


18 de Octubre del 2012
Una investigación de la UN encontró que el crecimiento craneofacial se da en su mayor parte en los primeros seis medes de vida.
La literatura al respecto indica que de cero a un año es cuando más se da ese crecimiento y que de un año en adelante la curva es más lenta.
El estudio también evidenció que las variables que influyen más en ese crecimiento son la lactancia materna, la escolaridad de los padres y sus condiciones socioeconómicas, además de la procedencia de los abuelos.
“La tasa de crecimiento craneofacial de los niños que tienen padres con mayor escolaridad, que son alimentados con leche materna y disfrutan de buenas condiciones socioculturales y económicas es mayor, sobre todo de 0 a 6 meses”, precisa Laila Yaned González, autora de la tesis de grado de la Maestría en Odontología titulada “Biometría craneofacial en niños de 0 a 3 años, un estudio longitudinal del caso Colombia”.
El objetivo fue elaborar curvas de este crecimiento mediante un método que se llama modelo longitudinal mixto generalizado, para ver la variabilidad de los niños y caracterizar a esta población.
“Es esencial estudiar sobre todo a niños en la primera etapa porque es cuando se define el desarrollo neuromotor y funciones como la succión y la masticación; además, se puede diagnosticar tempranamente cualquier alteración”, dice González, quien destacó también la carencia en Colombia de trabajos como este en el rango de edades revisado.
La necesidad de estudiar este crecimiento radica también en identificar patrones de crecimiento, diagnosticar tempranamente anomalías y hábitos inapropiados (por ejemplo, chupar dedo, telas o cobijas o usar chupos de entretención) y monitorear el estado de salud de los niños.
La población estudiada
El estudio se efectuó con 265 niños habitantes de Bogotá, pero nacidos en cualquier zona del país con seguridad garantizada y que hubieran sido alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses.
Fue longitudinal y para medirlos se usaron metros, pesas y tallímetros cuatro veces durante un año en intervalos de tres meses.
Los niños pertenecen a la red de Jardines infantiles de la Secretaría de Integración Social de Bogotá, al Jardín Infantil de la UN, a la Clínica del Bebé Fundación HOMI Hospital de la Misericordia y a Unisalud EPS.
La investigadora explica que si un niño no presenta un crecimiento cranofacial adecuado puede suceder que el cerebro no crezca debidamente, lo que afecta su función cognitiva y el desarrollo motor.
Además, indica que, si el cráneo y la boca no crecen bien, con el tiempo se pueden ocasionar mala mordida y alteraciones de la masticación y, sobre todo, de las funciones motoras del desarrollo de los maxilares. Incluso, la respiración también puede verse afectada.
“El crecimiento craneofacial le debe permitir al niño desarrollar todas sus funciones, tanto orales como las propias de su desarrollo motor y psicomotor”, puntualiza.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

El estudio midió con metros, pesas y tallímetros a 265 niños entre los 0 y 3 años.
18 de Octubre del 2012
Una investigación de la UN encontró que el crecimiento craneofacial se da en su mayor parte en los primeros seis medes de vida.
La literatura al respecto indica que de cero a un año es cuando más se da ese crecimiento y que de un año en adelante la curva es más lenta.
El estudio también evidenció que las variables que influyen más en ese crecimiento son la lactancia materna, la escolaridad de los padres y sus condiciones socioeconómicas, además de la procedencia de los abuelos.
“La tasa de crecimiento craneofacial de los niños que tienen padres con mayor escolaridad, que son alimentados con leche materna y disfrutan de buenas condiciones socioculturales y económicas es mayor, sobre todo de 0 a 6 meses”, precisa Laila Yaned González, autora de la tesis de grado de la Maestría en Odontología titulada “Biometría craneofacial en niños de 0 a 3 años, un estudio longitudinal del caso Colombia”.
El objetivo fue elaborar curvas de este crecimiento mediante un método que se llama modelo longitudinal mixto generalizado, para ver la variabilidad de los niños y caracterizar a esta población.
“Es esencial estudiar sobre todo a niños en la primera etapa porque es cuando se define el desarrollo neuromotor y funciones como la succión y la masticación; además, se puede diagnosticar tempranamente cualquier alteración”, dice González, quien destacó también la carencia en Colombia de trabajos como este en el rango de edades revisado.
La necesidad de estudiar este crecimiento radica también en identificar patrones de crecimiento, diagnosticar tempranamente anomalías y hábitos inapropiados (por ejemplo, chupar dedo, telas o cobijas o usar chupos de entretención) y monitorear el estado de salud de los niños.
La población estudiada
El estudio se efectuó con 265 niños habitantes de Bogotá, pero nacidos en cualquier zona del país con seguridad garantizada y que hubieran sido alimentados exclusivamente con leche materna hasta los seis meses.
Fue longitudinal y para medirlos se usaron metros, pesas y tallímetros cuatro veces durante un año en intervalos de tres meses.
Los niños pertenecen a la red de Jardines infantiles de la Secretaría de Integración Social de Bogotá, al Jardín Infantil de la UN, a la Clínica del Bebé Fundación HOMI Hospital de la Misericordia y a Unisalud EPS.
La investigadora explica que si un niño no presenta un crecimiento cranofacial adecuado puede suceder que el cerebro no crezca debidamente, lo que afecta su función cognitiva y el desarrollo motor.
Además, indica que, si el cráneo y la boca no crecen bien, con el tiempo se pueden ocasionar mala mordida y alteraciones de la masticación y, sobre todo, de las funciones motoras del desarrollo de los maxilares. Incluso, la respiración también puede verse afectada.
“El crecimiento craneofacial le debe permitir al niño desarrollar todas sus funciones, tanto orales como las propias de su desarrollo motor y psicomotor”, puntualiza.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html