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Seguridad Alimentaria, en riesgo con el TLC.

 
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16 de Octubre del 2012
Con la consolidación del TLC con EE. UU., se prevé la desaparición de sectores agrarios, la dependencia de víveres importados y una creciente precariedad de la calidad de la dieta de los colombianos.
Así se desprende de un detallado análisis realizado por el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obsán) de la Universidad Nacional de Colombia, en donde también se indica que la situación de avizora más crítica si se tiene en cuenta que en el campo el riesgo de desabastecimiento de alimentos ronda el 57,5%.
Según las profesoras Sara del Castillo y Marcela Gordillo Motato, el TLC encuentra al país con profundas brechas en este aspecto, algo que no fue prioridad para el actual Plan de Desarrollo, a pesar de las cifras oficiales difundidas desde 2011 y que corresponden a los resultados de la Encuesta de Nutrición en Colombia 2010 (Ensin).
Colombia cuenta con el documento Conpes 113 de 2008 y con el Decreto 2055 de 2009 del Ministerio de la Protección Social. El primero estableció la política nacional en esta materia. El segundo creó la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Cisán). No obstante, el país aún no tiene definido un plan de seguridad alimentaria y nutricional (SAN), ni mucho menos uno de soberanía alimentaria, concuerdan en afirmar las expertas.
En el proceso de negociación, según Luis Jorge Garay —uno de los economistas más destacados del país— se dio una asimetría a favor de EE. UU., pues se logró que el 53,7% de las importaciones que hace esa nación a Colombia quedaran desgravadas inmediatamente y el 41,1%, después de un año, lo cual corresponde a un total del 94,8% de las exportaciones.
Esto significa que las exportaciones colombianas solo serán de 63.000 toneladas, mientras que las importaciones, de 4.629.000 toneladas. Esto representa un aumento de 191 millones de dólares contra 571, respectivamente (Banco de la República, 2006).
En cuanto al acceso a los alimentos, el pequeño y mediano agricultor o campesino será el más afectado. Al comparar los datos de la Ensin en 2005 y 2010, se evidencia un mayor riesgo para la población rural, con un porcentaje del 57,5%. Es decir, 14,8 puntos porcentuales por encima de la cifra nacional y 19,1 puntos de la de los hogares urbanos.
Además, se ve claramente que las cifras más altas coinciden con zonas en las cuales hay presencia de monocultivos, ganadería extensiva, explotación de recursos o siembra de agrocombustibles, entre otros factores. Este es el caso de departamentos como Nariño, Chocó y Sucre. Allí, se esperaría que este tipo de actividades repercutieran positivamente en la calidad de vida de sus habitantes, pero lo que se constata es una situación adversa y desfavorable.
Por ejemplo, en cuanto a la calidad de la alimentación de los colombianos, los indicadores regionales de SAN (como deficiencia de micronutrientes) son muy dicientes y se manifiestan de una manera dramática, especialmente en la anemia por deficiencia de hierro que padecen los niños y niñas menores de cinco años y cuyas cifras, con respecto al total de la población, son muy altas comparadas con las de otros países de Latinoamérica.
Se observa que cerca del 30% de este grupo poblacional tiene anemia en el país, pero la situación es más crítica en territorios como Amazonas (44%), Magdalena (35%), Tolima (35%), Meta (43%) y Nariño (40%), lo que evidencia una situación de emergencia nacional.
Como lo afirma Jean Ziegler, vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el libre comercio es bueno cuando se trata de economías “de un mismo nivel de desarrollo”. De lo contrario, se convierte “en un serio peligro para la SAN”, por la quiebra de los productores locales. La experiencia muestra que, cuando hay un TLC entre países con economías asimétricas, el hambre crece siempre en el país en desventaja, en este caso: Colombia.
Sobre esta temática se hablará de forma amplia en el Congreso Internacional por el Derecho a la Seguridad y a la Soberanía Alimentaria y Nutricional, que organizan el Obsán, con el apoyo de Obusinga, FIAN y ATI, entre otras instituciones de la Plataforma de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo.
El evento se desarrollará desde el próximo lunes 22 de octubre hasta el miércoles 24, en el Auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda del Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas.
Entre los invitados internacionales se destacan José Bengoa Cabello, de Chile, quien hablará sobre Gobernanza en Seguridad Alimentaria y Nutricional; Philip Oxhorn, de la Universidad McGill de Canadá, con el tema Participación política y derecho a la alimentación; y Ana María Suárez, representante de FIAN International, con el tema Exigibilidad e Incidencia.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Del 22 al 24 de octubre se desarrollará el Congreso Internacional por el Derecho a la Seguridad y a la Soberanía Alimentaria y Nutricional.

Del 22 al 24 de octubre se desarrollará el Congreso Internacional por el Derecho a la Seguridad y a la Soberanía Alimentaria y Nutricional.

16 de Octubre del 2012

Con la consolidación del TLC con EE. UU., se prevé la desaparición de sectores agrarios, la dependencia de víveres importados y una creciente precariedad de la calidad de la dieta de los colombianos.

Así se desprende de un detallado análisis realizado por el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obsán) de la Universidad Nacional de Colombia, en donde también se indica que la situación de avizora más crítica si se tiene en cuenta que en el campo el riesgo de desabastecimiento de alimentos ronda el 57,5%.

Según las profesoras Sara del Castillo y Marcela Gordillo Motato, el TLC encuentra al país con profundas brechas en este aspecto, algo que no fue prioridad para el actual Plan de Desarrollo, a pesar de las cifras oficiales difundidas desde 2011 y que corresponden a los resultados de la Encuesta de Nutrición en Colombia 2010 (Ensin).

Colombia cuenta con el documento Conpes 113 de 2008 y con el Decreto 2055 de 2009 del Ministerio de la Protección Social. El primero estableció la política nacional en esta materia. El segundo creó la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Cisán). No obstante, el país aún no tiene definido un plan de seguridad alimentaria y nutricional (SAN), ni mucho menos uno de soberanía alimentaria, concuerdan en afirmar las expertas.

En el proceso de negociación, según Luis Jorge Garay —uno de los economistas más destacados del país— se dio una asimetría a favor de EE. UU., pues se logró que el 53,7% de las importaciones que hace esa nación a Colombia quedaran desgravadas inmediatamente y el 41,1%, después de un año, lo cual corresponde a un total del 94,8% de las exportaciones.

Esto significa que las exportaciones colombianas solo serán de 63.000 toneladas, mientras que las importaciones, de 4.629.000 toneladas. Esto representa un aumento de 191 millones de dólares contra 571, respectivamente (Banco de la República, 2006).

En cuanto al acceso a los alimentos, el pequeño y mediano agricultor o campesino será el más afectado. Al comparar los datos de la Ensin en 2005 y 2010, se evidencia un mayor riesgo para la población rural, con un porcentaje del 57,5%. Es decir, 14,8 puntos porcentuales por encima de la cifra nacional y 19,1 puntos de la de los hogares urbanos.

Además, se ve claramente que las cifras más altas coinciden con zonas en las cuales hay presencia de monocultivos, ganadería extensiva, explotación de recursos o siembra de agrocombustibles, entre otros factores. Este es el caso de departamentos como Nariño, Chocó y Sucre. Allí, se esperaría que este tipo de actividades repercutieran positivamente en la calidad de vida de sus habitantes, pero lo que se constata es una situación adversa y desfavorable.

Por ejemplo, en cuanto a la calidad de la alimentación de los colombianos, los indicadores regionales de SAN (como deficiencia de micronutrientes) son muy dicientes y se manifiestan de una manera dramática, especialmente en la anemia por deficiencia de hierro que padecen los niños y niñas menores de cinco años y cuyas cifras, con respecto al total de la población, son muy altas comparadas con las de otros países de Latinoamérica.

Se observa que cerca del 30% de este grupo poblacional tiene anemia en el país, pero la situación es más crítica en territorios como Amazonas (44%), Magdalena (35%), Tolima (35%), Meta (43%) y Nariño (40%), lo que evidencia una situación de emergencia nacional.

Como lo afirma Jean Ziegler, vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el libre comercio es bueno cuando se trata de economías “de un mismo nivel de desarrollo”. De lo contrario, se convierte “en un serio peligro para la SAN”, por la quiebra de los productores locales. La experiencia muestra que, cuando hay un TLC entre países con economías asimétricas, el hambre crece siempre en el país en desventaja, en este caso: Colombia.

Sobre esta temática se hablará de forma amplia en el Congreso Internacional por el Derecho a la Seguridad y a la Soberanía Alimentaria y Nutricional, que organizan el Obsán, con el apoyo de Obusinga, FIAN y ATI, entre otras instituciones de la Plataforma de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo.

El evento se desarrollará desde el próximo lunes 22 de octubre hasta el miércoles 24, en el Auditorio Virginia Gutiérrez de Pineda del Edificio de Posgrados de Ciencias Humanas.

Entre los invitados internacionales se destacan José Bengoa Cabello, de Chile, quien hablará sobre Gobernanza en Seguridad Alimentaria y Nutricional; Philip Oxhorn, de la Universidad McGill de Canadá, con el tema Participación política y derecho a la alimentación; y Ana María Suárez, representante de FIAN International, con el tema Exigibilidad e Incidencia.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Universitarios no tienen buenos hábitos alimenticios.

 
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Entre las causas de la inadecuada alimentación se encuentran el afán cotidiano y diversos factores culturales.
Entre las causas de la inadecuada alimentación se encuentran el afán cotidiano y diversos factores culturales.

21 de Septiembre del 2012
Una investigación hecha por Salud Estudiantil de la UN en Palmira evidenció que, en el Valle del Cauca, los estudiantes no se alimentan bien. Expertos plantean soluciones a esta problemática.

Los resultados fueron obtenidos mediante una encuesta efectuada por los administradores Esteban Henao y Augusto Fernando Rojas a 702 estudiantes de las universidades del Valle, Santiago de Cali, Antonio Nariño y la UN en Palmira.

Según el estudio, a pesar de que los pesos son estables con respecto a la estatura de la mayoría de los estudiantes, los resultados mostraron que, en el desayuno, el almuerzo y la cena, los universitarios no consumen las cantidades de nutrientes requeridos para una buena alimentación. Y no solo eso: a ellos mismos el asunto no les preocupa mucho.

“Un ejemplo de esto es el desayuno: el 79% de los estudiantes respondieron que solo consumen alimentos ligeros (como pan, pandebonos, buñuelos, jugos, café o chocolate), sin incluir cereales, frutas o jugos naturales. En el caso del almuerzo y la cena, la mayoría de ellos solamente consumen la bandeja”, afirma Henao.

Para Carmen Eugenia Arias, coordinadora de Salud Estudiantil de la sede, aunque las causas de estos malos hábitos alimenticios principalmente se encuentran en la cultura, el afán cotidiano es un factor clave que influye significativamente.

“Generalmente, la causa de estos malos hábitos es el factor cultural, ya que vienen con una costumbre familiar de comer solo ciertos alimentos. Sin embargo, por andar de afán, los estudiantes también comen lo que es más rápido, que no necesariamente es lo que alimenta”, dice.

Vegetarianismo, ¿una salida?

Ante esta situación, el médico y epidemiólogo de la Universidad del Valle Freddy Briceño plantea que el vegetarianismo podría ser una salida a la inadecuada alimentación de los estudiantes universitarios, pues es una opción saludable y económica.

“Una dieta vegetariana disminuye notoriamente problemas como hipertensión, diabetes, controla el colesterol y, en el embarazo, disminuye el riesgo de sufrir de preeclampsia. Es un estilo de vida saludable que cada persona debe tomar en serio y con responsabilidad”, afirma.

Según el experto, los vegetales podrían remplazar cualquier tipo de alimento, incluso el que muchas personas creen que no puede faltar: la carne.

“Los vegetales ofrecen un buen contenido de proteína; por ejemplo, 100 gramos de nueces de almendras reemplazan 100 gramos de carne desde el punto de vista proteínico. Una dieta normal debe tener un 20% de proteínas, y las legumbres y verduras contienen entre el 15 y el 20% de estas”, asegura.

Nutrirse bien no es costoso

Para el médico nutricionista y dietista Alexander Berrío Zapata, colaborador de la UN en Medellín, las actividades de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad son fundamentales para que los universitarios comprendan la importancia de alimentarse bien.

“Hay que enseñarles a los estudiantes qué es una alimentación saludable y cuáles son los riesgos de no seguirla. Esta significa ingerir todos aquellos alimentos que nos proporcionen la energía que necesitamos diariamente y los nutrientes (vitaminas y minerales) indispensable para el cuerpo”, señala.

Sin embargo, algunas personas creen que alimentarse bien es costoso. Pero no es así, según el nutricionista.

“Uno debe alimentarse seis veces al día. Pero eso no significa que se deba gastar mucho dinero, sino que hay que comer una menor cantidad y de manera frecuente, de manera tal que se consuma todos los grupos de los alimentos. Debemos dividir bien las porciones del día; por ejemplo, no es necesario consumir tanto arroz en una sola porción, la podemos dividir”, concluye.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Menú de cereales ayuda a niños con “autismo”

 
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Niños con trastornos del espectro autista (TEA) mejoran su condición al consumir alimentos de origen vegetal como cereales.
Niños con trastornos del espectro autista (TEA) mejoran su condición al consumir alimentos de origen vegetal como cereales.

1° de Agosto de 2012

Una dieta a base de alimentos de origen vegetal podría mejorar la condición, en el largo plazo, de niños que padecen de trastornos del espectro autista (TEA), según lo afirman nutricionistas de la UN.

Quinua, amaranto, trigo, centeno y avena son algunos de los cereales que podrían contribuir a que los niños que sufren de TEA sean menos retraídos y agresivos, así como para el control de su hiperactividad.

“La propuesta es ofrecer a los niños con TEA alimentos de origen vegetal ricos en calcio. Sabemos que la disponibilidad es poca, pero se trata de aprovechar al máximo estos alimentos por el bien de los menores”, asegura Luz Adriana Aguirre, estudiante de Nutrición de la UN.

Niños vulnerables

Los menores que sufren de TEA tienen una flora intestinal diferente a las demás personas y presentan trastornos gastrointestinales con más frecuencia. Por esta razón, las restricciones deben ser supervisadas por especialistas.

Según la estudiante, “si los niños están acompañados por un buen profesional de la salud que los apoye en el manejo de la dieta, van a lograr suplir las proteínas que dejan de consumir y así no presentarán desnutrición ni falta de energía”.

Por otra parte, según las investigaciones, el 95% de los niños responde bien a las dietas y consigue mejorar su comportamiento; sin embargo,  algunos presentan problemas intestinales al perder la impermeabilidad del intestino, y como usan antibióticos para su tratamiento, la flora intestinal se ve alterada notablemente.

Un proceso largo

Es posible que la dieta no presente ningún cambio durante los primeros meses, pero las investigaciones son concluyentes al cabo de 12 meses.

Al suplir las principales fuentes de calcio, que son los lácteos, la flora intestinal se afecta y su recuperación es lenta, pero además se pueden ver mejoras en la parte cognitiva y de relación con los demás.

“Estas dietas no funcionan en el corto plazo. Se ha visto que algunos niños a los ocho meses aún no muestran cambios y, por eso, muchas personas las abandonan. Lo importante es seguir, pues en un lapso de 12 a 24 meses, los cambios serán muy alentadores”, afirma Luz Adriana Aguirre.

Finalmente, el impacto en el comportamiento del menor ante un nuevo menú basado en cereales es evidente; sin embargo, los investigadores continúan trabajando en reemplazar los nutrientes que el calcio proporciona y que se suprimen con la dieta.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

Las “superfrutas”, ¿realidad o truco de la mercadotecnia?

 
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13 de septiembre del 2011

Las frutas y las verduras tienen sustancias con efectos preventivos o curativos contra toda una gama de enfermedades; si tienen un alto contenido de estas cualidades, se les califica como “súper”.
Las frutas y las verduras tienen sustancias con efectos preventivos o curativos contra toda una gama de enfermedades; si tienen un alto contenido de estas cualidades, se les califica como “súper”.

• El término, aunque está basado en su composición, puede ser una manera de promover su consumo excesivo, lo que puede ser contraproducente, advirtió Agustín López Munguía, del Instituto de Biotecnología de la UNAM

En su origen, el término de “superfrutas” no tiene que ver con la ciencia, sino con la mercadotecnia. Tiene cinco o seis años en la industria, no hay textos de nutrición o química de alimentos que lo refieran, y es una manera de promover estos productos o sus derivados, como los jugos. Además, los consumidores deben considerar que su ingesta excesiva puede ser contraproducente, advirtió Agustín López Munguía, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.

El secretario Académico de esa entidad, con sede en Cuernavaca, Morelos, señaló que el consumo de antioxidantes de frutas y verduras es apropiado para la salud en porciones recomendadas para una dieta balanceada, pero en demasía puede ser perjudicial.

Las células requieren de un balance de oxido-reducción adecuado del que dependen muchas de sus funciones; de otro modo, se podrían afectar funciones regulatorias o neutralizar mecanismos de defensa que dependen de oxidantes naturales, entre otros.

Otro problema, prosiguió, es la inclusión de variedades exóticas. Por ejemplo “el kiwi, originario del sur de China e introducido a Nueva Zelanda a principios del siglo pasado; ya se comercializa en todo el mundo, y aunque tiene múltiples propiedades benéficas para la salud (nutracéuticas), hoy se conoce que es una de las que genera mayor reacción alergénica en poblaciones que no están acostumbradas a consumirla”.

Es importante mantenerse bien informado sobre aspectos derivados del consumo elevado de antioxidantes, o de las consecuencias que pueden tener nuevos productos en nuestro sistema nutricional, aunque sean “naturales”, de la misma manera que las instancias de salud tienen que regular la seguridad de aditivos que se emplean en la industria alimentaria, recomendó.

Otro aspecto es el contenido de azúcar de algunas como las uvas, ricas en fitoquímicos benéficos para la salud, pero que en abundancia pueden representar una importante cantidad de calorías, contraproducente para personas con sobrepeso o para quienes desean encontrar sustitutos a los refrescos.

Alimentos nutracéuticos

El universitario explicó que las frutas y las verduras tienen compuestos nutracéuticos, es decir, sustancias con efectos preventivos o curativos contra toda una gama de enfermedades.

Algunas se agrupan en el término genérico de antioxidantes (cuyo consumo se asocia a niveles bajos de colesterol en la sangre), pero sus propiedades son mucho más amplias, pues actúan también como agentes anti inflamatorios o inhibidores del desarrollo de células cancerosas, entre otras funciones; si tienen un alto contenido de estas cualidades, se les califica como “súper”.

Es el caso de las moras (mora azul, arándano, frambuesa, zarzamora), el noni, rambután, açai, mangostan, granada, y kiwi dorado, entre otras. Se ha demostrado que los arándanos, por ejemplo, tienen injerencia en la eliminación de infecciones del tracto urinario, difíciles de combatir.

Sin embargo, aclaró López Munguía, muchos de los modelos experimentales a partir de los que se concluyen las propiedades de esos compuestos, se hacen en el laboratorio con concentraciones altas, muy por arriba de las encontradas en una fruta.

“Para igualar un experimento hecho con animales propensos a diabetes o enfermedades neurodegenerativas, se requeriría de una enorme ingesta de la fruta o del compuesto nutracéutico. Entonces, las virtudes son manipuladas para vender”.

En un artículo de la revista Nature, en 2006, se publicó que el consumo de resveratrol, antioxidante presente en la semilla de uva, mejora la calidad de vida de ratas sometidas a una dieta alta en calorías, como ocurre en el primer mundo; sin embargo, las dosis para humanos equivaldrían a beber decenas de botellas de vino al día. “La resolución de los problemas de salud definitivamente no está garantizada” y es multifactorial, consideró.

Además, añadió, hay productos que tienen efectos importantes en la salud y no necesariamente concentran una alta actividad antioxidante. “Los mangos tienen compuestos nutracéuticos que, de manera específica, se ha demostrado que tienen una actividad anticancerígena, pero no son superfrutas. Los plátanos, en tanto, incluyen almidón y azúcares, que dan un aporte energético a la dieta, ideales a la mitad de una carrera de distancia”.

También, se debe tomar en cuenta que las llamadas superfrutas tienen poca disponibilidad porque en muchos casos son importadas. Se trata de productos perecederos, con un tiempo de vida de anaquel muy corto. Por ello, la manera de comercializarlas es a través del procesamiento: jugos, mermeladas o concentrados.

Si bien es cierto que su contenido de compuestos nutracéuticos es muy alto, no son accesibles y su costo está muy por encima del de otras, igualmente ricas en fitoquímicos, y que sí se encuentran en el mercado mexicano.

Ejemplo de ello son las manzanas, que no tienen la “mística” que rodea a los arándanos o a las moras azules, pero son ricas en antioxidantes si se consumen con cáscara; tienen diferentes variedades a lo largo del año, a precios accesibles para la población en general.

Ante el panorama, la primera recomendación es que la gente se informe y esté al tanto de los productos que son importantes para su dieta, “porque hay muchas formas con las que la mercadotecnia puede llevarnos al consumo excesivo y al desbalance. Tampoco se debe olvidar que en la medida que se combinen frutas y verduras se tiene una mejor salud”, concluyó López Munguía.

Créditos: unam.mx/boletin/541/2011