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Necesaria, una reforma energética que garantice una oferta suficiente y diversificada de fuentes sustentables

 
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28 de octubre de 2013

En México, es necesaria una reforma a la política energética
En México, es necesaria una reforma a la política energética


También, debe maximizar el impacto que tiene el aprovechamiento del petróleo, gas y otras fuentes de energía sobre el desarrollo y bienestar nacional
• Es indispensable que, además, esas fuentes tengan un uso eficiente en todas las fases, desde la producción al consumo

En México, es necesaria una reforma a la política energética en el contexto de una estrategia nacional que garantice una oferta suficiente y diversificada de fuentes sustentables y seguras de abastecimiento energético que, además, tengan un uso eficiente en todas las fases, desde la producción hasta el consumo.

Debe, sobre todo, maximizar el impacto que el aprovechamiento del petróleo, gas y otras fuentes tiene sobre el desarrollo y bienestar del país, estableció el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo de la UNAM.

Los miembros que lo integran consideraron indiscutible e indispensable fortalecer a PEMEX y que la paraestatal sea atendida mediante las mejores opciones para un desarrollo cercano y a largo plazo. El criterio rector de un cambio en la materia no puede ser la continuidad de un enfoque que privilegia la extracción y exportación de petróleo crudo, en especial, de yacimientos en aguas profundas o de nuevo tipo, ni las consideraciones inmediatas de atracción de capitales.

No ha quedado demostrada la necesidad de la reforma constitucional presentada por el Ejecutivo, que resulta preocupante porque se propone privar a la industria petrolera nacional de su carácter estratégico, con todas sus consecuencias, incluidas las derivadas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como eliminar la exclusividad del Estado en la industria sin precisar, en forma explícita e inequívoca, el resto del entorno jurídico.

Asimismo, consideraron que los alcances y modalidades de la iniciativa carecen de una argumentación que corresponda a la magnitud de los cambios propuestos. El debate ha comenzado en una situación de información insuficiente sobre las implicaciones de las reformas constitucionales, en especial, en lo que se refiere a la transformación del régimen de propiedad y distribución de la renta petrolera, de las figuras de contratación y de otros aspectos clave que se encuentran a debate.

Como se ha hecho en otros temas, en este caso conviene que las modificaciones constitucionales se decidan con conocimiento suficiente de las modalidades concretas que adoptará la política petrolera y, en general, la energética, en todas las etapas de su ciclo, así como sus interrelaciones con el sistema eléctrico y con todas las fuentes de energía. Es decir, con una clara definición de las rutas y alcances de la legislación secundaria que se derivaría de las enmiendas a la Carta Magna.

Se requiere conocer a detalle el contenido, limitaciones y características de los contratos o concesiones, a los que se abriría la puerta, dijeron. Este requisito es vital, porque en la discrecionalidad y opacidad reside el origen de la corrupción.

Sería necesario precisar, entre otros aspectos, cuál sería la secuencia y mecanismos para cubrir el retiro paulatino de PEMEX del esquema fiscal actual, cómo se garantizaría la canalización efectiva de los beneficios del petróleo al desarrollo del país y qué salvaguardas se adoptarían para evitar la dilapidación de los beneficios.

La expectativa de más crecimiento y empleo con los cambios propuestos, en este caso al sector energético, pasa por alto la dinamización económica mediante opciones de fortalecimiento productivo. Al conocer otras experiencias, es posible que se sobreestime el potencial de atracción de inversiones y de generación de empleo.

En todo caso, para los fines fiscales es riesgoso aventurar una reforma en condiciones de tan elevada incertidumbre y de cálculos insuficientes sobre sus posibles beneficios, en especial si no se contrasta con otras. Además, el respaldo a las iniciativas de enmienda constitucional requiere soportes rigurosos y transparentes.

Las propuestas de reforma en el sector y la iniciativa de la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos deben ser debatidas con otros ritmos y modalidades, por ello, el Grupo solicita al Congreso que no precipite sus decisiones. Es imprescindible subsanar omisiones en asuntos medulares y disponer de propuestas completas que no estén sujetas a interpretación interesada, a fin de conocer el contenido, alcance, divergencias y posibles coincidencias entre las distintas iniciativas y tener un debate serio y articulado.

Si bien los foros realizados en el Congreso son bienvenidos, la deliberación pública debe ser mejor y más amplia, con un calendario acotado, pero más flexible. Es necesario, por ejemplo, abordar con más cuidado las implicaciones ambientales de una reforma, sobre todo en la explotación de gas y petróleo de yacimientos asociados a lutitas, así como en el uso y el costo del agua en estos procesos, en busca de la sustentabilidad de la cadena.

El Grupo está integrado por Rolando Cordera, Eugenio Anguiano, Ariel Buira, Cuauhtémoc Cárdenas, Mauricio de Maria y Campos, Carlos Heredia, Saúl Escobar, Gerardo Esquivel, Mario Luis Fuentes, Juan Carlos Moreno, David Ibarra, Leonardo Lomelí, Ciro Murayama, Jorge Eduardo Navarrete, Enrique Provencio, Jaime Ros, Norma Samaniego, Carlos Tello y Jesús Silva Herzog Márquez.

Créditos: UNAM-DGCS-643

Cuencas hidrográficas, de fuentes de vida a focos de contaminación.

 
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29 de Enero del 2013
La acción del hombre como agente contaminador ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias. Se culpa de ello a la naturaleza, sin que el ser humano asuma la responsabilidad que le compete.
La humanidad siempre ha buscado desarrollar sus poblados al lado de un cuerpo de agua o en su área de influencia, ya que este líquido vital es indispensable para llevar a cabo las actividades prioritarias de una sociedad, como la alimentación y las acciones de salubridad.
En el contexto de Latinoamérica, las cuencas hidrográficas han articulado los territorios, es decir, la ciudad crece en torno, al lado o paralela a las cuencas, y muchas veces estas se convierten en el centro de la población –como sucede en Medellín– y, a partir de allí, se articula todo su eje vial y de servicios públicos.
Sin embargo, aun conociendo la importancia del agua para la existencia  del hombre, hay una absurda inconciencia de su parte frente al cuidado y el respeto que se le debe a este recurso natural.
“Se ha cambiado la percepción de las fuentes de agua como benefactoras o fuentes de vida porque sencillamente tomamos este líquido de un grifo que lo ha transportado desde otro sitio más lejano. Como este es un proceso que pasa desapercibido a los ojos de muchos, olvidamos que proviene de aquel río que nos rodea, se desdibuja su importancia y ese cuerpo de agua que era el benefactor se convierte en foco de mosquitos y contaminación; también puede ser el sitio de consumo de drogas o donde se esconden los delincuentes, entre otros”, indicó Williams Jiménez García, estudiante de la Maestría en Hábitat de la Sede Manizales.
En Colombia, al igual que en Latinoamérica, las cuencas se han vuelto las cloacas o los alcantarillados de las ciudades, lo que ha generando una serie de problemáticas para la cotidianidad de quienes viven en las riberas, así como un imaginario de peligro para los demás habitantes de la ciudad.
“Dicho cambio de percepción sobre las cuencas ha contribuido a modificar el trato que las personas les dan, pues se ven como botaderos de basura. Esto justifica que no haya una intervención estatal seria y coherente para descontaminarlas, o que se valgan del argumento de que es un trabajo que cuesta mucho dinero y quedaría desperdiciado porque se volverían a contaminar”, expresó el investigador.
El uso inadecuado que el hombre hace del agua genera una reacción de la naturaleza que se traduce en el fenómeno conocido como impacto ambiental. Este concepto no es más que las consecuencias materializadas en desastres y tragedias que, por lo general, él mismo ha provocado y es su responsable, ya que afecta socioeconómicamente a una población.
“Esto acarrea problemas en todas las ciudades. En las zonas costeras se presentan inundaciones y arroyos que cobran vidas y, en las del interior, ocurren fenómenos como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, que de manera absurda despiertan el repudio de los  pobladores a esos cuerpos de agua fundamentales para sustentar la vida en las ciudades, pero no cuestionan su responsabilidad en dichas situaciones”, precisó Jiménez García.
Este tema fue presentado por el estudiante en el Congreso de Hábitat Popular e Inclusión Social – Ciudades de la Gente, en el Tercer Encuentro de Hacedores de Ciudades, realizado en Brasil.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El hombre ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias.

El hombre ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias.

29 de Enero del 2013

La acción del hombre como agente contaminador ha convertido el agua en foco de enfermedades y tragedias. Se culpa de ello a la naturaleza, sin que el ser humano asuma la responsabilidad que le compete.

La humanidad siempre ha buscado desarrollar sus poblados al lado de un cuerpo de agua o en su área de influencia, ya que este líquido vital es indispensable para llevar a cabo las actividades prioritarias de una sociedad, como la alimentación y las acciones de salubridad.

En el contexto de Latinoamérica, las cuencas hidrográficas han articulado los territorios, es decir, la ciudad crece en torno, al lado o paralela a las cuencas, y muchas veces estas se convierten en el centro de la población –como sucede en Medellín– y, a partir de allí, se articula todo su eje vial y de servicios públicos.

Sin embargo, aun conociendo la importancia del agua para la existencia  del hombre, hay una absurda inconciencia de su parte frente al cuidado y el respeto que se le debe a este recurso natural.

“Se ha cambiado la percepción de las fuentes de agua como benefactoras o fuentes de vida porque sencillamente tomamos este líquido de un grifo que lo ha transportado desde otro sitio más lejano. Como este es un proceso que pasa desapercibido a los ojos de muchos, olvidamos que proviene de aquel río que nos rodea, se desdibuja su importancia y ese cuerpo de agua que era el benefactor se convierte en foco de mosquitos y contaminación; también puede ser el sitio de consumo de drogas o donde se esconden los delincuentes, entre otros”, indicó Williams Jiménez García, estudiante de la Maestría en Hábitat de la Sede Manizales.

En Colombia, al igual que en Latinoamérica, las cuencas se han vuelto las cloacas o los alcantarillados de las ciudades, lo que ha generando una serie de problemáticas para la cotidianidad de quienes viven en las riberas, así como un imaginario de peligro para los demás habitantes de la ciudad.

“Dicho cambio de percepción sobre las cuencas ha contribuido a modificar el trato que las personas les dan, pues se ven como botaderos de basura. Esto justifica que no haya una intervención estatal seria y coherente para descontaminarlas, o que se valgan del argumento de que es un trabajo que cuesta mucho dinero y quedaría desperdiciado porque se volverían a contaminar”, expresó el investigador.

El uso inadecuado que el hombre hace del agua genera una reacción de la naturaleza que se traduce en el fenómeno conocido como impacto ambiental. Este concepto no es más que las consecuencias materializadas en desastres y tragedias que, por lo general, él mismo ha provocado y es su responsable, ya que afecta socioeconómicamente a una población.

“Esto acarrea problemas en todas las ciudades. En las zonas costeras se presentan inundaciones y arroyos que cobran vidas y, en las del interior, ocurren fenómenos como inundaciones, deslizamientos y avalanchas, que de manera absurda despiertan el repudio de los  pobladores a esos cuerpos de agua fundamentales para sustentar la vida en las ciudades, pero no cuestionan su responsabilidad en dichas situaciones”, precisó Jiménez García.

Este tema fue presentado por el estudiante en el Congreso de Hábitat Popular e Inclusión Social – Ciudades de la Gente, en el Tercer Encuentro de Hacedores de Ciudades, realizado en Brasil.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Sólo 19% de la electricidad en México es limpia y de ésta, 3.5 viene de fuentes nucleares.

 
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La nucleoelectricidad representa una opción económica, segura y con posibilidades de ampliar su potencial en el largo plazo, dijo Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en el marco del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.
La nucleoelectricidad representa una opción económica, segura y con posibilidades de ampliar su potencial en el largo plazo, dijo Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, en el marco del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos.

2 de Septiembre del 2012

La energía nuclear constituye una alternativa sostenible porque representa una opción económica, limpia y segura con beneficios para la sociedad y posibilidades de ampliar su potencial en el largo plazo, aseguró Juan Luis François Lacouture, académico de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.

En el marco del Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos, destacó que el impulso a esta fuente responde a la preocupación de no privar a generaciones futuras de satisfacer sus necesidades. “Tal es el caso de los productos petroquímicos, limitados por el agotamiento del petróleo”, ejemplificó.

Al considerar los niveles de utilización actuales, las reservas convencionales reconocidas de uranio durarían hasta 300 años. Por las nuevas tecnologías de reciclaje y reprocesamiento, la nuclear podrá aprovecharse por milenios, subrayó.

Actualmente, sólo el 19 por ciento de la electricidad producida en México proviene de fuentes limpias, de las cuales 3.5 por ciento se genera mediante núcleo electricidad, el resto a partir de combustibles fósiles.

Frente a este escenario, la tecnología nuclear tiene ventajas, como producir menos residuos y aprovechar el recurso al máximo. El potencial energético de una pastilla de uranio, que mide menos de un centímetro de diámetro por uno de altura, equivale a 810 kilogramos de carbón, 565 litros de petróleo y 480 metros cúbicos de gas natural. Al fisionarse, genera un millón de veces más energía que durante el proceso de combustión, precisó.

El integrante del Departamento de Sistemas Energéticos de la FI resaltó que la energía nuclear es una opción competitiva, al comparar el costo de diversas tecnologías utilizadas para generar electricidad, por cada unidad de megawatt hora producida, de acuerdo con estudios de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). Además, su factor de capacidad es del 90 por ciento.

El conocimiento generado a partir de su utilización representa un “motor de descubrimientos” en áreas como ingeniería, robótica e informática, además de aprovecharse en aplicaciones para beneficio de las personas, por ejemplo, en medicina, con el diagnóstico y tratamiento de enfermedades como el cáncer y el mal funcionamiento de la tiroides.

Energía limpia

Para medir su impacto ambiental, es necesario analizar el ciclo de vida de este tipo de tecnología, desde la extracción de uranio y su conversión para generar electricidad hasta el destino de los residuos radiactivos, explicó el también presidente de la Red Mexicana de Educación, Capacitación e Investigación Nuclear.

Según estudios internacionales, al medir el volumen de emisiones de dióxido de carbono por unidad de energía eléctrica generada, las fuentes alternativas representan una opción menos contaminante que las fósiles, refirió.

Los residuos de la industria nuclear se clasifican en dos categorías: la primera es de baja y media actividad, como los generados por aplicaciones médicas y mantenimiento de centrales nucleares. Éstos tienen poca radiactividad y son confinados en lugares especiales y aislados del medio ambiente, como cualquier desecho tóxico.

La segunda, de alta actividad, atañe al combustible gastado por los reactores. Estos desechos son enterrados a más de 300 metros de profundidad o depositados en albercas de manera temporal. En comparación con el volumen total de los demás tóxicos producidos por la sociedad, los de alta radiactividad constituyen un porcentaje mínimo, detalló.

Una alternativa segura

Desde los bombardeos a Hiroshima y Nagasaki en 1945, la energía nuclear genera temor. Por ejemplo, en su trabajo más reciente, el cineasta Christopher Nolan recrea la amenaza que se cierne sobre una ciudad por un reactor de fisión utilizado como una bomba de tiempo, lo que es totalmente imposible.

Muchas veces la ficción utiliza este miedo como recurso. Para tener una bomba atómica se requieren núcleos de uranio 235 concentrados casi al 100 por ciento, a fin de liberar energía en grandes proporciones en un tiempo muy breve, lo que no es factible en un reactor nuclear, explicó.

El experto subrayó que a nivel global existen mecanismos para vigilar que los materiales nucleares no sean desviados para fabricar armamento. La industria relacionada se ocupa de que todas las salvaguardias —exportaciones e importaciones de materiales y tecnología nuclear— sean vigiladas por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

El futuro

En 1987, una comisión internacional dirigida por Gro Harlem Brundtland presentó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el documento Nuestro futuro común, mejor conocido como Informe Brundtland, primera referencia del término desarrollo sostenible, definido como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones.

En dos décadas, la población mundial será de ocho mil millones de personas. Al ritmo del crecimiento de la demanda y consumo de energía globales —calculado en un dos por ciento anual—, la estructura de la oferta energética actual, sustentada en los combustibles fósiles, será rebasada.

En este contexto, las fuentes de energía solar —en sus vertientes fototérmica y fotovoltaica—, geotérmica, eólica, oceánica, nuclear y biomasa, representan una alternativa en el ámbito social, económico y ambiental, y constituyen una de las respuestas viables para contribuir a la mitigación del cambio climático.

Boletín UNAM-DGCS-540
Ciudad Universitaria.