replicación de un organismo superior, en este caso de Arabidopsis thaliana, con 120 millones de pares de bases
• En la investigación, publicada en Nature Structural and Molecular Biology, colabora María de la Paz Sánchez, del IE de la UNAM, con colegas de España y Estados Unidos

La replicación de ADN de una célula a sus descendientes es un proceso fundamental que realizan todos los organismos vivos –lo mismo moscas, cactus o seres humanos– para conservar su material genético de una generación a otra.

En el futuro, los estudios básicos sobre un modelo de planta podrán ser útiles para entender ese complejo mecanismo y sus fallas, causantes de padecimientos que hoy no tienen cura.

Aunque el trabajo científico avanza en el mundo para descifrar genomas completos de varias especies, todavía escasea la información sobre los componentes y los sitios precisos donde ocurre ese “copiado”.

Para avanzar en este campo, María de la Paz Sánchez, del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, en colaboración con Crisanto Gutiérrez, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, de Madrid, y Steven Jacobsen, de la Universidad de Los Ángeles, California, ha localizado en la planta Arabidopsis thaliana, todos los sitios donde se inicia la duplicación del genoma, procedimiento al que los especialistas llaman orígenes de la replicación.

Su investigación, publicada este mes en la versión electrónica de la revista Nature Structural and Molecular Biology, es una aportación clave para conocer ese proceso en otros organismos, como el humano, pues todos los seres vivos comparten características comunes en este ámbito, explicó en entrevista la doctora en bioquímica.

Modelo para ubicar mutaciones

Se trata del segundo trabajo mundial que divulga todos los sitios de replicación de un organismo superior. El primero, desarrollado en Estados Unidos, ubicó las zonas donde se duplica el ADN de la mosca de la fruta, Drosophila melanogaster.

“Del genoma humano solamente se ha descrito el uno por ciento, de ahí la importancia de esta labor”, comentó la especialista.

Conocer por completo los sitios y componentes donde se origina la replicación ha requerido el análisis de los 120 millones de bases que posee la Arabidopsis thaliana, cifra menor si se compara con el reto de repetir el trabajo en nuestro material genético, que posee más de tres mil 300 millones de pares de bases.

Con esta investigación, precisó la científica del IE, ahora se conoce que esa pequeña planta tiene más en común de lo que se pensaba, en ese aspecto, con los humanos.

Quizá por ello en esa especie se han caracterizado, por primera vez, muchos de los genes que, al mutarse, causan enfermedades como distintos tipos de cáncer, alteraciones inmunológicas o neurológicas.

Como en el béisbol

Los sitios de replicación del ADN pueden compararse con las bases que recorren los jugadores en un partido de béisbol. Para lograr un cuadrangular o jonrón, es indispensable recorrer, una a una, todas las almohadillas.

Del mismo modo, María de la Paz Sánchez y sus colegas han recorrido todo el genoma de la Arabidopsis thaliana, hasta lograr su jonrón al ubicar mil 500 sitios precisos donde trabajan, de forma coordinada, seis proteínas que forman el Complejo de Reconocimiento de Origen (ORC, por sus siglas en inglés).

Las fallas en el proceso de replicación del genoma causan “errores” o mutaciones; algunos de ellos pasan casi inadvertidos (sobre todo en las plantas), mientras otros generan procesos como el cáncer.

Asimismo, Sánchez y su equipo estudian los “contornos epigenéticos”, regiones bioquímicas que hacen posible que el ADN entre en la célula y quede comprimido, pero también que pueda abrirse para que el material genético se estire y duplique.

Créditos: UNAM-DGCS-125-2011/unam.mx

Contribuye la UNAM a la recuperación de los bisontes en México

 
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Una buena razón para el rescate del bisonte es que se trata de una especie clave de las praderas de Norteamérica.
Una buena razón para el rescate del bisonte es que se trata de una especie clave de las praderas de Norteamérica.

28 de diciembre de 2010

• Desaparecieron del territorio nacional en el siglo XIX. Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango, y posiblemente Zacatecas, formaron parte de su área original, dijo Rurik List, investigador del IE de la UNAM
• Dos manadas habitan en la reserva de la biosfera de Janos, Chihuahua; una, de alrededor de 130 ejemplares, que se mueve entre México y EU, y la otra, de 22, servirá para reproducción y poblar nuevos territorios

El mamífero terrestre más grande del continente americano, el bisonte (Bison bison), habitó nuestro territorio por cientos de años. Aunque especialistas negaban que perteneció a la fauna mexicana, investigadores del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM han demostrado que Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Durango y posiblemente Zacatecas, fueron parte de su área original. “Por ello, es razonable hacer esfuerzos para su recuperación en México”, dijo Rurik List.

El científico, integrante del Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la entidad, expuso que una razón relevante para su rescate es que se trata de una especie clave –con un efecto “desproporcionado” en el ecosistema– de las praderas de Norteamérica.

A pesar de haber sido uno de los biomas con mayor distribución geográfica en el planeta, actualmente es de los más alterados y menos protegidos; “se necesita con urgencia recuperar las especies perdidas de los pastizales y que recomience la dinámica que los forjó durante miles de años”.

Los bisontes, que pueden vivir 30 años y pesar hasta 850 kilogramos, en el caso de los machos, aplastan y podan el pasto, condición necesaria para otras especies, como los perritos llaneros. Además, al revolcarse, hacen depresiones de hasta 20 centímetros de profundidad y cinco metros de largo, por dos o tres de ancho, que con la lluvia, se convierten en espacio de reproducción de anfibios e invertebrados acuáticos; asimismo, su lana es usada por aves para hacer sus nidos.

El llamado búfalo en Estados Unidos, se distribuía desde Alaska hasta el norte de México, refirió List en la revista Conservation Biology, pero a consecuencia de enfermedades del ganado traído por los españoles, y la caza, manadas de millones desparecieron en pocas décadas. “En el siglo XIX la industria creció a pasos agigantados y la demanda de bandas para máquinas aumentó en Europa, y para ese fin, se utilizó su piel”.

En el momento en que los grandes naturalistas de la Unión Americana llegaron a nuestro país, en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, ya no había mención alguna del B. bison. Por ello, el equipo de List echó mano de documentos desde la época de la Colonia, y encontró reportes de su presencia en el territorio, de funcionarios y de personas que trabajaron en la delimitación de la frontera.

Incluso, un escrito de los más antiguos refiere a “dos bisontes que jalaban una carreta” en Zacatecas, y en publicaciones arqueológicas, se registró la presencia de huesos y pieles, en sitios como Paquimé. “Eso nos lleva a la conclusión de que el bisonte sí es un componente original de la fauna mexicana”, reiteró List.

Una manada

En 1988, cuando Gerardo Ceballos, también del IE, hacía su doctorado en al Universidad de Arizona, y encontró reportes de colonias de perritos llaneros en el municipio de Janos, Chihuahua; los localizó junto con una manada de bisontes, a la que no se había dado importancia.

Su origen podría estar en una donación del gobierno de Arizona al de Chihuahua en la década de 1920. Una segunda donación, se registró en los años de 1950, con lo que se formó una población que se ha movido por más de 80 años entre México y EU, como desde hace milenios lo hicieron sus ancestros.

En 2003, después de varios intentos, List encontró al grupo de alrededor de 130 ejemplares con ayuda de sobrevuelos. A partir de ese momento les ha seguido “la pista”. “Descubrimos que se mueven en dos ranchos de EU y tres de México. En nuestro territorio son considerados especie en peligro, protegida por las leyes, pero en cuanto cruzan la frontera se consideran ganado”.

A punto de extinguirse –quedaban sólo 500– algunos sobrevivientes de Yellowstone fueron llevados al zoológico de Nueva York. El número de ejemplares creció y fueron distribuidos en parques de Oklahoma, Dakota y Wyoming.

Por otro lado, algunos rancheros que habían capturado animales trataron de obtener una raza de ganado más resistente a las condiciones extremas de las planicies –inviernos fríos y veranos secos–, a las que los bisontes están acostumbrados. Los experimentos no funcionaron y la cruza entre ambas especies se dio sólo en condiciones forzadas; lo que sí ocurrió, fue que quedó un “legado” de genes de ganado en la población de “búfalo”.

Ahora, aunque hay una recuperación numérica, sólo cinco por ciento de los bisontes es silvestre, y muy pocos son “puros”, es decir, sin trazas genéticas de ganado, reconoció.

Otra gran preocupación, consideró, es que hace menos de dos años el gobierno estadounidense decidió expandir la construcción del muro fronterizo. Una de las áreas donde colocaron la barrera es donde se mueven los bisontes, y con ello, sólo queda la mitad de la zona libre para que crucen los animales.

“Aún no sabemos cuál será el efecto, pero es probable que se reduzca el movimiento a México”; por ello, los científicos pretenden que se reconsidere la aplicación de la medida en áreas biológicamente importantes.

Es de interés conocer la composición genética de este grupo. Por ello, ya se han tomado un par de muestras que evidencian la presencia de genes de ganado, pero tenemos que muestrear más, pues ese conocimiento dará la pauta para tomar acciones a futuro, expresó.
bisontes 2
Otra manada

Existe otra manada en México. Hace un año, recordó Rurik List, el Parque Nacional de Wind Cave, Dakota del Sur, hizo una donación de 23 ejemplares (dos murieron por una bacteria del suelo, y el resto, tuvo que ser vacunado; las inoculaciones que se administran al ganado doméstico incluyen cepas de esta bacteria, por lo que son inmunes, no así los bisontes). También se ubica en la reserva de la biosfera de Janos (de 543 mil hectáreas, declarada como tal el 8 de diciembre de 2009) y ya ha nacido una cría.

La importancia de estos bisontes es que son genéticamente puros, hasta donde lo permiten determinar las técnicas moleculares actuales. La meta es que se reproduzcan, y con un número suficiente, en aproximadamente seis años, llevar animales a otras partes de México.

Para que la manada crezca hasta 100 ejemplares será necesario cierto manejo como llevar a los especímenes a corrales, revisarlos, vacunarlos, colocarles collares, y en el momento en que se incremente la población, distribuirla a nuevos territorios de Sonora, Chihuahua y Coahuila.

Mientras eso ocurre, los universitarios continúan la colaboración y reciben financiamiento y apoyo de instancias como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los zoológicos de Denver y Phoenix, y la Fundación J.M. Kaplan.

Además, evalúan los beneficios económicos por turismo y venta de cacerías, carne o pieles, para que los rancheros mexicanos decidan participar en la recuperación de la especie y, en algunas áreas, el bisonte sustituya parcialmente el ganado, finalizó List.

Créditos: UNAM-DGCS-815/unam.mx

Las emociones, vinculadas a muchos de los padecimientos que aquejan a la sociedad actual

 
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Margarita Rivera señaló que es importante ser emocionalmente inteligente, porque quien no sabe manejar sus sentimientos puede agravar sus padecimientos o contraer algún mal.
Margarita Rivera señaló que es importante ser emocionalmente inteligente, porque quien no sabe manejar sus sentimientos puede agravar sus padecimientos o contraer algún mal.

25 de agosto de 2010

• Si logramos manejarlas, podemos ver resultados positivos en la salud, indicó Margarita Rivera, académica de la FES Iztacala

Es innegable que padecimientos como depresiones, cáncer, diabetes o hipertensión están vinculados a las emociones. Si logramos manejarlas podemos ver resultados positivos en nuestra salud, afirmó Margarita Rivera Mendoza, profesora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, de la UNAM.

“Cuando una persona descubre algo que lo atormenta, si bien este hallazgo no alivia el malestar, sí detiene un proceso que puede convertirse en padecimiento, el cual hay que aprender a manejar mediante un tratamiento emocional”, indicó.

En realidad, no se pretende modificar las emociones, sino que el individuo aprenda a vivirlas y expresarlas de la mejor manera, y es lo que se conoce como Inteligencia Emocional (IE), expuso la psicóloga.

La IE, explicó, es una forma de identificar lo que le sucede a las personas con relación a sus emociones para aprender a manejarlas de tal forma que puedan fluir.

“Las emociones son el flujo, la energía que permite al individuo pasar de un estado de ánimo a otro. En el ámbito de la inteligencia emocional normalmente contemplamos cinco: tristeza, alegría, ira, dolor de pérdida y miedo”.

Rivera Mendoza comentó que en la FES Iztacala, en el Proyecto Cuerpo (encabezado por el académico Sergio López y del que ella forma parte), se realizan investigaciones a partir de entrevistas, historias de vida y testimonios de pacientes que han reportado que la alteración en la relación órgano-emoción rompe el equilibrio del cuerpo, produciendo enfermedades.

“En esta propuesta abordamos las mismas emociones que en la IE, pero en lugar del dolor de pérdida estudiamos la angustia o ansiedad”, acotó.

“La idea es que así como aprendimos a hablar, leer y escribir, sepamos qué pasa en nuestro cuerpo cuando se expresa cualquiera de estas emociones. Si identificamos nuestros estados de ánimo nos podremos acercar a ellos, lo que puede ir desde hacer consciente la emoción y valorar la situación en la que se presenta, hasta expresarla de manera positiva”, señaló.

Para ello, abundó, aplicamos el enfoque sistémico, de reconocimiento personal y de los ancestros, trabajo corporal, junto con microgimnasia, entre otras herramientas. A través de éstas, se conduce a la persona para que haga contacto con esa emoción, la maneje, sienta y aprenda a expresarla.

“Una de las principales razones por las que deberíamos ser emocionalmente inteligentes es porque la emoción está directamente relacionada con los órganos en el cuerpo, y si no sabemos manejarlas, generamos o agravamos buena parte de nuestros padecimientos”, recalcó.

Además, agregó, esta condición también beneficia la forma que tenemos de relacionarnos y convivir con otras personas.

“Esto es importante porque hasta hace poco no se daba importancia a las emociones; sobre todo en una cultura como la nuestra, en la que no se permite expresar algunos sentimientos. Por ejemplo, para las mujeres está bien mostrar tristeza con llanto, pero para los hombres, es más valorado manifestar ira”, refirió.

Rivera señaló que es importante ser emocionalmente inteligentes para prevenir padecimientos y que tanto los enfermos como la población en general tengan calidad de vida, porque se ha incrementando la aparición, desde edad temprana, de males que antes eran considerados exclusivos de los adultos, haciendo que éstos se conviertan en crónicos y degenerativos.
Créditos: UNAM. DGCS-503/unam.mx

Los estromatolitos, indicadores de salud ambiental

 
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Los estromatolitos representan la evidencia más temprana de vida en la Tierra, sus ejemplos fósiles datan de hace 3,500 millones de años.
Los estromatolitos representan la evidencia más temprana de vida en la Tierra, sus ejemplos fósiles datan de hace 3,500 millones de años.

7 de mayo de 2010

• Un grupo de investigadoras del IE de la UNAM, encabezado por Luisa I. Falcón Álvarez, estudia estas comunidades de bacterias en distintas partes del país
• En esos sitios, han advertido que las estructuras observadas se representan en sistemas de agua pobre en nutrientes y, por ello, sirven como indicadores
• Entender cómo se forman las comunidades bacterianas tiene muchas aplicaciones; este grupo representa la mayor diversidad en el planeta y se encuentra en todo tipo de ambiente, incluso el cuerpo humano, afirmó

Los estromatolitos (stroma, “capa”; y lithos, “roca”) representan la evidencia más temprana de vida en la Tierra, y sus ejemplos fósiles datan de hace 3,500 millones de años. Son comunidades de bacterias que, por sus actividades metabólicas, permiten la precipitación de minerales y, por ende, la formación de estructuras de roca laminada.

Se presentan en sistemas de agua con una condición oligotrófica, pobre en nutrientes y, por ello, sirven como indicadores de salud ambiental.

“Es sorprendente que en la actualidad puedan encontrarse estromatolitos vivos, aunque aún se debate la terminología que debe emplearse para nombrarlos; nosotros preferimos denominarlos microbialitos”, comentó Luisa I. Falcón Álvarez, del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.

Un grupo de investigadoras del Departamento de Ecología Evolutiva, del IE, encabezado por Falcón Álvarez, estudia estas comunidades de bacterias –similares a los fósiles más antiguos– en distintas partes del país.

Con ello, se ha contribuido a entender mejor su evolución y, mediante técnicas moleculares, se ha enriquecido su descripción biológica.

Este proyecto de caracterización de estromatolitos en México, financiado por el Conacyt, comprende estudios de cianobacterias y de ecología bacteriana.

Las comunidades bacterianas

Debido a que las comunidades bacterianas se organizan verticalmente, en las capas más superficiales se encuentran aquellas que utilizan la luz solar para la fotosíntesis, y en las más profundas, hay gran diversidad de bacterias que tienen metabolismo anaerobio.

En los últimos cinco años, se ha concluido que las bacterias, al igual que los microorganismos macroscópicos, poseen patrones de estructuración comunitaria y de biogeografía, señaló Falcón Álvarez.

“Los estromatolitos son un modelo excelente para comprobar tal tesis. Como integran comunidades aisladas, permiten comparar su diversidad y estructura comunitaria en un determinado sitio. Con este proyecto, que involucra diferentes localidades de estudio, podemos analizar cómo es la diversidad dentro de, y entre sitios. El hecho de entender cómo se forman las comunidades bacterianas tiene muchas aplicaciones”, afirmó la investigadora.

Indicadores de salud ambiental

El grupo de universitarias indaga la ecología de las comunidades de estromatolitos en la laguna de Bacalar, en Quintana Roo; el lago cráter de Alchichica, en Puebla (sus orillas están formadas por estromatolitos masivos); la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, en Chiapas, y las pozas de Cuatro Ciénegas, en Coahuila.

En estos sitios, han advertido que las estructuras estudiadas por ellas se representan en sistemas de agua con una condición oligotrófica (de oligo, “baja”; y trophe, “nutrientes”); es decir, pobres en nutrientes y, por ello, sirven como indicadores de salud ambiental.

“En una región como la península de Yucatán, con poco suelo y rica en carbonato de calcio, el fósforo se adsorbe y, al disminuir en el agua, sólo organismos capaces de reciclarlo, como las bacterias formadoras de estromatolitos, pueden crecer y sobrevivir. Por eso, son importantes indicadores”, puntualizó Falcón Álvarez.

Según la experta del IE, el hecho de entender cómo se estructuran las comunidades bacterianas es fundamental, porque este grupo representa la mayor diversidad en nuestro planeta y se encuentra en todo tipo de ambiente, incluso el cuerpo humano.

“Hay estudios que, al comparar casos severos y leves de enfermedades como las alergias, arrojan luz sobre la sucesión bacteriana en el cuerpo humano. Esto seguramente permitirá a otros grupos de investigación adquirir el conocimiento suficiente para elaborar vacunas o medicamentos probióticos”, concluyó.

Créditos: UNAM. DGCS -278/unam.mx