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EN MÉXICO LA DISMINUCIÓN DEL TRABAJO INFANTIL NO ES SIGNIFICATIVA

 
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trabajoinfantilDe acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), a nivel global el grupo de niños de entre cinco y 17 años que laboran descendió en casi una tercera parte, al pasar de 246 millones en 2000, a 168 millones en 2012.

Sin embargo, según cifras del INEGI (Módulo de Trabajo Infantil 2011), en el caso mexicano esa disminución no ha sido significativa, pues existen más de tres millones de niños y adolescentes que participan en actividades económicas en situaciones riesgosas y de vulnerabilidad, indicó Mauricio Padrón Innamorato, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.

Si bien es una cifra importante, es relativa, pues la encuesta hace referencia a niñas, niños y adolescentes que, en su mayoría, viven en el núcleo familiar, por lo que en este número no se incluye a aquéllos en situación de calle que laboran, por ejemplo, en los cruceros. “En realidad el número sería mayor”.

La mitad de los infantes que trabajan lo hacen “con la madre, el padre, con ambos o con un pariente en empresas familiares; así es difícil llevar a cabo una vigilancia para sancionar y controlar estas conductas. Lo que se debe hacer es sensibilizar a la sociedad en torno a este problema para generar un cambio cultural que conduzca a evitarlo”.

Con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora este 12 de junio, Mauricio Padrón apuntó que México ha hecho esfuerzos importantes para incorporar medidas jurídicas que combatan y erradiquen el trabajo infantil, pero no han sido suficientes.

No sólo se trata de una cuestión legal, porque esta prohibición existe en la Constitución Mexicana de 1917; el problema es más complejo, pues tiene raíces culturales, sociales y económicas profundas. Muchas familias envían a los más pequeños a laborar porque no cuentan con ingresos o dinero suficiente para sufragar gastos.

Además de lo anterior, en el país persiste la idea de que si los infantes participan en una actividad que podría considerarse como trabajo, es porque se les forma para el futuro, básicamente para el ingreso al mercado laboral. En este sentido, se considera que la edad temprana es una etapa de preparación para la vida adulta, pero también, por tradición histórica, se piensa que los niños no son sujetos de derechos, pues las decisiones sobre ellos corresponden a la vida privada, a los padres en particular.

Si una labor empieza a interferir con las garantías fundamentales de los pequeños, como la asistencia a la escuela, el tiempo de estudio, el descanso, recreación, salud, alimentación y el juego, se le denomina trabajo, y es cuando debe prestarse atención, apuntó.

El universitario resaltó la falta de mecanismos de vigilancia por parte de la autoridad correspondiente para sancionar aquellos lugares en donde laboren los menores de 17 años.

Se requiere un papel más activo por parte del Estado, que es el sujeto obligado para responder por esta población, en términos de hacer efectivos sus derechos, abundó el especialista en temas como mercados laborales, niños, adolescentes y jóvenes, exclusión social, discriminación y derechos, entre otros.

Para contribuir a eliminar estas conductas en el país, no sólo se necesita publicidad, también diseñar y poner en práctica políticas públicas integrales que brinden los elementos y mecanismos necesarios para que los padres no se vean obligados a integrar a los menores a la fuerza laboral.

“Estamos en el proceso de una reforma constitucional para incrementar a 15 años la edad mínima de admisión al empleo, lo que permitirá que el Estado mexicano pueda ratificar el Convenio 138 de la OIT, cuestión sumamente importante para cumplir con las obligaciones internacionales. Pero esto no es suficiente, debe actuarse de forma integral para aplicar medidas que conduzcan a erradicar el problema”, concluyó.

Créditos: UNAM-DGCS-338-2014

México podría sufrir una recesión en estructuras básicas, por una crisis de deuda en EU

 
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28 de Julio de 2011

Miguel Ángel Rivera, catedrático de la Facultad de Economía.
Miguel Ángel Rivera, catedrático de la Facultad de Economía.

• Miguel Ángel Rivera, catedrático de la Facultad de Economía, advirtió que ya comienzan a observarse factores como falta de empleos, desaparición de empresas y afectaciones en su composición social

La falta de soluciones en Estados Unidos para enfrentar sus vencimientos de deuda pública, podría ocasionar una crisis mundial y, en el caso de México, generar una nueva recesión en sus estructuras básicas.

De hecho, advirtió Miguel Ángel Rivera Ríos, catedrático de la Facultad de Economía (FE), en el país ya comienzan a observarse fenómenos como falta de empleos, desaparición de empresas y afectaciones en su composición social.

Un blindaje de la economía, explicó, es circunstancial, porque el país tiene elementos para enfrentar un posible desgajamiento financiero global como el monto suficiente de reservas internacionales con que cuenta, el manejo prudente de su deuda pública y un buen desempeño exportador.

En el Coloquio-Taller Desarrollo Económico Tardío y Trampa del Atraso. Un enfoque desde los sistemas complejos: trayectorias y cambios de trayectoria, admitió que de presentarse un problema mayúsculo de deuda en EU, habría un ambiente adverso y difícil de enfrentar a nivel interno, pues “todos los blindajes son relativos porque el mundo no es estrictamente financiero y, en el caso de México, su dinamismo depende de la actividad económica de Estados Unidos”.

En la sala Octaviano Campos de la FE, Rivera Ríos anticipó que si el vecino país del norte se entrampa y disminuye su actividad económica, el fenómeno repercutirá en todo el territorio nacional.

No es una bancarrota, aclaró, pero sí una situación de creciente desempleo y concentración de la riqueza; si vemos los indicadores sobre la actividad industrial a principios de 2011, ésta se ha debilitado.

Además, agregó, el desempleo nuevamente se acentuó, las condiciones de vida de las familias han empeorado y las pequeñas y medianas empresas recibieron fuertes golpes, como lo ha puesto en evidencia el último informe de Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En este sentido, el también especialista en economía internacional, consideró que México está atrapado en una problemática que, si bien no es similar a la sufrida en la década de los 90, sí lesionará la estructura social.

“Se tiene que dividir entre el blindaje financiero y el socioproductivo, pues aunque no vamos a caer en una situación como la de Grecia, eso no quiere decir que la actividad económica no decaiga y genere grandes problemas sociales”.

En caso de que Estados Unidos enfrente una crisis, abundó, sólo las empresas mexicanas más fuertes podrán sobrevivir, mientras que las pequeñas y medianas sucumben, lo que provocaría mayores efectos negativos en el empleo.

Propuestas de solución hay muchas, dijo, y ya están planteadas desde hace algunos años. No obstante, “la decisión de adoptarlas es el dilema de México porque están bloqueadas las reformas claves ya identificadas”.

Rivera Ríos participó en el coloquio donde se abordaron los temas de atraso socio-económico y el avance del capitalismo mundial, desde tiempos previos a la Revolución Industrial hasta nuestros días.

Asimismo, hizo una breve discusión y comparación de experiencias nacionales de países como Corea del Sur, India, China, Brasil y México.

Créditos: boletin/2011_441/unam.mx

Crearán investigadores de la BUAP un Observatorio de la Economía Poblana

 
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21 de marzo de 2011

Investigadores de la Facultad de Economía de la BUAP, trabajan en la creación de un Observatorio de la Economía Poblana, en donde se dé seguimiento a indicadores microeconómicos del estado, para contar con información coyuntural y continua respecto al empleo, el índice de precios, el producto per cápita, entre otros.

Esta información no sólo permitirá establecer un análisis a nivel académico de la economía en la entidad, sino también contribuir a la toma de decisiones del gobierno y la sociedad, informó la maestra Verónica Yolanda Ayance Morales, directora de esta unidad académica.

De esta manera “el gobierno puede tomar determinaciones respecto del empleo, y las empresas tendrán la oportunidad de consultar el desarrollo del sector en el que se desenvuelven, para implementar estrategias de mejora”, afirmó.

La también investigadora señaló que este proyecto difiere de otros similares, “ya que los indicadores que nos dan algunas instancias son agregados y se desglosan sólo en periodos determinados”.

El Observatorio de la Economía Poblana, contemplará la mayor cantidad de indicadores y sin detenimientos en algún tema en especial, como lo hacen otros observatorios del país.

Actualmente los investigadores universitarios están generando una base de datos que obtienen a través del desglose de información de diferentes organizaciones como el INEGI, particularmente en el tema del empleo; además se está determinando la metodología y variables específicas, para aplicar encuestas o entrevistas que complementen la información.

Quienes desarrollan este proyecto forman parte del cuerpo académico “Análisis económico” de la Facultad de Economía, que tiene como líneas de investigación el tema de las finanzas y la política económica; uno de sus objetivos a corto plazo es publicar un libro sobre la economía mexicana, para después aplicar éste análisis al ámbito local.

Al comentar que se espera la apertura del Observatorio a finales de este año, Ayance Morales puntualizó que se necesita la colaboración y coordinación con otros cuerpos académicos para desarrollar cabalmente este proyecto.

Créditos: BUAP/Comunicación Institucional/buap.mx

Aún insuficiente, la recuperación de la industria del acero

 
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Carlos González Rivera, académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química.
Carlos González Rivera, académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química.

Domingo 18 de abril de 2010
• La situación es preocupante, aseguró Carlos González Rivera, académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química
• En 2009, México produjo alrededor de 13.6 millones de toneladas de acero, 20.7 por ciento menos que antes de la crisis; se espera cerrar 2010 con una producción de 15.5 millones de toneladas

A escala mundial existe una lenta recuperación de la industria del acero. En México, durante 2010, la demanda se verá impulsada por los sectores de la construcción, la industria automotriz y la de electrodomésticos, y se espera cerrar el año con una producción de 15.5 millones de toneladas, lo que representaría un aumento de 13.7 por ciento respecto al año pasado.

Eso implicaría 70 por ciento de la utilización de la capacidad instalada, según la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero), “lo cual es aún insuficiente ya que se requiere estar por arriba de 80 para tener márgenes de rentabilidad. La situación es aún preocupante”, aseguró Carlos González Rivera.

Al hablar del impacto social de ese sector, el académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Química, resaltó que el acero forma parte fundamental de dos sectores clave de la economía: las industrias de la construcción y manufacturera metal mecánica –principales consumidores de los productos primarios de la industria siderúrgica, como varilla y alambrón, perfiles estructurales, lámina y tuberías, entre otros–, que representaron más del 20 por ciento del PIB nacional reportado por el INEGI en 2008.

La industria siderúrgica, además, emplea directamente a más de 50 mil personas. “La participación del acero en la economía nacional es muy importante y el futuro de su industria está garantizado los próximos 50 años, por sus aplicaciones y porque hasta ahora no se han desarrollado materiales más competitivos en precio y propiedades”.

En el caso de las empresas siderúrgicas integradas (que involucran desde la extracción del mineral de hierro hasta la obtención del acero y productos empleados por los sectores mencionados), el impacto económico y social en el desarrollo regional y nacional es aún más relevante, e involucra una cantidad considerable de empleos directos e indirectos.

Sin embargo, dijo el experto, la crisis financiera que se manifestó en la segunda mitad de 2008, produjo una severa contracción de la economía de México, lo que provocó la desaceleración productiva en muchas industrias que emplean intensivamente al acero, como la automotriz, lo que causó una importante caída en su consumo.

En 2009, abundó Carlos González Rivera, México produjo alrededor de 13.6 millones de toneladas de acero, 20.7 por ciento menos que antes de la crisis, según cifras de la Canacero.

Gran parte de las empresas siderúrgicas han sido adquiridas en los últimos años por acereras de nivel mundial. De las cinco firmas integradas que existen en México, sólo AHMSA, con sede en Monclova, Coahuila, es controlada por mexicanos.

El resto está en manos de los gigantes de la industria Mittal Steel, Ternium, Tenaris y Simec. La primera, la mayor siderúrgica del mundo, por ejemplo, compró Sicartsa.

Con base en las estadísticas de producción de acero en 2009 reportadas por el Instituto del Hierro y el Acero de Estados Unidos, la producción mundial de ese año fue de mil 219 millones de toneladas, de las cuales 168 millones fueron producidos en Europa; 776 en Asia, de las que casi 570 fueron producidos en China, y 120 en América, entre otras regiones.

Nuestro país es el tercer productor de acero en América, sólo después de Estados Unidos y Brasil, recordó el profesor e investigador.

Académicos de la UNAM han realizado importantes aportaciones a esta industria, realizando consultorías enfocadas a la solución de problemas específicos o toma de decisiones técnicas.

“Destaca el papel que tuvo Fernando González Vargas, profesor emérito de la Facultad de Química ya fallecido, en el desarrollo de diferentes empresas siderúrgicas en el siglo pasado”. También, con cursos de capacitación de programas de educación continua, se ha tenido la oportunidad de interactuar con estas empresas.

Uno de los retos de la UNAM, finalizó González Rivera, es definir e implementar acciones institucionales que promuevan la interacción universidad-industria, así como mejores condiciones para la realización de investigación aplicada.
Créditos: UNAM. DGCS -239/ unam.mx