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Vejez, cambio del perfil epidemiológico y adelantos, retos de la formación de prefesionales en la salud.

 
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22 de Octubre del 2012
En las cuatro décadas que vienen, la población mayor de 65 años se incrementará en aproximadamente un 600 por ciento. Ante esta realidad, México no está listo en materia de atención a la salud, pensiones, e infraestructura. Además, el sistema nacional en este rubro afronta los desafíos de la prevalencia de enfermedades crónico- degenerativas y los problemas de obesidad y sobrepeso.
Al envejecimiento y el cambio del perfil epidemiológico deben sumarse la velocidad de los avances en genómica, proteómica, robótica, telemática, informática, cirugía endoscópica y tecnología nanoscópica, que en su conjunto representan un desafío para la formación de profesionales.
Debemos educarlos de manera distinta y brindarles herramientas para que sinteticen la información que reciben y seleccionen la más útil, con la finalidad de proporcionar una atención de mejor calidad a sus pacientes, aseguró Enrique Ruelas Barajas, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Los jóvenes requieren una visión integral del contexto en que viven, que deberá incorporarse durante su preparación, a fin de brindarles elementos para analizarlo y adaptarse a sus exigencias, además de fortalecer la formación ética en los contenidos de la educación que se imparte en todas las instituciones del país, recomendó en ocasión del Día del Médico, que se conmemora este 23 de octubre.
El vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina también aludió a la necesidad de promover la adquisición de competencias en gestión del conocimiento para que los galenos sean capaces de tomar decisiones útiles, bien informadas y certeras. A la par de las modificaciones en la enseñanza, quienes ya ejercen deben adaptarse a un entorno que cambia de manera vertiginosa.
Además, debe considerarse que la población es cada vez más exigente al recibir los servicios, lo que implica mayor responsabilidad. Los médicos deben estar actualizados y proporcionar mejor atención a una población que envejece y padece enfermedades crónicas.
Las revoluciones que vienen
Si bien los padecimientos crónico-degenerativos (diabetes, hipertensión arterial y males cardiovasculares) y la transición demográfica representan los desafíos más importantes en materia de salud pública, los profesionales no deben descuidar los problemas sanitarios que persisten, como los casos de cáncer cérvico-uterino y muertes maternas, ejemplificó.
Ruelas Barajas estableció que en México convergen los padecimientos de los países desarrollados con un rezago de las identificadas como las más importantes en naciones en vías de desarrollo.
La suma de los retos implica la responsabilidad de mantener un enorme y profundo respeto por la profesión y brindar un servicio de calidad, con perspectiva humanitaria, a los pacientes. “A pesar de estar inmersos en esta revolución tecnológica y epidemiológica, debemos estar atentos a sus necesidades”.
Los enfermos también requieren afecto, además de medicinas, tratamientos y equipos. Los jóvenes no deben perder de vista esta exigencia, concluyó.
Boletín UNAM-DGCS-641
Ciudad Universitaria.
Los médicos deben actualizarse constantemente para realizar diagnósticos cada vez más precisos.

Los médicos deben actualizarse constantemente para realizar diagnósticos cada vez más precisos.

22 de Octubre del 2012

En las cuatro décadas que vienen, la población mayor de 65 años se incrementará en aproximadamente un 600 por ciento. Ante esta realidad, México no está listo en materia de atención a la salud, pensiones, e infraestructura. Además, el sistema nacional en este rubro afronta los desafíos de la prevalencia de enfermedades crónico- degenerativas y los problemas de obesidad y sobrepeso.

Al envejecimiento y el cambio del perfil epidemiológico deben sumarse la velocidad de los avances en genómica, proteómica, robótica, telemática, informática, cirugía endoscópica y tecnología nanoscópica, que en su conjunto representan un desafío para la formación de profesionales.

Debemos educarlos de manera distinta y brindarles herramientas para que sinteticen la información que reciben y seleccionen la más útil, con la finalidad de proporcionar una atención de mejor calidad a sus pacientes, aseguró Enrique Ruelas Barajas, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

Los jóvenes requieren una visión integral del contexto en que viven, que deberá incorporarse durante su preparación, a fin de brindarles elementos para analizarlo y adaptarse a sus exigencias, además de fortalecer la formación ética en los contenidos de la educación que se imparte en todas las instituciones del país, recomendó en ocasión del Día del Médico, que se conmemora este 23 de octubre.

El vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina también aludió a la necesidad de promover la adquisición de competencias en gestión del conocimiento para que los galenos sean capaces de tomar decisiones útiles, bien informadas y certeras. A la par de las modificaciones en la enseñanza, quienes ya ejercen deben adaptarse a un entorno que cambia de manera vertiginosa.

Además, debe considerarse que la población es cada vez más exigente al recibir los servicios, lo que implica mayor responsabilidad. Los médicos deben estar actualizados y proporcionar mejor atención a una población que envejece y padece enfermedades crónicas.


Las revoluciones que vienen

Si bien los padecimientos crónico-degenerativos (diabetes, hipertensión arterial y males cardiovasculares) y la transición demográfica representan los desafíos más importantes en materia de salud pública, los profesionales no deben descuidar los problemas sanitarios que persisten, como los casos de cáncer cérvico-uterino y muertes maternas, ejemplificó.

Ruelas Barajas estableció que en México convergen los padecimientos de los países desarrollados con un rezago de las identificadas como las más importantes en naciones en vías de desarrollo.

La suma de los retos implica la responsabilidad de mantener un enorme y profundo respeto por la profesión y brindar un servicio de calidad, con perspectiva humanitaria, a los pacientes. “A pesar de estar inmersos en esta revolución tecnológica y epidemiológica, debemos estar atentos a sus necesidades”.

Los enfermos también requieren afecto, además de medicinas, tratamientos y equipos. Los jóvenes no deben perder de vista esta exigencia, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-641

Ciudad Universitaria.

La hipocondría puede ser grave si se inserta a padecimientos reales

 
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Tiene un costo social, laboral y familiar; si los “síntomas” son muy fuertes, pueden acabar con la persona.
Tiene un costo social, laboral y familiar; si los “síntomas” son muy fuertes, pueden acabar con la persona.

1 de julio de 2012
• Tiene un costo social, laboral y familiar; si los “síntomas” son muy fuertes, pueden acabar con la persona, afirmó Jesús González Núñez, de la FP de la UNAM

La hipocondría es una afección psicológica que, de insertarse a padecimientos reales, puede representar un problema grave, porque se trata de “verdaderos enfermos que sufren y sienten males que sólo son de índole inconsciente”, explicó José de Jesús González Núñez, psicoanalista de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.

Tiene un costo social, laboral y familiar, según quien la sufra, y puede acabar con la persona si los “síntomas” son muy fuertes. Estos pacientes viven en estado de sufrimiento ante el miedo a enfermar, advirtió el doctor en Psicología Clínica.

Los estudios al respecto muestran un vínculo entre la interacción social y el aumento de este padecimiento. El ambiente familiar, por ejemplo, es un entorno propicio, por lo que con frecuencia, pueden encontrarse varios hipocondríacos bajo el mismo techo.

Al respecto, se ha comprobado que estos pacientes son, fundamentalmente, personas sobreprotegidas; los progenitores, especialmente la madre, están preocupados en exceso por el aspecto físico del hijo y le proporcionan un cuidado extremo; entonces, los descendientes viven atemorizados por los miedos de los padres.

Visitan con cierta frecuencia a cuatro, cinco y hasta seis especialistas porque tienen, según ellos, distintas afecciones. Sus enfermedades, consideran, dañan sus órganos, pero si se les practica una revisión médica no presentan ningún malestar anatómico o fisiológico, detalló.

Los caracteriza la angustia, la dificultad para despertarse y, en determinado momento, la depresión. Los procesos psicológicos tienen una realidad total en el cuerpo y el dolor; entonces, la zozobra y las afecciones psicosomáticas son completamente reales, aunque los procesos que las desencadenan no correspondan a un mal físico.

A la hipocondría se le conoce también como patofobia, es decir, un injustificado miedo a las enfermedades y excesivo temor a la muerte. No obstante, explicó el experto, no es más que un mecanismo mental de descuido del cuerpo, pero en realidad hacen lo contrario y muestran una exagerada observación de su estado de salud.

“En la FP existe un centro de atención y en el Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social también tenemos una clínica para su cuidado. Utilizamos el método psicoanalítico o cognitivo conductual; el primero, consiste en llegar a la profundidad de las motivaciones que tiene al sujeto inconciente para hacerlas conscientes; el segundo es a base de estrategias concretas para desacondicionar esa afección”, concluyó.

Créditos: unam.mx/boletin/410/2012

Imagen: libroabiertorudyspillman.blogspot.com

Fundamental, la labor del “cuidador” de enfermos

 
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En la mayoría de los casos, la labor del cuidador no es remunerada, porque se considera poco valiosa debido a que se realiza en el seno de las relaciones privadas o familiares, afirmó Bertha Ramos del Río.
En la mayoría de los casos, la labor del cuidador no es remunerada, porque se considera poco valiosa debido a que se realiza en el seno de las relaciones privadas o familiares, afirmó Bertha Ramos del Río.

23 de julio de 2010

• En los últimos años, la atención a pacientes por personas que no pertenecen al sector salud se ha incrementado notablemente, afirmó Bertha Ramos del Río, profesora de la FES Zaragoza
• La asistencia encomendada es de larga duración, incluso por tiempo indefinido; por ello, al paso del tiempo los cuidadores empiezan a presentar estragos en su salud física o emocional
• La universitaria ha trabajado en la implementación de programas de intervención breves, donde se les hace conscientes de la importancia de su labor y de desarrollar habilidades para afrontar su situación y cuidar de sí mismos

En los últimos años, la atención de enfermos por personas que no pertenecen al sector salud se ha incrementado notablemente, debido a factores como el incremento de los padecimientos crónico-degenerativos, los avances tecnológicos que favorecen mayor supervivencia de pacientes crónicos y con discapacidad, los cambios en la estructura demográfica que deriva en el aumento de la población anciana, y por la incorporación de mujeres al campo laboral, entre otros.

La situación anterior ha derivado en una alta demanda de atención en las unidades hospitalarias, por lo que muchos pacientes son encomendados a cuidadores informales, aquellos que, aunque no pertenecen al equipo de salud institucional, ni se han formado como tales, son responsables directos de su atención en casa, explicó Bertha Ramos del Río, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la UNAM.

Aunque su participación es considerada fundamental, se le ha prestado poca o ninguna importancia a los riesgos e implicaciones en cuanto al bienestar físico y emocional, pues muchas veces en el proceso llegan a sobrecargarse, agotarse y colapsarse ante requerimientos o demandas del afectado, apuntó.

Esta labor no es remunerada y es considera poco valiosa porque se realiza en el seno de las relaciones privadas o familiares. A nivel social, cuidar a un enfermo es responsabilidad de la familia y, por tanto, “parte de las tareas domésticas”, que muchas veces se asumen como “cosa de mujeres”, señaló.

Efectivamente, abundó, el rol de cuidador es asumido en mayor medida por ellas, situación no casual, porque asistir a otros es una función que culturalmente les ha sido asignada, y socialmente impuesta.

Sin embargo, estudios recientes refieren que cuando la edad del paciente es menor, particularmente niños y adolescentes, esa tarea es compartida entre ambos sexos. También, se informa que el sistema sanitario formal proporciona aproximadamente un 25 por ciento del tiempo total de los cuidados de salud, y el resto, se hace en el hogar del paciente.

A su vez, la Encuesta Sociodemográfica del Envejecimiento del Consejo Nacional de Población, muestra que la incapacidad aumenta particularmente en individuos mayores a 80 años, abundó la compiladora del libro “Emergencia del cuidado informal como sistema de salud”.

Los cuidadores informales y el menoscabo emocional

Ramos del Río ha trabajado, desde hace más de siete años, en investigaciones sobre el cuidado informal, en diversas instituciones sanitarias, y ha abordado temas como el estrés y la carga del cuidador, y el desarrollo de instrumentos psicológicos que valoran la situación de los cuidadores, entre otros.

De acuerdo a las observaciones y resultados, la especialista en psicología de la salud destacó que en la vida cotidiana la función de los cuidadores informales es totalmente ignorada, y sólo es evidente, en la medida en que faltan o están ausentes.

A veces, asumen su función de una manera voluntaria, pero otras tantas, lo hacen como una imposición de los propios familiares por tratarse de alguien que no trabaja, por ser el más joven, por vivir en el mismo lugar del afectado, o por ser una mujer sin hijos.

Esta asistencia y responsabilidad se caracteriza por ser de larga duración, incluso por tiempo indefinido. Se invierten más de 12 horas diarias. Por ello, al paso del tiempo los cuidadores empiezan a mostrar estragos en su salud física y emocional.

En ese contexto, presentan lo que se denomina “carga del cuidado”, que incrementa sus niveles de estrés. “Puede ser ocasionada tanto por el propio trabajo, como por cuestiones económicas, familiares y personales”, comentó la experta.

También, pueden sentir dolor crónico en la espalda, problemas vasculares, en las piernas, trastornos del sueño, cansancio, cambios en la alimentación, depresión y ansiedad, éstas últimas ocasionadas por la incertidumbre que le provoca el estado del afectado.

Aunado a ello, debe considerarse que, por lo regular, nunca recibieron entrenamiento y nadie les enseñó cómo realizar ciertas actividades como asear al paciente, cambiar un pañal, hacer curaciones, administrar medicamentos o controlar sus reacciones de ira.

Alternativas para los cuidadores

Como los cuidadores aprenden por ensayo y error, es necesario entrenarlos, y ofrecerles apoyo emocional y de autocuidado para que puedan seguir con sus funciones el tiempo que sea necesario.

Junto con su equipo de la carrera de Piscología, del Programa Psicología de la Salud, Ramos del Río ha laborado con estas personas en la implementación de programas de intervención breves en sitios como el Hospital General de México, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, y el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón de Tlanepantla, entre otros.

Como primera medida, se les informa qué es y qué hace un cuidador, porque muchas veces no se sienten inmersos en este rol; se les hace tomar conciencia sobre la importancia de su labor, pero también de su salud; se les enseña a manejar el estrés, a organizar su tiempo, y habilidades que pueden facilitar su tarea.

Otra parte importante dentro de este entrenamiento es prepararlos para la muerte del enfermo, porque existe poca cultura al respecto. Con esta labor, en los hospitales visitados ya se reconoce su función, y se les considera como cuidadores, y no sólo como familiares del paciente, concluyó.
Créditos: UNAM. DGCS -438/unam.mx