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CREAN MATRICES CON POLÍMEROS INTELIGENTES PARA LIBERAR FÁRMACOS

 
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matricespolimerosGasas de curación que sí curarán in situ; hilos para suturar heridas que además descargarán fármacos para acelerar el proceso; catéteres urinarios modificados con polímeros inteligentes, donde no se formarán colonias de bacterias que causen infecciones.

Eso y más desarrollan desde hace 12 años científicos universitarios en el Laboratorio de Química de Radiaciones de Macromoléculas, del Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.

Los polímeros inteligentes con los que trabaja Emilio Bucio y estudiantes tesistas de todos los grados, responden a la temperatura (32 grados centígrados), al pH (ácido o básico) o a ambas propiedades en un mismo sistema.

Con estos materiales se pueden hacer matrices poliméricas para cargar fármacos y, según la aplicación biomédica, liberarlos sin problemas en el cuerpo de un paciente, cuya temperatura corporal es de 35 grados.

Asimismo, se pueden armar medicamentos con pH ácido, si el objetivo es liberarlos en el estómago, o con pH básico, si es en otra parte del cuerpo, dijo.

Los polímeros inteligentes que se utilizan son N-isopropilacrilamida y N-vinil caprolactama –que responden a 32 grados centígrados–, de ácidos acrílico y metacrílico, así como “uno muy interesante: dimetil amino etil metacrilato, que responde a temperatura, pH y campo eléctrico”.

Con ello, el universitario y sus colaboradores modifican diversos soportes poliméricos, que pueden ser teflón, silicona, polietileno, polipropileno, PVC, algodón, hilos de sutura o catéteres urinarios, entre otros.

La meta es tener diferentes matrices con uno o dos monómeros modificados, que respondan a pH y temperatura, además de ser compatibles con el cuerpo humano.

Su ventaja es que serán reusables y de respuesta más rápida. “La aceleramos; mientras que un hidrogel tarda en responder días, la matriz polimérica lo hace en aproximadamente tres horas”.

Logros del laboratorio

¿Qué han logrado en el Laboratorio de Química de Radiaciones de Macromoléculas? Gasas de algodón que se usan para curación en hospitales, modificadas con ácido acrílico y glicidil metacrilato; pudieron hacerse funcionales con ciclodextrinas, compuestos que tienen espacios en donde se pueden alojar distintos fármacos.

Al aplicar este producto –cargado con un fármaco– para curar una herida, liberará el medicamento a fin de acelerar el proceso e impedir una posible infección; pruebas preliminares indican que inhibe de manera adecuada la formación de bacterias.

Recientemente, Bucio y colaboradores también lograron variar los hilos de sutura que se utilizan en cirugías. Son de polipropileno, modificados con ácido acrílico y glicidil metacrilato; de igual manera, van cargados con un fármaco que disminuirá la probabilidad de infecciones.

Un proyecto que el equipo de Ciencias Nucleares comenzó en 2013 es el de catéteres urinarios de PVC, que les proporcionó una industria de Turquía, vía un equipo de científicos de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), con los que colaboran.

Ya se logró modificar el PVC con un par de compuestos: ácido acrílico y vinilimidazol. “Creemos que se le puede cargar vancomicina, que evitará la formación de bacterias o biopelículas, que es lo que propicia infecciones si el catéter se inserta en el cuerpo humano”.

En 2014, Bucio y colaboradores iniciaron un proyecto PAPIIT con miras a modificar sistemas poliméricos para cargar enzimas y esperan concluirlo en 2016. “Es la misma historia: cargar enzimas para aplicación biomédica”, puntualizó.

En todos estos proyectos de su línea de investigación Síntesis de materiales poliméricos para liberación de fármacos, el equipo universitario trabaja en colaboración con Carmen Álvarez Lorenzo y Ángel Concheiro Nine, de la USC.

Desde hace siete años el grupo español apoya al del ICN en varios estudios (microbiología, citotoxicidad y trombogénesis) para saber si “nuestro material tiene potencial aplicación biomédica”.

Con ellos también han aprendido con qué fármacos cargar los sistemas poliméricos. Vancomicina, por ejemplo, se puede liberar y ayuda a combatir infecciones. Otros que han podido cargar, según la afinidad con los materiales, son el ácido nalidixico, cloruro de benzalconio, miconazol y diclofenaco, por mencionar algunos.

Para modificar un material virgen, el grupo de la UNAM lo somete a ciertas condiciones, como dosis, temperatura y tiempo de reacción, entre otras. Luego, para saber si funciona y si está o no cargado el fármaco, se le aplican diversas pruebas de caracterización.

Una gasa modificada, por ejemplo, tendrá ciertos grupos funcionales, cuya presencia se somete a monitoreo por infrarrojo, resonancia magnética nuclear, calorimetría diferencial de barrido, así como análisis gravimétrico.

La carga del medicamento se monitorea y se le hace un seguimiento por medio de espectroscopía UV-vis. La liberación también se observa y se construyen gráficas del tiempo de liberación en función de pH y/o temperatura, “así sabemos si tenemos o no éxito”.

Jóvenes de licenciatura, maestría y doctorado sintetizan los nuevos materiales y los de doctorado, además, viajan a España becados por el CONACyT. En la USC realizan los estudios de farmacia (carga y liberación de fármacos) y microbiológicos.

Todo ha sido experimental, advirtió Bucio; no obstante, el grupo de científicos de la UNAM y de la USC tiene una patente en el país europeo. Se trata de un sistema de poliuretano modificado con ácido acrílico que responde a temperatura y pH, con N-isopropilacrilamida que lo hace a temperatura. “Cargó muy bien la vancomicina”, ahora está en trámite su protección en México.

Además de lo ya mencionado, los universitarios desarrollan un material con glicidil metacrilato y otro con etilenglicol dimetacrilato sobre hule de silicona y películas de polipropileno para aplicaciones biomédicas.

 Esta labor científica se expande y retroalimenta por la pertenencia de Bucio y Guillermina Burillo –jefa del Laboratorio de Química de Radiaciones de Macromoléculas del ICN– a la Red Iberoamericana de Nuevos Materiales para el Diseño de Sistemas Avanzados de Liberación de Fármacos en Enfermedades de Alto Impacto, como “cáncer, diabetes, sida y otro tipo de infecciones”.

Esa red, financiada por el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED), propicia la movilidad de estudiantes y académicos, quienes participan en una reunión anual y cursos que se imparten en alguna universidad de Iberoamérica. Se han realizado tres: en España, Argentina y Brasil. La cuarta será en Colombia.

Créditos:UNAM-DGCS-230-2014

FITOMEDICAMENTOS, ALTERNATIVA TERAPÉUTICA SEGURA Y CONFIABLE

 
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fitomedicamentosEn la actualidad, las plantas medicinales son relevantes para la elaboración de medicamentos de todo tipo y constituyen una fuente invaluable para la obtención de sustancias útiles para el desarrollo de nuevos fármacos y otras que pueden actuar como herramientas de investigación.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que 80 por ciento de la población en el planeta las utiliza como principal recurso terapéutico para el alivio de enfermedades comunes, principalmente en comunidades rurales. México ha aceptado la importancia de la medicina tradicional ancestral, al diseñar instrumentos jurídicos al respecto, explicó María Isabel Aguilar Laurents, de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM.

Debido al uso de esas plantas y al incremento de la existencia de fitomedicamentos, la Ley General de Salud establece las categorías de fármacos a base de hierbas y remedios herbolarios, precisó.

Los preparados de plantas son eficaces en resfriados, gripes, trastornos gastrointestinales, dolor de cabeza, insomnio, úlcera gástrica, nerviosismo, problemas circulatorios, bronquitis, enfermedades de la piel, fatiga y agotamiento, entre otros.

El estudio de los productos naturales es útil para obtener sustancias activas encaminadas al desarrollo de nuevos medicamentos. Con un mayor conocimiento químico, farmacológico y clínico de las plantas y de sus derivados, se requieren métodos analíticos que faciliten el control de calidad de los preparados fitofarmacéuticos, subrayó la integrante del Departamento de Farmacia de la FQ.

Alternativa segura

Aguilar Laurents explicó que la fitoterapia estudia el empleo racional de los productos de origen vegetal en los sistemas de salud. Se considera en el tratamiento de afecciones leves o moderadas y, especialmente, en las crónicas, para tratar desde afecciones comunes, hasta ciertos tipos de cáncer, estableció.

El desarrollo, autorización y comercialización de los preparados a base de plantas para prevenir, atenuar o curar enfermedades, requiere la identificación de los principios activos de los extractos naturales, producir a gran escala la materia prima y realizar estudios farmacológicos, clínicos y toxicológicos, para la posterior elaboración de los fitofarmacéuticos.

Se ha avanzado en las técnicas de análisis para el control de la calidad dentro de los programas de investigación en la FQ, que han aportado logros importantes en cuanto a la eficacia y seguridad de esos productos, concluyó la especialista.

Créditos:UNAM-DGCS-228 -2014

Une bionanotecnología capacidades de los sistemas bioquímicos y de los materiales nanoestructurados.

 
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28 de octubre de 2013

Se llama bionanotecnología y es la conjunción de las capacidades de los sistemas biológicos y bioquímicos
Se llama bionanotecnología y es la conjunción de las capacidades de los sistemas biológicos y bioquímicos

• Estrena el CNyN de la UNAM un área de investigación biológica, encabezada por Rafael Vázquez Duhalt

• En sus líneas de trabajo encapsulan enzimas que mejoran la eficiencia de fármacos contra el cáncer, suministran medicamentos en materiales nanométricos y utilizan sistemas bacterianos para suministrar al intestino sustancias benéficas

Una novedosa área de investigación con gran potencial de aplicación, que reúne a la biología avanzada con la ciencia de materiales en la escala de lo pequeño, ha iniciado su trabajo académico en el Centro de Nanociencias y Nanotecnología (CNyN) de la UNAM, ubicado en Ensenada, Baja California.

Se llama bionanotecnología y es la conjunción de las capacidades de los sistemas biológicos y bioquímicos con las propiedades de los materiales nanoestructurados, resumió Rafael Vázquez Duhalt, quien encabeza el área y a un grupo de científicos que exploran el área biológica en un centro tradicionalmente dedicado a la física y la química teóricas enfocadas a materiales y catálisis.

“La ciencia moderna es la interfase de las áreas tradicionales del conocimiento. Ya no se puede pensar en química pura, hay que asociarse con física y biología. Las ciencias modernas son multidisciplinarias y los nuevos laboratorios deben entrar a las diferentes áreas”, consideró el ingeniero químico industrial, maestro en química analítica del medio ambiente y doctor en ciencias biológicas.

En el grupo hay microbiólogos, químicos y un físico. “Me he desarrollado en la biotecnología, que es multidisciplinaria, pero la bionanotecnología es una oportunidad de encontrar nuevas interacciones entre áreas tradicionales del conocimiento”, insistió Vázquez Duhalt.

Nuevo departamento en el CNyN

Esa área novedosa se conjunta en el Departamento de Bionanotecnología del CNyN, que se concretó tras 10 años de planear dentro de la UNAM un centro de investigaciones en biología avanzada.

“Desde 2003 nos reunimos en Cuernavaca –donde Vázquez era investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM– Rodolfo Quintero (del IBt), María Teresa Viana (de la Universidad Autónoma de Baja California), y yo, con el entonces director del Centro de Ciencias de la Materia Condensada, Leonel Cota Araiza. La idea era traer la rama biológica a un centro especializado en física y química teórica enfocada a materiales; la oportunidad se dio en el momento que este espacio se convirtió en el CNyN”, relató.

Hoy, ese departamento cuenta con cuatro investigadores titulares, uno posdoctoral, un técnico académico y 15 estudiantes de posgrado.

“Pronto se integrarán dos investigadores posdoctorales más y espero que en un bienio podamos tener dos titulares más, pues la idea es trabajar como un grupo grande, con científicos de varios niveles, en el que los más jóvenes puedan crecer y tener investigaciones independientes, pero con el fomento a la interacción para formar un grupo sólido del más alto nivel, competitivo a nivel internacional”, explicó.

Encapsular enzimas para mejorar quimioterapia

Una de las líneas de investigación es la encapsulación de enzimas para mejorar la quimioterapia contra el cáncer. En el laboratorio, Vázquez Duhalt, junto con Rubén Cadena, diseñan y producen nanoesferas que transportan actividad enzimática que activa los fármacos dirigidos a tumores.

Para lograrlo, encapsulan las enzimas en cápsides virales –partículas de virus de entre 20 y 100 nanómetros sin contenido de ácidos nucleicos ni capacidad de infectar– que son modificadas para que se peguen específicamente a los tejidos tumorales y ahí ejerzan su actividad.

Las estructuras o cápsides son inteligentes, pues son capaces de reconocer el tejido al que van dirigidas y dentro llevan un medicamento con suministro controlado.

“Hay varios grupos en el mundo que realizan investigación para llevar fármacos a sitios específicos, pero lo innovador de nuestro proyecto es que vamos un paso más allá. Queremos generar una actividad enzimática que activará al medicamento en el sitio preciso donde se requiere, con ello pretendemos hacer más eficiente el efecto de los fármacos”, dijo.

Enzimas en materiales mesoporosos

Otra línea de trabajo de este grupo, en donde está involucrado Sergio Águila, conjunta las cualidades catalíticas de las enzimas con propiedades muy específicas de los nanomateriales.

“Hacemos inmovilización de enzimas en materiales nanoestructurados mesoporosos para darles propiedades diferentes de actividad y estabilidad; esto tiene aplicaciones en la medicina y la industria”.

Estabilizamos unas llamadas peroxidasas, con las que hemos trabajado 20 años, que tienen la propiedad de ser inactivadas en presencia de su propio sustrato, que es el peróxido de hidrógeno, detalló.

Las peroxidasas tienen aplicaciones muy variadas, pero no se pueden utilizar a gran escala porque se inactivan. “Tratamos de inmovilizarlas en materiales específicos que tienen la capacidad de transferir electrones para hacerlas más estables; tenemos resultados preliminares que indican que sí podemos hacerlo”, adelantó.

Por otro lado, con la participación de Alejandro Huerta, se explora la posibilidad de usar sistemas bacterianos especializados en la transferencia de compuestos para el suministro de interés terapéutico a células intestinales.

“Es un sistema de proteínas que usan bacterias para inyectar toxinas. Queremos aislarlo y utilizarlo para que sistemas inocuos suministren medicamentos u otras sustancias benéficas a tejidos específicos como el intestino”, abundó.

Modificación química de enzimas

Otra investigación busca modificar enzimas químicamente, mediante un recubrimiento de tres capas, para que sea reconocida por los tumores cancerosos sin necesidad de emplear la cápside viral.

“Ponemos tres capas diferentes de moléculas. La primera es para incrementar el número de grupos reactivos en la superficie de la proteína; la segunda es una cubierta de un polímero compatible que hace a la enzima inmunológicamente inerte (es decir que no tenga reacción inmunológica ni cause ninguna reacción) y la tercera tiene grupos funcionales que son reconocidos por las células tumorales. Queremos que esta enzima recubierta sea reconocida por los tumores”, remarcó.

Finalmente, Vázquez Duhalt destacó que en el CNyN sus colegas físicos son expertos en el diseño de materiales a escala nanométrica, mientras los biotecnológos tienen el conocimiento de biología y bioquímica. “Conjuntar estas áreas ha resultado muy productivo para aprovechar propiedades tanto bioquímicas como de materiales nanoestructurados”.

Créditos: UNAM-DGCS-646

Desarrollan en la UNAM método de identificación de contaminantes vegetales

 
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Tiene múltiples ventajas sobre los que ya se usan, como la reducción del tiempo de análisis, la sensibilidad y la realización simultánea del estudio de todos los compuestos, explicó Araceli Peña Álvarez, de la FQ
Tiene múltiples ventajas sobre los que ya se usan, como la reducción del tiempo de análisis, la sensibilidad y la realización simultánea del estudio de todos los compuestos, explicó Araceli Peña Álvarez, de la FQ

31 de Julio de 2012

Un equipo de investigación de la Facultad de Química (FQ), encabezado por Araceli Peña Álvarez, desarrolla un método de identificación y determinación de contaminantes emergentes en vegetales como la lechuga, el perejil o la espinaca.

Se trata de un proceso con múltiples ventajas sobre los que ya se usan. Entre ellas, la considerable reducción del tiempo de análisis, la sensibilidad y la realización simultánea del estudio de todos los compuestos, aunque sean de diferente naturaleza o polaridad.

La científica explicó que un contaminante emergente es cualquier producto antropogénico y genobiótico utilizado por las personas para cubrir necesidades generales de la vida diaria, de cuidado personal o con motivos cosméticos, que se desechan y se hallan principalmente en aguas residuales.

A diferencia de los desechos tóxicos, que sí están regulados, los emergentes se tiran sin control: fármacos, cosméticos caducos y fragancias, entre otros, que a la larga, podrían generar daños a la salud, aunque eso no se ha probado; además se liberan a través de la orina, aclaró la experta.

Las plantas de tratamiento están diseñadas para remover otros compuestos, pero no los de este tipo. En México, el agua residual tiene diferentes usos después de ser tratada; entre ellos, la recarga de lagos artificiales y el riego de cultivos. De ese modo, los vegetales comestibles podrían contaminarse.

En agua y sedimentos de plantas de tratamiento, Peña Álvarez y su equipo hallaron fármacos y desinfectantes como ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, carbamazepina e, incluso, estrógenos como estrona. De éstos, los identificados en las muestras vegetales provenientes de cultivos de Xochimilco fueron el bisfenol, y en mayores concentraciones, el triclosán, desinfectante de uso común en dentríficos, jabones y talcos.

La universitaria aclaró que es el primer trabajo que hacen al respecto, y que aún se requiere llevar a cabo un muestreo representativo. “El análisis es preliminar, pero sí encontramos este compuesto en concentraciones muy bajas”, del orden de 0.5 nanogramos por gramo, es decir, partes por billón.

Ante la importancia del problema, se requiere no sólo el desarrollo de métodos para identificación, sino de cuantificación y, posteriormente, para determinar los efectos tóxicos.

Para llegar a esos resultados, “propusimos el método de extracción con barra magnética (SBSE, por sus siglas en inglés), que consiste en colocarla recubierta con una sustancia que absorbe ese tipo de compuestos. Después, ya concentrados, se desorben y se inyectan en el sistema de identificación, que en este caso es cromatografía de gases acoplado a espectrometría de masas (CG-EM)”.

A diferencia de otros métodos, como cromatografía de líquidos, éste tiene ventajas, como el tiempo de análisis (de hasta más de 16 horas de acuerdo con el tipo de compuesto, a sólo una) y los pasos mínimos de preparación de las muestras.

Las matrices vegetales elegidas fueron lechuga, perejil y espinaca, que primero requieren ser liofilizadas, es decir, deshidratadas. De ahí se pasa al análisis, se toma una cantidad de miligramos y se adiciona una mezcla de disolvente para hacer una extracción previa con ayuda de una sonda ultrasónica. Después, se coloca la barra magnética, se ajusta el pH y se hace la extracción por alrededor de media hora.

Luego, abundó, se retira la barra y se adiciona un disolvente, en este caso acetona, y se desorben los analitos (compuestos contaminantes).

Antes de inyectarlos en el equipo de gases-masas, se derivatizan, es decir, se modifica su estructura química con una reacción para que sean volátiles. Todo el proceso hasta la obtención de resultados dura alrededor de dos horas.

Peña reconoció que se pudieron identificar los compuestos, pero no cuantificarlos de manera adecuada, porque están a una concentración muy baja, “lo que indica que tenemos que bajar los límites. La precisión debe ser mayor, con un coeficiente de variación menor, para que sea confiable”.

Esa meta no se ha alcanzado porque no se entienden bien a bien las interacciones existentes entre las matrices vegetales y los analitos. “No hemos encontrado cómo resolver esas relaciones y que nuestro método sea más preciso. Falta mucho por mejorar”.

Los primeros resultados de esta investigación ya fueron presentados en el XXV Congreso Nacional de Química Analítica. Además de ser parte de una tesis de maestría, será dada a conocer en artículos de revistas especializadas en cromatografía o preparación de muestras, finalizó la científica.

Boletín UNAM-DGCS-472
Ciudad Universitaria.

Hasta 60 por ciento del alivio al dolor crónico, con elementos psicológicos

 
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No todas las personas reaccionan igual a los analgésicos; menos del 50 por ciento de quienes padecen dolor neuropático alcanza un alivio adecuado.
No todas las personas reaccionan igual a los analgésicos; menos del 50 por ciento de quienes padecen dolor neuropático alcanza un alivio adecuado.

30 de septiembre de 2010

• Sólo 40 por ciento es resultado de fármacos, afirmó Benjamín Domínguez Trejo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM
• No todos los enfermos responden a los analgésicos y queda un “hueco” grande que debe ser llenado con trabajo psicológico, consideró

Hasta 60 por ciento del alivio del dolor crónico en pacientes puede provenir de la modulación emocional o de factores psicológicos, y sólo 40 por ciento se explica por el uso de fármacos y analgésicos, afirmó Benjamín Domínguez Trejo, académico de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

En la conferencia ¿Psicología del dolor en México?, con la que iniciaron las actividades de la Cátedra Ezequiel A. Chávez de esa entidad, el experto dijo que, según la experiencia clínica, si un paciente está relajado con una dosis pequeña de analgésico desaparece el dolor, pero si está tenso o preocupado, tres administraciones del mismo no producirán alivio.

En 2008, en Estados Unidos 1.4 millones de personas fueron diagnosticadas con cáncer, y más de 550 mil fallecieron por ese padecimiento; entre 20 y 50 por ciento de ellas tenían alteraciones emocionales, se sentían solos y abandonados, “y no hay pastillas para eso; por ello, se requiere estudiar las variables contextuales”, indicó.

El mecanismo del dolor

Según las estadísticas, en 2007 la población en México era de 105. 7 millones de mexicanos; si se consideran las estimaciones de otros países, en torno a que el 27 por ciento de sus habitantes presenta dolor crónico, entonces 28.5 millones de mexicanos lo padecen.

Al referirse a las bases neurales de la nocicepción, la manera en que el organismo responde a lesiones, daño o agresiones mediante receptores especializados, dijo que no es sostenible la idea de que hay un solo centro del dolor en el cerebro; más bien, existen diferentes áreas asociadas.

En ese órgano hay áreas ventrales, como la ínsula anterior, zona productora de sentimientos, donde se representa el enamoramiento, pero también el sufrimiento, pero la llamada “retroalimentación biológica” puede afectar su actividad; se trata de un tratamiento no invasivo apoyado en cambios contextuales o psicológicos, no farmacológicos, expuso.

Al respecto, mencionó que no todos los pacientes reaccionan igual a los analgésicos. La variabilidad entre individuos y su respuesta fisiológica es muy amplia. Por ejemplo, menos del 50 por ciento de quienes padecen dolor neuropático alcanza el alivio adecuado. “El resto debe ser curado con otros procedimientos psicológicos o contextuales”.

Ante la situación, queda un “hueco” grande para dar alivio a los enfermos, que debe ser llenado con trabajo psicológico. “El dolor es una experiencia multimodal donde intervienen diferentes componentes, no sólo la nocicepción, sino el emocional-afectivo, cognoscitivo y motor, y la psicología mexicana puede hacer grandes aportaciones”, refirió.

Se debe recurrir a factores contextuales o “no específicos” como la compañía, el contacto físico, la confianza médico-paciente y las redes sociales; muestra de ello es que después de un infarto al miocardio los pacientes sin apoyo social son más propensos a morir.

La confianza y compañía son procesadas en el cerebro por la ínsula y la corteza cingular anterior, centros de la cognición emocional. Mientras más activa está la ínsula frontal derecha, la persona tiene mayor capacidad de autorregulación emocional, es decir, puede manejar situaciones apremiantes e intensas de estrés con mayor facilidad, añadió Domínguez Trejo.

Los factores contextuales, también denominados moduladores psicológicos, pueden contribuir a que los individuos con dolor y estrés crónico puedan controlarlos con o sin fármacos. La enfermedad no se cura, pero la intensidad de las molestias puede disminuir con estos recursos.

Los que más funcionan son los relacionados con el apoyo social, como amigos, vecinos, parientes, mascotas, psicólogos, médicos, libros de autoayuda; una red social es el mejor “colchón” contra las adversidades, abundó.
Créditos: UNAM. DGCS-581/unam.mx