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LAS POBLACIONES INDÍGENAS ENFRENTAN NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN Y DESPOJO

 
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poblacionesindigenas09 de agosto de 2014

Los pueblos indígenas enfrentan nuevas amenazas a sus derechos fundamentales. A la par de la discriminación, marginación, explotación y falta de oportunidades, son víctimas del despojo de sus riquezas y territorios, consideró Federico Navarrete Linares, del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.

Viven en rezago social y económico en comparación con el resto de la población, sin acceso a servicios básicos de salud, vivienda, educación o protección social, lo que redunda en índices elevados de analfabetismo, enfermedades, muertes infantiles y maternas, desnutrición, con una esperanza de vida menor a la del resto de los mexicanos, puntualizó con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora este 9 de agosto.

No se reconoce a estas comunidades como sujetos con historias, creencias y tradiciones únicas. En el fondo, ésta es una visión paternalista, racista y discriminatoria sin cabida en una sociedad moderna, aseveró el también académico de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y del posgrado en Estudios Mesoamericanos de esta casa de estudios.

Con las modificaciones constitucionales recientes, estos pueblos corren el riesgo de perder el control sobre sus territorios y recursos naturales y ser vulnerados en sus derechos por distintos intereses, lo que puede provocar despojos, advirtió.

La riqueza natural de sus espacios no es cuestión de suerte; por generaciones la han protegido y potenciado. La sociedad debería reconocerlos como propietarios legítimos por su trabajo y creatividad. Las nuevas disposiciones ignoran el valor de sus aportaciones y los colocan en una posición vulnerable, aseguró.

Panorama nacional

Navarrete Linares expuso que la relación con ellos es compleja. A la vez que nos enorgullecemos de nuestro pasado prehispánico y definimos nuestra identidad nacional a partir de éste, en pleno siglo XXI sus integrantes son marginados, discriminados y explotados.

Se encuentran presentes casi en la totalidad de los municipios —sólo en 30 no están— y en todas las entidades federativas. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas cataloga su diversidad en 11 familias y 68 agrupaciones lingüísticas, con 364 variantes.

En 2010 residían en 64 mil 172 localidades. En 34 mil 263 se registró una proporción poblacional mayor o igual al 40 por ciento del total de sus habitantes, de acuerdo con el Catálogo de Localidades Indígenas 2010, elaborado por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

El Informe sobre Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas en México —publicado en el año referido— advierte que, en general, alcanzan niveles de desarrollo humano inferiores a los demás, al vivir en localidades rurales, en condiciones precarias de educación, vivienda, infraestructura y salud.

Navarrete Linares, autor del libro “Los orígenes de los pueblos indígenas del Valle de México”, refrendó que sus derechos fundamentales son vulnerados por el racismo y discriminación, a lo que se suma el despojo de sus territorios, la amenaza más reciente.

Asimismo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) alerta que más de siete de cada 10 de los integrantes no son derechohabientes de alguna institución federal de salud. Además, el acceso a los servicios sanitarios se dificulta por la lejanía de las comunidades, lo costoso que resulta acudir a los centros de salud y por la calidad del servicio.

Se calcula que 38 de cada 100 niños procedentes de una comunidad originaria padecen desnutrición infantil crónica, cifra tres veces mayor a la registrada en aquellos no pertenecientes a este sector, y las enfermedades respiratorias afectan a 39 de cada 100 menores de estos grupos, detalló el organismo.

No se trata de decirles lo que deben hacer, sino de comprender sus criterios de bienestar y buen vivir y colaborar para desarrollar políticas públicas de acuerdo con sus prioridades, dijo.

Efeméride

El Día Internacional de los Pueblos Indígenas fue establecido por la Asamblea General de la ONU el 23 de diciembre de 1994, para celebrarlo el 9 de agosto de cada año durante el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo (1995–2004). Una década después se proclamó un segundo lapso (2005-2014) bajo el título “Un decenio para la acción y la dignidad”.

Créditos: UNAM-DGCS-455-2014

RACISMO, FENÓMENO DE INTOLERANCIA

 
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racismointoleranciaEl racismo, en sus diversas expresiones, constituye un fenómeno de intolerancia y discriminación que coloca a personas, grupos socioculturales, pueblos y países en situaciones de vulnerabilidad y exclusión y, en algunos casos, de exterminio, señalaron especialistas en la inauguración del Coloquio Internacional Identidades, Racismo y Xenofobia en América Latina: una Perspectiva Interdisciplinaria acerca de un Problema Complejo.

En este marco, Estela Morales Campos, coordinadora de Humanidades de la UNAM, aludió a la relevancia de impulsar iniciativas académicas orientadas a promover el diálogo y enriquecer perspectivas, en un esfuerzo por consolidar una comunidad universitaria, diversa y plural.

Norma Blazquez Graf, directora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH), subrayó que las temáticas abordadas requieren la articulación del conocimiento de distintas disciplinas para integrar propuestas y contribuir a la solución de problemas atávicos.

En el Auditorio José Luis Sánchez Bribiesca de la Torre de Ingeniería de la UNAM, Olivia Gall, investigadora adscrita al CEIICH y coordinadora del coloquio, aseguró que los marcos constitucionales de la mayoría de los territorios y las convenciones internacionales de derechos humanos rechazan la segregación.

Por su parte, Rodolfo Stavenhagen —presidente del Consejo Asesor Honorario de la Red de Investigación Interdisciplinaria y Difusión sobre Identidades, Racismo y Xenofobia en América Latina (INTEGRA)—, sostuvo que el racismo y la xenofobia son temas soslayados en México. Si bien cada vez hay menos países con legislaciones racistas, aún persisten prácticas que excluyen a personas y grupos por características biológicas como el color de piel u origen étnico.

En su oportunidad, Ricardo Bucio, titular del Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred), aludió a la relevancia de generar conocimiento para determinar los obstáculos culturales, sociales, económicos, legales y políticos que impiden garantizar la igualdad en razón de lo que establecen la Constitución y los tratados internacionales en la materia.

Jorge Gómez Izquierdo, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Alfonso Vélez Pliego (ICSyH) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), dijo que los trabajos del coloquio aportarán elementos para afrontar los retos de consolidar una sociedad donde el color de la piel y las distancias culturales no sean elementos de discriminación.

Raza, un concepto cambiante

En la apertura del encuentro, Peter Wade, de la Universidad de Manchester, Inglaterra, impartió la conferencia magistral Raza, ciencia y sociedad, en la que ofreció un repaso histórico de estos conceptos a partir del siglo XIV.

Es necesario estudiar el mestizaje en América Latina como un mosaico de elementos heredados y no abordarlo como una fusión de identidades, expuso el autor de diversos libros en la materia.

A la inauguración asistieron Luis Raúl González Pérez, abogado General de la UNAM; José del Val, coordinador del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC) de esta casa de estudios y Jacqueline L’Hoist Tapia, presidenta del Conapred DF.

El coloquio

Los trabajos del coloquio sustentarán el documento estratégico para constituir la Red INTEGRA. En los cinco días de actividades participarán académicos y expertos de Guatemala, Ecuador, Israel, Inglaterra, España y Francia, así como las universidades San Carlos, Andina Simón Bolívar, de Haifa, John Hopkins, Autónoma de Madrid y Sorbona de París. En total, sumarán más de 70 ponentes agrupados en 13 sesiones.

El encuentro es auspiciado por el Conapred, la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP y el ICSyH de la BUAP.

Algunos temas a tratar son raza, ciencia y sociedad; prejuicio (estereotipo, estigma) y racismo; genética, bioética y discriminación; segregación de pueblos indígenas; migración; discurso de odio racista y xenófobo (leguaje cotidiano, medios y redes sociales); instituciones y políticas públicas en contra de estos fenómenos en AL y marcos legales interamericanos y jurídicos nacionales referentes a esta problemática.

Créditos: UNAM-DGCS-057-2014

Epilepsia y aprendizaje, desafío para los niños

 
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Las personas con epilepsia primaria generalizada presentan mayores trastornos para aprender que la población general. A esta conclusión llegó un estudio galardonado en 2011.
En el trabajo, que recibió el Premio Nacional de Epilepsia 2011, se determinó que de un grupo de 32 pacientes valorados el 34,38% tiene dificultades en ese sentido y el 40,62%, problemas de atención.
“Doctora, ¡quiero estudiar, pero no me dejan!”. Esta fue la queja de Catalina*, una niña con epilepsia que dejó de ir a clase porque la profesora le recomendó volver después de asistir a un tratamiento para superar la enfermedad.
Lina Marcela Tavera Saldaña, neuropediatra de la Universidad Nacional de Colombia, en su trabajo de investigación sobre la relación entre epilepsia y aprendizaje encontró un patrón similar: docentes y padres no saben cómo proceder con los niños y adolescentes epilépticos que presentan bajo rendimiento escolar.
Aunque no sucede en todos los casos, muchos terminan desescolarizados por la discriminación y la estigmatización. Un porcentaje significativo también abandona el estudio por posibles limitaciones de su destreza cognitiva.
Comúnmente, la epilepsia no se asociaba con el bajo desempeño académico. Sin embargo, observaciones científicas recientes en varios países evidencian que tiene efectos negativos sobre este que dependen del tipo de crisis, la frecuencia de las convulsiones, el origen del trastorno, los medicamentos utilizados y la relación con otras enfermedades (a esto último se le denomina comorbilidad).
En nuestra población
En Colombia, Lina Marcela es la primera en adelantar un estudio para determinar la relación entre la epilepsia primaria generalizada (EPG) y los trastornos específicos del aprendizaje (TEA). Para esto, valoró a 32 personas, entre los 7 y 17 años de edad.
La EPG se refiere a los casos en los que se desconoce el origen de la enfermedad. En contraste, está la epilepsia sintomática, producto de lesiones neuronales ocasionadas por golpes en el cerebro, meningitis, tumores o predisposición de origen genético.
La neuropediatra determinó que el 34,38% de los evaluados presentaban problemas de aprendizaje y el 40,63%, dificultades de atención. En los niños sanos la prevalencia de TEA varía entre el 5% y 15%, mientras que el déficit de atención, entre el 5% y 17%.
“Los niños y jóvenes estudiados reportan el doble de lo que se registra en la población general”, expresa la investigadora y agrega que los factores ambientales (familia, educación, entorno social…) también contribuyen a la aparición de este tipo de problemas cognitivos.
Mejorar la atención
Los diagnosticados con TEA se caracterizan por tener una velocidad de procesamiento de información baja y una memoria de trabajo más vulnerable, entre otros factores, lo que altera su desempeño en lectura, escritura y cálculo. Cuando se suma la afectación por epilepsia, el asunto se complica.
“Es vital entender que, en estos casos, existe una alta comorbilidad, lo que agudiza la elevada tasa de fracaso y deserción escolar. Estudios anteriores demuestran que los cambios neuropsicológicos observados en los niños con epilepsia determinan sus logros académicos”, dice la experta.
Una inadecuada atención de los padres –que pueden estresarse por la situación de sus hijos–, la falta de capacitación de los profesores para guiar el aprendizaje y las características de la epilepsia que padece el niño son factores que acentúan el problema. De ahí la necesidad de una adecuada estrategia de atención. No obstante, se evidencia que es pequeño el porcentaje de niños que es redirigido a un sistema de educación especial.
La neuropediatra añade que los afectados con epilepsias sintomáticas son aun más propensos a padecer trastornos específicos del aprendizaje. Estudios en otras latitudes ya habían reportado que cerca del 50% de los niños con este mal tienen dificultades en sus colegios.
La tarea
Tavera reconoce que los médicos generales solo indagan sobre las crisis epilépticas, pero no sobre las dificultades secundarias que afrontan los niños en su vida diaria. Por eso, su investigación, que recibió el Premio Nacional de Epilepsia en 2011, plantea recomendaciones concretas al respecto.
“Se les sugiere a los especialistas que, además de preguntar por el rendimiento académico, hagan evaluaciones neuropsicológicas, para establecer si es necesario recurrir a medicamentos para tratar el déficit de atención o a medidas no farmacológicas, tales como apoyo psicológico, neuropsicología o terapias de lenguaje”, afirma.
Finalmente, precisa que, si estos trastornos se deben a que no hay un buen control de las convulsiones, es necesario ajustar los tratamientos para controlar mejor la enfermedad. Una adecuada atención le permitirá al niño mejorar su calidad de vida y continuar con sus estudios.
* Nombre ficticio dado por solicitud de la persona.
Lea el artículo completo en UN Periódico: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/epilepsia-y-aprendizaje-desafio-para-los-ninos.html.

Muchos pacientes epilépticos pueden tener subdiagnosticados sus trastornos específicos del aprendizaje
Muchos pacientes epilépticos pueden tener subdiagnosticados sus trastornos específicos del aprendizaje

6 de Agosto de 2012

Las personas con epilepsia primaria generalizada presentan mayores trastornos para aprender que la población general. A esta conclusión llegó un estudio galardonado en 2011.

En el trabajo, que recibió el Premio Nacional de Epilepsia 2011, se determinó que de un grupo de 32 pacientes valorados el 34,38% tiene dificultades en ese sentido y el 40,62%, problemas de atención.

“Doctora, ¡quiero estudiar, pero no me dejan!”. Esta fue la queja de Catalina*, una niña con epilepsia que dejó de ir a clase porque la profesora le recomendó volver después de asistir a un tratamiento para superar la enfermedad.

Lina Marcela Tavera Saldaña, neuropediatra de la Universidad Nacional de Colombia, en su trabajo de investigación sobre la relación entre epilepsia y aprendizaje encontró un patrón similar: docentes y padres no saben cómo proceder con los niños y adolescentes epilépticos que presentan bajo rendimiento escolar.

Aunque no sucede en todos los casos, muchos terminan desescolarizados por la discriminación y la estigmatización. Un porcentaje significativo también abandona el estudio por posibles limitaciones de su destreza cognitiva.

Comúnmente, la epilepsia no se asociaba con el bajo desempeño académico. Sin embargo, observaciones científicas recientes en varios países evidencian que tiene efectos negativos sobre este que dependen del tipo de crisis, la frecuencia de las convulsiones, el origen del trastorno, los medicamentos utilizados y la relación con otras enfermedades (a esto último se le denomina comorbilidad).

En nuestra población

En Colombia, Lina Marcela es la primera en adelantar un estudio para determinar la relación entre la epilepsia primaria generalizada (EPG) y los trastornos específicos del aprendizaje (TEA). Para esto, valoró a 32 personas, entre los 7 y 17 años de edad.

La EPG se refiere a los casos en los que se desconoce el origen de la enfermedad. En contraste, está la epilepsia sintomática, producto de lesiones neuronales ocasionadas por golpes en el cerebro, meningitis, tumores o predisposición de origen genético.

La neuropediatra determinó que el 34,38% de los evaluados presentaban problemas de aprendizaje y el 40,63%, dificultades de atención. En los niños sanos la prevalencia de TEA varía entre el 5% y 15%, mientras que el déficit de atención, entre el 5% y 17%.

“Los niños y jóvenes estudiados reportan el doble de lo que se registra en la población general”, expresa la investigadora y agrega que los factores ambientales (familia, educación, entorno social…) también contribuyen a la aparición de este tipo de problemas cognitivos.

Mejorar la atención

Los diagnosticados con TEA se caracterizan por tener una velocidad de procesamiento de información baja y una memoria de trabajo más vulnerable, entre otros factores, lo que altera su desempeño en lectura, escritura y cálculo. Cuando se suma la afectación por epilepsia, el asunto se complica.

“Es vital entender que, en estos casos, existe una alta comorbilidad, lo que agudiza la elevada tasa de fracaso y deserción escolar. Estudios anteriores demuestran que los cambios neuropsicológicos observados en los niños con epilepsia determinan sus logros académicos”, dice la experta.

Una inadecuada atención de los padres –que pueden estresarse por la situación de sus hijos–, la falta de capacitación de los profesores para guiar el aprendizaje y las características de la epilepsia que padece el niño son factores que acentúan el problema. De ahí la necesidad de una adecuada estrategia de atención. No obstante, se evidencia que es pequeño el porcentaje de niños que es redirigido a un sistema de educación especial.

La neuropediatra añade que los afectados con epilepsias sintomáticas son aun más propensos a padecer trastornos específicos del aprendizaje. Estudios en otras latitudes ya habían reportado que cerca del 50% de los niños con este mal tienen dificultades en sus colegios.

La tarea

Tavera reconoce que los médicos generales solo indagan sobre las crisis epilépticas, pero no sobre las dificultades secundarias que afrontan los niños en su vida diaria. Por eso, su investigación, que recibió el Premio Nacional de Epilepsia en 2011, plantea recomendaciones concretas al respecto.

“Se les sugiere a los especialistas que, además de preguntar por el rendimiento académico, hagan evaluaciones neuropsicológicas, para establecer si es necesario recurrir a medicamentos para tratar el déficit de atención o a medidas no farmacológicas, tales como apoyo psicológico, neuropsicología o terapias de lenguaje”, afirma.

Finalmente, precisa que, si estos trastornos se deben a que no hay un buen control de las convulsiones, es necesario ajustar los tratamientos para controlar mejor la enfermedad. Una adecuada atención le permitirá al niño mejorar su calidad de vida y continuar con sus estudios.

Lea el artículo completo en UN Periódico: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/epilepsia-y-aprendizaje-desafio-para-los-ninos.html.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

“Nadie quiere ser negro en esta sociedad”

 
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“Los afrocolombianos son las personas que hacen las labores de servidumbre o desempeñan los cargos que obedecen al asistencialismo”
“Los afrocolombianos son las personas que hacen las labores de servidumbre o desempeñan los cargos que obedecen al asistencialismo”

5 abril de 2012

Desde diferentes puntos de vista, expertos presentan sus argumentos sobre la discriminación en el país. Un asunto que sigue vigente y que no parece tener una solución a corto plazo.

Desde el derecho

Para Alfonso Palacios, magistrado auxiliar de la Corte Constitucional, el problema es que la raza ha sido tomada como un aspecto que define a una persona y no como algo accidental, como el color de los ojos, la altura o el peso de una persona.

Pero este no es el único aspecto relevante: “el gran problema es que el racismo se da porque la población afrocolombiana es pobre y esto tiene consecuencias que agravan su situación en la sociedad”.

Para Palacios, los temas de discriminación responden a motivos emocionales, no racionales: el racismo nace por prejuicios que están en el inconsciente y que no se puede atacar con normas. Por eso, la solución no va a llegar solo desde el derecho.

“La ley contra la discriminación racial solo sirve para casos extremos y para visibilizar el problema. Pero el racismo va más allá. Yo quitaría esa ley, no la haría. La cuestión es plantearnos el objetivo y cuáles son las soluciones, ¿la ley encaja, es efectiva, nos lleva a la meta? Yo considero que no”, expresa el magistrado.

La solución, para Palacios, radica en un cambio de mentalidad para alcanzar una sociedad más igualitaria. En este proceso, agrega, la diferencia de la raza no puede ser un factor para distinguir a una persona de otra. En el cambio, argumenta el abogado, es necesario revertir la condición de pobreza porque eso contribuirá a mejorar el nivel de educación, la estabilidad en el trabajo, el acceso a mejores posiciones laborales, a mejores condiciones de salubridad.

Desde lo académico

Por otro lado, Ricardo Chica Gelis, profesor de la Universidad de Cartagena, explica que el sistema sociorracial es una herencia colonial que viene del sistema de castas y sigue vigente: este tiene su manifestación en el esquema mental individual y colectivo.

“En Cartagena mucha gente negra acepta el lugar social que le tocó en virtud de su color de piel: en un hotel de la ciudad, el mulato es el portero, el negro es el cocinero y el blanco es el gerente. Este es un esquema recurrente. Es muy difícil encontrar una cajera negra en los bancos o personas afrocolombianas en los puestos de poder”, anota.

Para su tesis de doctorado, el docente está entrevistando gente afro de más de ochenta años de edad, a quienes les pregunta por el cine de los años cuarenta y cincuenta. En esa época, los ancianos iban al Cine Padilla y al Colonial, pero no iban al cine Cartagena porque ahí iban los blancos y los negros no entraban.

“No existió una política apartheid en los años cuarenta ni existe ahora, pero sí hay activo un sistema subyacente en donde la gente, en virtud de su color de piel y de su cultura, se autodiscrimina, se autoexcluye. Y en Colombia esto se ve reforzado por los estereotipos”, explica el profesor, que agregó que estos están relacionados con el baile y lo exótico.

Según Chica Gelis, el turismo y los medios promueven estos estereotipos, y su efecto en la sociedad es que nadie quiere ser negro. “Quién quiere ser negro si lo vas a pasar tan mal o no vas a tener las oportunidades que todo el mundo tiene”, afirma el docente.

Autorreconocimiento

Antes del censo de 2005, el porcentaje de la población que se reconocía como afro en Cartagena era muy bajo. Ese año aparece un porcentaje de 34,6%, hecho que para el profesor suscita una serie de preguntas. “¿Quién quiere ser negro en Cartagena? ¿Cómo es posible que de una población de un millón de habitantes solamente el treinta y pico por ciento se identifique como afro? ¿Y el resto qué? Ahí hay un proceso de ‘blanqueamiento’ que viene desde el siglo XIX, o quizás desde antes”.

Chica Gelis sostiene que, aunque en el discurso histórico se dice que la esclavitud se acabó, esta tiene una dimensión cognitiva y mental (tanto a nivel individual como colectivo) en la que toda la sociedad participa, principalmente los negros.

Por ejemplo, señala que en Cartagena se puede observar cómo se pone en práctica el sistema de casta racial: “el morenito discrimina al más negro, y todavía las abuelas y las mamás les piden a las hijas que busquen un marido para que mejoren la raza. Hay un sentido estratégico del proceso de ‘blanqueamiento’. Es un asunto de dejar ser de negro para poder acceder a una serie de derechos o de privilegios o de oportunidades que los negros, los que son más oscuros de piel, no tienen”.

Para el profesor, el primer problema de los negros en este momento es que no saben cómo serlo. Y la base principal para aprenderlo es la identidad y la memoria. Una de las estrategias para lograrlo está relacionada con la educación en el sentido institucional y cultural. “El asunto de la etnoeducación hay que someterlo a debate porque esta no debería ser solo para los negros, sino para todo el mundo. Esta es una nación multicultural”.

Debate

Este debate se dio en el marco de la segunda sesión del Taller de desarrollo de liderazgo para estudiantes afrocolombianos, que tuvo lugar esta semana y al que asistieron 36 alumnos, en su mayoría de la UN y de otras universidades.

El evento se organizó conjuntamente entre la UN, Phelps Stokes, Fulbright Colombia y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en ingles).

“Espacios como estos sirven porque tienen un propósito con efecto multiplicador. Se trata de incidir en la formación de una serie de profesionales que, a su vez, esperamos que incidan en sus comunidades de influencia: las académicas, las profesionales y, por supuesto, las de su familia”, concluye el profesor Chica.

Cifras (3.ª edición de Color de Colombia)

La encuesta del barómetro de Las Américas 2011 revela que el 65% de los afros nunca se ha sentido discriminado.
El 39,4% del país y el 27,9% de los afros creen que todavía no es el momento adecuado para que Colombia tenga un presidente negro.
El 41,7% de los afros de la zona central creen que los lugares con mayor discriminación racial contra la población negra en Colombia son las escuelas, colegios y universidades. Por su parte, el 20,8% de los afros del Caribe creen que son los lugares de entretenimiento (bares, discotecas).
El 57,3% del país y el 61% de los afros creen que las personas negras son tratadas peor que las personas blancas.
El 35% de los encuestados afrocolombianos han experimentado alguna discriminación.

Opiniones

– Sindis Meza, abogada y líder social

“El problema más grande que nosotros vemos sobre el racismo es el bajo acceso a la educación superior de los afrocolombianos, pues vemos que es seis veces menor que el de un colombiano no afro. La materialización del racismo se ve en todo el tema de falta de oportunidades para personas afrodescendientes: en el ámbito laboral y en el acceso a cargos directivos y de administración. Los afrocolombianos son las personas que hacen las labores de servidumbre o desempeñan los cargos que obedecen al asistencialismo”.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Analizan el estigma y discriminación social que acompaña a los enfermos mentales

 
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14 de julio 2011

Sin título-1• En la Facultad de Medicina de la UNAM, Félix Ambrosio Gallardo y Adolfo Licona Martínez estudian esos fenómenos que desvalorizan a los pacientes y afectan las relaciones entre grandes poblaciones y grupos minoritarios

El interés por la actitud hacia los pacientes con enfermedades mentales es una constante en la atención a la salud en ese rubro. Así, se ha formado un fenómeno social llamado “estigma”, que se refiere a un atributo profundamente desacreditador, que ocasiona un amplio descrédito o desvalorización.

El fenómeno, señalaron Félix Ambrosio Gallardo y Adolfo Licona Martínez, psiquiatras de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, no afecta solamente a las personas con ese padecimiento, sino también las relaciones que la mayoría de la población establece con determinados grupos minoritarios.

Interesados en analizar esas actitudes de discriminación, ambos investigadores desarrollaron un estudio transversal, descriptivo y comparativo entre médicos residentes de primer año de Psiquiatría, Pediatría y Medicina Interna, así como entre estudiantes de los dos últimos semestres de Psicología y otras disciplinas.

Cuestionario de actitud

Como instrumento de evaluación, aplicaron a 137 profesionistas el “Cuestionario de actitud hacia la enfermedad mental de Taylor”, que valora autoritarismo, benevolencia, e ideología de la comunidad.

De los interrogatorios, se eliminaron 17. De la población analizada, 55.8 por ciento fueron mujeres, y 44.2 por ciento, hombres. El 76.7 por ciento fueron solteros, 20.8 casados, 1.7 vivían en unión libre y 0.8 por ciento estaban divorciados. El promedio de edad fue de 27.2 años.

Resultados

Los psiquiatras encontraron que, en las subescalas de autoritarismo y restrictividad social, persiste una posición desfavorable que hace más constante el estigma. En contraste, encontraron que en las subescalas de benevolencia e ideología de la comunidad se obtuvo una actitud positiva, tanto en el grupo de médicos como en el de psicólogos; mientras que persistió en el de profesionistas no relacionados con el campo de la salud.

El hecho de que en una comunidad no médica persista el estigma explicaría por qué los pacientes con enfermedad mental son vistos como una amenaza, destacaron Ambrosio Gallardo y Licona Martínez.

Ambos concluyeron que entre las profesiones existen diferencias significativas de actitud respecto a un padecimiento de esa naturaleza, y en la mayoría continúa una actitud negativa hacia los pacientes.

Recomendaciones

Para disminuir el estigma y la discriminación social hacia este segmento, los académicos recomendaron profundizar e incrementar las medidas de apoyo a su integración laboral y social; mejorar las estrategias de afrontamiento en enfermos mentales y sus familias, y ofrecer a estas últimas información de calidad sobre esas afecciones.

También, sugirieron mejorar la información de la población a través de campañas centradas en la divulgación de la realidad actual de la enfermedad mental y las posibilidades reales de rehabilitación, tratamiento e integración social.

Créditos: UNAM-DGCS-401-2011/unam.mx