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EN RECUPERACIÓN, LAS POBLACIONES DE MANATÍ EN EL CARIBE MEXICANO

 
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manatiscaribemexicano14 de julio de 2014

Hay evidencia de que la población de manatí del Caribe (Trichechus manatus manatus) en Bahía Chetumal, Quintana Roo, es estable y va en aumento; sin embargo, no se deben descuidar factores como los desarrollos turísticos o industriales que podrían causar estragos en la especie, advirtió Marco Antonio Benítez García, académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

El también integrante del grupo de trabajo, antes Subcomité Técnico Consultivo Nacional para la Conservación, Recuperación y Manejo del Manatí de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, destacó que han habido avances importantes, ejemplo de ello es que con la colaboración de la instancia universitaria, por primera vez se tiene un registro nacional de parámetros sanguíneos de individuos para la zona del Caribe.

Anteriormente, los parámetros que se usaban para estudios comparativos provenían de ejemplares de Florida, Estados Unidos, expuso.

A escala mundial, el manatí se encuentra en peligro de extinción. Fue puesto en ese estatus en 1975 por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES); en 1982 fue catalogado como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y en México, hacia 1991, fue considerado en peligro, sujeto a protección especial y colocado como especie prioritaria de conservación.

Se estima que en nuestro país hay entre mil y dos mil ejemplares en vida silvestre. En el santuario de Bahía Chetumal, la zona más estudiada del territorio, se calcula la existencia de 200 o 250.

Las observaciones realizadas en esa área han sido favorecidas por la factibilidad de contemplarlos en las aguas transparentes y someras del Mar Caribe, condiciones que no se presentan en el Golfo de México. Algunos recorridos aéreos por la costa de Veracruz y Tabasco han sido infructuosos por la dificultad de verlos en aguas turbias, oscuras y cubiertas de vegetación acuática flotante. Yucatán y Campeche son los lugares con menos avistamientos.

Características

Los manatíes pertenecen al orden Sirenia, que incluye tres especies de manatíes y el dugongo. En nuestra nación existe una sola especie llamada manatí de las Antillas (Trichechus manatus), que también habita la península de Florida, islas del Mar Caribe y la costa atlántica de Centro y Sudamérica, hasta Brasil. En el país residen tanto en las costas del Golfo de México, como del Mar Caribe, así como lagunas y ríos del sureste.

Pueden vivir en agua salada y dulce. Los machos llegan a pesar hasta 400 kilogramos y medir cuatro metros; las hembras son de menor tamaño y peso. Se alimentan del lecho marino, de pastos y algas, no tienen dientes incisivos, sólo molares, indicó Benítez García.

Poseen orificios nasales que cierran herméticamente si se sumergen y sólo los abren al salir a respirar. Su cola redonda les sirve para desplazarse. Dentro de los mamíferos marinos es la especie con el metabolismo más lento; son tranquilos, les agrada descansar en el lecho marino y diariamente se desplazan cortas distancias. Se ha documentado que pueden migrar hasta 300 kilómetros a lo largo de la costa y residir en ciertas zonas.

Por lo regular, las hembras tienen una sola cría y ambos permanecen juntos hasta dos años, sobre todo si la cría es hembra; si es macho, normalmente es desplazado por adultos dominantes, lo que provoca un destete precoz. Los manatíes pueden vivir alrededor de cinco décadas.

Al ser acuáticos, enfrentan problemáticas como la pérdida, degradación y fragmentación del hábitat; la contaminación por descargas urbanas; captura incidental por redes de pesca ilegal; y la exploración, explotación y mantenimiento de infraestructura petrolera, entre otras, abundó el también gerente del Departamento de Medicina Veterinaria y Bienestar Animal de Africam Safari.

Existe información de que el manatí fue una especie ampliamente utilizada por las culturas maya y olmeca en las costas del Golfo de México y Mar Caribe, práctica que fue adoptada más tarde por los españoles en la época de la Colonia y que perduró hasta la actualidad. Esta explotación mermó las poblaciones que eran más abundantes y de distribución más amplia.

El también participante en la elaboración del PACE-Manatí (Programa de Acción para la Conservación de la Especie) subrayó que la contaminación química provocada por el consumo de agua y plantas acuáticas con agentes tóxicos vertidos por las industrias petroquímicas y agroquímicas (herbicidas, pesticidas y fertilizantes) y por las descargas urbanas, son amenazas reales para los especímenes en Veracruz, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. Estas fuentes de contaminación pueden provocar infecciones y enfermedades a los animales, además de la degradación de humedales.

En Veracruz, apuntó, las perforaciones petroleras no sólo alteran la calidad del agua, sino que los pozos y barreras físicas impiden su libre paso.

Un problema más es el cambio climático: con las inundaciones, el aumento del nivel de los ríos y lagunas ocasiona que migren a lagunas que se forman de manera temporal y posteriormente, al bajar el nivel de agua, quedan atrapados. Muchos mueren por la desecación.

A ello se suma el desconocimiento de su biología: una cría pequeña no es capaz de termorregularse y es llevada por su madre a las orillas de su hábitat para que permanezca en aguas más tibias; mientras, ella se aleja a pastar. Mucha gente cree que son huérfanas y las sustrae del medio, indicó el universitario.

Una vez extraídos, es difícil reintegrarlos, porque los padres se alejan; algunos terminan en acuarios o centros turísticos, donde son exhibidos. “Si bien estos sitios han contribuido al conocimiento de la especie, de sus hábitos y desarrollo, y a obtener muestras para conocer su fisiología, no es su mejor destino”.

Ante esta problemática, el grupo de trabajo de expertos labora en la construcción de centros de atención de crías huérfanas para que, si se presenta un caso, el animal sea atendido, no tenga contacto con el público y pueda entrar a un programa de rehabilitación y reincorporación.

La reproducción en cautiverio ha sido exitosa en algunos acuarios como el de Veracruz, sin embargo, es importante hacerla de manera coordinada. El grupo diseña una estrategia al respecto y se realizan estudios para conocer la variabilidad genética y no tener problemas de consanguinidad. Además, no se debe perder de vista que requieren de mucho espacio y que su manutención no es sencilla, puntualizó el experto.

Una buena noticia en el tema de la conservación es que la caza ya no representa un problema; se han desarrollado programas de educación ambiental con éxito y se estableció el 7 de septiembre como Día Nacional del Manatí, que se conmemora en muchos lugares donde hay presencia de la especie, finalizó.

Créditos: UNAM-DGCS-403-2014

SOBRE EXPLOTADAS LA MAYOR PARTE DE ESPECIES DE CAMARÓN EN EL PAÍS

 
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A pesar de su gran riqueza pesquera, la mayor parte de especies de camarón en el país está sobre explotada; sólo quedan dos en buenas condiciones: los cafés del Golfo de México y del Pacífico mexicano. Las poblaciones silvestres están sujetas a una alta extracción, indicó Adolfo Gracia Gasca, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
Algunas de las poblaciones que están colapsadas son el blanco y rosado del Golfo, cuya captura ha mermado el recurso pesquero hasta llegar a menos del 10 por ciento de la producción. En la década de 1980, se producían entre 10 mil y 12 mil toneladas anuales del rosado, hoy sólo se obtienen unas 500, mientras que del blanco la extracción, que originalmente era mil 600 toneladas al año, ahora es de menos de 200.
En el Pacifico la situación es similar, pues muchas de las poblaciones del crustáceo marcan una disminución importante, abundó el también coordinador del Consejo Académico del Área de las Ciencias Biológicas Químicas y de la Salud de esta casa de estudios.
El descenso responde, en gran medida, a que se explota el crustáceo en casi todas las etapas de su ciclo de vida, es decir, se reproduce en el mar, donde los huevecillos eclosionan y las larvas crecen, pero se desplazan a las lagunas costeras donde pasan entre tres y cuatro meses para su desarrollo.
Una vez que alcanzan la etapa juvenil comienzan a ser explotados por las pesquerías artesanales dentro de la propia laguna y posteriormente en el mar, al emigrar hacia el océano, con lo que se conforma una pesquería secuencial en subadultos y adultos.
Además, prosiguió, “recientemente han aparecido pesquerías paralelas que se realizan en el mar sobre los camarones blancos del Golfo de México y Pacífico y azul del Pacífico, con lanchas y redes de monofilamento de deriva, es decir, se desplazan con la corriente y de esta forma los atrapan.
“Actúan sobre las mismas poblaciones que son capturadas por los barcos camaroneros que tradicionalmente han operado en el ambiente marino; todo esto conforma un conjunto de presión muy alta, más en las especies que están al máximo de explotación”.
Por otra parte, refirió, si bien el café del Golfo (Farfantepenaeus aztecus) y el del Pacífico mexicano (Farfantepenaeus californiensis) también se encuentran en esa situación, aún están en buenas condiciones y son las especies que sostienen, en mayor parte, la producción nacional.
Este crustáceo es el recurso más importante del país en la materia, pues representa hasta 40 por ciento del valor de la producción pesquera nacional sólo de especies en estado silvestre. En tanto, su cultivo ha crecido a más de 100 mil toneladas al año, cifra superior a la producción silvestre.
Ambas actividades (la captura y cultivo) deben ser complementarias para no afectar y lograr el máximo de producción y así promover la seguridad alimentaria; “cada una tiene su nicho”, aseguró. Sin embargo, en algunas ocasiones para establecer áreas de cultivo se ven afectados los manglares, que son esenciales para el desarrollo del ciclo de vida de los camarones.
“Afortunadamente, en México se ha tomado en cuenta la importancia de los manglares como áreas de crecimiento para ésta y otras especies. No obstante, son muchos los factores que intervienen en el aprovechamiento de este recurso y que le confieren una alta complejidad a su pesquería”, reconoció.
El camarón es una especie exitosa desde el punto de vista ecológico, debido a su alto potencial reproductivo que le permite responder a la explotación pesquera, “por lo que no podría hablarse de extinción por su sobreexplotación, pero sí del colapso de la captura y que se pueda terminar con ésta desde el punto de vista económico”.
Por lo general, estas especies alcanzan la madurez sexual a los ocho meses y en el año tienen dos periodos de reproducción masiva, además, son “oportunistas” para aprovechar las condiciones ambientales favorables para su crecimiento. Si se combina esto y se toman medidas adecuadas, se estaría en posibilidad de aprovechar su potencial, incluso para la recuperación de las poblaciones agotadas, finalizó el universitario.
Créditos: UNAM-DGCS-712-2013

UNAM29112013-1A pesar de su gran riqueza pesquera, la mayor parte de especies de camarón en el país está sobre explotada; sólo quedan dos en buenas condiciones: los cafés del Golfo de México y del Pacífico mexicano. Las poblaciones silvestres están sujetas a una alta extracción, indicó Adolfo Gracia Gasca, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.

Algunas de las poblaciones que están colapsadas son el blanco y rosado del Golfo, cuya captura ha mermado el recurso pesquero hasta llegar a menos del 10 por ciento de la producción. En la década de 1980, se producían entre 10 mil y 12 mil toneladas anuales del rosado, hoy sólo se obtienen unas 500, mientras que del blanco la extracción, que originalmente era mil 600 toneladas al año, ahora es de menos de 200.

En el Pacifico la situación es similar, pues muchas de las poblaciones del crustáceo marcan una disminución importante, abundó el también coordinador del Consejo Académico del Área de las Ciencias Biológicas Químicas y de la Salud de esta casa de estudios.

El descenso responde, en gran medida, a que se explota el crustáceo en casi todas las etapas de su ciclo de vida, es decir, se reproduce en el mar, donde los huevecillos eclosionan y las larvas crecen, pero se desplazan a las lagunas costeras donde pasan entre tres y cuatro meses para su desarrollo.

Una vez que alcanzan la etapa juvenil comienzan a ser explotados por las pesquerías artesanales dentro de la propia laguna y posteriormente en el mar, al emigrar hacia el océano, con lo que se conforma una pesquería secuencial en subadultos y adultos.

Además, prosiguió, “recientemente han aparecido pesquerías paralelas que se realizan en el mar sobre los camarones blancos del Golfo de México y Pacífico y azul del Pacífico, con lanchas y redes de monofilamento de deriva, es decir, se desplazan con la corriente y de esta forma los atrapan.

“Actúan sobre las mismas poblaciones que son capturadas por los barcos camaroneros que tradicionalmente han operado en el ambiente marino; todo esto conforma un conjunto de presión muy alta, más en las especies que están al máximo de explotación”.

Por otra parte, refirió, si bien el café del Golfo (Farfantepenaeus aztecus) y el del Pacífico mexicano (Farfantepenaeus californiensis) también se encuentran en esa situación, aún están en buenas condiciones y son las especies que sostienen, en mayor parte, la producción nacional.

Este crustáceo es el recurso más importante del país en la materia, pues representa hasta 40 por ciento del valor de la producción pesquera nacional sólo de especies en estado silvestre. En tanto, su cultivo ha crecido a más de 100 mil toneladas al año, cifra superior a la producción silvestre.

Ambas actividades (la captura y cultivo) deben ser complementarias para no afectar y lograr el máximo de producción y así promover la seguridad alimentaria; “cada una tiene su nicho”, aseguró. Sin embargo, en algunas ocasiones para establecer áreas de cultivo se ven afectados los manglares, que son esenciales para el desarrollo del ciclo de vida de los camarones.

“Afortunadamente, en México se ha tomado en cuenta la importancia de los manglares como áreas de crecimiento para ésta y otras especies. No obstante, son muchos los factores que intervienen en el aprovechamiento de este recurso y que le confieren una alta complejidad a su pesquería”, reconoció.

El camarón es una especie exitosa desde el punto de vista ecológico, debido a su alto potencial reproductivo que le permite responder a la explotación pesquera, “por lo que no podría hablarse de extinción por su sobreexplotación, pero sí del colapso de la captura y que se pueda terminar con ésta desde el punto de vista económico”.

Por lo general, estas especies alcanzan la madurez sexual a los ocho meses y en el año tienen dos periodos de reproducción masiva, además, son “oportunistas” para aprovechar las condiciones ambientales favorables para su crecimiento. Si se combina esto y se toman medidas adecuadas, se estaría en posibilidad de aprovechar su potencial, incluso para la recuperación de las poblaciones agotadas, finalizó el universitario.

Créditos: UNAM-DGCS-712-2013

Los litorales mexicanos, vulnerables a los ciclones tropicales

 
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Por las características geográficas, los litorales de México están expuestos a los embates de los ciclones tropicales.
Por las características geográficas, los litorales de México están expuestos a los embates de los ciclones tropicales.

6 de noviembre de 2011

• Las más expuestas son 17 entidades costeras del país, seis en el Golfo de México y 11 en el Pacífico, informó Mario Gómez Ramírez, del Posgrado de Biología de la Facultad de Ciencias de la UNAM

Por las características geográficas, los litorales de México están expuestos a los embates de los ciclones tropicales. Aunque son fenómenos normalmente asociados a desgracias como pérdidas de vidas humanas y daños a infraestructuras, Mario Gómez Ramírez, de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, dijo que también tienen que considerarse los beneficios.

Al respecto, señaló que una ventaja es el agua que llega a estados con climas secos-desérticos del norte del país; “ahí representan un suministro para las recargas de los mantos acuíferos”.

Formación de los fenómenos

Gómez Ramírez describió cómo se forman los ciclones tropicales. La temporada comienza el 15 de mayo en el Pacífico, y el primero de junio en el Atlántico y ambas concluyen el 30 de noviembre.

Por la vertiente del Atlántico, prosiguió, hay seis estados que tienen interacción con el Golfo de México, mientras que la parte oriental de Quintana Roo, con las Antillas. Del lado opuesto son 11 las entidades con el Océano Pacífico.

En esas zonas se manifiestan los fenómenos marinos. Además, la orografía permite que algunos lleguen a través de las llanuras costeras a las sierras Madre Oriental, Occidental y del Sur, de Chiapas, así como al Sistema Volcánico Transversal.

No obstante que estas cordilleras representan un contrafuerte natural, por sus respectivas alturas, la fuerza eólica logra rebasarlas.

Por las corrientes cálidas en la vertiente oriental del Golfo y las condiciones en el Caribe, se le considera región húmeda y formadora de ciclones tropicales, que contrasta con el Pacífico, donde existe la bajada de agua fría que transporta la corriente de California. Esta última, en su trayecto, choca con la ascendente de la corriente norecuatorial en la Bahía de Banderas.

Por lo que hace al Golfo de Tehuantepec, en verano, es una especie de “alberca caliente”, es decir, una zona ciclo genética que posibilita la formación de los fenómenos referidos, explicó.

Trayectorias

Para su formación se necesita una temperatura de por lo menos 27 grados centígrados. La presencia o ausencia de El Niño o La Niña, no necesariamente tienen que ver con el número o fuerza de éstos.

Gómez mencionó que la trayectoria es indistinta y en ocasiones errática; de ahí que algunos se formen en el estrecho de La Florida e impacten en México.

Otros ejemplos, agregó, son el típico de la sonda de Campeche, que causa estragos en la vertiente del Golfo de México, o los llamados “migrantes”, que configurados en la parte septentrional del mismo espacio marino, terminan en estados del norte del país, como Coahuila, Nuevo León o Tamaulipas, y los nombrados como tipo “Cabo Verde” del Atlántico Norte, que también llegan a impactar el territorio nacional.

En cambio, en la cuenca del Pacífico sur mexicano, ascienden en latitud y logran impactar la península de Baja California, sin dejar de lado los que atraviesan de un litoral a otro.

Las previsiones muchas veces no funcionan. En 2005, por ejemplo, no fueron suficientes los nombres de una lista preestablecida para la temporada; entonces, recurrieron a letras del alfabeto griego para designarlos.

“Los pronósticos previos a la temporada, están en función de una climatología; se apoyan en los archivos existentes de las condiciones de la atmósfera prevalecientes”, expuso el investigador.

El experto aseguró que en México no se tienen bases de datos sólidos para aludir a la incidencia del calentamiento global debido a la falta de una red de distribución de estaciones en la parte continental de observaciones en el medio marino, de una cultura de la observación, y de apoyos económicos, entre otras.
Créditos: unam.mx/boletin/655/2011

Imagen: filos.unam.mx

Efecto Fujiwhara cambió de trayectoria a huracán “Jova” y acerca a “Irwin”

 
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Trayectoria del huracán Jova.
Trayectoria del huracán Jova.

14 de octubre de 2011

• La interacción entre ambos meteoros, desvió la ruta de Jova hacia el norte del país, explicó Orlando Delgado del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA)
• Se espera que en las próximas horas pueda fortalecerse Irwin, por las altas temperaturas en el Océano Pacífico

La asociación que tuvieron los huracanes Jova e Irwin en la República Mexicana, llevó al primero a virar su trayectoria al norte y degradarse en tormenta tropical, tras su impacto en costas del Pacífico mexicano, explicó Orlando Delgado Delgado, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

El especialista en Pronóstico sobre Trayectoria de Huracanes y Meteorología Sinóptica, atribuyó el cambio de recorrido de Jova al denominado efecto Fujiwhara.

“Fue este último el que provocó que se haya desplazado hacia el noroeste, porque su trayectoria convencional sería paralela a las costas mexicanas. Este efecto se presenta si dos vórtices se acercan. Con ello, se atrapan debido a la presión de las dos tormentas porque absorben aire y, coloquialmente, se jalan uno al otro”, detalló.

Los vientos de la Sierra Madre Occidental reciben el aire húmedo, agregó, “ y al levantarse producen abundante precipitación, sobre todo en la zona ubicada entre Puerto Vallarta, en Jalisco y Manzanillo, Colima”.

Por otro lado, comentó que la tormenta tropical Irwin, ubicada a mayor distancia del territorio nacional, podría fortalecerse en las próximas horas porque “el alimento del huracán es el vapor de agua que existe en el océano, que aún cuenta con temperaturas muy altas, y que lo pueden hacer crecer de nueva cuenta”.

Delgado anticipó que existe la presencia de una nueva depresión tropical, ubicada en el sur del país, la número 12 de la temporada. “Existe otra en Chiapas, aún depresión tropical y todavía no ha sido nombrada, pero provocará lluvias constantes en estados del sureste y Guatemala”.

Concluye la temporada

La época de huracanes que arrancó en mayo pasado en el Pacífico, concluirá el último día de octubre. “Todavía están calientes el Océano Pacífico, el Golfo de México y el Mar Caribe, aunque no se descarta la formación de más fenómenos”, precisó.

El académico calificó de “tranquila”, la temporada de este año, y se refirió a los beneficios que puede propiciar en otros rubros de la actividad humana.

Créditos: unam.mx/boletin/606/2011