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Ecoturismo y biocomercio, colosal negocio verde que debe ser aprovechado

 
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Palmira, nov. 28 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Investigadores de la U.N. en Palmira resaltan la importancia de estos sectores como un motor de desarrollo para las comunidades indígenas y afrodescendientes del país, y aseguran que deben ser apoyados con políticas públicas incluyentes.
Aunque no existen datos fidedignos a nivel mundial dedicados al ecoturismo, se estima que esta actividad representa entre el 10% y el 15% del turismo en el mundo, aunque algunas predicciones optimistas llegan hasta el 30%. Otros estudios revelan que en los Estados Unidos por lo menos 30 millones de norteamericanos pertenecen a alguna organización ambiental o tienen un interés en protección ambiental.
El turismo hacia el Amazonas aumentó en 300% entre 1988 y 1989 y algo parecido ocurrió en Costa Rica entre 1992 y 2000, donde se estima que el 70% de los turistas realizan actividades ecoturísticas. Tendencias similares se visualizan en los últimos años en Venezuela, Panamá, Nicaragua, Colombia y, en general, a nivel mundial.
De acuerdo con la administradora de empresas Alexandra Arellano, doctora en Ingeniería de Producción de la Universidad de Sao Paulo y docente de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, en el ecoturismo hay grandes oportunidades de emprendimiento empresarial que se deben valorar.
“Este negocio genera una alta rentabilidad porque la inversión no se constituye con mucho capital, no hay que construir megahoteles ni tener grandes inversiones de tierra. Además, tiene un atractivo más natural y cultural que debemos aprovechar como país megabiodiverso”, afirma la docente.
No es para menos, Colombia es el segundo país más biodiverso del planeta y ofrece al mundo un laboratorio de conservación de vida que contiene en aguas continentales 3 mil especies de peces, además cuenta con el 20% de especies de aves en el mundo, el 17% de anfibios, el 8% de peces dulceacuícolas, el 8% de reptiles, el 16% de mariposas diurnas, el 10% de mamíferos, entre otros.
Por ello, la profesora Arellano explica que la rigurosidad del biocomercio está más relacionada con la sostenibilidad y preservación ambiental. De ahí que deba haber un compromiso real del empresario por proteger la naturaleza que se está explotando.
“Es decir, no es solamente explorar la naturaleza, sino saber explotarla de forma sostenible para que sea viable económicamente; es muy importante que beneficie no solamente a quien establece la ruta turística sino a las comunidades rurales, indígenas y campesinas, que deben ser incluidas en estos procesos”, sostiene.
Por esta razón, a través de un semillero de investigación se exploran estas oportunidades con estudios que generan inquietud en los emprendedores colombianos.
“El ecoturismo en Colombia es una actividad que brinda valiosas oportunidades para las zonas rurales que tienen mucha riqueza en biodiversidad, pero que poseen un bajo desarrollo económico e industrial. Los emprendedores deben tener en cuenta el uso racional de los recursos naturales, el manejo sostenible, unos principios y reglas básicas y tener en cuenta la normativa internacional”, asegura Angie Marcela Varón, integrante del proyecto.
Por otro lado, el aprovechamiento económico de las artesanías u otras artes que pertenecen a las culturas indígenas, afrocolombianas o campesinas del país es una buena oportunidad para establecer economías solidarias y beneficiar a estas comunidades.
Jefferson López, del semillero de investigación, afirma que “este sector de las artesanías puede representar una oportunidad económica viable para las comunidades indígenas, que representan el 3,8% del total de la población colombiana. Es una vía para su propio desarrollo económico que permite reflejar la importancia de las culturas indígenas en el país”.
La profesora Arellano concluye que “esta es una oportunidad, para que a través de una política pública puedan generarse estrategias que sean exploradas, de manera eficiente, articulada e incluyente, por las mismas comunidades que han sido excluidas,”.
Créditos: UNAL-713-2013

UNAL29112013-1Palmira, nov. 28 de 2013 – Agencia de Noticias UN- Investigadores de la U.N. en Palmira resaltan la importancia de estos sectores como un motor de desarrollo para las comunidades indígenas y afrodescendientes del país, y aseguran que deben ser apoyados con políticas públicas incluyentes.

Aunque no existen datos fidedignos a nivel mundial dedicados al ecoturismo, se estima que esta actividad representa entre el 10% y el 15% del turismo en el mundo, aunque algunas predicciones optimistas llegan hasta el 30%. Otros estudios revelan que en los Estados Unidos por lo menos 30 millones de norteamericanos pertenecen a alguna organización ambiental o tienen un interés en protección ambiental.

El turismo hacia el Amazonas aumentó en 300% entre 1988 y 1989 y algo parecido ocurrió en Costa Rica entre 1992 y 2000, donde se estima que el 70% de los turistas realizan actividades ecoturísticas. Tendencias similares se visualizan en los últimos años en Venezuela, Panamá, Nicaragua, Colombia y, en general, a nivel mundial.

De acuerdo con la administradora de empresas Alexandra Arellano, doctora en Ingeniería de Producción de la Universidad de Sao Paulo y docente de la Universidad Nacional de Colombia en Palmira, en el ecoturismo hay grandes oportunidades de emprendimiento empresarial que se deben valorar.

“Este negocio genera una alta rentabilidad porque la inversión no se constituye con mucho capital, no hay que construir megahoteles ni tener grandes inversiones de tierra. Además, tiene un atractivo más natural y cultural que debemos aprovechar como país megabiodiverso”, afirma la docente.

No es para menos, Colombia es el segundo país más biodiverso del planeta y ofrece al mundo un laboratorio de conservación de vida que contiene en aguas continentales 3 mil especies de peces, además cuenta con el 20% de especies de aves en el mundo, el 17% de anfibios, el 8% de peces dulceacuícolas, el 8% de reptiles, el 16% de mariposas diurnas, el 10% de mamíferos, entre otros.

Por ello, la profesora Arellano explica que la rigurosidad del biocomercio está más relacionada con la sostenibilidad y preservación ambiental. De ahí que deba haber un compromiso real del empresario por proteger la naturaleza que se está explotando.

“Es decir, no es solamente explorar la naturaleza, sino saber explotarla de forma sostenible para que sea viable económicamente; es muy importante que beneficie no solamente a quien establece la ruta turística sino a las comunidades rurales, indígenas y campesinas, que deben ser incluidas en estos procesos”, sostiene.

Por esta razón, a través de un semillero de investigación se exploran estas oportunidades con estudios que generan inquietud en los emprendedores colombianos.

“El ecoturismo en Colombia es una actividad que brinda valiosas oportunidades para las zonas rurales que tienen mucha riqueza en biodiversidad, pero que poseen un bajo desarrollo económico e industrial. Los emprendedores deben tener en cuenta el uso racional de los recursos naturales, el manejo sostenible, unos principios y reglas básicas y tener en cuenta la normativa internacional”, asegura Angie Marcela Varón, integrante del proyecto.

Por otro lado, el aprovechamiento económico de las artesanías u otras artes que pertenecen a las culturas indígenas, afrocolombianas o campesinas del país es una buena oportunidad para establecer economías solidarias y beneficiar a estas comunidades.

Jefferson López, del semillero de investigación, afirma que “este sector de las artesanías puede representar una oportunidad económica viable para las comunidades indígenas, que representan el 3,8% del total de la población colombiana. Es una vía para su propio desarrollo económico que permite reflejar la importancia de las culturas indígenas en el país”.

La profesora Arellano concluye que “esta es una oportunidad, para que a través de una política pública puedan generarse estrategias que sean exploradas, de manera eficiente, articulada e incluyente, por las mismas comunidades que han sido excluidas,”.

Créditos: UNAL-713-2013

ASESORAN ACADÉMICOS DE LA UNAM A COMUNIDADES PARA APROVECHAR SUS RECURSOS NATURALES

 
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  La riqueza natural de San Rafael Coxcatlán, en Puebla, es invaluable.(cortesía Rafael Lira Saade)
La riqueza natural de San Rafael Coxcatlán, en Puebla, es invaluable.(cortesía Rafael Lira Saade)

19 de abril de 2011

• Se busca colectar y resguardar semillas de plantas útiles y capacitar a la población para que realice acciones encaminadas a conservar las más importantes
• En San Rafael Coxcatlán, Puebla, crearon un invernadero y se proponen instrumentar espacios de conservación en huertos familiares e impulsar el ecoturismo

En regiones rurales de México, la sobreexplotación de recursos naturales podría propiciar amenazas de extinción de muchas especies. Por ello, desde hace casi cuatro años, un grupo interdisciplinario de académicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, encabezado por Rafael Lira, desarrolla el proyecto Conservación ex situ de los recursos vegetales de San Rafael Coxcatlán, Puebla, con apoyo de una donante anónima a través de los Jardines Botánicos de Kew, en Inglaterra.

Lira, del Laboratorio de Recursos Naturales de la Unidad de Biotecnología y Prototipos (Ubipro), explicó que la comunidad poblana tiene 320 habitantes, su principal actividad económica es la agricultura, y aunque se trata de un pueblo pequeño tiene una riqueza natural invaluable. Además, es importante porque, a poca distancia, se localiza la llamada Cueva del Maíz.

Estudios previos al inicio del proyecto lograron documentar que en los alrededores de San Rafael prosperan 374 especies, de 249 géneros y 87 familias de plantas vasculares, de las que 368 son destinadas a uno o más usos por los habitantes de la región.

Rafael Lira, integrante del Laboratorio de Recursos Naturales de la FES Iztacala de la UNAM.
Rafael Lira, integrante del Laboratorio de Recursos Naturales de la FES Iztacala de la UNAM.

Avances del proyecto

Con el proyecto, explicó, se busca colectar y resguardar semillas de plantas útiles, así como capacitar a los habitantes de San Rafael en la propagación y conservación de esos recursos. Dadas las características del área, el plan también contribuye a la preservación de simientes de especies de zonas áridas, que desde hace años, se realiza de manera conjunta entre la Ubipro y los Jardines Botánicos de Kew.

En la primera etapa (2008-2010), el equipo de trabajo logró recolectar y resguardar, en la colección de germoplasma de la FES Iztacala, las semillas de 114 especies útiles que, en su mayoría, fueron elegidas por los pobladores como prioritarias.

Mediante estudios etnoecológicos y fitoquímicos se determinó la distribución, abundancia y disponibilidad de las mismas, así como entender la química de una veintena de plantas medicinales, consideradas como primordiales por los lugareños, como la sangre de grado (Jatropha neopauciflora), el cuachalala (Amphipterygium adstringens), el pochote (Ceiba aesculifolia ssp. Parvifolia) y el aceitillo (Arida).

Otros investigaciones se han enfocado a la fisiología de tres especies medicinales: el popote (Gymnosperma glutinosum), el venenillo (Castela erecta) y el orégano (Lippia graveolens).

Para ello, se construyó un invernadero en terrenos de la comunidad, en el que estas especies han sido propagadas y estudiadas; así, se han establecido las condiciones óptimas para la germinación de semillas y se han determinado los efectos de la radiación y el riego en la acumulación de los metabolitos que respaldan su uso medicinal.

Otra parte importante del proyecto, mencionó Lira, es la capacitación en distintos niveles. En la primera etapa, mediante talleres, 30 adultos y 40 niños recibieron algún tipo de entrenamiento en el manejo del invernadero y técnicas de propagación. Además, se preparó material documental que fue distribuido entre la comunidad relativo a la importancia de esa región y los hallazgos de las especies.

También, 19 estudiantes de licenciatura y tres de posgrado han participado en las investigaciones de laboratorio y de campo, y cinco de nivel superior y dos de maestría han obtenido el grado.

El futuro del proyecto

Aunque en la primera etapa se han obtenido logros importantes, Lira reconoció que, hasta el momento, no ha sido fácil convencer a los habitantes para que exploten al máximo el invernadero y participen de forma más activa en la conservación de sus recursos.

Por ello, prosiguió, en la segunda etapa, que iniciará este 2011, continuará la colecta de semillas de las más de 200 especies de plantas útiles que faltan resguardar, además de fomentar el uso del invernadero, a través de la propagación de especímenes silvestres y algunos domésticos de interés para los pobladores.

En el caso de especies con bajas densidades en la naturaleza, serán empleadas para hacer experimentos de reintroducción. Se pretende involucrar a todo el comisariado ejidal de Tilapa.

El biólogo sostuvo que si se consolidan estos planes, se intentará promover a la región como un sitio de interés ecoturístico, no sólo por su importancia en el contexto histórico por el origen del maíz (el único que se explota en la actualidad), sino también por el papel que juega en la conservación de los recursos vegetales.

El objetivo es que a los visitantes, además del atractivo de la cueva del maíz, se les ofrezca una visita guiada al invernadero, a los huertos y a los lugares donde se hace restauración, finalizó.

Créditos: UNAM-DGCS-230/2011/unam.mx

La diversificación productiva, una opción para acabar con la pobreza del campo mexicano

 
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La gente no recibe ingresos importantes por la agricultura, además, esa actividad ha provocado daños al medio ambiente, lo que propicia mayor pobreza, dijo Sophie Ávila Foucat, del IIEc.
La gente no recibe ingresos importantes por la agricultura, además, esa actividad ha provocado daños al medio ambiente, lo que propicia mayor pobreza, dijo Sophie Ávila Foucat, del IIEc.

• Se estima que 70 por ciento de los 25 millones de campesinos vive en la marginación

• Sophie Ávila Foucat, del IIEc, dijo que el aprovechamiento de vida silvestre como el ecoturismo, la cacería, el pago por servicios ambientales y la agricultura orgánica, son algunas opciones para este segmento

• En las zonas rurales se concentra 25 por ciento de los más de 100 millones de mexicanos, pero el campo sólo aporta el 5.2 por ciento del PIB nacional

En México, se estima que alrededor del 70 por ciento de los 25 millones de campesinos vive en situación de pobreza, por lo que la diversificación productiva es una opción viable para disminuirla, aseguró Sophie Ávila Foucat, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

La diversificación productiva contempla, de manera general, todas las tareas no agropecuarias del sector; destacan, por su importancia como actividades sustentables, el aprovechamiento de la vida silvestre, como el ecoturismo, la cacería, el pago por servicios ambientales y la agricultura orgánica, detalló.

Según la CEPAL, comentó, la diversificación de actividades contribuye a una mayor percepción en los hogares, y las entradas salariales no agropecuarias son la principal forma de vida para la población rural mexicana, pues representan más de 40 por ciento del ingreso rural total.

Sin embargo, se ha demostrado – también en la literatura – que eso no significa que beneficie a los de menores recursos, porque para alcanzar diversificación se requiere de cierto capital.

Se calcula que en las zonas rurales de México se concentra alrededor del 25 por ciento de los más de 100 millones de habitantes del país; sin embargo, el campo sólo aporta el 5.2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), por lo que la diversificación productiva tiene mucho potencial.

Ávila Foucat destacó que no sólo las políticas del sector agropecuario, sino las de carácter público, deberían tener una confluencia y apoyar esta diversificación para disminuir el deterioro ambiental y la deforestación.

Actualmente, recalcó, hay más de 40 subsidios de diferentes dependencias federales para apoyar proyectos productivos, con criterios completamente diferentes; si existiera una coordinación interinstitucional, el impacto sería mayor.

La académica de la UNAM, reveló que no sólo este sector está en crisis desde la década de los 90 por la situación agropecuaria, también las prácticas productivas han generado un impacto ambiental importante, como la deforestación y contaminación.

De acuerdo con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), las principales causas del deterioro ambiental son la sobreexplotación, el cambio de uso del suelo, el cambio climático, las especies invasoras, y la contaminación.

Dos de los principales problemas ambientales en el mundo son el cambio de uso de suelo y la contaminación, debido a la agricultura, porque se hace de manera ineficiente; esta actividad representa el mayor consumidor de agua en México, pues gasta el 70 por ciento del total, sobre todo para riego, y no es eficiente debido a las fugas y la falta de tecnología adecuada.

En el caso de la contaminación, abundó, los fertilizantes empleados terminan en los cuerpos de agua como ríos, lagunas, lagos o lagunas costeras.

Sophie Ávila advirtió que la población más pobre no recibe ingresos importantes por la agricultura, además, esa actividad ha provocado daños al medio ambiente, lo que propicia una mayor pobreza.

Por ello, es importante modificar la forma de aprovechar los recursos naturales y orientarse a una diversificación productiva, tomando en cuenta los límites del capital natural, y que además ayude a combatir la condición de las comunidades.

Esta diversificación, apuntó, en gran parte inició en México a raíz de la crisis del sector agropecuario, tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, cuando el país abrió su mercado.

Entonces, el sector adquirió mayores deudas, se registró una cartera vencida importante, ante lo que se vio en la necesidad de buscar otras actividades o ingresos. En el norte del territorio, en particular, los ganaderos vieron a la cacería como una de las opciones más viables.

La diversificación productiva es una estrategia, incluso de la FAO para combatir la pobreza en el medio rural; es un proceso reconocido a nivel mundial. En África, por ejemplo, entre 40 y 45 por ciento de los productores rurales están diversificados, mientras que en Latinoamérica, el 40 por ciento de los ingresos en esa área no son agrícolas, concluyó.

Créditos: Boletín UNAM-DGCS-203 – dgcs.unam.mx