Tag Archives: herbario

La industria de la nochebuena, basada sólo en una pequeña muestra de su diversidad.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
12 de Diciembre del 2012
La Nochebuena (Euphorbia pulcherrima), “la más hermosa” de las integrantes de esa familia vegetal, originaria de nuestro país, no sólo es parte de nuestra cultura y símbolo de identidad nacional, sino una de las plantas de maceta más importantes a escala mundial.
Expertos del Instituto de Biología (IB) de la UNAM han descubierto, mediante análisis genéticos, que los cultivares de esta especie proceden principalmente del norte de Guerrero; es decir, que toda la industria a su alrededor se basa en una muestra pequeña de su diversidad.
Con el hallazgo, realizado por Laura Trejo Hernández, del grupo de investigación de Mark Olson (del área de Diversificación morfológica, anatomía y biomecánica, del Departamento de Botánica del IB), se pretende permitir el aprovechamiento de la diversidad nacional y ofrecer ventaja a los productores.
En la venta de plantas en el mundo, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas. En Estados Unidos, principal productor, las ventas en tres meses alcanzan más de 200 millones de dólares, y se incrementan año con año. Se comercializa en todos los continentes; es símbolo navideño en todos los países (aún en el Hemisferio Sur, donde tienen que tapar las plantas con tela negra para que florezcan en verano) y también de fin de año en los pueblos no cristianos, relató Trejo Hernández, quien recientemente obtuvo su doctorado en esta casa de estudios.
En nuestro territorio, en el 2010 se vendieron 20 millones de plantas, que dejaron ganancias por 400 millones de pesos; el año pasado la cifra se incrementó a 600 millones de pesos. Los principales estados productores son Morelos, Michoacán, Distrito Federal, Puebla y Estado de México, indicó.
De forma silvestre, Euphorbia pulcherrima se distribuye desde el norte de México hasta Guatemala, por todo el Pacífico, desde Sinaloa hasta el sur del país centroamericano. En nuestro territorio también es posible encontrarla hacia el centro, desde la costa de Guerrero hacia Taxco, y hasta el sur de Morelos.
La mayor parte de las poblaciones, alrededor del 90 por ciento, está en México. Es casi endémica de nuestra nación y adorna jardines desde la época prehispánica, aclaró la experta.
La especie silvestre tiene un hábitat muy particular: requiere sombra y humedad, por lo que crece en barrancas de bosque tropical subcaducifolio o bosque tropical caducifolio, aunque también llega a crecer en selva mediana.
Los bosques del norte de México en esta época están secos, pero crece en las barrancas, abajo, cerca de los ríos, donde hay sombra y humedad. También tienen presencia en las selvas de Chiapas y Guatemala.
Por su distribución longitudinal, germina en distintos ambientes y “hemos observado que su variación genética cambia conforme se alejan unas poblaciones de otras, pero todas pertenecen a la misma especie. La diversificación del color en las brácteas, que va del rojo al blanco, podría responder a características ambientales”.
Entre las poblaciones silvestres y las cultivadas existen diferencias como el tamaño de la llamada “flor”; en los bosques y la selva, las brácteas son muy delgadas y forman un solo juego alrededor de las inflorescencias, de color amarillo. Mientras que las que se producen en invernaderos, son de mayor volumen, anchas y vistosas.
Las 21 poblaciones analizadas por la científica provienen de Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guatemala. “Tratamos de representar todo el Pacífico y el centro de México, con base en ejemplares de herbario antiguos, para llegar de manera más fácil a los lugares y tener respaldo de cada ejemplar”.
Se investigó la situación de las poblaciones silvestres y se realizó un mapa de su distribución y variantes genéticas; con ello es posible identificar el origen de cualquiera, mediante marcadores moleculares. En consecuencia, se pueden establecer programas de conservación y protección contra la biopiratería, añadió.
Trejo Hernández encontró que 20 por ciento de las poblaciones analizadas se ubican en áreas protegidas, “pero eso apenas representa una tercera parte de la diversidad”. Por ello, es necesario preservar a las restantes, de manera ideal en sus hábitats, para que continúen su evolución.
También halló más vulnerables: mediante el análisis, se reconoció a las poblaciones con variantes singulares, llamadas haplotipos únicos, que deben tener preferencia de conservación. Asimismo, detectó a las más amenazadas por el impacto humano, ubicadas en Morelos y norte de Guerrero.
Buscó un marcador genético que pudiera relacionar las plantas silvestres con los cultivares; “amplifiqué una gran cantidad de marcadores de cloroplasto y núcleo, con análisis de plantas silvestres y cultivadas, hasta encontrar el fragmento de genoma con la suficiente variación para separar unas de otras”.
Una vez detectados esos marcadores, dos fragmentos o secuencias intergénicas de cloroplasto, “diseñé un marcador específico para un gen del núcleo, con el uso de otras euphorbias”. Así se determinó la existencia de 12 variantes o haplotipos en el cloroplasto y nueve en el núcleo.
Los cultivares analizados provienen de Estados Unidos y México, los primeros, de mayor venta y con patente, como “Freedom”, “Sub-Jibi” y “Festival Red”. Y de nuestro país, el “Valenciana” y “Rehilete”. Ahí se hizo el hallazgo: “de todas las variantes que hallé en las poblaciones silvestres y analizadas con los fragmentos del genoma de cloroplasto, sólo dos están presentes en los cultivares. Ello significa que se han colectado pocas plantas, y en lugares específicos, para generar los cultivos”.
Si se aprovechara la riqueza genética no sólo se podría mejorar la Nochebuena de cultivo, sino reducir los costos de su producción. Por ejemplo, se lograrían tallos más fuertes, porque muchas se pierden por ruptura de los mismos; o bien, que sean resistentes a plagas, principalmente al hongo que afecta las hojas; a la sequía o al frío, o que se generen cultivares verticales, para tener una gran cantidad en una menor área.
En un trabajo cercano con los productores, sobre todo pequeños, de Morelos y Guerrero, así como de otras instituciones, como la Universidad Autónoma de Chapingo, y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Trejo Hernández espera que estos conocimientos contribuyan al manejo, mejoramiento y conservación de la especie.
Becada por National Geographic y con publicaciones en revistas como American Journal of Botany, también documenta cómo llegó la Nochebuena a la Unión Americana, y de ahí, a Europa. Hasta el momento parece ser cierta la historia de que Joel Roberts Poinsett, embajador estadounidense en México, la introdujo a la floricultura mundial.
Ese político, militar y naturalista estuvo en nuestro territorio de 1825 a 1830. Formaba parte de la Sociedad Histórica de América, y en las rutas de Humboldt, exploró nuestro territorio. Colectó ejemplares de plantas y animales, y mandó cargamentos de la Nochebuena al Jardín Botánico de Bartram, en Filadelfia.
Ahí se aclimató al invernadero, y en 1829 fue presentada en el primer festival de plantas y frutos de aquella ciudad. Hay un par de documentos del siglo XX que indican que la tomó de Taxco, aunque esta versión requiere respaldo en documentos más antiguos, consideró.
Laura Trejo prepara, junto con otros especialistas, un libro que aborde por primera vez, y desde diferentes perspectivas –incluido su uso medicinal–, a la Nochebuena.
Boletín UNAM-DGCS-765
Ciudad Universitaria.
En la venta de plantas a escala mundial, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas.

En la venta de plantas a escala mundial, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas.

12 de Diciembre del 2012

La Nochebuena (Euphorbia pulcherrima), “la más hermosa” de las integrantes de esa familia vegetal, originaria de nuestro país, no sólo es parte de nuestra cultura y símbolo de identidad nacional, sino una de las plantas de maceta más importantes a escala mundial.

Expertos del Instituto de Biología (IB) de la UNAM han descubierto, mediante análisis genéticos, que los cultivares de esta especie proceden principalmente del norte de Guerrero; es decir, que toda la industria a su alrededor se basa en una muestra pequeña de su diversidad.

Con el hallazgo, realizado por Laura Trejo Hernández, del grupo de investigación de Mark Olson (del área de Diversificación morfológica, anatomía y biomecánica, del Departamento de Botánica del IB), se pretende permitir el aprovechamiento de la diversidad nacional y ofrecer ventaja a los productores.

En la venta de plantas en el mundo, la Nochebuena se ubica sólo por detrás de las orquídeas. En Estados Unidos, principal productor, las ventas en tres meses alcanzan más de 200 millones de dólares, y se incrementan año con año. Se comercializa en todos los continentes; es símbolo navideño en todos los países (aún en el Hemisferio Sur, donde tienen que tapar las plantas con tela negra para que florezcan en verano) y también de fin de año en los pueblos no cristianos, relató Trejo Hernández, quien recientemente obtuvo su doctorado en esta casa de estudios.

En nuestro territorio, en el 2010 se vendieron 20 millones de plantas, que dejaron ganancias por 400 millones de pesos; el año pasado la cifra se incrementó a 600 millones de pesos. Los principales estados productores son Morelos, Michoacán, Distrito Federal, Puebla y Estado de México, indicó.

De forma silvestre, Euphorbia pulcherrima se distribuye desde el norte de México hasta Guatemala, por todo el Pacífico, desde Sinaloa hasta el sur del país centroamericano. En nuestro territorio también es posible encontrarla hacia el centro, desde la costa de Guerrero hacia Taxco, y hasta el sur de Morelos.

La mayor parte de las poblaciones, alrededor del 90 por ciento, está en México. Es casi endémica de nuestra nación y adorna jardines desde la época prehispánica, aclaró la experta.

La especie silvestre tiene un hábitat muy particular: requiere sombra y humedad, por lo que crece en barrancas de bosque tropical subcaducifolio o bosque tropical caducifolio, aunque también llega a crecer en selva mediana.

Los bosques del norte de México en esta época están secos, pero crece en las barrancas, abajo, cerca de los ríos, donde hay sombra y humedad. También tienen presencia en las selvas de Chiapas y Guatemala.

Por su distribución longitudinal, germina en distintos ambientes y “hemos observado que su variación genética cambia conforme se alejan unas poblaciones de otras, pero todas pertenecen a la misma especie. La diversificación del color en las brácteas, que va del rojo al blanco, podría responder a características ambientales”.

Entre las poblaciones silvestres y las cultivadas existen diferencias como el tamaño de la llamada “flor”; en los bosques y la selva, las brácteas son muy delgadas y forman un solo juego alrededor de las inflorescencias, de color amarillo. Mientras que las que se producen en invernaderos, son de mayor volumen, anchas y vistosas.

Las 21 poblaciones analizadas por la científica provienen de Sinaloa, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas y Guatemala. “Tratamos de representar todo el Pacífico y el centro de México, con base en ejemplares de herbario antiguos, para llegar de manera más fácil a los lugares y tener respaldo de cada ejemplar”.

Se investigó la situación de las poblaciones silvestres y se realizó un mapa de su distribución y variantes genéticas; con ello es posible identificar el origen de cualquiera, mediante marcadores moleculares. En consecuencia, se pueden establecer programas de conservación y protección contra la biopiratería, añadió.

Trejo Hernández encontró que 20 por ciento de las poblaciones analizadas se ubican en áreas protegidas, “pero eso apenas representa una tercera parte de la diversidad”. Por ello, es necesario preservar a las restantes, de manera ideal en sus hábitats, para que continúen su evolución.

También halló más vulnerables: mediante el análisis, se reconoció a las poblaciones con variantes singulares, llamadas haplotipos únicos, que deben tener preferencia de conservación. Asimismo, detectó a las más amenazadas por el impacto humano, ubicadas en Morelos y norte de Guerrero.

Buscó un marcador genético que pudiera relacionar las plantas silvestres con los cultivares; “amplifiqué una gran cantidad de marcadores de cloroplasto y núcleo, con análisis de plantas silvestres y cultivadas, hasta encontrar el fragmento de genoma con la suficiente variación para separar unas de otras”.

Una vez detectados esos marcadores, dos fragmentos o secuencias intergénicas de cloroplasto, “diseñé un marcador específico para un gen del núcleo, con el uso de otras euphorbias”. Así se determinó la existencia de 12 variantes o haplotipos en el cloroplasto y nueve en el núcleo.

Los cultivares analizados provienen de Estados Unidos y México, los primeros, de mayor venta y con patente, como “Freedom”, “Sub-Jibi” y “Festival Red”. Y de nuestro país, el “Valenciana” y “Rehilete”. Ahí se hizo el hallazgo: “de todas las variantes que hallé en las poblaciones silvestres y analizadas con los fragmentos del genoma de cloroplasto, sólo dos están presentes en los cultivares. Ello significa que se han colectado pocas plantas, y en lugares específicos, para generar los cultivos”.

Si se aprovechara la riqueza genética no sólo se podría mejorar la Nochebuena de cultivo, sino reducir los costos de su producción. Por ejemplo, se lograrían tallos más fuertes, porque muchas se pierden por ruptura de los mismos; o bien, que sean resistentes a plagas, principalmente al hongo que afecta las hojas; a la sequía o al frío, o que se generen cultivares verticales, para tener una gran cantidad en una menor área.

En un trabajo cercano con los productores, sobre todo pequeños, de Morelos y Guerrero, así como de otras instituciones, como la Universidad Autónoma de Chapingo, y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Trejo Hernández espera que estos conocimientos contribuyan al manejo, mejoramiento y conservación de la especie.

Becada por National Geographic y con publicaciones en revistas como American Journal of Botany, también documenta cómo llegó la Nochebuena a la Unión Americana, y de ahí, a Europa. Hasta el momento parece ser cierta la historia de que Joel Roberts Poinsett, embajador estadounidense en México, la introdujo a la floricultura mundial.

Ese político, militar y naturalista estuvo en nuestro territorio de 1825 a 1830. Formaba parte de la Sociedad Histórica de América, y en las rutas de Humboldt, exploró nuestro territorio. Colectó ejemplares de plantas y animales, y mandó cargamentos de la Nochebuena al Jardín Botánico de Bartram, en Filadelfia.

Ahí se aclimató al invernadero, y en 1829 fue presentada en el primer festival de plantas y frutos de aquella ciudad. Hay un par de documentos del siglo XX que indican que la tomó de Taxco, aunque esta versión requiere respaldo en documentos más antiguos, consideró.

Laura Trejo prepara, junto con otros especialistas, un libro que aborde por primera vez, y desde diferentes perspectivas –incluido su uso medicinal–, a la Nochebuena.

Boletín UNAM-DGCS-765

Ciudad Universitaria.

Impartirá BUAP el curso “Colecta, secado y almacenamiento de plantas medicinales para su comercialización”

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

22 de marzo de 2011

México es un país que por tradición consume plantas medicinales, sin embargo su preparación y comercialización dejan mucho que desear, particularmente en el aspecto de secado y conservación, señaló la doctora Marisela Rodríguez Acosta.

La Directora del Herbario y Jardín Botánico “Ignacio Rodríguez de Alconedo” de la BUAP, invitó a quienes colectan, secan y almacenan plantas con fines comerciales, así como a consumidores que buscan calidad en estos productos naturales, a participar en el curso teórico-práctico “Colecta, secado y almacenamiento de plantas medicinales para su comercialización”.

Éste se desarrollará del 6 al 8 de abril en el centro de atención al visitante del Jardín Botánico de Ciudad Universitaria, de 10:00 a 13:00 horas. “En él vamos a hablar de varias plantas, principalmente de las que se usan para las infusiones, baños, lavados y los cuidados que debemos tener para su conservación”, indicó.

Asimismo los participantes al curso conocerán la situación actual de las plantas medicinales en México que son más comunes y tienen una alta demanda comercial. Aprenderán a reconocer la calidad de una planta en el mercado, métodos de secado y almacenamiento, enfermedades contra las que se usan y su preparación, entre otros temas.

Al respecto la doctora Rodríguez Acosta advirtió que un gran número de plantas que se comercializan con fines medicinales, principalmente para infusiones, llevan a veces mucha basura o moho, lo que degrada su efectividad.

“Para identificar una planta bien conservada, basta con ver su color que no debe ser negro sino verde, de manera que, por ejemplo, una sola rama de yerbabuena baste para una taza de té”.

Normalmente las hierbas se consumen frescas, “pero un buen secado permite conservarlas con sus propiedades como aceites o aromas”, ilustró.

Este curso será impartido por la Directora del Herbario y Jardín Botánico de la Institución y Anna-Lena Kurzrock de la Unidad de Estudios Académicos de Farmacia en la Universidad Philipps-Universität de Marburg, Alemania.

Para acreditar este programa, cuyo costo es de 750 pesos, será necesario el 100 por ciento de asistencia, así como elaborar un reporte de las actividades que se realizaron.

Informes al teléfono 2 29 55 00, extensiones 7030 o 7031, con la Maestra en Ciencias Amparo Bélgica Cerón.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx

Herbario de la FES Iztacala, especialista en plantas mexiquenses

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Las colecciones del Herbario de Iztacala están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, explicó María Edith López Villafranco.
Las colecciones del Herbario de Iztacala están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, explicó María Edith López Villafranco.

20 de julio de 2010

• Cuenta con 35 mil ejemplares clasificados y varias colecciones de algas, hongos, plantas con semillas, comestibles y medicinales, dijo María Edith López Villafranco, titular del reservorio
• Completa el registro etnobotánico una recopilación de 100 escobas de varias regiones del país, hechas de fibras naturales como palma, mijo, coco y popotillo

Especializado en plantas mexiquenses, el Herbario de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, cuenta con 35 mil ejemplares clasificados y varias colecciones especializadas.

Comenzó a formarse en 1976, cuando se hicieron las primeras colectas, que se incrementaron sistemáticamente desde finales de los años 70.

Actualmente, “tenemos más de mil 300 ejemplares de algas, cerca de dos mil hongos, 30 mil fanerógamas (tienen raíz, tallo, hojas, semillas, y a veces, flores y frutos), además de mil 500 plantas medicinales y comestibles que forman una colección etnobotánica”, refirió María Edith López Villafranco, titular del reservorio.

Desde la década de 1980, el sitio está registrado en el Index Herbariorum a nivel internacional como Herbario IZTA, un acrónimo con el que se conoce en todo el mundo.

Las colecciones están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, que se usan en diversas colectividades del país, como las comestibles y medicinales.

“La más nueva es la etnobotánica, de referencia sobre los usos que se dan en las diversas comunidades vegetales y en determinados grupos humanos”, señaló la especialista.

Intercambios

Aunque está centrado en la flora del Estado de México –donde se ubica la FES Iztacala–, también tiene ejemplares de otras entidades del país, con las que tiene intercambios, donaciones y préstamos.

“Los herbarios son acervos de la diversidad biológica de plantas que hay en el país”, resumió López Villafranco, mientras mostraba ejemplares variados de algodón, tejocote, pera y un estropajo.

Entre los intercambios interesantes, destacan los que realizan con el Instituto de Biología de la propia UNAM, y con los herbarios de los institutos Politécnico Nacional (IPN) y Mexicano del Seguro Social (IMSS), este último dedicado exclusivamente a plantas medicinales.

“Cada ejemplar tiene una etiqueta de referencia con el lugar y fecha donde se colectó, en qué tipo de vegetación, el uso de la planta, quién dio la información y quién es el colector, ya sea el investigador o estudiante que fue a las comunidades y registró los datos”, detalló.

Medidas de conservación

Aunque los ejemplares no están vivos, están expuestos a la descomposición por ser materiales biológicos; para evitar la contaminación por insectos u hongos que se generan con la humedad, se deshidratan, se prensan y enfrían dentro de un refrigerador a menos 17 grados Celsius.

Tras este proceso, se montan en una cartulina donde se agrega una etiqueta con número de registro. La misma información también va a una base de datos, como en una biblioteca, explicó la experta.

“El herbario es como una biblioteca de plantas, donde cada ejemplar podría ser la página de un libro, pero en este registro hay datos que aún no han sido publicados”, añadió.

En estos espacios el material puede no olerse, pero la belleza de las flores y frutos son referencia para muchas investigaciones. “No sólo nos visitan los biólogos, también químicos, farmacéuticos, médicos, enfermeras, geógrafos, antropólogos y músicos”, apuntó.

Las colecciones

Una parte importante del herbario es la colección etnobotánica, un nexo entre las plantas y los humanos, donde es fundamental incluir el conocimiento empírico de las comunidades locales.

“Ayuda a saber qué especie existió en una zona y quizá ya no sobrevive. Su clasificación sirve para ubicar las poblaciones locales y evita nuevas colectas para estudios farmacéuticos”, añadió.

Otra original colección del Herbario IZTA es la que cuenta con un centenar de escobas hechas de fibras vegetales como mijo, coco, palma y popotillo, entre otras. Las hay para barrer hojas, pisos, empedrados, techos, chimeneas y anafres, refirió la universitaria.

Esta recopilación ha sido exhibida en el Museo de las Culturas Populares y en la propia FES Iztacala, concluyó.

Créditos: UNAM. DGCS -432/unam.mx

Importante proteger la biodiversidad

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Martes 27 de Abril de 2010

Con el fin de destacar la importancia de la biodiversidad en el mundo, el país y el estado, el Herbario y Jardín Botánico de la BUAP organiza diversas actividades con motivo del 5° Día de los Jardines Botánicos Mexicanos, ¡los jardines botánicos, una ventana a la biodiversidad!, que se celebrará este miércoles 28 de abril.

Este espacio verde de Ciudad Universitaria, dedicado a la investigación, cuidado y conservación de especies vegetales y aves, abrirá sus puertas a partir de las nueve de la mañana y durante todo el día se presentarán exposiciones de mariposas, reptiles e insectos, así como conferencias y talleres, informó Amparo Cerón Carpio, responsable del evento.

En estas actividades participarán especialistas de Africam Safari, Escuela de Biología y el Herbario y Jardín Botánico, la Preparatoria Gral. Lázaro Cárdenas del Río con “México, primeros lugares en Biodiversidad” y Recicla–Dos de Oriente, con la exposición: RECLA-TRÓN: Solución Basura Electrónica-Arte Objeto.

Para los asistentes habrá talleres de: Elaboración de terrarios, Horticultura para todos, Los exploradores “Geografía básica para niños”, Arte con la naturaleza, Lombricomposta,

Elaboración de papel reciclado, Bisutería natural, Cosecha de hortalizas y Herbario Universitario BUAP, los que tendrán un costo de recuperación que estará entre 10 y 30 pesos, con material incluido.

Algo interesante será la Observación de aves, además de que habrá Visitas guiadas por todo el Jardín Botánico, a las 10, 11, 12:30 y 15:30 horas, sin ningún costo.

Al exhortar a padres de familia, estudiantes y público en general a participar en el 5° Día de los Jardines Botánicos Mexicanos, la investigadora indicó que la entrada es gratuita. Mayor información al teléfono 2 29 55 00 extensión 7030 ó 7031

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx