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LA COBERTURA VEGETAL DEL SUR DEL DF, VITAL PARA LA CIUDAD DE MÉXICO

 
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coberturavegetal13 de septiembre de 2014

El sur capitalino tiene el 80 por ciento del suelo de conservación del Distrito Federal el cual, además de suministrar agua, mantiene el clima templado en la urbe (de entre 18 y 20 grados centígrados). Si destruimos estas zonas en Xochimilco, Tlalpan, Iztapalapa y Tláhuac, la temperatura se elevaría uno o dos grados y la estructura ecológica que ha sostenido a la ciudad de México, se alteraría.

La invasión de áreas naturales protegidas, cambio de uso de suelo, sobreexplotación hídrica, deforestación y otros procesos urbano-rurales han convertido al sur capitalino y a otras localidades del país en sitios vulnerables para el crecimiento urbano.

Según datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de 2002, el cambio en la cobertura y uso de suelo afectan del 64 al 80 por ciento de la superficie vegetal del país, al poner en riesgo tanto a la estabilidad de los ecosistemas como a las personas debido a perturbaciones climáticas, económicas y sociopolíticas.

De continuar este patrón, ¿qué sucederá con esta zona en una o dos décadas?, preguntó Juan Carlos Mejía Canchola, estudiante del posgrado de Arquitectura de la UNAM, quien realiza un diagnóstico para, a partir de ahí, formular un pronóstico y una propuesta para delimitar zonas de desarrollo y crear unidades de gestión ambiental en esas delegaciones.

Un primer nivel de trabajo consiste en la regionalización ecológica (o ecorregionalización), basada en la delimitación o caracterización de espacios geofísicos relativamente homogéneos en función del medio físico y biológico.

Con base en sistemas de información geográfica —y colaboraciones con el Gobierno del Distrito Federal (GDF), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y diversas ONG—, así como de información de los habitantes de las zonas de estudio, Mejía Canchola identificó características del terreno como relieve, geología, suelos, clima, vegetación y uso de suelo (procesos de invasión en áreas naturales protegidas) en Xochimilco, Tláhuac y Milpa Alta.

En el sur los problemas de invasión, el cambio de uso de suelo (de natural a agrícola y de rural a urbano) y la deforestación han agudizado el desabasto de agua y la recuperación de suelos, que para lograr ese proceso tardan hasta un siglo, y para formar una capa de un centímetro, una década. La regeneración es lenta, necesita un enriquecimiento de nutrientes como potasio, calcio, nitrógeno y otros elementos químicos y orgánicos.

Como parte de su tesis de maestría, Caracterización del impacto de la sobreexplotación de agua por los cambios de uso de suelo en los últimos 10 años en el DF, Mejía Canchola utilizó un modelo espacial para simular las alteraciones de la cobertura vegetal de 2004 a 2014.

El modelado se llama DINAMIC y fue traído de Brasil. Es usado en el Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la UNAM por Jean François Mas, Gerardo Bocco y Gabriela Cuevas para simular la captura de carbono en Michoacán.

Con el modelaje, explicó el geógrafo, se hace un manejo virtual con vectores o imágenes satelitales, las cuales se georreferencian para, mediante algoritmos y un proceso de clasificación, discriminar las áreas de mayor afectación.

Así, con el análisis de la cobertura vegetal es posible medir la extensión de las áreas perturbadas, determinar cuánto ha crecido la mancha urbana en los territorios de conservación e identificar cuáles no deberían ser modificados.

En Milpa Alta, según datos preliminares, las zonas donde hay un mayor crecimiento en los últimos 10 años son San Pedro Atocpan, San Salvador Cuauhtenco, San Antonio Tecomitl, San Pablo Oztotepec, San Bartolomé Xicomulco, San Lorenzo Tlacoyucan y Villa Milpa Alta.

Además, se determinó que en Tláhuac la mayor parte de la población se localiza en Santa Catarina Yecahuizotl, San Andrés Mixquic, San Nicolás Tetelco y San Juan Ixtayopan, y que en Xochimilco, tanto San Gregorio Atlacomulco como San Francisco Caltongo pasaron de una agricultura de sostenimiento o venta de productos que antiguamente llegaba al interior del país, a una producción de autoconsumo para el DF.

Los procesos de invasión e inmobiliarios más notorios se han dado del lado de Santiago Tepalcatlalpan y Santa Cruz Acalpixca, San Juan, Tepepan, Huichapan, San Lorenzo Atemoaya y Santa María Nativitas.

En otras áreas ha habido un “desarrollo inmobiliario brutal” que ha derivado en la construcción de viviendas de bajos recursos y edificaciones, que han hecho que en lugares donde antes habían 20 o 30 casas, ahora haya 200 o 300 familias, lo que es preocupante debido a que se asientan en áreas de conservación que registran el mayor filtrado de agua hacia los lagos de Xochimilco y Tláhuac.

En el DF, el suelo de conservación tiene una extensión de 88 mil 442 hectáreas, ocupa el 59 por ciento de su territorio y se concentra en las delegaciones Álvaro Obregón, Cuajimalpa de Morelos, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco.

Tláhuac, por ejemplo, tiene una superficie total de ocho mil 534.62 hectáreas y su suelo de conservación representa dos terceras partes de su territorio. El 61.32 por ciento es de uso agropecuario, el 4.55 pastizal y tan sólo 0.62, bosque.

No obstante, el área se ha vuelto más urbana y la introducción del Metro y el mejoramiento en los procesos de movilidad han detonado un problema socialmente mayor, al hacerla más accesible a la población.

El suelo urbano ocupa una tercera parte; el habitacional es el predominante, con el 26.50 por ciento; con menor porcentaje está el mixto, con cuatro; de equipamiento, con dos, y en áreas verdes, con uno.

De seguir esta tendencia, en 10 años el paisaje de esa parte del sur del DF perderá su segmentación. En poblados de Milpa Alta como San Gregorio y San Pedro Atocpan ya no se verán áreas verdes o de cultivo, sino casas, una encima de otra, y una necesidad creciente de agua, como acontece en ciudad Nezahualcóyotl, Chimalhuacán o Coacalco. No va a haber una limitante ambiental.

No obstante, sí podemos conservar las áreas naturales de Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras. La ciudad de México puede alcanzar la sostenibilidad, es decir, lograr un equilibrio entre el ingreso y egreso hídrico.

El modelado de las zonas de estudio —que utiliza el mapeo de las formas de relieve (a diferentes resoluciones) como eje principal de insumo para la clasificación del paisaje— permitirá proponer alternativas de reutilización de terrenos alterados por la actividad humana en suelos de conservación.

El universitario ya identificó y delimitó áreas de desarrollo, donde se podría instrumentar un plan de desarrollo a nivel micrositio, con base en diferentes modelos como los de vivienda sustentable, recipientes con segmentos de piedra para filtrar agua de lluvia (como en Noruega y Japón) y programas para reutilización de la basura (como en Alemania y Taiwán).

En zonas con perturbaciones menores, se podrían utilizar plantas para regenerar el suelo o reforestar, con la participación de personas con conocimiento sobre el suelo y agricultura.

En Milpa Alta, donde se cultiva nopal, es factible emplear esferas retentoras de agua. Con estos “chochitos” de hidrogel (usados en Canadá para investigación y en Arabia para almacenamiento) disminuye el consumo del líquido, pero sin merma en el tamaño de la planta.

También en Milpa Alta, pero hacia Cuernavaca (zona de mucha lluvia aprovechable), podrían construirse terrazas para almacenamiento hídrico, lo que permitiría un abastecimiento adecuado mediante diques que se abrirían y cerrarían vía un sistema computacional.

En zonas de conservación muy perturbadas se pueden construir unidades de gestión ambiental. Son áreas específicas en las que se aplicaría un plan de mitigación para su conservación y para elevar su productividad. Ahí se podrán desarrollar actividades redituables que no dañen al ambiente.

El proyecto de investigación de Mejía Canchola —con el que elaborará una propuesta al Gobierno del DF con miras a lo que sucederá en 10 años en el sur capitalino—, aportará información para “nivelar lo extraído, lo que se puede preservar y el costo para la sociedad y la persona”.

Créditos: UNAM-DGCS-530-2014

LA UNAM DESARROLLA ACCIONES PARA UNA GESTIÓN HIDRÁULICA EFICIENTE EN PUEBLA, OAXACA Y TLAXCALA

 
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gestionhidraulica18 de agosto de 2014

El Programa de Apoyo al Desarrollo Hidráulico de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala (PADHPOT) busca promover la gestión eficiente y sustentable de los servicios de agua potable, saneamiento y unidades de riego en poblaciones de escasos recursos para mejorar su competitividad y fomentar un crecimiento equilibrado con participación social.

Los resultados de las acciones emprendidas por el Programa de Manejo, Uso y Reuso del Agua (Pumagua) en Ciudad Universitaria, en distintas FES y el campus Juriquilla, en Querétaro, constituyen el antecedente de la iniciativa.

Los municipios contemplados en el proyecto son Ocotlán de Morelos, San Francisco Telixtlahuaca y Zimatlán de Álvarez, en Oaxaca; Cuetzalan del Progreso, Izúcar de Matamoros, San Martín Texmelucan y Tehuitzingo, en Puebla, y El Carmen Tequexquitla, en Tlaxcala, representativos de las localidades pobres con entre 10 mil y 100 mil habitantes de los tres estados.

A partir de la metodología y tecnología desarrolladas en 2008, en CU disminuyó la extracción del líquido en 23 por ciento y las fugas en la red a la mitad. Con este proyecto extendemos los beneficios de la iniciativa a localidades pobres del país, consideró Fernando González Villareal, director del Pumagua.

Con los trabajos incidimos en el aumento de los fondos federales para atender a los municipios, en algunos casos hasta en 100 por ciento. Hoy cuentan con recursos suficientes para invertir en reparación de pozos, redes potables y drenaje, informó.

Se han firmado convenios con las localidades, basados en el manejo transparente de los presupuestos y la participación de los pobladores. La información de los distintos proyectos ejecutivos está disponible en la página www.agua.unam.mx/padhpot.

No basta con otorgar presupuesto a los municipios para instalar tuberías o pozos, debe integrarse a las comunidades en el uso eficiente y transparente de los recursos. La participación de la Universidad es fundamental para proporcionar tecnología, capacitación y confianza en el manejo adecuado de las inversiones.

Desarrollo hidráulico

En una primera fase, se recabaron cerca de 500 estudios y proyectos impulsados entre 2005 y 2011 sobre los recursos en las tres entidades. La investigación fue realizada por la Coordinación Técnica de la Red del Agua de la UNAM, en colaboración y con financiamiento del Instituto de Ingeniería (II) de esta casa de estudios.

Con esta información y el apoyo de las fundaciones Harp Helú y UNAM, se elaboró la propuesta para promover el desarrollo hidráulico de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala, con la selección de ocho municipios piloto, representativos del 13 por ciento de las localidades con entre 10 mil y 100 mil habitantes del país.

González Villareal expuso los resultados del diagnóstico hecho en la segunda fase del proyecto: pérdidas por fugas equivalentes al 50 por ciento del volumen total, falta de planos de las redes y de documentación de la situación financiera de los sistemas, ausencia de tarifas adecuadas, recaudación escasa y una dotación promedio entre 20 y 50 litros diarios por habitante, cantidad por debajo de sus necesidades mínimas.

Actualmente, el PADHPOT registra avances en la mejora de potabilización y saneamiento y en la consolidación de un Observatorio Hídrico, fundamental para estimular la participación de la población en el manejo de los recursos referidos.

Con los trabajos, podría establecerse un esquema especial para proporcionar mejores servicios, saneamiento y drenaje a ciudades entre 10 mil y 100 mil habitantes, para constituir núcleos regionales de desarrollo. La idea es extender el programa al resto del país, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-475-2014

A PESAR DE LOS ESCENARIOS CATASTRÓFICOS, SEGUIRÁ EN FUNCIONAMIENTO EL SISTEMA LERMA

 
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sistemalerma09 de agosto de 2014

Aunque carece de sustentabilidad y de un régimen hidráulico acorde a la realidad actual de escasez de agua, la cuenca alta del río Lerma seguirá con su funcionamiento, sostuvo Lorena Torres Bernardino, profesora del Sistema de Universidad Abierta (SUA) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

“La realidad es que el Sistema Lerma continuará con el suministro a pesar de los escenarios catastróficos planteados en una serie de diagnósticos realizados por expertos, quienes han señalado que está sobreexplotado y ya no hay agua suficiente para abastecer al Estado de México y al Distrito Federal”, añadió la universitaria.

El punto es cómo la política hídrica nacional permite que ese sistema prosiga si se ha demostrado que el territorio mexiquense es afectado de forma impresionante, pues ese río ya no existe, el cauce está lleno de aguas negras y basura, apuntó Torres Bernardino, ganadora del Premio Bienal IAPEM 2014 por la investigación Sistema Lerma: una visión política en la gestión pública del agua. ¿Solución estatal o federal?, resultado de su tesis de maestría, dirigida por Manuel Perló Cohen, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

La profesora detalló que dicho sistema aporta aproximadamente cuatro mil litros cúbicos por segundo a la Ciudad de México.

Por otra parte, indicó que problemas como el crecimiento poblacional mexiquense, aunado a la sobreexplotación hídrica y la contaminación del Lerma, contribuyen a entender por qué el sistema ya no debe seguir en funcionamiento o cambiar su modelo de gestión.

“Entre 1950 y 2013, el número de habitantes en esa entidad se incrementó de un millón 392 mil 623, a 16 millones 202 mil 196, lo que representa mayor demanda del recurso. Por otra parte, en la cuenca de México el volumen de agua subterránea concesionada también es tres veces mayor al volumen de recarga”, señala en su investigación.

Ante ese panorama, la construcción del sistema no cumplió con el objetivo de reducir la sobreexplotación de los acuíferos de la cuenca, porque no fueron acompañados por el rescate de concesiones ni la clausura de pozos, remarcó.

Preocupada por este problema, Lorena Torres también plantea que la situación podría cambiar si se modifica el modelo de gestión, para que los gobiernos de ambas entidades –Estado de México y Distrito Federal–, con la participación de la Federación, establezcan los grados de responsabilidad en la gestión del sistema Lerma después de 70 años de funcionamiento.

La galardonada

La académica cursó la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la FCPyS, donde también estudió la maestría en Gobierno y Asuntos Públicos; ahora se postula para el doctorado en el extranjero. En 2013 fue seleccionada para realizar parte de su investigación de maestría en la Universidad Libre de Berlín, con una beca que le otorgó el Colegio Internacional de Graduados (con sedes en México y Alemania).

El Premio Bienal IAPEM es convocado por el Instituto de Administración Pública del Estado de México (IAPEM), y el galardón será entregado en Toluca, el próximo 22 de agosto.

Créditos: UNAM-DGCS-457-2014

ANALIZAN AGUA Y CONDICIONES DE SALUD DE LA CIUDAD DE MÉXICO

 
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analizanagua12 de julio de 2014

En ocasiones, el agua destinada a los hogares de distintas zonas de la Ciudad de México no es potable en su totalidad. Ante ello, lo más recomendable sería hacer estudios físicos, químicos y biológicos, así como buscar la forma de nivelar el cloro que debe aplicársele para alcanzar una potabilización adecuada.

Sin embargo, esta supervisión no siempre se lleva a cabo, por lo que amplios sectores de la población padecen enfermedades relacionadas con esta problemática, como las gastrointestinales, que afectan sobre todo a niños de entre dos y cuatro años de edad.

“¿En dónde ocurren estas afecciones? En la periferia urbana, donde la calidad en el suministro es deficiente y las condiciones de pobreza y marginalidad hacen que la población no vaya al médico y se acostumbre, de alguna manera, a malvivir con ellas”, dijo Flor López Guerrero, investigadora del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM y especialista en el tema y en las condiciones de salud en la capital del país.

Otro problema asociado es que mucha gente no dispone del recurso en cantidad suficiente para hacer limpieza personal (lavado de dientes y baños de cuerpo entero a diario); además, carece de drenaje, que suple con hoyos negros o letrinas y, en el mejor de los casos, con fosas sépticas, muchas veces en el entorno inmediato de sus viviendas, donde juegan los niños. Entonces comienzan a padecer enfermedades de la piel o de los ojos que dañan, en particular, a infantes de entre cero y cuatro años.

“Hay que recordar que sus viviendas, por lo regular, están rodeadas de tierra. De ahí que los pequeños también sufran conjuntivitis”.

En general, las delegaciones centrales como Benito Juárez, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, tienen un buen suministro de agua, es decir, las viviendas la reciben mediante tuberías los 365 días del año, las 24 horas (no obstante, sí llegan a sufrir cortes).

Caso contrario ocurre en las del sur, como Tláhuac, Tlalpan, Iztapalapa, Milpa Alta, Xochimilco y Magdalena Contreras, donde se experimentan graves problemas (paradójicamente, las dos últimas son las que abastecen de más líquido al resto de la urbe).

“El 77 por ciento de los pobladores de estas delegaciones no reciben nada, por lo que deben recurrir a otras fuentes de abastecimiento, como carros cisterna, pipas o animales de carga para acarrearla de otros puntos y almacenarla”, señaló López Guerrero.

Ahora bien, la que tiene los problemas más graves es Iztapalapa, la más poblada de toda la metrópoli. En ella hay un millón 815 mil personas que obtienen líquido de baja calidad o, de plano, no lo reciben.

Muchos de sus habitantes se quejan porque el agua sale de sus llaves en condiciones inadecuadas. Con frecuencia se cuenta con infraestructura hidráulica –tuberías–, pero el líquido que corre es de mala calidad o, sencillamente, aire, acotó.

En opinión de la universitaria, cada vez más personas de la ciudad se quedan sin el recurso y la cantidad se reduce. El caso más grave es Cuajimalpa, que en 1997 recibía 686 litros por habitante al día, cantidad que en 2007 se redujo a 525 (aun así es la delegación con la mayor dotación y, coincidentemente, la que ha tenido un crecimiento más vertical y compacto, por consiguiente, tiene mayor demanda del recurso).

Por el contrario, la que obtuvo Tláhuac entre los mismos años se redujo de 247 a 177 litros por habitante al día, seguida de Xochimilco, que pasó de 270 a 214, y Tlalpan, de 286 a 249.
Lo preocupante es que las delegaciones al sur reciben el líquido por debajo del promedio del Distrito Federal. De 362 litros por persona al día en 1997 pasaron a 327 en 2007, y la tendencia es cada vez más evidente por el acelerado ritmo de crecimiento poblacional horizontal. ¿Qué se puede hacer para tratar de solucionar estos problemas?

Se ha discutido el hecho de incrementar las tarifas. Por ejemplo, en Alemania se cobra el agua que llega a las viviendas, pero también la residual que sale de ellas. Es una medida que obliga a un uso adecuado y permite aprovechar la inversión; que se ahorre en las delegaciones que son dotadas y se aplique en la creación de nueva infraestructura que haga posible llevarla a las zonas del sur, planteó López Guerrero.

En la actualidad se invierte dinero y esfuerzo en el mantenimiento de la infraestructura hidráulica que existe en la Ciudad de México –prácticamente desde el Porfiriato–, en vez de aplicarlos en su extensión y ramificación, pues la metrópoli y su población crecen.

Por ello, la investigadora de la UNAM sostiene que se debe regular el crecimiento, ahora vertical, de la urbe; monitorear las tomas y ventas clandestinas, y atender con eficacia las fugas, causantes de la pérdida del 40 por ciento disponible.

Créditos:UNAM-DGCS-397-2014

CULTURA DEL AGUA, HERRAMIENTA PARA ANTICIPAR LA ESCASEZ

 
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culturaprevencion16 de junio de 2014

La cultura del agua constituye una herramienta indispensable en la instrumentación de medidas para anticipar las carencias y aprovechar eficientemente el recurso en nuestras actividades. Asimismo, se requieren estudios científicos para el diseño de estrategias orientadas a reducir los riesgos ante la escasez, estableció Víctor Magaña Rueda, del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.

En México la sequía es parte de la variabilidad climática y se presenta en todas sus formas, desde falta de lluvias hasta déficit para solventar el consumo de la población. El país es vulnerable al fenómeno, que generaría costos sociales, económicos y ambientales muy altos, advirtió en ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemora este 17 junio.

Los recursos económicos disponibles se orientan a la atención del desastre y, en menor cantidad, a su prevención, bajo el argumento de que esto es impredecible. La investigación científica puede aportar información climática sobre los factores que pueden culminar en sequía meteorológica, a la que podrían acudir los tomadores de decisiones en la materia, subrayó.

Además, es necesario impulsar la cultura hídrica para reducir el consumo y eliminar el desperdicio. En la Ciudad de México se estima que cada habitante utiliza cerca de 300 litros por día, aunque sólo requeriría la mitad, refirió.

Pueden instalarse dispositivos ahorradores en el hogar, aprovechar la lluvia e instalar sistemas de tratamiento en cada colonia, medidas que, instrumentadas en conjunto, reducirían el dispendio, detalló el investigador, que participa en el Programa Nacional Contra la Sequía (Pronacose).

Prevención, acción crucial

En mayo de 2013, el Monitor de la Sequía reportó eventos extremos en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas. A excepción de Colima, todas las entidades presentaron un porcentaje de sus territorios con una intensidad de “anormalmente seco”. En total, mil 66 municipios del país registraron escasez de agua.

Magaña Rueda explicó que la sequía es de cuatro tipos. La meteorológica está relacionada con la falta de lluvias; la hidrológica se presenta de acuerdo al déficit en ríos, lagos, acuíferos y otros cuerpos; la agrícola, si el agua es insuficiente para las cosechas, y social, de presentarse carencias para solventar las necesidades de la población. “En la primera no hay intervención humana, mientras que las otras pueden ocurrir por un manejo inadecuado”, detalló.

Para evitar los daños relacionados con la meteorológica, es necesario analizar la variabilidad climática en el territorio y su relación con fenómenos como La Niña o El Niño. La relación de las temperaturas oceánicas en el Pacífico y el Atlántico es determinante para saber qué ocurrirá si se prolonga en el país, estableció el académico.

Los resultados de los estudios deben llegar a los tomadores de decisiones para instrumentar las medidas necesarias según la gravedad de los fenómenos. La investigación científica puede proporcionar pronósticos de clima y riesgo, lo que apoyaría la planeación, aseveró.

Un buen manejo del agua disponible es indispensable. En la Ciudad de México se desperdician grandes volúmenes en fugas y consumos excesivos, los acuíferos se contaminan y el abasto depende del suministro desde cuencas alejadas de la urbe. Son condiciones que pueden terminar en una crisis ambiental, económica y social, aún sin sequía severa, advirtió.

En un modelo ideal, el agua de la cuenca del Valle de México podría aprovecharse para el consumo de la zona y el Sistema Cutzamala funcionaría como reserva en caso de escasez. Se trata de reducir la demanda sin incrementar necesariamente la oferta, apuntó.

Aprender a vivir con las variaciones climáticas es importante para instrumentar las acciones requeridas en caso de sequía y las orientadas a mitigar sus daños. Los estados de abundancia y escasez son parte del clima del territorio y es necesario afrontarlos con anticipación, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-349-2014