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EN MARCHA, LABORATORIO ACADÉMICO DE INGENIERÍA TISULAR Y MEDICINA TRASLACIONAL EN LA FES IZTACALA

 
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laboratorioacademico04 de agosto de 2014

La Clínica Odontológica Cuautepec de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala dispone de un nuevo Laboratorio Académico de Ingeniería Tisular y Medicina Traslacional.

Ubicado en la planta baja del edificio principal, cuenta con tres áreas divididas en colores: la blanca, en la que se realizarán procedimientos con células; la gris, transitoria y donde los estudiantes cambiarán sus ropas por prendas esterilizadas, y la negra, que operará como recepción.

Rossana Sentíes Castellá, jefa de la carrera Cirujano Dentista en la unidad multidisciplinaria, refirió que se trata del primer espacio de su tipo especializado en el área referida.

“Se enfoca a la investigación de células troncales. Se trata de crear tejidos para que, a futuro, sean implantados en pacientes con pérdida ósea o con merma en estructuras de soporte dental”, dijo.

Sobre la palabra “tisular”, explicó que hace referencia a tejidos que pueden sustituir hueso y añadió que el laboratorio representa la vanguardia ingenieril en el área.

“Ayudará a formar a alumnos de licenciatura. La idea es que se integren tesistas de maestría y doctorado en el área odontológica”, señaló.

Entre los padecimientos más recurrentes de los mexicanos están las caries (en la niñez) y las enfermedades periodontales (en los adultos). En estas últimas “se pierde el tejido sostén de los dientes y las piezas se aflojan y caen”, indicó.

Para pacientes que han perdido hueso, la implantación de esos tejidos es una alternativa que repercutirá en una mejor calidad de vida.

Al inaugurar este espacio, Patricia Dolores Dávila Aranda, directora de la FES Iztacala, comentó que se trata de un evento trascendental. “Este laboratorio es producto del esfuerzo de un grupo de profesores de odontología que se puso la camiseta”.

Por su parte, Raúl Rosales Ibáñez, de la Universidad de San Luis Potosí y coordinador del Proyecto de Ingeniería de Tejidos en las Disciplinas Odontológicas, aseveró que, con las nuevas instalaciones, la UNAM se coloca al nivel de universidades como Cambridge, Sheffield, Yale, Berkeley, Harvard, Rice y Columbia.

“Con las instalaciones de Cuautepec, estudiantes e investigadores aplicarán ciencia básica en el laboratorio para luego llevarla a los pacientes”, concluyó.

créditos: UNAM-DGCS-445-2014

HALLAN LA MÚSICA ESCONDIDA EN LAS NEURONAS DE UN CARACOL DE JARDÍN

 
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musicaencaracol07 de julio de 2014

¿A qué suena una neurona en actividad?: al caer del granizo sobre un tejado, explica Hugo Solís Ortiz, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, quien tras investigar por más de 30 años el funcionamiento del sistema nervioso central se ha familiarizado tanto con ellas que puede identificarlas “de oído”.

Su hijo, también Hugo Solís —aunque García por parte de madre—, sabe hacer lo mismo; pero a él, como músico y profesor de arte electrónico y digital en el Tecnológico de Monterrey, le interesan más sus propiedades acústicas y potencial estético.

Que un neurofisiólogo y un pianista coincidan en un proyecto se antoja improbable; sin embargo, ambos hallaron el punto de encuentro al crear una pieza sonora a partir de los disparos eléctricos generados por estas células: el científico al introducir un filamento de platino en la neurona de un molusco y transformar esos impulsos en sonidos; el artista al proponer acordes para acompañar esa sinfonía de ruidos.

El resultado es una obra de ocho minutos y medio que —al igual que el caracol de jardín que aportó sus tejidos para el experimento acústico— lleva por nombre Helix aspersa y que consta de percusiones de origen biológico que se superponen a armonías improvisadas en el momento.

“Esto se puede hacer porque cada neurona tiene un ritmo propio que, aunque silencioso, se vuelve audible al ingresar su patrón de actividad a un amplificador y conducirlo a una bocina. Los pulsos registrados llegan a ser tan regulares que podríamos medirlos con metrónomo, lo que nos da una pauta a mi hijo y a mí para trabajar juntos, aunque cada uno desde su campo de experiencia”, señala el encargado del Laboratorio de Neurofisiología de la FM.

La propuesta —que tiene más de performance que de composición, pues depende de una serie de imponderables— se ha presentado ya en dos ocasiones, una en la Fonoteca Nacional y otra en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), aunque en el último recinto de forma poco exitosa debido a que, pese a todos los intentos y el instrumental de alta precisión empleado, cada intento del sensor metálico por acertar en la célula nerviosa del molusco erró su blanco.

“Eso pasa hasta en el laboratorio, donde puedes tener un ambiente controlado, realizar un procedimiento repetido por ti hasta la saciedad y fallar. Resulta un poco paradójico, como también lo es que en los últimos años hayamos avanzado demasiado en el conocimiento de las neuronas y que, al mismo tiempo, sigamos sin saber casi nada”.

Cuando arte y ciencia coinciden

En 1928, al tiempo que Maurice Ravel componía su famoso Bolero, el francés desarrollaba un padecimiento conocido como afasia progresiva primaria. Hay quienes han visto en esta condición neurodegenerativa la razón de que creara dos motivos musicales y los repitiera obsesivamente a lo largo de 340 compases, en una suerte de testimonio en partitura de su paulatina pérdida de capacidades.

Al conectarse a la neurona de un caracol de jardín, traducir sus impulsos en ondas sonoras y acoplarlos a un discurso musical (con apoyo de su hijo), Solís Ortiz obtiene el registro de un proceso propio del sistema nervioso central, aunque aquí no del declive del cerebro, sino de algunas señales que dictan el comportamiento animal.

“Para los fines de este experimento, tenemos suerte si hallamos en el ganglio subesofágico las llamadas células marcapaso, debido a que emiten ritmos sumamente regulares que, si pudiéramos traducirlos al español, los escucharíamos como órdenes susurradas al molusco del estilo ‘aliméntate’, ‘duerme’, ‘despierta’, ‘reprodúcete’ o ‘muere’”.

Pero no todas se comportan de la misma manera —agrega el académico—, pues frente a las que emiten disparos de forma regular hay otras que lo hacen espontáneamente para luego callar de súbito. No obstante, todas trabajan juntas en una extraña complementariedad surgida de esas discrepancias.

Sean las 11 mil neuronas de un caracol o las 100 mil millones presentes en el cerebro humano, cada una realiza un trabajo específico, lo que hace que el académico las compare con una orquesta que, al dividirse en secciones y ejecutar líneas melódicas únicas a momentos precisos, crean un todo armónico.

El profesor Solís no es el único que ha encontrado semejanzas entre las estructuras biológicas y las artísticas; de hecho, ya en el siglo XIX Santiago Ramón y Cajal —quien antes que científico anhelaba ser pintor— describía al sistema nervioso central como “la obra maestra de la vida”.

Sobre el funcionamiento de esta red, el histólogo explicaría en 1888 que, a través de prolongaciones, sus células se unen por contigüidad y no por continuidad, como argumentaba el italiano Camillo Golgi. El hallazgo le valió no sólo ser llamado “padre de la teoría de la neurona”, sino obtener el Premio Nobel de Medicina de 1906.

“Durante mucho tiempo se supuso que las neuronas se comunicaban por contacto físico, hoy sabemos que lo hacen a través de sinapsis (químicas o eléctricas) sin tocarse siquiera. Sin embargo, pese a ser individuales, forman conjuntos y según su área de ubicación muestran peculiaridades clasificables por su actividad o por dos variables que terminan por evocar términos musicales: frecuencia y ritmo”.

El proceso de darle voz a las neuronas

Carl Sagan tenía cinco años cuando presenció algo que definiría su vocación científica. Sus padres lo llevaron a la Feria Mundial de Nueva York de 1939, donde un osciloscopio y una fotocélula le mostraron algo inimaginable para un niño: que era posible ver el sonido (como una línea sinusoide) y también escuchar la luz (“se oía como cuando el dial de una radio no da con la emisora”, recordaba el astrofísico).

Lo que Hugo Solís Ortiz ha hecho es algo parecido: tomar las descargas de las células nerviosas, transformarlas en ondas acústicas y hacer que un sentido usualmente sordo a estos estímulos pueda, con una bocina de por medio, percibirlos como si fueran un palpitar.

“En realidad las neuronas no emiten sonido, sino corriente eléctrica del orden de los milivoltios. Lo que hacemos es recoger sus patrones de secuencia, introducirlos en un amplificador y hacerlos audibles”.

¿Y de dónde surge la idea de crear música a partir de estos sonidos? Hugo Solís hijo explica que —como pasó con Sagan— nació del asombro infantil de ver a su padre dar voz a una neurona. “Solía pasar las vacaciones en su laboratorio y me intrigaban los aparatos del lugar, los ruidos escuchados o cómo lo minúsculo se hacía visible en la mira de un microscopio. Todo se dio de forma natural, crecí con esto”.

Entonces ninguno imaginaba que los dos terminarían por colaborar en un proyecto y menos en uno que llamaría por igual la atención de científicos y críticos musicales. Al final, ambos coincidieron en un experimento sonoro que, por tener un pie en el arte y otro en la neurología, ha generado tanto armonías como preguntas, y la primera es ¿por qué elegir las neuronas del caracol sobre las de un mamífero?

Por su tamaño, responde el neurofisiólogo. “La del molusco mide 100 veces más que la de un humano; la primera es de 300 micras, la segunda de apenas 30, es una diferencia nada pequeña que facilita en mucho mi trabajo”.

De hecho, el profesor suele emplear las células nerviosas de esta criatura en investigaciones ajenas a lo artístico debido a que, en lo sustancial, no difieren de las de un vertebrado. “Ambas usan los mismos neurotransmisores al comunicarse, suenan igual y, lo más importante, si requiero de ellas basta con salir al jardín para encontrar a uno de estos animalitos con su caparazón a cuestas”.

Sin embargo, lo que intriga al académico no son dudas de respuesta fácil como las dimensiones de una neurona, sino cómo de su actividad derivan asuntos que rebasan por mucho los límites de la biología. “Al determinar nuestro pensamiento, mentalidad y conocimiento, el sistema nervioso central posibilita algo que desde siempre ha preocupado a la filosofía e incluso a los teólogos: nuestra conciencia”.

Solís es enfático al señalar que conocemos poco del sistema nervioso central y su maquinaria. “Si indagamos qué detona males como el Parkinson, para qué sirve el sueño o cómo funciona la anestesia, muy rápido nos quedamos sin respuestas. Lo que sí sabemos es que en las neuronas está codificado lo que somos, sentimos e incluso nuestra capacidad para crear y disfrutar expresiones tan complejas como el arte, lo que es igual de enigmático”.

Al día de hoy, el profesor trabaja con neuronas animales para entender qué hay detrás de la epilepsia, cómo las drogas afectan al cerebro y un sinnúmero de investigaciones que van más allá de la música y sus sonidos.

En alguna ocasión se le pidió a Santiago Ramón y Cajal expresar su sentir por la neurología, a lo que contestó: “Es un jardín que brinda al espectador escenarios cautivadores y emociones artísticas incomparables”; el doctor Solís suscribe la frase y luego agrega, “por fortuna hablamos de un jardín en el que abundan los caracoles”.

Crédisots: UNAM-DGCS-392-2014

Calidad de la leche ha mejorado gracias al control de las células somáticas

 
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calidadlecheBogotá D. C., jun. 03 de 2014 – Agencia de Noticias UN- La cantidad de células somáticas (CS) involucradas en el crecimiento de los tejidos y órganos, y que se encuentran en la ubre de la vaca, puede determinar el grado de la calidad de la leche.

Estas células se encuentran en una cantidad determinada en la ubre y ayudan a la vaca a defenderse. Si no hay infección su número se mantiene, pero cuando hay un agente que induce defensas o una respuesta contra una infección el número de estas células aumenta.

Las CS también quedan en la leche y ese es uno de los indicadores que pueden determinar su calidad. Así, una leche en buenas condiciones debe tener menos de 200 mil CS por mililitro. Una cantidad más elevada es un indicio de que algo sucede con la vaca y de que el lácteo no es el mejor.

Por ejemplo, una leche con más de un millón de CS no puede permanecer en una nevera más de 4 días, en cambio una leche de menos de 200 mil CS puede estar allí 15 días.

Al quedar en la leche, estas células alteran sus condiciones. “Puede suceder que un consumidor encuentre desabrida la leche y esto se deba a las enzimas que produjeron las CS que había en esa leche”, así lo explica René Alejandro Pérez, presidente del Consejo Nacional de la Calidad de la Leche y médico veterinario de la Universidad Nacional de Colombia.

Este aspecto está relacionado con el campo de la mastitis, en el cual, según Pérez, se marcha bien en términos de investigación. En este sentido, destacó la labor que se hace en tres regiones del país: entre Cundinamarca y Boyacá con la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la U.N., en Medellín también con la U.N. y la Universidad de Antioquia, en el viejo Caldas con la Universidad de Caldas y en la zona Norte con la Universidad de Córdoba.

Sin embargo, la realidad en cuanto a la mastitis no es la más alentadora. Esto se debe a que un 25% de los productores son receptivos a los cambios y el resto sigue creyendo que aún no está pasando nada.

“Eso, en términos reales, nos lleva a que hoy en día haya un 38% de mastitis subclínica en el hato lechero colombiano, lo cual es muy preocupante porque eso afecta la calidad de la leche”.

No obstante, rescató los resultados que ellos han tenido con programas exitosos realizados con cooperativas en Guatavita, proveedores de Colanta. Allí se pasó de un pago de 900 pesos por litro a 1.150 pesos, debido a la calidad que se alcanzó en este sitio donde había muchos problemas de mastitis.

Además de las CS, la calidad de la leche se mide con la composición en grasa proteína y sólidos totales y las unidades formadoras de colonia que determinan la calidad bacteriológica o higiénica de este líquido.

Por su parte, el profesor Juan Carulla del Departamento de Veterinaria de la U.N. mencionó un trabajo de Maestría en el que se muestra cómo las CS también afectan la elaboración del queso. “Lo que se ve es que a medida que aumentan las CS como consecuencia de infecciones intramamarias o en la ubre, el rendimiento del queso disminuye”.

En el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos (ICTA) de la Universidad se hizo toda la medición de la calidad del queso, y se pudo comprobar un cambio del sabor, la textura y el rendimiento, e igualmente que la proteína disminuye.

Los dos expertos hicieron sus presentaciones como parte del II Seminario “Mastitis bovina y calidad de la leche” que se celebró en el auditorio de la Facultad de Medicina y de Zootecnia de la Institución.

Créditos: UNAL-946-2014

Miden actividad climática con análisis de anillos en árboles.

 
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20 de Diciembre del 2012
A partir de las bandas que se forman en la madera de árboles tropicales, expertos en dendrocronología identifican cambios, condiciones climáticas, dinámica solar de un entorno y otros aspectos ecológicos.
El estudio se hizo a partir de las formaciones semicirculares que contienen los árboles que son como archivos naturales de las condiciones medioambientales. Para este caso, los investigadores analizaron el Albizia niopoides, una especie de carbonero de Antioquia, con el cual se  pueden registrar los cambios en el ambiente a través de su crecimiento.
El estudiante de la Maestría en Bosques y Conservación Ambiental de la UN en Medellín, Jorge Andrés Giraldo, dice que la intención de estudiar dicha especie arbórea  fue hallar “la relación que existía entre sus anillos de crecimiento y las condiciones ambientales del sitio, tanto locales como climáticas en precipitación, temperatura, brillo solar, nubosidad, actividad solar y el flujo de rayos cósmicos –partículas electromagnéticas que favorecen la producción de nubes y lluvias–, y la influencia de la concentración  de carbono atmosférico.
Los núcleos de madera fueron extraídos del cañón del Río Porce de la zona inundada donde se construiría la represa, de modo que se pudieran tomar las muestras para proceder con el estudio, las mediciones y fechar las formaciones de los anillos de un año en el crecimiento de los árboles.
El investigador explica que para llegar a los datos ecológicos y medioambientales, luego de tener los discos de los árboles, es necesario pulir con lija de grano grueso y fino la superficie de los discos para resaltar los anillos o células que se forman en la madera. Luego, estas son estudiadas en el Laboratorio de Bosques y cambios climáticos, donde se identifican las características de la muestra en una plataforma Velmex medidora de anillos acoplada a un computador, un software para almacenar las mediciones de anillos, entre otras metodologías que arrojan los datos requeridos.
Aunque son muchas las variables ecológicas que se pueden hallar en las formaciones de los anillos, los investigadores destacan que se conoce sobre cambio climático y biomasa de los bosques, que es donde se sume la mayoría de carbono atmosférico como gas principal de efecto invernadero y otras, por ejemplo, que  demuestran que los  anillos delgados de árboles pueden concluir que las condiciones medioambientales durante ese año fueron limitantes para su crecimiento y, si son anchos, se puede deducir lo contrario.
El trabajo se destaca porque, por primera vez en Colombia, una especie de árbol tropical hace relación entre el crecimiento y los rayos cósmicos galácticos en cuanto a las relaciones con la actividad solar, pues solo se han hecho estos estudios en regiones templadas, boreales, subtropicales y en el trópico de Brasil.
El proyecto liderado por el docente investigador de la UN, Jorge Ignacio del Valle, busca establecer estudios en regiones como el Pacífico colombiano, también con otras especies, para replicar el trabajo como aporte a la investigación y la ecología.
Créditos:Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Los anillos de los árboles son como las células que se forman en la madera, a partir de las cuales se pueden identificar los aspectos climáticos.

Los anillos de los árboles son como las células que se forman en la madera, a partir de las cuales se pueden identificar los aspectos climáticos.

20 de Diciembre del 2012

A partir de las bandas que se forman en la madera de árboles tropicales, expertos en dendrocronología identifican cambios, condiciones climáticas, dinámica solar de un entorno y otros aspectos ecológicos.

El estudio se hizo a partir de las formaciones semicirculares que contienen los árboles que son como archivos naturales de las condiciones medioambientales. Para este caso, los investigadores analizaron el Albizia niopoides, una especie de carbonero de Antioquia, con el cual se  pueden registrar los cambios en el ambiente a través de su crecimiento.

El estudiante de la Maestría en Bosques y Conservación Ambiental de la UN en Medellín, Jorge Andrés Giraldo, dice que la intención de estudiar dicha especie arbórea  fue hallar “la relación que existía entre sus anillos de crecimiento y las condiciones ambientales del sitio, tanto locales como climáticas en precipitación, temperatura, brillo solar, nubosidad, actividad solar y el flujo de rayos cósmicos –partículas electromagnéticas que favorecen la producción de nubes y lluvias–, y la influencia de la concentración  de carbono atmosférico.

Los núcleos de madera fueron extraídos del cañón del Río Porce de la zona inundada donde se construiría la represa, de modo que se pudieran tomar las muestras para proceder con el estudio, las mediciones y fechar las formaciones de los anillos de un año en el crecimiento de los árboles.

El investigador explica que para llegar a los datos ecológicos y medioambientales, luego de tener los discos de los árboles, es necesario pulir con lija de grano grueso y fino la superficie de los discos para resaltar los anillos o células que se forman en la madera. Luego, estas son estudiadas en el Laboratorio de Bosques y cambios climáticos, donde se identifican las características de la muestra en una plataforma Velmex medidora de anillos acoplada a un computador, un software para almacenar las mediciones de anillos, entre otras metodologías que arrojan los datos requeridos.

Aunque son muchas las variables ecológicas que se pueden hallar en las formaciones de los anillos, los investigadores destacan que se conoce sobre cambio climático y biomasa de los bosques, que es donde se sume la mayoría de carbono atmosférico como gas principal de efecto invernadero y otras, por ejemplo, que  demuestran que los  anillos delgados de árboles pueden concluir que las condiciones medioambientales durante ese año fueron limitantes para su crecimiento y, si son anchos, se puede deducir lo contrario.

El trabajo se destaca porque, por primera vez en Colombia, una especie de árbol tropical hace relación entre el crecimiento y los rayos cósmicos galácticos en cuanto a las relaciones con la actividad solar, pues solo se han hecho estos estudios en regiones templadas, boreales, subtropicales y en el trópico de Brasil.

El proyecto liderado por el docente investigador de la UN, Jorge Ignacio del Valle, busca establecer estudios en regiones como el Pacífico colombiano, también con otras especies, para replicar el trabajo como aporte a la investigación y la ecología.

Créditos:Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Prueban que un fármaco para tratar el VIH inhibe las metástasis del cáncer de mama basal.

 
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Prueban que un fármaco para tratar el VIH inhibe las metástasis del cáncer de mama basal.
Prueban que un fármaco para tratar el VIH inhibe las metástasis del cáncer de mama basal.

1 de Septiembre del 2012

Científicos de México y Estados Unidos demostraron que un fármaco diseñado y comercializado para tratar el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) inhibe la metástasis del cáncer de mama basal, el más agresivo de los cinco subtipos existentes de la enfermedad.

En una investigación conjunta, Marco Antonio Velasco Velázquez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, y Richard G. Pestell, de la Universidad Thomas Jefferson de Philadelphia, demostraron que el medicamento inhibe la función del receptor CCR5, que participa en la migración de las células de cáncer de mama basal a otros tejidos.

“La mayoría de las pacientes con ese carcinoma mueren por la metástasis, no por el tumor primario, que se puede tratar con cirugía y radioterapia. Este nuevo tratamiento podría complementar a los actuales y detener la propagación”, señaló Velasco, químico farmacobiólogo y doctor en ciencias biomédicas por la UNAM.

Los resultados de la investigación están disponibles en la versión electrónica de la revista Cancer Research, y en tres meses se publicarán en la versión impresa.

Del VIH al cáncer

El CCR5 es un receptor que existe en la membrana de células del sistema inmune. A mitad de la década de 1980, se descubrió en una subpoblación de África que carece de ese receptor y no es susceptible de ser infectada por cierta cepa del VIH.

“Se identificó que tiene mutado el gen que codifica para ese receptor, que es particularmente importante para que el VIH entre a la célula que infecta (el linfocito CD4) y, una vez ahí, pueda proliferar para producir el SIDA”, explicó Velasco, adscrito al Departamento de Farmacología de la FM.

Tras ese descubrimiento, durante la década de 1990, se crearon fármacos que bloquean la actividad del CCR5. “En mi laboratorio, por más de 10 años estudiamos cómo los tumores se mueven del sitio de origen a otros tejidos, es decir, cómo ocurre ese proceso llamado metástasis. Así que comenzamos a indagar la función de este tipo de receptores”, señaló.

En el mercado no existe ningún medicamento que modifique el proceso de propagación, todos están enfocados a terminar con las células enfermas. “Si éstas mueren es menos probable que lleguen a otros tejidos, pero el inconveniente es que los tratamientos actuales no las eliminan al 100 por ciento de las células, y con una población residual que sea capaz de migrar a otros tejidos, vamos a tener metástasis”, indicó.

Este es un problema de salud pública grave para el que no existen alternativas terapéuticas. Por ello, en su laboratorio de la FM el investigador estudia cómo ocurre ese proceso, pues busca identificar blancos terapéuticos que se puedan inhibir para detener la expansión.

Trabajo experimental

En su trabajo experimental, realizado entre 2009 y 2011, Velasco y Pestell se preguntaron si el receptor CCR5 juega un papel en la biología del cáncer de mama.

“Utilizamos estrategias bioinformáticas y analizamos bases de datos públicas que tienen información de microarreglos, que describen cómo es la expresión de miles moléculas en el padecimiento. Identificamos que el CCR5 juega un papel importante en la metástasis de dos subtipos de ese cáncer, el basal y el HER-2, mientras que no participa en otros tres (llamados Luminal A, Luminal B y Parecido a normal).

“En la clínica, estos dos subtipos son los más agresivos y los que más rápidamente forman metástasis. Por ello, las pacientes fallecen con mayor rapidez. En el subtipo basal no existe una terapia eficiente, pues las actuales atacan moléculas que ese subtipo no expresa. Nos enfocamos en el basal, pues sabíamos que expresaba el CCR5”.

En su experimento, utilizaron dos líneas de trabajo: células cancerosas humanas en cultivo y ratones deficientes en su sistema inmune, a los que les implantaron células humanas cancerosas. En ambos casos, el objetivo era demostrar que el receptor es importante en la metástasis, y que la inhibición farmacológica bloquea ese proceso.

En el momento que los roedores recibieron los medicamentos de CCR5, la expansión metastásica fue mucho menor, se retrasó en el tiempo y los tumores originados fueron más pequeños, relató.

Al trasladarlo a pacientes humanas, no habría metástasis y el tumor primario podría tratarse de forma local con cirugía y radioterapia.

“Se podrían combinar las otras estrategias que ya existen con la administración de este fármaco y así procurar erradicar el foco tumoral y disminuir la probabilidad de propagación”, señaló.

Actualmente, los investigadores están en charlas con la empresa farmacéutica (Pfizer) que produce el medicamento contra el VIH para planear un ensayo clínico y, demostrar que en humanos también se detiene la metástasis.

Boletín UNAM-DGCS-539
Ciudad Universitaria.