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EL HUMANO, RESPONSABLE DE LA SEXTA EXTINCIÓN MASIVA DEL PLANETA

 
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extinción25 de agosto de 2014

Con la persistente destrucción de ecosistemas naturales, la conversión de selvas y bosques en zonas ganaderas, agrícolas y urbanas, la consecuente deforestación y cacería de múltiples especies animales, el ser humano es responsable de la sexta extinción masiva del planeta, causante de la desaparición de 322 especies de vertebrados terrestres en los últimos 500 años y del declive de hasta 45 por ciento de las poblaciones de invertebrados, revela un grupo internacional de ecólogos en un artículo publicado en la revista Science.

“Los vertebrados que se han extinguido en el último siglo deberían haberlo hecho en periodos de dos mil a ocho mil años, según lo ocurrido en otros tiempos geológicos”, indicó Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM y coautor del estudio “Defaunación en el Antropoceno”, cuyo primer autor es el mexicano Rodolfo Dirzo, egresado de esta casa de estudios, ex investigador del IE y profesor del Departamento de Biología de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.

La agresiva extinción masiva causada por el ser humano contrasta con las cinco anteriores, ocurridas a lo largo de 600 millones de años de vida animal por eventos naturales como la caída de un meteorito en la zona de Chicxulub, Yucatán (que derivó en la extinción del 80 por ciento de las especies del planeta, entre ellas los dinosaurios), o la conformación del supercontinente Pangea.

Además de la extinción de 322 especies de vertebrados en 500 años, las poblaciones sobrevivientes se han reducido en un promedio de 25 por ciento, alerta el estudio.

Defaunación, reducción poblacional y extinción

Junto con sus colegas Hillary S. Young, de la Universidad de California en Santa Bárbara; Mauro Galetti, de la Universidad Estatal Paulista de Brasil; Nick J.B. Isaac, del Natural Environment Research Council de Oxfordshire, Gran Bretaña; y Ben Collen, del University College de Londres, Dirzo y Ceballos han acuñado el término defaunación para describir al devastador fenómeno de extinción animal, análogo a la deforestación vegetal, que también considera el declive de poblaciones locales y la reducción del número de individuos en cada población, así como los cambios en la composición de especies en una comunidad.

En el artículo, refieren al Antropoceno como una era en la que el ser humano destaca como el gran depredador de especies animales, vegetales y ecosistemas completos; afecta poblaciones locales y provoca desequilibrios en cascada que dañan desde grandes mamíferos hasta insectos y microorganismos ocultos en los suelos.

“Actualmente la extinción es rapidísima a causa de actividades humanas como la destrucción de ecosistemas, la cacería y la deforestación; nos encontramos, sin lugar a dudas, en la sexta extinción masiva”, enfatizó Ceballos.

El ecólogo alertó que si perdemos los elefantes o los jaguares por explotación directa o de su hábitat, como en Calakmul, Campeche, o en Veracruz, también se perderán decenas de miles de otras especies, entre plantas, animales y microorganismos.

Se estima que entre 16 y 33 por ciento de todas las especies vivas de vertebrados están amenazadas o en peligro a escala global.

Grandes animales como los elefantes han reducido sus poblaciones en 28 por ciento en promedio y podrían extinguirse a mediano plazo si mantienen a ese ritmo la reducción de sus poblaciones.

Jaguares, orangutanes, rinocerontes y otras grandes especies también mantienen una tasa de declinación poblacional, sintomática del daño que el humano causa a escala global.

Créditos: UNAM-DGCS-488-2014

Visita planetario del IPN primer astronauta japonés.

 
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1 de noviembre de 2013

Planetario “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional
Planetario “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional

El científico Mamoru Mohri ofreció la conferencia Reduciendo el Estrés sobre la Vida de la Tierra: Cómo la Tecnología y Ciencia Japonesa Contribuyen con el Futuro

Ante estudiantes y académicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el científico y primer astronauta japonés, Mamoru Mohri, aseguró que la ciencia y la tecnología no tendrán éxito si no están dirigidas al beneficio de la humanidad, particularmente a los más necesitados.

En el Planetario “Luis Enrique Erro” de esta casa de estudios, el visitante extranjero dictó la conferencia magistral Reduciendo el Estrés sobre la Vida de la Tierra: Cómo la Tecnología y Ciencia Japonesa Contribuyen con el Futuro.

Mamoru Mohri, quien se desempeña actualmente como Director Ejecutivo del Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación (Miraikan), recordó que cuando era niño vio una entrevista televisiva con el cosmonauta Yuri Gagarí, evento que lo motivó a ser astronauta.

“Casi treinta años después de esa entrevista el gobierno japonés reclutó científicos para participar en una misión espacial y, de esa forma, pude alcanzar las estrellas y ver mi sueño hecho realidad”, expresó.

Luego de mostrar videos sobre las actividades que realizó mientras se encontraba en el espacio, como dormir, comer, beber y asearse, así como de diversos experimentos relacionados a la antigravedad, el científico japonés dijo que lo más impresionante en el espacio fue ver la Tierra “tan hermosa, tan llena de vida y sin fronteras; fue una gran experiencia”.

Mohri destacó que ver la Tierra desde el espacio permite, entre otras cosas, la observación de distintos fenómenos naturales como tormentas tropicales, huracanes y tsunamis, “muy en especial en mi país se utilizaban imágenes satelitales para evaluar la manera tan indiscriminada en la que avanzaba la deforestación”.

Señaló que a partir de esas imágenes se tomaron acciones que permitieron mitigar el daño, aunque lamentablemente en 2010 se detuvo la observación y nuevamente aumentó la deforestación.

En representación de la Directora General del IPN, Yoloxóchitl Bustamante Díez, la Secretaria de Investigación y Posgrado de esta casa de estudios, Norma Patricia Muñoz Sevilla, dijo a Mamoru Mohri que ser el primer astronauta japonés en viajar en un trasbordador estadounidense y estar en el IPN constituye un acontecimiento que permite ver a los estudiantes politécnicos que, si realmente desean alcanzar una meta, pueden lograrlo con dedicación y esfuerzo.

La multidisciplinariedad de sus investigaciones para obtener los primeros datos cartográficos tridimensionales de la Tierra y sus experimentos bajo el agua, así como su participación en la observación del primer eclipse total visto desde la Antártida, son razones que evidencian su profundo compromiso con la ciencia”, refirió sobre el ponente.

A la conferencia también asistió el Embajador de Japón en México, Shuichiro Megata, quien destacó que este evento se lleva a cabo en el marco de la celebración del Año del Intercambio México-Japón.  3

Recordó que hace 400 años, en octubre de 1613, salió de Japón a México la primera misión japonesa que arribó al Puerto de Acapulco en enero de 1614; desde entonces ambas naciones mantienen relaciones diplomáticas y comerciales.

Créditos: IPN-C-283

Desarrollan Recubrimiento Comestible en Plantas del Semidesierto, para productos Hortofrutícolas.

 
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El recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano, como orégano, hoja sen, damiana y sangre de drago.

El recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano, como orégano, hoja sen, damiana y sangre de drago.

4 de Septiembre del 2012

Los productos hortofrutícolas son alimentos básicos en la dieta humana, pero presentan el inconveniente de ser perecederos, por causas endógenas o exógenas; se dispone de ellos durante periodos cortos, además, en muchos de los casos se trata de cultivos de carácter estacionario.
La necesidad de tenerlos todo el año ha llevado a investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, encabezados por las investigadoras María Andrea Trejo Márquez y María Gabriela Vargas Martínez, a desarrollar un recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha; se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano.
El proyecto, apoyado por la Secretaría de Economía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), consiste en el aprovechamiento de vegetales como el orégano, damiana, gobernadora, hoja sen, sangre de drago y jojoba, “variedades comunes que no necesitan ser cultivadas, pues crecen solas en el desierto”, indicó Vargas.
Sus extractos se combinan con un polímero, “en este caso experimentamos con mucílago (baba) de nopal”. A partir de esa mezcla, el grupo obtuvo un recubrimiento biorgánico, que puede aplicarse a frutas y hortalizas al momento de su cosecha, lo que contribuye a eliminar hongos y bacterias. También, puede hacerse de resinas aceitosas, y aplicarse por inmersión o aspersión”.
Los universitarios han demostrado que este producto, empleado en fresas, brinda impermeabilidad y permite alargar su vida útil tras ser cultivadas, lo que es benéfico si se pretende exportarlas o consumirlas directamente sin necesidad de lavarlas.
“A ese fruto se le colocó un recubrimiento de extracto etanólico de orégano que no afectó su sabor, y se conservó en refrigeración hasta 25 días. Normalmente, en esta condición sólo dura alrededor de 10, y después lo ataca un hongo”. En el plano económico constituye una buena opción para los agricultores que buscan exportar, opinó.
Aunque el estudio está dirigido a frutas que se consumen con todo y cáscara (manzana, pera, uvas y guayaba, entre otras), experimentan con papaya, pues su manejo es muy delicado.
Recubrimientos saludables
Si bien los recubrimientos no son la única opción para preservar, “sí es una de las formas con las que podemos contribuir, con la ventaja de que son inocuos para la salud; además no alteran las características organolépticas y favorecen al consumidor, pues los componentes además de ser antioxidantes, son potenciales promotores del sistema inmunológico”, explicó.
Se han hecho estudios con paneles de personas que evalúan los extractos, que son tan diluidos que no presentan un sabor desagradable; no se puede identificar si se trata, por ejemplo, de orégano.
Asimismo, explicó, su uso no afecta al ambiente, porque sus residuos son fáciles de degradar; además, constituyen una alternativa económica y eficiente.
Por último, resaltó que un porcentaje importante del territorio mexicano entra en la categoría de desierto, “ahí existen tantas plantas que crecen por sí solas, que son desaprovechadas”.

Los productos hortofrutícolas son alimentos básicos en la dieta humana, pero presentan el inconveniente de ser perecederos, por causas endógenas o exógenas; se dispone de ellos durante periodos cortos, además, en muchos de los casos se trata de cultivos de carácter estacionario.

La necesidad de tenerlos todo el año ha llevado a investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán de la UNAM, encabezados por las investigadoras María Andrea Trejo Márquez y María Gabriela Vargas Martínez, a desarrollar un recubrimiento comestible para frutas y hortalizas en poscosecha; se elabora a partir de bioinsumos vegetales de extractos, aceites, gomas y ceras de plantas del semidesierto mexicano.

El proyecto, apoyado por la Secretaría de Economía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), consiste en el aprovechamiento de vegetales como el orégano, damiana, gobernadora, hoja sen, sangre de drago y jojoba, “variedades comunes que no necesitan ser cultivadas, pues crecen solas en el desierto”, indicó Vargas.

Sus extractos se combinan con un polímero, “en este caso experimentamos con mucílago (baba) de nopal”. A partir de esa mezcla, el grupo obtuvo un recubrimiento biorgánico, que puede aplicarse a frutas y hortalizas al momento de su cosecha, lo que contribuye a eliminar hongos y bacterias. También, puede hacerse de resinas aceitosas, y aplicarse por inmersión o aspersión”.

Los universitarios han demostrado que este producto, empleado en fresas, brinda impermeabilidad y permite alargar su vida útil tras ser cultivadas, lo que es benéfico si se pretende exportarlas o consumirlas directamente sin necesidad de lavarlas.

“A ese fruto se le colocó un recubrimiento de extracto etanólico de orégano que no afectó su sabor, y se conservó en refrigeración hasta 25 días. Normalmente, en esta condición sólo dura alrededor de 10, y después lo ataca un hongo”. En el plano económico constituye una buena opción para los agricultores que buscan exportar, opinó.

Aunque el estudio está dirigido a frutas que se consumen con todo y cáscara (manzana, pera, uvas y guayaba, entre otras), experimentan con papaya, pues su manejo es muy delicado.

Recubrimientos saludables

Si bien los recubrimientos no son la única opción para preservar, “sí es una de las formas con las que podemos contribuir, con la ventaja de que son inocuos para la salud; además no alteran las características organolépticas y favorecen al consumidor, pues los componentes además de ser antioxidantes, son potenciales promotores del sistema inmunológico”, explicó.

Se han hecho estudios con paneles de personas que evalúan los extractos, que son tan diluidos que no presentan un sabor desagradable; no se puede identificar si se trata, por ejemplo, de orégano.

Asimismo, explicó, su uso no afecta al ambiente, porque sus residuos son fáciles de degradar; además, constituyen una alternativa económica y eficiente.

Por último, resaltó que un porcentaje importante del territorio mexicano entra en la categoría de desierto, “ahí existen tantas plantas que crecen por sí solas, que son desaprovechadas”.

Boletín UNAM-DGCS-544

Ciudad Universitaria.