Tag Archives: climatico

Impulsa centre de ciencias de la atmósfera de la UNAM la investigación en geomática

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
4 de noviembre de 2013

Impulsa centro de ciencias de la atmosfera de la UNAM la investigación en Geomática
Impulsa centro de ciencias de la atmosfera de la UNAM la investigación en Geomática

En su Unidad de Informática para las Ciencias Atmosféricas y Ambientales, plantea escenarios de cambio climático, climatología oceánica y continental, descargas eléctricas y series de tiempo, dijo Agustín Fernández Eguiarte
Su Atlas Climático Digital de México es un sistema de información y visualización interactivo con mil 948 bases de datos, cuatro mil 345 mapas y mil 508 metadatos estandarizados de acceso libre y gratuito en Internet

Para impulsar investigaciones en geomática, un área que une las ciencias de la Tierra con la informática, el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM cuenta con una moderna área de investigación que combina análisis regionales, datos meteorológicos y desarrollo de escenarios futuros sobre cambio climático, climatología oceánica y continental, eventos atmosféricos extremos, descargas eléctricas y series de tiempo, entre otros temas.

Se llama Unidad de Informática para las Ciencias Atmosféricas y Ambientales (UNIATMOS) y es un sitio donde los especialistas fomentan el desarrollo de metodologías y productos climatológicos en esta área del conocimiento en el país, explicó Agustín Fernández Eguiarte, investigador del CCA e integrante de ese espacio.

En la conferencia “Procesos Geomáticos en UNIATMOS”, en el auditorio Julián Adem, el ingeniero detalló que esa unidad es un proyecto geomático en el ámbito de la climatología, las ciencias atmosféricas y el cambio climático, con posibilidad de abordar cualquier temática ambiental y socioeconómica.

Desarrollado por Fernández Eguiarte junto con Jorge Zavala Hidalgo y Rosario Romero Centeno, del grupo Interacción Océano-Atmósfera del CCA, este esfuerzo profundiza en los diversos fenómenos climáticos del país, con énfasis en el estudio de las regiones mediante el control de calidad y la validación de datos obtenidos de las estaciones climáticas del Servicio Meteorológico Nacional que existen en el país.

Además de los sistemas de información geográfica -la herramienta más popular de la geomática- los científicos de UNIATMOS recurren a la topografía, fotogrametría, teledetección, geodesia, bases de datos, cartografía marina y continental, desarrollo de metadatos, interoperabilidad de información, sistemas de acceso, visualización y difusión de información por Internet.

“Algo fundamental es que las bases de datos, los metadatos y los mapas generados, se estructuran en estándares geomáticos internacionales”, destacó Fernández Eguiarte.

Atlas Climático Digital de México

El proyecto eje de esta iniciativa es el Atlas Climático Digital de México, un sistema de visualización interactivo en Internet, que hasta ahora ha generado mil 948 bases de datos, cuatro mil 345 mapas interactivos y mil 508 metadatos estandarizados y georreferenciados que son de acceso libre y gratuito en la red.

Enmarcado en la cartografía geocientífica interactiva en la red, el Atlas integra y ofrece a los usuarios información interinstitucional sobre climatología continental, atmosférica y de los mares del país, sus áreas adyacentes y sus zonas costeras.

“Adicionalmente, es una plataforma que permite accesar y descargar las bases de datos, así como desplegar y visualizar escenarios de cambio climático y aspectos socioeconómicos a nivel estatal, municipal y regional para México y Centroamérica”, precisó.

Por ello, facilita a los tomadores de decisiones contar con elementos cuantitativos para hacer propuestas que contribuyan a diseñar políticas para reducir la vulnerabilidad y aumentar la capacidad de adaptación ante el cambio climático en diferentes sectores y regiones de nuestro territorio.

“También constituye un instrumento importante para la investigación con un gran potencial educativo, pues permite conocer y entender la climatología del país y áreas adyacentes en forma atractiva, fácil y amigable a través de Internet”, consideró.

La información disponible es ideal para integrarla con diversas variables ambientales y socioeconómicas, el sistema facilita la difusión ilimitada y gratuita de mapas, además de que potencia la interacción y complementación con servicios de mapas en la red mediante el Web Map Service (WMS).

De igual manera, “abre la posibilidad de la interoperabilidad de mapas y bases de datos mediante el uso de metadatos, permite su uso para cualquier conjunto de datos geoespaciales del país y constituye una plataforma fundamental en materia de ciencia y tecnología de la información”.

Además del Atlas, la Unidad también cuenta con libros electrónicos sobre climatología, clima extremo, bioclima, sequía meteorológica, series de tiempo, tendencias y descargas eléctricas, entre otros temas que se pueden consultar de manera gratuita en el sitio http://uniatmos.atmosfera.unam.mx.

UNAM-DGCS-660

“El Sol no es una amenaza para el clima de la Tierra”.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
7 de Enero del 2013
Algunos científicos niegan que el calentamiento global sea producido por las emisiones de CO2 y las actividades humanas, y lo atribuyen a que el Sol está cambiando de tal manera que afecta el clima terrestre.
Sin embargo, según el físico Hugh Hudson, uno de los estudiosos del Sol más importantes del mundo, –en entrevista con la Agencia de Noticias UN– en este gran debate sobre el clima, los “negadores del calentamiento global” no tienen razón, pues el astro rey no altera el comportamiento climático terrestre. “Lo que hace es proporcionarnos la energía que disfrutamos y es esencial para la vida”.
En cuanto a las erupciones solares que podrían esperarse para el pico máximo solar, que se dice será en el 2013, el científico afirma que lo que sí podría verse afectado son las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales. En el anterior grupo de manchas solares, se presentaron “muchas erupciones medianas, pero ninguna gigante. Y esto nos hace pensar que este ciclo es diferente y que la variabilidad del Sol tiene propiedades que se extienden por más de once años”, dice.
En cuanto a las comunicaciones satelitales, Hudson comenta que “la vida de un satélite depende del dinero invertido, pues al diseñarlo lo pueden hacer muy seguro a las radiaciones o no tanto”. Y afirma que “existen muchos casos de satélites que han sido destruidos por la actividad solar”.
Con respecto a las misiones espaciales, el físico menciona que, por ejemplo, en el caso de un viaje a Marte, en el que los astronautas tardarían más o menos un año para llegar allí, podría haber “un riesgo serio de que durante ese tiempo haya una erupción y la salud de los astronautas se vea afectada”, pues “ellos no podrían sobrevivir a una emisión de este tipo”.
Los efectos de las partículas magnéticas solares pueden persistir varios días, según explica Hudson: “una erupción llena la heliósfera, o sea la cavidad que el Sol le hace al espacio sideral. Esta cavidad se llena de partículas que se pueden detectar durante algunos días después de la emisión”. Y agrega que “esta es una de las razones por las cuales los astronautas tendrían problemas en su viaje a Marte”.
De hecho, el mayor misterio que encierra el astro rey, para este científico, es la naturaleza de las erupciones solares, porque las radiaciones solares no son estables. “Se pueden hacer teorías sobre una estrella que pueden ser aparentemente satisfactorias. Sin embargo, no lo son para una esfera de gas caliente. El campo magnético tiene unas propiedades muy extrañas y una de esas es que acumula energía en la corona de una manera muy lenta y continua y, de pronto, hay una explosión. Por qué y cómo sucede aún no lo entendemos. Y algunas veces estas explosiones envían materia hacia el espacio”, expresa.
Al preguntarle por la estructura de la atmósfera solar y sus campos magnéticos, responde: “en su nivel más simple, la atmósfera del Sol es parecida a la de la Tierra. Hay gravedad, y esta la hala hacia el interior y, como consecuencia, forma capas estratificadas que se denominan fotósfera, cromósfera, región de transición y corona. El campo magnético es muy fuerte. En una mancha solar, es casi como la fuerza de un imán de nevera y se siente, pero el imán es pequeño, mientras que la mancha es más grande que Colombia. Se trata de una inmensa cantidad de energía que puede perturbar la atmósfera y reestructurarla. Una mancha solar es una estructura muy complicada”.
El estudio y las predicciones sobre el Sol
Así, la predictibilidad es un asunto científico y técnico muy importante, “por cuanto hay erupciones solares, eyecciones de masa coronal y perturbaciones que se propagan hacia la Tierra y causan cosas malas; por ejemplo, complicaciones de las comunicaciones mundiales, daños en los sistemas de distribución eléctrica y otros efectos en la ionósfera”.
El científico menciona que hay un gran interés en predecir este comportamiento. “Esta una de las mayores razones que nos estimulan a estudiar el Sol. Hasta cierto punto podemos hacer algunas predicciones, pero aún hay muchas cosas que no entendemos. Parte del problema es que su actividad comienza en su interior y se desplaza hacia el exterior, donde la podemos apreciar. Una vez en la superficie, de pronto, podemos entender eso que algunos llaman «surgimiento» del flujo solar, pero que aún no comprendemos del todo, pues la información sobre su interior es mucho más débil que la de su exterior”, dice.
Por ello, comenta, “hay varios satélites haciendo observaciones astronómicas, pero el RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) es el único que lo hace con rayos X intensos, es decir, rayos de 10 a 20 kilovoltios. Además, rota sobre su eje en línea directa hacia el Sol, lo cual es una configuración inusual para un satélite y nos otorga muchas ventajas. Sin embargo, ya tiene diez años y se está acabando, los satélites normalmente no duran tanto. Esperamos que siga funcionando a lo largo de este máximo solar, para poder seguir estudiando las erupciones”.
Retos actuales de la Astrofísica Solar
En cuanto a los desafíos científicos que existen en este campo, Hugh Hudson dice que el Sol está muy lejos y sus estructuras son muy complicadas. “No podemos hacer teorías si no las conocemos. Por eso, conseguir imágenes de alta calidad es clave”. Aunque esto se consigue de cierta manera desde el espacio, también se requieren instrumentos de alta resolución desde la superficie terrestre.
Explica que en Chile se encuentra el radiotelescopio ALMA, que comenzó a operar recientemente, y que hay otro telescopio inmenso que será instalado en Hawái (el ATST, Advanced Technology Solar Telescope), “el más grande en años para ver el Sol (tiene cuatro metros de diámetro). Y la razón para construirlo es conseguir la mejor resolución posible”.
Finalmente, el experto manifiesta que el astro está lejos, pero no tanto. “Por eso podemos colocar satélites en órbita a su alrededor. Ahora hay dos módulos lunares que están produciendo imágenes estereoscópicas para la Tierra. Son muy importantes porque nos dan la posibilidad de ver su estructura tridimensional como ningún otro instrumento astronómico. Pero esperamos poder verla también con otros satélites y otras longitudes de onda”.
Hugh Hudson
Observar el astro rey es más que una pasión para este físico. Examinar las erupciones solares, emocionarse –como Galileo– con la precisión de los datos que arrojan satélites como el RHESSI o el SDO y contribuir al descubrimiento de “nuevas pequeñas cosas” es parte de su trabajo.
Hugh Hudson se educó en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), y luego en la Universidad de California, en Berkeley (UCB), y en la de San Diego (UCSD). Después de diez años en Japón, regresó brevemente a la UCB y ahora está en Glasgow (Escocia), pensando en retirarse. Actualmente, se considera un estudiante de las propiedades globales del Sol, a partir de las mediciones precisas que ahora se pueden efectuar.
En la actualidad, se encuentra trabajando con los nuevos datos del satélite SDO (Solar Dynamic Observatory), un instrumento nuevo que se ha usado poco (fue lanzado por la NASA en el año 2010). “Con estos datos pude detectar el cambio del efecto Doppler del satélite, una cosa realmente menor, pero muy gratificante para mí, porque me mostró qué tan precisos son. Fue uno de esos momentos emocionantes, como le pasó a Galileo, pues tuve la oportunidad de ver cómo se mueven los satélites”, expresa.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales sí pueden verse afectadas por las erupciones solares, pero el comportamiento climático de la Tierra no, según Hugh Hudson.

Las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales sí pueden verse afectadas por las erupciones solares, pero el comportamiento climático de la Tierra no, según Hugh Hudson.

7 de Enero del 2013

Algunos científicos niegan que el calentamiento global sea producido por las emisiones de CO2 y las actividades humanas, y lo atribuyen a que el Sol está cambiando de tal manera que afecta el clima terrestre.

Sin embargo, según el físico Hugh Hudson, uno de los estudiosos del Sol más importantes del mundo, –en entrevista con la Agencia de Noticias UN– en este gran debate sobre el clima, los “negadores del calentamiento global” no tienen razón, pues el astro rey no altera el comportamiento climático terrestre. “Lo que hace es proporcionarnos la energía que disfrutamos y es esencial para la vida”.

En cuanto a las erupciones solares que podrían esperarse para el pico máximo solar, que se dice será en el 2013, el científico afirma que lo que sí podría verse afectado son las comunicaciones satelitales y las misiones espaciales. En el anterior grupo de manchas solares, se presentaron “muchas erupciones medianas, pero ninguna gigante. Y esto nos hace pensar que este ciclo es diferente y que la variabilidad del Sol tiene propiedades que se extienden por más de once años”, dice.

En cuanto a las comunicaciones satelitales, Hudson comenta que “la vida de un satélite depende del dinero invertido, pues al diseñarlo lo pueden hacer muy seguro a las radiaciones o no tanto”. Y afirma que “existen muchos casos de satélites que han sido destruidos por la actividad solar”.

Con respecto a las misiones espaciales, el físico menciona que, por ejemplo, en el caso de un viaje a Marte, en el que los astronautas tardarían más o menos un año para llegar allí, podría haber “un riesgo serio de que durante ese tiempo haya una erupción y la salud de los astronautas se vea afectada”, pues “ellos no podrían sobrevivir a una emisión de este tipo”.

Los efectos de las partículas magnéticas solares pueden persistir varios días, según explica Hudson: “una erupción llena la heliósfera, o sea la cavidad que el Sol le hace al espacio sideral. Esta cavidad se llena de partículas que se pueden detectar durante algunos días después de la emisión”. Y agrega que “esta es una de las razones por las cuales los astronautas tendrían problemas en su viaje a Marte”.

De hecho, el mayor misterio que encierra el astro rey, para este científico, es la naturaleza de las erupciones solares, porque las radiaciones solares no son estables. “Se pueden hacer teorías sobre una estrella que pueden ser aparentemente satisfactorias. Sin embargo, no lo son para una esfera de gas caliente. El campo magnético tiene unas propiedades muy extrañas y una de esas es que acumula energía en la corona de una manera muy lenta y continua y, de pronto, hay una explosión. Por qué y cómo sucede aún no lo entendemos. Y algunas veces estas explosiones envían materia hacia el espacio”, expresa.

Al preguntarle por la estructura de la atmósfera solar y sus campos magnéticos, responde: “en su nivel más simple, la atmósfera del Sol es parecida a la de la Tierra. Hay gravedad, y esta la hala hacia el interior y, como consecuencia, forma capas estratificadas que se denominan fotósfera, cromósfera, región de transición y corona. El campo magnético es muy fuerte. En una mancha solar, es casi como la fuerza de un imán de nevera y se siente, pero el imán es pequeño, mientras que la mancha es más grande que Colombia. Se trata de una inmensa cantidad de energía que puede perturbar la atmósfera y reestructurarla. Una mancha solar es una estructura muy complicada”.


El estudio y las predicciones sobre el Sol

Así, la predictibilidad es un asunto científico y técnico muy importante, “por cuanto hay erupciones solares, eyecciones de masa coronal y perturbaciones que se propagan hacia la Tierra y causan cosas malas; por ejemplo, complicaciones de las comunicaciones mundiales, daños en los sistemas de distribución eléctrica y otros efectos en la ionósfera”.

El científico menciona que hay un gran interés en predecir este comportamiento. “Esta una de las mayores razones que nos estimulan a estudiar el Sol. Hasta cierto punto podemos hacer algunas predicciones, pero aún hay muchas cosas que no entendemos. Parte del problema es que su actividad comienza en su interior y se desplaza hacia el exterior, donde la podemos apreciar. Una vez en la superficie, de pronto, podemos entender eso que algunos llaman «surgimiento» del flujo solar, pero que aún no comprendemos del todo, pues la información sobre su interior es mucho más débil que la de su exterior”, dice.

Por ello, comenta, “hay varios satélites haciendo observaciones astronómicas, pero el RHESSI (Reuven Ramaty High Energy Solar Spectroscopic Imager) es el único que lo hace con rayos X intensos, es decir, rayos de 10 a 20 kilovoltios. Además, rota sobre su eje en línea directa hacia el Sol, lo cual es una configuración inusual para un satélite y nos otorga muchas ventajas. Sin embargo, ya tiene diez años y se está acabando, los satélites normalmente no duran tanto. Esperamos que siga funcionando a lo largo de este máximo solar, para poder seguir estudiando las erupciones”.


Retos actuales de la Astrofísica Solar

En cuanto a los desafíos científicos que existen en este campo, Hugh Hudson dice que el Sol está muy lejos y sus estructuras son muy complicadas. “No podemos hacer teorías si no las conocemos. Por eso, conseguir imágenes de alta calidad es clave”. Aunque esto se consigue de cierta manera desde el espacio, también se requieren instrumentos de alta resolución desde la superficie terrestre.

Explica que en Chile se encuentra el radiotelescopio ALMA, que comenzó a operar recientemente, y que hay otro telescopio inmenso que será instalado en Hawái (el ATST, Advanced Technology Solar Telescope), “el más grande en años para ver el Sol (tiene cuatro metros de diámetro). Y la razón para construirlo es conseguir la mejor resolución posible”.

Finalmente, el experto manifiesta que el astro está lejos, pero no tanto. “Por eso podemos colocar satélites en órbita a su alrededor. Ahora hay dos módulos lunares que están produciendo imágenes estereoscópicas para la Tierra. Son muy importantes porque nos dan la posibilidad de ver su estructura tridimensional como ningún otro instrumento astronómico. Pero esperamos poder verla también con otros satélites y otras longitudes de onda”.


Hugh Hudson

Observar el astro rey es más que una pasión para este físico. Examinar las erupciones solares, emocionarse –como Galileo– con la precisión de los datos que arrojan satélites como el RHESSI o el SDO y contribuir al descubrimiento de “nuevas pequeñas cosas” es parte de su trabajo.

Hugh Hudson se educó en la Universidad de Rice, en Houston (Texas), y luego en la Universidad de California, en Berkeley (UCB), y en la de San Diego (UCSD). Después de diez años en Japón, regresó brevemente a la UCB y ahora está en Glasgow (Escocia), pensando en retirarse. Actualmente, se considera un estudiante de las propiedades globales del Sol, a partir de las mediciones precisas que ahora se pueden efectuar.

En la actualidad, se encuentra trabajando con los nuevos datos del satélite SDO (Solar Dynamic Observatory), un instrumento nuevo que se ha usado poco (fue lanzado por la NASA en el año 2010). “Con estos datos pude detectar el cambio del efecto Doppler del satélite, una cosa realmente menor, pero muy gratificante para mí, porque me mostró qué tan precisos son. Fue uno de esos momentos emocionantes, como le pasó a Galileo, pues tuve la oportunidad de ver cómo se mueven los satélites”, expresa.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Estrecha relación entre agua y cambio climático.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
El agua es el medio por el cual el cambio climático afecta a las sociedades y al ambiente.

El agua es el medio por el cual el cambio climático afecta a las sociedades y al ambiente.

7 de Diciembre del 2012
En la Conferencia de Cambio Climático en Doha (Qatar), la posibilidad de lograr acuerdos efectivos para mitigar los efectos ambientales es escasa.
El agua es el recurso natural más esencial para la salud y bienestar de los seres humanos, pero cada vez es más reconocido como el medio a través del cual el cambio climático afecta a las sociedades y al ambiente.
Para examinar esta dualidad, el profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la UN José Daniel Pabón resaltó, en UN Análisis* de UN Radio, la relación del clima y la distribución de los recursos hídricos tanto en las regiones como en el tiempo. Aquel regula los recursos hídricos superficiales, pero también existe una relación con las aguas subterráneas, aunque no sea tan directa.
“Al cambiar el clima, en algunos sitios hay reducción de los recursos hídricos, pero en otros hay excesos. Ambos traen problemas”, aseguró el profesor Pabón.
La actividad humana ha alterado el balance de radiación que mantiene el clima de la Tierra liberando gases de efecto invernadero y transformando la superficie, lo que ha inducido una señal de calentamiento que se está sobreponiendo al ciclo climático actual.
Posteriormente, Ernesto Guhl, director del Instituto de Desarrollo Sostenible Quinaxi, señaló que este fenómeno es la amenaza más grande que ha tenido la especie humana.
Así, afirmó: “Lo que se está viendo en Doha es que los compromisos de los países que tienen mayor responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero son prácticamente inexistentes. Estamos en un momento de crisis, y lo que está ocurriendo en Qatar es muy triste”.
El propósito es modificar las prácticas de consumo, para reducir el impacto de las actividades humanas en el medioambiente. Pero estos cambios de paradigma lo que principalmente tocan es a la economía.
“Colombia, a diferencia de muchos países del mundo, tiene una gran abundancia hídrica, pero se la ha entendido como un problema y no como una ventaja y una oportunidad”, indicó el profesor Guhl.
Y agregó que el agua debe convertirse en un motor de desarrollo y que debe ser conservada y distribuida de manera óptima y eficiente.
Por otra parte, Paolo Lugari, director de la Fundación Centro Experimental Las Gaviotas, subrayó que lo más relevante de su trabajo en la región de la Orinoquia es recuperar la piel vegetal para enfrentar el cambio climático.
El profesor Pabón destacó que se debe comprender cómo van a ocurrir los cambios en una región y, con base en eso, proponer medidas y acciones de adaptación a estos cambios.
Finalmente, Rafael Colmenares, asesor de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, sostuvo que la relación es muy estrecha.
“Esta alteración climática produce efectos graves en el ciclo hidrológico. En el territorio colombiano esto se ve agravado por las altas tasas de deforestación que seguimos viendo. Las inundaciones de los años anteriores son muestra clara de la deforestación y de lo que podría pasar cuando los efectos del cambio climático se sientan de manera más aguda en el país”, indicó.
Y agregó que, a pesar de que haya iniciativas para enfrentar estos efectos, no hay una preparación seria y que, por el contrario, se están desarrollando cosas que hacen al país más vulnerable.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

7 de Diciembre del 2012

En la Conferencia de Cambio Climático en Doha (Qatar), la posibilidad de lograr acuerdos efectivos para mitigar los efectos ambientales es escasa.

El agua es el recurso natural más esencial para la salud y bienestar de los seres humanos, pero cada vez es más reconocido como el medio a través del cual el cambio climático afecta a las sociedades y al ambiente.

Para examinar esta dualidad, el profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la UN José Daniel Pabón resaltó, en UN Análisis* de UN Radio, la relación del clima y la distribución de los recursos hídricos tanto en las regiones como en el tiempo. Aquel regula los recursos hídricos superficiales, pero también existe una relación con las aguas subterráneas, aunque no sea tan directa.

“Al cambiar el clima, en algunos sitios hay reducción de los recursos hídricos, pero en otros hay excesos. Ambos traen problemas”, aseguró el profesor Pabón.

La actividad humana ha alterado el balance de radiación que mantiene el clima de la Tierra liberando gases de efecto invernadero y transformando la superficie, lo que ha inducido una señal de calentamiento que se está sobreponiendo al ciclo climático actual.

Posteriormente, Ernesto Guhl, director del Instituto de Desarrollo Sostenible Quinaxi, señaló que este fenómeno es la amenaza más grande que ha tenido la especie humana.

Así, afirmó: “Lo que se está viendo en Doha es que los compromisos de los países que tienen mayor responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero son prácticamente inexistentes. Estamos en un momento de crisis, y lo que está ocurriendo en Qatar es muy triste”.

El propósito es modificar las prácticas de consumo, para reducir el impacto de las actividades humanas en el medioambiente. Pero estos cambios de paradigma lo que principalmente tocan es a la economía.

“Colombia, a diferencia de muchos países del mundo, tiene una gran abundancia hídrica, pero se la ha entendido como un problema y no como una ventaja y una oportunidad”, indicó el profesor Guhl.

Y agregó que el agua debe convertirse en un motor de desarrollo y que debe ser conservada y distribuida de manera óptima y eficiente.

Por otra parte, Paolo Lugari, director de la Fundación Centro Experimental Las Gaviotas, subrayó que lo más relevante de su trabajo en la región de la Orinoquia es recuperar la piel vegetal para enfrentar el cambio climático.

El profesor Pabón destacó que se debe comprender cómo van a ocurrir los cambios en una región y, con base en eso, proponer medidas y acciones de adaptación a estos cambios.

Finalmente, Rafael Colmenares, asesor de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, sostuvo que la relación es muy estrecha.

“Esta alteración climática produce efectos graves en el ciclo hidrológico. En el territorio colombiano esto se ve agravado por las altas tasas de deforestación que seguimos viendo. Las inundaciones de los años anteriores son muestra clara de la deforestación y de lo que podría pasar cuando los efectos del cambio climático se sientan de manera más aguda en el país”, indicó.

Y agregó que, a pesar de que haya iniciativas para enfrentar estos efectos, no hay una preparación seria y que, por el contrario, se están desarrollando cosas que hacen al país más vulnerable.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Los costos estimados del cambio climático no reflejan la dimensión real de sus repercusiones.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
23 de Octubre del 2012
Los métodos y modelos económicos actuales no fueron diseñados para la medición de los impactos del cambio climático en el planeta. Los costos estimados de los eventos extremos, si bien significativos, podrían no reflejar la seriedad del problema, aseguró Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam, Holanda.
Las herramientas básicas de esta disciplina no responden a las características del problema. Los cálculos disponibles no son sensibles a los efectos del calentamiento global, y tampoco consideran el valor de la biodiversidad. Sólo ponen un precio arbitrario o dejan fuera a las especies y no manejan la incertidumbre, puntualizó.
Si los modelos actuales contemplaran lo que una población tarda en recuperarse de los estragos causados por los desastres naturales más allá de un ciclo económico, porque esto sólo se registra a largo plazo, los costos podrían estar subestimados en más del 80 por ciento. “En el futuro, esto sería suficiente para modificar las políticas adoptadas para contrarrestarlo”.
Los desastres implican, tanto los efectos de la naturaleza, como la vulnerabilidad y exposición de la población. Los costos de las pérdidas por factores sociales se duplican cada década; los relacionados con el cambio climático, cada 70 años, dijo en la conferencia magistral La economía del cambio climático.
En el auditorio Nabor Carrillo de la Coordinación de la Investigación Científica (CIC) de la UNAM, explicó que el problema para conocer la dimensión económica de las repercusiones de los eventos extremos (como sequías, huracanes y lluvias torrenciales) radica en extraer el valor del impacto del calentamiento al estimar los daños.
Estrada Porrúa señaló que en economía, no se dispone de las herramientas para identificarlo, pues sólo contemplan, por ejemplo, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en el corto plazo, no así el cálculo de los daños provocados por este fenómeno a lo largo del tiempo, precisó.
Ciencia contra economía
Estrada Porrúa expuso que no existe un consenso entre científicos y economistas acerca de sus implicaciones. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el incremento de un grado en la temperatura del planeta equivaldría a pérdidas en latitudes bajas; con dos, desaparecería 25 por ciento de las especies.
El aumento de tres grados mermaría de la tercera parte de la biodiversidad conocida y el deterioro de bosques boreales y ecosistemas como la tundra; con cuatro, disminuiría el potencial agrícola global; con cinco, un tercio de la población padecería escasez de agua y hambrunas generalizadas, y con seis, se registraría la extinción generalizada de especies.
A diferencia de los escenarios adversos proyectados por científicos de todo el planeta, los economistas calculan que aún con el aumento de la temperatura mundial de hasta seis grados, el crecimiento del PIB global caería un máximo de cinco por ciento por año, equivalente al decaimiento sufrido en la crisis financiera registrada entre 2007 y 2009, estimada en 5.1 por ciento.
Lo anterior contrasta con un mundo distinto al que conocemos, contemplado en los modelos de cambio climático. Los físicos y biólogos advierten consecuencias graves; los economistas, no.
La estimación científica sugiere que las repercusiones económicas acumuladas hasta 2100 equivaldrían a varias veces el PIB global actual. “Nos conviene actuar para evitar más pérdidas”, concluyó.
Boletín UNAM-DGCS-648
Ciudad Universitaria.
Podrían estar subestimados en más del 80 por ciento y no consignar la seriedad del problema, señaló Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam.

Podrían estar subestimados en más del 8% y no consignar la seriedad del problema, señaló Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam.

23 de Octubre del 2012

Los métodos y modelos económicos actuales no fueron diseñados para la medición de los impactos del cambio climático en el planeta. Los costos estimados de los eventos extremos, si bien significativos, podrían no reflejar la seriedad del problema, aseguró Francisco Estrada Porrúa, de la Vrije Universiteit, de Amsterdam, Holanda.

Las herramientas básicas de esta disciplina no responden a las características del problema. Los cálculos disponibles no son sensibles a los efectos del calentamiento global, y tampoco consideran el valor de la biodiversidad. Sólo ponen un precio arbitrario o dejan fuera a las especies y no manejan la incertidumbre, puntualizó.

Si los modelos actuales contemplaran lo que una población tarda en recuperarse de los estragos causados por los desastres naturales más allá de un ciclo económico, porque esto sólo se registra a largo plazo, los costos podrían estar subestimados en más del 80 por ciento. “En el futuro, esto sería suficiente para modificar las políticas adoptadas para contrarrestarlo”.

Los desastres implican, tanto los efectos de la naturaleza, como la vulnerabilidad y exposición de la población. Los costos de las pérdidas por factores sociales se duplican cada década; los relacionados con el cambio climático, cada 70 años, dijo en la conferencia magistral La economía del cambio climático.

En el auditorio Nabor Carrillo de la Coordinación de la Investigación Científica (CIC) de la UNAM, explicó que el problema para conocer la dimensión económica de las repercusiones de los eventos extremos (como sequías, huracanes y lluvias torrenciales) radica en extraer el valor del impacto del calentamiento al estimar los daños.

Estrada Porrúa señaló que en economía, no se dispone de las herramientas para identificarlo, pues sólo contemplan, por ejemplo, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) en el corto plazo, no así el cálculo de los daños provocados por este fenómeno a lo largo del tiempo, precisó.


Ciencia contra economía

Estrada Porrúa expuso que no existe un consenso entre científicos y economistas acerca de sus implicaciones. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), el incremento de un grado en la temperatura del planeta equivaldría a pérdidas en latitudes bajas; con dos, desaparecería 25 por ciento de las especies.

El aumento de tres grados mermaría de la tercera parte de la biodiversidad conocida y el deterioro de bosques boreales y ecosistemas como la tundra; con cuatro, disminuiría el potencial agrícola global; con cinco, un tercio de la población padecería escasez de agua y hambrunas generalizadas, y con seis, se registraría la extinción generalizada de especies.

A diferencia de los escenarios adversos proyectados por científicos de todo el planeta, los economistas calculan que aún con el aumento de la temperatura mundial de hasta seis grados, el crecimiento del PIB global caería un máximo de cinco por ciento por año, equivalente al decaimiento sufrido en la crisis financiera registrada entre 2007 y 2009, estimada en 5.1 por ciento.

Lo anterior contrasta con un mundo distinto al que conocemos, contemplado en los modelos de cambio climático. Los físicos y biólogos advierten consecuencias graves; los economistas, no.

La estimación científica sugiere que las repercusiones económicas acumuladas hasta 2100 equivaldrían a varias veces el PIB global actual. “Nos conviene actuar para evitar más pérdidas”, concluyó.

Boletín UNAM-DGCS-648

Ciudad Universitaria.

Determinan efectos del cambio climático sobre vegetación y biodiversidad en México.

 
Facebooktwittergoogle_plusmail
18 de Septiembre del 2012
Con la aplicación de modelos de cambio climático, que incluyen eventos naturales extremos, es posible determinar que un gran número de especies vegetales corren peligro de extinguirse para 2050, de no aplicarse políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del fenómeno, advirtió Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
En el trabajo Comportamiento de las comunidades vegetales y especies en ecosistemas de montaña del centro de México ante el cambio climático para el horizonte temporal 2050, la experta realizó aproximaciones, con escenarios de altas temperaturas y cambios extremos en las lluvias, para conocer las especies y comunidades que podrían adaptarse mejor a las variaciones.
Los resultados, presentados en la Cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, están basados en tres modelos. Dos tienden hacia la sequía y uno es consistente, desde hace dos décadas, con el incremento de las lluvias.
Para el caso de los ecosistemas de montaña del centro de México, en el escenario de incrementos en temperaturas y precipitaciones se señala que 88 por ciento de las especies estudiadas reducirían su distribución; entre ellas, Pinus hartwegii, Cinna poiformis, Muhlenbergia macroura, Pinus leiophylla y Trisetum rosei. De éstas, 54 por ciento podrían desplazarse a mayores alturas, como Arenaria reptans, Quercus rugosa y Senecio toluccanus.
En la aproximación de sequía, 84 por ciento de las especies se verían mermadas, como Roldana barba-johannis y Eupatorium pycnocephalum, mientras que otras podrían encontrarse hacia la cima de las montañas, como Fuchsia microphylla, Physalis stapelioides y Penstemon gentianoides. Bajo esta consideración, tres especies desaparecerán del volcán: Calamagrostis tolucensis, Trisetum rosei y Arenaria bryoides, detalla el documento.
Escenarios futuros
Un modelo climático es una aproximación a la realidad, pero no determina lo que sucederá. Se utilizan datos históricos observados con la finalidad de validarlo. En el mundo, los grupos de investigación pueden producir más de 20 modelos, coincidentes en el incremento global de la temperatura, para estudios regionales o globales.
Al elegir los de estudio de la República Mexicana, se comparan con las condiciones actuales del clima y los datos históricos. Al considerarlos, la inclusión de la influencia oceánica es básica, pues se registran fenómenos naturales en el Atlántico y el Pacífico que afectan al territorio, ejemplificó.
En el CCA se utilizan modelos diseñados en Estados Unidos, Alemania, Canadá e Inglaterra, para obtener resultados válidos. A la par de los datos físicos, atmosféricos y oceánicos, se ponderan factores socioeconómicos, involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero. Así, se dispone de ocho aproximaciones, con los efectos más extremos, a fin de indagar todas sus implicaciones.
Desde 1990, en el CCA se desarrollan líneas de investigación que disponen de estos acercamientos, aplicados al clima del país y el estudio de ciertos sectores, con el objetivo de construir posibles escenarios futuros, en torno a los impactos que puede tener el incremento de la temperatura en vegetación, silvicultura, biodiversidad, hidrología, agricultura, ciudades, salud, entre otros.
Efectos verticales y horizontales
La experta refirió que los ecosistemas de montaña representan un ejemplo de las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad, al presentar gradientes térmicos y cantidades de lluvia distintas, en un espacio corto, lo que facilita su estudio.
Estas características propician el análisis de los efectos en el territorio nacional, al presentarse decremento en la temperatura por cada cien metros que aumenta la altura sobre el nivel del mar, detalló.
“Ejemplifica las repercusiones en los ecosistemas a nivel altitudinal y de lo que podría suceder en el latitudinal. Mientras más nos aproximemos al norte, observamos ecosistemas boreales; hacia el sur, prevalecen los tropicales; por ello, constituye la mejor aproximación”.
El análisis abarca la biodiversidad, a varios niveles, al implicar el número de especies, y sus agrupaciones en poblaciones interrelacionadas, que integran al ecosistema en armonía. Está orientado a ubicar nichos ecológicos, es decir, en qué altitud, temperatura y niveles de precipitación se desarrolla cada una de ellas.
Se determinó su ubicación geográfica y su función, para localizar las áreas en las cuales pueden asentarse, con ciertas restricciones. En conjunto con el Instituto de Biología (IB), se han utilizado modelos de cambio climático, aplicados en más de 30 especies de vegetación y fauna, precisó.
En el caso de las montañas, las especies de mayor capacidad adaptativa, ante los escenarios extremos de calor y lluvia, se desplazarían a mayores altitudes para sobrevivir; las dependientes de temperaturas restringidas, prácticamente desaparecerían.
En general, las condiciones proyectadas son desfavorables para la comunidad de zacatonal de alta montaña, compuesta por las especies Calamagrostis tolucensis-Trisetum rosei, -ubicadas en la línea de arbolado del ecosistema, entre tres mil 600 y cuatro mil metros sobre el nivel del mar-, por lo que sus posibilidades de permanecer son casi nulas, precisó.
En el caso de las especies Pinus hartwegii-Calamagrostis tolucensis, que ocupan el gradiente inmediato inferior de la comunidad de zacatonal, el aumento de temperatura varía entre dos y tres grados centígrados, lo que implicaría la reducción de su distribución actual. Probablemente, se podrían desplazar a mayores alturas, gracias a la “migración asistida”, es decir, por ayuda humana.
Además de los efectos de la variable climática, no sobrevivirían al desplazarse a mayores alturas, donde el suelo es arenoso, pobre en sustratos necesarios para su existencia. Las especies que sobreviven en estas condiciones extremas son de menor tamaño.
En el caso de las localizadas en altitudes inferiores, algunas se adaptarían a las variables térmicas, como hierbas, arbustos y pastos. En contraparte con los ciclos bianuales de reproducción de los árboles, esta vegetación sólo requiere un año, lo que facilita su adaptación.
La experta aludió a la necesidad de impulsar líneas de investigación orientadas a determinar los efectos de esta disminución o desaparición. Al estar asociadas a otras, animales o vegetales, se afecta toda la cadena alimenticia. Es necesario trabajar a nivel de poblaciones y comunidades, por las interacciones que establecen y para conocer las comunidades más susceptibles a las variaciones de temperatura y precipitación, detalló.
No sólo desaparecen los árboles, también los insectos que dependen de ellos para subsistir. Es el ejemplo de las abejas que necesitan flores del naranjo para producir miel. Si se altera el ecosistema y se pierden las especies vegetales, se afectaría la generación del producto, finalizó.
Boletín UNAM-DGCS-573
Ciudad Universitaria.
Ambos escenarios consideran el aumento de la temperatura en territorio nacional de entre dos y tres grados centígrados, sostuvo Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

Ambos escenarios consideran el aumento de la temperatura en territorio nacional de entre dos y tres grados centígrados, sostuvo Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

18 de Septiembre del 2012

Con la aplicación de modelos de cambio climático, que incluyen eventos naturales extremos, es posible determinar que un gran número de especies vegetales corren peligro de extinguirse para 2050, de no aplicarse políticas públicas orientadas a mitigar los efectos del fenómeno, advirtió Lourdes Villers, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.

En el trabajo Comportamiento de las comunidades vegetales y especies en ecosistemas de montaña del centro de México ante el cambio climático para el horizonte temporal 2050, la experta realizó aproximaciones, con escenarios de altas temperaturas y cambios extremos en las lluvias, para conocer las especies y comunidades que podrían adaptarse mejor a las variaciones.

Los resultados, presentados en la Cuarta Comunicación Nacional ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, están basados en tres modelos. Dos tienden hacia la sequía y uno es consistente, desde hace dos décadas, con el incremento de las lluvias.

Para el caso de los ecosistemas de montaña del centro de México, en el escenario de incrementos en temperaturas y precipitaciones se señala que 88 por ciento de las especies estudiadas reducirían su distribución; entre ellas, Pinus hartwegii, Cinna poiformis, Muhlenbergia macroura, Pinus leiophylla y Trisetum rosei. De éstas, 54 por ciento podrían desplazarse a mayores alturas, como Arenaria reptans, Quercus rugosa y Senecio toluccanus.

En la aproximación de sequía, 84 por ciento de las especies se verían mermadas, como Roldana barba-johannis y Eupatorium pycnocephalum, mientras que otras podrían encontrarse hacia la cima de las montañas, como Fuchsia microphylla, Physalis stapelioides y Penstemon gentianoides. Bajo esta consideración, tres especies desaparecerán del volcán: Calamagrostis tolucensis, Trisetum rosei y Arenaria bryoides, detalla el documento.


Escenarios futuros

Un modelo climático es una aproximación a la realidad, pero no determina lo que sucederá. Se utilizan datos históricos observados con la finalidad de validarlo. En el mundo, los grupos de investigación pueden producir más de 20 modelos, coincidentes en el incremento global de la temperatura, para estudios regionales o globales.

Al elegir los de estudio de la República Mexicana, se comparan con las condiciones actuales del clima y los datos históricos. Al considerarlos, la inclusión de la influencia oceánica es básica, pues se registran fenómenos naturales en el Atlántico y el Pacífico que afectan al territorio, ejemplificó.

En el CCA se utilizan modelos diseñados en Estados Unidos, Alemania, Canadá e Inglaterra, para obtener resultados válidos. A la par de los datos físicos, atmosféricos y oceánicos, se ponderan factores socioeconómicos, involucrados en la emisión de gases de efecto invernadero. Así, se dispone de ocho aproximaciones, con los efectos más extremos, a fin de indagar todas sus implicaciones.

Desde 1990, en el CCA se desarrollan líneas de investigación que disponen de estos acercamientos, aplicados al clima del país y el estudio de ciertos sectores, con el objetivo de construir posibles escenarios futuros, en torno a los impactos que puede tener el incremento de la temperatura en vegetación, silvicultura, biodiversidad, hidrología, agricultura, ciudades, salud, entre otros.


Efectos verticales y horizontales

La experta refirió que los ecosistemas de montaña representan un ejemplo de las repercusiones del cambio climático en la biodiversidad, al presentar gradientes térmicos y cantidades de lluvia distintas, en un espacio corto, lo que facilita su estudio.

Estas características propician el análisis de los efectos en el territorio nacional, al presentarse decremento en la temperatura por cada cien metros que aumenta la altura sobre el nivel del mar, detalló.

“Ejemplifica las repercusiones en los ecosistemas a nivel altitudinal y de lo que podría suceder en el latitudinal. Mientras más nos aproximemos al norte, observamos ecosistemas boreales; hacia el sur, prevalecen los tropicales; por ello, constituye la mejor aproximación”.

El análisis abarca la biodiversidad, a varios niveles, al implicar el número de especies, y sus agrupaciones en poblaciones interrelacionadas, que integran al ecosistema en armonía. Está orientado a ubicar nichos ecológicos, es decir, en qué altitud, temperatura y niveles de precipitación se desarrolla cada una de ellas.

Se determinó su ubicación geográfica y su función, para localizar las áreas en las cuales pueden asentarse, con ciertas restricciones. En conjunto con el Instituto de Biología (IB), se han utilizado modelos de cambio climático, aplicados en más de 30 especies de vegetación y fauna, precisó.

En el caso de las montañas, las especies de mayor capacidad adaptativa, ante los escenarios extremos de calor y lluvia, se desplazarían a mayores altitudes para sobrevivir; las dependientes de temperaturas restringidas, prácticamente desaparecerían.

En general, las condiciones proyectadas son desfavorables para la comunidad de zacatonal de alta montaña, compuesta por las especies Calamagrostis tolucensis-Trisetum rosei, -ubicadas en la línea de arbolado del ecosistema, entre tres mil 600 y cuatro mil metros sobre el nivel del mar, por lo que sus posibilidades de permanecer son casi nulas, precisó.

En el caso de las especies Pinus hartwegii-Calamagrostis tolucensis, que ocupan el gradiente inmediato inferior de la comunidad de zacatonal, el aumento de temperatura varía entre dos y tres grados centígrados, lo que implicaría la reducción de su distribución actual. Probablemente, se podrían desplazar a mayores alturas, gracias a la “migración asistida”, es decir, por ayuda humana.

Además de los efectos de la variable climática, no sobrevivirían al desplazarse a mayores alturas, donde el suelo es arenoso, pobre en sustratos necesarios para su existencia. Las especies que sobreviven en estas condiciones extremas son de menor tamaño.

En el caso de las localizadas en altitudes inferiores, algunas se adaptarían a las variables térmicas, como hierbas, arbustos y pastos. En contraparte con los ciclos bianuales de reproducción de los árboles, esta vegetación sólo requiere un año, lo que facilita su adaptación.

La experta aludió a la necesidad de impulsar líneas de investigación orientadas a determinar los efectos de esta disminución o desaparición. Al estar asociadas a otras, animales o vegetales, se afecta toda la cadena alimenticia. Es necesario trabajar a nivel de poblaciones y comunidades, por las interacciones que establecen y para conocer las comunidades más susceptibles a las variaciones de temperatura y precipitación, detalló.

No sólo desaparecen los árboles, también los insectos que dependen de ellos para subsistir. Es el ejemplo de las abejas que necesitan flores del naranjo para producir miel. Si se altera el ecosistema y se pierden las especies vegetales, se afectaría la generación del producto, finalizó.

Boletín UNAM-DGCS-573

Ciudad Universitaria.