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Bacterias podrían recuperar suelos afectados por incendios

 
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24 de octubre de 2015

En este sentido, el director del grupo de investigación de Biología Molecular, Jaime Eduardo Muñoz, desarrolla el proyecto “Determinación de bioindicadores que evidencien la evolución de la recuperación de la calidad del suelo con base en métodos de análisis espacio–temporales en áreas afectadas por incendios forestales”. Continue reading Bacterias podrían recuperar suelos afectados por incendios

Une bionanotecnología capacidades de los sistemas bioquímicos y de los materiales nanoestructurados.

 
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28 de octubre de 2013

Se llama bionanotecnología y es la conjunción de las capacidades de los sistemas biológicos y bioquímicos
Se llama bionanotecnología y es la conjunción de las capacidades de los sistemas biológicos y bioquímicos

• Estrena el CNyN de la UNAM un área de investigación biológica, encabezada por Rafael Vázquez Duhalt

• En sus líneas de trabajo encapsulan enzimas que mejoran la eficiencia de fármacos contra el cáncer, suministran medicamentos en materiales nanométricos y utilizan sistemas bacterianos para suministrar al intestino sustancias benéficas

Una novedosa área de investigación con gran potencial de aplicación, que reúne a la biología avanzada con la ciencia de materiales en la escala de lo pequeño, ha iniciado su trabajo académico en el Centro de Nanociencias y Nanotecnología (CNyN) de la UNAM, ubicado en Ensenada, Baja California.

Se llama bionanotecnología y es la conjunción de las capacidades de los sistemas biológicos y bioquímicos con las propiedades de los materiales nanoestructurados, resumió Rafael Vázquez Duhalt, quien encabeza el área y a un grupo de científicos que exploran el área biológica en un centro tradicionalmente dedicado a la física y la química teóricas enfocadas a materiales y catálisis.

“La ciencia moderna es la interfase de las áreas tradicionales del conocimiento. Ya no se puede pensar en química pura, hay que asociarse con física y biología. Las ciencias modernas son multidisciplinarias y los nuevos laboratorios deben entrar a las diferentes áreas”, consideró el ingeniero químico industrial, maestro en química analítica del medio ambiente y doctor en ciencias biológicas.

En el grupo hay microbiólogos, químicos y un físico. “Me he desarrollado en la biotecnología, que es multidisciplinaria, pero la bionanotecnología es una oportunidad de encontrar nuevas interacciones entre áreas tradicionales del conocimiento”, insistió Vázquez Duhalt.

Nuevo departamento en el CNyN

Esa área novedosa se conjunta en el Departamento de Bionanotecnología del CNyN, que se concretó tras 10 años de planear dentro de la UNAM un centro de investigaciones en biología avanzada.

“Desde 2003 nos reunimos en Cuernavaca –donde Vázquez era investigador del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM– Rodolfo Quintero (del IBt), María Teresa Viana (de la Universidad Autónoma de Baja California), y yo, con el entonces director del Centro de Ciencias de la Materia Condensada, Leonel Cota Araiza. La idea era traer la rama biológica a un centro especializado en física y química teórica enfocada a materiales; la oportunidad se dio en el momento que este espacio se convirtió en el CNyN”, relató.

Hoy, ese departamento cuenta con cuatro investigadores titulares, uno posdoctoral, un técnico académico y 15 estudiantes de posgrado.

“Pronto se integrarán dos investigadores posdoctorales más y espero que en un bienio podamos tener dos titulares más, pues la idea es trabajar como un grupo grande, con científicos de varios niveles, en el que los más jóvenes puedan crecer y tener investigaciones independientes, pero con el fomento a la interacción para formar un grupo sólido del más alto nivel, competitivo a nivel internacional”, explicó.

Encapsular enzimas para mejorar quimioterapia

Una de las líneas de investigación es la encapsulación de enzimas para mejorar la quimioterapia contra el cáncer. En el laboratorio, Vázquez Duhalt, junto con Rubén Cadena, diseñan y producen nanoesferas que transportan actividad enzimática que activa los fármacos dirigidos a tumores.

Para lograrlo, encapsulan las enzimas en cápsides virales –partículas de virus de entre 20 y 100 nanómetros sin contenido de ácidos nucleicos ni capacidad de infectar– que son modificadas para que se peguen específicamente a los tejidos tumorales y ahí ejerzan su actividad.

Las estructuras o cápsides son inteligentes, pues son capaces de reconocer el tejido al que van dirigidas y dentro llevan un medicamento con suministro controlado.

“Hay varios grupos en el mundo que realizan investigación para llevar fármacos a sitios específicos, pero lo innovador de nuestro proyecto es que vamos un paso más allá. Queremos generar una actividad enzimática que activará al medicamento en el sitio preciso donde se requiere, con ello pretendemos hacer más eficiente el efecto de los fármacos”, dijo.

Enzimas en materiales mesoporosos

Otra línea de trabajo de este grupo, en donde está involucrado Sergio Águila, conjunta las cualidades catalíticas de las enzimas con propiedades muy específicas de los nanomateriales.

“Hacemos inmovilización de enzimas en materiales nanoestructurados mesoporosos para darles propiedades diferentes de actividad y estabilidad; esto tiene aplicaciones en la medicina y la industria”.

Estabilizamos unas llamadas peroxidasas, con las que hemos trabajado 20 años, que tienen la propiedad de ser inactivadas en presencia de su propio sustrato, que es el peróxido de hidrógeno, detalló.

Las peroxidasas tienen aplicaciones muy variadas, pero no se pueden utilizar a gran escala porque se inactivan. “Tratamos de inmovilizarlas en materiales específicos que tienen la capacidad de transferir electrones para hacerlas más estables; tenemos resultados preliminares que indican que sí podemos hacerlo”, adelantó.

Por otro lado, con la participación de Alejandro Huerta, se explora la posibilidad de usar sistemas bacterianos especializados en la transferencia de compuestos para el suministro de interés terapéutico a células intestinales.

“Es un sistema de proteínas que usan bacterias para inyectar toxinas. Queremos aislarlo y utilizarlo para que sistemas inocuos suministren medicamentos u otras sustancias benéficas a tejidos específicos como el intestino”, abundó.

Modificación química de enzimas

Otra investigación busca modificar enzimas químicamente, mediante un recubrimiento de tres capas, para que sea reconocida por los tumores cancerosos sin necesidad de emplear la cápside viral.

“Ponemos tres capas diferentes de moléculas. La primera es para incrementar el número de grupos reactivos en la superficie de la proteína; la segunda es una cubierta de un polímero compatible que hace a la enzima inmunológicamente inerte (es decir que no tenga reacción inmunológica ni cause ninguna reacción) y la tercera tiene grupos funcionales que son reconocidos por las células tumorales. Queremos que esta enzima recubierta sea reconocida por los tumores”, remarcó.

Finalmente, Vázquez Duhalt destacó que en el CNyN sus colegas físicos son expertos en el diseño de materiales a escala nanométrica, mientras los biotecnológos tienen el conocimiento de biología y bioquímica. “Conjuntar estas áreas ha resultado muy productivo para aprovechar propiedades tanto bioquímicas como de materiales nanoestructurados”.

Créditos: UNAM-DGCS-646

Aborda Revista Internacional de Contaminación Ambiental, análisis integral en la materia

 
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29 de julio del 2011

Rafael Villalobos Pietrini, editor de la Revista Internacional de Contaminación Ambiental, y Claudio Amescua García, editor técnico de la misma.
Rafael Villalobos Pietrini, editor de la Revista Internacional de Contaminación Ambiental, y Claudio Amescua García, editor técnico de la misma.

• Aspectos físicos, químicos, biológicos y ecológicos de los agentes tóxicos comparten páginas con textos sobre tecnologías de medición y control, así como estudios sociológicos, económicos y legales, afirmó su editor, Rafael Villalobos Pietrini
• La publicación del CCA está en los índices Scopus; Science Citation Index; Redalyc; Journal Citation Reports/Science Edition; ScieLO; e-Journal; Directory of Open Access Journals y Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del Conacyt

La Revista Internacional de Contaminación Ambiental, que desde 1985 edita el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, aborda análisis integrales en la materia, como aspectos físicos y químicos de los agentes tóxicos; distribución y efectos biológicos y ecológicos de los mismos; tecnologías e implementación de nuevas técnicas de medición y control, así como estudios sociológicos, económicos y legales sobre uno de los temas planetarios más relevantes del siglo XXI.

Pensada desde su creación como una publicación científica multidisciplinaria e internacional, presenta artículos mayoritariamente en español, por autores de diversas disciplinas y países como Chile, Argentina, Cuba, España, Brasil y México; aunque también cuenta con colaboradores de Turquía, Palestina, Egipto y Suecia, que envían textos en inglés, explicó su editor, Rafael Villalobos Pietrini, investigador del CCA, a cargo de la revista desde su fundación.

Se edita junto con la Universidad Autónoma de Tlaxcala, a través del Centro de Investigación en Genética y Ambiente, y con la Universidad Veracruzana, mediante la Dirección General de Investigaciones. Por la UNAM participa, además del CCA, el Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA). Esta colaboración está normada en el Convenio Tripartita de Colaboración UNAM-UAT-UV, firmado el 16 de mayo de 2005.

A lo largo de estos años, explicó Villalobos, asuntos como los análisis físicos y químicos de los contaminantes se han ampliado para incluir novedosos métodos de medición, su relación con el cambio climático, técnicas de biorremediación y evaluación de residuos, efectos en ecosistemas y en la salud humana, así como tópicos de vanguardia, como la medición de huellas de carbono.

Aún son pocos los artículos de ciencias sociales, pero ganan presencia para abordar asuntos como la reglamentación ambiental, los efectos de la contaminación en un grupo social o el costo económico de revertir el efecto de los agentes tóxicos.

Temas y artículos en aumento

Con el paso de los años, los abordajes relacionados han crecido, lo que ha repercutido en el aumento de la periodicidad de la revista, que de 1985 a 1991 fue anual, de 1992 a 1999 semestral, y de 2000 a la fecha, trimestral, explicó el editor técnico, Claudio Amescua García.

Ahora se difunden, en promedio, siete artículos por número, y se planea aumentar la cantidad de páginas para presentar alrededor de 11 inéditos cada tres meses.

Un centenar de materiales nuevos están en proceso de ser arbitrados, cada uno por dos o tres expertos internacionales, un proceso fundamental para dar rigor a los contenidos y competitividad internacional, coincidieron Villalobos y Amescua.

Índices mundiales

La Revista Internacional de Contaminación Ambiental está incluida en los índices Scopus; Science Citation Index (SCI); Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (Redalyc); Journal Citation Reports/Science Edition; Scientific Electronic Library Online (ScieLO); e-Journal; Directory of Open Access Journals, Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica del Conacyt, y Red de Revistas Mexicanas de Ciencias Sociales.

En línea desde 1997, puede consultarse desde la página electrónica del CCA o en el Portal de Revistas Científicas y Arbitradas de la UNAM (www.revistas.unam.mx), donde ha ganado más consultas a nivel global.

“Actualmente es la publicación de su especialidad con más presencia en las bases de datos internacionales y en las bibliotecas electrónicas”, afirmó Amescua.

Defensor del español como lengua para escribir textos científicos, Rafael Villalobos reconoció que mantener nuestro idioma como mayoritario en una revista de este tipo, ha sido la mayor batalla que ha librado durante estos años.

“Entre muchos grupos de México y el extranjero se ha visto al español como un idioma para hacer divulgación científica, pero no para publicar artículos inéditos de investigación. Nosotros mantenemos entre 75 y 80 por ciento de materiales en esa lengua y un 10 a 15 por ciento en inglés, con resúmenes en ambos”, finalizó Villalobos.

Créditos: boletín/2011_444/unam.mx