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Aflatoxinas y VPH podrían participar en la carcinogénesis del cáncer cérvico-uterino

 
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Buena parte de las aflatoxinas que consumimos se eliminan, pero el 17 por ciento que se acumula en el organismo tiene repercusiones en enfermedades después de los 40 ó 50 años.
Buena parte de las aflatoxinas que consumimos se eliminan, pero el 17 por ciento que se acumula en el organismo tiene repercusiones en enfermedades después de los 40 ó 50 años.

21 de abril de 2012
• Magda Carvajal Moreno, del IB, y Jaime Berumen, de la FM de la UNAM, publicaron en la revista Food Additives and Contaminants el primer reporte a nivel mundial de esas sustancias como un cancerígeno asociado a ese padecimiento y al VPH tipos 16 y 18

Las aflatoxinas son toxinas de los hongos Aspergillus flavus y A. parasiticus, entre otros, y están presentes en alimentos de consumo cotidiano como cereales (maíz, arroz, sorgo y cebada, entre otros), especias (chile), lácteos (leche y quesos), cárnicos y sus derivados (pollo, huevo), oleaginosas (cacahuates, nueces, pistaches, semillas de algodón y de girasol), y frutas secas.

Por años se acumulan en el ADN de las personas que los consumen y en aquellas susceptibles con antecedentes familiares, que pueden desarrollar diferentes tipos de cáncer (hígado, colorrectal, de páncreas y pulmón).

Lo anterior, derivó de un novedoso estudio encabezado por Magda Carvajal Moreno, del Instituto de Biología (IB), y Jaime Berumen, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, que trabaja en el Hospital General de México, donde colaboró Mariano Guardado Estrada, de la entidad hospitalaria.

Mediante un mecanismo químico de oxidación, explicó Carvajal en entrevista, las aflatoxinas se activan en el hígado y se convierten en cancerígenos activos que se acumulan por años en el ADN. Se desconocen los mecanismos de acción que hay entre esas sustancias y el Virus del Papiloma Humano, aunque se comprobó que hay una asociación mayor con el VPH tipo 16 y 18 en casos de cáncer cérvico-uterino, el más frecuente y mortal entre las mujeres mexicanas.

El estudio, publicado en la revista Foods Additives and Contaminants, es el primer reporte a nivel mundial que encuentra a las aflatoxinas en el ADN junto con el VPH, una relación que podría contribuir a la alta incidencia de esa enfermedad en el país.

Desde hace años se sabe que el VPH es un importante factor de riesgo de desarrollar cáncer cérvico-uterino, pero el estudio de Carvajal y Berumen confirmó que las aflatoxinas acumuladas son un segundo cancerígeno, y que podrían actuar junto con el virus.

Berumen es de los especialistas más reconocidos a nivel internacional y determinó los tipos de virus, acumuló los casos de exudados vaginales y realizó todos los experimentos de biología molecular para identificarlos. El trabajo interdisciplinario realizado resultó de gran utilidad a nivel científico, ahorró recursos y dio buenos resultados.

Se calcula que la mayoría de las aflatoxinas que consumimos se desechan de forma natural, pero un 17 por ciento se pegan al ADN y se acumulan a lo largo de los años por el consumo cotidiano de gran cantidad de alimentos contaminados, y el riesgo de padecer enfermedades después de los 40 ó 50 años aumenta.

México ocupa el primer lugar de América Latina en enfermedades del hígado (OPS, 2002), y también el primer sitio en consumo de maíz, dos parámetros que se unen en torno a las aflatoxinas.

Invisibles y resistentes

Estas últimas son invisibles, sin sabor ni olor, aunque son fluorescentes y pueden detectarse a simple vista al someterlas a rayos ultravioleta (UV). No están vivas, son compuestos químicos tóxicos producidos por los hongos que habitan una gama amplia de alimentos.

Son resistentes a las temperaturas de 260 a 320ºC (grados centígrados), de modo que no se eliminan ni por cocimiento, fermentación, ultrapasteurización, ni nixtamalización con cal. Además, actúan en trazas, son insolubles en agua, solubles en solventes orgánicos como el alcohol, son mutágenas, abortivas, cancerígenas y causan malformaciones en fetos.

También, explican, causan mutaciones (denominadas “puntuales”) en un punto del ADN, y hacen que los proto-oncogenes se activen como oncogenes. Carvajal encontró estas sustancias en diferentes tumores de cáncer (de hígado, colorrectal, pulmón y páncreas), así como en orina de enfermos con cirrosis viral, hepatitis B y C.

Contaminada, una de cada cinco tortillas

Con 25 años de investigación en este campo, Carvajal Moreno lleva a cabo, con apoyo de sus alumnos, estudios simultáneos para medir la presencia de esos agentes nocivos.

Un trabajo reciente -dirigido como tesis doctoral por Pável Castillo– realizado durante dos años en las 16 delegaciones del Distrito Federal, reveló que una de cada cinco tortillas de maíz está contaminada con aflatoxinas.

“Analizamos 800 kilogramos de ese producto en supermercados y tortillerías de todas las delegaciones, y del 17 al 20 por ciento estaban contaminadas”, reveló tras hacer detalladas observaciones de las muestras en laboratorio.

Finalmente, sugirió ingerir productos que controlan los efectos, como brócoli, pimiento verde, espinaca, ejotes, jitomate, betabel, zanahoria, naranja, toronja, limón, moras, fresas, frambuesas, cerezas y zarzamoras.

Se requiere de la voluntad gubernamental y empresarial para ofrecer alimentos de calidad controlada, que tengan cantidades traza mínimas, o no las contengan. Lo primero es conocer los niveles, pero no se solicitan análisis a las compañías relacionadas; es un problema complejo, pues entre más reglas estrictas se quieran aplicar, disminuye la cantidad de comestibles seguros y confiables, pero no hay otra forma de controlar el problema, concluyó.

Créditos: unam.mx/boletin/250/2012

Inmunoterapia antitumoral contra el melanoma

 
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Modelo de inmunoterapia antitumoral con el empleo de células dendríticas presentadoras de antígenos.
Modelo de inmunoterapia antitumoral con el empleo de células dendríticas presentadoras de antígenos.

2 de enero de 2012

• Académicos de la Facultad de Medicina utilizan células dendríticas presentadoras de antígenos para inducir respuestas contra células tumorales

Integrantes del Departamento de Biología Celular y Tisular de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, recurren a la inmunoterapia antitumoral para combatir el melanoma, uno de los cánceres más agresivos. “Consiste en emplear al mismo sistema inmunológico para atacar las células tumorales que se generan día a día en nuestro organismo”, explicó Andrés Castell Rodríguez, jefe del área referida.

Aparte de que se multiplican de manera desordenada, las células tumorales producen factores que modulan al sistema inmunológico para que no las reconozca como extrañas; de este modo, se crea un fenómeno de tolerancia que les permite reproducirse sin problema.

La idea de los universitarios es modificar el sistema inmunológico o aprovechar algunas de sus herramientas para atacarlas. Hay diferentes maneras de abordar la inmunoterapia antitumoral; por ejemplo, se pueden utilizar linfocitos T o hacer células-híbrido con tumorales, y esperar a que el sistema las reconozca como extrañas.

“Utilizamos las células dendríticas presentadoras de antígenos (un antígeno es una molécula que da lugar a una respuesta inmunológica) para inducir respuestas contra elementos tumorales. El modelo con que trabajamos es el melanoma, un tumor muy agresivo con pocas posibilidades de ser erradicado por medio de quimioterapia o radioterapia”, dijo Castell Rodríguez.

Las dendríticas de la epidermis fueron descritas en 1868 por el patólogo y biólogo alemán Paul Langerhans (de ahí que sean conocidas como células de Langerhans). En 1973, el inmunólogo canadiense de origen judío, Ralph M. Steinman, las describió en el bazo y las caracterizó, por lo que obtuvo el Premio Nobel de Medicina 2011, días después de haber fallecido.

Ahora se conoce que no sólo se encuentran en esos órganos, sino también en el timo, los ganglios linfáticos, la vagina, el esófago, la córnea, así como entre los alvéolos pulmonares y células musculares del corazón. “Realmente, integran en todo el organismo un sistema que funciona como uno de inmunovigilancia”, señaló.

Si un individuo se pone en contacto con una sustancia o molécula extraña a su organismo, las células dendríticas pueden reconocerla como ajena y combatirla, o bien, reconocerla como propia, debido a que no se da ningún rechazo inmunológico.

Por otro lado, en el medio interno, si unas células expresan de pronto un fenotipo tumoral y empiezan a crecer, las dendríticas son capaces de registrarlas como extrañas y combatirlas. También, esas mismas tumorales pueden modificar el sistema inmunológico, y propician que se origine un tumor.

“Tomamos células de médula ósea, las transformamos en dendríticas mediante la adición de algunos factores de crecimiento, y luego las activamos in vitro con antígenos tumorales específicos de melanoma. Así nos aseguramos que la respuesta será únicamente contra la parte afectada y no contra otra zona”, indicó.

Los académicos universitarios han llevado a cabo pruebas con ratones de laboratorio a los que previamente les ponen células de melanoma. A las cuatro semanas mueren, pero si se les aplica una sola inyección de dendríticas modificadas y activadas, su sobrevida alcanza las 16 semanas; además, han comprobado que el tamaño del tumor disminuye de manera considerable y se monta una buena respuesta inmunológica en su periferia, así como en los ganglios linfáticos y el bazo.

En la actualidad, Castell Rodríguez y sus colaboradores analizan los esquemas de aplicación de este tratamiento.

“A los ratones con melanoma les aplicamos entre dos y tres inyecciones de células dendríticas modificadas y activadas a la semana, durante un mes. Hemos visto que su sobrevida se incrementa y el tumor llega a desaparecer”.

Los casos de melanoma se han incrementado en México de 300 a 600 por ciento en los últimos 20 años, debido a la exposición de las personas a la luz ultravioleta del Sol (en esto juega un papel fundamental el adelgazamiento de la capa de ozono).

Aparece con más frecuencia en las palmas de las manos, en las plantas de los pies y por debajo de las uñas, a una edad productiva: entre los 40 y 50 años.

En el momento que invade la dermis (tan sólo tres milímetros por debajo de la epidermis), la sobrevida disminuye 50 por ciento en un año, y si llega a los ganglios linfáticos, la sobrevida se reduce 98 por ciento en ese mismo lapso (es decir, 98 de 100 pacientes morirán en ese plazo).

Asimismo, hace metástasis tempranas en cerebro, pulmones y otros órganos, y a distancia también son altamente resistentes a la quimio y radioterapia.

El melanoma es 100 por ciento curable si se detecta a tiempo en la epidermis. Una recomendación para prevenirlo es cuidarse los lunares: ver si cambian de color, tamaño y/o forma (por ejemplo, si el borde deja de ser redondo).
Este tratamiento es una alternativa más. Pensamos que debe aplicarse en combinación con otros, como cirugía e inmunoterapia antitumoral, subrayó.

Los académicos universitarios ya presentaron un protocolo de aplicación en el Comité de Ética y de Investigación de la Facultad de Medicina, para ser aprobado.

“Esperamos tener todo listo en seis meses para hacer las primeras pruebas clínicas con pacientes del Hospital General Dr. Manuel Gea González, y del Hospital General de México”, concluyó.

Créditos: unam.mx/boletin/003/2012

Piel y hueso humanos, a partir de la ingeniería de tejidos

 
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Constructo cutáneo previo a su realización.
Constructo cutáneo previo a su realización.

2 de enero de 2012

• La primera puede colocarse en pacientes quemados o en personas con cicatrices hipertróficas, o una gran retracción cutánea en alguna parte del cuerpo
• El material óseo producido en laboratorio sirve a quienes presentan pérdida o nula recuperación de esa masa por fracturas u otras causas

Un equipo de académicos de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM cultiva piel humana y produce hueso a partir de la ingeniería de tejidos. Esta nueva rama de la disciplina busca reparar o sustituir estos últimos, u órganos dañados por diferentes causas, así como modular sus respectivas funciones.

Para alcanzar estos objetivos son necesarios tres elementos: células que puedan ser diferenciadas a otro tipo celular, como de tejido adiposo o de médula ósea; andamios elaborados con biomateriales, para colocar esas células en ellos, y citocinas o factores de crecimiento, que permiten que aquéllas crezcan y funcionen de manera adecuada en un modelo in vitro, que después será trasplantado a uno in vivo.

Si se toman células de cartílago (de aspecto más o menos redondo), y se colocan en un plato de cultivo, cambian de forma, se alargan y comienzan a producir colágena tipo 1, no tipo 2, que es el del cartílago. “Si uno las toma y las coloca en un ‘andamio’, adquieren una forma redondeada y producen colágena tipo 2, no tipo 1”, explicó Andrés Castell Rodríguez, jefe del Departamento de Biología Celular y Tisular de la FM.

El hecho que sean colocadas en una estructura tridimensional como la del andamio, les confiere una funcionalidad adecuada, característica del sitio de donde fueron tomadas, y, además, hace posible trasplantarlas a otro para repararlo, con una función semejante o igual a la del tejido u órgano afectado, reiteró.

La ingeniería de tejidos se vale de otras áreas como la histología (de la que desciende directamente), la inmunología, la bioquímica, las ciencias de los materiales y, por supuesto, la cirugía.

Los universitarios cultivan en laboratorio piel humana para colocarla, en forma de parches, en pacientes quemados o personas con cicatrices hipertróficas o queloides, o con gran retracción cutánea en alguna parte del cuerpo.

“Con esta técnica se toma una biopsia de la propia piel del paciente, lo que evita un posible rechazo; luego la cultivamos en pequeñas cajas y la expandimos. Podemos producir dos metros cuadrados en 20 días”.

Asimismo, generan constructos cutáneos (sólo de la dermis) para colocarlos en pacientes con úlceras de pie diabético o de origen vascular, que tardan meses en cerrar y, por desgracia, son muy frecuentes en México.

“En conjunto con el Hospital General Dr. Manuel Gea González, llevamos a cabo un estudio de efectividad. Proporcionamos los constructos para que los apliquen allí y sean comparados con otros productos comerciales, como los parches coloidales. Hasta ahora hemos visto que los nuestros dan mejores resultados”, dijo.

Ésta no es una piel perfecta, ni mucho menos, pues no tiene pelo, glándulas, ni mielanocitos (células que producen melanina, un pigmento de la piel, ojos y pelo, cuya principal función es bloquear los rayos ultravioleta del Sol); sin embargo, los académicos ya trabajan para mejorarla en el laboratorio. “Le añadimos pelo en los parches, pero lo que nos falta es hacer más rápido el proceso de producción”, comentó.

Producción de hueso

Castell y sus colaboradores producen también hueso para pacientes que presentan pérdida o nula recuperación de masa por fracturas u otras causas.

Desde hace algunos meses realizan un estudio en el Instituto Nacional de Rehabilitación, que consiste en transformar células de médula ósea en osteoblastos o células de hueso, a partir de un gel de plasma, que son colocados mediante un catéter en la cabeza de fémur de niños y adolescentes con presentan necrosis en esa zona.

Inyectan a estos pacientes para ver si es posible recuperar el volumen que han perdido. “El estudio concluirá en abril o mayo de 2012, y esperamos tener los resultados dentro de un año, más o menos.”

Además, a dos pacientes mujeres del ISSSTE, con fracturas de fémur no consolidadas, les colocan en las zonas afectadas células de médula ósea implantadas en hueso proveniente de cadáveres.

“Una de ellas se fracturó los dos fémures en un accidente automovilístico; ya fue operada siete veces, pero quedó inestable porque se le formó una pseudoarticulación en uno. Esperamos que el proceso le ayude a consolidar las fracturas en dos o tres meses”, indicó.

Luego de colocarlas también en las partes afectadas, con una proteína semejante a la colágena, los especialistas han observado que aquéllas adquieren una mayor capacidad de producir proteínas de hueso.

Otro de los proyectos de Castell y sus colaboradores es crear, a mediano plazo, una Unidad de Ingeniería de Tejidos en la FM, donde se produzcan distintos tejidos y órganos destinados a hospitales.

Créditos: unam.mx/boletin/004/2012

La espirulina, con alto grado proteínico y auxiliar en padecimiento de hígado graso

 
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 Los beneficios del consumo de la espirulina en México han podido constatarse en personas desnutridas, pues tiene un alto nivel de proteínas (60 por ciento del peso seco) y todos los aminoácidos indispensables.
Los beneficios del consumo de la espirulina en México han podido constatarse en personas desnutridas, pues tiene un alto nivel de proteínas (60 por ciento del peso seco) y todos los aminoácidos indispensables.

6 de noviembre de 2011

• También, tiene aplicaciones como antidepresivo en estrés psicológico

Los beneficios del consumo de la espirulina en México han podido constatarse en personas desnutridas, pues tiene un alto nivel de proteínas (60 por ciento del peso seco) y todos los aminoácidos indispensables. De ahí, su uso en la elaboración de alimentos para humanos y animales, dijo Marco Antonio Juárez Oropeza, del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, y quien ha realizado estudios en distintos campos.

La espirulina es una cianobacteria de aspecto azul-verdoso, que además de tener buenas propiedades nutritivas, tiene otras biológicas de interés médico, pues es auxiliar en el tratamiento de alteraciones lipídicas en los diabéticos, para la mejora del sistema inmunológico en pacientes con cáncer oral, y en los hipertensos, debido a su efecto antihipertensor.

También tiene aplicaciones industriales, pues contribuye a la limpieza del ambiente y del subsuelo de aguas estancadas, por su acción como fijador de metales pesados.

Aplicaciones

En 1993, pruebas realizadas en animales de laboratorio, alimentados con una dieta rica en fructosa, mostraron que los animales desarrollaron esteatosis hepática, y la administración de la espirulina previno su desarrollo. Posteriormente, en otros modelos experimentales de hígado graso, también se ha demostrado que previene o atenúa su desarrollo.

Aunque han sido pocos casos, en humanos con ese padecimiento, en dosis de 4.5 gramos diarios durante tres meses, los niveles de triacilgliceroles, colesterol, así como de enzimas marcadoras de daño hepático (como las aminotransferasas), tendieron a normalizarse.

Otro grupo de voluntarios humanos, con igual suministro por seis semanas, sin modificaciones en el estilo de vida, redujo la hipertensión y la dislipidemia. Pese a que la espirulina tiene efectos antihipertensivo y antidislipemiante en el diabético, no necesariamente mejora los valores de glucosa, por lo que su uso previene las comorbilidades, mismas que dependen del tiempo de evolución e intensidad de la enfermedad, como en el caso del hígado graso.

Juárez Oropeza indicó que aminora daños de estrés oxidante y psicológico. El primero se asocia con las comorbilidades del síndrome metabólico, mientras que el segundo, con la ansiedad y depresión. En ambos podría ser útil su consumo.

Los planes en el laboratorio 10 del Departamento de Bioquímica de la FM, agregó, apuntan a profundizar sobre los mecanismos moleculares de los efectos observados, así como valorar su utilidad en otros problemas vasculares, como derrames o embolias cerebrales.

Especificaciones

Los tipos de espirulina que se han utilizado con mayor frecuencia son la maxima y plantensis; la primera era muy común en el lago de Texcoco, y la otra, se cultiva de manera natural en el lago Chad, en África.

Por su aporte nutricional, cuenta con aminoácidos y ácidos grasos esenciales, incluye vitaminas del complejo B, y es antioxidante por su cantidad de selenio, clorofila, retinoides, tocoferoles y ficocianina.

El valor de esta cianobacteria es tal que en Chile su comercialización registra altos niveles, y en Estados Unidos, la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) la registró este año como suplemento alimenticio.

En México, su consumo es libre y en diferentes presentaciones asociadas a productos naturistas. Los aztecas la identificaron como “tecuitlatl” (lodo de piedra, en náhuatl), la dejaban secar y después, como una especie de hojuelas, las consumían. Su sabor suele ser asociado al pescado y al queso. No obstante, después de la Conquista cayó en desuso.

Créditos: unam.mx/boletin/652/2011

Padecen encefalopatía de 30 a 70 por ciento de pacientes cirróticos

 
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 Juan Miguel Abdo Francis, de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Juan Miguel Abdo Francis, de la Facultad de Medicina de la UNAM.

28 de agosto de 2011

• La cirrosis es una de las 10 primeras causas de muerte en hombres mexicanos, destacó Juan Miguel Abdo Francis, de la FM de la UNAM
• Por su trabajo en este campo ingresó recientemente a la Academia Nacional de Medicina como académico numerario por el Departamento de Medicina en el área de Gastroenterología

La cirrosis complicada es una de las 10 primeras causas de muerte en hombres mexicanos, y dentro de estas dificultades, la encefalopatía hepática se puede presentar hasta en 70 por ciento de los pacientes, explicó Juan Miguel Abdo Francis, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

El padecimiento genérico es ocasionado por un cuadro de hepatitis por virus B o C, o una alta ingesta de alcohol. Se trata de un proceso en el que el hígado se hace fibroso y, por lo tanto, pierde la propiedad de eliminar muchos de los tóxicos que consumimos o que se producen después de ingerir algún alimento o bebida, explicó.

La situación de los cirróticos se complica porque la sangre no puede pasar por el hígado en forma adecuada; busca vías alternas y se va al esófago, donde forma várices que pueden romperse. Entonces, ocasiona sangrado de tubo digestivo alto y, en consecuencia, puede producir la muerte, detalló el investigador, que recientemente ingresó a la Academia Nacional de Medicina como académico numerario por el Departamento de Medicina, en el área de Gastroenterología.

Otra complicación asociada ocurre si la sangre del sistema portal que contiene sustancias como el amonio no puede ser sometida a su proceso de metabolismo en el hígado, y pasa a la circulación general, lo que deriva en encefalopatía hepática, alertó.

Si bien existen muchos estudios en México sobre qué es el también llamado “coma hepático” y cómo se trata, ahora hemos encontrado una nueva área para investigar, en lo que se denomina encefalopatía hepática mínima (EHM). Se trata de un estado en la evolución de la cirrosis en el que el paciente aparentemente está bien, pero tiene encefalopatía que clínicamente no se puede diagnosticar, subrayó.

En la literatura se especifica que entre el 30 y 70 por ciento de los cirróticos pueden padecerlo, y para detectarlo con más precisión “empleamos un equipo nuevo, que mediante un centelleo de luz intermitente permite determinar en un momento dado si existe o no la encefalopatía mínima”, explicó.

El diagnóstico convencional de la EHM se realiza mediante la aplicación de Pruebas Psicométricas (PES) o con la descripción de cambios electrofisiológicos del electroencefalograma, que pueden ser poco específicos o muy complejos, abundó el también integrante de la Academia Mexicana de Cirugía.

Las PES evalúan el perfil neuropsicológico y la prevalencia de déficit cognitivo en pacientes con cirrosis, con énfasis en la detección de dominios frecuentemente anormales en este grupo de enfermos, como son la atención y el desempeño psicomotor, y se consideran la base del diagnóstico.

Sin embargo la edad, el grado de alfabetización y las enfermedades concomitantes pueden alterarlas. La medición de la Frecuencia Crítica de Centelleo (FCC) es una prueba propuesta por Kircheis en 2002, como una manera instrumental de evaluar la EHM. En ese estudio, la determinación de FCC demostró una sensibilidad y especificidad cercana al 100 por ciento, definida con punto de corte de 39 hercios (Hz).

Si el paciente tiene encefalopatía hepática, le cuesta trabajo reconocer el centelleo en forma oportuna y el punto de corte se eleva a más de 42 Hz, indicó.

Esta aplicación, refirió, constató que la frecuencia con la que hallamos pacientes en nuestra población es de 70 por ciento, aproximadamente, y que al proporcionar un tratamiento (lactulosa o L-Ornitina L-Aspartame, conocido como LOLA) se demuestra que los dos son buenos para la recuperación, con mejoría significativa de las pruebas.

La cirrosis complicada es una de las 10 primeras causas de muerte en población masculina; existe un grupo que ha acaparado la atención de los médicos, y es la hepatitis C asociada principalmente a transfusión.

“Llegan muchos casos de cirróticos con ese antecedente. Entonces, para detectarlos hemos determinado que quienes hayan recibido una transfusión de sangre antes de 1985, deben ser sometidos a una prueba para saber si no tienen el virus o daño hepático, e insistir en la difusión de los daños que ocasiona el alcohol en el hígado”, puntualizó.

Actualmente, existen opciones de tratamiento, que van desde medicamentos, dietas y hasta trasplantes, pero esta última opción no es tan sencilla, porque hay gran cantidad de personas en lista de espera y requiere de muchos recursos.

En el caso de la encefalopatía hepática, recalcó, si se detecta a tiempo, se acorta el periodo de recuperación, se logra mejor calidad de vida y las instituciones se benefician porque en lugar de tener a un enfermo internado 11 días en situación crítica, el tiempo se reduce a seis en promedio, “como se demostró en publicaciones previas hechas por mi grupo de trabajo”.
Ingreso a la Academia

Abdo Francis es egresado de la FM de la UNAM, donde también cursó el diplomado en Epidemiología Clínica. Posteriormente, en el Hospital General de México estudió las materias Clínicas, un curso de alta especialidad en Endoscopía del Tubo Digestivo, y una especialidad en Gastroenterología; realizó el internado de pregrado con mención honorífica y se quedó a laborar en ese nosocomio, donde actualmente es director General Adjunto Médico, y se instruye en el doctorado en Alta Dirección.

La carrera de un médico tiene muchos matices que abarcan asistencia, docencia e investigación. “Desde 1994 ingresé como profesor a la FM y he publicado más de 70 artículos, 22 capítulos en textos de gastroenterología y endoscopía, y ocho libros de la especialidad, con la fortuna de poder llevar el nombre de la UNAM y del Hospital General a diferentes foros nacionales y extranjeros”.

Fue presidente de la Asociación Mexicana de Gastroenterología, de la Mexicana de Endoscopía, y de la Interamericana de Endoscopía Digestiva; actualmente, es vicepresidente del Consejo Mexicano de Gastroenterología.

Créditos: unam.mx/dgcs-506