Tag Archives: desempleo

Oportunidades vs empleo

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

FERIA LABORAL ORGANIZADO POR EL MINISTERIO DE TRABAJO, GENTE BUSCANDO TRABAJO. HORIZONTAL.

08 de julio de 2015

El artículo pasado, te comenté que las empresas  esperan contratar  empleados que, además del perfil profesional específico, tengan responsabilidad, integridad, puntualidad, eficiencia, flexibilidad,capacidades para la resolución de problemas,  para  organizar y planificar, trabajar sin supervisión, desarrollar juicios prácticos y de sentido común, trabajo en equipo, servicio al cliente, actitud positiva ante el trabajo; seguridad y autoestima. Continue reading Oportunidades vs empleo

JÓVENES, EL SECTOR MÁS GOLPEADO POR LA CRISIS

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

jovenesycrisis14 de junio de 2014

Los jóvenes de entre 14 y 24 años registran una tasa de desempleo que duplica la de toda la población y triplica la de los mayores de 25 años. Además, enfrentan problemas para insertarse y mantenerse en el mercado laboral. En este sector ha recaído el peso de la crisis, estableció Eduardo Loría Díaz de Guzmán, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

Están fuera del sector educativo y si no logran incorporarse a la esfera productiva hay probabilidades de experimentar problemas de inestabilidad política y social en el mundo, sostuvo en la XLIV reunión del CEMPE.

El académico explicó que los jóvenes deciden insertarse en el mercado laboral a cambio de una percepción mínima, mientras la consideren suficiente para sacrificar su tiempo de ocio, concepto conocido como salario de reserva.

Si son de clase media o media alta, con un nivel educativo superior y experiencia laboral, esperarán un mayor pago. Si no tienen preparación, provienen de estratos socioeconómicos menores y no tienen experiencia, su expectativa será más baja, detalló.

Existe un desajuste entre lo que ofrecen las empresas y lo que espera este segmento, lo que podría explicar las tasas altas de desempleo en el sector. Asimismo, 25 de cada 100 no trabajan ni buscan una plaza, pues han perdido la expectativa del mercado laboral por los salarios ofrecidos o por no lograr integrarse con éxito, planteó.

En la sala Jesús Silva Herzog de la FE, expuso que los individuos con primaria incompleta o menor nivel educativo tienen más oportunidades de empleo en puestos precarios. El mayor porcentaje de los desocupados se concentra en quienes tienen preparación media superior o superior, dijo.

En volumen, los que provienen de estratos socioeconómicos más bajos reportan menor tasa de desocupación. En comparación, los de nivel más elevado representan una mayor proporción, de acuerdo con las Encuestas Nacionales de Ocupación y Empleo, refirió.

En general, su ingreso y salida del mercado laboral es muy común. Además, al comparar datos de establecimientos formales e informales, encontramos que los trabajadores menores de 24 años y las personas mayores de 60 se ubican en la informalidad, expuso.

Los más pobres, con menos preparación y sin experiencia son los que en mayor proporción obtienen los sueldos más bajos y condiciones precarias.

Los individuos de estratos bajos tienen la responsabilidad de aportar al sustento del hogar y no pueden darse el lujo de no laborar, a pesar de los emolumentos ínfimos, sintetizó.

Pronósticos

Al analizar los datos más recientes del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), señaló que desde 2012 la economía crece a un ritmo más lento que la tasa potencial a largo plazo, estimada entre 1.2 y 1.4 por ciento.

Además, al revisar otros datos oficiales, se observa que la economía crece por debajo de la tendencia referida desde hace más de siete meses. Estamos en una zona de fuerte desaceleración.

Loría estimó que en 2014, el promedio anual de desempleo registrará 5.1 por ciento y la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) se ubicará entre el 2.53 y 2.87 por ciento. Al cierre del año, alcanzará entre 3.18 y 3.63 por ciento. La recuperación puede registrarse hacia 2015 y 2016. “No hemos corregido a la baja el pronóstico, lo mantenemos”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-343-2014

SE PREVÉ QUE LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA SE REGISTRE HASTA 2015 Y 2016

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

recuperacioneconomicaLa economía mexicana tiene potencial para crecer hasta 1.6 por ciento anual. Para elevar estos niveles en el mediano y largo plazo se requieren medidas urgentes a fin de lograr impactos en el terreno social, variable fundamental para el desarrollo, estableció Eduardo Loría, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM.

En el país hay zonas devastadas y abandonadas que tienen efectos diferenciados en la inversión, consumo, flujos migratorios y gasto público. En la actualidad, el territorio nacional es asolado por una ola de violencia extrema, con repercusiones negativas en el ámbito financiero, sostuvo en la XLIII reunión del CEMPE.

En 2014, el promedio anual de desempleo registrará 5.1 por ciento y la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) se ubicará entre el 2.53 y 2.87 por ciento. Al cierre del año, alcanzará entre 3.18 y 3.63 por ciento. La recuperación puede registrarse hacia 2015 y 2016, estimó.

El académico planteó que con las modificaciones fiscales recientes disminuyeron la capacidad de ahorro e inversión y el ingreso familiar disponible. “Con una economía en recesión y crecimiento per cápita en deterioro, el Estado incrementó su recaudación real en 30 por ciento”.

A la par, aumentó el gasto corriente en salarios y estructura de la administración pública, que han multiplicado el desembolso en distintos rubros. Así, la captación fiscal no logra ningún efecto sobre el crecimiento económico, sostuvo.

El estancamiento económico, las restricciones a la migración, el desempleo y la caída de la inversión privada generan presión social en aumento. El entorno es peligroso y se requieren medidas estatales urgentes, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-257-2014

Positivo, no generalizar IVA en alimentos y medicinas: Grupo Nuevo Curso de Desarrollo

 
Facebooktwittergoogle_plusmail

Positivo para México no generalizar IVA en alimentos y medicinas, pues hubiera incrementado considerablemente la pobreza.
Positivo para México no generalizar IVA en alimentos y medicinas, pues hubiera incrementado considerablemente la pobreza.

18 de noviembre de 2013

• Hubiera provocado un aumento considerable de la pobreza, incluso en los grupos medios, y mayor inequidad en la distribución del ingreso, sostuvo

• También subrayó el incremento de la tasa marginal del ISR a las personas físicas, así como las iniciativas de reforma constitucional para la pensión generalizada para adultos mayores y el seguro de desempleo

Es positivo para México que en la propuesta de reforma tributaria enviada por el Ejecutivo federal al Legislativo no se incluyera la generalización del IVA en alimentos y medicinas, pues hubiera provocado un incremento considerable de la pobreza, incluso en los grupos medios, y mayor inequidad en la distribución del ingreso, consideró el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo.

También valoró de manera favorable el incremento de la tasa marginal del ISR a las personas físicas, el impuesto a las ganancias en Bolsa y a la distribución de dividendos de las empresas, el impuesto al carbono, a las empresas mineras, así como las iniciativas de reforma constitucional para la pensión generalizada para adultos mayores y el seguro de desempleo. El resultado de uniformar la tasa del IVA en 16 por ciento en el país también es positivo para las finanzas públicas nacionales.

Entre los cambios introducidos por el Congreso, consideraron que fue útil para la salud de la población gravar algunos alimentos de alto contenido calórico, en cambio, se debieron aprobar otras medidas, como el IVA a colegiaturas.

Integrado por 18 especialistas, el grupo propuso al Congreso de la Unión iniciar, de inmediato, un proceso de discusión nacional sobre los próximos pasos que deben darse para alcanzar la reforma hacendaria que necesita nuestro país, tanto en lo que se refiere a los ingresos públicos necesarios para financiar un sistema universal de salud y protección social, como a la reforma presupuestal y el federalismo hacendario.

Mediante un documento, los especialistas establecieron que las iniciativas de reforma para incrementar los ingresos públicos no han estado a la altura de nuestro rezago social, que en muchos casos aún es lamentable. Por ejemplo, en las tasas de mortalidad materna o en la precaria atención sanitaria a diversos grupos prioritarios, a tal grado que no cumpliremos varios de los Objetivos del Milenio definidos por la ONU para el 2015.

Para generar condiciones más propicias encaminadas a reformar de manera sustantiva la hacienda pública, se requiere procesar un acuerdo político de mayor alcance que ponga por delante el interés nacional y no los privilegios particulares o de grupo que marcan nuestras costumbres tributarias. Los partidos políticos deben hacerse cargo de esta tarea en virtud de su carácter de organismos de interés público y no confundirla con sus objetivos electorales de corto plazo.

La reforma, establecieron, sería mejor si se elimina la devolución del IVA a las grandes empresas productoras de alimentos; el ISR se vuelve más progresivo con mayores tasas para segmentos de ingreso más elevado; la consolidación fiscal se elimina por completo y se restringe sólo a casos excepcionales.

Asimismo, el impuesto a las ganancias de capital no tiene un régimen cedular y se acumula a los demás ingresos; se eliminan los tratamientos especiales a personas morales; se revisa el amparo fiscal; se anulan las facultades fiscales discrecionales del Poder Ejecutivo y se fortalecen los ingresos de estados y municipios.
Como parte de la reforma, el Grupo propuso la realización de un ejercicio de presupuesto base cero para alinear el gasto a las prioridades nacionales y corregir inercias y distorsiones clientelares. El presupuesto debe tener una orientación explícitamente redistributiva y promotora del empleo.

En una perspectiva de largo plazo y con orientación regional, se debería lanzar un programa nacional de inversiones vinculado a los sectores de mayor rezago y también de mayor potencial detonador. El gasto corriente, por su parte, aunque debe ordenarse y ejecutarse correctamente, no puede ser satanizado pues de él dependen muchos servicios públicos indispensables.

Los especialistas aseguraron que la recaudación adicional derivada de las propuestas es insuficiente en relación a las necesidades que México enfrenta. Una reforma hacendaria debería tener como guía y horizonte principal los requerimientos de gasto público, sobre todo en inversiones de infraestructura y desarrollo social, bajo condiciones favorables para el crecimiento económico, el empleo y la protección social universal.

Por ello, dijeron, necesitamos ejercer mejor el presupuesto, pero también gastar más. Conforme a las estimaciones presentadas, en 2018 el gasto gubernamental mexicano, como proporción del PIB, seguirá en niveles inferiores en comparación no sólo con los países de la OCDE, sino también de la mayoría de los de América Latina.

Desde este punto de partida y con base en las estimaciones sobre el presupuesto a ejercer de forma transparente y vigilada, se debería determinar tanto el esfuerzo tributario a realizar como las necesidades de financiamiento.

En el documento participaron Eugenio Anguiano, Ariel Buira, Cuauhtémoc Cárdenas, Rolando Cordera, Mauricio de Maria y Campos, Carlos Heredia, Saúl Escobar, Gerardo Esquivel, Mario Luis Fuentes, Juan Carlos Moreno, David Ibarra, Leonardo Lomelí, Ciro Murayama, Jorge Eduardo Navarrete, Enrique Provencio, Jaime Ros, Norma Samaniego y Carlos Tello.

Créditos: UNAM/DGCS/689 /2013

Desempleados presentan mayor riesgo de infarto agudo.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
24 de Septiembre del 2012
Tras evaluar a un grupo de personas en edad productiva, se demostró la estrecha relación entre las dificultades propias de la falta de trabajo y la ocurrencia de infarto agudo del miocardio.
Este análisis podría ser el primer paso para incorporar a las políticas de empleo una mirada desde la perspectiva de la salud pública.
Según Luis Ernesto Fandiño Rojas, magíster en Salud Pública y autor del estudio Asociación entre el estatus de empleo e infarto agudo del miocardio (IAM): hasta ese momento, ningún trabajo académico había estudiado de manera individual la forma como se afecta la salud de los parados. Solo hasta ahora se lleva a cabo una mirada profunda, desde esta perspectiva, para el contexto colombiano. Fandiño contó con el acompañamiento de Fernando de la Hoz, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y actual director del Doctorado en Salud Pública.
Más riesgo en el país
Las cifras de la Sociedad Colombiana de Cardiología indican que hay factores de riesgo modificables asociados a la presencia de un primer infarto agudo del miocardio en Colombia. Estos explican el 90% del riesgo para los hombres y el 94% para las mujeres. Además, señalan que los problemas psicosociales incrementan en un 32,5% las posibilidades de padecer este mal.
“En Estados Unidos y el Reino Unido, existe una asociación de 1,5 o 3,5 veces más de riesgo de una cardiopatía en circunstancias de desempleo. Pero en el estudio hecho en el territorio nacional se encontró que la posibilidad de un ataque se incrementa entre 8 y 13,5 veces”, afirma Fandiño.
Para el profesor De la Hoz, la diferencia radica en el hecho de que en Colombia una persona cesante y su familia quedan en pésimas condiciones socioeconómicas: “En países desarrollados, si alguien pierde el trabajo recibe subsidios del Estado que le garantizan no morir de hambre ni perder la casa y proteger el estudio de sus hijos. Aquí, en cambio, el que pierde el empleo queda en la calle. Eso puede ser una situación que incrementa el riesgo”.
Alteración del sistema nervioso
En ese sentido, asegura: “Las razones por las cuales se considera que el desempleo causa un deterioro de la salud son bastante complejas; pero, en general, se podrían clasificar en cuatro grandes mecanismos interrelacionados: la movilidad social descendente, el impacto psicosocial, la adquisición de hábitos y conductas riesgosas y la limitación al acceso a los servicios de salud”.
La movilidad social descendente se presenta cuando el parado se ve obligado a estar en una condición desventajosa en la que se afecta no solo su estado anímico y su autoestima, sino que, además, lo lleva al aislamiento social y al cambio de hábitos. De hecho, estos sujetos se alimentan mal y son proclives a consumir alcohol o sustancias psicoactivas.
Dichos efectos se ven a mediano plazo, pues las dificultades aparecen a medida que pasa el tiempo y no se encuentran maneras de generar ingresos y, por lo tanto, las necesidades se vuelven abrumadoras. “Como resultado de esta situación, se desencadena toda una serie de consecuencias, que van desde síntomas psicológicos y somáticos hasta la morbilidad psiquiátrica preclínica (como la ansiedad, la depresión o la pérdida del autoestima; incluso puede llevar al suicidio)”, dice Fandiño.
Además, el estrés ejerce cambios en el sistema nervioso autónomo. Y este, según explica el experto, provee al individuo de herramientas que buscan la obtención de energía para anticipar una respuesta a situaciones de riesgo.
Aquí se incluye la liberación de ácidos grasos libres y glucosa en la sangre, así como el incremento de la frecuencia cardiaca y de la presión sanguínea. Dicha respuesta puede sostenerse de manera crónica cuando los mecanismos de excitación que la producen no se pueden resolver o se repiten constantemente, como sucede con el estrés de larga duración, inducido por el desempleo, que ocasiona daños en el sistema cardiovascular.
El análisis de la UN pone sobre la mesa la necesidad de que, dentro de las políticas para el empleo en Colombia, se incorporen factores de atención en salud, más si se tiene en cuenta el desalentador panorama laboral en el mundo y, en particular, en Colombia.
Y si, como lo revela el estudio, el desempleo afecta el corazón, entonces, tal como lo propone el investigador, “las políticas no deben estar solo orientadas a la generación de nuevos empleos; pues los esfuerzos en esta materia pueden resultar bien intencionados, pero muchas veces no consiguen su propósito, que es la reducción de las tasas de desocupación. Y sin esto, no se prevendrán sus secuelas”.
Lea el artículo completo en UN Periódico n.º 159: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/desempleados-presentan-mayor-riesgo-de-infarto-agudo.html.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Las cifras de la Sociedad Colombiana de Cardiología indican que hay factores de riesgo asociados a la presencia de un primer infarto agudo y el desempleo.

Las cifras de la Sociedad Colombiana de Cardiología indican que hay factores de riesgo asociados a la presencia de un primer infarto agudo y el desempleo.

24 de Septiembre del 2012

Tras evaluar a un grupo de personas en edad productiva, se demostró la estrecha relación entre las dificultades propias de la falta de trabajo y la ocurrencia de infarto agudo del miocardio.

Este análisis podría ser el primer paso para incorporar a las políticas de empleo una mirada desde la perspectiva de la salud pública.

Según Luis Ernesto Fandiño Rojas, magíster en Salud Pública y autor del estudio Asociación entre el estatus de empleo e infarto agudo del miocardio (IAM): hasta ese momento, ningún trabajo académico había estudiado de manera individual la forma como se afecta la salud de los parados. Solo hasta ahora se lleva a cabo una mirada profunda, desde esta perspectiva, para el contexto colombiano. Fandiño contó con el acompañamiento de Fernando de la Hoz, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá y actual director del Doctorado en Salud Pública.

Más riesgo en el país

Las cifras de la Sociedad Colombiana de Cardiología indican que hay factores de riesgo modificables asociados a la presencia de un primer infarto agudo del miocardio en Colombia. Estos explican el 90% del riesgo para los hombres y el 94% para las mujeres. Además, señalan que los problemas psicosociales incrementan en un 32,5% las posibilidades de padecer este mal.

“En Estados Unidos y el Reino Unido, existe una asociación de 1,5 o 3,5 veces más de riesgo de una cardiopatía en circunstancias de desempleo. Pero en el estudio hecho en el territorio nacional se encontró que la posibilidad de un ataque se incrementa entre 8 y 13,5 veces”, afirma Fandiño.

Para el profesor De la Hoz, la diferencia radica en el hecho de que en Colombia una persona cesante y su familia quedan en pésimas condiciones socioeconómicas: “En países desarrollados, si alguien pierde el trabajo recibe subsidios del Estado que le garantizan no morir de hambre ni perder la casa y proteger el estudio de sus hijos. Aquí, en cambio, el que pierde el empleo queda en la calle. Eso puede ser una situación que incrementa el riesgo”.

Alteración del sistema nervioso

En ese sentido, asegura: “Las razones por las cuales se considera que el desempleo causa un deterioro de la salud son bastante complejas; pero, en general, se podrían clasificar en cuatro grandes mecanismos interrelacionados: la movilidad social descendente, el impacto psicosocial, la adquisición de hábitos y conductas riesgosas y la limitación al acceso a los servicios de salud”.

La movilidad social descendente se presenta cuando el parado se ve obligado a estar en una condición desventajosa en la que se afecta no solo su estado anímico y su autoestima, sino que, además, lo lleva al aislamiento social y al cambio de hábitos. De hecho, estos sujetos se alimentan mal y son proclives a consumir alcohol o sustancias psicoactivas.

Dichos efectos se ven a mediano plazo, pues las dificultades aparecen a medida que pasa el tiempo y no se encuentran maneras de generar ingresos y, por lo tanto, las necesidades se vuelven abrumadoras. “Como resultado de esta situación, se desencadena toda una serie de consecuencias, que van desde síntomas psicológicos y somáticos hasta la morbilidad psiquiátrica preclínica (como la ansiedad, la depresión o la pérdida del autoestima; incluso puede llevar al suicidio)”, dice Fandiño.

Además, el estrés ejerce cambios en el sistema nervioso autónomo. Y este, según explica el experto, provee al individuo de herramientas que buscan la obtención de energía para anticipar una respuesta a situaciones de riesgo.

Aquí se incluye la liberación de ácidos grasos libres y glucosa en la sangre, así como el incremento de la frecuencia cardiaca y de la presión sanguínea. Dicha respuesta puede sostenerse de manera crónica cuando los mecanismos de excitación que la producen no se pueden resolver o se repiten constantemente, como sucede con el estrés de larga duración, inducido por el desempleo, que ocasiona daños en el sistema cardiovascular.

El análisis de la UN pone sobre la mesa la necesidad de que, dentro de las políticas para el empleo en Colombia, se incorporen factores de atención en salud, más si se tiene en cuenta el desalentador panorama laboral en el mundo y, en particular, en Colombia.

Y si, como lo revela el estudio, el desempleo afecta el corazón, entonces, tal como lo propone el investigador, “las políticas no deben estar solo orientadas a la generación de nuevos empleos; pues los esfuerzos en esta materia pueden resultar bien intencionados, pero muchas veces no consiguen su propósito, que es la reducción de las tasas de desocupación. Y sin esto, no se prevendrán sus secuelas”.

Lea el artículo completo en UN Periódico n.º 159: http://www.unperiodico.unal.edu.co/dper/article/desempleados-presentan-mayor-riesgo-de-infarto-agudo.html.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html