



MEDELLÍN, 31 de marzo de 2016 — Agencia de Noticias UN-
Así lo advirtieron integrantes del Grupo de Investigación en Oceanografía e Ingeniería Costera de la Universidad Nacional Sede Medellín, del Departamento de Física de la Universidad del Norte y del Centro de Ciencias Ambientales Marinas de la Universidad de Bremen, Alemania, en un paperpublicado en Renewable and Sustainable Energy Reviews. Andrés Osorio, profesor de la U.N. Sede Medellín, explicó que “la investigación consistió en recoger bases de datos de información de todo el mundo de gradiente, es decir, de salinidad del océano y de caudales de los ríos; luego, se planteó una metodología que permitiera definir dos factores que son muy importantes: capacidad y extracción”.
Esos dos factores tienen que ver con cuánta energía teórica hay en el océano, que se calcula a partir de la diferencia de gradiente de salinidad (agua dulce y salada). Además, se tuvo en cuenta la afectación por mareas, zonas polares u otros factores que van apareciendo. Así, determinaron que son diferentes las capacidades de gradiente salino en los diferentes océanos y mares.
“Lo más importante que identificamos fueron las zonas en el mundo donde existe este potencial, dándole un valor en terawatts de energía. Básicamente se identificó el caribe y el mediterráneo como los lugares donde se puede encontrar más energía de este tipo”, indicó Osorio. Así, el potencial global extraíble de este tipo de energía equivaldría a 625 terawatts.
La energía por gradiente salino, también conocida como energía azul, se viene investigado hace algunas décadas. Esta se basa en la diferencia de densidad entre el agua dulce y salada, a partir de la cual se pueden usar algunos mecanismos para la generación de energía.
Cuando hay dos tipos de agua, con dos densidades distintas, se puede usar una membrana que ejerza cierta presión. “Si, por ejemplo, se tiene aceite y agua, los dos fluidos van a intentar presionarse”, explicó Osorio.
De esta manera, las aguas (salada y dulce) generan presión sobre la membrana por la diferencia de densidad, lo que transformaría la presión llamada osmótica en presión de columna de agua; esta última actúa como si fuera una pequeña central hidroeléctrica.
Uno de los principales problemas para continuar con las investigaciones ha sido, en el caso de las membranas sumergidas, el fenómeno biofouling, caracterizado por la acumulación de microorganismos, plantas, algas y animales en la superficie del objeto. Sin embargo, los investigadores esperan que se reanuden las investigaciones en tecnologías que puedan solucionar ese problema, ya que el potencial energético del gradiente salino es enorme.
“Actualmente estamos investigando con el profesor de la Facultad de Minas, Carlos Sánchez, el desarrollo de un prototipo de generación de energía a partir de gradiente salino, pero desde la electroquímica. En esta, lo que se usa es la diferencia de iones de agua dulce y salada. Dos de estos tienen unas cargas que circulan por medio de un material conductor, y podemos transformar esa energía electroquímica en eléctrica”, sostuvo Osorio.
Los investigadores ya habían mencionado en otra publicación el potencial de Colombia en la alta producción de gradiente salino. “Encontramos una energía disponible en los lugares costeros pobres que no están conectados a las redes de energía. Ahí hay un potencial realmente importante para resolver problemas locales. No tiene sentido generar energía en el centro del país y llevarla a la costa; es mejor generarla ahí mismo”, concluyo Osorio.