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“Enseñando se aprende”, especialista mexicano en arquitectura

 
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José Manuel Covarrubias Solís participó en la construcción del campus central y forma parte de la primera generación de maestros que dio clases en la sede del Pedregal.
José Manuel Covarrubias Solís participó en la construcción del campus central y forma parte de la primera generación de maestros que dio clases en la sede del Pedregal.

José Manuel Covarrubias, seis décadas de entrega a la UNAM

• Ingeniero experto en geometría descriptiva, mecánica de materiales y análisis estructural, inició como ayudante de profesor, participó en la construcción de CU, dirigió la FI y es tesorero de la Universidad
• Ha formado a cerca de dos mil 500 alumnos, dirigido varias decenas de tesis profesionales e impulsado la licenciatura de Ingeniería en Telecomunicaciones y el curso de Ética Aplicada Continue reading “Enseñando se aprende”, especialista mexicano en arquitectura

FDiversity, el software para ordenar y procesar ciencia

 
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La diversidad funcional (DF) hace referencia al valor, el rango y la abundancia de atributos de una comunidad o ecosistema.
La diversidad funcional (DF) hace referencia al valor, el rango y la abundancia de atributos de una comunidad o ecosistema.

5 de junio de 2012

FDiversity es un software amigable que permite clasificar información de la diversidad funcional (DF) analizada. Este programa resulta una útil herramienta para el trabajo de la comunidad científica.

La diversidad funcional (DF) hace referencia al valor, el rango y la abundancia de atributos de un ecosistema, una valiosa información en el trabajo científico actual, que requiere de una clasificación específica y dinámica.

FDiversity fue desarrollado por tres investigadores internacionales, Fernando Casanoves, Julio Di Rienzo y Laura Pla; su principal función es estimar y analizar índices de diversidad funcional.

“El software sirve para calcular la mayoría de estos índices propuestos hasta ahora y permite incorporar nuevos. El programa da la posibilidad de analizarlos desde el mismo software o de exportar los datos resumidos de estos índices para después graficarlos o analizarlos desde afuera”, asegura el argentino Fernando Casanoves, doctor en Ciencias Agropecuarias.

Generalmente, los investigadores en biología o ciencias asociadas trabajan en campo, y esta labor requiere de la clasificación y el registro, no solo de la cantidad de especies, también de sus características morfológicas y taxonómicas, entre otras.

Por esta razón, el almacenamiento y clasificación de toda la información, exige una herramienta útil y práctica, tanto para leer y guardar archivos desde diferentes fuentes, como para confinar y concatenar los archivos y datos de diferentes matrices.

En cuanto al funcionamiento de FDiversity, Casanoves afirma que la técnica usual en diversidad funcional, desde el procesamiento de datos, inicia con una matriz que contiene todas las especies y los rasgos que han sido seleccionados en función del ecosistema que se trabaje. Al tener la presencia de cada una de las especies, se concatena la información de los rasgos que percibió el investigador.

Para el especialista, con este software: “se pueden obtener estadísticas descriptivas y ajustar modelos lineales generalizados para diferentes análisis. También se pueden realizar comparaciones y sirve para ejecutar comandos de datos”.

Quienes requieren manejar programas de clasificación de la diversidad funcional, reconocen en FDiversity una interfaz amigable al programa R, otra herramienta útil para el análisis y la programación de datos.

Finalmente, los investigadores se enfrentan a un campo en el que los datos de análisis son cada vez más específicos, y muchas veces no cuentan con las herramientas suficientes: “Por eso, la gente está necesitando desarrollar sus propios programas, pero la mayor parte de este campo no tiene una formación matemática fuerte, entonces el programa es una herramienta estadística potente y confiable”, concluye Casanoves.

Créditos: agenciadenoticias.unal.edu.co

A 26 años de los sismos, persiste vulnerabilidad

 
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José Ávila y Virginia Barrios, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
José Ávila y Virginia Barrios, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

20 de septiembre de 2011

• La mayor parte de las empresas inmobiliarias edifican según sus intereses para obtener ganancias rápidas, advirtieron Virginia Barrios y José Ávila, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM

A 26 años de los sismos de 1985 persiste la vulnerabilidad en la Ciudad de México; no se aplican muchas normas y reglamentos establecidos para la construcción de inmuebles, principalmente en la zona de origen lacustre, y la mayor parte de las empresas inmobiliarias edifican según sus intereses, para obtener ganancias rápidas.

En la actualidad, las delegaciones políticas son las encargadas de verificar que se apliquen las normas contenidas en el Reglamento de Construcciones del DF, en la edificación de nuevos inmuebles, pero no cuentan con personal capacitado, ni suficiente para esa tarea.

A partir del terremoto, se mejoraron diversos aspectos en cuanto al conocimiento de las zonas de mayor riesgo, los sitios donde no es conveniente hacer edificaciones y se crearon normas que han evolucionado y se han adecuado a las necesidades. No obstante, no se cumple con una parte importante de los nuevos requerimientos, señalaron Virginia Barrios y José Ávila, de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM.

A la fecha, expusieron, se toman medidas que antes no existían, por ejemplo, usar más materiales de alta resistencia como el acero, se han mejorado los detalles de diseño y las normas técnicas complementarias, pero no es suficiente.

Barrios Fernández, también secretaria Académica de la FA, indicó que en 1985, los inmuebles medianos resultaron más afectados que los grandes, aunque los de mayor vulnerabilidad son los de forma irregular; los lotes pequeños constituyen un factor que influye en este fenómeno.

Muchas edificaciones muestran gran fragilidad pues “tienen una entrada de seis metros, luego se abren, tienen diagonales y lo correcto es fusionar terrenos” y construir de una sola forma.

Asimismo, dijo, hay otros de tamaño mediano cuyos errores residen, por ejemplo, en que ubican el estacionamiento en el sótano, pues reducen los elementos estructurales a columnas, lo que resta resistencia, y a partir del segundo piso o más arriba, aumenta la densidad de muros. Ello genera mayor peso y momento de inercia, que se traduce en una fuerza destructiva si ocurre un sismo.

Otra de las complicaciones, apuntó Ávila Méndez, es que a pesar de los cambios para lograr la simplificación administrativa respecto a permisos de construcción y otros trámites, no hay organismos que se encarguen de supervisar, y esta tarea recae en las delegaciones.

Asimismo, la ciudad se ha extendido, principalmente, hacia las zonas de reserva ecológica y de recarga de los mantos acuíferos, lo que además de generar daños ambientales provoca hundimientos. En este sentido, concluyó, es necesario evitar el crecimiento en esas áreas.
Créditos: unam.mx/boletin/552/2011

Innovación e investigación estrategias para avanzar

 
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27 de junio de 2011

Más de 30 millones de mexicanos tienen entre 15 y 30 años de edad, lo significa que no hay tiempo para hacer reformas a la educación, porque los jóvenes ya están aquí y hay que apostarle a la economía del conocimiento, afirmó el maestro Mario Delgado Carrillo, Secretario de Educación del Distrito Federal, durante el Congreso Nacional de Derecho, Economía y Políticas Públicas, que se realiza en el Teatro del Complejo Cultural Universitario de la BUAP.

Aseguró que para que México se desarrolle es necesario crear estrategias que apuesten por la innovación y la investigación, ya que “la riqueza que nuestro país necesita para abrir el futuro a los jóvenes, está en la economía del conocimiento”.

Indicó que para llegar a esto se debe trabajar tanto en la capacitación y actualización de los maestros en inglés y computación, como en el uso de la tecnología en las aulas. Asimismo destinar una mayor cantidad del PIB a la educación y a la vinculación entre la investigación y el sector productivo.

Por su parte la doctora Claudia Rivera Hernández, investigadora del Centro de Investigación Sobre Opinión Pública de la BUAP, consideró que Puebla para convertirse en una ciudad educadora y ser destino de estudiantes del interior de la entidad, nacionales y extranjeros, es necesario que tenga una educación intercultural, establezca nuevos criterios de evaluación e identifique oportunidades a partir del sector educativo.

Al mostrar los resultados de la investigación El papel de la educación superior en la competitividad, bienestar y desarrollo del estado de Puebla, la doctora Rivera Hernández, indicó que la entidad ocupa el cuarto lugar en desarrollo de capital humano, sin embargo aún le falta para convertirse en una ciudad universitaria o educadora.

“Lo gobiernos locales deben buscar nuevas formas de generar desarrollo y bienestar más allá de insumos materiales; el camino para lograrlo es la vinculación optimizada entre los sectores productivo, social, gubernamental y educativo”, dijo.

El doctor Emilio Zebadúa González, presidente de la Fundación SNTE para la Cultura del Maestro Mexicano, refirió que hacia la segunda mitad del siglo XX se diseñó y operó un modelo educativo que permitió extender la cobertura a todo el país; “este modelo estaba basado en el trabajo de los maestros que educaron a los mexicanos sin distinciones económicas o étnicas”.

Recordó que México entró en una serie de crisis financieras en las décadas de los 70 y 80 que desembocaron en una reestructuración del sistema educativo; “como esto no se logra de la noche a la mañana, los cambios estructurales en la educación se hicieron parcialmente”.

“De esta manera comenzó a abrirse la brecha entre las necesidades del mundo globalizado y lo que México estaba logrando; así llegamos al día de hoy, en el que hay un rezago histórico y una falta de competitividad educativa. Hoy se reconoce que el país no se va a desarrollar en el siglo XXI, si no hace una mejoría de la calidad educativa en todos los niveles”, apuntó el doctor Zebadúa González.

A este Congreso Nacional organizado por la BUAP, la Fundación Universitaria para el Desarrollo de Políticas Públicas en México, A. C., y la Fundación Equipo, Equidad y Progreso A. C., con el lema de “Gobiernos de coalición y políticas públicas alternativas para México”, la doctora Lilia Cedillo Ramírez, Vicerrectora de Extensión y Difusión de la Cultura, a nombre del Rector de la BUAP Enrique Agüera Ibáñez, dio la bienvenida a los participantes.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx

Asentamientos irregulares afectan a ríos capitalinos

 
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Los asentamientos irregulares alteran el ecosistema alrededor de los ríos.
Los asentamientos irregulares alteran el ecosistema alrededor de los ríos.

2 de junio de 2011

• Las corrientes fluviales se forman de manera intermitente y sólo acarrean agua cuando llueve, expuso Sergio Fernández Velázquez, de la Facultad de Ciencias de la UNAM

Poner un freno a los asentamientos irregulares ayudará a disminuir la contaminación de los ríos capitalinos, ya que aportan un volumen significativo del agua potable del DF, “y si no actuamos para conservarlos, enfrentaremos aún más problemas de suministro”, advirtió Sergio Fernández Velázquez, de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.

El 70 por ciento del líquido consumido en la urbe es local y el resto es traído de los sistemas Cutzamala y Lerma, y de afluentes como el Magdalena. Al respecto, el académico expuso que son pocos los caudales que quedan en la zona y, además, éstos se forman intermitentemente, es decir, cuando llueve, aunque este proceso se ve alterado al cambiar el uso de suelo. “Hemos mermado la vegetación y sustituido áreas verdes por asentamientos humanos irregulares, lo que no resulta un muy buen trueque”.

En los años 70 comenzaron a erigirse estos asentamientos y, a la par, se creó alrededor de ellos un aura de contaminación, pues los desechos que produce cualquier poblado ensucian todo depósito acuífero cercano, y generan problemas ambientales y de salud.

“Más del 50 por ciento del territorio capitalino es zona de conservación; por tanto, debemos mantenerlo como tal y evitar que los asentamiento humanos avancen, pues de otra manera, éstos acabarán, irreparablemente, con un recurso natural finito”.

Aquello que para los humanos representa un lapso largo, como el de una presidencia, para la naturaleza resulta sumamente corto, por ello, cualquier plan de reparación no debe plegarse a planes sexenales, sino tener miras mucho más largas. “No podemos esperar que un solo gobierno impulse el cambio, éste debe gestarse y continuar a lo largo de varias administraciones, si deseamos que sea efectivo”.

Cualquier libro de historia constata que toda civilización se ha desarrollado al amparo y cercanía de las reservas hídricas. Entonces, ¿qué pasaría de seguir a este ritmo la devastación de las zonas de conservación defeñas? La respuesta es sencilla, “70 por ciento del líquido que usamos disminuiría sensiblemente y deberíamos traer más de otras cuencas, lo que expandirá esta afectación, hoy local, a otras regiones del país”, expuso.

“Económica y energéticamente resulta muy caro bombear líquido de Lerma o Cutzamala hacia la Ciudad de México, por encontrarse a dos mil 200 metros sobre el nivel del mar, por tanto, esto no representa una solución, sino un grave error. Necesitamos recuperar estos sistemas y mantener las zonas boscosas para captar líquido, ya que sin éste, nuestro ambiente colapsaría”.

Río Magdalena

El Magdalena es uno de los pocos ríos que siguen activos y mantienen un buen nivel ambiental en relación con su zona de conservación. Ubicado en el Parque de los Dínamos, puede observarse desde la parte alta de la Sierra de las Cruces hasta llegar a los Viveros de Coyoacán, ya que su cauce comprende 21 kilómetros lineales (10 en territorios preservados y el resto en espacios urbanos).

Ubicarse en un área de conservación lo ha mantenido alejado de la presión urbana y su polución. Sin embargo, el afluente se ensucia en cuanto entra en la zona metropolitana.

En 2007, la UNAM, a través del Programa Universitario de Estudios de la Ciudad, ideó un plan de rescate a solicitud del Gobierno del Distrito Federal. Se trató de un proyecto multidisciplinario en el que se hicieron propuestas ambientales y de ingeniería hidráulica y urbanística.

El trabajo busca mantener la zona de conservación, limpiar el agua con plantas de tratamiento y levantar el río hasta la superficie, es decir, devolverlo a su cauce. “Así, se busca que los capitalinos tengan una idea de cómo era la vida en sus márgenes hace 500 años, cuando estos afluentes corrían hasta el gran lago de la Cuenca de México”.

El Magdalena sustenta a más de mil 200 especies, principalmente plantas, aves, algas y hongos. “Sabemos que acoge a un buen número de anfibios, reptiles y mamíferos, muchos de ellos en peligro de extinción, y que permite que en el área crezcan tres tipos de bosques: en la parte alta hay pinos; en la media, oyamel, y en la baja, encinos, variedades que sólo se dan en el Eje Transmexicano.

“Toda esta vegetación y agua mantienen al ecosistema y proporcionan importantes servicios ambientales, pues capturan gran parte del ozono, aportan oxígeno a la cuenca en la parte sur y retienen los contaminantes que vienen del norte. El rescate del Magdalena es uno de los grandes retos que enfrentamos como ciudad”.

Origen endorreico

La Cuenca de México es de origen endorreico, es decir, toda el agua generada no desemboca al mar; en vez de eso, se queda y forma diversos cuerpos líquidos.

“De hecho, antes teníamos un gran lago que iba de Xochimilco a Zumpango, que se nutría fluvialmente, mientras que las corrientes generadas en la Sierra Nevada del Ajusco y de las Cruces venían —y aún lo hacen— a nutrir lagos y manantiales”, indicó.

Sin embargo, señaló, si pudiéramos tomar una foto de cómo era el Valle de México hace cinco siglos para compararlo con el de hoy, veríamos cuánto ha cambiado. “Es una de las zonas que más se ha transformado en el mundo en relación con sus recursos hídricos”.

Solución múltiple

La ingeniería ha jugado un papel importante en el crecimiento y desarrollo del país; sin embargo, ésta nunca se preocupó por lo ambiental.

La cultura de preservación llegó tarde a México, apenas en los años 80, y aún seguimos rezagados, pues aunque sabemos que en esta zona llueve mucho, no hay métodos para recolectar el recurso.

“Por ello es preciso instrumentar una visión conjunta y de largo plazo que busque mantener y ampliar las zonas boscosas, resolver el problema de las vialidades, captar agua pluvial en zonas verdes urbanas y controlar el crecimiento de los asentamientos regulares. La solución ambiental capitalina, en términos hídricos, está dispersa en ámbitos muy diversos que, si pudiéramos hacerlos confluir, nos revelarían cómo resolver el problema”, concluyó.
Créditos: UNAM-DGCS-326-2011/unam.mx