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Proceso orgánico reduce en un 30% uso de pesticidas.

 
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7 de Diciembre del 2012
Según los cultivadores de plátano del país, con una técnica de control biológico realizada por investigadores de la UN en Palmira, es posible reducir significativamente el uso de químicos en sus cultivos.
De acuerdo con la Federación Nacional de Productores de Plátano (Fedeplátano), este ha sido un sector de gran relevancia socioeconómica para la seguridad alimentaria y la generación de empleo en el campo en Colombia, pues unas 57 mil familias viven de este.
Datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) indican que de 395.431 hectáreas sembradas durante el 2002, 13.899 (el 3,5%) correspondieron a siembras para exportación y el resto (el 96,4%), a cultivos para consumo interno y que su rendimiento promedio fue de 7,8 toneladas por hectárea.
Sin embargo, pese a su productividad, las dificultades fitosanitarias y los bajos niveles de inversión en el cultivo afectan su rendimiento y comercialización. “La falta de adecuación de las fincas, el tipo de renovación y la actual forma de fertilización ocasionan pérdida de competitividad en los mercados internacionales”, afirma Silverio González, gerente general de Fedeplátano.
Estas barreras, según investigadores de la UN en Palmira, pueden comprometer la meta de aumentar la eficiencia de los platanales, pues enfermedades como la sigatoka negra y el moko han destruido un 50% del área sembrada, aumentando el costo de producción por hectárea de 1,5 millones de pesos a 6 millones.
Por eso, científicos del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y de la UN en Palmira evaluaron la fertilización biorgánica (FBO), práctica agrícola que usa métodos preventivos biológicos para limitar la aparición de enfermedades y plagas.
“Quisimos favorecer la prevención dando información precisa sobre las condiciones socioeconómicas en los sistemas de producción; ofrecer alternativas de control basadas en la gestión de residuos orgánicos y la biodiversidad; y proponer una evaluación económica y medioambiental para asegurar la apropiación por parte de los agricultores”, asegura la profesora Elena Velásquez de la UN en Palmira.
El método utilizó dos tipos de materiales orgánicos: uno de lenta descomposición –especies forrajeras arbóreas de la región– y otro de rápida –el estiércol proveniente de la producción ganadera–. Finalmente, se introducen lombrices nativas de tierra, que son robustas, muy fecundas y crecen rápido.
Según Fedeplátano, este tipo de biofertilización logró reducir en un 30% el uso de fertilizantes de síntesis química y nematicidas. Asimismo, los investigadores constataron un incremento de la diversidad de la macrofauna de 600 a 2.600 en el número de individuos por metro cuadrado. Así, mejoraron la calidad física, química y biológica del suelo.
El profesor Patrick Lavelle del CIAT, asegura que con los tratamientos se estableció un posible equilibrio entre poblaciones de nematodos fitoparásitos y saprofitos (que se alimentan de material muerto).
“Estos últimos contribuyen a regular la presencia de los primeros, lo que  permite inferir que si se promueve la actividad biológica del suelo, los problemas causados por los fitoparásitos podrán ser menores; lo cual es importante para que las plantas puedan resistir el ataque de estos microorganismos”.
Dados estos resultados, Fedeplátano promueve actualmente el método desarrollado por la UN y el CIAT entre los cultivadores de plátano del país. “Su adopción permitirá reducir costos en las 40 mil hectáreas de plátano en el país, minimizar la contaminación ambiental y contribuir a la seguridad alimentaria del planeta”, concluye Silverio González.
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Con una técnica de control biológico realizada por investigadores de la UN en Palmira, es posible reducir significativamente el uso de químicos en sus cultivos.

Con una técnica de control biológico realizada por investigadores de la UN en Palmira, es posible reducir significativamente el uso de químicos en sus cultivos.

7 de Diciembre del 2012

Según los cultivadores de plátano del país, con una técnica de control biológico realizada por investigadores de la UN en Palmira, es posible reducir significativamente el uso de químicos en sus cultivos.

De acuerdo con la Federación Nacional de Productores de Plátano (Fedeplátano), este ha sido un sector de gran relevancia socioeconómica para la seguridad alimentaria y la generación de empleo en el campo en Colombia, pues unas 57 mil familias viven de este.

Datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) indican que de 395.431 hectáreas sembradas durante el 2002, 13.899 (el 3,5%) correspondieron a siembras para exportación y el resto (el 96,4%), a cultivos para consumo interno y que su rendimiento promedio fue de 7,8 toneladas por hectárea.

Sin embargo, pese a su productividad, las dificultades fitosanitarias y los bajos niveles de inversión en el cultivo afectan su rendimiento y comercialización. “La falta de adecuación de las fincas, el tipo de renovación y la actual forma de fertilización ocasionan pérdida de competitividad en los mercados internacionales”, afirma Silverio González, gerente general de Fedeplátano.

Estas barreras, según investigadores de la UN en Palmira, pueden comprometer la meta de aumentar la eficiencia de los platanales, pues enfermedades como la sigatoka negra y el moko han destruido un 50% del área sembrada, aumentando el costo de producción por hectárea de 1,5 millones de pesos a 6 millones.

Por eso, científicos del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y de la UN en Palmira evaluaron la fertilización biorgánica (FBO), práctica agrícola que usa métodos preventivos biológicos para limitar la aparición de enfermedades y plagas.

“Quisimos favorecer la prevención dando información precisa sobre las condiciones socioeconómicas en los sistemas de producción; ofrecer alternativas de control basadas en la gestión de residuos orgánicos y la biodiversidad; y proponer una evaluación económica y medioambiental para asegurar la apropiación por parte de los agricultores”, asegura la profesora Elena Velásquez de la UN en Palmira.

El método utilizó dos tipos de materiales orgánicos: uno de lenta descomposición –especies forrajeras arbóreas de la región– y otro de rápida –el estiércol proveniente de la producción ganadera–. Finalmente, se introducen lombrices nativas de tierra, que son robustas, muy fecundas y crecen rápido.

Según Fedeplátano, este tipo de biofertilización logró reducir en un 30% el uso de fertilizantes de síntesis química y nematicidas. Asimismo, los investigadores constataron un incremento de la diversidad de la macrofauna de 600 a 2.600 en el número de individuos por metro cuadrado. Así, mejoraron la calidad física, química y biológica del suelo.

El profesor Patrick Lavelle del CIAT, asegura que con los tratamientos se estableció un posible equilibrio entre poblaciones de nematodos fitoparásitos y saprofitos (que se alimentan de material muerto).

“Estos últimos contribuyen a regular la presencia de los primeros, lo que  permite inferir que si se promueve la actividad biológica del suelo, los problemas causados por los fitoparásitos podrán ser menores; lo cual es importante para que las plantas puedan resistir el ataque de estos microorganismos”.

Dados estos resultados, Fedeplátano promueve actualmente el método desarrollado por la UN y el CIAT entre los cultivadores de plátano del país. “Su adopción permitirá reducir costos en las 40 mil hectáreas de plátano en el país, minimizar la contaminación ambiental y contribuir a la seguridad alimentaria del planeta”, concluye Silverio González.

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Hoja de ruta para la seguridad alimentaria y la nutrición.

 
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26 de Octubre del 2012
A través de un sólido documento construido entre organizaciones sociales, academia y expertos se busca garantizar este derecho, así como fortalecer el movimiento agroalimentario en el país.
Así lo anunció la profesora Sara del Castillo, líder del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la UN, tras el cierre del I Congreso Internacional en el que se debatió y reflexionó sobre el tema, con el fin de formular propuestas.
La docente y coordinadora de la actividad describió el resultado como el punto de partida. Aquí comienza la tarea, un compromiso con el país y con las instituciones. Por eso, la idea es que los participantes, desde sus regiones, contribuyan y apoyen para que se logre exigibilidad, espacios de gobernanza y de comunicación. “Tratar de respaldar lo trabajado en este Congreso es la tarea que tenemos todos”, afirmó.
Juan Carlos Morales, representante de la FIAN Colombia (Fighting Hunger with Human Rights), una de las organizadoras del Congreso, expresó que Colombia se encuentra en una situación alimentaria vergonzosa y se enfrenta a una situación económica, política y social que la pone en un riesgo mayor. Si a esto se le suma el contexto global, la perspectiva de la garantía de esos derechos se pone en riesgo de manera preocupante.
Por eso, señala que es necesario que esta otra forma de pensar el problema sea de conocimiento no solo de las organizaciones sociales, sino de las personas que desde el Estado están legítimamente interesadas y comprometidas con el tema.
En el trabajo intenso de tres días se abordaron cuatro temas cruciales. En primer lugar, los circuitos agroalimentarios, vistos desde el ámbito económico, asociados como una propuesta de salida a la crisis alimentaria. También se revisó la vinculación que hay entre la defensa del derecho a la tierra y el territorio, así como su construcción y  apropiación.
Otro tema importante fue el de las semillas y especies animales nativas, teniendo en cuenta la enorme preocupación que hay en la población rural al respecto, así como la gestión autónoma que podríamos tener sobre los recursos genéticos. Y, finalmente, se habló de cultura y alimentación.
Sobre el documento
Juan Carlos Morales, quien hizo las veces de relator, expuso públicamente un resumen del documento final que será entregado la semana entrante a los asistentes, representantes de las organizaciones y comunidades (campesinos, etnias, indígenas) quienes se reconocen como “titulares de una serie de derechos como la seguridad alimentaria, la soberanía y la autonomía”, según el documento; pero que, de igual manera, “conocen que el Estado tiene una serie de obligaciones a través de sus instituciones y funcionarios”.
La síntesis de la relatoría indica también que el Estado debe reconocer que las comunidades tienen unas exigencias claras y legítimas en relación con la gobernanza, control y defensa de los territorios y que en la medida que esta sea respetada y protegida, las comunidades podrán hacer efectivo el derecho a la soberanía, autonomía y seguridad alimentaria.
Con respecto al territorio, el experto deja en claro que no solo se limita al suelo y sus recursos, sino que alude a los territorios marinos, fluviales y lacustres en los que viven multitud de comunidades, quienes obtienen de estos su sustento.
Asimismo, exige el derecho de intervenir en la elaboración, gestión, monitoreo y rendición de cuentas de cualquier iniciativa del Gobierno a escala nacional, regional o local, atinente al tema alimentario.
Se reconoce que la construcción de una política pública relacionada con el tema alimentario es un proceso activo y dinámico que implica la participación amplia de los titulares de esos derechos, el cual debe ser respetado por las autoridades.
Este apenas es un breve esbozo de una sólida propuesta de largo aliento que propende por el derecho a la alimentación, en el que se incluye, entre otras, que la comunidad sea consultada para los procesos de TLC, para una regulación efectiva de los medios masivos de comunicación, así como para el rechazo a las actividades económicas extractivas y el empoderamiento de las mujeres en su territorio.
También se busca el reconocimiento de la academia, la participación activa de la comunidad en los procesos de vigilancia de la situación alimentaria y nutricional del país y la participación en los diálogos de paz, ya que los temas rural y alimentario hacen parte de esta agenda.
El documento fue entregado a representantes del Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, el Instituto de Bienestar Familiar y del Consejo para la Información sobre la Seguridad Alimentaria y Nutrición (Cisan).
Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Hoja de ruta para garantizar el derecho a la seguridad alimentaria y nutrición, alimentación y soberanía alimentaria.

Hoja de ruta para garantizar el derecho a la seguridad alimentaria y nutrición, alimentación y soberanía alimentaria.

26 de Octubre del 2012

A través de un sólido documento construido entre organizaciones sociales, academia y expertos se busca garantizar este derecho, así como fortalecer el movimiento agroalimentario en el país.

Así lo anunció la profesora Sara del Castillo, líder del Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional de la UN, tras el cierre del I Congreso Internacional en el que se debatió y reflexionó sobre el tema, con el fin de formular propuestas.

La docente y coordinadora de la actividad describió el resultado como el punto de partida. Aquí comienza la tarea, un compromiso con el país y con las instituciones. Por eso, la idea es que los participantes, desde sus regiones, contribuyan y apoyen para que se logre exigibilidad, espacios de gobernanza y de comunicación. “Tratar de respaldar lo trabajado en este Congreso es la tarea que tenemos todos”, afirmó.

Juan Carlos Morales, representante de la FIAN Colombia (Fighting Hunger with Human Rights), una de las organizadoras del Congreso, expresó que Colombia se encuentra en una situación alimentaria vergonzosa y se enfrenta a una situación económica, política y social que la pone en un riesgo mayor. Si a esto se le suma el contexto global, la perspectiva de la garantía de esos derechos se pone en riesgo de manera preocupante.

Por eso, señala que es necesario que esta otra forma de pensar el problema sea de conocimiento no solo de las organizaciones sociales, sino de las personas que desde el Estado están legítimamente interesadas y comprometidas con el tema.

En el trabajo intenso de tres días se abordaron cuatro temas cruciales. En primer lugar, los circuitos agroalimentarios, vistos desde el ámbito económico, asociados como una propuesta de salida a la crisis alimentaria. También se revisó la vinculación que hay entre la defensa del derecho a la tierra y el territorio, así como su construcción y  apropiación.

Otro tema importante fue el de las semillas y especies animales nativas, teniendo en cuenta la enorme preocupación que hay en la población rural al respecto, así como la gestión autónoma que podríamos tener sobre los recursos genéticos. Y, finalmente, se habló de cultura y alimentación.


Sobre el documento

Juan Carlos Morales, quien hizo las veces de relator, expuso públicamente un resumen del documento final que será entregado la semana entrante a los asistentes, representantes de las organizaciones y comunidades (campesinos, etnias, indígenas) quienes se reconocen como “titulares de una serie de derechos como la seguridad alimentaria, la soberanía y la autonomía”, según el documento; pero que, de igual manera, “conocen que el Estado tiene una serie de obligaciones a través de sus instituciones y funcionarios”.

La síntesis de la relatoría indica también que el Estado debe reconocer que las comunidades tienen unas exigencias claras y legítimas en relación con la gobernanza, control y defensa de los territorios y que en la medida que esta sea respetada y protegida, las comunidades podrán hacer efectivo el derecho a la soberanía, autonomía y seguridad alimentaria.

Con respecto al territorio, el experto deja en claro que no solo se limita al suelo y sus recursos, sino que alude a los territorios marinos, fluviales y lacustres en los que viven multitud de comunidades, quienes obtienen de estos su sustento.

Asimismo, exige el derecho de intervenir en la elaboración, gestión, monitoreo y rendición de cuentas de cualquier iniciativa del Gobierno a escala nacional, regional o local, atinente al tema alimentario.

Se reconoce que la construcción de una política pública relacionada con el tema alimentario es un proceso activo y dinámico que implica la participación amplia de los titulares de esos derechos, el cual debe ser respetado por las autoridades.

Este apenas es un breve esbozo de una sólida propuesta de largo aliento que propende por el derecho a la alimentación, en el que se incluye, entre otras, que la comunidad sea consultada para los procesos de TLC, para una regulación efectiva de los medios masivos de comunicación, así como para el rechazo a las actividades económicas extractivas y el empoderamiento de las mujeres en su territorio.

También se busca el reconocimiento de la academia, la participación activa de la comunidad en los procesos de vigilancia de la situación alimentaria y nutricional del país y la participación en los diálogos de paz, ya que los temas rural y alimentario hacen parte de esta agenda.

El documento fue entregado a representantes del Defensoría del Pueblo, la Procuraduría General de la Nación, el Instituto de Bienestar Familiar y del Consejo para la Información sobre la Seguridad Alimentaria y Nutrición (Cisan).

Créditos:http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html

Diversidad del plátano posibilita seguridad alimentaria.

 
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1 de Octubre del 2012
Investigadores de la UN en Palmira, de manera conjunta con otras instituciones del país, estudian las posibilidades de encontrar materiales superiores del plátano para combatir enfermedades y plagas.
Desde el grupo de Diversidad Biológica (GIDB) de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UN en Palmira, científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria no solo del país, sino del trópico en el mundo.
Según el profesor Jaime Eduardo Muñoz, director del GIDB, la Universidad ha considerado el plátano como una especie vegetal de gran importancia para la seguridad alimentaria del país, ya que es fuente alimenticia para la zona cafetera y el Chocó geográfico.
“De acuerdo con visitas realizadas a consejos comunitarios del Chocó, el plátano y sus especies relacionadas son de gran importancia alimenticia para estas zonas de Colombia. Allí, la fruta ha obtenido una alta puntuación, especialmente en algunos sitios como el medio Baudó, en donde hay producciones importantes”, señala el profesor.
Sin embargo, las plantaciones en Colombia enfrentan una serie de problemas que desde este grupo de investigación, de manera conjunta con instituciones como la Universidad de Caldas, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), se está intentando solucionar.
“Hemos estudiado la diversidad genética de las musáceas de la colección nacional de Corpoica, y encontramos que hay una diversidad muy interesante en el plátano, que habría que evaluar y caracterizar mejor, pero que desde luego nos permitió entender que hay posibilidades para encontrar materiales superiores en el futuro”, afirma el director del GIDB.
En ese sentido, los investigadores de la UN en Palmira también adelantan investigaciones con Fedeplátano para caracterizar la diversidad genética de la colección que poseen en Chinchiná, un proyecto que tiene mucha trascendencia para los agricultores de la zona.
Sin embargo, los cultivos de plátano también enfrentan problemáticas sanitarias, pues las plagas que causan las enfermedades de la sigatoka y el moko están causando serios problemas a los agricultores, quienes han visto un notorio descenso de la productividad. Según el profesor, en esta área hay importantes avances en el CIAT bajo el liderazgo de Elizabeth Álvarez.
“Estudiamos el tratamiento de plagas, como los picudos, que afectan su producción, y hemos hecho tres aislamientos del hongo Beauveria bassiana, que puede tener un muy buen control sobre estos dos picudos y permitiría reducir estas plagas; una investigación coordinada por Ana Milena Caicedo del GIDB”, dice Muñoz.
Según el Anuario de Frutas y Hortalizas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en Colombia hay sembradas alrededor de 335 mil hectáreas de plátano, que durante el 2009 produjeron 2.616.717 toneladas, extraídas principalmente de las fructíferas tierras del Departamento del Quindío.
La diversidad y el manejo fitosanitario del plátano fue el tema principal del XXI Seminario de Biotecnología, que se realizó el 28 de septiembre en el Auditorio Hernando Patiño Cruz de la Sede, en donde se habló de las principales problemáticas del sector.
Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html
Científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria del país.

Científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria del país.

1 de Octubre del 2012

Investigadores de la UN en Palmira, de manera conjunta con otras instituciones del país, estudian las posibilidades de encontrar materiales superiores del plátano para combatir enfermedades y plagas.

Desde el grupo de Diversidad Biológica (GIDB) de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UN en Palmira, científicos de todas las áreas estudian la diversidad genética del plátano, un fruto de gran importancia para seguridad alimentaria no solo del país, sino del trópico en el mundo.

Según el profesor Jaime Eduardo Muñoz, director del GIDB, la Universidad ha considerado el plátano como una especie vegetal de gran importancia para la seguridad alimentaria del país, ya que es fuente alimenticia para la zona cafetera y el Chocó geográfico.

“De acuerdo con visitas realizadas a consejos comunitarios del Chocó, el plátano y sus especies relacionadas son de gran importancia alimenticia para estas zonas de Colombia. Allí, la fruta ha obtenido una alta puntuación, especialmente en algunos sitios como el medio Baudó, en donde hay producciones importantes”, señala el profesor.

Sin embargo, las plantaciones en Colombia enfrentan una serie de problemas que desde este grupo de investigación, de manera conjunta con instituciones como la Universidad de Caldas, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica), se está intentando solucionar.

“Hemos estudiado la diversidad genética de las musáceas de la colección nacional de Corpoica, y encontramos que hay una diversidad muy interesante en el plátano, que habría que evaluar y caracterizar mejor, pero que desde luego nos permitió entender que hay posibilidades para encontrar materiales superiores en el futuro”, afirma el director del GIDB.

En ese sentido, los investigadores de la UN en Palmira también adelantan investigaciones con Fedeplátano para caracterizar la diversidad genética de la colección que poseen en Chinchiná, un proyecto que tiene mucha trascendencia para los agricultores de la zona.

Sin embargo, los cultivos de plátano también enfrentan problemáticas sanitarias, pues las plagas que causan las enfermedades de la sigatoka y el moko están causando serios problemas a los agricultores, quienes han visto un notorio descenso de la productividad. Según el profesor, en esta área hay importantes avances en el CIAT bajo el liderazgo de Elizabeth Álvarez.

“Estudiamos el tratamiento de plagas, como los picudos, que afectan su producción, y hemos hecho tres aislamientos del hongo Beauveria bassiana, que puede tener un muy buen control sobre estos dos picudos y permitiría reducir estas plagas; una investigación coordinada por Ana Milena Caicedo del GIDB”, dice Muñoz.

Según el Anuario de Frutas y Hortalizas del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en Colombia hay sembradas alrededor de 335 mil hectáreas de plátano, que durante el 2009 produjeron 2.616.717 toneladas, extraídas principalmente de las fructíferas tierras del Departamento del Quindío.

La diversidad y el manejo fitosanitario del plátano fue el tema principal del XXI Seminario de Biotecnología, que se realizó el 28 de septiembre en el Auditorio Hernando Patiño Cruz de la Sede, en donde se habló de las principales problemáticas del sector.

Créditos: http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/inicio.html