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LA ACTIVIDAD SÍSMICA RECIENTE NO NECESARIAMENTE ANUNCIA UN TERREMOTO MÁS GRANDE EN LOS PRÓXIMOS DÍAS

 
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Comunicado_Departamento-Sismologia_UNAMLos tres sismos registrados en nuestro país en los últimos 40 días no anuncian, necesariamente, la ocurrencia de un terremoto más grande en las próximas semanas o meses, aclararon integrantes del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, encabezados por Víctor Manuel Cruz Atienza.

Nadie, en ningún país, puede predecir un sismo. Cualquier afirmación o rumor que exista sobre la certeza de que pronto acontecerá un gran terremoto en la brecha de Guerrero está infundado científicamente y, por lo tanto, no debe ser tomado en cuenta, sostuvieron.

Derivado de la actividad sísmica actual, exhortaron a las autoridades y a la población en general a acatar las medidas preventivas de seguridad dictadas por los encargados de la protección civil, que deben formar parte de los hábitos cotidianos en las colectividades cercanas a la costa del Pacífico mexicano.

La posibilidad de que ocurra un temblor importante en la brecha de Guerrero existe desde hace varios años, por lo que las medidas preventivas deben ser las que siempre hay que tomar en zonas sísmicamente activas como lo es, por excelencia, ese estado.

Los académicos universitarios recordaron que entre el 18 de abril y el 10 de mayo se registraron tres sismos de magnitudes 7.2, 6.4 y 6.1, todos ellos cercanos a la ciudad de Papanoa, Guerrero, en la Costa Grande.

Su magnitud está en el rango que históricamente se ha observado en la región, por lo que no son extraordinarios. El de 7.2 sucedió en la misma zona donde se presentaron otros dos de dimensión sensiblemente superior (~M7.6) en 1943 y 1979. Es decir, que frente a las costas de Petatlán (entre Papanoa y Zihuatanejo), sismos de estas magnitudes suelen ocurrir alrededor de cada 35 años.

Los de 6.4 y 6.1 se registraron al sureste de Petatlán. Es decir, dentro de la brecha sísmica que existe en esa entidad federativa; se trata de un segmento de la costa que se extiende entre Papanoa al oeste y Acapulco al este (línea amarilla en la figura), en la que no han ocurrido eventos significativos (magnitud superior a 7.5) desde hace, por lo menos, 100 años.

No obstante, movimientos de dimensiones similares a los del 8 y 10 de mayo dentro de la brecha se han registrado repetidas ocasiones en el último siglo, por lo que tampoco son extraordinarios, subrayaron.

La longitud de la brecha sísmica permite a los sismólogos hacer estimaciones de las posibles dimensiones de futuros sismos. Éstas no son predicciones de lo que sucederá, sólo son escenarios posibles.

Por ello, consideraciones de los años 90 indican que, dentro de la brecha y dadas sus dimensiones, podrían acontecer uno o dos eventos de magnitud 8 (comparables al terremoto de Michoacán en 1985) o bien de dos a cuatro de 7.8. En éstas no existe noción alguna del tiempo de ocurrencia de estos escenarios, concluyeron.

Créditos: UNAM-DGCS-308-2014

Universitarios obtienen segundo lugar en competencia de Geofísica en Houston, Texas

 
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29 de octubre de 2013

Universitarios obtienen segundo lugar en competencia de Geofísica
Universitarios obtienen segundo lugar en competencia de Geofísica

Luis Enrique Arce Pérez, de noveno semestre, y el egresado Juan Sebastián Cervantes Villa, representaron a la UNAM y concluyeron la justa con 155 puntos, tras enfrentar a 10 equipos de nivel licenciatura, maestría y doctorado

Luis Enrique Arce Pérez y Juan Sebastián Cervantes Villa, de la carrera de Ingeniería Geofísica —impartida en la Facultad de Ingeniería (FI)—, obtuvieron el segundo lugar en el Geosciences Challenge Bowl, que se llevó a cabo en Houston, Texas.

El concurso, realizado en el marco de la 83 reunión de la Society of Exploration Geophysicists, celebrada en el Centro de Convenciones George Brown, pone a prueba conocimientos en la especialidad y, al mismo tiempo, califica la rapidez al responder cuestionamientos.

Luis Enrique, que cursa el noveno semestre, y Juan Sebastián, ya egresado, concluyeron la etapa final con 155 puntos, con lo que obtuvieron el segundo sitio, superados tan sólo por el equipo de la Universidad de Manitoba, Canadá, que acumuló 179 unidades.

El Geosciences Challenge Bowl examina a los competidores en cuatro áreas de conocimientos básicos: geología, exploración sísmica, exploración no sísmica e historia de la Sociedad de Geofísicos de Exploración (SEG, por sus siglas en inglés), fundada en 1930 y con sede en Oklahoma.

En su reunión anual, convoca equipos de distintos países conformados, cada uno, por dos estudiantes de la disciplina.

Después de ganar la etapa local, celebrada en febrero de este año en la FI, Juan Sebastián y Luis Enrique obtuvieron el derecho de representar a América Latina al vencer en la eliminatoria regional, en Medellín, Colombia, donde superaron a un rival del Instituto Politécnico Nacional (IPN), dos colombianos, uno de Argentina y otro de Venezuela.

En la etapa final de Houston, los competidores fueron divididos en dos grupos: el primero, conformado por la escuadra de la UNAM y las universidades de Oklahoma, Uganda, Nigeria, Arabia Saudita y Rusia. El otro, con instituciones de Texas, China, Italia, Canadá y por la Escuela de Minas de Colorado.

Significado

La de 2013 fue la segunda asistencia de equipos mexicanos a la ronda final del Geosciences Challenge Bowl; la primera fue en 2009. Nunca una representación de la UNAM había accedido a la final, antes sólo habían llegado a las etapas eliminatorias latinoamericanas.

Del segundo lugar, los universitarios no dudaron en señalar que “fue un logro. Es un segundo lugar con sabor a primero”, refirió Arce Pérez.

Cervantes Villa agregó: “Sabíamos que el nivel sería alto, por eso nos preparamos con determinación. Esto comienza desde que entras a la FI, con las primeras asignaturas”.

Ambos coincidieron en que se trata de un éxito inédito para México y, al mismo tiempo, demostraron a estudiantes de Europa y Estados Unidos que en nuestro país hay buenos geofísicos.

“El congreso anual del SEG y el concurso te dan un panorama global de la profesión. Me gustaría que otros compañeros vivieran la experiencia y vieran lo que se hace más allá de México, lo que nos falta por avanzar”, puntualizaron.

Sistema de competencia

La primera parte del sistema de competencia en el Geosciences Challenge Bowl, consistió en 30 preguntas de geología, exploración sísmica, no sísmica y datos históricos del SEG.

Por cada acierto se obtienen puntos y bonos extras si responden rápido, aunque las equivocaciones restan unidades. Las preguntas en inglés son de opción múltiple y cada competidor cuenta con un control remoto.

A la final pasaron los cinco equipos con mayor puntuación; Juan Sebastián y Luis Enrique accedieron a esa fase en tercer lugar, atrás de las representaciones de Texas y Oklahoma.

Las escuadras comienzan la fase final desde cero; las respuestas tenían valor de 10 puntos en promedio, la cuenta se incrementaba si eran los primeros en responder acertadamente.

Manitoba terminó en primer lugar, con 179 puntos; la UNAM en segundo, con 155; Oklahoma en tercero, con 135; Texas en cuarto, con 121 y Colorado en quinto, con 106.

Créditos: UNAM-DGCS-647

Inaugura la UNAM cluster para agilizar el cómputo científico

 
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11 de agosto de 2011

Cluster del Grupo de Modelación Matemática y Computacional del Instituto de Geofísica de la UNAM
Cluster del Grupo de Modelación Matemática y Computacional del Instituto de Geofísica de la UNAM

• El Grupo de Modelación Matemática Computacional (GMMC), del Departamento de Recursos Naturales, del Instituto de Geofísica, adquirió la nueva herramienta

Con la finalidad de mejorar la modelación matemática y el cómputo científico, esta casa de estudios puso en marcha un cluster que permitirá agilizar las tareas de los investigadores con un equipo de alto rendimiento. Esta herramienta se nombró como olintlali que significa movimiento permanente de la Tierra o Tierra y movimiento.

Guillermo Hernández García, integrante del GMMC, explicó que el cluster se dedicará a la aplicación de técnicas de alto desempeño en la solución numérica y computacional de modelos desarrollados y aplicados a diferentes problemas de interés nacional, en especial, la recuperación mejorada de hidrocarburos.

El GMMC, dijo, colabora en dos proyectos con el Instituto Mexicano del Petróleo. Uno llamado Inyección alternada de agua y gas, como sistema de recuperación mejorada, y otro, Inyección de aire al yacimiento como sistema de recuperación mejorada.

En el primero se introduce agua y gas al yacimiento de manera alternada, proceso conocido como WAG por sus siglas en inglés. El segundo, consiste en inyectar aire a temperaturas muy altas, lo que hace que el petróleo se queme, y produce que se eleve la temperatura del yacimiento; se mejora la movilidad del aceite y se reduce su viscosidad.

El objetivo es desarrollar simuladores computacionales de yacimientos que permitan estudiar técnicas de recuperación mejoradas de hidrocarburos.

También participan el Instituto Mexicano del Petróleo y el Centro de Investigación en Matemáticas, de Guanajuato.

La nueva herramienta formada por varias unidades de procesamiento, que combina CPUs y GPUs, permite hacer numerosas operaciones aritméticas de manera simultánea. Fue puesta en marcha por el Grupo de Modelación Matemática Computacional (GMMC), del Departamento de Recursos Naturales, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

Luis de la Cruz Salas, investigador del GMMC refirió que “es como si tuviéramos a muchas personas y cooperaran en la realización de operaciones aritméticas básicas, al mismo tiempo”.

Ismael Herrera Revilla, fundador del Grupo, dijo que se ha constituido un grupo muy fuerte de Modelación Matemática y Computacional, a partir de una serie de actividades, cuya base es la solución de problemas de física y matemáticas, es decir, modelos de estas últimas con fundamentos en la física.

El también emérito del IG expuso que para aprovechar los beneficios, es indispensable el diseño de modelos a partir del cómputo de alto rendimiento.

Créditos:  unam.mx/boletín/2011_471

Artículo escrito por universitatios, uno de los más citados a lo largo de cinco años

 
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María Aurora Armienta es especialista del Instituto de Geofísica y profesora del Posgrado en Ciencias de la Tierra.
María Aurora Armienta es especialista del Instituto de Geofísica y profesora del Posgrado en Ciencias de la Tierra.

7 de junio de 2011

• El texto fue escrito por Francisco Romero y María Aurora Armienta, de los institutos de Geología y Geofísica de la UNAM; fue publicado en la revista Applied Geochemistry
• De 2007 a la fecha, es uno de las investigaciones más leídas por los especialistas en geoquímica y los interesados en procesos mineros, según se anunció en la reunión de la Unión General de Geociencias Europeas 2011

Elaborado por universitarios, el artículo Solid-Phase Control on the Mobility of Potencially Toxic Elements in an Abandoned Lead/Zinc Mine Tailings Impoundment, Taxco, Mexico, publicado en la revista Applied Geochemistry, fue uno de los más citados por especialistas a nivel mundial.

La distinción por este hecho se dio a conocer en la reunión de la Unión General de Geociencias Europeas 2011, realizada en Viena. Escrito por Francisco Romero y María Aurora Armienta, el texto presenta el estudio de los procesos de movilización de metales y metaloides tóxicos en un residuo minero, llamado Presa de Jales, en Taxco, Guerrero.

A través de la elaboración de perfiles a profundidad de los residuos, fue posible conocer los elementos y cómo se liberan y retienen en el ambiente. Se investigaron estos procesos geoquímicos para identificar la afectación ambiental, detalló Armienta, especialista del Instituto de Geofísica (IGf) y profesora del Posgrado en Ciencias de la Tierra.

El texto, destacó, formó parte del proyecto de tesis doctoral de Francisco Romero, actual investigador del Instituto de Geología (IG).

Es necesario determinar la forma cómo se liberan los contaminantes en distintas zonas del residuo minero. En algunas, estos elementos se mueven y, en otras, se retienen, expuso Armienta, responsable del Laboratorio de Química Analítica del IGf.

“Es importante definir esas capas y evaluar la movilidad de los contaminantes en cada una de ellas para determinar la proporción en que afectarán al entorno. A partir de ello, es factible diseñar alternativas y soluciones”.

Esto enriquece el conocimiento de los procesos de contaminación de la industria minera a nivel internacional. Además, ya se diseñan y ponen en práctica acciones de remediación en la zona referida.

“Fue un análisis geoquímico y mineralógico profundo. Romero, en ese entonces mi alumno, hizo mineralogía a detalle con microscopía electrónica de barrido y de transmisión, algo poco común por la complejidad del análisis e interpretación de los resultados”.

Por ello, apuntó, se identificó que el mineral beudantita es capaz de retener arsénico y plomo e influir en su falta de movilidad, que lo hace menos impactante para el ambiente.

Armienta explicó que se contó con el apoyo del laboratorio a su cargo, así como del soporte de los ubicados en los institutos de Geología y Física, y de la Facultad de Química.

“Esta investigación se desarrolló en un residuo particular, a lo largo de dos años de trabajo constante. Con éstos, y resultados de estudios similares en otros residuos del país, se desarrolló una guía metodológica para dichos procedimientos”, dijo.

“Este proyecto nos coloca en un buen nivel internacional en la geoquímica aplicada. Países como Zambia, España, Francia, Egipto, Italia, Grecia y China, entre otros, utilizaron este artículo en tareas que desarrollan actualmente”.
Créditos: UNAM-DGCS-336-2011/unam.mx

Generan en la UNAM primer registro anual de carbono 14 atmosférico de América del Norte

 
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Laura Baramendi28 de marzo de 2011

• Permitirá, entre otros tópicos, hacer un inventario independiente y objetivo de las emisiones de CO2 a la atmósfera, explicó Laura Beramendi Orosco, responsable del Laboratorio Universitario de Radiocarbono
• La investigación se realizó a partir de anillos de un árbol que vivió de 1823 a 2005

En el Laboratorio Universitario de Radiocarbono (LUR), donde participan los institutos de Geofísica, Geología y de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional, se generaron datos para la construcción de la curva de variación de carbono 14 (14C) atmosférico en México para el periodo 1950-2005, primer registro de este tipo en Norteamérica.

El estudio permitirá, entre otros tópicos, hacer un inventario independiente y objetivo de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), pues hasta ahora se hacen sólo a partir de datos económicos (cuánto petróleo y otros combustibles se venden y consumen), explicó Laura Beramendi Orosco, responsable del LUR.

El 14C es un isótopo del carbono (el único radioactivo de este elemento químico) y se forma en las altas capas de la atmósfera por la interacción de la radiación cósmica.

Su mayor aplicación se encuentra en la datación, porque “entra” en los seres vivos y en el momento en que éstos mueren dejan de asimilarlo. Si se conoce la tasa de desintegración de este radioisótopo se pueden estimar las “edades” de las muestras, sobre todo, arqueológicas.

La presencia del isótopo se puede determinar mediante dos técnicas: espectrometría de centelleo líquido, como la que se utiliza en el LUR, y espectrometría de masas con aceleradores, conocida como AMS, que hasta ahora no se realiza en ningún país de América Latina, explicó la experta.

En muestras modernas, el 14C sirve como “trazador” y permite estudiar el ciclo del carbono, es decir, los tiempos de residencia de ese elemento en diferentes reservorios, como suelo, océano y atmósfera.

Desde el comienzo de la Revolución Industrial, recordó Beramendi, se comenzaron a detectar cambios importantes en la concentración de 14C atmosférico; disminuyó por la quema de combustibles fósiles (carbón y petróleo) que no contienen este radioisótopo, mientras fue en aumento el CO2.

Aunque los combustibles fósiles están constituidos a base de carbono, no contienen 14C. Eso ocurre, explicó la investigadora, porque después de 50 mil ó 60 mil años ese radioisótopo se deteriora, y si se considera que para la formación de esos materiales orgánicos tuvieron que pasar millones de años, entonces en ellos prácticamente no quedan residuos de carbono 14.

Sin embargo, expuso, en la década de los 50 y principios de los 60, se hicieron muchas pruebas nucleares a cielo abierto, con la consecuente producción de neutrones de alta energía que reaccionaron con el nitrógeno atmosférico para formar 14C.

En 1963, se alcanzó el doble de ese isótopo que el existente antes de 1950, pero con la firma del tratado de prohibición de ensayos con armas nucleares, de nueva cuenta comenzó a disminuir por el intercambio de carbono entre la atmósfera y los océanos, principalmente.

Este proyecto, explicó la experta, surge de la necesidad de entender qué pasó con esos niveles en México durante la segunda mitad del siglo XX. Además, no sólo era inexistente algún estudio para el país, sino también un registro de cómo fueron las variaciones en América del Norte.

Al no existir un registro instrumental, la investigación del LUR se realizó a partir de anillos de árbol. Estos organismos toman el carbono disponible en la atmósfera y conforme crecen forman uno de ellos, cada 12 meses.

“Si podemos asignar el año correspondiente, por medio de la dendrocronología, se puede analizar cuánto 14C tiene determinado anillo y saber la concentración atmosférica para este periodo”, abundó. Pero se requería tener la seguridad de que fuera una especie que genera “marcas” anuales, por lo que “nos fuimos a una zona por ‘arriba’ del trópico, en la frontera entre Durango y Chihuahua, en la Sierra Madre Occidental”.

Se estableció una colaboración con el Laboratorio Nacional de Dendrocronología del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, con sede en Durango, donde ya existían cronologías maestras.

“Nos ayudaron con el muestreo de un abeto, Pseudotsuga menziesii, que no cortamos, sino que estaba caído”. También participó el Centro Nacional de Aceleradores, en Sevilla, España, con el análisis de algunos anillos que, por su tamaño, no podrían ser analizados por centelleo líquido en el LUR.

Se fechó cada uno en secciones transversales del tronco y se determinó que el árbol vivió de 1823 a 2005; para el análisis del 14C se consideró sólo desde 1950. Hasta 1965, el estudio se hizo anual y después cada lustro, porque es costoso y tardado.

Los resultados, presentados en el Congreso Internacional de Radiocarbono en 2009, y publicados en la revista Radiocarbon hace unos meses, fueron interesantes. De programas de monitoreo y reconstrucciones realizados en Europa, Asia y África, investigadores plantearon que el 14C se había distribuido de tal manera, que en el Hemisferio Norte había tres zonas características. En la zona uno, más al norte, serían más elevados los niveles que en la zona 2, de latitud media, y la 3, cerca del Ecuador.

En esa clasificación, México estaría en la zona 2; uno de los objetivos fue establecer si así ocurría. “Encontramos que para el periodo 50-70, los niveles de 14C en el país son más bajos que los de la curva internacional de la misma latitud. De ese año, y hasta 2005, los valores son más altos que la curva internacional para el Hemisferio Norte”.

En ello influyó que el carbono 14 se formó en latitudes norte, y de ahí, se distribuyó hacia el sur. No obstante, en el verano mexicano –época en que los árboles crecen– el viento dominante va hacia el norte, y esos organismos tuvieron disponible aire del sur con menos cantidad del isótopo.

Luego, la tendencia se revierte porque las curvas internacionales se han hecho en zonas relativamente alejadas de centros urbanos, como los Alpes suizos, pero donde no se puede descartar la presencia de CO2 fósil por la alta densidad de población en Europa.

En contraste, el sitio de muestreo en el país fue un bosque a tres mil metros sobre el nivel del mar, en medio de la Sierra Madre Occidental, alejado de centros urbanos, donde el asentamiento humano más cercano es Rancho Chiqueros, población de 100 habitantes, cuya principal fuente de energía es la madera y no los combustibles fósiles.

Si se conoce cómo varió en un ambiente limpio, el 14C permite evaluar las emisiones de dióxido de carbono en una ciudad, abundó Beramendi Orosco.

El siguiente paso del proyecto es la generación del patrón de variación para un sitio urbano; “en este caso, tenemos un árbol de San Luis Potosí, y analizaremos el isótopo para años clave”. Más adelante se hará para el Valle de México, donde desde hace dos años, se realiza el monitoreo de 14C, para luego comparar con zonas limpias, finalizó.
Créditos: UNAM-DGCS-178/2011/unam.mx