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Caldas estudia caudales para conservar zonas forestales.

 
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15 de Febrero del 2013
El Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UN en Manizales elaboró un modelo para calcular los caudales de las crecientes en todo el departamento.
Por encargo de la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), ingenieros del IDEA estudiaron los caudales máximos para el territorio caldense usando un modelo hidrológico que divide el departamento en una cuadrícula, de modo que en todas las cuencas hidrográficas que contiene este espacio se pueda saber cuánta agua escurre en secciones específicas.
Cada una de las celdas del modelo mide 90 metros y simboliza una fracción del terreno. Igualmente, tiene un mapa que representa la lluvia, otro para la capa superficial del suelo y uno más para la parte más profunda.
“Mediante un software el modelo es sometido a lluvia y ubica un tanque para cada capa del suelo. Parte del agua que cae se escurre y la otra se filtra a los lugares más profundos hasta que se convierte en escorrentía en los cauces. Así, se podrán conocer los caudales máximos de la creciente, es decir, qué tanta agua se acumularía después de un aguacero en un determinado sector de Caldas”, explica Víctor Mauricio Aristizábal, investigador del IDEA.
Con esta información se pueden elaborar diseños hidráulicos de todo tipo. Pero la finalidad de este trabajo es proporcionar datos para delimitar las fajas protectoras del departamento, es decir, las zonas de protección aledaña a todos los cauces donde no se pueden hacer construcciones.
En Colombia apenas se está empezando a delimitar estas zonas. Y, aunque en Manizales, como ciudad pionera, ya se adelantó un trabajo para tal fin, Corpocaldas está desarrollando este proyecto para que las nuevas construcciones queden fuera de esas fajas forestales protectoras.
“En la región no se tenían precedentes de modelos hidrológicos distribuidos aplicados a Caldas. Este estudio contiene innovaciones en cuanto se modificaron y se plantearon parámetros de suelos propios de la región. Y, aunque no es su objetivo, también podría usarse en las zonas muy planas, para determinar inundaciones, y en las zonas altas, para saber si la capacidad de los canales es apta para evacuar las aguas”, destaca el ingeniero Aristizábal.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
El modelo permite conocer qué tanta agua se acumularía después de un aguacero.

El modelo permite conocer qué tanta agua se acumularía después de un aguacero.

15 de Febrero del 2013

El Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la UN en Manizales elaboró un modelo para calcular los caudales de las crecientes en todo el departamento.

Por encargo de la Corporación Autónoma Regional de Caldas (Corpocaldas), ingenieros del IDEA estudiaron los caudales máximos para el territorio caldense usando un modelo hidrológico que divide el departamento en una cuadrícula, de modo que en todas las cuencas hidrográficas que contiene este espacio se pueda saber cuánta agua escurre en secciones específicas.

Cada una de las celdas del modelo mide 90 metros y simboliza una fracción del terreno. Igualmente, tiene un mapa que representa la lluvia, otro para la capa superficial del suelo y uno más para la parte más profunda.

“Mediante un software el modelo es sometido a lluvia y ubica un tanque para cada capa del suelo. Parte del agua que cae se escurre y la otra se filtra a los lugares más profundos hasta que se convierte en escorrentía en los cauces. Así, se podrán conocer los caudales máximos de la creciente, es decir, qué tanta agua se acumularía después de un aguacero en un determinado sector de Caldas”, explica Víctor Mauricio Aristizábal, investigador del IDEA.

Con esta información se pueden elaborar diseños hidráulicos de todo tipo. Pero la finalidad de este trabajo es proporcionar datos para delimitar las fajas protectoras del departamento, es decir, las zonas de protección aledaña a todos los cauces donde no se pueden hacer construcciones.

En Colombia apenas se está empezando a delimitar estas zonas. Y, aunque en Manizales, como ciudad pionera, ya se adelantó un trabajo para tal fin, Corpocaldas está desarrollando este proyecto para que las nuevas construcciones queden fuera de esas fajas forestales protectoras.

“En la región no se tenían precedentes de modelos hidrológicos distribuidos aplicados a Caldas. Este estudio contiene innovaciones en cuanto se modificaron y se plantearon parámetros de suelos propios de la región. Y, aunque no es su objetivo, también podría usarse en las zonas muy planas, para determinar inundaciones, y en las zonas altas, para saber si la capacidad de los canales es apta para evacuar las aguas”, destaca el ingeniero Aristizábal.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Inversión en investigación apagaría incendios forestales.

 
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15 de Enero del 2013
Así lo estableció la profesora del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia Dolors Armenteras Pascual.
Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a la fecha, 1.275 hectáreas han sido afectadas por incendios forestales. Estos eventos han arrasado con bosques y vegetación nativa del país, y han traído, además, pérdidas económicas para las regiones.
La susceptibilidad de los suelos y de la vegetación colombiana en esta época del año está relacionada con el clima: “durante la época de verano la humedad disminuye y esto hace que la vegetación esté más seca y sea potencialmente más inflamable. Es un fenómeno relativamente normal en la naturaleza cuando hay cierta estacionalidad como la tenemos en Colombia”, explicó la profesora Armenteras.
Y agregó “ahora bien, que sea potencialmente inflamable a que se queme es otra cosa; esto es causado por los aspectos biofísicos –clima, pendiente, tipo de suelo– combinados con una serie de factores sociales y económicos”.
Históricamente, cada comienzo de año ha traído estos incendios; si de antemano se conoce que en este periodo existe esta susceptibilidad, entonces, ¿qué sucede?
“Por la misma complejidad del fenómeno, para los tomadores de decisiones es un reto muy grande desarrollar una política adecuada de manejo de los incendios”.
Además, “los recursos que le dedican al tema tanto en investigación como en gestión son mínimos. Ya hemos visto el bajo porcentaje de municipios con equipamiento de bomberos de algún tipo, eso que estamos hablando de la zona andina, en zonas más remotas del país la situación es peor”.
Refiriéndose al pronunciamiento de la Procuraduría General de la Nación, que determinó que alrededor de 533 municipios en Colombia no tienen los medios suficientes para atender emergencias y reaccionar adecuadamente ante los incendios, y que existen municipios que no cuentan con un cuerpo de bomberos, para Armenteras “faltan sin duda, políticas, y más que nada acciones sencillas que deben emprenderse a nivel nacional, regional y municipal”.
Y citó el ejemplo de España, “en donde contratan guardabosques que patrullan en épocas de riesgo. Son contrataciones temporales que ayudan con la vigilancia, la reacción y atención ante eventos de este tipo”.
“Hay muchas cosas que se pueden hacer. Es cierto, más sequía, más probabilidad de fuego; pero no debemos olvidar que con contadas excepciones, el fuego se inicia por la mano del hombre”, indicó.
Por supuesto, la falta de recursos para procesos de investigación sobre los incendios forestales nos lleva apenas a cuantificar el área quemada, pero hace falta más, “hay que avanzar, entender las causas en cada una de las regiones, modelar susceptibilidad y riesgo de incendio para prevenirlos”.
“Los fuegos son claves dentro de los programas REDD+ (Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), y en el país ni siquiera lo están considerando”, dijo.
“Es cierto que el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) tiene un sistema de riesgo, pero hay mucho más que hacer. No sabemos mucho del impacto sobre la calidad de los suelos, no se sabe acerca de los impactos en la fauna y flora, o muy poco, sobre la capacidad de regeneración de los bosques afectados, sobre los efectos de borde, sobre las emisiones de gases efecto invernadero. En el país lo que hace falta es un gran programa de investigación sobre el tema”, puntualizó la experta.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
En lo corrido del año se han registrado 123 incendios forestales en Colombia, que han afectado 1.275 hectáreas.

En lo corrido del año se han registrado 123 incendios forestales en Colombia, que han afectado 1.275 hectáreas.

15 de Enero del 2013

Así lo estableció la profesora del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia Dolors Armenteras Pascual.

Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), a la fecha, 1.275 hectáreas han sido afectadas por incendios forestales. Estos eventos han arrasado con bosques y vegetación nativa del país, y han traído, además, pérdidas económicas para las regiones.

La susceptibilidad de los suelos y de la vegetación colombiana en esta época del año está relacionada con el clima: “durante la época de verano la humedad disminuye y esto hace que la vegetación esté más seca y sea potencialmente más inflamable. Es un fenómeno relativamente normal en la naturaleza cuando hay cierta estacionalidad como la tenemos en Colombia”, explicó la profesora Armenteras.

Y agregó “ahora bien, que sea potencialmente inflamable a que se queme es otra cosa; esto es causado por los aspectos biofísicos –clima, pendiente, tipo de suelo– combinados con una serie de factores sociales y económicos”.

Históricamente, cada comienzo de año ha traído estos incendios; si de antemano se conoce que en este periodo existe esta susceptibilidad, entonces, ¿qué sucede?

“Por la misma complejidad del fenómeno, para los tomadores de decisiones es un reto muy grande desarrollar una política adecuada de manejo de los incendios”.

Además, “los recursos que le dedican al tema tanto en investigación como en gestión son mínimos. Ya hemos visto el bajo porcentaje de municipios con equipamiento de bomberos de algún tipo, eso que estamos hablando de la zona andina, en zonas más remotas del país la situación es peor”.

Refiriéndose al pronunciamiento de la Procuraduría General de la Nación, que determinó que alrededor de 533 municipios en Colombia no tienen los medios suficientes para atender emergencias y reaccionar adecuadamente ante los incendios, y que existen municipios que no cuentan con un cuerpo de bomberos, para Armenteras “faltan sin duda, políticas, y más que nada acciones sencillas que deben emprenderse a nivel nacional, regional y municipal”.

Y citó el ejemplo de España, “en donde contratan guardabosques que patrullan en épocas de riesgo. Son contrataciones temporales que ayudan con la vigilancia, la reacción y atención ante eventos de este tipo”.

“Hay muchas cosas que se pueden hacer. Es cierto, más sequía, más probabilidad de fuego; pero no debemos olvidar que con contadas excepciones, el fuego se inicia por la mano del hombre”, indicó.

Por supuesto, la falta de recursos para procesos de investigación sobre los incendios forestales nos lleva apenas a cuantificar el área quemada, pero hace falta más, “hay que avanzar, entender las causas en cada una de las regiones, modelar susceptibilidad y riesgo de incendio para prevenirlos”.

“Los fuegos son claves dentro de los programas REDD+ (Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques), y en el país ni siquiera lo están considerando”, dijo.

“Es cierto que el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) tiene un sistema de riesgo, pero hay mucho más que hacer. No sabemos mucho del impacto sobre la calidad de los suelos, no se sabe acerca de los impactos en la fauna y flora, o muy poco, sobre la capacidad de regeneración de los bosques afectados, sobre los efectos de borde, sobre las emisiones de gases efecto invernadero. En el país lo que hace falta es un gran programa de investigación sobre el tema”, puntualizó la experta.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Macizo de Iguaque tendría pronta restauración ecológica.

 
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Las condiciones ecosistémicas en el Macizo de Iguaque y la mala intervención humana han propiciado graves incendios.
Las condiciones ecosistémicas en el Macizo de Iguaque y la mala intervención humana han propiciado graves incendios.

14 de Noviembre del 2012

Este parque natural y cultural, que provee de riqueza hídrica a Villa de Leyva y otras zonas rurales de Boyacá, contará con la intervención de ONG’s, civiles y la UN para recuperación integral en la zona.

El proyecto quiere estudiar los diversos factores asociados a incendios y al funcionamiento del sistema hidrológico en el Macizo de Iguaque. En este enclave natural –cuya laguna es cuna de la humanidad, según la mitología muisca– se presentan problemas de erosión de suelos e incendios forestales que han afectado drásticamente su fauna y flora.

Factores que parten del mal uso humano –por ejemplo, botellas de vidrio que se lanzan en la zona o un cigarrillo prendido– pueden ocasionar incendios, debido a que “se han establecido pasturas africanas que no son propias de la zona, lo que ha disminuido la predominancia de especies nativas”, explica el investigador Juan Carlos Loaiza, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, quien agrega que dichas pasturas tienen alta combustión ya que son originarias de zonas de sabana.

La dificultad en el Macizo de Iguaque tiene antecedentes como el de 2010, en el que se reportó un incendio que arrasó con por lo menos 1.250 hectáreas. Se trata de igniciones, según Loaiza, que se pueden extender a tal punto de dañar especies endémicas (exclusivas, nativas) de las zonas de páramo, y la restauración de esos ecosistemas puede durar hasta 300 años.


Compromiso con el Iguaque

La intención es saber cómo funciona el sistema hidrológico en el ecosistema para adaptar estrategias de restauración de vegetación natural y hacer un manejo de las fuentes de agua que alimentan los acueductos de Villa de Leyva, Tunja y otros sitios. El parque natural posee vegetación seca pero, además, páramos, bosques, robledales y humedales.

La aplicación científica –por parte de los investigadores de la UN, con el Departamento de Restauración de la Sede Bogotá y la Escuela de Biociencias de Medellín– incluye la restauración ecosistémica, equipos completos para la medición de variables hidrológicas, así como metodologías que permitan la predicción con respecto a la hidrología del sistema, el almacenamiento de agua en el suelo, crecidas de los cauces y problemas asociados a escorrentía superficial.

La intención para el bienestar medioambiental y de las poblaciones cercanas al Macizo, surge desde la iniciativa de la Corporación Ecohumana, una ONG de Villa de Leyva, el Centro Tecnológico Forestal de Cataluña, algunas embajadas europeas, la Presidencia de la República de Colombia y la UN.

El proyecto ya está articulado y se espera que, contando con la voluntad política, se pueda ejecutar para el próximo año.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html