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CUENTA LA UNAM CON PROYECTO UNIVERSITARIO CONTRA LA OBESIDAD

 
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obesidad26 de julio de 2014

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, en México, 46 por ciento de los hombres mayores de 20 años de edad tiene sobrepeso y 26.8 por ciento obesidad; mientras que en las mujeres la proporción es de 35.5 y 37.5, respectivamente, lo que representa un problema de salud, pues se asocia a enfermedades cardiovasculares y a afecciones como la diabetes e hipertensión.

Como parte de los esfuerzos que se realizan en esta casa de estudios para combatirlos, la Dirección General de Actividades Deportivas y Recreativas (DGADyR), a través de su área de Medicina del Deporte, estableció el Programa Integral de Control de Peso.

Por tratarse de afecciones de etiología multifactorial, deben atenderse de manera integral, es decir, con un plan específico para cada individuo. Con base en ello, el proyecto universitario comprende una dieta equilibrada (fundamentada en el Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes), método útil para el diseño de planes de alimentación personalizados, acordes a las necesidades y posibilidades del paciente; rutinas de ejercicio supervisadas y apoyo psicológico.

La obesidad es una enfermedad crónica que, si no se trata adecuadamente, ocasiona daños a la salud, pero como no se le conceptualiza de esa manera, la gente considera que es sólo exceso de peso que se soluciona con usar ropa más holgada, señaló Rolando Flores Lázaro, coordinador del Programa Integral de Control de Peso.

Asimismo, indicó que la intención es cambiar los conocimientos y conceptos al respecto y tomar en cuenta factores como el grado, tratamiento y repercusiones en la salud; lo anterior, con apoyo de un grupo multidisciplinario de especialistas, constituido por enfermeras, psicólogos, nutriólogos, entrenadores deportivos y médicos del deporte.

Programa Integral de Control de Peso

El proyecto universitario surgió en 2005, a partir de un estudio realizado por enfermeras y nutriólogas de servicio social, quienes lo iniciaron con pacientes con sobrepeso y obesidad.

Por seis meses, los interesados acuden de lunes a viernes a las instalaciones de Medicina del Deporte, donde además de practicar una rutina supervisada, reciben sesiones educativas que les permitirán hacer cambios en su estilo de vida.

“Por lo general, las clínicas privadas de reducción de peso sólo cuentan con uno de los tres aspectos que integran el plan que se ofrece en esta casa de estudios –nutriólogo, psicólogo y entrenador deportivo–, por lo que el tratamiento se vuelve complejo”, indicó Flores Lázaro.

La idea es brindar a los interesados herramientas y conocimientos sobre la obesidad, porque muchos de ellos tienen una idea equivocada al respecto y buscan tratamientos que no tienen nada que ver con el origen y consecuencias de esa enfermedad.

La meta es que, al concluir los seis meses, los participantes no requieran de un nutriólogo para saber cómo alimentarse y elaborar sus propios menús, ni de un entrenador o médico del deporte para realizar ejercicios en forma correcta. Serán capaces de establecer herramientas de autocuidado y hacerse cargo de su salud. Este tratamiento no se enfoca en el peso, sino en la conducta de la persona, lo que aportará beneficios en la salud a largo plazo, abundó el especialista.

Parte de los requisitos para ingresar son: ser adulto, sin problemas músculo-esqueléticos graves que impidan hacer ejercicio y presentar estudios de laboratorio.

El cambio en el estilo de vida (alimentación adecuada, ejercicio frecuente y conductas saludables, como el descanso correcto y la recreación) proporciona disminución del riesgo vascular y mejora las cifras de colesterol, glucosa y triglicéridos, entre otros aspectos.

El Programa Integral de Control de Peso se realiza dos veces al año; participan entre 40 y 50 personas después de haber aprobado la evaluación inicial.

Créditos: UNAM-DGCS-425-2014

PRUEBAN QUE LA “HIERBA DEL SAPO” ES EFICAZ PARA DISMINUIR NIVELES DE COLESTEROL EN LA SANGRE

 
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hiebadelsapoUtilizada en la medicina tradicional mexicana para reducir el colesterol y los triglicéridos, la planta conocida popularmente como “hierba del sapo” (Eryngium heterophyllum) fue sometida a estudios experimentales en el Instituto de Química (IQ) de la UNAM para comprobar sus propiedades.

Entre sus investigaciones para titularse como doctor en Ciencias Biomédicas, Ibrahim Guillermo Castro Torres comprobó, en un estudio con ratones, que el extracto hidro-alcohólico, usado por las comunidades originarias del país, reduce significativamente los niveles de colesterol, después de evaluar una dosis de 100 mg/kg.

Castro Torres presentó su trabajo en el seminario interno del IQ, realizado como homenaje a los 60 años de trayectoria académica del investigador emérito Alfonso Romo de Vivar Romo, precursor en el estudio químico de productos naturales en la nación.

La hipercolesterolemia es un problema de salud pública que afecta a 147 millones de personas en el planeta, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Los territorios más afectados son Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, Japón, Jordania, México y Tailandia.

“Es una alteración metabólica y se caracteriza por el incremento en los niveles de colesterol en la sangre. Se considera así al momento que los valores del lípido sobrepasan los 200 miligramos sobre decilitro. Lamentablemente, es el factor de riesgo número uno para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares causadas por ateroesclerosis”, explicó Castro Torres.

Sin embargo, el tratamiento actual para reducir los niveles de colesterol en la sangre es limitado y se basa en el uso de estatinas, que son el principio activo más generalizado en los fármacos comerciales.

Pruebas en laboratorio

Con la asesoría de Mariano Martínez Vázquez, su tutor e investigador del Departamento de Productos Naturales del IQ, Castro Torres realizó un proceso que incluyó la recolección, preparación del extracto y pruebas en ratones con altos niveles de colesterol.

Con ayuda del Instituto de Biología de la UNAM se colectó la planta en los alrededores de Atlixco, Puebla, y se clasificó taxonómicamente. Luego, se llevó al laboratorio donde se sometió a maceración y análisis toxicológicos, espectroscópicos y cromatográficos.

“Empleamos cinco grupos experimentales de ratones (cada uno de seis); el control fue de animales sanos con dieta normal y agua y los otros cinco se alimentaron con una dieta rica en colesterol, aunque a uno de ellos no se le dio tratamiento con la planta”, explicó.

De los tres grupos enfermos, uno fue tratado con una estatina (base del fármaco actual en el mercado) y dos con el extracto de “hierba de sapo”, a dosis de 100 y 500 mg/kg.

Los resultados revelaron que la hierba del sapo es más eficiente a la dosis de 100 miligramos y que su administración no daña los tejidos hepáticos, finalizó.

Créditos: UNAM-DGCS-090-2014

Obesidad, prioridad de salud pública del siglo XXI.

 
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El aumento de peso crece gradualmente con enfermedades como la diabetes, hipertensión, colesterol alto y con deficiencias cardiovasculares.
El aumento de peso crece gradualmente con enfermedades como la diabetes, hipertensión, colesterol alto y con deficiencias cardiovasculares.

8 de Noviembre del 2012

El sida y el virus del VIH, fueron declarados como la pandemia del siglo XX. Hoy en día, se considera la obesidad como uno de los mayores problemas de salud de este siglo.

Hernán Yupanqui, director de la Fundación Colombiana de Obesidad, señaló en UN Análisis* de UN Radio, que la obesidad es uno de los problemas más graves de salud en el país. Asimismo, explicó la diferencia entre obesidad y sobrepeso: “este último es la antesala de la obesidad, y se define científicamente cuando el índice de masa corporal, en relación entre el peso y la talla, es mayor de 25, mientras que la obesidad se define cuando es mayor de 30”.

El aumento de peso se asocia con el incremento de la grasa visceral, la cual se localiza en el abdomen y crece gradualmente en personas con enfermedades como diabetes, hipertensión, colesterol alto y con deficiencias cardiovasculares. Si en el país no se hace nada para prevenirlo, en los próximos años tendremos serios problemas con este tipo de patologías.

A las sociedades y culturas como la colombiana, donde la gastronomía tiene un alto contenido calórico, es difícil educarlas para cambiar los hábitos alimenticios que ahora son amenazas para la salud. Frente a esto, el doctor Yupanqui afirmó: “en la nación tenemos la Ley 1355 de 2009 (contra la obesidad), en la cual se integran la actividad física, la nutrición y los hábitos conductuales, todo esto asociado a un proceso educativo, en el cual deben intervenir los centros educativos de diferentes niveles”.

Posteriormente, Fabiola Becerra, docente de Nutrición Básica del Departamento de Nutrición de la Universidad Nacional de Colombia, indicó: “lastimosamente, muchas personas ven la obesidad como sinónimo de salud, pero está comprobado que no es así”.

La cultura alimentaria de los estudiantes universitarios, por ejemplo, consiste en comer algo rápido y económico, como un paquete y una gaseosa en lugar de fruta.

Por otra parte, la profesora Becerra explicó la diferencia entre las grasas saturadas y las grasas trans e indicó: “las grasas saturadas son malas para la salud ya que no tienen enlaces dobles en su estructura, lo cual dificulta su digestión, además de aumentar el colesterol y los triglicéridos. Mientras que las grasas trans sufren una modificación en su estructura química y se convierten en malas para la salud, pues aumentan el colesterol y los lípidos en la sangre”.

John Duperly, médico especialista en Medicina Interna y PhD en Medicina del Deporte, profesor de la Universidad de los Andes, señaló que hay argumentos suficientes para que los gobiernos y los sectores académicos vayan en contra de la tendencia al sedentarismo debida a la industrialización. “El problema grande es que no nos estamos moviendo lo suficiente para quemar las calorías”, recalcó.

Por último, Salvador Palacio González, director ejecutivo de la Fundación Alternativa y Salud Gorditos de Corazón, señaló: “hay que adoptar medidas de conciencia saludables. Colombia necesita políticas claras de educación. Esto es una batalla, hay que seguirla luchando, pues la situación es caótica y se debe hacer una campaña que toque a las familias del país”.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Muy altos valores de triglicéridos caracterizan a la población

 
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Jorge Escobedo de la Peña, profesor de la residencia en Medicina Interna de la Facultad de Medicina.
Jorge Escobedo de la Peña, profesor de la residencia en Medicina Interna de la Facultad de Medicina.

29 de agosto de 2011

• Los de colesterol rebasan la cifra que se considera aceptable, según estudio de Jorge Escobedo de la Peña, profesor de la residencia en Medicina Interna de la Facultad de Medicina
• Este tipo de problemas es más frecuente entre los varones y se acentúa con la edad
• El universitario ingresó como académico numerario en el área de Epidemiología del Departamento de Salud Pública y Sociología Médica, de la Academia Nacional de Medicina

La población del Distrito Federal se caracteriza por un patrón de muy altos valores de triglicéridos; asimismo, por los niveles de colesterol que rebasan la cifra que se considera aceptable, es decir, de 200 miligramos por decilitro de sangre; alcanza los 203.

En el estudio “Prevalencia de dislipidemias en la Ciudad de México y su asociación con otros factores de riesgo cardiovascular”, de Jorge Escobedo de la Peña, profesor de la residencia en Medicina Interna de la Facultad de Medicina (FM), se concluyó que éste tipo de problemas registra una diferencia por sexo (es más frecuente entre los varones) y se acentúa con la edad.

Eso indica una estrecha relación con los estilos de vida. “A medida que crecemos descuidamos la dieta y dejamos de hacer ejercicio. Entonces, al igual que otras enfermedades crónicas, la dislipidemia –o alteración del metabolismo de los lípidos– es más frecuente a medida que envejecemos”.

Tal hecho adquiere importancia porque constituye uno de los principales factores de enfermedad cardiovascular, en particular, de cardiopatía isquémica, refirió el experto, quien presentó este trabajo para ingresar como académico numerario en el área de Epidemiología del Departamento de Salud Pública y Sociología Médica, de la Academia Nacional de Medicina (ANM).

Escobedo de la Peña refirió que a ese panorama se suma el hecho de que no hay programas de detección de dislipidemias, como sí ocurre con la diabetes o la hipertensión, a pesar de tratarse de un factor de riesgo cardiovascular importante.

La investigación formó parte de otra, más amplia, realizada en varias ciudades latinoamericanas: Barquisimeto, Venezuela; Bogotá, Colombia; Lima, Perú; Quito, Ecuador; Santiago de Chile; Buenos Aires, Argentina, y la Ciudad de México.

El estudio, encabezado en nuestro país por el también jefe de la Unidad de Investigación de Epidemiología Clínica del Hospital Regional No. 1 del IMSS, fue transversal. Se estudiaron 833 hombres y 889 mujeres, de los 25 a los 64 años de edad.

Al abundar en los resultados, el universitario explicó que se encontró que el promedio de colesterol en la población fue de 203 miligramos por decilitro de sangre: en el grupo más joven fue de 189, mientras que entre los mayores, de 55 a 64 años de edad, fue de 217.

El promedio fue más alto en hombres, con 204 miligramos (mg); en mujeres, con 202; el colesterol de baja densidad (conocido como “malo”), fue en promedio de 119 mg; osciló de 109 en el grupo de menor edad, a 127 en los mayores. En tanto, el promedio de colesterol de alta densidad fue de 40 mg.

En cuanto a los triglicéridos, el estudio arrojó que el promedio fue de 184 mg, 159 entre los jóvenes y 200 entre los mayores. Además, fue mucho más alto entre los hombres, con 214 mg; en las mujeres, con 157. Al respecto, cerca de la tercera parte de los individuos tuvo valores altos: 43 por ciento de ellos y 23 de ellas.

Jorge Escobedo refirió que sus líneas de investigación actuales se desarrollan en torno a los trastornos del metabolismo de la glucosa, fundamentalmente diabetes mellitus, intolerancia a la glucosa, síndrome metabólico y cardiopatía isquémica.

En especial, a entidades que están fuertemente relacionadas: la diabetes y la cardiopatía isquémica, y complicaciones como la nefropatía, neuropatía y retinopatía diabéticas, así como la hipoacusia o pérdida parcial de la capacidad auditiva en esos pacientes.

También ha estado en contacto estrecho con grupos de investigación en genética, para encontrar características en el genoma de los individuos que expliquen su propensión a la presencia de diabetes o sus complicaciones.

Ingreso a la ANM

Jorge Escobedo de la Peña no recuerda exactamente el momento en que empezó su gusto por la medicina, pero seguramente fue en el bachillerato. Su padre era médico y su abuelo materno también lo fue, así que “había cierta carga de motivación para dedicarme a ella”.

Estudió en la UNAM, “institución con la que ha tenido una estrecha relación. Desde que uno entra se siente parte de ella, en cercana relación con su mística, y no deja uno de ser universitario el resto de su vida”.

Además, ha sido profesor prácticamente desde que egresó de la carrera, aunque en forma intermitente. También realizó aquí su especialidad en medicina interna. Su esposa y uno de sus hijos también son “pumas”.

Luego, trabajó en el Hospital de Infectología del Centro Médico La Raza y “me di cuenta de la necesidad de tener una preparación mayor en metodología de la investigación, para entender mejor los procesos de salud-enfermedad a los que me enfrentaba”.

De ese modo, hizo la maestría en Salud Pública en la Escuela de Salud Pública de México; posteriormente, el director lo invitó a hacer la maestría en Ciencias en Epidemiología ahí mismo. De hecho, fundó esa especialidad en el IMSS, la que tuvo posterior reconocimiento de la UNAM.

De igual forma, realizó una estancia posdoctoral en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en el Departamento de Medicina Interna, durante la cual investigó la sensibilidad y resistencia a la insulina. Se trató, según calificó, de una experiencia agradable desde el punto de vista profesional y personal.

Hoy, considera que ingresar a la Academia es, a la par que una meta cumplida, una motivación para continuar en el trabajo. Esa agrupación se caracteriza por tener en su seno a los profesionales que se han desarrollado en el campo de la medicina y que hacen aportaciones destacadas con su trabajo profesional.

Créditos: unam.mx/dgcs-509/2011

La gota, una enfermedad prevalente en México

 
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La hiperuricemia también es conocida como la “enfermedad de los reyes”, porque se relaciona con un “buen nivel de vida”, toda vez que el paciente ingiere alimentos ricos en purinas, comentó Carlos Lavalle.
La hiperuricemia también es conocida como la “enfermedad de los reyes”, porque se relaciona con un “buen nivel de vida”, toda vez que el paciente ingiere alimentos ricos en purinas, comentó Carlos Lavalle.

14 de julio de 2010

• Es originada por altos niveles de ácido úrico, y se asocia a cálculos renales, hipertensión arterial, aumento de colesterol, triglicéridos y diabetes, aseguró Carlos Lavalle Montalvo, de la FM de la UNAM
• Conforme pasa el tiempo, los ataques agudos de ese padecimiento en pacientes son cada vez más frecuentes, lo que implica la destrucción de articulaciones, hasta llegar a la invalidez, explicó
• Desde el punto de vista epidemiológico, tiene una prevalencia que oscila entre el 2.4 y el 4.7 por ciento de la población, principalmente masculina

AEn la actualidad, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en sobrepeso y obesidad, y por tanto, es posible que también aumente la prevalencia de pacientes con hiperuricemia (altos niveles de ácido úrico), que origina la enfermedad denominada “gota”.

Este padecimiento se asocia a cálculos renales, hipertensión arterial, aumento de colesterol, triglicéridos y diabetes, destacó Carlos Lavalle Montalvo, jefe de la Subdivisión de Especializaciones Médicas de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.

La hiperuricemia también es conocida como la “reina de las enfermedades” o la “enfermedad de los reyes”, porque se relaciona con un “buen nivel de vida”, toda vez que el paciente ingiere alimentos ricos en purinas, es decir, grasas y proteínas como carnes rojas, leguminosas, vino o cerveza, que favorecen un ataque de gota.

Desde el punto de vista epidemiológico, tiene una prevalencia que oscila entre el 2.4 y 4.7 por ciento en la población, principalmente masculina, entre los 20 y 50 años de edad. Las mujeres la presentan, pero con menor frecuencia, sobre todo cuando entran a la menopausia.

Es uno de los 180 padecimientos que comprende la reumatología. Inicialmente, se manifiesta con un ataque agudo de gota, que se caracteriza por dolor intenso, frecuentemente sólo en una articulación; usualmente comienza en el primer dedo (gordo) del pie (podagra), se hincha y la piel se enrojece por el calor que provoca la inflamación.

“Los ataques de gota afectan con mayor frecuencia a articulaciones previamente vulneradas; entonces, pueden dañar codos, manos, rodillas o pies, a tal grado que la persona no puede caminar cuando son estropeados los miembros inferiores. El dolor por lo general es de inicio nocturno, y puede ser tan intenso que el paciente no tolera ni el peso de las sábanas”, explicó el especialista.

La duración de la crisis es, por lo general, de tres a seis días, pero si no se trata adecuadamente, puede ser de hasta una o dos semanas, advirtió.

Después del primer ataque, prosiguió, pueden pasar varios años –dos, cinco o más – para que se manifieste de nuevo; sin embargo, en ocasiones el defecto genético es tan importante, que se presenta varias veces a lo largo de 12 meses.

Conforme transcurre el tiempo, estos periodos intercríticos son más frecuentes, lo que conlleva a la destrucción de las articulaciones y, finalmente, a la invalidez.

El prototipo del paciente con gota reúne ciertas características: siente dolor, camina con dificultad, es obeso y tiene antecedentes de cálculos renales, hipertensión y diabetes; por ello, debe hacerse una valoración integral de su estado de salud, acotó.

Tratamiento integral

Este padecimiento debe manejarse integralmente –de preferencia por el reumatólogo y un médico internista–, aunque entre cada periodo intercrítico el enfermo se sienta sano. Este tipo de pacientes no son fáciles de tratar, porque entre los ataques de gota se sienten mejor y abandona el tratamiento con facilidad; “sin embargo, los ataques son cada vez más frecuentes, y sólo así el afectado se percata de la gravedad del asunto”, mencionó.

En el organismo del ser humano, el ácido úrico no tiene ninguna función natural, porque es producto de la degradación de las proteínas. Este compuesto se crea cuando el organismo descompone sustancias llamadas purinas, que se encuentran en algunos alimentos y bebidas.

Generalmente, se disuelve en la sangre y después transita hacia los riñones, donde es desechado por medio de la orina. Sin embargo, el cuerpo no lo puede expulsar cuando contiene altos niveles en la sangre, lo que se denomina hiperuricemia. “El problema es que no poseemos la enzima uricasa, encargada de eliminar esa sustancia”, indicó Lavalle.

El sujeto tiene un grave riesgo de ser un mal paciente si no entiende que entre los periodos intercríticos se sentirá bien, pero ello no significa que esté sano; de ahí, la necesidad de adquirir conciencia sobre esta enfermedad y modificar los hábitos de vida, aconsejó.

Es indispensable cumplir las indicaciones del médico para estabilizar los niveles de ácido úrico, como una dieta balanceada, consistente en la ingesta de carnes blancas como pescado y pollo, así como verduras, con restricción de proteínas y carbohidratos (carnes rojas, mariscos, bebidas alcohólicas).

Los medicamentos utilizados para controlar el proceso agudo de gota son los antiinflamatorios no esteroideos y la colchicina, que deben ser prescritos por un especialista. Asimismo, el alopurinol, que bloquea la producción de ácido úrico, no debe recetarse en los ataques agudos, y su consumo debe ser paulatino, hasta abatir ese compuesto por debajo de siete mg/dL en suero.

También, se requiere una reducción gradual de peso, alrededor de uno o un kilogramo y medio por mes, porque una disminución brusca puede derivar en la liberación de proteínas que eleven el ácido úrico. Asimismo, es preciso mantener la hidratación del cuerpo con líquidos, pero evitar bebidas alcohólicas.

El ejercicio moderado es fundamental para aminorar la resistencia a la insulina, que ocasiona diabetes; esto ayudará a mantener la presión arterial en niveles adecuados y reducir grasa corporal, para una correcta síntesis de proteínas, concluyó.

Créditos: UNAM. DGCS -417/unam.mx