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Devaluación del dólar afecta floricultura nacional.

 
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La apuesta es a ampliar la tecnología al servicio de la floricultura para potenciar más el sector.El tema se trató durante la Cátedra Pedro Nel Gómez de la UN en Medellín.
La apuesta es a ampliar la tecnología al servicio de la floricultura para potenciar más el sector.El tema se trató durante la Cátedra Pedro Nel Gómez de la UN en Medellín.

20 de Febrero del 2013

Las exportaciones de flores han descendido por la devaluación del dólar, pues Estados Unidos es el principal país comprador (recibe un 75% del total de la oferta colombiana).

Aunque el sector floricultor es el principal renglón de exportaciones en Colombia, es indispensable abrir más espacios de cosecha y desarrollar avances tecnológicos que lo potencien.

“Nos hemos quedado con muy pocas especies de flores y nuestro sector solamente produce en clima frio, cuando es posible desarrollar floricultura en climas medios y cálidos”, destaca Mario Arango Marín, docente del Departamento de Ciencias Agronómicas de la UN en Medellín.

Esta situación se evidencia en que el 80% de la producción nacional se cultiva solo en la Sabana de Bogotá; el 15%, en el oriente antioqueño; y el 5% restante, en otras regiones.

Pero se puede tener un mayor alcance en el territorio nacional y con otros tipos de flores, aparte de rosas, claveles y crisantemos (que ocupan los primeros lugares de producción agrícola).

El profesor Arango también dice que se deben buscar otros mercados para exportar, como Japón, China y algunos de Europa oriental, pues solo un 25% de las exportaciones salen hacia Asia y el Viejo Continente.


Agroindustria que puede florecer más

Aunque el panorama del sector floricultor no es el mejor, por la poca diversidad y la recesión económica, hay posibilidades de potenciarlo más, dado que sigue siendo de primer nivel: hasta el año pasado superó, con 1.200 millones de dólares, las exportaciones de café, que ascendieron en el mismo periodo a 950 mil millones de dólares, según estima el profesor Arango.

De igual modo, la articulación investigativa de las universidades, para ampliar la tecnología a disposición de la floricultura, es sumamente valiosa, pues se trata de una agroindustria que requiere sistemas de cultivo protegidos, como cobertizos, invernaderos, polisombras. Así, los adelantos en ingeniería de control, administrativa e industrial, entre otros, proporcionan un valor agregado al trabajo del campo.

Incrementar las exportaciones y optimizar el sector beneficia a miles de familias y podría beneficiar a más, pues pueden aumentarse cada vez los 180 mil empleos directos que este renglón generó en Colombia en el año 2011, según Asocolflores.

El docente expresó su posición sobre la situación de la floricultura en Colombia en una charla efectuada dentro de la Cátedra Pedro Nel Gómez, de la UN en Medellín.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Producen etanol a partir de residuos de la floricultura

 
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Gracias a los residuos de la producción de rosas y crisantemos y a su interacción con el hongo Pleurotus ostreatus., se pueden obtener azúcares de alta calidad para producir etanol.
Gracias a los residuos de la producción de rosas y crisantemos y a su interacción con el hongo Pleurotus ostreatus., se pueden obtener azúcares de alta calidad para producir etanol.

12 de abril de 2012

La obtención de azúcares, a través de la interacción entre hongos nativos y residuos de rosas y crisantemos de la Sabana de Bogotá, permitirá producir etanol para combustibles automotores.

Este es el resultado central de la tesis de doctorado en la UN “Degradación de residuos de floricultura para la obtención de azúcares con hongos lignocelulolíticos”, de la estudiante Balkys Quevedo Hidalgo. El trabajo fue calificado como meritorio y será exaltado este jueves 12 de abril.

El director de la tesis, Mario Velásquez, del Departamento de Ingeniería Química, asegura que el trabajo adelantado por Quevedo tiene una gran aplicación práctica en lo que respecta a la producción de combustibles para automotores en Colombia. Actualmente, por disposiciones legales,  todos los vehículos en el país que se movilizan lo hacen con una mezcla de 90% de gasolina y 10% de etanol a base de caña de azúcar.

“Trabajamos con desechos de rosas y crisantemos de empresas floricultoras del norte de la Sabana y estudiamos e identificamos la interacción de sus residuos con el hongo nativo Pleurotus ostreatus”, cuenta el profesor Velásquez.

Cuando se habla de residuos lignocelulósicos, se hace referencia a los subproductos vegetales que quedan luego de la explotación de un producto agrario, de una cosecha. En Estados Unidos, por ejemplo, se utilizan los residuos fibrosos del maíz para fertilizar el mismo campo. A partir de esa materia prima, se obtienen los azúcares con los que se genera el bioetanol para los combustibles.

El proceso se divide en varias partes: de la lignina, o los residuos, hay que obtener la celulosa y semicelulosa, o los polisacáridos, que son polímeros de azúcares. Luego hay que “romper” o hidrolizar la celulosa para obtener la glucosa, que es el azúcar más simple y que le sirve a todos los seres vivos para obtener energía y alimentarse.

“Los microorganismos que utilizamos fueron los hongos, porque son los primeros en la escala de la cadena de la vida que empiezan a degradar esos residuos de flores. Ellos producen toda una serie de proteínas que llamamos enzimas y que permiten degradar esos polímeros en  compuestos más simples, que también pueden ser absorbidos por ellos mismos. Colombia es rico en este tipo de microorganismos y allí hay una  buena oportunidad productiva y de ciencia”, explica.

El hongo empieza a atacar la estructura básica de la lignina, o los residuos de flores, y deja así disponible la celulosa que contienen y que pasa a degradar, a su vez, en glucosa. Y esta sustancia es la base de la biomasa con la que se produce el etanol.

“El Pleurotus ya se ve en el mercado y se lo vende como ‘orellanas’, al lado del champiñón”, afirma el profesor.

Destaca que primero se estudió el tipo de enzimas que producían los hongos y su interacción con los residuos de rosas y crisantemos: “Es un proceso fenomenológico bastante complejo. Hubo que identificar de manera clara y concisa cuáles son las proteínas, cuál es la actividad de los microorganismos y qué tan potentes son esas herramientas enzimáticas para poder romper esos polímeros”.

Decidieron trabajar con rosas y crisantemos, porque el país es gran productor de este tipo de flores. Con clavel, el primero en producción, se presentó un problema con el sustrato y no fue posible lograrlo.

Y agrega que otro resultado fundamental del trabajo doctoral es la dramática reducción del tiempo para la obtención de los azúcares: “Tradicionalmente, este tipo de procesos duran días o semanas, pero logramos hidrólisis en menos de un día. En este trabajo lo que buscábamos era obtener esos azúcares y conocer el comportamiento de los mediadores, como los hongos, y cómo sacarles el mejor provecho. Los azúcares logrados son de altísima calidad”.

El trabajo fue adelantado en una planta piloto. Pero el objetivo es irlo escalando, es decir: emplear biorreactores de cinco litros, inicialmente, y luego otros de escala industrial.

“Es una forma más viable y más económica de producir los biocombustibles que necesitamos, o los azúcares que se pueden usar para obtener muchos productos diferentes al etanol. La idea es que nosotros podamos en el país hacer sucroquímica, a partir de la biomasa de celulosa, hemicelulosa y lignina. Con estos tres tipos podríamos montar una industria basada en azúcares y reemplazar a la actual petroquímica, lo que reduciría ostensiblemente los costos de producción y sería más amable con el medioambiente”, asegura.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co